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Si el despertar lo excede
La duplicación ensimismada
Del menos.
Pareciera ser que lo que nos hace constituirnos como “personas” es el deseo de ser
reconocidos por otros seres humanos, nos dice Agamben, citando a Hegel. No se trata
de “amor propio” o “satisfacción”, sino simplemente “deseo de reconocimiento”. Pero
¿qué es la identidad? ¿En qué está basada la identidad personal? ¿Se encuentra basada
en las “huellas digitales? ¿O más bien en el código genético de nuestra configuración
biológica?
Pareciera ser, dice Agamben que la identidad tiene un vínculo con aquello que los
hombres “podemos” hacer y al mismo tiempo sobre lo que podemos “no hacer”.
Sin embargo, lo que genera asombro para el pensador italiano es que el poder también
incluye aquello de lo cual “podemos no hacer”. Es una maravilla para nuestra
conciencia como seres humanos que pudiendo matar, decidamos no hacerlo, que
pudiendo engañar decidamos decir la verdad, que pudiendo robar, decidamos ser
honestos. Por lo cual poder no es equivalente a querer, ni mucho menos a hacer. Poder
implicaría una potencia absoluta, el hacer en cambio se encontraría en el ámbito de lo
concreto.
Dice Agamben:
“Impotencia no significa aquí solo ausencia de potencia, no poder hacer, sino también y
sobre todo “poder no hacer”, poder no ejercer la propia potencia”.
El problema del hombre de hoy es que se cree capaz de todo, y en esta ceguera no puede
ver aquello que puede “no hacer”, se hace ciego a su propia impotencia. Una forma de
dar conciencia a nuestras acciones es reflexionar sobre lo que podemos elegir no hacer:
Aquel que es separado de lo que puede hacer aún puede, sin embargo,
resistir, aún puede no hacer. Aquel que es separado de la propia
impotencia pierde, por el contrario, sobre todo, la capacidad de
resistir. Y así como es sólo la ardiente conciencia de lo que no
podemos ser la que garantiza la verdad de lo que somos, así también
es sólo la lúcida visión de lo que no podemos o podemos no hacer la
que le da conciencia a nuestro actuar (Agamben, 2009, p. 65).
En esto Agamben nos advierte de no confundir “potencialidad de obrar” con obrar”. No es que
cuando hacemos algo, lo hacemos porque antes teníamos la posibilidad de hacerlo. Para
Agamben sucede al revés actuamos y después de actuar descubrimos esa posibilidad porque ya
lo hemos consumado al acto.
Así:
Vale la pena hacer incapié en la noción de “uso” porque alguien puede tener la potencialidad de
hacer algo pero si no lo hace dicha posibilidad es vacía. Así, alguien puede tener “ojos” pero si
no los usa para ver entonces no tiene sentido esa posesión de la vista.
BIBLIOGRAFÍA