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Modelos de actuación para atender la violencia de género: gobierno, sociedad civil y

academia en diálogo en Baja California.

Kenya Herrera Bórquez


Universität Potsdam

Sheila Morales Flores


Universidad Autónoma de Baja California

Lya Niño Contreras


Universidad Autónoma de Baja California

México tiene cuentas que rendir en el tema de la violencia contra las mujeres. Los esfuerzos
realizados a diferentes niveles de gobierno para abordar esta problemática dejan mucho que
desear. Esto quedó absolutamente claro el 7 de agosto del 2012, cuando el Comité para la
Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de las Naciones Unidas entregó a México
su evaluación sobre el desempeño de México con respecto al acatamiento a las normativas
internacionales dispuestas en la Convención para la Eliminación de toda forma de
Discriminación contra las Mujeres (CEDAW). Aunque en esta evaluación se reconoce
positivamente la reforma del 2011 en materia de derechos humanos, que da rango
constitucional a los tratados internacionales de derechos humanos ratificados por el Estado
parte, incluida la Convención, la evaluación hace serias críticas a la manera en cómo se ha
abordado la situación de violencia que viven las mujeres.

Por un lado, considera que las estrategias de seguridad pública contra la


delincuencia organizada, junto con la corrupción y la impunidad generalizada ha
intensificado la violencia y la discriminación contra las mujeres, donde el Estado mismo
invisibiliza y minimiza el fenómeno. Esta violencia es ejercida incluso por agentes
estatales, fuerzas de seguridad así como grupos de delincuencia organizada. Por otro lado,
aunque existen los instrumentos jurídicos en la figura de la Ley General de Acceso de las
Mujeres a una Vida Libre de Violencia y las correspondientes leyes locales, no existe una
armonización con otras leyes civiles, penales y procesales federales y estatales, no hay
mecanismos efectivos para supervisar la aplicación de estas leyes, ni datos oficiales
confiables sobre el número de enjuiciamientos, fallos condenatorios y penas impuestas a
agresores. Aunado a esto, agrega que no se están destinando recursos suficientes para
garantizar una coordinación eficaz entre las diferentes dependencias que tienen atribuciones
de ley en el tema de la violencia contra las mujeres. Frente a este alarmante panorama
presentado por el Comité es obvio que urgen acciones que conduzcan a la aplicación
efectiva de las normativas internacionales y nacionales en materia de violencia contra las
mujeres.

Este artículo presenta la experiencia en la participación en uno de esos tantos


esfuerzos. El presente capítulo tiene como propósito hacer un recuento de experiencias y
lecciones en torno al Proyecto de Aplicación Práctica de los Modelos de Prevención,
Atención, Acompañamiento, Contención Emocional y Atención de Agresores de la
Violencia contra las Mujeres en el estado de Baja California. La coordinación del proyecto
estuvo a cargo del Instituto de Investigaciones Culturales-Museo (IIC-Museo) y contó con
la participación de 10 académicos de diversas escuelas y facultades de la Universidad
Autónoma de Baja California (UABC).

A lo largo del documento, delinearemos el marco normativo internacional, nacional


y local que legisla las acciones para el combate a la violencia contra la mujer en Baja
California. En un segundo momento, se explica el contexto del surgimiento del proyecto,
describiremos las características de los protocolos de actuación diseñados en el area de
prevención, atención, acompañamiento jurídico, contencion emocional y atención a
agresores, que el proyecto propone. Además, hacemos un recuento del proceso que vivimos
en Baja California para implementar los protocolos en el estado. La intención es hacer un
balance de los logros y las dificultades de un proyecto que pretende unir a la academia, el
gobierno y la sociedad civil en un esfuerzo unificado para combatir la violencia de género y
hacer una efectiva aplicación de la legislación federal y estatal sobre el tema.
Marco Normativo en el tema de la violencia contra las mujeres en Baja
California

Marco normativo internacional

De acuerdo al documento realizado por el Núcleo Multidisciplinario sobre el Derecho de


las Mujeres a una Vida Libre de Violencia “Cecilia Loria Saviñón” (Núcleo
Multidisciplinario “Celia Loria Saviñón”) “actualmente el Estado mexicano en sus tres
niveles desarrolla acciones importantes para prevenir y atender la violencia contra las
mujeres, pero todavía se encuentran limitaciones y obstáculos principalmente en el acceso a
los espacios de justicia, derivados de una tradición que permite la impunidad, y por lo tanto,
la tolerancia y la aceptación de este problema” (2011:12). La eliminación de toda forma de
discriminación contra la mujer, que encuentra su expresión más aberrante en la violencia
ejercida en contra de ellas, es eje fundamental de las normativas internacionales en el tema
de los derechos humanos. En el informe elaborado por las Naciones Unidas “México ante
la CEDAW”, se asienta que “los principales instrumentos internacionales de derechos
humanos consagran el derecho a la igualdad y proscriben la discriminan en todas sus
manifestaciones, incluyendo de manera explícita aquella que se ejerce por razón del sexo"
(2012:6).

En 1979, la Asamblea General de la ONU aprobó la Convención sobre la


eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW por sus siglas
en inglés) ratificado por México el 3 de septiembre de 1981. La declaración tiene en su eje
central la prohibición de todas las formas de discriminación contra la mujer y coloca en
términos de igualdad, el goce de derechos humanos y libertades fundamentales de las
mujeres en base a los de lo hombres. Con el fin de evaluar el cumplimiento de lo
establecido en la Convención, se creó la figura de Comité para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer (Comité CEDAW, por sus siglas en inglés) y se establece
“la obligación que tienen los Estados Partes de someterle a su consideración informes
periódicos a efectos de que éstos sean examinados” (México ante la CEDAW, 2012:6).

Otra convención internacional al que México rinde cuentas es Convención


Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer (Belem
do Pará) aprobada en el año 1994, y ratificada por México el 19 de junio de 1998. En esta
declaración se manifiesta la violencia contra la mujer como un obstáculo para la igualdad y
el desarrollo. Se precisa que la violencia contra la mujer es uno de los principales
mecanismos sociales de subordinación y en este instrumento se crea de manera explícita el
derecho a una vida sin violencia, tanto en el ámbito público como en el privado, así como el
derecho de las mujeres a “ser valorada y educada libre de patrones estereotipados de
comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o
subordinación” (Núcleo Multidisciplinario “Celia Loria Saviñón”, 2011:27).

Esta declaración también establece obligaciones de los estados firmantes en el


combate de la problemática y la observancia de la armonización de la legislación mexicana
a estos convenios. Además delinea “las obligaciones por parte del Estado a capacitar y
sensibilizar a sus funcionarios que se enfocan en la procuración y administración de justicia
encargados de estas áreas. Otras obligaciones por parte del Estado será la aplicación de los
medios y políticas a fin de la eliminación de la violencia” (Núcleo Multidisciplinario “Celia
Loria Saviñón”, 2011:27).

Marco normativo federal

En el caso de México, la armonización legislativa con el marco normativo internacional


arriba mencionado se materializa a nivel federal, en la Ley General para la Igualdad entre
Mujeres y Hombres y en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia (LGAMVLV). La Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres,
publicada en el Diario Oficial de la Federación el 2 de agosto del año 2006, tiene como
objeto el regular y garantizar la igualdad entre mujeres y hombres, así como el establecer
los mecanismos institucionales para su operatividad. Por su parte, la LGAMVLV,
publicada en el Diario Oficial de la Federación el 1 de febrero del 2007. La Ley tiene un
enfoque particular que se sostiene en un modelo de política pública que se sostiene en
“conjunto de estrategias que reúnen las medidas y acciones necesarias para garantizar la
seguridad y ejercicio de los derechos de las mujeres víctimas de violencia” (Núcleo
Multidisciplinario “Celia Loria Saviñón”, 2011: 27). La LGAMVLV, establece lo
siguiente:

1. Se establecen los tipos y modalidades de violencia.


2. Se establecen principios rectores: I. la igualdad jurídica entre la mujer y hombre, II.
el respeto a la dignidad humana de las mujeres, III. la no discriminación y IV. la
libertad de las mujeres.
3. Se establecen las órdenes de protección.
4. Se establece la figura del Sistema Nacional para prevenir, atender, sancionar y
erradicar la violencia contra las mujeres y sus competencias.
5. Se otorgan lineamientos generales para la creación de un programa integral nacional
para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.

Otra de las aportaciones de la LGAMVLV y de su reglamento es incluir dentro de las


disposiciones específicas, la generación de modelos de prevención, atención y sanción y
erradicación de la violencia de género contra las mujeres y la obligación de elaborar un
modelo integral de atención a los derechos y ciudadanía de las mujeres. Estas prácticas
deberán estar instrumentadas por las instituciones, los centros de atención, y los refugios
que atienden a las mujeres que son víctimas de esta violencia.

Marco Normativo local

La Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para el Estado de Baja
California (Ley de Acceso de BC), de fecha 25 de junio de 2008, define los tipos y
modalidades de violencia, dictamina los lineamientos para órdenes de protección y refugios
para víctimas y la normatividad para constituir el Sistema Estatal y el Programa Estatal de
prevención, sanción y erradicación de la violencia en Baja California. Esta ley también se
rige a los gobiernos municipales. La Ley de Acceso de BC establece puntualmente lo
siguiente:

1. Se establecen principios rectores: I. el respeto a la vida y la libertad de las mujeres;


II. el respeto a la integridad física, psíquica y moral; III. la igualdad jurídica entre
hombres y mujeres; IV. el respeto a la dignidad inherente a la mujer y que proteja a
su familia; V. El derecho a un mecanismo sencillo y rápido ante las autoridades
competentes para que las protejan contra la violencia; y VI el derecho a ser libre de
toda forma de discriminación y ser valorada y educada libre de patrones
estereotipados de comportamiento y prácticas sociales y culturales basados en
conceptos de inferioridad o subordinación.
2. Se establecen tipos y modalidades de violencia
3. Se establecen las órdenes de protección.
4. Se establecen los lineamentos para la creación de refugios.
5. Se crea la figura del Sistema Estatal.
6. Se provee el marco para la formulación de un Programa Estatal.

Iniciativa para la Elaboración de Modelos de Prevención, Atención, Sanción,


Acompañamiento e Intervención con Agresores

Ante el lento progreso que ha tenido la implementación y el ejercicio de la normatividad


antes mencionada, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a través de su
Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ-UNAM), realiza dos convenios con el Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) para la realización del proyecto Aplicación
Práctica de los Modelos de Prevención, Atención y Sanción de la Violencia contra las
Mujeres que coordinó el Núcleo Multidisciplinario sobre el Derecho de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia “Cecilia Loría Saviñón”.

El primer convenio CONACYT-UNAM 2008-2009, tuvo como objetivo “crear un


equipo multidisciplinario de alto nivel que realice investigación multi-disciplinaria y
comparada en el ámbito científico, tecnológico y de innovación para crear modelos de
prevención, atención y sanción de la violencia contra las mujeres que contribuyan a su
erradicación.” (Núcleo Multidisciplinario “Celia Loria Saviñón, 2011:7). El proyecto contó
con la participación de instituciones dedicadas a la atención y al estudio de la violencia en
contra de mujeres, en colaboración con la Universidad Autónoma de Aguascalientes
(UAA), la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) y la Universidad
Autónoma de Sinaloa (UAS), así como del Centro de Estudios e Investigaciones en
Antropología Social Peninsular (CIESAS-Peninsular).

El proceso de investigación inició con un estudio comparado en 6 países


iberoamericanos, Argentina, Costa Rica, España, Chile, Ecuador y Guatemala, para
identificar las mejores estrategias y modelos para la prevención, atención, sanción y
erradicación de la violencia contra las mujeres. Recogidas y sistematizadas estas
experiencias, se elaboraron modelos de actuación que respondieran cabalmente a la
normatividad mexicana sobre el tema, y conformó un grupo piloto con cuatro entidades
federativas: Aguascalientes, Baja California Sur, Sinaloa y Yucatán. Con estos grupos de
trabajo se realizó un diplomado de capacitación para formadoras y formadores con el fin de
que éstos replicaran la capacitación en sus entidades con las instancias de gobierno
pertinentes y se gestara la aplicación de los modelos de actuación.

El segundo convenio, CONACYT-UNAM 2010-2011, tuvo como objetivo “la


aplicación de protocolos de actuación especializada en prevención y detección de la
violencia de género contra las mujeres y en la atención y acompañamiento en los procesos
de procuración y administración de justicia para las mujeres afectadas atendiendo las
especificidades regionales del país.” (Núcleo Multidisciplinario “Celia Loria Saviñón,
2011:7). En esta segunda etapa, se incorporaron más entidades federativas para la
implementación de los Modelos de Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la
Violencia de Género contra las Mujeres diseñados en 2008-2009. Las instituciones de
educación superior participantes en la primera etapa replicaron el diplomado de
capacitación para formadoras y formadores, en donde participó la Universidad Autónoma
de Baja California. Cuando cada uno de los nuevo equipos capacitados regresó a su
respectivo lugar de origen, el equipo original tuvo la tarea de asesorar y acompañarles en el
proceso de capacitación e implementación de los protocolos. La última etapa del proyecto
consistió en un seminario nacional de evaluación del proyecto.
Los Protocolos de Actuación

El corazón del proyecto, son los protocolos de actuación para la prevención, atención,
sanción y erradicación de la violencia de las mujeres. De acuerdo al documento elaborado
por el núcleo de investigación del proyecto “se entenderá por protocolo de actuación como
una herramienta que orienta las acciones, procedimientos, actitudes y perfiles del personal
que debe cumplir en este caso con las disposiciones de la Ley General de Acceso y su
Reglamento” (Núcleo Multidisciplinario “Celia Loria Saviñón”, 2011:269).

Estos protocolos establecen una mirada integral, fundamentada en la perspectiva de


género y los derechos humano, concentrándose en estos tres ejes de enfoque (Núcleo
Multidisciplinario “Celia Loria Saviñón, 2011: 271):

a) La mujer que es víctima y sus necesidades, de tal manera que con estos documentos
pueden ser atendidas todas las mujeres que lo requieran, vivan en zonas urbanas o rurales,
sean indígenas o mestizas, nacionales o migrantes. Con independencia del tipo o modalidad
de violencia que hayan sufrido, de su religión, clase social, edad u opción sexual.

b) La acción de justicia con reparación del daño que implica la garantía de no repetición y
esto, a su vez, el trabajo con los agresores.

c) El cuidado y protección de las personas que atienden las necesidades de las mujeres que
son víctimas de violencia.

Cada protocolo define claramente el tema que aborda y la normatividad sobre la que
descansa. Asímismo, establece objetivos y los procedimientos propuestos para la
realización de éstos. Además, cada protocolo tiene un glosario de términos. Los protocolos
propuestos, son los siguientes (Núcleo Multidisciplinario “Celia Loria Saviñón, 2011: 271-
272):

 Protocolo de Prevención de la violencia contra las mujeres: serán las acciones y


medidas diseñadas para evitar comportamientos violentos entre las personas
encaminadas a suprimir, reducir, contrarrestar o evitar los factores de riesgo,
causales de la violencia contra las mujeres. El fin último es generar cambios
conductuales y relaciones sociales constructivas.
 Protocolo de Atención a la mujer victima de la violencia de género: son los
servicios integrales e interdisciplinarios proporcionados a las mujeres y a los
agresores. Tiene como propósito disminuir el impacto de la violencia contra las
mujeres.
 Protocolo para el acompañamiento de las mujeres víctimas de violencia de
género: es una guía de acción y asistencia en la asesoría y apoyo integral que dan a
las víctimas de violencia contra las mujeres, las instituciones de gobierno o de la
sociedad civil y del personal que labora en ellas, con el fin de verificar el estricto
cumplimiento de la Ley en los procesos. El fin último del acompañamiento es que
las mujeres atendidas puedan elegir y tomar decisiones con base en sus derechos y
la información veraz y exacta que se les proporcione.
El acompañamiento se instala desde el momento de la detección de la violencia y
debe continuar hasta la sanción civil, penal o administrativa, según sea el caso y se
contempla a su vez la parte de la reparación del daño a la víctima.
 Protocolo de contención emocional para personal que atiende a las mujeres
víctimas de violencia de género: la base del enfoque del protocolo es la
perspectiva humanística que implica la confianza de las personas y su potencial
capacidad de recuperación emocional frente a la adversidad. Implica la capacidad de
las personas para desarrollar recursos propios y su potencial creativo inherente para
la recuperación, así como adquirir el conocimiento de técnicas de contención para
su mejor desempeño.
 Protocolo para la intervención de agresores de mujeres: es una guía de actuación
que permita implementar programas de tratamiento para agresores como parte de un
modelo de política pública, encaminado a la disminución de los actos de violencia
contra las mujeres que promueva un adecuado sistema de justicia, reparación del
daño y garantía de no repetición.
Los modelos de actuación en Baja California: apuntes de la experiencia

Capacitación de académicos y académica

El arranque del proyecto para Baja California, fue la invitación del Centro de Políticas de
Género de la UAS para participar en la capacitación para académicas y académicos. A esta
capacitación asistieron 10 miembros de la academia adscritos a diversas instancias de la
Universidad Autónoma de Baja California, en el área de ciencias sociales. El grupo de Baja
California compartió la capacitación con el grupo de Sonora, compuesto de académicas y
además, funcionarias de diferentes instancias de ese estado.

La capacitación tuvo una duración de dos semanas, y se propuso a los grupos de


trabajo dos tareas: primero, conocer a fondo los protocolos de actuación propuestos por el
proyecto y adecuar estos protocolos al marco normativo particular de las respectivas
entidades federativas.

El Centro de Políticas de Género de la UAS compartió la experiencia de participar


en la primera etapa del proyecto. El diplomado se compuso de cinco módulos, cada uno
dedicado a uno de los protocolos (prevención, atención, acompañamiento jurídico,
contención emocional y atención a agresores). En cada módulo se presentaba la propuesta
del proyecto para la operacionalización de los protocolos y se compartió la experiencia de
trabajo en la puesta en práctica de los mismos. Es importante subrayar que el equipo de
trabajo de Sinaloa, junto a la experiencia de trabajo del año previo en el trabajo con los
protocolos, además estaba conformado por mujeres y hombres que tenían experiencia en el
trabajo directo con mujeres víctimas de violencia, tanto en dependencias gubernamentales
como en ONGs. De tal suerte, había una riqueza de información que fue útil para todas y
todos los participantes.

También hubo riqueza en la diversidad. El encuentro con el equipo de trabajo de


Sonora, brindó la oportunidad de conocer las perspectivas de mujeres con amplia
trayectoria en el trabajo con mujeres víctimas de violencia, lo que abrió la puerta al diálogo,
y también al debate. Uno de los temas álgidos del debate, y que abre la puerta a
discusiones posteriores en este texto, fue la atención a agresores. El centro de la discusión
fue: ¿son los agresores susceptibles a cambiar sus pautas de comportamiento? ¿debemos
limitarnos a la criminalización? Aunque en la propuesta de los protocolos se incluye un
módulo de atención a agresores, y es la postura clara del proyecto que el círculo de la
violencia no puede romperse sin considerar al agresor, había reticencia de parte de algunas
de las participantes. Como parte de las actividades del diplomado, casi al cierre, se invitó a
un hombre que trabajó en grupos de atención para agresores, y compartió su testimonio con
los equipos. El relato de vida del compañero invitó a una reflexión profunda sobre el tema.

Otra parte del trabajo en el diplomado, fue la adecuación de los protocolos al marco
normativo de las respectivas entidades. En el caso de nuestro equipo, implicó indagar de
manera concienzuda, las leyes y reglamentos pertinentes para cada protocolo e identificar
las dependencias de gobierno que poseían atribuciones de acuerdo a la legislación federal y
estatal.

Esta fue la primera dificultad con la que nos enfrentamos. Si bien, la investigación
documental sobre el marco normativo en Baja California era accesible para nosotras/os, nos
dimos cuenta que no teníamos conocimiento profundo de cómo se estaba ejerciendo la Ley
en Baja California. ¿Existía un Sistema Estatal en el estado? ¿Cumplía cada dependencia
con todas las funciones que la ley le asigna? ¿Qué dificultades enfrentaban? Era muy claro:
estábamos partiendo de la teoría y de la legislación, pero teníamos que aceptar el hecho de
que no nos habíamos acercado a cómo las instancias de gobierno operan en el mundo
social.

El primer acercamiento: el diálogo con las dependencias de gobierno y la


institucionalización de los protocolos.

De regreso a Baja California, la primera tarea fue hacer visitas a las dependencias que de
acuerdo a la Ley de Acceso de BC, tienen atribuciones de ley. Se visitó a INMUJERES de
BC, la Secretaria de Desarrollo Social, la Procuraduría General de Justicia del Estado, la
Secretaría de Seguridad Pública y la Secretaría de Salud.

En estas visitas, hablamos con personal que atendía directamente a las mujeres que
buscaban atención, y nos dieron un panorama de las acciones y los programas que se están
implementando en el estado. Estas visitas proporcionaron un panorama general que nos
indicó varias cosas: primero, había instancias, como la Secretaría de Salud, que apuntaba
hacia una armonización entre lineamentos federales y estatales, y que poseían un programa
de atención integral, bien estructurado, que se ejecutaba en función de los recursos
humanos y monetarios con los que se contaba. Había otras, como la Secretaria de
Desarrollo Social, que aunque tenían atribuciones específicas de acuerdo a la Ley de
Acceso, no habían hasta ese momento implementado acciones específicas contra la
violencia de género.

La visita a la Secretaria General del Estado probó ser un encuentro fortuito, ya que
en ese momento se estaba convocando al Sistema Estatal para diseñar el Programa Estatal
para la Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres.
Estaban en ese momento disponiendo un calendario para armar mesas de trabajo con
representantes de las dependencias pertinentes y con representantes de la sociedad civil.

Aquí es necesario señalar que estas mesas de trabajo fueron, en gran medida,
producto del trabajo de la Coalición de Grupos para el Monitoreo de la Ley de Acceso de
las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en Baja California1. Esta coalición, formada por
17 organizaciones no gubernamentales de Baja California, funciona como una contraloría
ciudadana para evaluar y dar seguimiento a las acciones emprendidas por las 8 instancias
del estado y los gobiernos de los 5 municipios que integran el Sistema Estatal.

La Coalición gestionó la conformación de las mesas de trabajo para la elaboración


del Plan Estatal y documentó en una investigación exhaustiva, los programas y acciones
que se estaban llevando a cabo en Baja California. Cuando por fin, la Secretaria General de
Gobierno conformó las mesas de trabajo, tanto la Coalición como nuestro equipo de trabajo
fueron invitado/as a participar.

Estábamos frente a un momento coyuntural muy fructífero para la implementación


de los protocolos de actuación. A través de las gestiones de la Coalición y de la disposición
y el interés de la Coordinación de Enlace y Seguimiento de Derechos Humanos de Baja
California, se preparó el terreno para una colaboración entre gobierno, sociedad civil y
1
http://www.gentediversa.org.mx/contraloria-ciudadana-incidencia-politica-para-la-equidad-de-genero-en-
baja-california
academia. En nuestro caso particular, esta situación fue una excelente oportunidad para
adecuar los protocolos a las situaciones particulares que las dependencias y las OSC
llevaban a las reuniones, hacer del protocolo de prevención un trabajo colaborativo de todas
las dependencias, e institucionalizar los protocolos incorporándolos al Programa Estatal.

Este proceso no fue sencillo. La primera dificultad que con la que nos encontramos
fue que los procesos para el diálogo y la conciliación con los diferentes actores
participantes eran accidentados. Era difícil tender puentes entre la exigencia de un
cumplimiento puntual de la Ley por de los representantes de la Coalición, y las limitaciones
presupuestales y operativas con las que los representantes de las dependencias tenían que
lidiar. Fue un proceso de estira y afloje para llegar a acuerdos y entendimientos que se
concretaran en un Programa Estatal. Es importante abundar en esto. Si bien, la Ley de
Acceso de BC, fue publicada en 2008, al 2012 todavía no se creaba un Programa Estatal y
el Sistema no había tenido muchas reuniones. Esto quiere decir que las dependencias
estaban trabajando sin una coordinación interinstitucional y que además, el cumplimiento
de las atribuciones que la Ley marca no se llevaba cabalmente en todas las dependencias.
Nos dimos cuenta que esto dependía de que el personal operativo, esto es, los funcionarios
y funcionarias que trabajaban directamente con las mujeres victimas, tuvieran una
sensibilización adecuada y un compromiso claro con un trabajo con perspectiva de género,
pero sobre todo, en que los directivos asumieran compromisos reales frente a la
problemática y dirigieran recursos humanos y económicos a la realización de estos
programas y acciones. La atención integral y de calidad para estas mujeres estaba en
función de compromiso y la buena voluntad del personal, y no de la obligación legal a la
que todas las instituciones competentes están sujetas. Obviamente, esto se reflejaba en
limitadas posibilidades de acción dependiendo de la asignación de recursos que se les
otorgaban.

Podríamos también aventurarnos a opinar que la dificultad estribaba en un


desencanto generalizado. Por parte de los representantes de la sociedad civil, quería decir
una actitud de nadar contra corriente ante el desinterés y la falta de compromiso de las
dependencias de gobierno frente la escalada de violencia contra las mujeres en el estado.
Por parte de las funcionarias y funcionarios, significaba la lucha constante de trabajar con
pocos recursos ante un problema que rebasaba sus posibilidades.

En nuestro caso, fue importante reconocer nuestro conocimiento limitado de cómo


trabajaban las dependencias y nuestra disposición para aprender de ellos. Este punto es
sumamente importante. La propuesta de modelos de actuación propuesto por el IIJ-UNAM,
fue un trabajo intenso que implicó recoger los mejores elementos de experiencias de trabajo
con mujeres víctimas en diversos países, e integrar estas propuestas en un marco
metodológico coherente. Sin embargo, proponer la implementación de estos protocolos de
ninguna manera excluía la experiencia y el trabajo previo de las dependencias de gobierno
locales, y además exigía tomar en cuenta para su adecuación las realidades con las que se
enfrentan a diario las funcionarias y funcionarios que trabajan directamente con mujeres. El
acercamiento con las instancias de gobierno y con las organizaciones no gubernamentales
nos exigió respetar las experiencias y saberes que ellas y ellos han acumulado a lo largo de
los años de trabajo, e incorporarlos en el modelo propuesto.

El trabajo en las mesas de trabajo fue una labor ardua, un ejercicio de comprensión
y negociación, que para nuestro proyecto particular brindó frutos. El 6 de agosto del 2012,
en las instalaciones del IIC-Museo de la UABC, se realizó una ceremonia para formalizar
un convenio específico de colaboración, firmado por el Dr. Felipe Cuamea, rector de la
UABC y el Lic. Francisco Antonio García, Secretario General de Gobierno y Presidente del
Sistema Estatal. El 19 de Septiembre del 2012, en sesión ordinaria del Sistema Estatal, los
protocolos fueron presentados ante los representantes y puestos a consideración por
votación. En esta sesión, por votación unánime, los 5 protocolos de actuación fueron
aceptados para ser integrados dentro del Programa Estatal.

Capacitación y sensibilización a los protocolos de actuación

La siguiente etapa de actividades fue el proceso de capacitación y sensibilización a los


protocolos. Decidimos realizar esto con dos estrategias: primero, la impartición de un
diplomado y de talleres a funcionarias y funcionarios públicos de las diferentes
dependencias del Sistema Estatal, con experiencia profesional en el diseño de política
pública para la atención y acompañamiento de mujeres en situación de violencia. Segundo,
estrategias museográficas de intervención en espacios públicos para la sensibilización hacía
la violencia de género.

Del 6 al 10 de agosto del 2012 impartimos el Diplomado en Perspectiva de Género


y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, en las instalaciones del IIC-Museo de la
UABC. Este diplomado tuvo por objetivos acercar a las y los participantes hacía la
perspectiva de género, fortaleciendo los conocimientos teóricos sobre teoría de género y
teoría queer, con el fin de contextualizar dentro de este marco la labor que realizaban con
mujeres víctimas. Por otro lado, también se analizaron los marcos normativos nacionales e
internacionales que regulan en México la igualdad entre mujeres y hombres y promueven
una vida libre de violencias para las mujeres. Aunado a eso, se creó un espacio de reflexión
sobre las experiencias, los valores y las creencias vinculadas con lo femenino y lo
masculino, para entender como éstas impactaban su vida personal y su trabajo con mujeres
y hombres.

Esta diplomado fue un experiencia muy fructífera para todas y todos los
participantes. En nuestro caso, fue muy útil para entender las perspectivas desde las cuales
las funcionarias y funcionarios estaban realizando su trabajo. Encontramos que a este nivel
operativo, muchas mujeres y hombres estaban sensibilizados y capacitados en la
perspectiva de género y que esta mirada permeaba sus acciones y decisiones en el trabajo
con las mujeres y los hombres. Por otro lado, a este nivel había un entendimiento muy claro
de la importancia de trabajar tanto como las victimas como los agresores, y fue muy
importante conocer el modelo de trabajo de la Secretaria de Salud está implementando en el
trabajo con estos hombres. Sin embargo, había una pluralidad de pensamientos muy
interesante, que reflejaba, desde nuestro punto de vista una de las dificultades más serias
para poder ejercer plenamente la Ley de Acceso en nuestro estado. Entre los asistentes
había también voces que ponían en tela de juicio la perspectiva de género, porque desde su
opinión, subvertía los valores tradicionales de la familia. Habría que entender que un estado
como Baja California, que se mantiene como bastión del Partido Acción Nacional, el
pensamiento conservador permea a muchas y muchos de los miembros de gobierno, sobre
todo en las cúpulas de poder. Esto implica una barrera muy importante para cualquier
iniciativa de política pública que se propugne desde una perspectiva de género.

Aunado al capacitación a través de diplomados y talleres, se realizó una


intervención museográfica itinerante inspirada en el trabajo de la asociación civil
Corazonar, abriendo senderos hacía la reconciliación, A.C., a partir de instalar tendederos
de ropa, objetos, imágenes y frases escritas que sensibilizan, visualizan, expresan, hacen
consciente la violencia de género cotidiana que vivimos2. Esta exposición se presentó en
diversos espacios públicos, en las instalaciones de las dependencias de gobierno. Esta
intervención también tuvo una respuesta muy favorable por parte de los y las visitantes.

En total, fueron 139 funcionarias y funcionarios capacitados a través de estas


estrategias de formación y sensibilización a la perspectiva de género. Del total de personas
capacitadas, el 80% de ellas, tenían puestos operativos, lo que quiere decir que hubo poca
asistencia de individuos que detentaran puestos directivos. Las dependencias que tuvieron
asistencia más nutrida fueron la Secretaría de Seguridad Pública y la Procuraduría General
de Justicia del Estado. Es importante aquí señalar que la Secretaria de Seguridad Pública
nos solicitó talleres para El Centro de Control, Comando, Comunicación y Cómputo de
Baja California, y donde también participaron elementos de las Unidades Especializadas en
Atención a la Violencia Familiar y Violencia de Género del municipio de Mexicali.

Las últimas etapas del proyecto fueron la realización de un Seminario Local, cuyo
objetivo fue la presentación de resultados y la socialización de las experiencias del equipo
de trabajo de Baja California. En este evento además, invitamos a agentes de la Unidad de
Violencia Intrafamiliar de la Dirección de Seguridad Pública de Mexicali para que
compartieran sus experiencias de trabajo y también al Dr. Juan Agustín Franco de la
Universidad de Extremadura para que impartiera una conferencia magistral. Finalmente, en
octubre del 2012, presentamos los resultados del año de trabajo al Seminario Nacional,
junto con las otras entidades federativas participantes.

2
http://www.tendederos.org/
Conclusiones

En el Seminario Nacional, emergió un debate reiterante a lo largo del proyecto. Tanto en la


LGAMVLV (art. 8, p. II, art. 9, p. IV) como en la Ley de Acceso de BC (art. 30) se
establece la reeducación integral obligatoria para agresores, sin embargo entre las mismas
activistas y académicas que participaron en el proyecto hay un desacuerdo sobre el tema.
¿Es posible reeducar al agresor? ¿Se debe sólo considerar como un perpetrador? El tema
creo polémicas importantes que a nuestro parecer dificultan aún más el camino a la
erradicación de la violencia contra la mujer. Esta dificultad, en parte, radica en un uso
erróneo del concepto de género. Este uso erróneo, dice Martha Lamas (2003) que es el más
común, ha reducido el género a "un concepto asociado con el estudio de las cosas relativas
a las mujeres." Para Martha Lamas “comprender el esquema cultural de género lleva a no
hablar de las mujeres, sino a desentrañar la red de interrelaciones e interacciones sociales
del orden simbólico vigente” (2003:335). Cuando se observa al mundo social con los lentes
de género, se entiende cómo se representa simbólicamente el binomio hombre/mujer en las
subjetividades, en las interacciones y en las instituciones. “Hacer estudios de género
implica realizar un análisis de cómo las prácticas simbólicas y los mecanismos culturales
reproducen el poder” (Lamas, 2003:340). Desde esta perspectiva, no podemos abordar la
erradicación de la violencia de género sin entender las dinámicas entre hombres y mujeres,
sin incluir cómo el agresor llega al uso de la violencia y cómo encontrar vías para modificar
esos patrones socioculturales y psicológicos.

Otro elemento primordial de reflexión, es el intercambio de saberes entre gobierno,


academia y sociedad civil. El proceso de trabajo conjunto no fue fácil; cada uno/a de
nosotros/as venía de contextos y necesidades diferentes. Creemos que aún con estas
dificultades, se crearon espacios de diálogo, encuentro y colaboración. Aquí es importante
empezar con una reflexión crítica sobre el lugar de la academia en estos proceso de trabajo
colaborativo. En nuestra experiencia particular, es importante reconocer que aunque
tuviéramos una formación académica en el temas de género, como equipo de trabajo no
conocíamos los mecanismos de acción que Gobierno del Estado había implementado en
materia de violencia contra las mujeres. Aún más, no nos aproximamos antes de la
conformación de las mesas de trabajo a la Coalición. Esto hizo más difícil el proceso de
adecuación de los protocolos y también, provocó recelos en algunas reuniones con el
Sistema Estatal. Se nos cuestionaba el alejamiento de la problemática de las mujeres
víctimas de violencia desde el cubículo universitario.

Nos parece que es importante recuperar el sentido del diálogo como una pilar para la
construcción de nosotras mismas y de nuestro mundo. Para Mijail Bajtín, “el ‘yo’ sólo
existe en la medida en que está relacionado a un ‘tú’: ‘Ser significa comunicarse”, y un ‘yo’
es alguien a quien se le han dirigido como a un ‘tú’”. (Bajtín en Bubnova, 2006:201). Ante
el urgente y difícil panorama de la violencia contra la mujer en México, la construcción de
alternativas más equitativas, más justas para todas y todos, sólo puede hacerse en el diálogo
de saberes. La posibilidad de juntar esfuerzos entre gobierno, sociedad civil y academia
también es parte de un proceso de transformación sociocultural que es absolutamente
necesario para la erradicación de la violencia en nuestro país. Sin embargo, es importante
alejarnos de posturas ingenuas cuando se propone el diálogo como vía. El diálogo no
siempre es apacible, dentro del diálogo hay espacio para el disenso, para el debate y
también para la crítica, siempre y cuando, permee la voluntad de escuchar y comprender.

A lo largo de esta experiencia, dentro del gobierno, encontramos con mujeres y


hombres comprometidos con la transversalidad de la perspectiva de género, con la defensa
de los derechos humanos de las mujeres y con la erradicación de la violencia. Conocimos
psicólogo/as, médico/as, trabajadores/as sociales, mujeres y hombres policías con una
sensibilidad y una claridad impresionante. En cierto modo, también nos abrió los ojos ante
prejuicios construidos sobre la idea de un funcionario público indolente. Precisamente, en
el diálogo, descubrimos gente muy valiosa que dedica su tiempo y su esfuerzo a combatir la
violencia de género, muchas veces, frente a condiciones adversas. Adversas sobre todo,
porque su postura no es la regla, sino la excepción.

Marta Torres Falcón considera que “la violencia de género es una realidad universal que se
alimenta de la desigualdad que las mismas sociedades patriarcales han cubierto con un
manto de naturalidad. Así, si la desigualdad se presenta como inevitable, la violencia será
simplemente su colofón” (2010:82). Desde nuestra mirada, es un síntoma negativo ver la
poca o nula participación de funcionarios en puestos directivos. En la elaboración del
Programa Estatal, un temar de preocupación recurrente era la etiquetación de recursos para
implementar los programas y acciones que la ley exige. Esto no es posible sin la voluntad
política de las personas en puestos de toma de decisiones. Es preocupante también ver que
no se está cumpliendo con lo establecido en la LGAMVLV y en la Ley de Acceso de BC a
partir del poco interés y la negligencia de funcionarias y funcionarios para los que la
equidad de género es un tema sin importancia o peor aún, una amenaza para su idea de
sociedad. Esto se transparenta en todas las deficiencias ya referidas por el Comité para la
Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de las Naciones Unidas.

Frente a esta situación, es fundamental la labor de todas y todos aquellos que


utilizan su voz colectiva, como en el caso de la Coalición, para enfatizar el hecho de que la
transversalidad de la perspectiva de género, y el cumplimiento de las leyes, no está
supeditada a interpretaciones morales o a posiciones políticas, es una obligación que tiene
nivel constitucional y un compromiso que México ha hecho a todos los niveles de gobierno
frente a instancias internacionales.

En todos los instrumentos normativos internacionales y nacionales, se menciona una


acción primordial: la transformación los patrones socioculturales de conducta de hombres y
mujeres. ¿Qué implica esto? En pocas palabras, reinventarnos. Primero, reconocer los
mecanismos a través de los cuales se reproduce el machismo, en nosotras/os mismas/os, en
nuestro entorno, en nuestras instituciones. Segundo, encontrar las avenidas por las cuales
podemos transitar juntas/os a otras maneras de ser y de convivir. Hacer del diálogo, tal
como aquí lo interpretamos, una forma de vida.

Ana María Tepichin opina que “la perspectiva de género tiene un enorme potencial de
transformación cultural al cuestionar la concepción de lo femenino y masculino en la
sociedad, las normas de convivencia entre los sexos, así como los mecanismo de
construcción de subjetividades diferentes, abriendo al espacio público lo que hasta entonces
se consideraba privado” (2010:43). Agregaríamos que este potencial sólo liberará su poder
transformativo cuando, en el diálogo de saberes, todas y todos los actores sociales
trabajemos juntas/os en la erradicación del machismo y la violencia.

Aún falta camino que recorrer, hay muchas tareas pendientes. Necesitamos marcos
normativos, estrategias metodológicas y acciones concretas que reconozcan que las
políticas públicas asistencialistas que naturalizan las desigualdades entre los sexos, no son
suficientes para provocar cambios reales en las vidas de las mujeres. También deben
reflejar la comprensión de que si en la sociedad incrementa cada vez más la violencia
contra las mujeres, no sólo es porque vivimos en condiciones injustas de pobreza y
negligencia social, además es porque estamos inmersos en un sistema de opresión basado
en género. Si esto está presente a cada paso del proceso de gestión de las políticas públicas,
se podrán vislumbrar posibilidades reales para que hombres y mujeres, tengan una vida
digna y la oportunidad para trazar su destino.
Bibliografía

Bubnova, T. (2006) “Voz, sentido y diálogo en Bajtín” en Acta Poética, 27 (1), pp. 97-114
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Organización de Estados Americanos.
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Lamas, M. (2003). “Cultura, género y epistemología”, en Los estudios culturales en
México, J.M. Valenzuela Arce (coord.). México. D.F.: Fondo de Cultura Económica. pp.
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modelos de prevención, atención y sanción de la violencia contra las mujeres. Protocolos
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Gutiérrez de Velasco (coords.), 1ª edición. México, DF: El Colegio de México. pp. 23-58.
Torres Falcón, M. (2010). “Cultura patriarcal y violencia de género. Un análisis de
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Ana María Tepichin, Karine Tinat y Luzelena Gutiérrez de Velasco (coords.), 1ª edición,
DF: El Colegio de México. pp. 59-83.

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