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La atención es el proceso por el cual podemos seleccionar del ambiente los estímulos y
separarlos de los otros. La concentración es la capacidad de mantener la selección del
estímulo durante un mayor período de tiempo. La atención puede ser activa o voluntaria
y pasiva o involuntaria.
Ideas obsesivas. Son pensamientos o imágenes que a diferencia del delirio el individuo
las considera intrusas y absurdas, pero son insistentes y repetitivas. El paciente reconoce
los pensamientos como propios de él mismo. Los temas son diversos pero generalmente
son de duda, contaminación, prohibición, agresión o de imágenes sacrílegas. Pueden dar
lugar a actividad compulsiva, como sucede en la mayoría de los casos. Son típicas del
trastorno obsesivo compulsivo.
Idea delirante o delirio. Es un juicio falso mantenido con especial convicción a pesar de
la experiencia o evidencia lógica, por lo cual se aparta de las creencias Una de las
cualidades fundamentales de la idea delirante es la oposición a la realidad, sin embargo,
podemos tomar como delirante lo que no está de acuerdo con la opinión de los sanos,
aunque la idea delirante llega a apartarse de la verdad pública y es en este sentido
desocializante. Abandonar lo real no es siempre delirar, pero delirar es siempre salir de
lo real.
La certeza subjetiva es una convicción absoluta que hace que el delirante juzgue su
afirmación como evidente sin necesidad de demostración. Se establece así una barrera
que impide reconocer la falsedad de la apreciación o se buscan falsas explicaciones para
confirmar este convencimiento.
Las ideas delirantes pueden aparecer sin ninguna circunstancia biográfica que las
explique, aunque pueden estar precedidas por algunos fenómenos predelirantes (humor
delirante y percepción delirante). En este caso se habla de delirio primario. Cuando las
ideas delirantes tienen su origen en otros fenómenos patológicos u orgánicos se llaman
secundarias o deliroides.
Las temáticas delirantes son propias de algunos cuadros clínicos, aunque no en forma
exclusiva. Por ejemplo, en la depresión son características las ideas delirantes de:
Culpa o indignidad. Los actos más banales son considerados como pecaminosos o
indignos, con reproches continuos que llevan a la convicción de ser alguien despreciable
y pecador.
Ruina o pobreza. Se piensa en la pérdida de todos los bienes con total empobrecimiento
personal o de la familia.
Ideas de persecución. Son vividas como amenaza contra la vida o con el convencimiento
de recibir un daño físico, o se manifiestan como el temor a ser atacado en la reputación o
el prestigio.
Ideas de auto-referencia. Los actos de las otras personas se refieren o hacen alusión al
paciente, quien cree que los comentarios, risas o miradas de los otros tienen significación
personal.
Ideas de influencia. El sujeto se siente influido por fuerzas mágicas o naturales, puede
creer que está siendo sometido a la brujería o que recibe ondas magnéticas, rayos láser o
irradiaciones.
Ideas obsesivas. Son pensamientos o imágenes que a diferencia del delirio el individuo
considera intrusas y absurdas, pero son insistentes y repetitivas. El paciente reconoce los
pensamientos como propios de él mismo. Los temas son diversos, pero generalmente son
de duda, contaminación, prohibición, agresión o de imágenes sacrílegas. Pueden dar lugar
a actividad compulsiva en la mayoría de los casos. Son típicas del trastorno obsesivo
compulsivo, pero pueden aparecer en la esquizofrenia, después de lesiones cerebrales o
ser secundarias a un cuadro depresivo. En esta última circunstancia se llamarán ideas
obsesivoides, pues desaparecen al mejorar la enfermedad de base.