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El sufrimiento labró mi actuación [en la Pasión de Cristo], así como labra nuestras
vidas. Algunos de nosotros –ustedes los conocen–se aferran a un falso cristianismo,
donde todo son palabras bonitas (yo lo llamo “el Jesús feliz” y “gloria”). Chicos,
hubo mucho dolor y sufrimiento antes de la Resurrección. Sus caminos no serán
diferentes, así que carguen su cruz y caminen hacia su meta.
Quiero que salgan a este mundo pagano, quiero que tengan la valentía de pararse
frente a este mundo pagano y muestren, sin vergüenza, su fe en público. El mundo
necesita guerreros orgullosos animados por su fe. Guerreros como San Pablo y San
Lucas, que arriesgaron su nombre y su reputación para llevar al mundo su fe y su
amor por Jesús.
Dios nos llama a cada uno de nosotros, a cada uno de ustedes, a hacer grandes
cosas, pero ¡con cuánta frecuencia fallamos en nuestra respuesta, rechazándolo
como si fuera una mera divagación de nuestra mente! Es hora de que nuestra
generación acepte esa llamada; la llamada de Dios urgiéndonos a todos a
entregarnos enteramente a Él y ver su dulce mano guiando nuestro camino.
Diferénciense de esta generación corrupta. Sean santos. No han sido creados para
encajar, ¡nacieron para destacarse! Porque ahora en nuestro país se nos hace muy
fácil ir con la corriente… hemos elevado un altar a la libertad donde todas las
opciones son iguales sin importar cuáles sean las consecuencias. ¿Honestamente
piensan que esta es la verdadera libertad? El Papa Juan Pablo Magno decía que la
democracia no puede sostenerse sin un compromiso compartido a ciertas verdades
morales sobre la persona humana y la comunidad humana. La cuestión básica que
se plantea una sociedad democrática es: ¿cómo debemos vivir juntos? Buscando
respuesta a esto: ¿puede la sociedad excluir la verdad moral y la razón moral? Cada
generación de americanos tiene que saber que la libertad existe no para hacer lo
que quieras, sino para tener derecho a hacer lo que debes. Esta es la libertad que
deseo para ustedes: libres del pecado, libres de sus debilidades, libres de esta
esclavitud del pecado que nos somete a todos. Esta es la libertad por la que vale la
pena morir.
Pueden quitarnos la vida, pero nunca nos podrán quitar la libertad. Todos los
hombres mueren, pero no todos viven verdaderamente. ¡Por Dios debemos vivir, y
con el Espíritu Santo como escudo y Cristo como espada, puedan unirse a san
Miguel y todos los ángeles y enviar a Lucifer y a sus secuaces al infierno donde
pertenecen!