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BOLETÍN
23.03.2015 No. 305
COORDINACIÓN DE MATEMÁTICAS
MATEMÁTICAS MATEMÁTICAS
SÓCRATES, PIAGET Y UN ANTIGUO PROBLEMA
La duplicación del cuadrado
Hay un relato famoso en la historia de la filosofía y de la matemática.
Platón, discípulo de Sócrates (469 - 399 A. de C.), lo narra en uno de sus famosos Diálogos: el Menón1.
Sócrates llama a un esclavo (poco más que un objeto en el mundo antiguo) y le propone un problema
geométrico: encontrar un cuadrado de superficie doble con respecto a un cuadrado dado. Esta petición tiene
sus inconvenientes, pero Sócrates se propone un extraño objetivo: demostrar que el conocimiento es
reminiscencia2 o recuerdo (aún en el pobre esclavo, lo que supone admitir en él una común naturaleza
humana).
Según Sócrates, lo que sabíamos antes de venir al mundo lo olvidamos al nacer y ahora, cuando
creemos que estamos descubriendo algo, simplemente recordamos lo que ya conocíamos en el universo de
las ideas. Bajo esta consideración, Sócrates mantiene un diálogo con el esclavo, aunque no intenta enseñarle
nada. Sin embargo, el muchacho descubre propiedades geométricas que ignoraba, lo que le permite al filósofo
dar por cierta su extraña teoría.
Se dice que la madre de Sócrates era partera (mayéutica en griego), por lo que palabra mayéutica3, ha
quedado para designar una manera de hacer surgir el conocimiento, como si se tratara de un nacimiento que
se establece como el estilo socrático en el que a base de preguntas, el receptor de ellas medite y
encuentre la respuesta él mismo.
Mediante estas acciones, Sócrates nos explicó la sutil manera de hacer brotar un
conocimiento en una inteligencia. Sin saberlo, creyendo que hacía otra cosa, fue el
primero en mostrar una manera metodológicamente válida de enseñar matemática (y
muchas otras cosas más).
Sócrates (S):-Dime muchacho, ¿sabes que una figura como esta es un cuadrado?
Muchacho (M):- Lo sé.
S.: - ¿Sabes que una figura como esta tiene estos cuatro lados iguales?
M.: - Ciertamente.
S.: - ¿Y estas líneas que he trazado a través del cuadrado también son iguales?
M.: - Sí.
S.: - ¿Puede un cuadrado tener cualquier tamaño?
M.: - Ciertamente.
Sócrates le muestra al esclavo que el cuadrado tiene dos pies de lado y que, por lo tanto, posee cuatro
pies cuadrados de superficie. Le habla, entonces, de un cuadrado de lado doble y el muchacho cree que va a
tener ocho pies cuadrados de superficie. El filósofo pone en una situación especial al joven.
S.: - Dime, muchacho. ¿Tú afirmas que el doble espacio proviene de la doble línea? ¿Recuerdas que no estoy
hablando de un rectángulo sino de un cuadrado y de un cuadrado de tamaño doble? ¿Crees que el cuadrado
doble proviene de una línea doble?
M.: - Sí.
S.: - Dibujemos esa figura. ¿No es esa figura la que tú dirías de ocho pies?
Sócrates mantiene un diálogo apremiante con el esclavo, quien contesta con monosílabos o muy pocas
palabras. Algunos han querido ver en esto una suerte de “ratonera intelectual”, para nada didáctica,
descubridora o creativa, de la cual el muchacho no tiene escapatoria.
Sin embargo, el filósofo, que entiende intuitivamente cómo funciona el pensamiento del adolescente, le
dirige preguntas precisas que le hacen ver que si el lado se duplica la superficie se cuadriplica (de 4 se pasa a
16).
Cuando el muchacho reconoce su error, Sócrates, siempre pautando sus preguntas, intenta que
conteste cuál debe ser el lado del cuadrado buscado si se tienen ocho pies cuadrados de superficie, volviendo
a remarcar que el lado de dos pies tiene una superficie de cuatro pies cuadrados.
Sócrates no avanza en el sentido numérico y no lo podría hacer, porque el esclavo es, en esa materia
un ignorante absoluto. Tampoco le da ninguna oportunidad para que ensaye otra cosa, para que dé (si está en
condiciones de hacerlo) una respuesta inteligente del tipo: “debe ser un poco más de dos pero menos de tres”.
Numéricamente hablando, la solución es la raíz cuadrada de 8
Sócrates posee, de todos modos, la respuesta para el esclavo, no numérica pero sí geométrica. Sigue
convencido de que no enseña nada, pero presenta una figura (Fig. 3) que equivale a la solución.
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El cuadrado ha sido duplicado correctamente. El primero tenía cuatro pies cuadrados; el que Sócrates
construye posee ocho y el esclavo reconoce, sin problemas, que la solución es correcta. Se observa que el
cuadrado de origen tiene dos triángulos y el que se construye a partir del primero tiene cuatro, es decir, el doble.
En este relato, como antes se ha mencionado, Sócrates, sin proponérselo, muestra una
metodología en verdad didáctica para enseñar matemáticas, basada en la teoría de la
reminiscencia y en la mayéutica; no importa la época, o el nivel escolar en que se aplique, es
perfectamente válida. El conocimiento y experiencia de este gran pensador y filósofo lo llevó a
guiar de manera adecuada a quien en este relato fungía como el alumno (aunque no
explícitamente, pues era un criado/esclavo). A través de su interrogatorio, ha mostrado que el
maestro es quien de manera sutil e inteligente, propicia la reflexión en el discípulo; lo impulsa a
la meditación y a que encuentre la respuesta él mismo.
En una época relativamente más reciente, Jean Piaget (1896-1980) usó la prueba de la
duplicación del cuadrado empleada por Sócrates en sus investigaciones, y si bien sus
dispositivos de trabajo eran más elaborados que los de Sócrates, los resultados de sus
investigaciones acerca de la inteligencia y formas de inducir al logro de un aprendizaje,
coincidieron con los obtenidos por el filósofo griego. Por supuesto, la obra reconocida de Piaget
es bastante amplia por lo que en este espacio queda sólo a nivel mención la referencia Les
notions de mouvement et de vitesse chez l´enfant ; en ella, Piaget describe la forma en que llevó
a cabo el interrogatorio con diferentes sujetos de diferentes edades; sus respuestas
contribuyeron en sus investigaciones acerca del desarrollo del pensamiento geométrico en las
diferentes etapas del crecimiento de niños y adolescentes.
Considero que este relato, si bien refiere a una situación presentada hace cientos de años, en
la cual Sócrates buscaba probar una teoría, sin querer llevó a mostrar un aspecto fundamental,
tal vez a veces olvidado, del proceso para enseñar matemáticas: el maestro es quien,
empleando su intuición, conocimiento y experiencia, debe guiar al alumno para que sea capaz
de descubrir el conocimiento y no que sólo sea un receptor de información. Si existen obstáculos
para lograrlo, deberá investigarse el porqué, no únicamente aceptar el hecho; es trabajo arduo
por supuesto, pero bien vale la pena por nuestros alumnos.
Referencias:
Gómez, G. (1993) Una aventura matemática. Argentina. Editorial Troqve (pp.30 - 44)
http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiagriega/Platon/TeoriadelaReminiscencia.htm
MB
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CULTURA CULTURA
ANDREI COSORULO
ESTUDIANTE DE INGENIERÍA PETROLERA
FACULTAD DE INGENIERÍA, UNAM
http://dcb.fi-c.unam.mx
erik2306@unam.mx
Por razones de austeridad, el tiraje del Boletín se sigue manteniendo a la mitad de lo que se
acostumbraba.