Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
INFORME FINAL
INDICE
4. RESULTADOS DE LA INVESTIGACION.
4.1. Conclusiones de la investigación.
a. Las lecciones del Bío Bío
- Falta de institucionalidad y voluntad
- Debilidades de la organización de las comunidades
b. Lecciones de los otros casos de conflicto abordados en el estudio.
- Institucionalidad ambiental e indígena.
5. REFLEXIONES FINALES.
BIBLIOGRAFIA.
Los mapuche alegan que la mayor parte de estos proyectos han sido
impuestos en contra de su voluntad, que no han respetado las tierras
reconocidas y protegidas por la ley (Ley 19.253 de 1993) por su carácter
indígena, y que amenazan con la destrucción de recursos naturales (aguas,
bosques, fauna, etc.) y recursos culturales (cementerios, canchas de
nguillatun, sitios sagrados) que son fundamentales para su existencia y
desarrollo.
Las autoridades de gobierno, junto con reprimir estas acciones a través del
uso de la fuerza pública y de condenarlas por ser atentatorias contra el
"estado de derecho", han amenazado con excluir a dichas comunidades de
los programas de gobierno tales como el fondo de tierras y aguas y el fondo
de desarrollo administrados por la Corporación Nacional de Desarrollo
Indígena (CONADI) de conformidad a la ley de 1993. Además, han
iniciado acciones legales, utilizando en reiteradas ocasiones la Ley de
Seguridad Interior del Estado.
En la parte alta de la cuenca del río Bío Bío, río localizado a unos 500
kilómetros al sur de Santiago, la Empresa Nacional de Energía (ENDESA),
empresa pública privatizada durante el régimen militar y hoy controlada
por capitales españoles, está construyendo una serie hidráulica de 6
represas, con el fin de abastecer la demanda de electricidad de la región
centro sur del país. Corriendo 380 kilómetros desde la cordillera hasta el
mar, en la ciudad de Concepción, este río que da agua potable a más de un
millón de personas, es el mas importante curso fluvial del país, tanto desde
el punto de vista económico, como desde el punto de vista histórico-
cultural (fue la frontera entre el pueblo mapuche y la colonia española por
casi 300 años). Se ubica también allí un ecotono de gran valor ecológico. El
Alto Bío Bío constituye el territorio ancestral de los mapuche-pehuenche,
los que con una población cercana a los 10 mil han habitado allí desde
tiempos inmemoriales. Tras 500 años desde la conquista, vuelven a
enfrentarse allí los intereses del pueblo mapuche con intereses externos
(esta vez empresas privadas avaladas por el estado chileno) que constituyen
una amenaza para su territorio y su supervivencia económica, social y
cultural como pueblo.
Fue así como en abril de 1997 se suscribió un acuerdo con las comunidades
directamente afectadas, el gobierno regional y el MOP, en el cual se
establecía la intención de llegar a un acuerdo para posibilitar el paso de la
carretera por el área. Producto de este acuerdo, se reestudió el trazado del
by pass, lográndose que el total de comunidades directamente afectadas
disminuyera a 10. Según el MOP, la estrategia a través de la cual habría
sido desarrollada esta iniciativa - hoy en plena ejecución - habría consistido
en lo central en una expropiación pactada con quienes serían afectados por
el proyecto, considerando un monto de indemnización que considerase un
"plus cultural" y no solo el valor de mercado de las tierras; la no
disminución del territorio indígena inmediato; la no relocalización forzada
de ninguna familia; la creación de un fondo de etnodesarrollo
autogestionado; y la focalización de recursos del Estado en la zona (o
creación de un área de desarrollo indígena conforme a la ley) (MOP; 2000).
Los conflictos de los mapuche con las forestales que hoy rodean sus
comunidades son múltiples. El primero de ellos tiene que ver con la
propiedad de la tierra. Los mapuche de Lumaco reclaman que las tierras
hoy ocupadas por las forestales y plantadas con especies exóticas les
pertenecen (Raiman, 2001) Los momentos en que se produjo la usurpación
de las tierras mapuche en el área, al igual que en otras partes del territorio
mapuche fueron la radicación, en que no se reconoció a los longko su
espacio territorial antiguo; la división y posterior enajenación de la
comunidad en base a las leyes de división promovidas por el estado durante
el siglo XX; y la expulsión de los mapuche de las tierras recuperadas
durante el proceso de reforma agraria (Aylwin, 2000). El último momento
aparece como de particular gravedad, puesto a que fue entonces que los
mapuche, con apoyo del Estado forestaron con pino las tierras que les
fueran entregadas durante la reforma agraria, tierras que después perdieron.
Por otro lado, el conflicto se agrava dados los impactos sociales, culturales
y ambientales provocados por las empresas forestales. Como señalan sus
dirigentes, las empresas no dejan ni aportan nada en la comuna. Tampoco
dan trabajo, ni tributan allí La sustitución del bosque nativo por el bosque
exótico ha significado, además de el desecamiento y contaminación de las
aguas, el deterioro de la tierra, la perdida de la flora y fauna a la cual esta
asociada la cultura mapuche, la perdida de los remedios que utilizan las
machi para sanar a los enfermos. (Raiman, 2001). La desecación de los
cursos de aguas es tal, que en épocas de verano la municipalidad esta
obligada a transportar agua potable a las comunidades que no tienen agua
para sus necesidades básicas (Municipio de Lumaco, 2001). A pesar de lo
anterior, y paradojalmente, las empresas forestales no están obligadas a la
realización de estudios de impacto ambiental por las plantaciones.
Es por ello que las comunidades se han organizado en defensa de sus tierras
y medio ambiente. Desde 1997, fecha en que comuneros mapuche queman
tres camiones de Forestal Miminco en protesta por esta situación, se han
realizado un sinnúmero de acciones que persiguen la restitución de las
tierras hoy ocupadas mayoritariamente por forestales, ya sea a través de
negociaciones directas con sus propietarios, y/ o a través de su adquisición
por el fondo de tierras indígenas de CONADI. A raíz de hechos tales como
ocupaciones de predios, tala de bosques en poder de las forestales, etc., los
mapuche han sido duramente reprimidos por la fuerza pública, y los lideres
de sus organizaciones detenidos y procesados.
Dada la relevancia que el caso de las represas del Alto Bio Bío había tenido
en la última década en la lucha de los mapuche por sus derechos nos
pareció interesante reflexionar sobre las lecciones que este caso dejaba para
el manejo de conflictos etnoambientales en Chile. Conscientes, sin
embargo, de la magnitud adquirida por los otros conflictos que hoy
involucran a los mapuche, nos pareció necesario reflexionar más allá del
primer caso, y analizar también las lecciones que estos otros casos de
conflictos etnoambientales dejaban para el mundo mapuche y la sociedad
chilena.
Metodologías utilizadas y aprendizajes.
No son pocas las lecciones que hemos aprendido en estos años del caso
Ralco, muchas de las cuales hemos podido sistematizar a la luz de este
proyecto. La principal de estas lecciones es que no ha habido aquí, así
como en los otros casos de conflicto etnoamabiental analizados en este
estudio, ni manejo alternativo de conflictos, ni resolución del mismo, sino
imposición de una de las partes en conflicto sobre otra. Ellos se debe a
entre otras razones:
Por otro lado, los tribunales de justicia donde se encuentran radicados los
juicios interpuestos por los pehuenche y otros sectores en contra de Ralco,
han sido extraordinariamente lentos en actuar. A pesar de haber uno de los
juicios paralizado la obra por un par de meses, esta decisión luego fue más
tarde revocada. Un recurso de protección interpuesto por comuneros
pehuenche en marzo del 2000 que de acuerdo a la ley debe resolverse en 15
días, lleva 18 meses de tramitación. La experiencia anterior en el caso de
Pangue, así como en la mayor parte de los juicios que los tribunales llevan
relativos a proyectos de inversión en áreas indígenas, es que estos son
vulnerables a los intereses del estado y de los inversionistas.
De los otros tres casos de conflicto que hemos investigado, dos (el de las
forestales en Lumaco y el de la carretera de la costa) se encuentran
plenamente vigentes, mientras el tercero, el caso del by pass de Temuco, se
encuentra en etapa de ejecución de las obras y difícilmente se podrá detener
allí los planes del estado.
Constatamos que en el caso del conflicto con las empresas forestales, las
comunidades mapuche han utilizado en forma recurrente desde 1997
acciones directas tales como ocupación de predios y caminos, tala de
arboles en predios en poder de las forestales, etc., que son consideradas
como ilegales por el ordenamiento jurídico. Es evidente que estas acciones
han resultado efectivas en términos de generar espacios de negociación con
las empresas y el gobierno, así como en la socialización de sus demandas
territoriales y ambientales. Dichas acciones, como señaláramos
anteriormente, han llevado al gobierno a negociar la adquisición de tierras
reclamadas por las comunidades en el área de Lumaco. Sin embargo, las
empresas forestales han aprovechado esta circunstancia, cobrando por las
tierras de su propiedad precios excesivos que los hacen difícil de adquirir
por la CONADI. Nuevamente el marco legislativo se transforma en una
limitante para la resolución del conflicto aquí planteado.
Sin embargo habría que estar atentos para que no se repitieran algunos de
los errores del movimiento en contra de las represas del Alto Bío Bío. La
necesidad de un trabajo coordinado entre comunidades huilliche y otros
sectores de la ciudadanía preocupados por los derechos indígenas y
ambientales es clave. La democratización de la información y recursos que
allí se manejen es fundamental para que esta alianza pueda consolidarse. La
recopilación y entrega de información a los directamente afectados es uno
de las funciones más importantes de estas coaliciones.
El respeto por los derechos que la legislación vigente (ley indígena y la ley
ambiental) establece, por precarios que sean, resulta un primer paso
fundamental para avanzar en el manejo de los conflictos etnoambietales en
territorio mapuche. Ello implica la consideración efectiva de la opinión de
las comunidades afectadas por parte de las autoridades publicas y el sector
privado al tomar decisiones con relación a estos proyectos. Ello implica
también el respeto por a las normas de protección de las tierras indígenas
aprobadas hace tan solo unos años por el Congreso Nacional.
Interesa saber como son resueltos, o más bien, como señalan algunos
teóricos, como estos se manejan, estos conflictos en otros contextos y
aprender de ellos. En contraste con Chile donde no se reconoce a los
indígenas derecho sobre los recursos naturales existentes en sus tierras, en
muchos otros países, de acuerdo a la tendencia hoy dominante en la
materia, si se les reconoce, al menos sobre los recursos naturales de
carácter renovable. Es el caso de Bolivia, Brasil y México en A Latina, y de
Canadá y Estados Unidos en Norteamérica. Esto tiene gran importancia a la
hora de dirimir conflictos generados a raíz de proyectos de inversión que
tratan sobre la explotación de dichos recursos.
A ello cabe agregar también algunas directrices, como las del Banco
Mundial, relativas a proyectos de inversión en áreas indígenas, las que
disponen que los proyectos de desarrollo que afectan a los pueblos
indígenas no pueden realizarse en desmedro de los pueblos indígenas y sin
su consentimiento. Dichas legislaciones y directrices, si bien no impiden
los conflictos, otorgan a los pueblos indígenas mayor fortaleza en su
relación con el estado y con los particulares presentes en sus territorios,
permitiendo una resolución o manejo más adecuado de los mismos.
Solo en este contexto, podrán tener vigencia en nuestro país los llamados
mecanismos alternativos de resolución de conflicto, que suponen mayores
niveles de igualdad entre las partes en conflicto para su aplicación.
5. REFLEXIONES FINALES.
Por otra parte no existe una cultura ciudadana que permita el ejercicio de
estos mecanismos. Cabe destacar, como lo hemos señalado, que se trata de
una situación que esta cambiando, con particular intensidad en el mundo
mapuche, el que precisamente por la amenaza que representan los
proyectos de inversión en sus territorios, ha iniciado un proceso
organizativo que hoy no se da en otros sectores de la sociedad chilena. Es
precisamente esta organización la que, a raíz de su movilización y presión
en defensa de sus intereses, ha logrado, por vías no institucionales, algunos
avances en la negociación de sus derechos con actores las empresas
presentes en sus territorios. Ello nos hace pensar en la potencialidad que a
futuro puedan tener los mecanismos alternativos para el manejo de
conflictos etnoambientales en esta parte del territorio de Chile.
Por otro lado, pensamos que, aunque nunca fue el objetivo del proyecto el
introducir el MAC como sistema de resolución de conflictos
etnoambientales en Chile, esta iniciativa, en su articulación con
organizaciones indígenas, estado y empresarios, contribuyó a sensibilizar a
algunos de estos actores sobre la necesidad de un cambio de actitud en los
conflictos aquí analizados, abriendo a futuro alternativas para su manejo a
través de mecanismos diferentes de los tradicionales actuales.
b. Observaciones y recomendaciones.
BIBLIOGRAFIA.