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Anuario de Investigaciones

ISSN: 0329-5885
anuario@psi.uba.ar
Universidad de Buenos Aires
Argentina

Muraro, Vanina; Alomo, Martín; Lombardi, Gabriel


LA RESPUESTA ASOCIATIVA QUE SORPRENDE, EMERGENCIA DE LO TÍQUICO
Anuario de Investigaciones, vol. XXI, 2014, pp. 111-118
Universidad de Buenos Aires
Buenos Aires, Argentina

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=369139994054

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Facultad de Psicología - UBA / Secretaría de Investigaciones / Anuario de Investigaciones / volumen XXI

LA RESPUESTA ASOCIATIVA QUE SORPRENDE,


EMERGENCIA DE LO TÍQUICO
THE ASSOCIATIVE RESPONSE THAT SURPRISES, EMERGENCY OF TYCHIQUE
Muraro, Vanina1; Alomo, Martín2; Lombardi, Gabriel3

RESUMEN ABSTRACT
El presente trabajo se plantea como objetivo el análisis de The present work appears as aim the analysis of a variable
una variable utilizada en el proyecto de investigación en used in the project of our investigation titled: “Presence
curso, titulado: “Presencia y eficacia causal de lo traumá- and causal efficiency of the traumatic thing in her recovers
tico en la cura psicoanalítica de las neurosis: investigación psychoanalytic from the neurosises: investigation on the
sobre la complicidad del ser hablante con el azar (tique). complicity of the speaking being with the random (tyche).
Estudio de casos en el Servicio de Clínica de Adultos de Study of cases in the Service of Adults’ Clinic of the Uni-
la Universidad de Buenos Aires”. La elaboración de dicha versity of Buenos Aires”. The production of the above
variable, que hemos denominado respuesta asociativa mentioned variable, which we have named an associative
que sorprende, se enmarca en una pregunta más amplia: response that surprises, places in a more wide question:
¿qué es lo que vuelve traumático un acontecimiento, qué what is what turns traumatic an event, does what make it
lo hace eficaz en la etiología de la neurosis? En el análisis effective in the etiology of the neurosis? In the analysis
y la delimitación de la variable, hemos detectado diferen- and delimiting of the variable, we have detected different
tes posiciones del ser hablante ante la emergencia del positions of the speaking being before the emergency of
inconsciente en el dispositivo analítico. Por otra parte, el the unconscious in the analytical device. On the other
factor sorpresa, como elemento tíquico privilegiado, nos hand, the surprise factor as tychique element privileged,
ha permitido caracterizar dos situaciones clínicas diver- has allowed us to characterize two clinical diverse situa-
sas, según sobre quién recaiga la sorpresa. Aunque re- tions as on whom the surprise relapses. Though we notice
marcamos la importancia principal de la sorpresa no the principal importance of the surprise not precisely in
precisamente en ese punto, sino en relación con lo que this point, but in relation with what she catches in the net
ella atrapa en las redes del discurso. Por último, señala- of the speech. At last, we indicate a finding that we con-
mos un hallazgo que consideramos de relevancia: el sider of relevancy: the text that constitutes the associative
texto que constituye la respuesta asociativa que sorpren- response that surprises is linked to the points of jouis-
de está vinculado a los puntos de goce que fijan la posi- sance that fix the position of the subject to the symptom.
ción del sujeto al núcleo sintomático.
Key words:
Palabras clave: Tyche - Autómaton - Surprise - Symptom - Choice
Tique - Autómaton - Sorpresa - Síntoma - Elección

1
Licenciada en Psicología, Universidad de Buenos Aires. Investigadora Becaria de Proyecto UBACyT. E-mail: vaninamuraro@fibertel.com.ar
2
Magister en Psicoanálisis, Profesor y Licenciado en Psicología, Universidad de Buenos Aires. Integrante de Proyecto UBACyT.
3
Médico y Doctor en Psicología de la UBA. Profesor Titular de Clínica Psicológica de Adultos I, Facultad de Psicología, UBA. Director de Pro-
yecto UBACyT.

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THE ASSOCIATIVE RESPONSE THAT SURPRISES, EMERGENCY OF TYCHIQUE
Muraro, Vanina; Alomo, Martín; Lombardi, Gabriel

Introducción pues para toda concepción del desarrollo psíquico tal


El presente trabajo se plantea como objetivo el análisis como lo ha aclarado el análisis, el hecho de lo tíquico es
deuna variable utilizada en el proyecto de investigación en central”3, afirmó en Los cuatro conceptos fundamentales
curso, titulado:“Presencia y eficacia causal de lo traumá- del psicoanálisis, seminario en el que puede precisar su
tico en la cura psicoanalítica de las neurosis: investigación concepción de la causalidad psíquica a partir de una lec-
sobre la complicidad del ser hablante con el azar (tique). tura kierkegaardiana de la repetición. En efecto, ésta no
Estudio de casos en el Servicio de Clínica de Adultos de es sólo recursividad del significante, sino también re-pe-
la Universidad de Buenos Aires”1. La elaboración de dicha tición de lo que el significante genera de traumático, de
variable, denominada respuesta asociativa que sorpren- hiato en toda programación de la vida y de la educación,
de, se enmarca en una pregunta más amplia: ¿qué es lo y en toda escritura de la historia. Lo cual otorga a lo tíqui-
que vuelve traumático un acontecimiento, qué lo hace co relevancia práctica y ética, ya que sólo en el abrupto
eficaz en la etiología de la neurosis? En las respuestas temporal que hiende la cadena del significante puede
que da Freud a dicho interrogante, aparece la noción de engendrarse (se parere, se parare) y sostenerse un ser
repetición y la idea de un mecanismo; sin embargo, él muy electivo cuya existencia depende del ejercicio de su vo-
tempranamente vislumbró que en la gestación de una luntad, de su velle4 .
neurosis interviene un cierto ejercicio de la libertad que
escapa al determinismo mecánico, por lo cual introdujo la Orígenes de la variable denominada “respuesta aso-
noción de “elección de neurosis”, según la toma de posi- ciativa que sorprende”
ción del ser ante el acontecimiento que favorece su cons- En el período inicial de la investigación que diera origen
titución específica. En un trabajo de investigación anterior, alavariable de la que nos ocuparemos, titulada: “Momen-
hemos señalado que en cada uno de los grandes historia- tos electivos en el tratamiento de las neurosis -en el Ser-
les freudianos hay momentos electivos que preceden a vicio de Clínica de Adultos de la Facultad de Psicología”
los mecanismos de formación de síntoma, y que en esos elaboramos tres manifestaciones diferentes de lo tíquico-
momentos -con Freud- es posible situar la implicación del traumático:
ser en la etiología del síntoma. a) la manifestación de lo real, como lo que vuelve siempre
Siguiendo su ejemplo, hemos intentado ubicar tales mo- al mismo lugar: en este caso, al límite de la rememoración;
mentos electivos en las Historias Clínicas correspondien- b) el factor sorpresivo, ya que latique emerge siempre
tes a los casos atendidos en el Servicio de Clínica de como lo imprevisto, considerado en relación al programa
Adultos en Avellaneda, comprobando la utilidad de esta de la intención;
operación en la lectura de los mismos. c) la discordancia, el desencuentro que introduce latique
Tanto el método como la ética del psicoanálisis privilegian entre los dos movimientos constitutivos de la repetición:
lo que emerge de lo inconsciente por sobre lo ya sabido y anticipación y retroacción.
dominado por el yo, las marcas de la sorpresa y de la En el último período de la investigación desarrollada en el
extrañeza antes que las del insight y la comprensión; y marco del proyecto de investigación en curso5,nos aboca-
valoran lo que ocurre por azar en un ser que puede pre- mos a investigar más específicamente la manifestación
ferir o rechazar lo que acaece, más aún que aquello ya de lo tíquico-traumático que corresponde al mencionado
determinado, programado o mecánicamente repetido. tipo b: “el factor sorpresivo, ya que la tique emerge siem-
La asociación entre azar y elección no es nueva, se ha pre como lo imprevisto, considerado en relación al progra-
manifestado en la historia de las elaboraciones del saber ma de la intención”. Este interés tomó como eje de lectura
cada vez que se hizo lugar seriamente a la existencia de la participación al mismo tiempo voluntaria e inconsciente
lo humano como algo diferente de los otros entes de la del ser hablante en los acontecimientos disruptivos de la
físis -lo que del ser, por ser hablante, se manifiesta-. Es historia y de la actualidad de los síntomas neuróticos.
conocida la distinción establecida por Aristóteles entre Para hacerlo, nos enfocamos en el material vertido en las
dos tipos distintos de causas por accidente2. Llamó autó- Historias Clínicas correspondientes a nuestro corpus de
maton a lo que acontece por azar en aquellos entes que análisis (Servicio de Clínica de Adultos I, Sede Avellane-
no poseen la facultad de elegir, y tique a lo fortuito que da) aquellos acontecimientos ocurridos por azar que, sin
ocurre en seres que disponen de ella, y que por lo tanto embargo, se vuelven disruptivos. El elemento disruptivo
pueden sentirse bienaventurados o desdichados porque se caracteriza por afectar al ser que pudiendo elegir, gra-
algo deseado o rechazado ocurrió no por necesidad, no cias a él, debe hacerlo: huir, consentir, desestimar, actuar
por cálculo racional, sino por un golpe de fortuna. decididamente (por ejemplo denunciar).
Jacques Lacan, tanto como Freud, fue sensible a la im- La regla fundamental acuñada por Freud y el dispositivo
portancia de lo fortuito en la experiencia psicoanalítica. analítico en su conjunto parecen estar diseñados para
Propuso llamarlo tíquico, adjetivo que deriva del término capturar aquellos elementos que en otro marco pasarían
tique {τύχη} del mismo modo en que psíquico correspon- desapercibidos. Es así cómo la nimiedad de un una sílaba
de a psique {ψύχη}. “No sin intención me serví de esta
analogía en el corazón de la experiencia de la repetición,
3
Cf. Lacan, J. (1964). El seminario. Libro 11. Los cuatro conceptos
fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós, 1987, p. 87.
1
Se trata del Proyecto UBACyT20020100100104, dirigido por uno 4
Lacan, J. (1964). “Position de l’inconscient”. En Écrits, Seuil, Pa-
de nosotros. ris, 1966, pp. 842-844.
2
Aristóteles (Siglo IV a. C.). Física, Gredos, Madrid, 1995. (Vg. 196b). 5
Proyecto UBACyT20020100100104, mencionado anteriormente.

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trastrocada por otra, gracias a la escucha analítica y a la cador privilegiado tanto por el material que aporta como
sanción del fallido -por ejemplo- con el consiguiente pedi- por la sorpresa que acompaña a su comunicación y esca-
do de asociaciones al paciente permiten, en primera ins- pa al cálculo yoico conmoviendo, en primer término, al yo
tancia, comprobar la actitud del mismo hacia las manifes- del analizante.
taciones de su inconsciente. El paciente optará, todas y Examinaremos a continuación, las configuraciones clíni-
cada una de las veces por rechazar o consentir al trabajo cas que arroja el desarrollo de esta variable, justo en ese
analítico y un índice inequívoco de su cooperación, tal punto en que a partir de la emergencia del efecto sujeto
como señalara Freud en “Construcciones en el análisis” en el dispositivo lo que se revela como puesto en cuestión
será el surgimiento de material nuevo o corroboraciones es la toma de posición subjetiva, que podemos inferir de
indirectasacopladas en forma inmediata por éste6. El sur- la actitud del consultante: hablado por la cadena del par-
gimiento de este texto novedoso, en numerosas ocasio- loteo o hablante que sigue el hilo de su asociación libre,
nes está acompañado por un efecto sorpresivo, ya sea paciente o analizante.
por corresponderse a un fragmento hasta ese momento Atañe a esta variable el material nuevo que surge a partir
olvidado -saber no sabido- o bien, hasta ese entonces no de la interpretación, ya sea que se trate de un recuerdo
tenido en cuenta por el sujeto. hasta ese momento olvidado, un detalle que hasta ese
Tomando como base estos intereses, nos centramos en la momento se creía insignificante, un sueño -por citar tres
respuesta asociativaque sorprende como un indicador de elementos que aparecen con frecuencia en los casos clíni-
momento electivo, especificado en el tercer objetivo delimi- cos bajo este modo de presentación- o algún otro tipo de
tado en nuestro proyecto inicial que se comprometía a: material. Verificamos también en los casos estudiados que
el elemento sorpresivo produce una ruptura en la continui-
“Delimitar y describir aquellos momentos electivos en que la dad del relato, indicando una interrupción del autómaton y
intervención de lo accidental (no predeterminado, no progra- produciendo en forma inmediata un extrañamiento.
mado, no calculado, no controlado por las instancias de la Un ejemplo clínico de esta variable lo extraemos del “Frag-
conciencia o del yo) favorece el posicionamiento subjetivo mento de análisis de un caso de histeria”. Ante la queja de
(de consentimiento, de rechazo, de división subjetiva) ante Dora acerca de una nueva molestia, “un supuesto nuevo
una preferencia pulsional por fuera de lo voluntario yoico. síntoma, unos lacerantes dolores de estómago”, Freud le
Particularmente el traumatismo, el ocasionamiento de la pregunta a la muchacha: “¿A quién copia usted en eso?”.
enfermedad, la actualización transferencial del síntoma, la Dora responde lo siguiente:
intervención o la respuesta asociativa que sorprende”.
“El día anterior había visitado a sus primas, las hijas de la
Actualmente, avanzando en el curso de nuestra investiga- tía fallecida. La más joven había formalizado noviazgo, y en
ción, observamos que las tres categorías mencionadas esa ocasión la mayor contrajo unos dolores de estómago y
entre paréntesis en la definición del objetivo citado -con- debió ser llevada a Semmering. Dora creía que en la mayor
sentimiento, rechazo y división subjetiva- como posibles no era sino envidia, pues siempre enfermaba cuando quería
respuestas del sujeto, no son homogéneas. Considera- obtener algo y, justamente, lo que ahora quería era alejarse
mos a la “división subjetiva” como una emergencia del de la casa para no asistir a la dicha de su hermana”8.
efecto sujeto en el transcurso de una consulta, de una
entrevista o de una cura. En cambio, las posiciones sub- Es a raíz de esta asociación -respuesta a la interpreta-
jetivas favorecidas por el acontecimiento de la división no ción-pregunta del analista- que Freud infiere que los do-
aparecen sino indicadas por la actitud de rechazo o con- lores de la paciente indican que se identificaba con su
sentimiento. prima, “declarada simuladora”.
La respuesta asociativa que sorprende se ha constituido Unas páginas más adelante agrega: “Estoy habituado a
en una variable privilegiada de nuestra investigación, ya ver en tales ocurrencias que presentan algo acorde con
que indica el funcionamiento del dispositivo freudiano, el contenido de lo que yo he aseverado (al paciente),una
probando que en el lugar del paciente, cuando éste se confirmación que viene del inconsciente” 9.
aviene al cumplimiento de la regla fundamental, adviene Tenemos por un lado, entonces, el surgimiento de material
el analizante. Siempre y cuando el posicionamiento ante nuevo, en tanto “confirmación que viene del inconsciente”,
la emergencia del efecto sujeto, cuyo correlato clínico como índice privilegiado.
está dado por la división, tenga las característicasdel Por otra parte, si nos atenemos a la particular temporali-
trabajo analizante y no del rechazo al inconsciente7. Indi- dad del inconsciente, pulsátil, escandida en apertura y
cierre, podemos concebir dicha intermitencia como corre-
6
Ver Freud, S. (1937). “Construcciones en el análisis”. En Obras
Completas, Vol. XXIII, p. 264, Buenos Aires: Amorrortu editores,
lato de la aparición de material nuevo: dicho material
1992. testimonia de los momentos de apertura y viceversa.
7
Colette Soler menciona tres niveles de rechazo del inconsciente. Retomemos nuestro planteo inicial tendiente a localizar
Uno, consiste en “no percibir -al elemento simbólico- como un sig- tres tipos de momentos en los tratamientos: a) posición
nificante”; otro, en la “subjetivación del síntoma”; por último, “otro
de los niveles de rechazo del inconsciente es la no constitución 8
Freud, S. (1905), “Fragmento de análisis de un caso de histe-
del síntoma analítico”. Vg. Soler, C. (2007). “El rechazo del incons- ria”. En Obras Completas, Vol. VII, p. 35, Buenos Aires: Amorrortu,
ciente”. En ¿Qué se espera del psicoanálisis y del psicoanalista? 1991. El subrayado es nuestro.
Buenos Aires:Letra Viva, 2007, p. 241. 9
Ídem. El subrayado es nuestro.

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refractaria al trabajo analítico (rechazo del inconsciente); ¿Quién se sorprende?


b) división subjetiva -con su correlato sorpresivo- y luego Encontramos referencias de interés en Theodor Reik,
posición refractaria; c) sorpresa y división seguidas de quien ha resaltado los factores tíquicos en la experiencia
trabajo analizante. Al cotejar este planteo inicial con la analítica tales como la sorpresa, pero que sin embargo
noción de apertura y cierre del inconsciente, entonces muestra dificultades para ubicar el sujeto al que concierne
obtenemos la siguiente conjetura lógica: el trabajo anali- la operación analítica10. El acento excesivo en la sorpresa
zante es discontinuo, o lo que es lo mismo dicho de otro del analista, factor importante sin duda, desplaza el inte-
modo, la posición analizante no es fija, de una vez y para rés en el punto de impacto fundamental del análisis, que
siempre hasta el final. A su vez, este mismo problema se supone es el de lo que encuentra el analizante y no el
considerado en su aspecto ético, implica lo siguiente: la analista; la experiencia interior del psicoanalista, incitante
ética analizante -del mismo modo que probablemente sin duda, no es sin embargo lo decisivo que se juega en
cualquier otra, justamente como condición propia de toda un análisis.
ética- debe ser sostenida en acto, cada vez, aun cuando Pero si el analista encuentra aquello que esperaba y el
se trate de las condiciones muy particulares de un acto paciente resulta sorprendido una y otra vez como ante un
“subsidiado”, sostenido por la presencia del analista. habilidoso truco de magia, que nunca sorprende al encan-
Por esto mismo, consideramos que aquellos tres momen- tador que sabe que el conejo aguardaba en la galera
tos detectados en los tratamientos representan justamen- hasta el momento indicado, quizás debamos desconfiar
te eso: momentos. Son como fotografías. Se trata, enton- de ese índice que se asemejaría más bien a lo sugestivo.
ces, de momentos identificables en la basculación propia En el otro extremo, el de un analista siempre sorprendido
entre los polos abierto y cerrado de la temporalidad del por el relato del paciente-Sherezade podemos hallar tam-
inconsciente. bién a un analista víctima de la sugestión. Vertiente hechi-
En el terreno de la investigación en clínica psicoanalítica, cera que la palabra siempre pone en juego. Encontramos
esto mismo nos permite suponer que detectado uno de esta configuración, marcadamente, en la clínica de las
aquellos momentos, deberíamos considerar la búsqueda psicosis. Sobre todo en esos casos en que la posición del
de los otros. De este modo, recortamos una actividad sujeto del delirio, por ejemplo, suscita el interés del ana-
específica propiciada por la lógica misma de la variable lista y sugiere una posición “analizante”. Aunque luego
que nos ocupa aquí. Se trata de una actividad de búsque- quede de manifiesto que la utilización de lo simbólico por
da constante, hilvanada por los hitos que denotan la posi- parte de dicho sujeto no se corresponda con el aparato
ción del sujeto ante el inconsciente. Algo así como una de goce que encontramos en la clínica de las neurosis.
especie de analizador especialmente dirigido a detectar Por esto mismo es que no carece de interés tomar nota
las variaciones, las oscilaciones, la estabilidad y la ines- de esta distribución de la sorpresa en los personajes in-
tabilidad relativas de los tres momentos mencionados. volucrados en el dispositivo, ya que ella puede funcionar
Éste sería sólo un aspecto del constructo conceptual que también como un indicador indirecto de la posición del
sostiene a la variable respuesta asociativa que sorprende. analista.
Un dispositivo de búsqueda constante, axial -sobre el eje Por ello consideramos importante resaltar el valor tíquico
delineado por lo abierto y lo cerrado de la temporalidad de la sorpresa; no se trata de un estado sino de algo
del inconsciente- y flexible, ya que la clínica es más bien eventual, que puede afectar a ambos participantes del
amiga de lo variable y proteico antes que de lo rígido y dispositivo.
estructurado. Salvo, eso sí, en esos puntos -también Sin embargo, dejar la cuestión en ese plano (¿quién es el
emergentes en momentos determinados, de a ratos- en sorprendido?) implicaría una reducción del problema y,
que lo que marca el ritmo, ya sea rallentando o detenien- además, el riesgo de deslizarnos hacia la inter-subjetivi-
do el tiempo de la diacronía -por ejemplo en un obstinato dad, hacia la especularidad de la relación imaginaria.
machacante- es precisamente lo inflexible y estructurado Al tratarse, en el dispositivo analítico, de un lazo que pi-
que captura como rehén al sujeto en la determinación de votea sobre eso que Lacan ha llamado sujeto supuesto al
su condición de goce. Se trata de lo fijo, en el sentido de saber, eje epistémico de la transferencia, las personas del
la Fixierung. analista y del analizante danzan precisamente en torno de
Sin embargo, nuestra variable resalta el factor sorpresa; ese pivote que indistintamente los reúne y los convoca,
precisamente este punto tíquico pone de manifiesto la los hermana en el discurso, tal la observación de Lacan
potencia transformadora del tratamiento analítico. Aquí, en …ou pire. Por eso mismo, es importante destacar que
en este rasgo, encontramos la otra vertiente de la varia- la sorpresa puede afectar -es decir tocar, atañer- a cual-
ble. Hasta ahora nos habíamos ocupado de la respuesta quiera de ellos.
-o bien asociativa, o bien refractaria- a la interpretación En cuanto a la sorpresa tenemos, por supuesto, el sentido
del analista. Respuesta asociativa en tanto provee un más común que dicho término anima: encontrar lo ines-
material nuevo como “confirmación del inconsciente”, en perado que produce un efecto de dislocación. Tal como
términos de Freud. Pero recordemos que la variable com- Freud lo ha trabajado extensamente a propósito del chis-
pleta su nombre con el factor sorpresa, ya que -como te, por ejemplo. Una sorpresa correlativa del efecto sujeto,
hemos dicho- se trata de la respuesta asociativa que
sorprende. 10
Vg. Reik, Th. (1948). Listening with the third ear: the inner expe-
rience of a psychoanalyst. New York: Grove Press, 1948.

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de la división subjetiva. propia de la llamada “regla fundamental” o “asociación


Nuestra variable, tal como creemos haberlo dejado sufi- libre” (entre comillas no sólo por tratarse de la invención
cientemente claro en el parágrafo anterior, recoge en su freudiana, sino para resaltar su carácter de celada).
lógica dicha acepción. De hecho, aquellos tres momentos
recortados (las posiciones refractaria, refractaria a medias La regla fundamental, paradoja electiva
y analizante) se organizan en razón de la presencia o au- El método psicoanalítico propicia el campo disponible para
sencia de la sorpresa correlativa de la Spaltung, de la divi- que el paciente se explaye, configurando a su gusto y vo-
sión subjetiva, del efecto sujeto emergido en el análisis. luntad los avatares de la entrevista. Puede hablar de lo que
Sin embargo, también nos interesa incluir en la dimensión quiera, sea cual fuere el tema con que comience, y como
de nuestra variable, las resonancias que introduce la eti- sea que se le ocurra proseguir. Considerado de este modo,
mología. Sorpresa, del latín “prendere”, “atrapar”, “pren- el análisis demandaría del paciente que simplemente ha-
der”, “tomar por asalto”11. ble, que diga lo que quiera. Sin embargo, éste es sólo un
Este enfoque nos permite formular nuestra pregunta de aspecto, y por eso mismo, no explica el método.
otro modo, que nos parece más interesante que quedar- Es cierto que en el análisis el paciente dice lo que quiere,
nos solamente con la cuestión de “¿quién es el sorprendi- pero no es menos cierto que dice lo que puede. También,
do?”. Aun cuando -como hemos señalado- dicha pregun- debemos considerar que dice más de lo que querría. De
ta no carezca de interés, se trata de un interés acotado: todos modos, los efectos analíticos que el método pueda
ella se limita a suministrarnos un índice indirecto que nos ocasionar dependen no tanto de lo que el paciente diga,
permite leer en el efecto sugestivo -cuando el sorprendido sino de lo que sea capaz de escuchar y efectivamente
siempre es el paciente- un obstáculo ostensible para sos- escuche.
tener la función del analista y cuando el sorprendido es El decir lo que se quiere es sólo un aspecto, decíamos,
siempre el analista, un efecto de fascinación poco desea- porque hay una regla que el análisis demanda, sólo una:
ble. Ahora, en cambio, más bien nos interesa saber qué el cumplimiento de la llamada “regla fundamental analíti-
es lo sorprendido, qué lo atrapado por la sorpresa. ca” o asociación libre. Freud la expresa en varios lugares
de su obra con ligeras variantes, aunque en términos si-
¿Qué es lo atrapado por la sorpresa? milares en lo que hace a lo fundamental. Lo principal de
El dispositivo analítico está estructurado como una red ella se resume en lo siguiente: que el paciente hable
que funciona como un cernidor, si se quiere un tamiz, suspendiendo la intencionalidad, suspendiendo su juicio
destinado a recoger en su entramado un punto de deten- respecto de las ocurrencias que avienen a su discurso, y
ción, un punto de trabazón. que las diga sin más, sin omisiones. Aun cuando le parez-
Este dispositivo-celada se especializa en detectar aquellos can tonterías o temas que no vienen al caso, fuera de lu-
significantes que han quedado ligados al núcleo de goce gar. Elegimos la versión que da Freud de esta regla en
de goce sintomático que determina la posición del sujeto. “Sobre la iniciación del tratamiento”, no sólo para aprove-
Al referirnos al dispositivo-celada, no nos interesa destacar char la riqueza de la explicación, nutrida de analogías y
su dimensión de engaño, aunque -evidentemente- dicha metáforas, sino porque expresa de un modo claro un de-
condición no le es ajena a nuestra práctica -la analítica- que talle que nos interesará analizar con detenimiento. La
podríamos llamar impura, ya que carece de la asepsis in- copiamos tal como se la puede leer en el trabajo de Freud,
dispensable para un procedimiento clínico de otra índole, entrecomillada por él, ya que la enuncia como comunicán-
por ejemplo neurofisiológico. Y esto se debe a que el mal- dosela a un paciente:
entendido del lenguaje es ineludible, y los espejismos de la
verdad mentirosa, en el mejor de los casos, guiarán como “‘En un aspecto su relato tiene que diferenciarse de una
señuelo al analizante en su derrotero. conversación ordinaria. Mientras que en ésta usted procura
Sin embargo, el método analítico aun contaminado por las mantener el hilo de la trama mientras expone, y rechaza
impurezas del malentendido, puede propiciar una preci- todas las ocurrencias perturbadoras y pensamientos cola-
sión bastante confiable, en tanto el dispositivo que le es terales, a fin de no irse por las ramas, como suele decirse,
propio permite, a través de la repetición, detectar a través aquí debe proceder de otro modo. Usted observará que en
de la asociación del analizante, esos significantes privile- el curso de su relato le acudirán pensamientos diversos que
giados que señalan la posición del sujeto en relación al preferiría rechazar con ciertas objeciones críticas. Tendrá
núcleo de goce del síntoma. Dicho de otro modo, a través la tentación de decirse: esto o estotro no viene al caso, o no
del método analítico es posible cernir algo que excede a tiene ninguna importancia, o es disparatado y por ende no
la lógica significante, aun cuando se trate de puntos inac- hace falta decirlo. Nunca ceda usted a esa crítica; dígalo a
cesibles si no es a través de dicha lógica. pesar de ella, y aun justamente por haber registrado una
Pero antes aún de esta condición de engaño necesario repugnancia a hacerlo. Más adelante sabrá y comprenderá
que se articula entre lo real del goce, lo imaginario del usted la razón de este precepto -el único, en verdad, a que
sentido y lo simbólico de la asociación “libre”, nos interesa debe obedecer-. Diga, pues, todo cuanto se le pase por la
poner de relieve el carácter paradójico de la estructura mente. Compórtese como lo haría, por ejemplo, un viajero
sentado en el tren del lado de la ventanilla que describiera
11
Cf. Corominas, J. y Pascual, J. (1991). Diccionario Crítico Etimo- para su vecino del pasillo cómo cambia el paisaje ante su
lógico Castellano e Hispánico. Madrid: Gredos, 1991. vista. Por último, no olvide nunca que ha prometido absolu-

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ta sinceridad, y nunca omita algo so pretexto de que por que se dirigen las palabras del analizante.
alguna razón le resulta desagradable comunicarlo’”12. “Elija no elegir… ya veremos cómo no podrá hacerlo”
podría ser también el texto de la regla analítica leído en
Resumiendo el punto, entonces, la regla fundamental se clave electiva. Encontramos en esta condición específica
apoya en dos principios rectores: el de no omisión y el de del método analítico, la imposibilidad de cometer el pa-
no sistematización, tal como los caracterizará luego Jac- ciente aquello que se le demanda. Por este motivo es que
ques Lacan en su escrito “Más allá del principio de señalábamos que antes aun del influjo de las resistencias,
realidad”13. la regla misma porta una condición de imposibilidad res-
Como decíamos, nos interesaremos en un detalle de la pecto de lo que prescribe.
cita consignada, pero antes adelantamos la idea que rige Lejos de encontrar en este rasgo un defecto del método,
nuestro análisis: la regla fundamental analítica presenta situamos en él más bien su potencia: la de localizar la
una estructura paradojal, ya que demanda elegir no elegir. imposibilidad, los puntos de impasse que indefectible-
El mismo Freud, en el texto citado, en nota al pie de pági- mente advendrán en el trabajo analítico, señalando el
na escribe: “Es indispensable, y aun ventajoso, comuni- camino del mismo.
carla [la regla fundamental] en los primeros estadios del Teniendo en cuenta estas consideraciones, es posible
tratamiento; más tarde, bajo el imperio de las resistencias, leer los momentos resistenciales en el análisis, caracteri-
se le deniega la obediencia y para cada cual llega siempre zados por alguna transgresión a uno de los dos principios
el momento en que habrá de infringirla”14. rectores de la regla analítica o a ambos -no omisión y no
Avanzando un poco más en nuestro desarrollo, decimos sistematización- de un modo distinto al acostumbrado.
que la transgresión anunciada por Freud para cada cual, Ahora, las resistencias no son las únicas determinaciones
si bien obedece al influjo de las resistencias, se apoya que atentan contra el cumplimiento de la regla fundamen-
también en una condición estructural, una estructura pa- tal, sino que van en el mismo sentido de la imposibilidad
radojal, como decíamos, inherente a la misma regla que estructural que ella misma porta. De este modo, podemos
se prescribe. hablar de una imbricación entre resistencias e imposibili-
Observemos la característica de la demanda que la regla dad lógica, a analizar según el caso. Tal vez aquellas
dirige al paciente: usted está habituado a decidir qué in- enciendan a ésta, tal vez ésta denuncie a aquellas.
cluir y qué no en su discurso, pues bien, no lo haga. Dicho En lo que respecta a la variable que nos ocupa en este
en otros términos: usted debe tomar la siguiente decisión: trabajo, notamos que la respuesta asociativa a la interpre-
no elija la textualidad de su discurso; o también: suspenda tación analíticaconstituye para nosotros un indicador cla-
su juicio, de modo de no elegir qué palabras decir y cuáles ro -con Freud- de lo que podríamos llamar -con Lacan-
no, dígalas todas, relate sus ideas sin excluir ninguna. trabajo analizante. Sin embargo, la respuesta resistencial
Al leer la regla fundamental de este modo, en clave elec- imbricada con la imposibilidad lógica subtendida por el
tiva, notamos que la demanda de suspender el juicio re- método mismo, puede producir otro tipo de respuestas.
cae sobre la capacidad electiva consciente. Lo curioso en Ejemplificaremos este punto en el apartado siguiente.
esta misma lectura, es que lo que se le demanda también
consiste en un factor respecto del cual el sujeto deberá Casuística
expedirse electivamente: elijo dirigirme a usted de este En este parágrafo nos interesa comentar algunos hallaz-
modo, participaré del juego que me propone, o bien, pre- gos empíricos de nuestra investigación en el Servicio de
feriría no hacerlo. Ambas posibilidades son decisiones Clínica de Adultos de la Facultad de Psicología de la
que quedan a cuenta de la libertad electiva del paciente. Universidad de Buenos Aires, que funciona en la localidad
En caso de que opte por la primera alternativa, podrá de Avellaneda.
pasar a la posición de analizante. En la lectura de nuestro corpus de análisis, encontramos
Continuando con nuestra lectura, no se trata de un libre que el sujeto responde de modos diversos ante la mani-
albedrío, sino de elegir alguna de las opciones, ya sea la festación del inconsciente. Como hemos adelantado, la
vía del análisis o su rechazo, en acto15. En el caso del división subjetiva, ante el tropiezo de las intenciones del
repudio al influjo analítico, seguramente se tratará de un decir, no alcanza para decir que allí ha surgido un anali-
acto electivo diverso que en el caso del analizante. Para zante; es indispensable que el paciente se avenga al tra-
este último, sabemos, se tratará de la decisión de suspen- bajo analítico cuestionando esa aparente arbitrariedad
der el juicio y asociar libremente, dirigiéndose al analista, que se hace insoslayable gracias ala presencia de un
quien desde su posición, sostiene el lugar del oyente al analista16.
Tal como hemos adelantado más arriba, podemos reco-
12
Freud, S. (1913). “Sobre la iniciación del tratamiento”, OC, Amo- nocer en la casuística tres respuestas claramente dife-
rrortu, op. cit., tomo XII, pp. 135-136.
13
Lacan, J. (1936). “Más allá del principio de realidad”. En Escritos 16
Dos de nosotros hemos investigado la diferencia entre arbitrio
1, op. cit., p. 75. y arbitrariedad en relación a tique y autómaton en otro lugar.(Cf.
14
Freud, op. cit., p. 136. Muraro, V.; Alomo, M. (2013). “Tique y autómaton: arbitrio y arbi-
15
Uno de nosotros ha trabajado en extenso la diferencia entre elec- trariedad”. En Memorias del “V Congreso Internacional de Inves-
ción y libre albedrío en otro lugar. Cf. Alomo, M. (2013). La elección tigación y Práctica Profesional en Psicología” y “XX Jornadas de
en psicoanálisis. Fundamentos filosóficos de un problema clínico. Investigación”, Facultad de Psicología, Universidad de Buenos
Buenos Aires: Letra Viva, 2013. Aires. (Publicado en CD Rom)).

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Facultad de Psicología - UBA / Secretaría de Investigaciones / Anuario de Investigaciones / volumen XXI

renciadas: Se trata de una respuesta por la vía del actingout y será


1. En la primera el paciente -no analizante- se muestra necesario aún hacer ingresar “al caballo en el picadero”
refractario a la regla. No consiente al trabajo analítico y para que este material se torne accesible al análisis.
si, eventualmente, comete un fallido descarta ese su- Como ilustración del último tipo de respuesta -analizante-,
ceso de plano catalogándolo de un “accidente” que tomaremos el caso de una mujer que ante una interven-
nada dice de su persona, o reduciéndolo al nivel de una ción del analista responde con una ampliación del mate-
mera equivocación. rial asociativo. El Equipo de Investigación consigna que
2. En la segunda, hay avenimiento parcial a la regla pero luego de una secuencia en la que la paciente se encuen-
ante el tropiezo, el paciente -aún no analizante- no tra relatando a su analista el diálogo que tuvo con su
prosigue con el trabajo propuesto. A veces, esta res- marido celoso, que le exigía dejar el análisis, la paciente
puesta se evidencia en aquellos pacientes que llevan dice: “Le dije: ‘No la voy a dejar; ya dejé de estudiar, de
un sueño a la sesión pero pretenden que sea el analis- trabajar, de respirar”. El analista pregunta: “¿de respirar?”.
ta quien lo dote de sentido. Esta puntuación produce un efecto de sorpresa en la pa-
3. La tercera respuesta corresponde a aquellos analizan- ciente. Luego, las asociaciones conducen a un recuerdo
tes que ante la división provocada por eso que escapa infantil: el padre, en lugar de una niña, había anhelado un
a la intención yoica del decir, se avienen a producir varoncito. Ante el nacimiento de S. decidió tratarla como
nuevo material asociativo. si fuese un niño y la llevaba de campamento a cazar con
armas de “aire comprimido”, actividad que la niña detes-
Sirvámonos a continuación de los hallazgos empíricos taba: “en la carpa me sentía ahogada”. A continuación,
que se desprendieron de nuestra fuente de datos para asociael“ahogo” con un síntoma de asma padecido duran-
ilustrar en detalle cada una de estas respuestas a la invi- te la infancia.
tación freudiana. Observamos que tanto en el segundo como en el tercer
Para ejemplificar el primer tipo de respuesta -el rechazo paciente, los fallidos iluminan un elemento que posee una
a la regla fundamental- tomaremos el caso de una mujer extrema relación con lo que se revelará como el núcleo
que llega a la consulta a causa de lo que denomina “ata- sintomático de cada sujeto. En el paciente varón, se trata
ques de pánico”. Ante la pregunta por parte de la analista de sus constantes vueltas que empobrecen su capacidad
acerca de las coordenadas de esta sintomatología, la de trabajo al modo característico de la neurosis obsesiva;
paciente responde que “se va solo y vuelve”. en el caso de la joven analizante, el ahogo histérico, sín-
Durante las escasas entrevistas subsiguientes mantiene toma que la ligara al padre en su infancia a condición de
esta posición que no se resume simplemente en un no hacer “el varoncito” que, en el presente, se re-actualiza en
saber propio de la neurosis, sino en una posición de pro- su matrimonio.
fundo rechazo al saber. Por ejemplo, ante la pregunta de
la analista acerca de qué espera en relación a estos ata- Conclusiones
ques, responde: “No estoy a la espera de un milagro, Al cabo de nuestro trabajo de investigación sostenido
pero…”. Dirá también acerca de la causa de su enferme- durante años en el Servicio de Clínica de Adultos de la
dad: “Esto es lo que heredé”, sin avenirse a desplegar los Facultad de Psicología, y como resultado de la decanta-
detalles de la genealogía invocada. ción de los indicadores clínicos más fuertes, valorados
Por último, ante la invitación de la analista de hablar sobre desde distintos aspectos en el contexto de diversos pro-
su infancia la paciente afirma: “Del pasado no recuerdo yectos marco, consideramos que la variable que hemos
nada ni quiero hacerlo”. denominado respuesta asociativa que sorprende repre-
Para ejemplificar la segunda posición, de avenimiento senta un hallazgo de relevancia en tanto herramienta de
parcial a la regla, donde algo queda dicho aunque aún no investigación en clínica psicoanalítica.
pueda ser escuchado por quién lo profiere, tomaremos el Como hemos señalado más arriba, dicha variable abreva
caso de un paciente que responde a la interpretación del en la noción de repetición, que considerada en los térmi-
analista intentando desdecirse de un fallido, seguido de nos en que Jacques Lacan lo hace, apoyado fuertemente
dos ausencias posteriores sin aviso a sesión (hábito in- en Freud y en Aristóteles, resalta el carácter tíquico, es
usual en él, según destaca su analista). A continuación, decir traumático y a la vez electivo, que le es propio en
consignamos brevemente una secuencia señalada por el tanto repetición inherente a la experiencia analítica.
Equipo de Investigación en la Guía de Lectura aplicada a Por un lado, la respuesta asociativa que sorprende deno-
las Historias Clínicas. mina, por lo dicho, a una variable que caracteriza un tipo
Se trata de un paciente con dificultades para trabajar, las de respuesta del consultante ante la intervención interpre-
mismas se evidencian en sus numerosas llegadas tarde tativa del analista. Como hemos comentado, he incluso
por las cuales ha sido observado por sus jefes. Le mani- ilustrado con casuística proveniente del Servicio, la res-
fiesta a la analista lo siguiente: “Es una locura, pero pre- puesta asociativa que sorprende encuentra su especifici-
fiero dar vueltas sin hacer nada antes que trabajar”. La dad en marcar la presencia del trabajo analizante, diferen-
analista puntúa: “¿Antes que trabajar?” y corta la sesión. ciándose, para ello, de otros dos tipos de respuesta: el
El paciente se apresura a retractarse y falta a las dos rechazo del inconsciente, posición refractaria a la inter-
entrevistas posteriores. Parece ratificar en acto con sus pretación del analista, ya sea que haya o no efecto de
ausencias que prefiere “dar vueltas a trabajar”. división subjetiva en el paciente. Respecto de la presencia

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LA RESPUESTA ASOCIATIVA QUE SORPRENDE, EMERGENCIA DE LO TÍQUICO
THE ASSOCIATIVE RESPONSE THAT SURPRISES, EMERGENCY OF TYCHIQUE
Muraro, Vanina; Alomo, Martín; Lombardi, Gabriel

o ausencia de este último elemento, hemos señalado BIBLIOGRAFÍA


matices clínicos que caracterizan respuestas diversas de Alomo, M.; Muraro, V.; Lombardi, G. (2013). “Tique y trauma: el
la que nos ocupa específicamente en este trabajo. encuentro electivo con lo real de lalengua”. En Anuario de in-
Por otro lado, el análisis del factor sorpresa nos ha llevado vestigaciones, Vol. XX, Secretaría de Investigaciones, Facul-
a encontrar en él un índice indirecto de la posición del tad de Psicología, UBA, 2013.
analista en el dispositivo, ya sea que la sorpresa afecte al Alomo, M. (2013). La elección en psicoanálisis. Fundamentos filo-
analista o al paciente. Aunque, como también señalamos, sóficos de un problema clínico. Buenos Aires: Letra Viva, 2013.
lo más interesante del análisis de este factor es conside- Aristóteles (Siglo IV a. C.). Física. Madrid: Gredos, 1995.
rarlo como un detector del núcleo de goce sintomático que Corominas, J. y Pascual, J. (1991). Diccionario Crítico Etimológico
fija al sujeto en su posición sufriente, aunque también Castellano e Hispánico. Madrid: Gredos, 1991.
satisfactoria en términos de goce, aun cuando se trate de Freud, S. (1905). “Fragmento de análisis de un caso de histeria”.
una satisfacción paradojal. Justamente este punto es el En Obras Completas, Vol. VII. Buenos Aires: Amorrortu, 1991.
que explica las diferentes respuestas. Por ejemplo, el Freud, S. (1913). “Sobre la iniciación del tratamiento”. En Obras
caso del paciente que luego de la intervención de la ana- Completas, Vol. XII. Buenos Aires: Amorrortu, 1991.
lista intenta corregir la equivocidad de su dicho y luego Freud, S. (1937). “Construcciones en el análisis”. En Obras Com-
produce dos ausencias a sesión, nos permite inferir que pletas, Vol. XXIII. Buenos Aires: Amorrortu, 1991.
ese núcleo sintomático ha sido tocado. Si a destiempo o Lacan, J. (1936). “Más allá del principio de realidad”. En Escritos
en forma inadecuada es otro tema de discusión, que no 1. Buenos Aires: Siglo XXI, 1988.
eludimos, al contrario, pero que no forma parte de los Lacan, J. (1964). El seminario. Libro 11. Los cuatro conceptos
objetivos del presente trabajo. fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós, 1987.
En lo que respecta a la respuesta asociativa que sorpren- Lacan, J. (1964). “Position de l’inconscient”. En Écrits. Paris:
de, estamos ante un tipo de respuesta específica que Seuil, 1966.
enlaza dicho núcleo sintomático con la presencia del Lombardi, G. (2012). Proyecto UBACyT20020100100104. “Pre-
analista, en transferencia, y que es un indicador directo sencia y eficacia causal de lo traumático en la cura psicoana-
lítica de las neurosis: Investigación sobre la complicidad del
de la marcha del trabajo analizante.
ser hablante con el azar (tique). Estudio de casos en el Servi-
Antes de concluir, todavía queremos remarcar un detalle cio de Clínica de Adultos de la Universidad de Buenos Aires”.
que consideramos de relevancia clínica, tanto para la
Muraro, V.; Alomo, M. (2013). “Tique y autómaton: arbitrio y arbi-
práctica como para la investigación. En nuestro análisis trariedad”. En Memorias del “V Congreso Internacional de In-
sistemático de las Historias Clínicas del Servicio que vestigación y Práctica Profesional en Psicología” y “XX Jorna-
constituyen nuestro corpus de estudio, hemos notado que das de Investigación”, Facultad de Psicología, Universidad de
el detalle mencionado en el párrafo anterior se repite os- Buenos Aires. (Publicado en CD Rom).
tensiblemente. Esto es palmario en el ejemplo de la inter- Reik, Th. (1948). Listening with the third ear: the inner experience
vención “de respirar” que hemos mencionado, que se of a psychoanalyst.New York: Grove Press, 1948.
enlaza al recuerdo del “aire comprimido” y a los episodios Soler, C. (2007). “El rechazo del inconsciente”. En ¿Qué se espe-
infantiles del asma. Esta observación nos lleva a estable- ra del psicoanálisis y del psicoanalista? Buenos Aires: Letra
cer la siguiente conclusión: el texto que constituye el Viva, 2007, pp. 239-254.
material nuevo suministrado por la respuesta asociativa
que sorprende, está vinculado en sus elementos discre- Fecha de presentación: 14 de abril de 2014
tos, llamémosle letras, a los puntos de goce que fijan la Fecha de aceptación: 25 de agosto de 2014
posición del sujeto al núcleo sintomático17.

17
Ponemos en serie este hallazgo posibilitado por el análisis mi-
nucioso de la variable que nos ocupa, con la producción pertene-
ciente a este mismo Proyecto UBACyT, publicada por nosotros en
una comunicación anterior. Cf. Alomo, M.; Muraro, V.; Lombardi,
G. (2013). “Tique y trauma: el encuentro electivo con lo real de
lalengua”. En Anuario de investigaciones, Vol. XX, Secretaría de
Investigaciones, Facultad de Psicología, UBA, 2013.

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