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EL CONCEPTO DE DELIRIO
Etimológicamente, la palabra delirio deriva del término de-lirare, que significa
“salirse del surco labrado”. La definición psicopatológica más conocida es la de
Jaspers, para quien los delirios son juicios falsos que se caracterizan porque el
individuo los mantiene con gran convicción, que no son influenciables ni por la
experiencia ni por conclusiones irrefutables, y que además su contenido es
imposible. Según Mullen, este tipo de creencias anormales tienen las siguientes
características:
Las creencias no son compartidas por los otros miembros del grupo social
o cultural.
Hablar de creencia no parece adecuado. Una creencia puede ser modificada por
la experiencia o por argumentos en contra. Sin embargo, un delirio es, en
principio, inmodificable por la experiencia. Oltmanns o Reed señalan que, en
todo caso, el delirio sería asimilable a una convicción, pero nunca a una creencia.
La intensidad o convicción
La preocupación
La implausibilidad
Los delirios secundarios son los que surgen cuando el sujeto intenta dar
una explicación a un proceso mental anómalo (por ejemplo, cuando una
persona sufre alucinaciones es probable que intente dar una explicación a su
alucinación, y es de esperar que la explicación de algo anómalo sea igual de
anómala). Estos delirios son más comprensibles que los delirios primarios,
en los que el delirio surge repentinamente sin ser producto de una
racionalización de un proceso psicológico anómalo.
Clasificación según el contenido
Estados Confusionales
Cuando se hace referencia a los estados confusionales, se entiende la
incapacidad para distinguir lo real de lo imaginario o la pérdida del control
voluntario sobre las facultades intelectuales.
En sentido general, los síntomas más comunes son las paramnesias (más que
la pérdida de la memoria, se produce una distorsión de la misma), también
suelen mostrar una conducta más desinhibida, disgrafía y cuando se les
pregunta por su profesión, por ejemplo, suelen usar una jerga incomprensible.
Obviamente, el síntoma principal es la inatención a los estímulos ambientales ya
que su conciencia está focalizada en otros estímulos.
SINDROME CREPUSCULAR
El síndrome crepuscular es un trastorno mental caracterizado sobre todo por
varios síntomas como son la astenia, falta de motivación, desgane y malestar
general. Su nombre se debe a que el efecto empieza a notarse a partir del
anochecer, cuando la privación de luz afecta al individuo. Los motivos son varios
y poco generales entre los que destaca la falta de autoestima, depresión,
cansancio prolongado, estrés, ansiedad o rabia contenida. Este trastorno puede
derivar a otras enfermedades mentales más graves como psicosis, anorexia o
depresión, entre otras. Este trastorno suele frecuentarse más a partir de la
adolescencia, donde los factores que la desencadenan son más perceptibles
para el individuo.
Es el estrechamiento del campo de la conciencia de manera súbita y con una
variación de minutos a horas, días y hasta meses, de tal manera que en el sujeto
se advierte el predominio de un sistema limitado de móviles e ideas con
desconexión mayor o menor del resto de la actividad ordinaria y que, por lo tanto,
puede aparentar una conducta normal. En oportunidades se agrega a este
entorpecimiento abundante productividad patológica del tipo de delirium. Se
presenta, especialmente, en los trastornos disociativos y en la epilepsia
psicomotora (etiología psicológica u orgánica, respectivamente). Tiene además,
importancia en Medicina Legal porque bajo este estado un sujeto puede realizar
actos complicados como emprender viajes, actos de violencia u otros extraños
de los cuales, pasado el estado, no recordará o lo hará sólo en forma borrosa o
fragmentaria.
La pasiva y Ordenada
Desordenada y Agitada
Todas las crisis de angustia no forman parte del trastorno de angustia, ya que
las crisis de angustia que pertenecen al trastorno de angustia son inesperadas
por la persona que las padece, es decir, sin que medie ningún motivo. Además
otras enfermedades o fármacos pueden provocar crisis de angustia. Por lo que
se recomienda acudir al médico para la realización del diagnóstico correcto.
DELIRIOS CRÓNICOS
Cuando nos encontramos con un paciente delirante, lo primero que tenemos que
hacer es investigar el contenido de ese delirio, que se caracteriza por:
- Reacciones del enfermo a ese delirio: la mayor parte de las veces van a ser
reacciones de agresividad que puede ser de autolesión o heteroagresivas, q van
dirigidas a los demás.
Las ideas delirantes no son debidas a los efectos fisiológicos directos de alguna
sustancia (p. ej., cocaína) o a enfermedad médica (p. ej., enfermedad de
Alzheimer, lupus eritematoso sistémico) (Criterio E).
A. Ideas delirantes no extrañas (p. ej., que implican situaciones que ocurren
en la vida real, como ser seguido, envenenado, infectado, amado a
distancia o engañado por el cónyuge o amante, o tener una enfermedad)
de por lo menos 1 mes de duración.
B. Nunca se ha cumplido el Criterio A para la esquizofrenia. Nota: En el
trastorno delirante puede haber alucinaciones táctiles u olfatorias si están
relacionadas con el tema delirante.
C. Excepto por el impacto directo de las ideas delirantes o sus
ramificaciones, la actividad psicosocial no está deteriorada de forma
significativa y el comportamiento no es raro ni extraño.
D. Si se han producido episodios afectivos simultáneamente a las ideas
delirantes, su duración total ha sido breve en relación con la duración de
los períodos delirantes
E. La alteración no es debida a los efectos fisiológicos directos de alguna
sustancia (p. ej., una droga o un medicamento) o a enfermedad médica.
CURSO
Generalmente, la edad de inicio del trastorno delirante es a mediados de la edad
adulta o algo después, pero puede aparecer a una edad más temprana. El tipo
persecutorio es el subtipo más frecuente. El curso es muy variable. El trastorno
suele ser crónico, especialmente en el tipo persecutorio, aunque a menudo se
producen oscilaciones en cuanto a la intensidad de las creencias delirantes. En
otros casos puede haber largos períodos de remisión, seguidos de recaídas. No
obstante, también el trastorno puede remitir en unos pocos meses, a menudo sin
recaídas. Algunos datos sugieren que el tipo celotípico puede tener un mejor
pronóstico que el tipo persecutorio.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
El diagnóstico de trastorno delirante sólo se establece cuando la idea delirante
no es debida a los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia o a una
enfermedad médica.
Puede resultar difícil distinguir los trastornos del estado de ánimo con
síntomas psicóticos del trastorno delirante, porque los síntomas psicóticos
asociados a los trastornos del estado de ánimo suelen implicar la presencia de
ideas delirantes no extrañas, sin alucinaciones claras, y el trastorno delirante
frecuentemente lleva asociados síntomas afectivos. La distinción depende de la
relación temporal entre la alteración afectiva y las ideas delirantes y de la
gravedad de los síntomas afectivos. Debe realizarse el diagnóstico de trastorno
del estado de ánimo con síntomas psicóticos si las ideas delirantes se presentan
exclusivamente durante episodios afectivos. Si bien los síntomas depresivos son
frecuentes en el trastorno delirante, habitualmente son leves, remiten en tanto
que persisten los síntomas delirantes y no son tributarios de un diagnóstico
independiente de trastorno del estado de ánimo. A veces, síntomas afectivos que
cumplen totalmente los criterios para un episodio afectivo están superpuestos a
la alteración delirante. El trastorno delirante sólo puede diagnosticarse si la
duración total de todos los episodios afectivos sigue siendo breve en relación
con la duración total de la alteración delirante. Si los síntomas que cumplen los
criterios para un episodio afectivo están presentes durante una parte sustancial
de la alteración delirante (p. ej., el equivalente delirante del trastorno
esquizoafectivo), entonces el diagnóstico apropiado es trastorno psicótico no
especificado, acompañado por el de trastorno depresivo no especificado o
el de trastorno bipolar no especificado.