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PRESENTACION

Cultura y Desarrollo Local: Otro reto para el


Siglo XXI
Michel Azcueta

En la última mitad del siglo pasado, uno de los objetivos de todas las naciones y Estados
fue la búsqueda del desarrollo. Desde las Naciones Unidas y desde los organismos
internacionales ,como los financieros, el Banco Mundial, el Fondo Monetario
Internacional, el BID, etc. los políticos, Comunidad Andina, Mercosur, etc. o mas
culturales y sociales como la UNESCO o el Foro Social Mundial, también se han propuesto
iniciativas para fomentar el desarrollo, para alcanzarlo en una serie de años y con
propuestas específicas, a través de diferentes vías, conocidas por todos, con mas fracasos
que éxitos, si vemos el panorama mundial no solo en América Latina y África sino en los
propios países llamados desarrollados, tanto en Europa como en América del Norte que
tienen, a su interior, terribles desigualdades y grandes bolsones de pobreza.

Entre fracasos globales, dada la magnitud de la pobreza y del hambre en el mundo, y


éxitos locales, hemos entrado al siglo XXI sin tener algún modelo de desarrollo definido,
construido ya como punto de referencia, como propuesta concreta a imitar. Junto a ello,
nuevos avances tecnológicos y en los medios de comunicación, extensión de la
internacionalización de los mercados, mayor competencia en todos los campos de la
producción y una interdependencia entre los pueblos y naciones que no puede ocultar las
diferencias existentes entre unos y otros pero que profundiza el proceso de
universalización del planeta.

No hay modelo global construido y, con todo derecho, cada pueblo desea mantener su
identidad, su ideosincracia, no solo para no perderse en la maraña de la globalización
económico-financiera si no, en positivo, para aportar, desde cada cultura nacional y local,
a la construcción de la nueva cultura universal. Y es aquí donde se descubre la
importancia de la relación entre desarrollo y cultura. Es una mirada firme y segura al
presente y al futuro de los pueblos. Ya no se puede aceptar ni se acepta un solo modelo,
una imposición cultural...Al contrario, el respetar y fomentar las manifestaciones
culturales propias asegura un desarrollo armónico, integral que, además, está arraigado a
la historia, a las tradiciones, a los procesos sociales tan ricos que vive cada pueblo y que,
de ninguna manera, deben de desaparecer.

La relación entre cultura y desarrollo es uno de los grandes retos del Siglo XXI. Y es por
esta razón que la Escuela Mayor de Gestión Municipal, junto con AIETI, en España y
PROMETA, en Bolivia, con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional,
venimos llevando a la practica un proyecto internacional donde , a través de experiencias
concretas se descubre de manera nítida esta relación que comentamos entre cultura y
desarrollo, abriendo camino en la reflexión sobre el desarrollo centrado en la persona y
en las potencialidades individuales y colectivas, reflexión que queremos seguir
compartiendo con todos aquellos que tienen la misma preocupación.

A lo largo de los meses de reflexión y compartir experiencias en el proyecto “Cultura y


Desarrollo Local”, se nos ha planteado varias veces la pregunta si los gobiernos locales
deben contar con una política cultural propia o incorporar las actividades llamadas
culturales a la política municipal…un dilema tan viejo como aquello de “qué es primero, el
huevo o la gallina?” o el clásico…”todo o nada” !

Siempre hemos defendido que los gobiernos locales (y, por supuesto, los regionales y el
nacional…) deben de tener un plan integral de desarrollo, con una visión y objetivos
compartidos por la ciudadanía. Es ahí, en la visión integral, donde ubicamos también la
cultura y sus diferentes procesos y manifestaciones, como algo vivo, algo que hay que
tener en cuenta en un modelo de gestión centrado en las personas, con sus relaciones
sociales, su creatividad, sus potencialidades personales y colectivas, su idea de
progreso…

La cultura de un pueblo es la que define la visión y el plan integral. Por eso resulta, a
veces, tan difícil hablar de “políticas culturales” y no caer en un simple plan de
“actividades culturales”, que se resumen en apoyo a concursos, organización de fiestas,
espectáculos, y algo de música y folklore…

La cultura es lo que hace que un plan integral sea singular, propio de una comunidad, de
un distrito, de una provincia. Es lo que lo hace diferente a otros. La visión de futuro y los
ejes de desarrollo y de gestión que de ella se derivan y se concretan en el plan, parten de
la identidad de cada pueblo y avanzan, a través de los objetivos de desarrollo, hacia el
fortalecimiento de dicha identidad lanzando hacia el futuro las raíces propias que son el
fundamento, la base de cada comunidad.

Al considerar de esta manera la cultura en la política y gestión municipal, se descubre,


también, el rol de los agentes culturales, tal como lo viene haciendo el plan de
actividades del proyecto, aportando cada uno desde su lugar y ejercitando las diferentes
funciones de conservación, mediación e innovación. El alcalde, los regidores, los técnicos
y funcionarios municipales y los propios ciudadanos y ciudadanas encontramos,
entonces, nuestro propio lugar en la relación entre cultura y desarrollo.

Entendiéndolo así, desde una visión integral y con los actores sociales bien definidos, el
gobierno local promoverá con éxito un modelo de desarrollo local que, a su vez,
promueve la cultura e identidad propias, en el contexto nacional e internacional del Siglo
XXI.

Cuando nosotros hablamos de la relación entre Cultura y Desarrollo, y cuando intentamos


fortalecer la acción de los agentes culturales, somos conscientes de que no se trata
simplemente de una cuestión teórica sino de una rica y compleja práctica de ciudadanos
concretos en una sociedad y ambiente concretos.
Por eso, debemos dedicar un tiempo al estudio de las diferentes culturas y la relación
existente entre ellas.

El Perú es un país pluricultural, con gran variedad de manifestaciones culturales que,


como ya vimos en el primer módulo, generan la base para los modelos de desarrollo con
intereses específicos, absolutamente legítimos, que cada grupo cultural pretende
defender y acrecentar.

Es ahí donde ayuda el concepto de interculturalidad, que se basa, esencialmente, en el


diálogo, en un tipo de relación entre iguales, en la capacidad de aceptar intercambios de
visión, de opinión, de manifestaciones y productos.

La interculturalidad, entendida así, está presente en las relaciones personales y, a partir


de ahí, en los modelos de desarrollo, Y, al contrario, cuando no se practica ni el diálogo ni
el intercambio igualitario, surge otro modelo autoritario de persona y de desarrollo que,
al fin de cuentas, es terriblemente empobrecedor de la persona y de la sociedad.

Asumimos que debemos construir un país intercultural, reconociendo primero las


diferentes culturas para luego respetar y aceptar a “los otros” con todas sus diferencias.
Y en este respeto, en este diálogo construir nuevas bases para el modelo de desarrollo
que buscamos.

No tener miedo a lo “nuestro” y no temer a lo de los demás. Al contrario, como repetía


José María Arguedas: “Perfeccionar los medios de entender este país infinito mediante el
conocimiento de todo cuanto se descubre en otros mundos”.

El Proyecto sobre Cultura y Desarrollo que desde hace casi dos años, hemos venido
realizando entre AIETI, PROMETE de Bolivia y la Escuela Mayor de Gestión Municipal está
llegando a su fin, por lo que hay que recoger experiencias y compartir con los amigos las
enseñanzas de todos estos meses. Por ello, se ha realizado un SEMINARIO-TALLER, con
participación tanto de las autoridades locales, alcaldes y regidores, como de los
representantes de base y de profesionales de primer nivel que nos han ayudado a
profundizar más y mejor en temas tan importantes como interculturalidad, modelos de
desarrollo, políticas culturales, concertación etc. La presente publicación recoge lo
principal de este seminario-taller que se realizó en el marco de la preparación de la V
Cumbre América Latina y el Caribe-Unión Europea que se realizara este año en el Perú.

Me permito por mi parte, compartir algunas reflexiones sobre el trabajo realizado. La


primera haber comprobado que es posible la concertación entre las autoridades, los
representantes de la comunidad, los emprendedores en el campo de la cultura a nivel
distrital y provincial. No ha sido una simple coordinación, sino un compromiso de unir
cultura y desarrollo a partir de las potencialidades de cada comunidad. Si se continúa por
ese camino, la población será la beneficiada junto con el fortalecimiento de la propia
identidad.

Un segundo comentario merece la elaboración de proyectos concretos que pueden ser


llevados a la práctica en las próximas semanas en el marco del Mapa de la Riqueza
Cultural que, conjuntamente, se ha trabajado en las zonas del proyecto. Nuevamente,
comprobamos que no solo se trata de teoría sino de construir instrumentos para el
desarrollo.

Y el tercero, importantísimo para nosotros, es la continuidad del proyecto a través de los


agentes culturales y de las organizaciones que ellos mismos han generado, un logro que,
formalmente no estaba en el proyecto, pero que los niveles de participación y de
compromiso han originado la Red de Agentes Culturales que debe servir para seguir
coordinando y aportando al desarrollo de nuestro pueblo.

Para la Escuela Mayor, es un compromiso continuar esta línea de trabajo la relación entre
cultura y desarrollo; a la que AIETI, con su propia experiencia pionera nos ha ido
empujando.

Agradecemos a todos su acompañamiento a las autoridades locales, a los agentes


culturales, a los profesionales que han participado a lo largo de todo el proyecto, y
animamos a seguir compartiendo experiencias y enriqueciéndonos mutuamente, ya que
la relación entre cultura y desarrollo es uno de los retos que tenemos a nivel local,
nacional y mundial en el siglo XXI.

Lima, junio 2008.

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