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CONCEPTOS Y
PLANTEAMIENTOS TEÓRICOS
UNIDAD 1. CONCEPTOS Y PLANTEAMIENTOS TEÓRICOS
COMPETENCIA
Caracterizar los principales conceptos y planteamientos teóricos que influyen en el desarrollo de
la sociología del trabajo por medio de un análisis de los principales enfoques para comprender
los diferentes campos de estudio en la subdisciplina sociológica, asimismo abordar el análisis de
temas y problemas específicos concernientes al trabajo y presentados en las unidades dos al
cuatro, con objetividad y una actitud crítica.
EVIDENCIA DE DESEMPEÑO
Elaborar un mapa conceptual sobre los principales conceptos y planteamientos teóricos en la
sociología del trabajo para poder caracterizar el desarrollo del campo de estudio en América
Latina y abordar el análisis de temas y problemas específicos concernientes al trabajo.
CONTENIDO TEMÁTICO
1.1. Principales conceptos y planteamientos teóricos
1.1.1. Rama psicologista/managerial
1.1.2. Rama de Durkheim y la teoría de sistemas
1.1.3. Rama interaccionista
1.1.4. Rama de la acción social
1.1.5. Rama marxiana
LECTURAS/OBLIGATORIAS
Noguera, J. A. (2002). El concepto de trabajo y la teoría social critica. Papers (68): 141-168.
Watson, T. (1995). El análisis sociológico de la empresa. El análisis sociológico del trabajo y de la
industria. En Trabajo y sociedad: manual introductorio a la sociología del trabajo, industrial y de
la empresa. Barcelona: Editorial Hacer.
LECTURAS/COMPLEMENTARIAS
Abramo, L. y Montero, C. (2002). Origen y evolución de la Sociología del Trabajo en América
Latina. En E. de la Garza Toledo (Coord.), Tratado Latinoamericano de Sociología del Trabajo (pp.
65-94). México: El Colegio de México/Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales/Fondo de
Cultura Económica/Universidad Autónoma Metropolitana.
Braverman, H. (1985, edición en español). Trabajo y capital monopolista. La degradación del
trabajo en el siglo XX. México: Nuestro Tiempo.
De la Garza Toledo, E. (s. f.). La sociología del trabajo en México: balance y perspectivas.
Manuscrito no publicado. 23 pp. Disponible en:
http://sgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/articulos/la%20sociologia%20del%20trabajo.
pdf
Durkheim, E. (1987). De la división social del trabajo. Madrid: Aka/
Marx, K. (2001; 1- ed. en alemán, 1867). El capital. Crítica de la economía política. Tomo I.
México: Fondo de Cultura Económica.
Merton, R. K. (2002, castellano). La división del trabajo social de Durkheim. Reís. Revista
Española de Investigaciones Sociológicas, 99 (02): 201-209.
Miguélez, F. y Torns, T. (1998). Introducción al análisis del trabajo y de la vida cotidiana. Papers
(55): 9-25. Disponible en: http://www.raco.cat/index.php/papers/article/viewFile/25502/25335
Weber, M. (1994). Sociología del trabajo industrial. Madrid: Trotta.
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Eaiructuta
La estrategia que se ha elegido aquí para superar los problemas de la diversidad de enfoque y
planteamiento en la sociología del trabajo y de la industria se centra primero en establecer tas
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principales características e intereses de las cinco ramas teóricas. Dado que cada una de ellas
aporta Importantes percepciones, merece la pena considerarlas en sus propios términos. Una
vez hecho esto, cabe la posibilidad de desarrollar un esquema teórico más general que
extraiga percepciones de las distintas tradiciones existentes. Esta perspectiva general se
aplicará en posteriores capítulos reconociendo las áreas tradicionales de aproximación e
Intentando, al mismo tiempo, superarlas. El resultado que se persigue con ello es una
sociología del trabajo y de la industria más integrada que (a conocida hasta ahora.
No serla apropiado considerar las cinco ramas del pensamiento como constituyentes de
'escuelas' dé pensamiento reconocidas e íncontestadas.
LA RAMA PSICOLOOISTA-"MANAGERIAL"
Estrictamente hablando, ninguno de los dos planteamientos aquí reunidos deberían ser
contemplados como parte de una sociología dat trabajo y de la industria. Sin embargo, son de
Importancia vita) para entender la forma de pensar estrictamente sociológica porque
proporcionan un estilo general permanente de pensamiento que los sociólogos del trabajo
tienen que aceptar y superar.
La Gestión Científica y la Escuela de la Auto-reatización son, en efecto, los invitados fantasma
del banquete. Es mucho más fácil determinar cuáles son los Invitados sociológicos a la fiesta si
tenemos, una buena visión de esos planteamientos no estrictamente sociológicos que tienden a
surgir frecuentemente en las reuniones da los sociólogos del trabajo. Aunque los dos son
diametralmente opuestos en cuento á la opinión y los supuestos que mantienen sobre la
naturaleza humana, ambos representan un estilo de pensamiento cobre el trabajo que es
sumamente IndlvtóuaBsta y que se ocupa de diotar a los ejecutivos la forma en que deberían
relacionarse con sus empleados y corno deberían organizar las tareas de los trabajadores. Los
dos planteamientos son pslcologlstas. Ambos hacen hincapié en reconocer IB .dimensión
cultural de la vida, social y la variedad de posibilidades de organización y orientación del trabajo
que ésta Implica. El objetivo de los dos planteamientos es aprovechar el método científico para
descubrir y legitimar lo que son, de hecho, técnicas de manipulación, más que preocupación
desinteresadas por la compresión.
a) La dirección científica
'Efjprfndpal-A/alorvv8lstematizador',delQqueal'ml8m
Ta^úr (1856*4 917,Mjrrlngen1erovy^^
movimiento que ha legado al mundo el estudio del trabajo; d8¡tos; esquemas de tarifa pOr;piera
y trabajos destajo, yódelos- tiempos ^movlmlentos.debeconslderarse^enau'oontexto histórico.
La Acreciente ^división ¡racionalizada -de -las* tareas-; y' !amscanl:welón<de|; trabajo alcanzaron al
principio del siglo XX un punto el el que la necesidad de coordinar tos esfuerzos humanos-en
materia da trabajo captó, de forma en absoluto sorprendente, inatención de los interesados en
aplicar criterios científicos y de ingeniería al ámbito humano como ya se habían aplicado a la
mecánica. El 'taylorismo', como suele etiquetarse, afirma que el trabajadores básicamente un
animal económico, un Individuo egoísta, no social, que prefiere que los directivos desarrollen
por cuenta sus ideas sobre el sistema de trabajo. Asi las cosas, los directivos simplemente
tienen que establecer la forma más eficaz de organizar el trabajo y luego regular las
compensaciones económicas por las tareas, en función del nivel de rendimiento alcanzado por
el Individuó. Esto darla resultados que beneficiarían igualmente al empresario y al empleado,
eliminando la posibilidad de conflicto y la necesidad de sindicatos.
La dirección científica Implica el análisis científico de todas las tareas que tienen que llevarse a
cabo para conseguir que un taller sea lo más eficaz posible. Los directivos diseñan las tareas a
fina de lograr la máxima división técnica del trabajo a través de la fragmentación avanzada del
mismo. Garantizan que la planificación det trabajo y su ejecución vayan divorciados y que las
exigencias en materia de cuallflcación y los tiempos para el aprendizaje de tareas se reduzcan
a un mínimo. El manejo da materiales por parte de operarios queda minimizado y las tareas
Indirectas o preparatorias se separan de las directas o productivas. Para coordinar esos
elementos fragmentados y esos obreros no cualificados, se establecen dispositivos tales como
el estudio de tiempos y los sistemas de monltorízación y paralelamente el esfuerzo de los
trabajadores se estabiliza e Intensifica a través de sistemas de pago da Incentivos. El estilo
general de dirección refleja un enfoque prudente basado en un 'modelo mínimo da Interacción'
(Davts, 1966; Littler, 1982).
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Douglas Me Gregor (1960) vincula el tipo de aproximación a la dirección científica adoptada por
tos directivos no Ilustrados a la Teoría X. Ésta considera que los seres humanos sienten una
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aversión natural hacia el trabajo y, por lo tanto, lo evitan si pueden. Las personas prefieren
evitar la responsabilidad y las gusta sor dirigidas. Tienen ambiciones limitadas y ven la
seguridad como una prioridad. Asi, e! ejecutivo control y coacciona a los Individuos para que
cumplan los objetivos de la organización. A consecuencia de ello se estimula precisamente el
upo de comportamfanto que los ejecutivos desean evitan puede Inducirse a los empleados a la
aceptación pasiva de la situación, conduciendo con ello a una falta de Iniciativa y creatividad
por su parte, o bien a que se avtve su resentimiento y por tanto su agresividad y falta de
cooperación. Pero la Teoría Y, por la que aboga McGregor, y que la investigación de la ciencia
social dice respaldar, afirma que Tos individuos no son en absoluto como se ha descrito
anteriormente, sino que en general prefieren ejercer al autocontrol y la autodisciplina en él
trabajo. McGregor creía que esto ocurriría si tos empleados estuvieran autorizados a contribuir
de forma creativa a la resolución de problemas organtzacionales para poder satisfacer su
necesidad de auto - realización.
La noción de una necesidad de auto - realización en todos los seres humanos procade de la
obra de un psicólogo humanístico americano, Abraham Maslow (1954), cuyo punto de partida
era la creencia de que ta investigación científica del comportamiento íiumano deberla tener
como objetivo liberar los distintos potenciales que la gente posee. El esquema básico extraído
de Mástow y utilizado por numerosos autores y docentes 'Ikjstradps' del ámbito de la dirección
es el modelo de la 'jerarquía de necesidades1. Establece que las personas manifiestan cinco
grupos de necesidades genéticas o Instintivas y que á medida que se satisface la mayoría de
las necesidades en un nivel, se tiende a ascender para buscar ta satisfacción de las
necesidades en el siguiente nivel. En el primer nivel se encuentran necesidades fisiológicas
como las relativas a la comida, la bebida, él sexo y la satisfacción sensorial. En el segundo
nivel, están las necesidades de seguridad que llevan a la gente a evitar el peligro y, en el tercer
nivel, están las que él llama necesidades de amor. Éstas incluyen las necesidades.de
pertenecer y asociarse con otros, tanto para dar como para recibir. En cuarto lugar,
encontramos las necesidades de estima que cubren el prestigio, el estatus y el aprecio
procedente de fuentes extemas, asi como los sentimientos internos de confianza, éxito/fuerza,
adecuación e Independencia. Y en el quinto nivel se encuentra la .necesidad de?auto.-
realización,1 que es e| deseo de las personas de poner en práctica su potencial último o. como
Tlo:expresaba>Maslow en su obra original, 'de llegar a ser cada vez mas lo que uno es, llegar a
ser todo lo que uno es capaz da llegar a ser'(1943).
El modeto- de Maslow suele utilizarse como un arma con la .que se combaten, los
planteamientos: de gestión tradicionales, considerando que estos- no logran la 'cooperación -.del
empleado porque no proporcionan las:compensaciones buscadas, intrínseca y naturalmente,-.y
que tos empleados 'necesitan', una vez han satisfecho* sus exigencias básicas del nivel inferior.
Un ejemplo Influyente de este modelo de pensamiento es la.'MIglene de la MotívaclónKde Fred
Herzberg o la teoría de los Dos Factores de la motivación del trabajo (1966), que originalmente
estaba basada en un estudio sobre Ingenieros y contables a los que se les pidió que
describieran los acontecimientos de sus vidas laborales que les hacían sentirse bien o mal.
Herzberg afirmó que los factores cuya presencia las hacia sentirse bien eran diferentes de
aquellos cuya ausencia les hacía sentirse mal.
Herzberg continuaba argumentando que, por una parte, hay factores contextúales o de 'higiene'
como el salario, el estatus, la seguridad, las condiciones de trabajo, la supervisión y la política
empresarial que pueden dar iugar a la insatisfacción si son 'incorrectos', pero que no conducen
a la satisfacción si son 'correctos'. Y, por otra parte existen factores de contenido o 'motivación'
tales como el éxito, el ascenso, e! reconocimiento, al crecimiento, la responsabilidad y el
'trabajo en si mismo1. Éstos deben estar presentes, además da los factores de 'higiene' o
contextúales, para que se puedan producir satisfacciones y la gente se motive para rendir bien.
Dichos motivadores hacer clara referencia las 'necesidades de nivel superior1 de Maslow,
mientras que los factores de higiene únicamente satisfacen las del 'nivel inferior1. A los
ejecutivos, por tanto, se las induce a considerar que mantener en márgenes 'correctos' temas
como los sueldos. la supervisión y las condiciones de trabajo resultaría poco productivo en
cuento a motivación positiva. En cambio, los 'motivadores1 daban estar presentas en la propia
manera en que se diseñan los puestos de trabajo. Los trabajos deberían ser ampliados y los
controles sobre cómo se realizan, reducidos. Los propios trabajadores establecerían objetivos,
planificarían el trabajo y, an la medida de lo posible, elegirían tos métodos de trabajo a
emplear. Bate planteamiento representa una inversión total de los principios de diseño del
trabajo respaldados por la dirección científica.
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c) Discusión
A primera vista, podrfa parecer que los interesados en investigar científicamente el
comportamiento en el trabajo tienen por delante una tarea bastante simple: poner a prueba
esas dos proposiciones sobre el trabajo y las necesidades humanas para verificar la validez da
la Teoría X' de la dirección científica o la Teoría Y* propia de la escuela de la auto-realizaclón.
Por desgracia, dice el sociólogo, esto no puede llévame a cabo. Semejante intento comportaría
una visión reduccionista y pstcologista, porque implica que para la comprensión del
comportamiento del trabajo es necesario lograr un correcto entendimiento de la naturaleza
humana: un conjunto de principios sobre los Individuos que serian aplicables a todos los seres
humanos den todas las circunstancias. Pero, en la medida en que existe algo como ta
naturaleza humana, las cosas son muoho más complejas porque cada persona actúa de
formas muy diferentes en circunstancias diferentes. Los humanos, mucho más que otros
animales, son aquello que hacen de si mismos. Es cierto que tienen algunos Instintos mínimos
y ciertas necesidades Inherentes de carácter fisiológico. Pero, aparte de esto, son capaces en
buena medida de adaptar sus necesidades y las da otros, distinguiendo entre un poco de
comida sencilla o un montón da comida exquisita, entre ta garantía de una seguridad o e!
estimulo del peligro, y entre la búsqueda del autoengrandeclmlento o de le autodegradacfori;
Nuestra naturaleza social o culturalmente definida es mucho más Importante que cualquier
naturaleza, ya sea 'humana1 o de otra especie, det universo: tenemos deseos soclalmente
mediatizados, más que necesidades inherentes.
At evaluar los planteamientos de la dirección científica y de la auto - realización resulta fácil
caer en una confusión paradójica: en efecto, ambas con correctas y ambas son erróneas. Para
darle sentido a esta afirmación tenemos que añadir las palabras mágicas dependiendo de tas
circunstancias. Por circunstancias se entienden los factores e$toicturales y culturales. Asi, al
tenemos una cultura que valora enormemente el dinero y una Industria estructurada: sobre la
base de la mecanización y la-minuciosa éspeciallzadón en el trabajo, es posible que la gente
toma la opción deliberada de realizar determinado trabajo y acepto felizmente, una supervisión
directa y cierto grado de aburrimiento a cambio da dinero. Pero si una cultura más .amplia
confiere una Importancia capital al hecho de que 'cada uno haga lo que le guata' y entiende el
trabajo^coma^ve>:uid'<tdentidadi~^
encontraran en- desventaja '.frente a tos; auto -realizadores. ;como guías-para una püíitkSa de
-dirección apropiada.
Sin .embargóla tiiflcultadícon que tropezamos enía sociología Industriadla horade ^práctica
es>que en slas sociedades .modernas encontramos.una'Tmezcla da Desasícircunétanclás.iEn
consecuencia.- ^necesitamos un enfoque aodológloo mas sofisticado -para -estudia el
'comportamiento yilas acütudes-en^Hrabájo. De momento debemos hacer hinoapló'en quería
opción éntrelas organizaciones de trabajo orientadas a la-compensación monetaria;y las
organizaciones auto - realizadoras no es una opción científica. Se trata, en un sentido amplio,
de un valor o una opción política. El papel del análisis sociológico es orientar hacia esa
elección considerando lo que es posible y en qué circunstancias.
a) Emlle Durkhelm
Emite Durkhelm (185EM917) es descrito a menudo como el sociológico por excelencia. En ello
advertimos su importancia y quizás el principal problema de su trabajo. Su posición como
primer sociólogo en obtener una cátedra universitaria hizo que se generara una considerable
presión sobre él para que estableciera la especificidad de la nueva disciplina. Este hecho
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probablemente explique en parte el extremos énfasis que puso en la ciencia (que, en contraste
con la posición adoptada aquí, puede ofrecer una gufa moral) y el enorme Interés que
manifestó por la 'realidad' de la 'sociedad' autónoma y externamente existente. Estas ideas que
resaltan la preeminencia de la comunidad sobre el Individuo tienen un fuerte potencial
ideológico y conservador, pero describir por ello a Durkhelm como un pensador
Intenctonalmente conservador es bastante erróneo. No le interesaba ni regresar al pasado ni
Justificar el statu quo, Sin embargo reaccionaba con intensidad contra ciertos aspectos del
individualismo dominante en su época. A nivel metodológico, se oponía al reducdonlsmo
psicológico, mostrando que Incluso un acto altamente Individual como el suicidio debe ser
entendido en función del grado de integración del Individuo en al comunidad o el grupo, más
que como estado mental del Individuo. Para estudiar la vida social hay que aislar y examinar
'corrientes sociales' y 'hechos sociales'. Éstos deben verse como fenómenos de existencia
externa para los Individuos, sobre quienes establecen limitaciones. Los valores, las
costumbres, las normas, las obligaciones, etcétera, deben considerarse desde está
perspectiva. La relativa orientación de la sociología de Durkhelm hacia cierto tipo de hollsmo
probablemente se deba sobre todos a su reacción de Inspiración moral frente a los efectos
desintegradores del egoísmo y la falta de generosidad que vio que se estaban Instalando en las
sociedades europeas de su tiempo. Consideraba que la solidaridad orgánica era muy necesaria
para una sociedad saludable que estaba siendo amenazada por una economía del taissez-falre
y una filosofía utilitarista que fomentaba un egoísmo frontalmente opuesto a la sana forma de
Individualismo que podría existir en una sociedad industrializada. Ese Individualismo sano
podría existir siempre que la sociedad proporcionase una regulador», unas normas o principios
directivos. Sin eHos nos encontramos con la patología de la anomia: la Integración orgánica
amenazada por aspiraciones individuales ilimitadas, falta de disciplina, principios o normas
orientadoras.
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llevado a cabo cambios en los esquemas de IncenSvadón, en las pausas para et descanso, en
las horas destinadas al trabajo y a la comida, pero se constató que cualesquiera que fuesen los
cambios operados - Incluso si Implicaban el regreso a las condiciones originales - el
rendimiento aumentaba. La explicación que luego se daría se ha denominado et efecto
Hawthome. Se dedujo que el fuerte interés que los investigadores mostraban por los
trabajadores, la efectiva pauta de comunicación que se desarrollaron y la elevada y creciente
cohesión social del grupo reconciliaron las necesidades del mismo de ver recompensada la
interacción y la cooperación con las necesidades de producción de los directivos. Otras etapas
de las investigaciones respaldaran también este tipo de explicación. El programa de entrevistas
a empleados reveló que muchos de los problemas de las relaciones entre directivos y
trabajadores podría atribuirse un fracaso a ta hora de reconocer las emociones y tos
"sentimientos" de los empleados y el estudio de ia Sala de Observación de la Conexión de
Baterías puso de manifiesto el papel desempeñado por tas necesidades det grupo social no
formal en la reducción del rendimiento por parte de los trabajadores.
Los estudios de Hawthorne fueron objeto de amplios comentarios por parte de Roethllsberger y
Dickson (1939) y sus comentarios e Interpretaciones pueden compararse con tos de Mayo
(1933) y Whitehead (193B). Ya hemos señalado la relación entre las Ideas de Durkheim y las
de Mayo, pero quizá todos estos analistas han recibido una influencia más importante, que es
ta del sociólogo clásico Vitfredo Párete (1848-1923). Una figura clave en los círculos
sociológicos de Harvard de aquel tiempo fue el biólogo y traductor de Pareto, L.J. Henderson.
Él Introdujo las Ideas del Ingeniero italiano entre aquellos pensadores de Harvard que, por
entonces, eran altamente receptivos a toda Idea que pudiera contrarrestar las de los liberales o
los marxistes (Gouldner, 1971). Los efectos de esta primera escueta especializada de la
sociología industrial de Pareto (a través de Henderson) fueron dobles. Et primer efecto
consistió en señalar que el comportamiento de los trabajadores puede atribuirse más;a sus
'sentimientos' que a su razón. Le comportamiento aparentemente racional, como la 'lentitud
sistemática' de los trabajadores a que se refiere Taylor, podría entenderse mejor como
derivada de miedos Irracionales, ansiedades relacionadas con el estatus y la necesidad
Instintiva! del Individuo de ser leal a su grupo social Inmediato. Los problemas no tenían su raíz
en conflictos de Interés percibidos económica y racionalmente y no estaban, poroto tanto,
abiertos B soluciones a través de la d!recclón,'dentifIca'..La.segunda Influencia de Pareto, que
concuerda adecuadamente oon las tendencias hollstas.de.^Durkheim, es el papel ólave-,que
otorga a la noción de sistema. En este puesto surge la analogía orgánica, centrada -en^ta
integración y en la necesaria Interdependencia de las partes y el todo. Soto medíante la
Integración del individuo en la comunidad empresarial (dirigida por gestores) serla posible
mantener la integración sistemática y evitar las patologías potenciales de fa sociedad Industrial.
La sociología industrial de las Relaciones Humanas ha sido ampliamente criticada entre otras
cosas por su Inclinación hada los círculos directivos, su Incapacidad a la hora de reconocerla
racionalidad del comportamiento de los trabajadores y su .negación de los conflictos de ínteres
económico subyacentes (ver Landaberger, 1958). Las Investigaciones que se llevaron a cabo
también han sido examinadas y se han encontrado carencias (Carey, 1987) algunos de tos
autores encuadrados en esta tradición son más vulnerables a la crítica que otros y algunas de
sus contribuciones son valiosas. Sin embargo, una característica de esta tradición que
comparten muchos otros estudiosos del trabajo, las organizaciones y relaciones Industriales ha
sido su dependencia de la noción Integraciónista y bolista de sistema.
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analogías biológicas y fue miembro det "Círculo Párete" de Henderson en Harvard, Junto con
Etton Mayo. Su Influencia fue enorme; estableció un ámbito Intelectual en cuyo marco han
surgido buena parte de los trabajos relacionados con la sociología industrial y organlzacional. A
esta Influencia se añade la de la creciente popularidad da la cibernética en el mundo industrial
y un interés cada vez mayor por la llamada 'teoría de los sistemas generales' de von Bertalanffy
en el ámbito del pensamiento «obre dirección.
El mayor Impacto del pensamiento de sistemas en la sociología del trabajo y de la industria se
ha producido indudablemente en el estudio de las organizaciones del trabajo. Desde mediados
de Iso cincuenta hasta casi 1970 la visión de la organización formal como un sistema abierto
que funciona dentro de su 'entorno1 se convirtió vlrtualmente en una ortodoxia compartida por
varías escuelas diferentes de la teoría de la organización. Éstas incluyen el enfoque de los
sistemas sodo-técnlcos y los muy Influyentes enfoques de contingencia. El enfoque de los
sistemas, esencialmente, apunta a la sustitución de la metáfora clásica de la dirección qua
contempla la organización como una máquina racionalmente concebida y construida para
cumplir de forma eficiente los objetivos de sus diseñadores. La sustituye por la metáfora de la
organización como un organismo vivo, en constante adaptación para poder sobrevivir en un
entorno potenclalmente amenazador. Las visiones de los sistemas se siguen teniendo muy en
cuenta en el estudio de tas organizaciones y aportan dos bazas importantes. En primer lugar,
reconocen positivamente que las organizaciones son mucho más que las estructuras oficiales
establecidas por sus fundadores. Son, más bien, pautas de relaciones que constantemente
tienen que adaptarse para permitir que la empresa se mantenga. En segundo fugar, hacen
hincapié en la Importancia de las estrechas Interrelaclones que se establecen entre las
diferentes partes o 'subsistema' de la organización. Destacan claramente la tendencia a que (os
cambios de una parte de un sistema influyan en otras partes del mismo.
d) Discusión
Desde el punto de vista de sociólogos posteriores, el gran punto débil de todos los
componentes de esta rama de pensamiento de los sistemas de Durkheim ha sido su tendencia
a dar una excesiva Importancia a la Integración y le consenso .tanto en las sociedades como en
las organizaciones del trabajo, en detrimento de su atención a conflictos subyacentes y
diferencias fundamentales de Interés. Las diferencias de Interés son reconocidas, pero los
grupos de interés tienden a ser concebidos dentro de un modelo político 'pluralista' que ve las
partes en conflicto como más o menos equilibradas en términos de poder. Como veremos en
capítulos posteriores, los enfoques contemporáneos para la comprensión de las sociedades
capitalistas industriales, tas organizaciones del trabajo y el conflicto industrial intentan dar una
visión más equilibrada, teniendo en cuestiones de cooperación y normas compartidas.
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Los modelos da sistemas no sólo se consideran parciales en su empeño por destacar el papel
de integración y el consenso. A menudo se les reprocha su disposición a contemplar ta
organización, o la sociedad de la que forma parte, desde el punto de vista de los directivos u
otras grupos dominantes de Interés. En Iqs análisis de las rtactones sociales como 'sistemas'
suele estar Implícita la prioridad que ee le da a las formas de mantener ese sistema. Los
conflictos y las diferencias sobre cualquier cosa, dejando a un lado las cuestiones menores de
ajuste, son consideradas patologías - o enfermedades del organismo que deben ser curadas si
es que éste no está destinado a morir. Esta tendencia no es inevitable; sin embargo, al ser
sumamente oposicionista y especialmente revolucionaria, los análisis suelen hablar sobre 'el
sistema', a menudo dejando traslucir un deseo de que el sistema 'muera'. Estos tipos de
sistemas radicales no son, desde luego, más parciales que sus réplicas de la escuela de
dirección.
El valor del pensamiento de sistemas radica en el protagonismo que confiere a las estructuras'1
y pautas de la vida social. Es, por tanto, un útil correctivo para los enfoques excesivamente
individualistas en las explicaciones o lo que he Ñamado 'pslcologlsmo'. No obstante, corre el
pellgor de reaccionar de forma exagerada frente a las perspectivas individualistas. Siempre
corre el riesgo de dejar fuera del análisis a la gente implicada. Las estructuras vienen a sustituir
a los seres humanos como foco de atención, de forma que tos enfoques que conslltuyenesta
rama de pensamiento no cumplen con ios criterios establecidos para lograr una sociología
efectiva: al convertir a los individuos humanos en secuendarios o derivativos del sistema social
en el que están inmersos, Isa teorías de slsterrts tienden a prestar una antenclón insuficiente al
grado de Interacción que tiene tugar entre la iniciativa Individual y las restricciones sociales-en
las sociedades humanas. Y las visiones de los sistemas tienden a quedarse cortas cuando se
trata de tomar en consideración hasta qué punto el mundo social es creación de los individuos
y grupos que tnteraetúan-asignando s/flrt/ffcaetos y k&ctentio interpretaciones de-sua
situaciones. Penetramos >ahora en una rama bastante difernte da la soclologla-del trabajo-y de
la Industria, a~fln de analizar un enfoque que hace especial hincapié en tos significados y en la
Interacción, más que en los sistemas y estructuras existentes fuera del individuo.
LA RAMA INTERACCIONISTA
La >rama «interaootonista. llene su» raices firmemente asentadas en el departamento de la
Universidad de¡ Chicago/Teóricamente la perspectiva Interacclonlsta» con su foco centrado en
el Individuo, elípequefloflrupo,,yi|os8lgninoado8i;e« cast el polo opuesto de le^rama deviso
sistema da Durkhelm .antes descrita. Sin «embargo, en las contribuciones de los sociólogos
interaoclonistas al estudio de):traba]o encontramos Importantes continuidades respecto al
trabajo 'de Durkhelm, La continuidad puede apreciarse en un Interés -común, por .las
ocupaciones vistas como Instituciones sociales centrales y también en un reconocimiento de ta
importancia de la división del trabajo en la sociedad. Pero a fin de apredar.comptetamente ios
planteamientos Interacdonlatas sobre el trabajo es necesario exponer el enfoque teórico de la
escuela sociológica más amplia da la que estos sociólogos del trabajo forman parte: la der
Interacdonlsmo simbólico.
a) La escuela de Chicago
La variante particular de la teoría sociológica conocida como Interacctonismo simbólico se ha
desarrollado paralelamente al estudio más empírico del trabajo que'se ha llevado a cabo en los
mismos círculos de Chicago, Los sociólogos que han realizado los estudios que analizaremos
en capítulos posteriores han aplicado y contribuido a esta perspectiva teórica en grados
distintos y, para dejar claras sus orientaciones teóricas generalmente compartidas, describirá
brevemente a continuación las principales características del Interacdonlsmo aimbótióo. Los
orígenes de este enfoque se remontan al trabajo da C. H. Cootey (1864-1929) y de G. H. Mead
(1863-1931) y su afirmación básica es que el individuo y la sociedad son unidades
inseparables: su relación es de mutua interdependencia, no de un deterrninlsmo parcial. Como
exponen Meltzer et al. (1975):
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Los seres humanos construyan sus realidades en un proceso de Interacción con otros seres
humanos. Los Individuos derivan su propia Identidad de su interacción con otros.
Según los Interácclonlstas simbólicos, toda interacción y comunicación depende del uso de
símbolos como las palabras, tos gestos, ja ropa, et color de la piel, etcétera. El niño adquiere
una Identidad - una conciencia de si mismo - a través de la socialización o el proceso de
aprendizaje social. Este proceso Implica la interiorización de símbolos que están organizados
en torno al concepto da uno mismo para llenar de sentido la vida social. La condénela de si
mismo se "adquiere asumiendo el rol del otro". Y es a través de la adopción del rol del otro,
particularmente da lo que se ha llamado "los otros significativos", como nos referimos sobre las
expectativas que loe demás tienen de nosotros. Esto nos ayuda a decidir qué rol
desempeñaremos en una situación determinada, De forma similar, asumiendo al rol del otro,
aprendemos lo que podemos esperar de él. Para orientarnos a medida que avanzamos en el
camino de la vida nos fijamos en varios dé los llamados grupos de referencia, y a medida que
atravesamos una serie dé situaciones que nos confieren Identidad, se dice que seguimos una
carrera. No sorprende que éste concepto de carrera sea, como veremos, una aportación clave
de esa perspectiva teórica a la sociología del trabajo.
El iniciador de la tradición Investigadora de la rama interaccionlsta fue Robert Park (1864-
1944), un antiguo periodista que animó a los Investigadores a efectuar observaciones
etnográficas detalladas de la vida da Chicago, la normal y la desviada, en la tradición de la
observación participante, anteriormente reservada a los estudios antropológicos de la vida
tribal. Esto y su Interés durkheimlano por lo que él llamaba el 'orden morar (un ordenamiento de
expectativas e Imperios morales que tiende a rutinlzar la interacción) ha influido en Everett
Hughes quien, a su vez, Influyó sobre un número de aquellos sociólogos que actualmente
contribuyen a la sociología del trabajo (ver Beckér et a!., 1988). Mientras Durkhetm «ende a
considerar las ocupaciones como portadoras de posibles soluóiones al problema del orden
social, Mugues adopta el estudio de las ocupaciones como su punto de partida; es su vía de
entrada en el aprendizaje sobre la sociedad,
El enfoque de Hughes destaca et drama social del trabajo - la Interacción que tiene lugar en él -
tomando nota de (os problemas o tensiones que suscita el trabajo en si mismo y su situación
ssoelal¡{SuinterÓ^^por<tanto,^seídlrlflerhac1a la forrna'enque:el Individuo afronta o se-adapta a
e»o« problemas, y sobremodo los reladona con otra nuevo: el de rnanteneríSU'identldatí. Es
-eate-punto, creo, está la gran,fasolnadón^deve8te enfoque, .unafascinación que,vespero,:'8a
manifestará-posteriormente euando; analicemos cómo trabajadores de diferentes/ocupaciones
se enfrenten a problemas particulares de <su trabajo. -Mugues animó a <8U8 alumnos a
. concentrarse en los tipos 'de. ocupaciones- excéntricas, "sucias" o marginales (en. la notoria
tradición de-los bajos-fondos de Chicago). No lo hizo únicamente porque esas.ocupaciones
fueran Interesantes por derecho propio, sino porque su estudio puede destacar factores .de
Interés generaren la experiencia laboral Se trata de factores que .podríamos-no advertir en
tipos de trabajo más convencionales en los que se dan por sentados con demasiada facilidad.
Asi, por ejemplo, cuando más adelante consideremos la enorme Importancia que las prostitutas
confieren al grado de control que ejercen sobre sus clientes a fin de mantener su autoestima,
nos veremos Inducidos a considerar cómo esto puede tener lugar en otras ocupaciones más
normales: el vendedor, el mecánico o la enfermera. De este modo, se comprende mejor la
tendencia común de los mecánicos de coches a insistir en que las teorías de los conductores
sobre los fallos de sus vehículos nunca son correctas. La profeslonalldad debe protegerse para,
defender el sentido de autoestima del mecánico frente al cliente, de la misma manera qué la
prostituta mujer debe proteger su sentido de no implicación emocional para defender la noción
de "al misma" y su autonomía personal frente al cliente hombre.
La influencia de la escuela de Chicago sobre la sociología de las organizaciones no se ha.
centrado en el área de la organización Industrial, pero la obra de Anselm Strauss y otros
autores (1963), que muestra da qué forma el "orden" en un hospital puede entenderse como el
resultado de un proceso continuo de negociación y ajustes entre grupos, tiene Implicaciones
para todas las organizaciones del trabajo. El estudio de Erving Goffman (1968) sobre las
"instituciones totales" como las prisiones; los monasterios y los hospitales psiquiátricos en tos
que las vidas y las Identidades de los Inqullinos están casi totalmente dominadas por reglas
organizativas nos proporciona respuestas generalmente relevantes sobre la vida
organizacional, sobre todo en referencia a la forma en que las posiciones menos poderosas
dentro de las organizaciones "configuran" y defienden sus Identidades a pesar del empeño del
"sistema" en reducirlos a cifras.
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b) Etnomotologfa
Puede considerarse que la etnometodologfa acerca las percepciones ¡nteraccioniatas su
conclusión lógica. Combina el pensamiento de la escuela de Chicago con ideas de la tradición
europea de la filosofía fénomenológica y con las percepciones del pensamiento metodológico
de Max Weber. Niega cualquier realidad objetiva £ loa fenómenos sociales: afirma quq las
sociedades, las estructuras sociales o las organizaciones no existen. SI hay, en cambio,
concepciones de ese tipo en las esbozas de los miembros ordinarios dd la sociedad. Estos
"miembros" hacen uso de dichas concepciones al ir cumpliendo sus objetivos de cada día. Por
lo tanto, como apunta Biltner (1974), deberíamos contemplar la idea dé "la organización" como
una construcción de sentido común de la gente corriente más que como un concepto científico,
y deberíamos centrar nuestra atención en cómo tas personas explotan el concepto para dar
sentido-a tos que piensan hacer. No observamos reglas y procedimientos organizativos, sino
que llevamos a cabo toda una serie de proyectos personales que luego "manifestamos" con la
pretensión de actuar de acuerdo con las exigencias de ta organización.
El pensamiento etnomelodológico ha sido aplicado por una serla da Investigadores a tas
escenas organlzclonales (Siíverman y Jones, 1976). Pero quizá su Importancia es mucho
mayor de lo que se deduce del número muy reducido de autores vinculados a la sociología del
trabajo y de la Industria que la han adoptado sin reservas. El impacto de la potente critica de
los etnometodologlstas sobre ta sociología convencional que se afianzó entre principios y
mediados de los setenta iba a propiciar que los sociólogos fueran más sensibles que hasta
entonces antes los peligros de convertir abstracciones conceptuales como "sociedad", "clase",
u "organización" en "cosas" da existencia concreta que tienen una vida propia fuera de tas
mentes de ta gente.
c) Discusión
La rama Interacdonlsta de ta sociología del trabajo y de la industria presta mucha atención a
los Individuos y a su rol en ta vida social y presta una atención muy necesaria al proceso
interpretativo humano que los enfoques bolistas abordados anteriormente tendían a descuidar.
Está claro que el enfoque no es pslcologlsta, pero debemos preguntárnosos!, al desviar la
atendón-de «los-conjuntos -sociales, :estí^ haciendo .suficiente = justiciaba la influencia de ia
-Interflcclónihumanaídei'esos procesos'hlstórlcx» activos y devesas.^estructuras'J.vde-poder e
interés 'material'que-aportan «I contexto al ¡Individuo -y a su rol social, Para ver; cómo puede
'combinarse :W'i Interós/ípqr itos^significados • sociales -.y 4os motivos .Individuales con -una
perspectiva más consciente del poder y con una mejor base hÍ6tórioa«tenemo8 que regresar a
la tradición europea y a la obra de Max Weber.
a) Max Weber
La obra de las ideas de Max Weber (1864-1920) han sido frecuentemente mal entendidas, y
mal representadas, Ello se debe en parte at carácter incompleto de sus obras escritas, su
complejo estilo de escritura, su propia ambigüedad sobre muchos temas, su tendencia a
separar sus escritos políticos de su obra sociológica y, especialmente, debido el hecho de que
su obra llego a la sociología contemporánea sobré todo a través de sociólogos americanos que
deseaban usar el nombre de aquella impresionante figura europea para legitimar sus propias
posiciones o Intereses. Así, a veces nos encontramos con un Weber (nterpretado como máximo
oponente a la posición de Marx sobre la naturaleza y el origen del capitalismo, como ajgulen
que negó la importancia de las divisiones de clases en la sociedad argumentando que la
pluralidad de los grupos de Interés hace que queden equilibrados , como alguien que
"defendía" la eficacia de la burocracia, como un pensador de butaca que no tenia Interés en
desarrollar investigaciones empíricas y como alguien que animaba al sociólogo a ser un
Individuo neutral y no comprometido. Hay algunos elementos de verdad en cada una de esas
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http://sapl8ns.ya.com/trescomacatorce
Interpretaciones, pero todas ellas tienden a situarse en un punto bastante opuesto a lo que era
su posición esencial.
La defensa que hace Weber de la Independencia respecto e los valores y sus intentos de
compensar (más que de contravenir del todo) la parcialidad del pensamiento marxlano debe
Interpretarse a la luz de su contexto social e histórico. Al tratar de separar el análisis científico
de la interpretación y defensa política, Weber reaccionaba frente a los académicos
contemporáneos que, según él, abusaban de su estatus académico y, como se mencionaba,
estaba Interesado en relegar el estudio sociológico a un papel secundarlo respecto det
pensamiento moral y la actividad política. Su reacción frente al pensamiento marxiste de su
tiempo no pretendía destruirlo sino sacar de él lo que fuera más útil para entender el
capitalismo moderno, al tiempo que compensaba su énfasis en factores materiales con
consideración más completas sobre el papel de la-hlstoria de las Ideas, los agentes sociales y
la cultura. Es cierto que, en sus escritos más políticos, mostraba una clara preferencia por el
capitalismo frente a su alternativa socialista, paro su entusiasmo por la organización social
capitalista no supera en exceso al que demuestra por la socialista. Ambas Implicaban la
amenaza a la libertad Individual que él veta en Ja burocracia. Éste es el pesimismo qué
Impregna la visión del mundo de Weber.
Weber definía la sociología como es estudio de la acción social. Su misión serla examinar las
formas en que las personas, a través de la atribución e inferencia de significados subjetivos, se
Influyen unas a otras y se orientan, así, en sus acciones.
Weber siempre evitó hablar de estructuras o sistemas, y relacionaba estos significados sociales
con la sociología en su sentido más amplio a través del concepto del "orden legitimo". Éste es
un modo de establecer modelos que el actor Individual cree que existen y a los que se puede
ajustar. Para entender cómo el orden se hace válido para los actores deben tenerse en cuenta
los procesos de creación de significados que lo rodean y que, a su vez, deben relacionarse con
los conflictos y las luchas por el poder que tienen lugar en un mundo en que qué hay una
variedad da Intereses materiales. La Interacción entre las Ideas e intereses es básica en la
sociología de Weber. El sociólogo, como primer paso de la Investigación, se propone conseguir
una comprensión Interpretativa (veratehen) del comportamiento de los actores. A esto .le sigue
un segundo, paeo de análisis que lleva a la explicación7 causa/. Como -los actores- que se
estudian piensan en términos causales sobre lo que están haciendo y; dado que basan sus
acciones en supuestos de regularidades-presentas en e! mundo y fundamentadas en la
racionalidad, deberla¡8er posible dar alguna expllcación;causal de su comportamiento.
La sociología de Weber se halla apuntalada por un conjunto de supuestos-fitoaófloos «sobre el
mundo que incluyen una visión de la realidad como Infinitamente diversa y que conduce a la
existencia da conflictos fundamentales de valores, intereses y perspectivas. La vida social está,
por tanto, caracterizada por conflictos, luchas y ejercicios de poder perpetuos. Los humanos se
ven como seres racionales que persiguen fines, pero no hay una relación directa entre sus
esfuerzos y el orden social resultante. Ha una pparatioja do consecuencias en la vida social.
Tiene que ver con el hecho de que las acciones humanas tienen a rhenudo consecuencias no
deseadas que pueden ser bastante diferentes o incluso opuestas a lo que se pretendía. &a
tendencia es extremadamente importante para le disciplina sociológica en general y creo que
es la perspectiva weberiana la que más adecuadamente la trata. Para ilustrar esta tendencia, y
los demás aspectos de la postura de Weber descrita anteriormente, podamos hacer referencia
a parte de su trabajo más sustancial.
En el famoso estudio de Weber La ótica protestante y 6l espíritu del capitalismo, vemos «orno
las Ideas desarrolladas por individuos como Lgtaro o Calvlno, hombres preocupados por los
fines religiosos y espirituales, tenían la consecuencia no deseada de ayudar a adoptar un
"espíritu de capitalismo" y una visión del mundo cada vez más racionalista, que condujo, entre
otras cosas, al posterior socavamlento de las creencias religiosas. Las ideas que promovía al
ascetismo contribuyeron a un posterior materialismo en ta cultura occidental que habría
horrorizado a quienes Impulsaron originalmente estas ideas. Pero Weber, en este tipo de
análisis, no sugiera que las ideas tomen una dirección a través de la historia ds una manera
anónima, cambiando sus formas a cada paso; es la unión de éstas con los Intereses materiales
- en estos intereses a su vez influyen las ideas disponibles en ese momento. Weber en ningún
modo sustituye el énfasis que pone Marx en los intereses materiales como una fuerza en la
historia por un énfasis Igualmente parcial en las ideas. En cambio, muestra que los aspectos
culturales o subjetivos de la vida social tienen que contemplarse como socios igualitarios en
cualquier esquema analítico.
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http://saplens.ya.com/trescomacatorce
c) Discusión
Personalmente dirfa que le reciente aumento del interés por et trabajo de Max Weber en la
sociología del trabajo y de la Industria, es parte de un proceso en el que las Investigaciones
están alejándose cada vez más de la tradición orientada desde las áreas de dirección
empresarial que ha prevalecido durante medio siglo. En esta línea se encuentra la más legítima
preocupación sociológica por analizar el comportamiento y los modelos laborales en un
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http-.IJfiaplens.ya.com/trescomacatorce
contexto político, social y cultural más amplio. El mismo proceso ha conducido a despertar una
atención creciente por el potencial analítico del pensamiento de Marx. Para muertos sociólogos
que querían una perspectiva más critica e histórica, Weber no daba ta talla. Su vehemente
deseo de separar el análisis sociológico y la evaluación política tiene parte de la culpa: sus
argumentos ce entendían como elementos de justificación de aquello que los pensadores más
críticos vetan como la indiferencia de gran parte de la sociología tradicional frente a las
persistentes desigualdades del mundo moderno y la constante tendencia a manifestarse que
demuestran los eternos conflictos subyacentes. A ello sa añade la cantidad de interpretaciones
erróneas que se han hecho de Weber y que han prevalecido. Éstas, junto con la propia
identificación de Weber como burgués, su propio nacionalismo político y su antipatía hacia la
reorganización socialista, provocaron un comprensible reparo en mirar más allá de las
complejidades y ambigüedades de los escritos de Weber para encontrar una perspectiva que,
en términos analíticos, amplia más que rechaza la fuerza del pensamiento marxiano. Debemos
reconocer que la extrema sutileza, ambigüedad y complejidad del análisis de Weber reduce le
valor analítico de su perspectiva en cierto modo. La perspectiva weberiana en sociología quizá
sólo puede tener un empuje potencial completo cuando se combina con alguna do (as visiones
más inmediatamente coherentes que ofrece el modelo marxiano.
LARAMAMARXIANA
Desde su primera aparición en la escena Intelectual y política, el pensamiento marxteta y
marxiano ha Influido en el desarrollo de la sociología, Marx y Engels crearon una de las más
Incluyanles teorías de la vida social que se han puesto nunca al alcance de los que Intentan
extraer algún sentido sistemático al mundo Industrializado moderno (uso marxiste para
referirme a lo relacionado con el marxismo, y marxiano para lo relacionado con. Marx). Hasta
hace poco, podría:decirse que aquel pensamiento marxiano proporcionaba algo ante lo-qúB-los
sociólogos reaccionaban, pero a la vez Íes Inspiraba y les provocaba un deseo de conseguir o
bien una alternativa o bien algo más-sutil, objetivo o soclalmente aceptable. Sin embargo, en
tos últimos años, el pensamiento marxiano ha experimentado un renacimiento del linteres
dentro de la misma sociología. Esto se puede entender como parte de una reacción frente a la >-.
tendencia que muestra gran parte de la sociología académica a orientarse por consenso, de no
ser-critica en el mejor de los casos y de justificar el atatu quo en el peor, y también una
reacción frente a la tendencia a limitar su atención hada lo "social" en perjuicio da lo económico
y lo político. Gran parte de la sodología del momento se veía también como algo eslálico, quo
tendía a Ignorar la historia.
a) Marx y Engata
Bajo las Ideas da Kart Marx (1818-1883) y Frledrich Engel» (1820-1895) Bubyace un supuesto;
sobre la naturaleza de los seres humanos. Es el supuesto de que tos seres-riumart08 Itegama
la plenitud de su humanidad a través de su trabajo. Es a través del trabajo -un proceso
esencialmente social - como se crea el mundo humano. Ésta es ta base del "materialismo" de
Marx. Sin embargo, las condiciones en las que se realiza el-trabajo marcan una diferencia
crucial en la medida en que el ser humano se ve realizado, en el capitalismo, los trabajadores
se ven forzados a mantener una relación de desigualdad con el propietario del capital, a quien
ellos venden su capacidad de trabajo.
La relación es desigual, desde le momento en que el propietario del capital siempre tiene los
medios de subsistencia vaya bien la producción o no, mientras que tos asalariados dependen
de la disponibilidad del trabajo. Es más, el patrón necesita que los trabajadores trabajen más
de lo que necesitarían trabajar para cubrir sus necesidades; esto es, el capitalista extrae
piusvalor y de esta manera explota a loa trabajadores. El trabajo en un contexto capitalista no
permite a los trabajadores ta satisfacción creativa que el trabajo podría darles. Como los
trabajadores no usan herramientas y materiales propios y como ni son dueños ni controlan los
métodos que aplican en su trabajo, no pueden alcanzar su auto-realización potencial. Están por
tanto alienados. Aunque su condición tiene claramente implicaciones subjetivas, es
fundamentalmente una condición objetiva. Un trabajador de automoción satisfecho no está
menos alienado en este sentido que uno frustrado.
Marx sitúa estas ideas en un modelo histórico en que una forma de sociedad se desarrolla
hasta un punto en que es reemplazada por otra (por ejemplo, el feudalismo es sustituido por el
capitalismo, que a su vez es reemplazado por el socialismo). Estas ideas también so sitúan en
un modelo estructural de saciedad capitalista o, más propiamente dicho, en un modo capitalista
de producción. Esto queda representado en la siguiente gráfica.
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Según Marx, es la naturaleza de la base la que caracteriza una sociedad. El modo en que se
organiza la producción y las relaciones sociales que acompañan a esa organización son los
factores más decisivos - ideas, cultura, ley y política son secundarlos. Esto ilustra una vez más
la base materialista det trabajo de Marx y quizá do idea de cómo se llegaron a formular las
crudas acusaciones de "deterninismo económico" contra él. Su enfoque a menudo sé describe
como "materialismo dialéctico" y el elemento dialéctico del análisis se puede Ilustrar aquf
señalando la tendencia de la base a contener en si misma conflictos y contradicciones que
encarnan las semillas de su propia destrucción (o me(or dicho, suplantación). La dialéctica
opera en la historia a travos del crecimiento dé una cosa a partir de otra, de modo que ta nueva
entra en conflicto con la vieja, llevando a su derrocamiento. Así, la burguesía, podríamos decir,
creó el proletariado pero, al hacerlo, creó ta condición para su propia destrucción.
Marx va el modo de producción capitalista como inherentemente inestable y condenado a la
larga. Esto se debe a que las relaciones sociales entre la burguesía y el proletariado son
relaciones de conflicto fundamental al ser su relación unilateral y de explotación. Todos los que
venden su capacidad de trabajo son, objetivamente, miembros del proletariado. Todos están
"explotados". El proletariado es, por tanto, una "clase por si misma", pero sus integrantes no
actúan como clase - liberándose de la explotación -hasta que superan su "falsa conciencia" y
se dan cuenta de su Interés común. La acción dé clase depende asi.del crecimiento de la
conciencia de clase. El proletariado se convertirá en una "clase por st misma" y alcanzará su
destino histórico a través de la creación del socialismo. Para reconocer plenamente la fuerza
de la noción de contradicción en Marx tenemos que tener en cuenta que los esfuerzos de la
propia burguesía, en gran medida, aceleran su propia muerte. Por ejemplo, la agrupación de un
número;cada vez mayor de empleados,en unidades de trabajo también mayores crearé>¡á»
condiciones propicias para que los trabajadores, al estar juntos, puedan constatar los Intereses
económicos y políticos que comparten. De esta modo, la conciencia de clase aumentavy el
desafío queda servido.
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tiene que entenderse en las contingencias ambientales con las que se enfrentas. Por
consiguiente es razonable dejar abierto el interrogante sobre lo que son intrínsecamente los
humanos y prestar atención a lo que hacen efe sí mismos y de sus circunstancias.
Para los propósitos de la sociología es más apropiado empezar considerando los problemas
básicos que se tienen que tratar para permitir la vida social más que empezar con
consideraciones sobre la naturaleza humana. No obstante, es necesario reconocer que tienen
que satisfacerse derlas necesidades mínimas para que los seres humanos sobrevivan en el
mundo. Estas se pueden reducir a dos tipos: primero, necesidades físicas de alimento, cobijo y
similares y, segundo, una necesidad mental de encontrar un sentido al mundo en que se
encuentran. Las personas no sólo necesitan un cobijo físico contra los elementos; también
necesitan un "escudo mental contra el terror" (Berger, 1973) - una manera de organizar las
Ideas y creencias que genera un sentido de orden frente al caos potencial del mundo. De éstas
dos necesidades humanas básicas podemos derivar un modelo que reconozca dos problemas
principales que deben solucionarse para permitir que exista vida social. La organización social
y cultural humana tiene que abordar, en primer lugar, el problema de distribuir los escasos
recursos que las personas necesitan para satisfacer sus necesidades físicas y, en segundo
lugar, el problema de encontrarle un sentido al mundo. Hay, por tanto, problemas en el área de
los Intereses y problemas en el érea de tas Ideas.
Las formas en que se tratan estos dos tipos de problemas están estrechamente
intenreladonadas. Como los seres humanos se caracterizan por una capacidad de concebir
alternativas, tenderán a hacer evaluaciones de los medios disponibles para satisfacer
necesidades fundamentales (al preferir) este alimento a este otro, o una manera de cocinar a
otra). Se este modo, entre los recursos da los que se disponen para satisfacer necesidades
elementales, algunos se valoraron maa que otros y éstas evatuacolnes se pondrán en común
en tos modelos de significado que se desarrollan en la esfera de las ideas y apuntalarán la
cultura emergente. Aquí, en el proceso de interacción del ser humano subjetivo con el amblante
objetivo, vemos una Interacción dialéctica de lo material y lo mental al influir las ideas en los
intereses y los Intereses en Ideas. • •.•
Dado que el ambienta físico es tal que los recursos de valor tienden a ser escasos,
encontramos'Individuos que se Integraren grupos;de cooperación o coaliciones de interés,
tanto para perseguir Intereses materiales como para defenderse .de otros grupos en
competencia. Es esta formacióniprimordial de grupos, las.ideatt son fundamentales: dan vajpr a
los objetos y a las acciones, proporcionando un foco de actividad-y, al desarrollar los modelos
de significado que se necesitan para estructurar la realidad, -encajan con las tóeotogíafl de
grupo. Las Ideologías de grupo son conjuntos de Ideas que justifican las actividades del grupo
("legitiman" auslntereae8)<de cara tanto, a tos da dentro como a los de fuera del grupo. Los
individuos desempeñan un papel-básico en este proceso, articulando intereses y colaborando
en la organización al facilitar la legitimación de la acción de grupo. A lo largo de la-historia
vemos individuos clave - líderes y pensadores - que destacan intereses objetivos, (intereses
potenciales con respecto a cualquier cosa escasa y preciada en la sociedad) que .pueden
entonces articular, conviniéndolos en Intereses subjetivos y movilizando-al grupo. .Con es paso
del tiempo, algunos grupos vencen a otros en la competición»por tos escaaos recursos, y el
modelo que intentan consolidar nos proporciona las instituciones y las Idea,» que constituyen la
estructura soda! y la cultura, en las que se Incluyen tas instituciones políticas de dominación y
el modelo jerárquico de estratificación social.
La situación en una sociedad en cualquier época es el resultado de la distribución del poder
que prevalece en aquel momento. Por poder se entiende la capacidad de cualquier grupo o
individuo de afectar el resultado de cualquier situación de modo que sé consiga o se mantenga
el acceso a cualquier tipo de recursos que sean escasos y preciados en una sociedad o en una
parte de esa sociedad. Pero la situación nunca es completamente estable, dado que un poder
que genera cualquier tipo de tendencia hacia la estabilidad es una constante Invitación a la
resistencia de otros. De hecho, todas las estructuras sociales son susceptibles de sufrir
consecuencias no deseadas que puedan amenazar la estructuración de las metas que se tenia
intención de cumplir. Estos conceptos y los procesos que los unen en este marco de trabajo
conceptual básico están explicados en el gráfico de más abajo. La interacción entre Intereses e
ideas y la dinámica de ta movilización de grupos se verán en este proceso histórico de
industrialización, en fas acciones de grupos ocupationates y, especialmente, en los
"profesionales", y en el campo de batalla de las relaciones industriales, por ejemplo. De un
modo ¡parecido, la idea de la contradicción y el reconocimiento de que las estructuraciones
sociales siempre llevan consigo una tendencia a resquebrajarse o a ser socavadas aportará
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e).-lfHlitu£lí!íi05 pdlfl'ííis , ás Ej . idcótúgiaí: ptíiUsás tdeíiü
x ^ trabajo
la estruduasocieí 'toiréiaitínli-írto sátie.ciáza<fa a) por deseos de
oraen íominart« (cwtíiíW íócipóy b) poi- ios medusa
p-?r flrtfí-5'i qwi lievnii a toris^ cuíntfai no irtencionn
a KJi-íjiKi teñíélquí soivfr'{cciUiadicctortO'5.
-18-
I,
Papers 68, 2002 141-168
Resumen
Los actuales debates en torno al concepto de trabajo no siempre han planteado con clari-
dad algunos de los rasgos centrales que dicho concepto adopta en la tradición de teoría
social crítica que se inicia con Marx. Esta tradición ha puesto a menudo el acento en las
relaciones entre el trabajo y la emancipación humana. En esta dirección, el artículo pro-
pone tres ejes conceptuales adicionales al ya tradicional de «valorización vs. desprecio» del
trabajo: concepto amplio frente a concepto reducido, productivismo frente a antiproduc-
tivismo, y centralidad normativa frente a no centralidad del trabajo. Desde estas coordenadas
de análisis, se critican algunos tópicos sobre el concepto de trabajo de Marx, y se enume-
ran diversos caminos por los que las tradiciones marxistas posteriores han desarrollado el
mismo. En concreto, se lleva a cabo un análisis y crítica del concepto de trabajo en Haber-
mas.
Palabras clave: trabajo, teoría social, marxismo, teoría crítica, Marx, Habermas.
Abstract
Present discussions on the concept of work have not always established clearly some of the
central tenets that this concept has acquired in the tradition of critical social theory which
begins with Marx. This tradition has often emphasized the relationship between work and
human emancipation. In this direction, the article adds three conceptual dichotomies to the
more traditional one of "valuation vs. disdain" of work: wide vs. reduced concept of work,
productivism vs. antiproductivism, and normative centrality vs. non-centrality of work.
From this standpoint, the articlé criticizes some commonplaces about Marx's concept of
work, and list some ways in which later Marxist traditions have develop this concept.
Specifically, Habermas' concept of work is analyzed and criticized in the last part of the
article.
Key words: work, social theory, marxism, critical theory, Marx, Habermas.
El presente artículo está parcialmente basado en la tesis doctoral La transformación del con-
cepto de trabajo en la teoría social. La aportación de las tradiciones marxistas (Noguera, 1998),
dirigida por Rainer Zoll, y que presenté en septiembre de 1998 en la Universidad Autó-
noma de Barcelona. Agradezco a la Generalitat de Catalunya la concesión de una beca de
formación de investigadores (FPI), sin la cual la realización de la misma no habría sido
posible.
142 Papers 68, 2002 José Antonio Noguera
Sumario
Introducción: el concepto de trabajo La crítica de Habermas a Marx
en discusión y al concepto amplio de trabajo
Cuatro ejes teóricos para el estudio Algunas posibles implicaciones:
del concepto de trabajo ¿tiene sentido aún el concepto de trabajo?
2. Una panorámica general y reciente de estos debates puede encontrarse en libros como ]os de
ALONSO (1999 y 2000), BAUMAN (1998) o SENNETT (1998).
3. A este respecto, he tratado de desarrollar un análisis complementario sobre el problema
teórico de la definición del trabajo en NOGUERA (2000), y, de forma menos exhaustiva,
sobre la cuestión de la centralidad del trabajo, en NOGUERA (1997).
El concepto de trabajo y la teoría social crítica Papers 68, 2002 143
4. Por poner sólo dos ejemplos bastante conocidos de entre la literatura sobre el concepto de
trabajo, ni el estudio clásico de A. TlLGHER (1929) ni el más moderno de H. APPLEBAUM
(1992) dedican mucho espacio a las tradiciones marxistas y/o críticas. Una excepción par-
cial es la obra enciclopédica de Antimo NEGRI (1980-1981). En España, el reciente traba-
jo histórico de Fernando DíEZ (2001) —por lo demás excelente— se limita a los orígenes
del concepto moderno de trabajo en el Siglo de las Luces.
144 Papers 68, 2002 José Antonio Noguera
5. Por seguir con los ejemplos ya mencionados en la nota 4, tanto el estudio de Adriano TlL-
GHER, Homo faber, como el de Herbert APPLEBAUM, The Concept of Work, se estructuran
básicamente en torno a esta dicotomía teórica. Otros ejemplos son los de ANTHONY (1977),
ARENDT (1958), BATTAGLIA (1951 y 1973), DE GRAZIA (1962), JACCARD (1960), KWANT
(1960) NAREDO (1977 y 1997), PIEPER (1952) o TRANQUILLI (1979).
6. Y que por tal motivo fueron citadas por clásicos como MARX (1872) o WEBER (1904-05).
Véase también, sobre el nacimiento y la consolidación de la «ética del trabajo», el excelen-
te estudio de RODGERS (1978).
El concepto de trabajo y la teoría social crítica Papers 68, 2002 145
en el trabajo
Pues bien, una definición teóricamente más elaborada del concepto amplio
de trabajo sería la siguiente: el concepto amplio es el que abarca las dimensio-
nes de la acción que van más allá de la racionalidad instrumental, esto es, el
que puede considerar el trabajo no sólo como producción instrumental de
valores de uso, sino también, a1 mismo tiempo, como medio de solidaridad
social y de autorrealización personal; el concepto amplio tiende a incorporar así
las tres dimensiones o racionalidades que pueden estar presentes en la acción
humana: cognitivo-instrumental, práctico-moral y estético-expresiva. El con-
cepto reducido, por el contrario, sólo podría considerar el trabajo bien como
acción instrumental destinada a la producción de valor de uso, bien como
deber social o disciplina coercitiva; en ambos casos, el concepto reducido supo-
ne que el trabajo no puede dar lugar a ningún potencial de autonomía ni de
autorrealización individual.
HABERMAS (1981, I: 292 s.) o ZOLL (1991) han mostrado cómo la «ética del trabajo» que
provino del protestantismo era en el fondo una manifestación harto acabada de racionali-
dad instrumental.
El concepto de trabajo y la teoría social crítica Papers 68, 2002 147
9. Tampoco cabe confundir producción y trabajo, pero no hay espacio aquí para analizar a
fondo esta distinción. Véase, al respecto, NOGUERA (2000).
148 Papers 68, 2002 José Antonio Noguera
10. Véase SAHLINS (1974) o THOMPSON (1967) para corroborar la ausencia de centralidad del
trabajo en épocas premodernas.
11. Puede encontrarse esa justificación en NOGUERA (1998).
El concepto de trabajo y la teoría social crítica Papers 68, 2002 149
F. Engels
o
Griegos antiguos K. Marx
F. Nietzsche T. W. Adorno
P. Lafargue M. Horkheimer
No asumen G. Lukács «Primer» Marcuse
la centralidad H. Arendt C. Castoriadis
normativa J. Habermas A. Heller
del trabajo «Ultimo» Gorz G. Markus
Marcuse Ph. Van Parijs
«maduro» Feminismo
marxista
ción resulta importante por cuanto casi todos los pensadores actuales que
defienden la tesis de una «crisis de centralidad» del trabajo, o simplemente del
empleo (Habermas, Offe, Gorz, Méda...), suelen asumir un concepto reduci-
do de trabajo como algo que se infiere y se deduce de esa posición, con lo que
nos abocan a una estrategia basada únicamente en la liberación «del» trabajo,
y no tanto «en» el trabajo. Y viceversa, quienes defienden que el trabajo debe
seguir siendo algo central en las vidas de los individuos y de cara a la cohesión
social, lo suelen hacer muchas veces desde un concepto amplio de trabajo,
como actividad necesaria para el reconocimiento social, la autoestima o la auto-
rrealización, cuando no necesariamente ambas cosas van lógicamente ligadas.
Digámoslo aún más claro: una estrategia política que busque reducir la cen-
tralidad social del trabajo no tiene por qué apoyarse en una imagen puramente
instrumental y degradante del mismo.
Como se ha dicho, no vamos a entrar a detallar aquí las posturas de cada uno
de los teóricos que aparecen en el cuadro, pero sí haremos algunas observa-
ciones generales sobre algunos de ellos, centrándonos más específicamente en
dos pensadores que ejemplifican respectivamente la defensa de un concepto
amplio y de uno reducido de trabajo: Karl Marx y Jürgen Habermas.
d) Por último, cabe añadir a todo lo anterior que Marx no asume la centrali-
dadnormativa del trabajo', en textos tan alejados temporalmente como son
La ideología alemana y la Crítica del programa de Gotha defiende que la sub-
sistencia no debe estar ligada al rendimiento laboral en la sociedad comu-
nista, sosteniendo así un principio de justicia distributiva igualitarista (y
no meritocrático, como el que supuestamente regiría en la sociedad bur-
guesa, según la ideología dominante en la misma): «la diferencia en cuan-
to a las actividades, a los trabajos, no justifica ninguna desigualdad, nin-
gún privilegio en cuanto a la posesión y al goce» (Marx y Engels, 1845:
El concepto de trabajo y la teoría social crítica Papers 68, 2002 153
580). El conocido lema «de cada cual según su capacidad, a cada cual según
sus necesidades» evidencia a las claras esta concepción; no en vano teóri-
cos contemporáneos como Philippe Van Parijs (1995) han considerado la
propuesta de una renta básica garantizada independiente del trabajo como
una vía para hacer realidad aquel principio.
En definitiva, cabe decir que este concepto amplio, no productivista y
que no asume la centralidad normativa del trabajo es una de las aporta-
ciones más originales de la obra de Marx.
Marx o, como mínimo, ser más maleables de lo que él pensaba. Otras corrien-
tes como el marxismo analítico han puesto también énfasis en el concepto
amplio al estudiar las posibilidades de autorrealización a través del trabajo (Els-
ter), y han explorado en toda su magnitud la idea de abolir la centralidad social
del mismo instaurando una renta básica que disocie la subsistencia de cual-
quier contraprestación laboral (es el caso de Van Parijs). Por último, feminis-
tas marxistas como Mies (1986) han intentado extraer las implicaciones del
concepto amplio de trabajo para su aplicación no productivista a los trabajos
de las mujeres, y a la lógica específica de los mismos.
13. Puede verse NOGUERA (1996) o VALLESPlN (2001) para dos resúmenes de las implicacio-
nes de estos conceptos en la obra de Habermas.
El concepto de trabajo y la teoría social crítica Papers 68, 2002 157
Hay otras razones que la que se acaba de apuntar para cuestionar la plausibi-
lidad de los argumentos de Habermas sobre el trabajo. En primer lugar, hay
que discutir la interpretación que Habermas hace del planteamiento de Marx,
y en concreto, la idea de que éste sucumbe a un «reduccionismo categorial».
Es una tesis arriesgada la de que Marx reduzca toda la praxis social a trabajo. Tal
y como ponen de manifiesto Kosik (1961) o Sánchez Vázquez (1967), la dis-
tinción entre praxisy trabajo es esencial en el marxismo. El trabajo es una
forma específica de \& praxis, pero, desde luego, no la única.14 Tal distinción
está claramente implícita en la obra de Marx, y es sólo una comprensión hege-
lianizante de la misma la que puede llevar a cabo la reducción que preocupa
a Habermas.
Contra la tesis habermasiana de que lo que hace Marx es «reducir la pra-
xisa trabajo, a la estructura de la acción racional con arreglo a fines» (1985:
274), puede oponerse no sólo el anterior argumento —que la praxis no se
reduce a trabajo—, sino también otro ligeramente distinto: que el trabajo no
se reduce en Marx a acción instrumental o «racional con arreglo a fines».
Marx no separa trabajo y comunicación: para él el trabajo humano tiene una
dimensión irreductiblemente social (véase su crítica a las «robinsonadas» de
los economistas y filósofos burgueses) e incluso comunicativa: baste recor-
dar los famosos pasajes a este respecto en su «extracto sobre James Mili»
(1844a: 290 s.).
No se pretende negar ni mucho menos que Marx asume el «paradigma de
la producción» en el sentido amplio de «autoexteriorización» de las capacida-
des humanas. Pero el no haber adoptado el «giro lingüístico» —algo difícil,
por no decir imposible, en el contexto intelectual de su época—, para nada es
equivalente a haber reducido trabajo o acción humana a actividad puramente
instrumental. Habermas lleva a cabo además una excesiva estetización del con-
cepto de trabajo en el joven Marx. Así, afirma que «El joven Marx asimila [...]
el trabajo a la producción creadora del artista, que en sus obras pone fuera de
sí sus fuerzas esenciales para volver a apropiarse después el producto en absor-
ta actitud contemplativa» (Habermas, 1985a: 84). Es ésta una visión incompleta:
ciertamente hay un componente estético en la idea del trabajo de Marx, pero
no es el único. Aquí renace el típico argumento de que Marx le atribuye una
«esencia» inexistente al trabajo humano, y que eso es lo que le permite dife-
renciar entre trabajo alienado y no alienado, y entre objetivación y alienación.
Es cierto que este esencialismo puede darse en Marx, como vimos. Pero sin
embargo el modelo de liberación a través del trabajo que Habermas le atribu-
ye es cuestionable también en otro aspecto: Marx tampoco cree posible vol-
14. SÁNCHEZ VÁZQUEZ (1967) analiza, en concreto, tres formas de praxis diferenciadas según
su objeto: la praxis productiva (trabajo), la artística y la política (que tienen como objetos
respectivos la naturaleza, los productos de una praxis anterior y lo humano-social).
El concepto de trabajo y la teoría social crítica Papers 68, 2002 159
Son muchos los autores que han criticado los planteamientos de Habermas
como reduccionistas, y que le han reprochado su asimilación esencialista de la
categoría de trabajo a la de racionalidad teleológica o instrumental, olvidan-
do otros potenciales de la misma, e incluso realidades históricas bien palpa-
bles que expresan tales potenciales.16 Algunos de estos autores advierten, entre
otras cosas, que el plantamiento de Habermas resulta ahistórico y esencialis-
ta, y que desgaja el trabajo de las relaciones sociales que lo envuelven, asig-
nándole a priori una naturaleza transhistórica.
En epígrafes anteriores vimos que Habermas reducía el trabajo a acción
instrumental por razones puramente teóricas o conceptuales: Habermas habla
a veces de la «racionalidad con arreglo a fines» como «inherente» al «concepto
de trabajo» (1985: 87). Pero también hemos visto que, junto al argumento
conceptual, Habermas introduce un argumento histórico-social: no es ya que,
conceptual o analíticamente, haya que separar «trabajo» de «interacción», o de
«acción comunicativa», o de «praxis»', es que el trabajo no puede ser otra cosa
que acción instrumental-estratégica debido a su configuración concreta en las
sociedades modernas. Como puede verse, existe una cierta tensión en esta dua-
lidad argumental: si la crítica de la categoría de trabajo es necesaria por razo-
nes puramente teóricas, y si todo lo que no es instrumental pertenece al ámbi-
to de la praxis, y no del trabajo, entonces no es necesario ningún argumento
histórico-social adicional. Por el contrario, si se sostiene el segundo argumen-
to, el histórico-social, cabe cuestionar entonces el primero: si el trabajo sólo
ha adquirido su carácter puramente instrumental históricamente, está fuera de
lugar el otorgarle ese carácter de forma conceptual, pues históricamente lo puede
volver a perder. En suma, la defensa de un concepto «reducido» de trabajo, si se basa
15. Habermas también afirma que «el modelo expresivista heredado por Marx, que deriva de la
transferencia de ciertos ideales estéticos a la esfera del trabajo industrial, encuentra cada vez
menos confirmación empírica en la organización de los procesos de trabajo contemporá-
neos» (1986: 214). Pero Marx nunca esperó ni pretendió hallar confirmación empírica de
ese modelo en el proceso de trabajo capitalista alienado, obviamente, luego eso no puede
ser un argumento contra él.
16. Baste citar a este respecto a HONNETH (1982), GlDDENS (1982), HELLER (1976 y 1982),
MARKUS (1982), POSTONE (1993), KEANE (1975) o EYERMAN y SHIPWAY (1981).
160 Papers 68, 2002 José Antonio Noguera
17. Véase, por ejemplo, PAHL, 1984; MlNGIONE, 1991; SANCHÍS, 1988; RONCO y PEATTIE,
1983; BORDERÍAS y otras, 1994. Para FRASER (1986), el planteamiento de Habermas hace
desaparecer el trabajo doméstico-familiar de las mujeres dentro del «mundo de la vida». La
diferencia entre sistema y mundo de la vida distrae la atención respecto de que la esfera pri-
vada en éste último es también un lugar de trabajo (Fraser, 1986: 60).
162 Papers 68, 2002 José Antonio Noguera
Por último, debe decirse que la crítica a Habermas que aquí se intenta defen-
der no se dirige a regresar al llamado «paradigma del trabajo», sino a sostener
que éste y el de la comunicación (que defiende Habermas) pueden ser com-
plementarios y no excluyentes. Por poner un sólo ejemplo, el paradigma de la
comunicación parece imprescindible para dar razón de las implicaciones nor-
mativas de una teoría social crítica (Noguera, 1996); pero el paradigma del
trabajo, si se entiende este concepto de forma amplia y no productivista, puede
hacer ver que también en el trabajo existen potenciales emancipatorios para el
ser humano, por las posibilidades de autonomía y autorrealización que ofre-
ce. En suma, parecería más fructífero releer la categoría de trabajo desde una teo-
ría de la racionalidad comunicativa, sin que ésta última nos lleve por fuerza
hacia un concepto reducido de trabajo. Para ello se podría empezar por mos-
trar que el trabajo no tiene por qué ser sólo ni principalmente «racionalidad
con arreglo a fines».
Ello tiene también implicaciones obvias tanto para la investigación empí-
rica como para la relevancia política a que cualquier teoría crítica aspira. Con
el planteamiento de Habermas, y tal como observa Honneth, todo potencial
o conato de resistencia en el interior del proceso productivo capitalista queda
desactivado, y el de trabajo deviene un concepto que «meramente refleja las rela-
ciones reales de trabajo social [...], perdiendo su significado para la transfor-
mación potencial de las formas establecidas del mismo» (Honneth, 1982: 46).
El eliminar esa contradicción entre trabajo alienado y no alienado, afirma
también Honneth, priva de su lógica interna a los actos de resistencia dentro
de la esfera laboral que son de práctica diaria en el capitalismo tardío, ope-
rando como si la liberación de las relaciones de trabajo hubiese llegado ya tan
lejos como cabe esperar (ibídem: 54), y como si los problemas del capitalismo
ya no tuviesen que ver con la «reproducción material», sino sólo con la «sim-
bólica».
Probablemente hay bastante de cierto en la afirmación habermasiana de
que la identificación o reconciliación del trabajador con su producto (en tér-
minos tanto individuales como colectivos) es ya, en la mayoría de los casos,
un objetivo de dudosa viabilidad si se plantea a escala social; pero no lo es,
sin embargo, o lo podría ser cada vez menos, la identificación con la propia
actividad laboral como tal, la creciente autorregulación autónoma de la misma,
y el control libre por los hombres y mujeres de sus ritmos y cadencias; máxi-
me en aquellas actividades, cada vez más extendidas, donde el producto coin-
cide con la actividad misma (algo que ya advertía Marx en sus Teorías de la
plusvalía, cuando analizaba los trabajos de servicios): hay aquí potenciales que
un concepto de trabajo como el de Habermas no puede aprovechar. El plan-
teamiento que hace de la alienación laboral como algo irrebasable, es también
ciertamente sesgado y selectivo: no advierte, por ejemplo, los diferentes tipos
de alienación de que hablaba Marx en sus Manuscritos, de los que Habermas
sólo tiene en cuenta la alienación respecto del producto del trabajo, y no las otras
El concepto de trabajo y la teoría social crítica Papers 68, 2002 163
tres (respecto de la propia actividad, respecto del propio ser genérico del ser
humano y respecto de los demás trabajadores); cabe plantear como algo más
que una pregunta retórica si esos otros tres tipos de alienación de los que habla-
ba Marx pueden ser superados o atenuados, en otro tipo de relaciones socia-
les, sin ningún tipo de «pérdida de complejidad» o de «progreso evolutivo» (e
incluso con ganancias en ese aspecto). Alguien tan aficionado a la contrafac-
ticidad como Habermas podría sin duda calibrar más detenidamente tal posi-
bilidad.
bajo deba ser la instancia estructuradora por excelencia de la vida social, o que
deba asociarse en exclusiva a todo tipo de beneficios y recursos sociales y cul-
turales. La reivindicación de una renta básica garantizada independiente del
trabajo, por ejemplo, a menudo se basa precisamente en el concepto amplio,
al suponer que los individuos no trabajan únicamente por motivos instru-
mentales —como la obtención de ingresos—, y por lo tanto continuarían desa-
rrollando actividades socialmente útiles y económicamente valiosas aun cuan-
do su subsistencia material no dependiese de ello; los estímulos e incentivos
para el desarrollo de tales actividades no estarían ya basados en la coerción eco-
nómica y/o política, sino en los vínculos de solidaridad social y las necesidades
personales de autodesarrollo de capacidades y potencialidades.
En tercer lugar, el planteamiento aquí defendido puede ayudar a la crítica
ideológica de algunos discursos sobre el «fin del trabajo» o el «futuro del tra-
bajo en la sociedad posindustrial», que únicamente hacen énfasis en los aspec-
tos tecnológicos o cognitivo-instrumentales, sin reparar en que el trabajo no
se reduce al empleo formal asalariado, y en que el «fin del trabajo» como tal
supondría nada menos que el fin de la humanidad.
En cuarto lugar, desde el punto de vista de la investigación empírica, el
esquema expuesto puede contribuir a una mayor comprensión de los cambios
en las orientaciones hacia el trabajo (Zoll, 1992): diferencia mejor los aspectos
cognitivo-instrumentales de los estético-expresivos presentes en tales orienta-
ciones; puede ayudar a distinguir con mayor precisión —tanto histórica como
sociológicamente— la «ética del trabajo» propia del «viejo modelo cultural»,
respecto de las nuevas orientaciones posproductivistas, que estarían más basa-
das en lo que hemos llamado un «concepto amplio de trabajo»; puede dar, asi-
mismo, elementos para comprender algunas contradicciones o ambigüedades
aparentes en los discursos de los actores sociales sobre su relación con el tra-
bajo (como, por ejemplo, que los mismos individuos suelan combinar actitu-
des instrumentales y expresivas hacia el trabajo); etc.
Por último, el planteamiento que aquí se defiende viene inspirado tam-
bién por determinadas motivaciones políticas, que buscarían ayudar a aumen-
tar la discusión pública en torno a temas como los de la humanización del
trabajo o los cambios en la naturaleza del trabajo o en su organización, de
forma que se maximizasen los potenciales de autonomía y autorrealización
que pueden existir en él. Sería una ironía histórica el que, precisamente en la
civilización más rica y tecnológicamente avanzada que se ha conocido, los
hombres y las mujeres asumiesen como algo inevitable e insuperable la alie-
nación y el empobrecimiento vital en una actividad tan cotidiana como es el
trabajo. Las propuestas posmarxistas actuales de instaurar una renta básica
incondicional o un socialismo de mercado con democracia económica, bien
podrían convertirse en puntales básicos de las luchas sociales en el siglo que
acaba de nacer.
El concepto de trabajo y la teoría social crítica Papers 68, 2002 165
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