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Señala Gregorio Salvador que “el español es, de todas las grandes lenguas la más
cohesionada” (entrevistas en Cuadernos Servantes).

El idioma español, es una de las lenguas más hablada en el mundo, y el oficial de los
países hispanos, por esta razón es un idioma muy diverso, influenciado por la
variedad de culturas y el mestizaje racial, a excepción de Brasil que su idioma oficial
es el portugués. El fundamento de la correcta escritura y dicción del idioma es el uso
de la gramática y valores lingüísticos, por otro lado, la deformación y la dificultad del
idioma se deriva al no cumplir con lo antes mencionado.

Ahora bien, la deformación del lenguaje que se da en Hispanoamérica, es muy común


y a su vez muy compleja, esto se debe a diversos tipos de factores que influyen en el
habla, consecuencia del uso incorrecto de la gramática y los valores lingüísticos que
de esta se derivan, cuatro de los más importantes son: la variedad de programación en
los medios de comunicación, el bajo desarrollo en materia de educación y cultura,
sumándoseles la política que dirija al país. En los sectores más humildes y afectados
por la carencia de desarrollo socioeconómico, donde la educación queda en un
segundo plano, se fomenta la deformación del lenguaje en la mayoría de los casos, ya
que, estas comunidades están influenciadas directamente por entes que mantienen su
desarrollo social y económico, estos últimos, utilizan un discurso completamente
performativo, logrando así su objetivo, y a la vez enfatizan más este problema.

Sin duda, los principales conductores de este desastre son los partidos políticos, “vagos” y
“demagogos”, en los cuales se resume la pobre formación humanística y cultural del pueblo.
Desconocen nuestros gobiernos las reglas más elementales de la dicción y la gramática, y
cuando son delatados por sus torpezas optan por regodearse en sus errores, dando a entender
que sus expresiones son populares y que ellos están con los sectores más desprotegidos.
Hacen de este modo un doble mal: generalizan la irresponsabilidad de lo noble que puede
haber en la palabra y a la vez asientan en el pueblo una especie de perturbación moral y
mental, no sabiendo cada quien a qué atenerse de todo cuanto escucha, de cuanto lee, y de
cuanto se jura y ofrece..(Darío Ariza Ávila, 2012)
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Esta situación se ha convertido en la realidad que hoy en día un gran número de


latinoamericanos padecemos, es un hecho preciso, que nada delata tanto la
personalidad de una persona o el comportamiento de un pueblo, región o país como
su forma de expresarse. El impacto directo negativo que esto trae, proviene de los
medios de comunicación por la manera tan rápida y eficiente de la transmisión de la
información, de modo que, influye de tal manera afectando a las masas las personas
dejan de tener un raciocinio lógico para imitar lo que observan o escuchan, de los
cómicos ordinarios y políticos del país. Sin darse cuenta, pierden sus propias
expresiones, sentimientos y pensamientos, sufriendo una especie de olvido o
desplazamiento de lo que realmente desean y es lo correcto. De esta manera, la
irresponsabilidad, torpeza, falta de gramaticalidad y el mal empleo de competencias
lingüísticas en los argumentos que se generan en los medios, y que son desarrollados
por figuras públicas populares, forman un sinnúmero de razones por las cuales
justificar la degradación del lenguaje y expresiones de los individuos que siguen a los
mismos, ya que, les gusta lo que ven y oyen de estos, hasta el punto de adoptar para si
la manera de habla y comportamiento, por lo que la manipulación y/o persuasión de
lo que se expone, tiende a ser muy atractivo, pareciendo correcto, y en otros casos
hasta divertido, por estas razones, esta situación es casi imperceptible tanto para las
masas, como para los entes que intensifican y fundamentan las deformación,
ignorando el gran daño que se comete.

En consecuencia, considero, que la habilidad que tenemos de dominar nuestro


lenguaje para formar palabras y sonidos correctos en un momento o contexto social
determinando basándonos en la lengua y la simbología gramatical del idioma, es
causa de un desarrollo óptimo de nuestra capacidad lingüística. En tal sentido, la
derivación de la ambigüedad del léxico de una población en donde la cultura, el
desarrollo socioeconómico, la persuasión de los medios y figuras públicas influyan,
de manera negativa, evitando, olvidando, o justificando de igual forma la
gramaticalidad del idioma, fomentará la deformación del mismo. Es por ello, que la
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sociedad ha perdido el concepto de la forma correcta del hablar y de expresarse, por


consiguiente, las palabras ya no tienen peso moral, son sencillamente objetos sin pies
ni cabeza, no percibimos, ni prestamos atención a lo que realmente podría ser
importante para nosotros, puesto que hemos llegado a un modo inconsciente y
completamente mecánico de una conducta que no es positiva y que no nos atañe a
ninguna responsabilidad con lo malo que decimos y hacemos. Trayendo graves
consecuencias que hoy en día se viven en los países de habla hispana, tales como; la
perdida de la concesión gramatical de nuestro idioma, déficit de comprensión lectora
y sintaxis, y en síntesis la degeneración del lenguaje.

Para concluir, las posibles medidas que se pudiesen tomar para erradicar tal
degradación y deformación de nuestro idioma se desarrollaría fundamentalmente; en
incentivar el uso adecuado del lenguaje y el buen implemento de competencias y
recursos lingüísticos, propiciado por medios de comunicación, figuras públicas de los
medios y políticos, a su vez, el desarrollo de la educación en materia de castellano y
literatura donde la comprensión y la expresión lingüística tengan lugar. De esta
manera, la sociedad se verá en la obligación de instruirse y de dar un paso más allá en
la progresión y optimización del habla en nuestro idioma, siendo posibles medidas
muy significantes para tratar de erradicar, esta degeneración del idioma y evitando
retroceder en cuanto al desarrollo y conocimiento de la gramática de nuestro idioma
para su adecuado uso oral y escrito.

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