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Vidal, J. (2007). Aportes del psicólogo educacional a los establecimientos educativos.

Santiago. Universidad de Chile.

El presente texto aborda al comienzo un poco de historicidad respecto de la aparición del

psicólogo en contextos educativos, hasta llegar al punto en donde se indica que actualmente,

la psicología de la educación se visualiza como disciplina puente entre los conocimientos

generados por la psicología científica y la educación, y que de esta forma comparte su objeto

de estudio con otras ciencias enfocadas también en educación. En este sentido la psicología

estudia los procesos educativos con una triple finalidad: contribuir a la elaboración de una

teoría que permita comprender y explicar los procesos educativos; ayudar a la elaboración de

procedimientos, estrategias y modelos de planificación e intervención que permitan orientar

estos procesos en una dirección determinada y, colaborar en la instauración de prácticas

educativas más eficaces, satisfactorias y enriquecedoras para aquellos que participan de

dichas experiencias. Acerca del alcance temático que evidencia el artículo, se puede

mencionar que el autor aborda temáticas de educación referidas a políticas educativas tanto

en el ámbito nacional como internacional. De lo anterior se desprende entonces, que el

enfoque situado apunta hacia educación, política y marcos legales que se relacionan con el

quehacer del psicólogo educativo. La metodología empleada en este artículo se caracteriza

por recolectar la información a través de revisión literaria acerca de la historia y los marcos

legales de la psicología educacional. En lo que respecta a las principales conclusiones

realizadas por los autores, se resaltan las ideas de que los profesionales psicólogos pasen a

formar parte de las plantas de profesores en las diversas escuelas de pedagogía existentes en

las múltiples universidades del país, esto permitiría que los factores educativos y los

contenidos que se imparten pudiesen estar estrechamente relacionados, y dicha vinculación

pueda ser visibilizada por los profesionales en formación. Así también, los psicólogos serían
un gran aporte para la preparación de los futuros docentes para abordar problemáticas

psicosociales, que generalmente se presentan en contextos educativos.

Los principales aportes que entrega este artículo a la revisión construida es la

contextualización del perfil profesional del psicólogo en contextos educativos chilenos, de

esto se desprende que el rol que dicho profesional desempeña se encuentra vinculado

principalmente a un modelo médico, en el que se pondera los “alumnos-problema”,

focalizando la atención hacia la individualidad del estudiante, sin generar mayores cambios

a nivel de sistema escolar, como consecuencia de lo anterior, es que se terminan por ignoran

importantes aspectos contextuales que podrían estar influyendo en la “problematización” del

estudiante. Asimismo, se evidencia como dificultad que deriva del modelo clínico, la

limitación que la perspectiva genera sobre el accionar del psicólogo, remitiéndolo a un

trabajo individual con el estudiante en el cual se excluye a su familia y a los docentes, quienes

de forma pasiva solo aguardan por los resultados obtenidos por el alumno, sin tener

posibilidades de influir en alguna posible intervención.

Vidal (2007) plantea que actualmente existe una sobrevaloración de las evaluaciones

psicométricas en educación, práctica que en variadas ocasiones se perpetúa gracias a los

mismos psicólogos, con el fin de responder a las expectativas de sus superiores, quienes,

generalmente al no poseer conocimientos suficientes de psicometría, esperan de las

evaluaciones grandes resultados y que, por cierto, serán determinantes. Este pensamiento está

errado, ya que los resultados entregados por la psicometría solo funcionan como apoyo para

la evaluación clínica más allá de constituirse como respuesta definitoria de las características

individuales que podría poseer un estudiante. En este sentido, Baquero, Cimolai, Pérez y

Toscano (2005) complementan lo anterior, argumentando que las prácticas rutinarias de


diagnóstico muchas veces resultan naturalizadas, incluso para quienes las aplican, ya que las

realizan de un modo “deshistorizado”, sin darle mayor importancia al contexto histórico y

situacional que rodea al sujeto evaluado. Es por esto que, el autor plantea la necesidad de

reformular la unidad de análisis para la comprensión de fenómenos psicoeducativos, que

permitan la transición desde una mirada individualizada hacia el contexto que rodea dicha

individualidad.

Respecto de los alcances y limitaciones que se le pueden hacer al artículo trabajado, se

resaltan la falta de metodología explicita en el texto, así como las técnicas de recolección de

información, de modo que solo mediante inferencia se puede suponer que existe revisión

literaria a la base del escrito. Además, no existe una revisión analítica del autor respecto de

su propio escrito, dejando de lado las limitaciones, vacíos y líneas futuras de investigación.

Por otra parte, las conclusiones de Vidal (2007), resultan un tanto superficiales y

empobrecidas respecto del resto del artículo, pudiendo caer en sesgos teóricos y

metodológicos producto de lo antes mencionado. Aun así, se resalta la postura crítica del

autor respecto del modelo imperante en psicología de la educación, brindando al lector una

lectura con mayor alcance de análisis respecto del modelo clínico subyacente a las

intervenciones psicoeducativas actuales.

Referencias:

Baquero, R., Cimolai, S., Pérez, A. y Toscano, A.G. (2005). Las prácticas psicoeducativas y

el problema de la educabilidad: la escuela como superficie de emergencia. Revista de la

investigación en Psicología, 8(1), 121-137.


Vidal, J. (2007). Aportes del psicólogo educacional a los establecimientos educativos.

Santiago. Universidad de Chile.

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