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Resumen: Este ensayo aborda el papel que juega el proceso terapéutico en la medicina tradicional
mexicana en tanto acto performativo cuya actividad discursiva, parafernalia y práctica corporal
concreta contribuye a resituar un determinado drama social mediante acciones sociales correcti-
vas ritualizadas y narrativizadas en un contexto sagrado, lo que mantiene su eficacia para dar
forma y sentido a los episodios de una enfermedad. A través de este performance ritual se activan
una serie de acciones técnicas, expresivas y simbólicas cuyos códigos, socialmente compartidos,
operan como gramática organizadora de reconstitución del mundo.
Palabras clave: medicina tradicional; México; proceso terapéutico; performance ritual.
Abstract: This essay deals with the role that the therapeutic process plays in traditional Mexican
medicine with respect to the performance act whose discursive activity, paraphernalia and con-
crete body practices contribute to repositioning a certain social drama by way of ritualized and
narrativized corrective social actions within a sacred context. The latter maintains its effective-
ness in order to provide form and meaning to episodes of illness. Through this ritual performance
a wide range of technical, expressive and symbolic actions whose socially shared codes act as or-
ganizing grammar for the reconstitution of the world are brought into play.
Keywords: traditional medicine; Mexico; therapeutic process; performance ritual.
P
artícipe de una tradición y de nes y vigencias históricas en los que
una historia, objeto de reelabo- cohabitan y se articulan de manera com-
ración permanente, los saberes pleja, dentro de un proceso de constante
de la medicina tradicional en México recomposición y circularidad cultural,
son ampliamente utilizados por los diferentes comunidades de memoria
pueblos indígenas y campesinos y por que se corresponden con distintas for-
diversos sectores de la población urba- maciones sociales y se constituyen en
espacios de experiencia diferenciales
*Doctora por el Departamento de Antropo- (Burke, 2000: 80).
logía de la Universidad Autónoma del Estado de
Morelos. Línea principal de investigación: Etno-
Entre estas formaciones sociales,
medicina. Correo electrónico: lilianahora@ las de herencia indígena son las comu-
gmail.com nidades de memoria más antiguas, las
9
10 Lilián González Chévez
cuales fueron sometidas a una inter- dición galénica en que se formaban los
culturalidad forzada durante el proce- médicos universitarios “limpios de san
so colonial e insertadas en procesos de gre” —es decir españoles peninsulares
apropiación desigual de bienes eco y criollos—, aun cuando estaba reser-
nómicos y culturales y, por tanto, de vada para la atención de la casta domi-
resistencia-exclusión y hegemonía- nante, fue filtrándose en las castas
subalternidad (Hersch y González, sociales subordinadas (Aguirre Bel-
2011: 37). De manera que, siendo la trán, 1980a: 261; 1994: 402).
tradición un esquema interpretativo, Adicionalmente, la consolidación
una estructura para la comprensión del dominio colonial trajo aparejada la
del mundo (Thompson, 1998: 243), los importación de mano de obra esclava,
saberes médicos de orden tradicional y con ella, la introducción de concepcio-
no son uniformes, canjeables y equitati- nes y prácticas africanas provenientes
vos entre los diferentes grupos sociales. básicamente de la cultura bantú. Si
Al menos en el centro-sur de Méxi- bien este aporte fue moderado, la ma-
co la medicina tradicional hunde sus gia africana tuvo un papel decisivo en
raíces en la cosmovisión mesoamerica- la configuración de una medicina po-
na y en una tradición de especialistas pular colonial, contribuyendo con cre-
dedicados a la actividad terapéutica ces al enriquecimiento de la medicina
(López-Austin, 1976: 16). Sólo para el india en aquellos lugares donde los ne-
último periodo de la época prehispáni- gros se establecieron (Aguirre Beltrán,
ca, fueron consignados entre los na- 1980a: 264; 1994: 109).
huas, cuarenta clases de magos cuya Actualmente los saberes de orden
actividad fundamental fue la curación tradicional son una síntesis compleja
y/o el maleficio (López-Austin, 1967: de sistemas médicos provenientes de
87); ciertamente, algunas de estas es- diversos estratos culturales en perma-
pecialidades se han mantenido hasta nente circularidad cultural, que siguen
la actualidad y sus portadores conti- nutriéndose de manera abierta, plural
núan en el desempeño pleno de sus y heterológica de dispositivos provenien-
funciones (Zolla, 1994a: 306). tes de los sistemas médicos contemporá-
Durante la colonia fueron articu- neos, tanto del modelo biomédico como
lándose elementos que derivaban de la de aquellos que fueron arribando a tra-
imposición evangelizadora de los mi- vés de la sociedad de consumo, los cua-
sioneros españoles, a tal grado, que son les han impactado especialmente a los
escasas las prácticas curanderiles en sectores urbanos y a sus curanderos,
el México contemporáneo que no estén quienes incluso han ido agregando ele-
profundamente permeadas por formas mentos new age y hasta símbolos y
sincréticas de ese catolicismo popular. parafernalia provenientes del Lejano
También la población española, por vía Oriente.
de la gente llana, trajo consigo ideas y Su persistencia y arraigo en los sis-
patrones de acción de la medicina po- temas de creencias actuales de am-
pular peninsular, mientras que la tra- plias capas de la población pone de
El proceso terapéutico en la medicina tradicional mexicana… 11
manifiesto su eficacia para organizar 62), en los que operan procesos históri-
los episodios de enfermedad, es decir, cos de exclusión social que tienden a
dándoles forma y sentido y su habilidad reproducirse.
para comunicar y confirmar ideas acer- En razón de esta apropiación des-
ca de la realidad del mundo (Young, igual, estos mismos conjuntos sociales
1976: 7; Waldram, 2000: 605). En ese “constructores de tradiciones” están
sentido, los terapeutas tradicionales, sometidos a transformaciones siste-
entendidos como especialistas rituales, máticas, fluidas y cambiantes en las
ejercen un papel mediador o articu que, como señala García Canclini
lador de cierta visión del mundo, y al (2004: 162): “un nuevo contexto, la
recurrir a ellos, los conjuntos sociales apertura de posibilidades históricas
apelan a formas culturales que les son diferentes, permite reorganizar las
propias (Bartolomé, 1997: 120). disposiciones adquiridas y producir
prácticas transformadoras”, en conse-
La medicina tradicional en una cuencia, no puede darse por desconta-
sociedad estratificada do que al reconfiguar sus condiciones
estructurantes también pueden cam-
No obstante, resulta insuficiente afir- biar el contenido de sus tradiciones.
mar que los conjuntos sociales que re- En esas circunstancias, los saberes
curren a la medicina tradicional están de la medicina tradicional son parte de
imbuidos de una visión del mundo que una estrategia de sobrevivencia para
empatiza con la propia del terapeuta y afrontar la inequidad subyacente, so-
por ello, sin más, demandan su servi- bre todo entre los sectores que habitan
cio. Es indispensable situar en el con- en zonas rurales y/o que migran a las
texto el hecho de que, como sugieren periferias urbanas, es decir, en conjun-
Fassin (1996: 9) y Menéndez (1994: tos sociales subalternos, de baja esco-
76), la atención a la salud es un campo laridad, que han sido marginados en
médico diferenciado en una sociedad mayor o menor medida de la moderni-
estratificada. Por dar un ejemplo, la dad y del proceso de occidentalización
relación del número de terapeutas tra- y globalización del mundo. También es
dicionales con respecto al número de entre estos sectores donde los saberes
médicos en comunidades rurales mar- médicos de orden tradicional nacen y
ginadas del país, era de cuatro a uno se recrean cotidianamente a partir de
en promedio en la última encuesta rea- un mundo en contacto directo con la
lizada en México sobre el tema (Lozo- experiencia, siendo precisamente esta
ya, Velásquez y Flores, 1988: 54). Con conexión privilegiada con el mundo de
ello se subraya que los saberes de la la experiencia o espacios de experien-
medicina tradicional se configuran en cia, como los denomina Koselleck
“un proceso de apropiación desigual (1993: 338),1 lo que se transmite de ge-
de los bienes económicos y culturales de
una nación por parte de sus sectores 1
El espacio de la experiencia se compone de
subalternos” (García Canclini, 1984: eventos naturales o culturales que una persona
12 Lilián González Chévez
guien como en el caso reseñado (mujer centra como base del conflicto la com-
y sostén único de su hogar), pueda es- petencia entre iguales, soslayando las
capar a esas condiciones? condiciones sociales y económicas que
Desde su perspectiva: ¿es legítimo precisamente los excluyen (como con-
que ella tenga acceso a ciertos recur- junto social) de un bienestar colectivo.
sos y bienes normalmente disconti- Cuando un mal aire ha sido infligi-
nuos y escasos para el colectivo, como do por otro resulta significativo que los
son el trabajo fijo, las mejoras a la vi- agentes detonadores de este riesgo a la
vienda, el acceso a la educación escolar salud sean los propios parientes, com-
y a recursos económicos superiores a padres, amigos y vecinos con quienes
la media del grupo? La sustracción vo- existe el antecedente de fuertes víncu-
luntaria o involuntaria respecto a esa los afectivos, de amistad y de reciproci-
lógica igualitaria deja inserto al disrup- dad.11 Habermas (1985: 65) hace una
tor dentro de una lógica competitiva, la reflexión sobre el meollo moral de las
cual inevitablemente convoca senti- relaciones afectivas en la praxis comu-
mientos negativos en otros, atrayendo nicativa cotidiana, la cual nos parece
fuerzas sobrenaturales que se proyec- pertinente para el análisis del caso que
tan y materializan —entre otras posibi- nos ocupa:
lidades— como enfermedad.
Laplantine (1990: 6) sostiene que El desengaño y el resentimiento se
las lógicas de la enfermedad y sus siste- orientan contra un otro concreto, que
mas de intervención no sólo responden ha herido nuestra integridad; pero
a una demanda somática y psicológica esta indignación no sólo debe su carác-
de curación, sino que responden a una ter moral al hecho de que se haya alte-
demanda social de subsistencia en la rado la interacción entre dos personas
que se apela a la medicina tradicional aisladas. Antes bien, este carácter se
para encontrar empleo, conservar un debe al ataque contra una esperanza
trabajo, proteger la existencia de la fa- normativa subyacente, que tiene vali-
milia y luchar contra las calamidades, dez no solamente para ego y alter, sino
lo que deriva en el sentido incluyente para todos los pertenecientes a un gru-
de una epidemiología sociocultural. po social [...].
Por otra parte, el modelo explicati-
vo popular ubica como causa real de Parafraseando a Habermas, el conflic-
sus desgracias los sentimientos hosti- to a partir del cual se origina un mal
les existentes en miembros de su pro-
pio grupo y clase social, quienes le
tienen envidia por sus logros,10 es decir, cara constituye un requisito primordial para la
envidia, la vecindad residencial resulta un área
potencial de fricción en las relaciones (Thomas,
La pobreza general y la competencia por
10
1974: 73).
los recursos crea una situación social donde los 11
A mayor intensidad de la interacción, ma-
signos muy leves de abundancia generan celos o yores posibilidades de fuentes de conflicto (Dou
envidia. Por otra parte, ya que el contacto cara a glas, 1976: 68).
El proceso terapéutico en la medicina tradicional mexicana… 19
aire es de orden moral, pues se ha que- sentimientos hostiles, las pérdidas afec-
brantado esa esperanza normativa tivas, las escasas posibilidades para
subyacente para todos los otros partí- conquistar el mundo material —ingre-
cipes en un grupo social. ¿Esperanza sos precarios e intermitentes—, aspec-
normativa con respecto a qué?, anali- tos relacionados con su hábitat, con su
zando el caso referido, los sentimientos inserción subordinada y prescindible en
hostiles atribuidos al agresor (como la la estructura productiva, y el endeble
envidia) tienen como trasfondo los apoyo que el estado de bienestar ofre
quiebres ocurridos en aquellos aspec- ce (González, 2010).
tos de la vida cotidiana que más nos Como refiere Finkler (1994: 14), son
conmueven como individuos, es decir, “los eventos vitales para las personas,
las dimensiones que tienen que ver con especialmente sus relaciones, sus dile-
la integridad y sobrevivencia personal mas morales y las contradicciones no
o familiar: el dinero, el trabajo, la vi- resueltas que confrontan en la vida
vienda y, en general, la salud, el bien- diaria” lo que sedimenta en su memo-
estar y los afectos que orientan los ria como causal de enfermedad y de
contactos interpersonales, es decir, la ansiedad, y son estas condicionantes
vida de relación.12 las que, como códigos restringidos, ob-
Tales quiebres esenciales conllevan tienen preeminencia interpretativa
implícitamente la transgresión de re- en este contexto sociocultural con res
glas que norman las relaciones entre pecto al origen de los padecimientos
personas, como pueden ser los códigos insidiosos o de las enfermedades cró-
de reciprocidad, redistribución, fideli- nico-degenerativas no resolutivas y a
dad, lealtad y honor o la competencia las formas de dar respuesta a la en-
entre iguales por bienes materiales, fermedad a partir de ese otro univer-
afectos o símbolos, en un grupo social so simbólico proporcionado por su
donde su sobrevivencia como subcon- cultura.
junto social y la de los grupos domésti- Este tipo de experiencia —señala
cos que la conforman se visualiza como Turner (2002: 90)—, es la materia pro-
una “unidad social cohesionada” (Dou pia del drama social, en el cual los con-
glas, 1976: 69). flictos se arreglan mediante acciones
Un análisis minucioso de los géneros sociales correctivas ritualizadas que,
discursivos presentes en las represen- con ayuda del curandero, emergen como
taciones sociales del modelo explicativo elementos significativos de la experien-
popular, revela que en su estructura de cia presente dentro de la subjetividad
sentido confluyen inevitablemente los del paciente en el contexto del perfor-
mance ritual.
De manera que, si la esfera de la
12
Los afectos de orientación como el amor, el tradición es el dominio de sentido y no
odio y la indiferencia, tienen una función esen-
cial en los contactos cotidianos y constituyen,
sólo de conocimiento, como refiere Ma-
por supuesto, un factor decisivo en las relacio- seé (1997: 71), los significados atribui-
nes interpersonales (Heller, 1977: 380). dos por los diferentes conjuntos sociales
20 Lilián González Chévez
terapeuta tradicional para dar respues- Este operador simbólico busca armo-
ta al mal aire como complejo mórbido de nizar el centro del cuerpo con sus ex-
significado polisémico, involucra los di- tremos, y al hombre enfermo situado
versos planos del modelo explicativo en el plano terrestre, con el cosmos y el
popular referidos en el cuadro 1 e inscri- mundo infraterrenal (López Austin,
be el acto terapéutico en el contexto sa- 1984: 285; Tibón, 1981: 224; Villa Ro-
cro de la religiosidad popular. jas, 1995: 193).
Así, la hermana de María recibe Esta maniobra manual, como seña-
como parte del ritual de tratamiento: la Laplantine (1990: 15), confirma que
los saberes médicos de orden tradicio-
1. Una maniobra física para “juntar el nal otorgan una gran importancia al
pulso en el abdomen” contacto y la proximidad física:
Antes de realizar la cura del mal
aire, Teodora acuesta a la enferma en Son culturas terapéuticas que atribu-
una cama y ejecuta una maniobra yen una importancia capital al cuer-
cuyo objetivo es “centrar el pulso” en el po, éste es visto, entendido, sentido,
estómago. Según Teodora: palpado […] a través de un aprendi-
zaje deliberadamente sensorial que
A una que está dañada, que tiene un reafirma la reinserción del individuo
mal aire, primero que nada, tiene uno en el campo de fuerzas de la naturale-
que buscarle el latido para ayudarla, za. Esto es igualmente verdadero
el pulso del estómago y el del brazo tie- para el curandero, que resiente justo
ne que curarlo para que se encuentren en su propio cuerpo —que toma el
bien y ahorrarte las curaciones [...]. mal en sí— los dolores del enfermo
[…] en oposición a la medicina sabia
Esta maniobra busca restituir el “pulso que hace intervenir la mediación ins-
principal” al centro-ombligo mediante trumental y la distancia social o al psi-
la movilización simbólica de la sustan- coanálisis que privilegia el discurso.
cia vital: la sangre. Su objetivo es reubi-
car al tonalli —una de las entidades 2. Súplicas y oraciones que permitan
anímicas del cuerpo según la cosmovi- expulsar el mal aire
sión mesoamericana— (López Austin, Teodora coloca a la paciente frente
1984: 223), siguiendo como patrón de al altar y mientras procede a realizar
ordenamiento corporal un símbolo reli- una nueva limpia con un huevo, pro-
gioso mesoamericano: el quincunce.15 nuncia la siguiente plegaria:
15
Jeroglífico nahua que representa la “Ley Por la facultad divina de Dios Nues-
del Centro”. Esta es una figura que bajo infini- tro Señor, esta limpia se hace de todo
tas variantes se encuentra formada siempre por corazón por la gracia y poder de Dios
cuatro puntos unificados por un centro, disposi-
Nuestro Señor, en ti tengo fe Señor,
ción llamada en quincunce. Este símbolo se en-
cuentra en todas las manifestaciones religiosas salva a tu hija de todo corazón, por la
del pueblo azteca (Séjourné, 1992: 102). gracia del Señor y del Espíritu Santo
El proceso terapéutico en la medicina tradicional mexicana… 23
amén. Creo en Dios Padre, en Dios hombre y los otros, el hombre y la na-
Hijo y creo en el Espíritu Santo. Todo turaleza, la medicina y la religión.
poderoso te pido de todo corazón, sal- Para el caso de México, la religiosidad
gan hechiceros, quede buena y sana, popular constituye un fenómeno con
santísima Cruz de mi Jesús, yo te doy una notable capacidad de reinterpre-
mi reverencia, preciosa Santa Cruz, a tación simbólica (Báez, 1998: 56) en la
tus plantas hoy me encuentro santísi- que operan procesos selectivos de re
mo redentor haz que con santa pa- funcionalización, reinterpretación y
ciencia [...], Santa Cruz de mi Jesús resignificación tanto de la religión in-
derrama en tu alma, Santa Cruz de troducida como de la tradición religiosa
mi Jesús aleja todo mal, que por la mesoamericana, cuyo núcleo duro, sin
facultad divina [...]. embargo, como afirma López-Austin
(2002: 17), “si bien no puede sostenerse
La mayor parte de las oraciones de los que sea inmune al tiempo, puede afir-
terapeutas tradicionales son católicas marse que su cambio es tan lento que
y es común que en sus súplicas invo- en muchos casos es casi imperceptible”.
quen a diversos santos o patronos pro-
tectores de la hagiografía cristiana. 3. Una limpia
Muchos terapeutas, aun los indígenas, En el caso reseñado, Teodora acom-
verbalizan estas oraciones en latín pañó la súplica anterior con una lim-
para que sean más efectivas. Su fun- pia, consistente en frotar el cuerpo de
ción entonces es la de interceder por el la paciente nuevamente con un huevo.
enfermo, actuando como vaso comuni- La limpia se inició persignando con el
cante entre lo divino y el hombre, es de- huevo la frente de la afectada para
cir, cumpliendo una función sacerdotal. continuar frotando todo su cuerpo en
Los altares domésticos de los curande- sentido descendente, haciendo especial
ros también pueden dar una idea de énfasis en las sienes, la coronilla, la
sus adscripciones y referencias religio- nuca, las articulaciones de las manos y
sas; por ejemplo, Teodora tiene desple- de los codos, el pecho y la espalda, el
gados en su mesa, que funciona como hueco poplíteo y los tobillos; en cada
altar, más de una decena de santos y una de estas zonas volvía a hacer la se-
deidades, entre ellos el señor Santiago, ñal de la cruz con el huevo. La curande-
san Martín Caballero, el Niño Doctor, el ra se esmeró particularmente en los
señor de la Columna, santa Clara, san pies, debido a que “éstos son los que re-
Ramón Nonato, entre otros. cogen”. Volvió a verter el huevo en me-
De esta manera, observamos que dio vaso de agua y pudo constatar que,
en los sistemas terapéuticos tradicio- mediante las maniobras realizadas, la
nales se da una estrecha relación ex- imagen del huevo había salido “limpia”,
plícita entre lo médico y lo religioso, es decir, esta vez sin grumos ni sangre.
entre la salud y la salvación. Es decir, Las limpias tienen por objeto puri
la “medicina tradicional” vehicula una ficar y “barrer” simbólicamente los sen-
relación entre el cuerpo y el espíritu, el timientos hostiles, los aires y/o las
24 Lilián González Chévez
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