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Política fiscal:

La Política fiscal es una disciplina de la política económica centrada en la gestión de


los recursos de un Estado y su Administración. Está en manos del Gobierno del país,
quién controla los niveles de gasto e ingresos mediante variables como los
impuestos y el gasto público para mantener un nivel de estabilidad en los países.

Objetivos:
 A corto plazo, estabilizar la economía y el ciclo a través del saldo
presupuestario.
 En el largo plazo, persigue incrementar la capacidad de crecimiento del país
mediante el gasto -I+D, educación, e inversión en infraestructuras, etc- y del
ingreso -incentivos al ahorro-.
 Simultáneamente, persigue el objetivo de equidad y redistribución de la renta.

Además, un punto importante es que la política fiscal debe ser clave para garantizar
y proteger los servicios sociales básicos y los recursos con los que cuenta el
territorio en cuestión. Se trata de una gran responsabilidad, ya que las decisiones
tomadas en este ámbito afectan considerablemente a la vida cotidiana, al empleo, los
precios…, es decir, la política fiscal constituye la vía más importante para
mantener o mejorar el llamado Estado de Bienestar.

Tipos:
 Política Fiscal Expansiva: se lleva a cabo en situaciones de decrecimiento
económico y cuando hay altos niveles de paro, el Gobierno tendrá que aplicar
una política fiscal expansiva para aumentar el gasto agregado (Consumo +
Inversión + Gasto + Exportaciones – Importaciones), aumentando la renta
efectiva y para disminuir la tasa de paro. La política fiscal expansiva puede ser
de cuatro tipos o vías de aplicación:
o Una reducción de los impuestos, consiguiendo un impacto positivo
sobre el consumo.
o Un aumento de los gastos del Gobierno, desplazando al alza el gasto
agregado.
o Estímulos a la inversión privada a través de bonificaciones o
exenciones fiscales. La finalidad es provocar aumentos en la demanda
agregada.
o Incentivos fiscales para estimular la demanda de los no residentes
(mayores exportaciones netas)

 La Política fiscal expansiva es un tipo de criterio de política fiscal que se


caracteriza especialmente por dos rasgos principales: aumento del gasto
público y reducción de la recaudación fiscal por medio de bajadas de
impuestos.

Objetivos de una política fiscal expansiva

Suelen ser aplicadas políticas fiscales expansivas cuando se busca aumentar


la demanda agregada. Normalmente estas situaciones suelen darse en épocas
complicadas desde el punto de vista económico en las que se necesita un empujón
por parte del estado, como crisis y recesiones. Recurrir a un aumento del déficit
público es frecuente por lo tanto a través de la aplicación de estas medidas.

El aumento de la demanda agregada consistiría en aumentos de producción con la


subida de la cantidad de gasto público. Se persigue una disminución del desempleo
gracias a bajadas de los impuestos más comunes, por lo que en consecuencia
también se consiguen otros resultados como un mayor consumo de bienes y servicios
y un aumento en términos de inversión de las empresas.

La historia económica ha demostrado que el abuso de este tipo de políticas fiscales


suele derivar en inflación y acrecentando los periodos de recesión en el tiempo. No
obstante, también es destacable su importancia en el corto plazo para momentos de
crisis debido al papel asumido por los gobiernos que con estas herramientas ayudan a
sus ciudadanos a sufrir en menor medida sus consecuencias. La parte negativa de
esta ayuda es que lastra los recursos a largo plazo del estado al aumentar el déficit
fiscal.

 Política Fiscal Contractiva: cuando existe una situación inflacionista


provocada por un exceso de demanda agregada. En este caso sería necesaria
una aplicación de política fiscal restrictiva, procediendo de forma contraria para
reducir el gasto agregado.
o Se aumentarían los impuestos.
o Se reduciría el gasto público.
o Se actuaría para desalentar las inversiones privadas y las
exportaciones netas (menores exportaciones netas).

Existe también una tercera vía que se conoce como postura neutral. En este caso la
política fiscal se basa en el equilibrio, al equiparar el nivel de gasto público con el de
ingresos totales.
 La Política fiscal contractiva es un tipo de política fiscal en la que tienen
cabida la reducción del gasto público y el aumento de la recaudación
fiscal a través de ingresos por impuestos de los ciudadanos. Es decir, es
la opción opuesta a la política fiscal expansiva.

A través de las políticas fiscales contractivas, los estados obtienen mayores


recaudaciones en términos de impuestos en comparación con el gasto público, por lo
que se dice que el déficit presupuestario disminuye. Por otra parte, la reducción de
gasto y la subida de impuestos pueden ser medidas que se tomen conjuntamente o
no. Generalmente la política contractiva suele estar generada por una combinación de
ambas.

Este criterio de política fiscal, conocido también con el nombre de política fiscal
restrictiva, supone que se genera un déficit fiscal menor que en el caso de la política
fiscal expansiva. De hecho, este tipo de política suele relacionarse al origen de
superávits fiscales o presupuestarios.

La política fiscal contractiva se emplea en periodos de tiempo en los que se persigue


frenar el crecimiento de la demanda agregada, por ejemplo en tiempos de bonanza
económica a modo de control de la inflación.
Para ello, se busca reducir la inversión de las empresas o el consumo a través de la
subida de impuestos que hacen que los ciudadanos dispongan en su bolsillo de menos
dinero. En ese sentido, este tipo de medidas políticas suelen ir de la mano de una
mayor impopularidad desde el punto de vista del ciudadano debido, obviamente, a
que las subidas de impuestos son impopulares por naturaleza.

En lo que respecta a la reducción de gasto público, en ocasiones suele ocurrir que en


estas partidas presupuestarias suelen incluir la reducción o desaparición de obras
públicas que dan empleo a gran número de personas. En segundo lugar, y no por ello
menos importante, dentro del gasto público también están incluidos pagos públicos
como becas, ayudas o subvenciones a diversos sectores de la población.

Multiplicador fiscal

El multiplicador fiscal es un concepto muy importante en macroeconomía. Mide el


efecto de las inversiones del Gobierno en la actividad económica del país. Es decir, la
proporción en que se ven afectados los ingresos de un país ante un aumento o
disminución del gasto público.Si el multiplicador fiscal es igual a uno, un recorte del
gasto público de 10 millones de euros, reducirá el PIB en 10 millones de euros.

Si el multiplicador fiscal es mayor que uno, un aumento en el gasto público conllevará


un mayor aumento en la actividad económica del país (un aumento en el PIB). Esto se
debe a que las personas o empresas en las que ha recaído el dinero gastado por el
Gobierno van a consumir, gastando ese dinero y así contribuyendo a mejorar la
actividad económica.

¿Cómo se calcula el multiplicador fiscal?

La fórmula comúnmente utilizada en teoría macroeconómica sirve para entender como


funciona el multiplicador. A pesar de que en la realidad dependa de muchos más
factores, puede funcionar como un buen estimador simple. La fórmula es la siguiente:

Siendo c, la propensión marginal al consumo y t, la tasa media de impuestos.

Por ejemplo, si los impuestos son del 30% y la propensión marginal al consumo es del
60%, el multiplicador fiscal sería 1,72.

Cuando el Gobierno invierte 100€ en una actividad productiva, dicha empresa va a


recibir 100 euros, menos los impuestos, es decir 100*(1-0.3) = 70€. Y de esos 70
euros va a gastar en otra empresa 70*(1-0.3)*0,6 = 29,4 euros. Esa empresa gastará
los 29,4*(1-0.3)*0,6 = 12,35 euros en otra. Y así sucesivamente, multiplicando el
efecto del gasto principal por 1,72. En total, el gasto de 100 euros a propiciado un
aumento de la actividad económica de 172 euros.

Recientemente ha habido muchos debates sobre cómo se calcula. Y los cálculos


erróneos han perjudicado a muchos países porque han provocado políticas
fiscales incorrectas, basadas en este multiplicador.
Por ejemplo, las medidas de austeridad tomadas en Europa en los años 2010-2012
estaban basadas en un multiplicador fiscal de 0,5. Es decir, al ser un multiplicador
fiscal por debajo de uno, recortar el gasto público influiría en menor proporción en la
economía que la cantidad recortada. Por eso decían que reducir el gasto público no
iba a afectar tanto a la economía real. A principios del año 2013 el Fondo Monetario
Internacional (FMI) emitió un comunicado en el que reconocía que había estimado
mal el multiplicador fiscal y que éste en realidad es mucho mayor de lo que pensaba,
pudiendo ser hasta de 3 en momentos de recesión económica. Por lo que estas
medidas de austeridad provocarían un frenazo triple en la economía, como se pudo
ver más tarde en la economía Griega.

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