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La total desaparición del contenido

dispositivo del contrato en los


contratos de adhesión

Alfredo MORLES HERNÁNDEZ*

SUMARIO:

Introducción
1.· Los límites de la autonomía de la voluntad.
2. Las limitaciones de la autonomía de la voluntad en los con-
tratos de adhesión.
3. La repercusión en la doctrina venezolana de la cuestión de
los límites de la autonomía de la voluntad en los contratos
de adhesión .

• Universidad Central de Venezuela. Doctor en Ciencias Politicas y Sociales, Profesor,


Orden Luis San~io. Southern Methodist Univ., Dalias, Texas, Especialización en Derecho
Comparado. Universidad Católica Andrés Bello, Ex Decano de la Facultad de Derecho,
Profesor. Universidad de Miami,Florida, Profesor Invitado. Tribunal Supremo de Justi-
cia, Sala Politicoadministrativa, Ex Conjuez. Anteproyecto de Ley General de Títulos Valo-
res y de la Ley General de Sociedades Mercantiles, Coautor. Conferencista internacional y
autor de numerosas obras en Derecho Mercantil, Mercado de Capitales y Derecho Bancario.

132 ALFREDO MORLES HERNÁNDEZ

4. La nueva orientación del derecho venezolano de protección


al consumidor.
5. La declaración de nulidad de cláusulas contractuales por vía
administrativa
INTRODUCCIÓN

Una afirmación común y corriente que tiene el valor de sabiduría jurídi-


ca popular es aquella según la cual, por regla general, las normas lega-
les que regulan los contratos tienen carácter dispositivo, como
consecuencia del principio de la autonomía de la voluntad. Las partes,
en ejercicio de la libertad de contratación, y estando en igualdad de
circunstancias, pueden modular a su conveniencia las reglas contenidas
en el Código Civil, en el Código de Comercio y en cualquier otra ley,
general o especial, salvo aquellas que tengan el carácter de normas de
orden público o sean contrarias a las buenas costumbres. Las normas
que pertenezcan a alguna de estas dos últimas categorías no pueden ser
objeto de renuncia ni pueden ser relajadas por convenios particulares,
tal como lo preceptúa el artículo 6° del Código Civil.
Que el modelo plasmado en los códigos de derecho privado y en las
leyes que regulan contenidos contractuales de diversa naturaleza puede
ser adaptado a las conveniencias y necesidades de los contratantes para
alcanzar los fines comunes de sus participantes y lograr las prestacio-
nes que cada una de las partes se propone obtener, es una verdad uni-
versal que se aplica en la contratación ordinaria, aquella en la cual
los contratantes hacen uso de la autonomía privada que deriva de la
libertad de contratar, ocasión en la cual la fórmula legal tiene carácter
dispositivo o supletivo de la voluntad de las partes, es decir, las solucio-
nes en ella contenidas únicamente se aplican a falta de una voluntad
distinta o en ausencia de manifestación de voluntad.
La regla del carácter dispositivo o supletivo del modelo legal contrac-
tual sufre una transformación radical, esto es, se revierte, cuando los
contratantes se vinculan a través de un contrato de adhesión o utilizan
en el contrato condiciones generales impuestas. En efecto, se puede
afirmar que toda la regulación legal del contrato tiene carácter impera-
tivo para quienes participan en un contrato de adhesión, en el sentido de
que su derogatoria sólo es posible cuando la parte afectada reciba una
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contraprestación por su renuncia'. Esta posición está fundamentada en


las reflexiones de la doctrina alemana y ha sido desarrollada especial-
mente en España por Federico De Castro, por Luis Diez-Picazo y Pon-
ce de León y por otros autores. Se puede afirmar, además, que es una
regla implícita de la regulación de las condiciones generales de la con-
tratación y de las leyes de protección al consumidor en su vertiente de
los contratos de adhesión.
Esta posición de la doctrina es una posición equilibrada y razonable,
pues permite justificar la desviación de las soluciones contenidas en los
textos legales contractuales en función de la necesidad, de las partes
contratantes, de la reciprocidad de las prestaciones o del equilibrio con-
tractual, esto es, en el do u/ des propio del contrato. Sin embargo, esta
regla ha sufrido una grave alteración, pues en el ordenamiento jurídico
venezolano se ha incorporado una fórmula mediante la cual se conside-
ran nulas las cláusulas o estipulaciones de los contratos de adhesión que
"impliquen la renuncia a los derechos que la normativa vigente recono-
ce a las personas, o limite su ejercicio" (ordinal 2°, artículo 73, Decreto-
Ley 6.092 de 27 de mayo de 2008 para la defensa de las personas en el
acceso a los bienes y servicios, publicado en la Gacela Oficial de 31
de julio de 2008, Extraordinario N° 5.889). Esta fórmula sustituye a la
que estaba contenida en el ordinal 2° del artículo 87 de la derogada Ley
de Protección al Consumidor y al Usuario de 2004, según la cual se
consideraban nulas de pleno derecho las cláusulas o estipulaciones que
implicaran la renuncia a los derechos que la referida Ley reconocía a
los consumidores y usuarios, o de alguna manera limitara su ejercicio.
El cambio es de gran trascendencia y a él se contrae el presente estudio.

1. LOS LÍMITES DE LA AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD


La enseñanza clásica sobre el significado del principio de la autonomía
de la voluntad como base de la moderna teoría del contrato es expuesta
así en la doctrina venezolana:
Por autonomía de la voluntad se entiende ... el poder que el
artículo 1.159 del Código Civil reconoce a las voluntades par-
ticulares de reglamentar por sí mismas el contenido y modali-

Morles Hernández. Alfredo: Curso de Derecho Mercantil. Tomo IV I.os contratos mercan-
tiles, cuarta edición: Universidad Católica Andrés Bello. Caracas 2008. p. 2222.

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dades de las obligaciones que se imponen. En otros términos:


las partes contratantes determinan libremente y sin interven-
ción de la ley, pero con una eficacia que el propio legislador
compara con la de la ley, los contratos que ellas celebran; y lo
hacen según sus intereses particulares, sin tener que sujetarse
a las reglas del Código Civil, ni en cuanto a los tipos de contra-
tos que prevé el Código Civil, ni en cuanto a las normas espe-
cíficas que éste trae para cada contrato particular. En materia
contractual debe tenerse, pues, como un principio, que la ma-
yor parte de las disposiciones legales son supletorias de la vo-
luntad de las partes, esto es, dirigidas tan sólo a suplir el silencio
o la insuficiencia de previsión de las partes'.

El mismo autor explica, a continuación, como de la propia ley (el artícu-


lo 6° del Código Civil) se deriva que el principio de la autonomía de la
voluntad no es absoluto e incondicionado, sino que está limitado por el
orden público y por las buenas costumbres, lo que permite afirmar que
la idea de "autonomía" no debe confundirse con la de "soberanía". Ex-
plica también que a medida que se han ido ampliando los fines del Esta-
do y han ido evolucionando las ideas políticas y sociales durante los
siglos XIX y XX, se le ha atribuido al mismo (al Estado) la función de
procurar una transformación progresiva de las estructuras económicas
y sociales, lo cual ha producido una paralela restricción del ámbito de la
autonomía de la voluntad, pasando "así de un orden público negativo,
como el que entendía caracterizarse en el artículo 6° del Código Napo-
león (equivalente al ya citado artículo 6° de nuestro Código), a la idea
de un "nuevo orden público" de carácter intervencionista que, a la lar-
ga, ha tendido a subvertir la ideología clásica sobre la libertad de con-
tratación"3 . El pensamiento liberal concebía para el orden público "una
función netamente negativa, dirigida a impedir toda clase de actos y
negocios jurídicos que pudieran implicar renuncias, derogaciones o rela-
jamientos de ciertas leyes consideradas como la base de nuestra orga-
nización política, social, económica o moral, leyes éstas que, como se
comprende fácilmente en la postulación individualista de un "Estado-
policía", estaban reducidas al mínimo indispensable para asegurar el

2
Mélich Orsini, José: Teoría general del contrato, cuarta edición; Academia de Ciencias
Políticas y Sociales, Caracas 2006, p. 20.
Mélich O¡-sin¡, José: Op. Cit., p. 22.
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cumplimiento de los llamados "cometidos esenciales del Estado", y el


incondicionado acatamiento de ciertos principios o valores del indivi-
dualismojurídico"4 . La legislación de orden público ha recorrido un lar-
go camino, desde la protección de los "débiles jurídicos", pasando por
los "contratos dirigidos" y por los "contratos obligatorios", hasta culmi-
nar en el llamado "nuevo orden público", tan vasto que ha dado origen al
sarcasmo de Josserand —citado por el autor-- según el cual, así como se
asiste en el campo económico a la inflación, también en el derecho se
está en presencia de la inflación del orden público'.
La doctrina francesa observa que es clásico distinguir entre un orden
público político y moral, tradicional, y un orden público económico y
social mucho más reciente. El orden público político y moral que expre-
saba el Código Civil francés de 1 804 correspondía a los valores que
habían surgido de la Revolución, y estaba dirigido a prohibir las prácti-
cas anteriores al cambio político y a asegurar el respeto de las reglas
morales tradicionales. Este orden público tradicional subsiste y tiende,
esencialmente, a hacer respetar la organización del Estado, de sus po-
deres públicos, el estatuto de la familia y las buenas costumbres 6 . El
orden público económico y social se aplica al intercambio de bienes y
servicios considerados en sí mismos, fenómeno que es examinado a
través de la evolución del rol del Estado', el cual manifiesta su adhesión
a la doctrina liberal, luego al dirigismo o al neoliberalismo (orden público
y social de dirección), y luego desarrolla un orden público económico y
social de protección, dentro del cual se integra una categoría especial
de orden público de protección del consumidor'.
Afirma la doctrina francesa que el Estado se ha visto en la necesidad de
intervenir de una manera creciente ante el fracaso o ante las deficien-
cias de la visión optimista de la doctrina liberal, de su confianza en las
leyes naturales del mercado y en la libre competencia para realizar a la
vez ¡ajusticia contractual y el bien común, es decir, en el plano econó-
mico, de su capacidad para realizar la mejor adaptación posible de la
producción de los bienes a la satisfacción de las necesidades. El Estado

Mlich Orsini. José: Op. Cit., p. 22.


Mé!ich Orsini. José: Op. Cit., pp. 22 a 24.
Ghcstin, Jacques: Divit civil. Laformation du contra!: LGDJ, París 1993, pp. 1.00 y 101.
Ghestin, Jacques: Op. Cit.. pp. 107 y 108.
Ghestin. Jacques: Op. Cit., pp. 108 a 123.
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interviene desde finales del siglo XIX, bajo la presión de las doctrinas
socialistas y socialcristianas y de grupos de diverso orden, para prote-
ger a categorías de personas especialmente desfavorecidas, como los
asalariados. Luego intervendrá para favorecer a los comerciantes o a
los agricultores y, más recientemente, a los consumidores°.
La doctrina liberal deja una profunda huella en la formulación del dere-
cho de los contratos y en su interpretación. El principio de la autonomía
de la voluntad se impone por su utilidad social. Los autores hablan de
individuos libres e independientes, dueños absolutos de sus actividades
y de sus bienes, unidos entre ellos por relaciones contractuales de inter-
cambio, en las cuales cada uno persigue un interés propio, para concluir
afirmando que de este choque de egoísmos individuales debe nacer, in-
defectiblemente, no sólo el máximo de riquezas, sino el orden, el bienes-
tar y la armonía`. Para favorecer los intercambios necesarios para el
desarrollo económico hay que eliminar lastrabas de la libertad contrac-
tual. Al laissez faire y al laissez passer hay que agregar el laissez
contracter. La autonomía de la voluntad, por otra parte, era un concep-
to derivado de la filosofía individualista de los derechos naturales del
hombre que a través de pensadores laicos es un legado del cristianismo.
Esta tesis se encuentra en la base de lo que se ha llamado la interpreta-
ción voluntarista del derecho civil, especialmente del derecho de los
contratos. De la autonomía de la voluntad se deducen los principios de
la libertad contractual, el consensualismo, la fuerza obligatoria del con-
trato entre las partes y para el juez, el efecto relativo del contrato y el
consentimiento como elemento esencial del contrato. La crítica de la
autonomía de la voluntad coincide con el desarrollo de la tesis del orden
público económico y social''.
El artículo 1 .255 del Código Civil español establece que los contratantes
pueden establecer los pactos, cláusulas y condiciones que tengan por
convenientes, siempre que no sean contrarios a las leyes, a la moral ni
al orden público. La doctrina española estima que la contrariedad con
las leyes es una referencia a las leyes imperativas, sobre cuya cualidad
no existe norma legal, aunque se estiman imperativas las leyes que for-

Ghestin, Jacques: Op. Cit., pp. 108 a 123.


Gounot, E.: Leprincipe de l'autonornie de/a volonté en droit privé; Contribution b I'élude
critique de / 'individualis,ne, th. Dijon 1912. Cita de Ghestin, Op. Cii.. p. 28. nota 131.
Ghestin, .Jacques: Op. Cit., pp. 27 a 42.
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mulen una prohibición o las que establecen para su observancia una


sanción de nulidad. Respecto a la moral y al orden público, considera
que son conceptos de gran dificultad e imprecisión`.

2. LAS LIMITACIONES DE LA AUTONOMÍA DE LA


VOLUNTAD EN LOS CONTRATOS DE ADHESIÓN

Anota Diez-Picazo en un estudio introductorio de la obra colectiva "Co-


mentarios a la ley sobre condiciones generales de la contratación", iden-
tificado en otro lugar de este estudio, que "En el año 1901, un conocido
escritor francés, Raymond Saleilles, muy influido por la entonces re-
ciente promulgación del Código Civil alemán, escribió una monografía
dedicada al estudio de la declaración de voluntad, que era al mismo
tiempo, según su propio título, una contribución al estudio de la figura
del negocio jurídico en el mencionado Código. En esta monografía, Sa-
leilles acuñó por primera vez la expresión "con/ratos de adhesión",
llamada a tener un notable éxito a lo, largo de bastantes lustros". Ghestin
identifica el trabajo de Saleilles' 4 y afirma que ya a comienzos del siglo
XX los contratos de adhesión eran contratos comunes y corrientes, ob-
servación con la cual concuerda Diez-Picazo, quien dice que "es seguro
que, con anterioridad a 1901, muchas grandes empresas utilizaban ya
clausulados o escritos predispuestos en sus relaciones con sus clientes
(por ejemplo, compañías de seguros, bancos, etc.)", agregando que lo
que ocurre es que "los juristas reaccionan siempre tarde ante los pro-
blemas que plantea la realidad social y económica".

Observa Diez-Picazo que las primeras reacciones doctrinales, a partir


de la mencionada obra de Raymond Sale¡] les, no fueron favorables a la
figura de los llamados "contratos de adhesión", de la que él mismo diría
que de contrato sólo tiene el nombre y que, "en lo demás, no guarda con
los arquetipos contractuales ninguna semejanza, lo cual es manifiesto si

2
Diez-Picazo y Ponce de León, Luis: Fundamentos del derecho civil patrimonial. Volu-
nien / Introducción. Teoría del contrato, quinta edición Civitas, Madrid 1996. Op. Cit.,
pp. 128 a 130.
"Ver la obra identificada en la nota siguiente. p. 61.
' El título del trabajo es: De la déclaration de volonté. Contribution a 1 'étude de lacte
jurídique damis le Code civil allemand; 1901.
° Diez-Picazo y Ponce de León. Luis: Condiciones generales de la contratación ('esbozo de
una evolución), en Comentarios a la L.ev sobre Condiciones Generales de la Contratación.
libro dirigido por el autor y por Aurelio Menéndez Menéndez; Civitas, Madrid 2002, p. 61.
138 1ALFREDO MORLES HERNÁNDEZ

como arquetipo o tipo por excelencia se toma el que pueden llamarse


contrato por negociación, en que las partes se encuentran en pleno pie
de igualdad, discuten, hacen y rehacen el contenido contractual hasta
que finalmente expresan, sobre el resultado de la negociación, su con-
cordia"; que "nada de esto existe en los llamados contratos de adhesión
en que el contenido contractual se encuentra predispuesto por una de
las partes —a la que se suele llamar predisponente—, de manera tal que
la otra, colocada en una situación de imposibilidad de negociar, no tiene
más solución lo que vulgarmente se llama "lo toma o lo deja; que "si lo
deja, no hay contrato y silo toma ha prestado una adhesión (por eso, se
le llamará adherente) a las reglas impuestas por la otra parte, que es
difícil llamar auténtica voluntad contractual"; que "no obstante la críti-
ca, Saleilles no extrajo de su análisis otras conclusiones prácticas que la
posible aplicación del precepto que en el Código Civil francés es parale-
lo de nuestro artículo 1.288. Según este artículo, como es sabido, "la
interpretación de las cláusulas oscuras de un contrato no deberá
favorecer a la parte que hubiese ocasionado la oscuridad". Se tra-
ta, manifiestamente, de una regla de carácter interpretativo que, por
consiguiente, sólo puede entrar en juego cuando no exista claridad so-
bre el significado literal de los términos de un contrato. Cuando el con-
trato sea claro y clara la predisposición o incluso el abuso del
predisponeiite, el artículo 1.288 poco o nada puede hacer. Por lo demás,
se observará que el artículo 1.288 se limita a decir que las oscuridades
no deben favorecer a aquel que las ocasionó, sin llegar a dar el paso que
después habrá de ser dado, consistente en ordenar que favorezca al
adherente o que perjudique al causante de la oscuridad"6.

Continúa Diez-Picazo informando que en el año 1958, en la Revista


Juristenzeintung, Ludwing Raiser, escribió su trabajo "La libertad con-
tractual hoy", al que hubo de añadirse, el año siguiente, el que dedicó
al tema de contrato y libertad contractual recogido en Hundert Jahre
deutsches Rechisleben, Festschrifi zuin hunderljürigen Besiehen
des deustchen Juristentages 1860-1960 (Karlsruhe, 1960, vol. 1, pp.
101 y Ss.: ambos recogidos después en el volumen II compito del Di-
ritio Privato, Giuffré, Milano, 1990). Reclamaba Raiser que sólo en
Alemania—por lo menos a nivel jurisprudencial cuando él escribía--se
habían adoptado soluciones liberadoras respecto a la libertad contrac-
tual. La jurisprudencia alemana —decía Raiser— ha escrito una página

1(,
Diez-Picazo y Ponce de León, Luis: Condiciones generales..., pp. 61 a 62.
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gloriosa de su historia renunciando desde hace unos decenios a una


actitud de neutralidad frente al contenido creado por las partes y se ha
atribuido el poder de intervenir negando validez a las cláusulas grave-
mente inicuas apoyándose para ello el parágrafo 138 BGB.
De manera similar, en España, "De Castro, reconociendo que existía
una contradicción entre el Derecho positivo y el Derecho exigido por la
justicia, señalaba que, ello no obstante, nuestra legislación contenía medios
adecuados para obligar al contratante que no cumple, aunque se ampa-
re en la firma de una cláusula de exoneración. Examinaba De Castro
las propuestas de L. Raiser en punto a la invocación de la buena fe y las
buenas costumbres como límites insalvables de la eficacia de las condi-
ciones generales y coiiio defensa frente al abuso de libre contratación,
poniéndolas en conexión con la polémica histórica sobre la validez de la
renuncia de las leyes, para concluir de esta manera: "En nuestro Dere-
dio vigente las condiciones generales podrían ser impugnadas en cuan-
to sean contrarias a la buena fe y a las buenas costumbres o constituyan
un abuso del derecho, pero el defecto más frecuente y más fácil de
diagnosticar será el que resulta de contener, oculta o abiertamente, la
renuncia de ciertas leves". [Subrayado agregado].
Inmediatamente después, Diez-Picazo habla de la necesidad de hacer
referencia al concepto y a la función del denominado derecho legal dis-
positivo para fundamentar la conclusión a la cual llegaba De Castro, así:
Frente a la tesis tradicional, que ve en el Derecho dispositivo
un Derecho supletorio que regula sólo las materias en que no
han existido disposiciones, pactos o estipulaciones de las par-
tes, De Castro recordaba que las normas legales reguladoras
de los contratos y de cada contrato en particular no son dadas
para el auxilio de descuidados o desmemoriados, supletorias o
adivinatorias de sus voluntades, sino que manifiestan la regu-
lación normal y que, por tanto, tienen un cierto carácter impe-
rativo; son preceptos en que el legislador "ha ponderado
cuidadosamente la situación normal de los intereses de las par-
tes y tienen una función ordenadora, por lo que no pueden
ser desplazadas sin razón suficiente". En este sentido, afirma-
ba De Castro (p. 335) que "en el Derecho español, que ha
permitido la modificación de los tipos contractuales, cabe la
exclusión de esta o aquella obligación propia del contrato, su
aligeramiento o agravación; pero el abandono de facultades.

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acciones o excepciones sin justificación alguna, sin reciproci-


dad, contraprestación o especialidad del contrato, no es eficaz
en cuanto implica una renuncia de ley, por más que se trate de
una ley aparentemente dispositiva.
En concordancia con esta posición del cierto carácter imperativo de
las normas contractuales supletivas, Diez-Picazo manifiesta que "tam-
poco es posible hablar de una simple función de supletoriedad de las
normas legales de carácter dispositivo. Como ha señalado Castro, debe
reaccionarse contra una estrecha y simplista consideración del Dere-
cho legal dispositivo en materia contractual. Las normas legales que
regulan los contratos, y cada tipo de contrato, aun siendo dispositivas
para las partes, no están dadas sólo "para auxilio de descuidados o des-
memoriados, supletorias o adivinatorias de sus voluntades". Explicitan
la "regulación normal".. Son un modelo de ordenación, en el que el legis-
lador ha ponderado cuidadosamente la situación normal de los intereses
de las partes. Tienen, por consiguiente, una "función ordenadora". De
ello se deduce que habrá que valorar en cada caso la razón o causa por
la que las partes pretenden desplazar tal regulación en un concreto su-
puesto, de manera que una desviación extraordinaria e injustificada del
Derecho legal dispositivo puede perder validez".
La tesis del cierto carácter imperativo de De Castro, seguida por Diez-
Picazo, puede ser considerada predominante en la doctrina española.
Es así como otro autor explica la misma idea:
Distinto es el caso de los contratos de adhesión bajo condicio-
nes generales, en los que la regulación contractual no vendrá
dada por el ejercicio de la concurrente libertad de los contra-
tantes en términos de igualdad, sino por la imposición del más
fuerte económicamente y mejor informado jurídicamente. En
estos casos, el contratante prepotente trata de imponer su clau-
sulado, claramente favorable a sus intereses, en perjuicio del
contratante débil; para ello, buscando su beneficio procura: de
un lado evitar, en cuantojusta y equilibrada, la regulación dada
por el ordenamientojurídico para cada contrato, sustituyéndo-
la por otra regulación más favorable a sus particulares intere-
ses; y, procurará evitar en el momento de la celebración del
contrato que el contratante débil llegue a tomar conciencia de
los desequilibrios a los que se vería sometido. En este sentido
el contratante prepotente es el interesado en la supresión de
LA TOTAL DESAPARICIÓN DEL CONTENIDO DISPOSITIVO DEL... 141

cualquier mecanismo que recorte sus facultades de maniobra,


para lo que invoca falsamente "la libertad"; simultáneamente,
no sólo olvida, sino que se revela, alegando razones económi-
cas, contra los mecanismos con los que el ordenamientojurídi-
co, a fin de lograr .lajusticia, busca garantizar la igualdad real
de los contratantes. En este sentido hace ver De Castro (250)
que "las asesorías de las grandes empresas aguzan su ingenio
para descargar a sus casas de cualquier responsabilidad, a la
vez que procuran encadenar al cliente de modo y forma que la
voluntad del empresario sea soberana para decidir sobre cual-
quier contingencia posterior a la perfección del contrato. El
hallazgo de una nueva cláusula, que astutamente refuerce la
prepotencia del empresario, será copiada y agregada en segui-
da en el texto de las condiciones generales de las demás em-
presas ( ... ). Se ha observado que condiciones, de las que se
avergonzaría un comerciante de proponerlas individualmente,
se disimilan en el fárrago de reglas articuladas, escritas de
modo esotérico, se excusan como propias de una rama de la
industria o el comercio, si han sido compiladas por una asocia-
ción; así, doblemente anónimas, todos los empresarios se apro-
vechan de ellas aunque a nadie agrade aparecer como su
autor". Y añade el profesor, que "los tratadistas, incluso aque-
llos que defienden que las condiciones generales tienen valor
de fuente de Derecho objetivo, no ocultan, y hasta lo destacan
como carácter distintivo de ellas, que son instrumento de opre-
sión y causa de desigualdad jurídica para los contratantes.
Por ello en los contratos bajo condiciones generales de contra-
tación, el tratamiento de la exclusión de las normas dispositi-
vas no puede ser el mismo que en los contratos donde el
contenido sí ha sido producto de la libertad creadora de los
contratantes, en Liii plano de igualdad, ya que en aquéllos la
finalidad de la exclusión de la ley dispositiva aplicable no atiende
al interés común de los contratantes, sino al interés exclusivo
M contratante prepotente. Como dice Garrigues (25 1), "por
lo general, estas condiciones generales tienden a reducir al
mínimo las obligaciones contractuales de la empresa, a exone-
rarla de responsabilidad ya excluir todas las reglas del contra-
to cuya aplicación pueda ser lesiva para sus intereses. Para
conseguir mas fácilmente esta finalidad, las condiciones gene-
142 ALFREDO MORLES HERNÁNDEZ

rales suelen pactarse intencionadamente de manera poco cla-


ra". Ante estas situaciones, se justifica que el Estado, a fin de
garantizar ¡ajusticia contractual, imponga determinados con-
tenidos o prohíba otros, que considera abusivos, y establezca
reglas especiales para la interpretación e integración del con-
tenido de los contratos ' bajo condiciones generales. Como dice
Diez-Picazo, "una concepción social del derecho y de la eco-
nomía no puede por menos de tratar de proteger especialmen-
te determinados intereses puestos en juego en la contratación,
como son por regla general los de la parte económica más débil`.
Esta postura doctrinal, a la cabeza de la cual se encuentran las reflexio-
nes de la doctrina alemana", seguida por la doctrina espafíola' 9 , está
también presente en los estudios de la doctrina francesa 2,1 y de la doctri-
na italiana 2 '. La doctrina alemana desarrolló la idea de que "las disposi-
ciones que una parte introduzca para completar el contrato individual
son ineficaces cuando disminuyan inequitativamente los derechos de la
otra parte 1,22; y que "las condiciones generales de los contratos serán
eficaces sólo en cuanto las desviaciones en ellas contenidas respecto
de la regulación legal estén justificadas por lo especial de la situación "23.
El problema legislativo de la desigualdad de las partes en el contrato de
adhesión, dice Ghestin, proviene del hecho de que esta desigualdad per-
mite a una de las partes sustituir las disposiciones supletivas del Código
Civil o del Código de Comercio por una reglamentación unilateral de
carácter abusivo 24 . Pietro Sirena, al comentar el ordinal 3° del artículo
1469-ter del Código Civil italiano, según el cual no son vejatorias las
cláusulas que reproduzcan normas legales, observa que las normas le-
gales concretan, por definición, unjusto equilibrio de los intereses patri-

7
Cavallé Cruz, Alfonso: Contenido e interpretación de los contratos, en instituciones de
Derecho Privado, Torno III. volumen 2 Thomson-Civitas, Madrid 2005. pp. 155 a 156.
"Verlas referencias pertinentes en Diez-Picazo y Ponce de León, Luis: Condiciones genera-
les..., pp. 61 a 73.
' Diez-Picazo y Ponce de León, Condiciones generales..., pp. 61 a 73.
211
Ghestin. Jacques: Droir civil. LaJbrrnation do contrat LGDJ. París 1993, p. 76.
21
Sirena. Pietro. en Le clausole vessatorie nei contra lii con ¡ consunwdori, a cargo de Guido
Alpa y Salvatore Patti, Torno 1; Giufl'ré: Milán 1997. pp. 583 y siguientes.
22
Diez-Picazo y Ponce de León, Condiciones generales..., citando a De Castro, quien. a su
vez, cita a Stoll Op. Cit., pp. 65 y 66.
23 Diez-Picazo y Ponce de León, Condiciones generales.... citando a De Castro, quien, a su

vez, cita a Rohr, p. 66.


21 Ghestin. Jacques: Op. Cit., p. 76.
LA TOTAL DESAPARICIÓN DEL CONTENIDO DISPOSITIVO DEL... 143

mon jales de las partes contractuales 25 , idea pacíficamente aceptada que


sugiere que las desviaciones han de tener una justificación o ser mate-
ria de reciprocidad. Las ideas de los juristas alemanes culminan en la
Ley alemana de 9 de diciembre de 1976 (AGBG) modificada por Ley
de 29 de marzo de 1983, en cuyo capítulo II se desarrolla el control del
contenido (Inhaltskontrole). Las reglas sobre el control del contenido
se aplican a aquellas condiciones generales por medio de las cuales las
partes hayan convenido una regulación que se desvíe de los preceptos
legales, que los complete o que los integre. La sanción general es "la
ineficacia de aquellas condiciones que perjudiquen de manera despro-
porcionada o inequitativa al adherente en contra del mandato de actuar
de buena fe y presume el perjuicio desproporcionado o inequitativo cuando
la regulación dimanante de condiciones generales no pueda conciliarse
o hacerse compatible con los principios de la regulación legal de la cual
aquéllas se desvían, o limiten de tal modo los derechos y deberes esen-
ciales que resulten de naturaleza del contrato que se ponga en peligro el
logro de la finalidad de éste "26 . La ley alemana de 1976 influyó en la
Directiva de 5 de abril de 1993 (Directiva 93/13/CEE del Consejo) para
el establecimiento de la regla de la ineficacia de las cláusulas abusivas,
"para definir las cuales se adoptaba decididamente la fórmula germáni-
ca, según la cual la abusividad resulta de un desequilibrio significativo
en el conjunto de los deberes y derechos dimanantes de un contrato,
cuando este desequilibrio se produce contraviniendo los mandatos o los
preceptos de la buena fe"". Del mismo modo, cualquier abandono de
facultades, acciones o excepciones sinjustificación alguna, sin recipro-
cidad o especialidad del contrato, según la doctrina española, ha de te-
ner una contrapartida que restablezca el equilibrio contractual que supone
la regulación legal`.
3. LA REPERCUSIÓN EN LA DOCTRINA VENEZOLANA DE
LA CUESTIÓN DE LOS LÍMITES DE LA AUTONOMÍA
DE LA VOLUNTAD EN LOS CONTRATOS DE ADHESIÓN

En el capítulo LI del Curso de Derecho Mercantil. Tomo IV Los con-


tratos mercantiles. Derecho concursal, escribo lo siguiente:

Sirena. Pietro: Op. ('it, p. 584.


' Diez-Picazo y Ponce de León: Condiciones generales... . pp. 66 y 67.
Diez-Picazo y Ponce de León: Condiciones generales.... pp. 69 y 70.
Diez-Picazo y Ponce de León: Condiciones generales..., p. 65. Al hablar de reciprocidad o
contraprestación se está aludiendo al quid pro quo propio de la relación contractual.
144 ALFREDO MORLES HERNÁNDEZ

IX. Las condiciones generales de la contratación. Una de


las realidades de la vida comercial contemporánea es la inclu-
sión por parte de los operadores económicos en los contratos
de adhesión de cláusulas generales de los contratos que han
sido redactados por las asociaciones que los agrupan, por las
empresas líderes del ramo o por ellos mismos y, en todo caso,
cláusulas que no han sido objeto de discusión particular con el
adherente o han sido impuestas por el proponente. En Vene-
zuela existen cláusulas generales en los contratos de adhesión
redactados por los bancos, por las compañías de seguros, por
las empresas de transporte y por un número indefinido de em-
presas de servicio, como las de servicio eléctrico, gas, telefo-
nía, televisión por cable, etc. En este tipo de contratos es
frecuente encontrar cláusulas de exoneración de responsabili-
dad a favor del estipulante, limitación de responsabilidad a ci-
fras simbólicas que por sí mismas constituyen una cláusula
abusiva, términos brevísimos de caducidad, etc.
La adopción en los países europeos, comenzando por Alema-
nia en 1976, de leyes sobre regulación de las condiciones ge-
nerales de los contratos, seguida de la regulación propuesta a
nivel de los órganos de la Unión Europea, ha renovado la dis-
cusión sobre los contratos de adhesión en particular y sobre
los contratos en general. La libertad contractual moderna, ha
dicho un ilustre civilista español, es una libertad dentro del Es-
tado Social y "en este sentido, hay que enfrentarse con el abu-
so de la libertad actuada por los poderes económicos, como
son los pactos restrictivos de la libre concurrencia y como es
también el control de las condiciones generales de la contratación".
La doctrina, especialmente la doctrina alemana, desarrolló la
idea de que las disposiciones que una parte introduzca para
completar el contrato individual son ineficaces cuando dismi-
nuyan inequitativamente los derechos de la otra parte; y que
las condiciones generales de los contratos son eficaces sólo en
cuanto las desviaciones en ellas contenidas respecto de la re-
gulación legal estén justificadas por lo especial de la situación.
En la doctrina española, paralelamente, se ha afirmado que el
abandono de facultades, acciones o excepciones sin justifica-
ción alguna, sin reciprocidad o especialidad del contrato, no es
LA TOTAL DESAPARICIÓN DEL CONTENIDO DISPOSITIVO DEL... 145

eficaz en cuanto implica una renuncia de ley, por más que se


trate de una ley aparentemente dispositiva; y que las normas
legales reguladoras de los contratos y de cada contrato en par-
ticular son preceptos en que el legislador ha ponderado cui-
dadosamente la situación normal de los intereses de las partes
y tienen una función ordenadora, por lo que no pueden ser
desplazadas sin razón suficiente.
Algunos de los criterios prevalecientes en el conjunto que for-
man la Directiva 93/13/CEE de 5 de abril de 1993, la ley italia-
na de 6 de febrero de 1996, la ley francesa 95-96 de 10 de
febrero de 1996 y la ley española 7/1998 de 13 de abril sobre
condiciones generales de la contratación, son los siguientes:
a) el control del contenido de los contratos para sancionar
las cláusulas abusivas;
b) la generalización de la regla contra stipulatorem y el esta-
blecimiento de la cláusula más beneficiosa para el adherente;
e) la conformidad de las cláusulas con las exigencias de la
buena fe;
d) la prohibición de cláusulas sorprendentes.
La inexistencia en Venezuela de leyes reguladoras de condi-
ciones generales de los contratos deja abierta la vía para la
interpretación de los contratos conforme a las exigencias de la
buena fe, entendiendo por tal la conducta correcta, leal y ho-
nesta de los contratantes, y a atribuirle a las reglas generales y
particulares de los contratos, contenidas en el Código Civil y
en el Código de Comercio un carácter imperativo, en el senti-
do de que su derogatoria sólo es posible cuando la parte afec-
tada reciba una contraprestación por su renuncia. Son esas las
tendencias más recientes en el derecho civil, tendencias que
han reducido a límites más razonables el tradicionalmente rígi-
do principio de la autonomía de la voluntad 1129.

29
Morles Hernández, Alfredo: Op. Cit., pp. 2221 a 2222.
146 < ALffREDO' MORLESHERNÁNDEZ

Es e,yide'ntd a influencia del 'pensamreJltQalemán:.o.dgi naLy; de la pas i-


ción:dela. doclrina española en la; pos ieió!l queelautar;aaopta para
refenirse ;a hl' pasihiJi dad de descartar., la apli cae iÓILdeIicónleh id a 1egaI
c,(mtra'c.tuai!:en, loscontratosi de adhesión.!;.;aexpresión utilizada por
Feden,ico D~ GastrDí eneLsenttdo.de;.que:las nórmasisupletivas de los
C.o.lltrato,síienen:uncierto carac.ter;imperativo cuanda,son .utilizadas
en el contexta de los cantratos ;deadhesióníes; expresa(f<t,por el autor
del Curso de un modo enteramente similar, pero más efectista, por el
hechod:.q'ue 'el Jibr?el~eletlalseeri~uéntraTaádaptaé¡ óÍies .t~nmanual
ditig¡d~.a,'.a ellséñanza ••univers1tar¡~. "Esporell'aqueelatitor prefiere
decir "Iai nexistenc iaél) Ve nezue.'a de leyes'reg~ladoras de c?ndiciones
geller~üés·~e·las. cOlittatosdejaabiertala' vÍ~'para.· ..••~tdbuirle a las
reglas'generales y partictdares de 10sc<Jntratds;conten idas en el Códi-
g?,CiXi1v yllelc:óqig() de ,CoI11er~!()Lli1c.arácterj¡Dperativo, en el sen-
tido deq(¡e ~u deragatória sólo es p6siblt;C~íHldp'la,R~rte'~fectada reciba
una cantraprestación par su renuncia". Nadíce eJ'aÍJtor qúe las narmas
sVpJytiNa~,ti()Hyn,Ca¡;,áct()riJllPyt;iltiYP,siIll11ás" sinpque;agtega una sal-
v~9ildq\¡ly eg yiyalealll1ismq 8yl1tiqpquyque.ríaa,tribuirle-Federica De
Castro a la expresión un cierto carácter imperativo.
5::

Una posición radicalmente contraria, defensora qe liltecSis clásica li-


beral de la función meramente supletiva de las contenidos contractua-
les legales, has'i;cl()iexplíestar~()ieilteniehn¡'¡lS¡;P()t Ca'tlas Eduarda
Acedo Sucre:

Uhrtlny irl1'portant-e;expoüente de la doctrinávenezolána hizó referencia


a c ie rtos;1Ííleami entóspára ,i;nterpretar" IOscClI1t'¡;atCls·de{;tdhes
ion:

Le<lillexistenci~en Nen,ezueladeleyes reg~¡J~Htoras ,de condi-


~ió.n,es;ge,l¡¡.eraJesde.Jpsca't¡ltra,t9Sdejª;.abjel,1:ªt<l. ví;a para la
ipterpI:e,tacipnde Josqºl}tJ:ato~;confon:ne;a{asexigen;cias de la
¡b:ueni'l¡fe,entend iendoppríal lacondu(;tacprrecta;,l.eal y ha-
¡wst~ de Ipscqntratantys,,Y ªt1J!!J.l;lirIe<,1J.asteglasgel1erales :-
Pª.rt ic~¡Iªresde;los,col1tr<,1tos,:,cantelliqas;enelCód;igo C ivi 1:-
'en!eIQ,q.qigo de.Cal11erci.(}ul1.qarActer ijllPer.ati\,l¡o,;en el senti-
da que de ;slLqmogatari¡:tsÓlp;c,spasiP,l.e CJ.;lilnc!QLapi'lrteafec-
tada reciba una contraprestación par su renuncia. Son estas
las tendencias más recientes en el derecha civil, tendencias
que han reducido a límites más razanables el tradicianalmente
rígida principia de la autonomía de la valuntad.
LATOTAt!IDESAPAIUCIÓWDEL CONTENIDO DISPOSITIVO DEL... f47

Sindud<¡l;Jaexigenciárleibuena fe. debe guiar al interprete cuándo inda-


ga 's'obre,:elsentidode lascláusulas.cOl1tl1acmales,sean.o.no.por adhe-
sión, ya que, al regular la interpretacióriJ,delmscotltratos;'el artículo 12
del Cpdigode,Procedilni~llto~ivil ordenaescudriñ~rsu signinc~do to-
máúdoeri Cilehta;entre' otroselénrentos,) la'buei1á fe; eJelTrentoéste
cúy~ ipre~~úci aJes, reqüe~ da' por Iail'eYidesde q uéise,gehera ihgsta,~¡'Ue
firializa'hl !re'htcióriJcónttaéttlal: En éfectó,respecto de laeÚlpa'defor-'
núr6i611d~lé()l:trát()¡ ,eFartf¿u t o ¡t.'l'46cle I'CÓdig~eiVily'éIart'í6~1() 1'.i'51
etusdeht,e'~iigeÍl' iqueq~IÍ:enes proyedanéelebrarlo,' ~ctúensi'ndolo, ,éS
deéir,:~eb~lCna fe; y,re~pecto 'del~ :etapa~ecui11pliJiJ ientÓd~lcontrato,
'16b, ~el' Código Sivile~tabftlc'equeé~tetlebe,
~1·frffcLllbl ••. ,cul11~lir,se.,de
buédáfe;ela,rtículol ,.270 del m ismoqqdigoexige ~fcóntrataIltecünT~
portárseCOn?o un ~uen pad~ede ,fa~~Hla yelartículo.-I:~?4'·eiusdem
dispone que el dolo acarrea,la,repár~ción de; lósdafros impreVistos al
lh'úlhento 'de coiltratar, q'ue normálmente no soriindeninizablés~
i.. '". ' ~.' • . ,', " :,'

Nos preocupan, sin ,embargo,,"Iastendencjas tBl<:Ís"¡-eden.tes,en'e Ide..-


redhdcivi!'Fa ¡):as.que a'ltldeel autor citado,!según las cllales habría
que ,"atri buir le.a .,Ias reglas gen erales ypartic ularesdeloscontratos,
contenidas'en eLCód,igo Civily endqódigo:deComercilDlul carácter
il:n.perativo" Er! efecto; creemos ql.leunareglaes imperativa o nolo
es: en razón. de su contenidO, i-ndepeI;l-dientementede quevaya 'a ser
aplicada,auncontrato paritario, o de. adhesión; y, sise trata de 'una
regla imperativa,,' hay.que áp IicaJ¡la,siempTIe,:auriqueel' proponente de
una, cláusula en sentido, contrario' p:ague al adhérenteunacantidadde
dill.ero .. Creemos qu'eeléxito a. través de lossiglosdel'CódtgoCivil
fral1cés del 804Y·demudhos, códigos inspirados en él, incluyendo eL
venezolano vigente, se encuentra" principalmente; en que la mayoría
de ','Sllsnormas sobre' coníratos·son.dispositi vas, I oqueperm ite a las
partes tener lihe.rtad para desarl'O 11ár los negocios 'ségúnlos: tiempo:sy
elélltomo;Nos pareceisumamentepeligiroso transformar Ilormas.dis~
pósiti-vasennormas de brden ,público,'sinunaleyque lo autorice; y
mássienose tonia:en dllellffmelicontenido.delasnonnas,sino eltipüde
texto con.tractuaLalquer hande: ap Iical'stL

Nqs,pmneceque:lll~s. ra~on~bI~~s"silllple1TIellt~, i~ltefPretar las chill-


s,ula..~9scurasp a..mblgpasenpe,tj.yici,()qe,lrtlc1a..ctqr ,qél;c9XItr<¡lto<leadhe.-
si6n'. Ello sé deriva del artículo 86 de laLey de Protección al Consumidor
y al Usuario vigente, que expresa:

148 ALFREDO MORLES HERNÁNDEZ

Las cláusulas de los contratos de adhesión serán interpretadas


y apegadas a la legalidad y la justicia del modo más favorable
al consumidor y usuario30.
Aparte de la posición discutible que Acedo Sucre sostiene sobre el con-
cepto de buena fe, que corresponde, en todo caso, a la orientación tra-
dicional y restrictiva de la buena fe sostenida por la doctrina tradicional
venezolana, contrariada por la doctrina europea, precisamente corno
fundamento de cláusulas contractuales que se separen del modelo le-
gal; y aparte del implícito recuerdo nostálgico de la arrinconada doctri-
na liberal quejustificó en su momento la concepción de la autonomía de
la voluntad contenida en el Código Civil francés de 1804, es lamentable
que Acedo Sucre haya procedido a mutilar la frase de mi Curso que
decía "atribuirle a las reglas generales y particulares de los contratos
contenidas en el Código Civil y en el Código de Comercio un carácter
imperativo, en el sentido de que su derogatoria sólo es posible cuando la
parte afectada reciba una contraprestación por su renuncia" y me haya
puesto a decir "atribuirle a las reglas generales y particulares de los
contratos, contenidas en el Código Civil y en el Código de Comercio un
carácter imperativo", es decir, que haya eliminado la salvedad que ha-
cía de mi frase una expresión similar a la de Federico De Castro de un
cierto carácter imperativo. Después de ello, Acedo Sucre procede a
dar lecciones sobre lo que es una regla imperativa, lecciones que no se
merece el autor de la frase mutilada, pues él 110 ha dicho lo que Acedo
Sucre Jo pone a decir. Muy lamentable es, igualmente, que Acedo Sucre
haya entendido que cuando el autor del Curso habla de contrapresta-
ción se haya referido al estrecho significado de pago de una cantidad de
dinero, cuando la idea expresada a todo lo largo de la exposición se
refería a contraprestación, reciprocidad y equilibrio en el intercambio
contractual. Por último, el autor del Curso respeta la preocupación ex-
presada y la duda virtual manifestada por Acedo Sucre respecto a "las
tendencias más recientes del derecho civil". Puesta entre comillas la
frase parece indicar duda sobre la existencia de la tendencia o menos-
precio por las personas que integran la corriente doctrinal de la cual se
hace eco el autor del Curso. Estaba sobreentendido que cuando el au-
tor del Curso utilizó la frase "las tendencias más recientes del derecho
civil" estaba empleando una fórmula convencional con la cual quería

Acedo Sucre, Carlos Eduardo: Contratos de adhesión, en libro Bicentenario del Código de
Comercio Francés: Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Caracas 2008, pp. 460 a 462.
LA TOTAL DESAPARICIÓN DEL CONTENIDO DISPOSITIVO DEL... 149

referirse a la doctrina alemana cuyas reflexiones estuvieron detrás de


la pionera ley de 1976 sobre condiciones generales de la contratación y
de la Directiva europea de 1993 que estaban siendo objeto de examen,
así como a los autores españoles que siguen en el punto esta corriente
de pensamiento, autores cuyos nombres aparecen en la bibliografía de-
bidaniente identificados, salvo De Castro y los autores alemanes men-
cionados por él, que aparecen en las obras de Diez-Picazo y Ponce de
León, como Diez-Picazo y Ponce de León, Ghestin y Sirena (en el texto
de Guido Alpa y Salvatore Patti, recogido en la bibliografía). Natural-
mente, para saber quiénes eran exactamente los sostenedores de los
puntos de vista que se estiman como "las más recientes tendencias del
derecho civil" tendría que haberse recurrido a las obras que tratan el
tema con extensión, seriedad y profundidad.

4. LA NUEVA ORIENTACIÓN DEL DERECHO


VENEZOLANO DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
Entre las reformas recientes que se han introducido por la vía de la utiliza-
ción de la Ley Habilitante de 1° de febrero de 2007 por el Presidente de
la República, se encuentra el Decreto-Ley 6.092 de 27 de mayo de 2008
para la defensa de las personas en el acceso a los bienes y servicios,
publicado en la Gaceta Oficial de 31 de julio de 2008, Extraordinario N°
5.889. De conformidad con el ordinal 2° del artículo 73 del referido De-
creto-Ley, se consideran nulas las cláusulas o estipulaciones de los con-
tratos de adhesión que "impliquen la renuncia a los derechos que la
normativa vigente reconoce a las personas, o limite su ejercicio". Esta
fórmula sustituye a laque estaba contenida en el ordinal 2° del artículo 87
de la derogada Ley de Protección al Consumidor y al Usuario de 2004,
según la cual se consideraban nulas de pleno derecho las cláusulas o
estipulaciones que implicaran la renuncia a los derechos que la referida
Ley reconocía a los consumidores y usuarios, o de alguna manera limitara
su ejercicio. La cualidad de pleno derecho y el mandato imperativo del
legislador obligaban a laAdministración a pronunciar la nulidad.
La nueva fórmula es de una gran trascendencia porque significa que cual-
quier desviación que constituya una separación con respecto al modelo
legal contractual queda proscrito. No habrá necesidad de ponderar si la
alteración o cambio contenido en el contrato de adhesión es inequitativo,
crea desequilibrio o es injusto; prácticamente queda sin utilidad y carece
de justificación la enumeración que el mismo Decreto-Ley hace de las
cláusulas abusivas en el contrato de adhesión (artículo 73); no tiene sen-
150 ALFRIEDOMORLES HERNÁNDEZ

tidaJa deolanación>según la'cúalsondereehosde las persó;nas"laprotec~


ci¡óh:en los¡contfatos de adhesión' qu,esean desiVeritajosas o Jesionen pUS
derechos 0' il1'te;resesfl,tll umeral]3, ap:ídulo 'll0)¡ p'q>rquetodos estos; sú-
puestos\ ,necesariameílte;'-se.; con figur¡mcomauna rerrul1iciadieiderechos o
lü;nitan.{(jeje¡-cicio!dedosflef~hos ¡'que la.normativavigente necorrocea
Ias personas?', fórmulaeq uiv:ltente~ü la;de identificarelmode lo)legal con-
ttactual:S i. estadisposidiób seapl ica Iiterahnentfi; tod.os ilosc:ontratosde
adhesiión que,cnntengancláúsulas distintasal contenidalegalcontractual
4y'prácticamente todds' contienen este tipd decláuslllasf,-{,seríani Ululos.
Esito.signif¡,caríaque sólo se podríacol1tratar enrlostérmiims estable<i>;idos
enelCódigoC ivi 1,'euel CódigodeOomercio 'ú>eml'asleyes de contenido
cOtltractuaL LacontraÍaciónen,esta forl11ia,r'sin, las adaptae iones· que.,im-
ponen las nuevas formas de'produc,ción; y decomunicación~.seríae!Xtre-
m~da~ente difícil y,eI~ algu~oscas?s, il:nP?si~le. El c~rácterdiscrecional
de' l'apotestadco~f~r¡d ni sfrat i,vayün~d,e b idáarti c
a,a Ia;alltó\ittad ad1111 L1c
lació'ü de Iff'ooí'rn a con !el resto deVafticu1'ádo !'dél\Decreto2Ley deberían
permitir arribar a una interpretación racional.
'-.'.,-)

El conttato;ébmose sabe, eselinsfrllmtmtd pbrmedlooe'l'coalse realizan


Ibsíiltercmnbios:propios delaeconOmía-caphalistá'.$egÚI) tos teóhcosl11ar-
xistasese instrumento. desaparecerá cuandola;procluccióncol'1forme á las
leyes del mercadoseaslIstituida popuna proQ,ucciónententl11el1tq)lanifica-
da)' el iÍntereambibpor:equivalente sea snstituidoporladistribnc,ióncohfor-
mea las necesidadesdecada'quien,iSe ha obse¡-vadoqueés dable esperar
la despparieiól1 0, por lo menos,!ul1a,sensiblereduce,ión delpapeldeleontra-
toel1 una economía que ,esté sometida,ainila plal1ificaciót'iautoritaria~\en
eoyocontexto se va más állá'deimp'6neneglasmás bmeno'srignrosás a
his re]acionescoütractua~es3,~ ; (Jotno en· Venezllelhtodav ía'noexisteeco-
nomía total mente plan ificaday producción colectiva.'que sustituyan la es-
truotura capitalista;'el'eontrato segllirási¡ehdo;utiJ!izado;"Porlo pronto, de
una' manera ,I1'Tásd giclanrenteco'l1ttolada;,

5. LAD~CJ;¡4iRACJÓNQENU,LJ.DAD: DE 'CLÁUS;ULAS
CONTRACTUAI __
ES POR VíA ADMINISTRATIVA

La ,derogada Ley ·de'Protéccióll',al COllsumidor Y'al;U suario,: luego de


ot'denarque.1 as ¡eláusuLasd el os· contratosdeadhesiól1'q úei mp 1Ícaran

31 dho~tin.Jactlücsr:OI),!Cit"p: 199"
'.'Ghes¡in, lacques:,Op:,Cit,; p.I09"
LA (TO:rA]¿' IYES¡\PARrC1ÓN:DEli CONTENIDO DISPOSITIVO DEL... 151

liinüt'at:>~~nes;adereoh6s')Yatri lTIOI1 iales: del:CbÍ:i stirtlidot'fú'e:ran ini'pre~a$


en;cáraetere"s 'destaaado's(últi mío: apattenirtí b ti 16; 8Q~,'dl sponía" ellrtlate-'
ri:a¡de tlíulirclad¡;

q!JeH~n,n¡uhis de plMI1P, liMre~Jr(),I(l~~ l~lJ§4J(l§;oestip4Ia,qior;


ne sest,ao Ie.Cid~sel1 ..e l iC~:Jll~ri).t()4e,a9r!JeS,iól),~;:)}li y arips '.s\-\pues;"",
JllS ,QMP iPNPe1l te ,PJ.ePi.§a4pS.cfl.TtkIf1:o¡~7};,

6) ~;u~i
.....• la~lItori 1ad :a(hl1iHi$t¡'llf(i:V~L
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. o1;sposi o¡O~.esgelíerale¡'d~
la Ley y'en,formasÚ'pietOl'ia las a+sposici&rres de los {Jódigas
'OIVI l' tie COl11er'dó,\!s;egúri'le:'seáriaplieables~';
- ." ....' ", " -" .. "",',,", ,o"~ ..;

L~atribuciónala autoridad .adlTIinistrativade la pote~tad, ahora discre-


c;;oHal\;dedeclararlanltlidad deactos'~.' ~ol~traté>sha gldúreiterada'por
el¡'Decr~to-LeY6.092qíJ~sustitüye a;laLeYde'PikSteebión al Consmrii'-'
do~yál JUsumí O'a I'estatll ir:

. a) S'j#el;ln,aqlreU(j)s~~asosel1eLpxQv#ed'Ó.fodebiene:,s'Y~ervlc ios
,unjl ¡lte ra;l¡ill el' te .estabrlezca' lag, ,c:lá;l.tsulaS ..deJeÓ;ntratb deádhe+.
'$ iÓn,ja ,autoridad ;COlnp~tet]¡tepodl:á,alilllara<luelJas,C¡ l/e,porl-t
gan eTI.desventaj~ ..o vulner~n.los~ere,chos de ]a~ .,p~rson~s,
mediallt~ áctO' administrativa que será d~'estfiCtO';tmnpliIÍliell~'
.1'0' pdr·parte'de.' proveedor{únieoaparté,; áittfcül(69);
','
p:};t¡uee\'actq 'ldminist@tivQqué;cleélare,lanulidadd.e l/na'O
yarias,cl~lIs,llJlas,de un !CQntt;atQ~de;adhesión¡deberá s.er pllbh~
;..'Qad'(};eJJZl¡ t:q Ojh;:ia~(6Jt ¡l1jlo'
If,lGC,lqS' aparte de l·arHcuJo73),. eómo .
si se tratara de un acto de cO'nttlnid'o;l1orllJatl;w¡)que;debesurtü+
efectos a partir de la publicación legal.

Esta confusión de los linderos entre la actividad administrativa y la ac-


tividadjurisdiccional se hace cada vez más frecuente en los actos legis-
lativos, sobre todo en los que tienen el carácter de legislación delegada.
L~s .~special ist~s en dere~h~~drl1illistrati~ohal) ~enll.n~itldodespehace
tj~hlpoque" ... láfacilioad d¿ l!¡Úla2tua~i6J1.iutí.9ic"lcPf110 la,qu~ p:ernli~
te la autotutela administn;l.tiyaQ()n,s~iÚuyellna teJ:1t-a()iónpermanente para
apl-reárlaLfueradélos supuestosespecífioos'de' ge$dónde)Ós servi9i:(js
152 ALFREDO MORLES HERNÁNDEZ

públicos; como un medio de eludir los procedimientos más complejos de


la tutela judicial, que debe seguir siendo la regla de la vida civil", así
como también han exhortado a que la aplicación de las normas que
incurren en ese desbordamiento del ámbito propio de la autotutela admi-
nistrativa se haga con criterios restrictivos, por tratarse de "excepcio-
nes a una regla común o de verdaderos privilegios odiosos"33 . "Como se
comprende se trata de suplir al juez en la resolución de conflictos entre
partes privadas, lo cual puede decirse en términos absolutos que muy
rara vez está justificado. La traslación de la resolución de conflictos
privados de ámbito judicial al administrativo constituye la más de las
veces un notorio abuso de las técnicas de autotutela administrativa para
suplir con laexpeditividad de ésta la complejidad ordinaria de las técni-
cas procesales de la tutela judicial. La Administración ni es un juez, ni
sus poderes se han configurado a este objeto, ni es admisible que por su
intervención convencional se altere todo el sistema civil de cargas de
accionar entre particulares y sus respectivas garantías"--".
En Venezuela se han hecho las mismas advertencias en relación con este
fenómeno, referido específicamente al caso de la Comisión Nacional de
Valores, órgano al cual la Ley de Mercado de Capitales le ha atribuido
potestades administrativas (propias de poder ejecutivo), potestades nor-
mativas (propias de poder legislativo) y potestades sancionatorias (pro-
pias de poderjudicial), poniéndose de relieve la dificultad que existe para
que una heterogeneidad de esa naturaleza funcione armoniosamente".
Las situaciones patrimoniales de los ciudadanos y su propia libertad es-
tán bajo la natural protección de los órganos judiciales, de las normas
constitucionales y del derecho común. La interpretación de los contra-
tos, el régimen de las nulidades de los actos de los particulares, la im-
pugnación de la validez de los actosjurídicos patrimoniales, son materias
de derecho común y de carácter jurisdiccional que no pueden ser deci-
didas por un órgano administrativo.

García De Enterría, Eduardo; Fernández. Tomás-Ramón: Curso de Derecho Administrati-


vo. lomo 1; Civitas, Madrid 1983, p. 486.
García De Enterría y Fernández: Op. Cii., 1, pp. 486 a 487.
Morles Hernández, Alfredo: Régimen legal del mercado de capitales, segunda edición;
UCAI3, Caracas 2002. p. 486.

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