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TEMA: Feminismo social.

TITULO:
¿Se han roto las cadenas de la tradición patriarcal?
La situación de la mujer en el siglo XXI
La decisión de tomar el feminismo social como eje de este trabajo tuvo que ver
con la experiencia de lectura de quien escribe. Creí conveniente basar mi elección
en un tema de mi agrado y del cual tuviera un cierto conocimiento. Para ello fueron
necesarias varias lecturas al respecto. En el trabajo se podrá percibir las ideas de
varios autores, acompañados por puntos de vista personales.
Hablar de feminismo hoy es hablar de cierto concepto nacido durante los siglos XV
y XVI pero que tiene raíces mucho más antiguas. La idea patriarcal es bíblica y ha
sido sufrida por las mujeres a lo largo de la historia y permanece muy arraigada
aun en nuestros días. A pesar de nuestro solapado progresismo, persiste en
nuestra sociedad una idea fuertemente machista que es corroborada por las
constantes denuncias y condenas denunciadas por los medios. Hoy el acoso
sexual es la vedete de los medios.
Como dije, el feminismo se inició allá por los siglos XV y XVI, donde las primeras
feministas levantan su voz para denunciar la idea de inferioridad femenina,
reivindicando el derecho de las mujeres a tener las mismas oportunidades que el
hombre, es decir el derecho a la educación. La escritora mexicana Sor Juana
Inés de la Cruz, mujer de espíritu inquieto, apasionada, de curiosidad
desbordante y con un amor al conocimiento infinito, en una época donde no era
bien visto que la mujer manifestara curiosidad intelectual e independencia de
pensamiento, la llevaron a enfrentarse con los convencionalismos de su tiempo.
Ella da cuenta de su vida y reivindica el derecho de las mujeres al aprendizaje.
Sor Juana decía que el conocimiento “no solo le es licito sino muy provechoso”;
ella aprendió a leer a escondida de su madre con la ayuda de su hermana mayor:
“me escondí yo de manera en el deseo de saber leer, que engañando a mi
parecer, a la maestra, le dije que madre ordenaba me diese lección”. En este
tiempo no le estaba permitido a la mujer a que se especializara en lo cultural y
social, solo debía cumplir con el rol de esposa y madre. Sor Juana decía- “para la
total negación que tengo del matrimonio es lo más decente que puedo elegir en la
seguridad de mi salvación”
No son muchas las experiencias de mujeres que tuvieron la valentía de expresar
sus inquietudes, sus deseos de ser independientes, tanto en lo social como en lo
económico. SIMONE DE BEAUVOIR, en “El segundo sexo” hace un profundo
análisis sobre la construcción del rol femenino y la figura de la mujer. Ella
garantiza que se puede vivir individualmente y lograr grandes cambios luchando
colectivamente. Muestra fehacientemente la importancia que se tiene de vivir
individualmente, resaltando que se debe ser consciente de la situación social en la
que vivimos, permanentemente en desigualdad de condiciones legales, sociales,
institucionales, afectivas y de relación personal con los hombres. Luchar
colectivamente es una obligación, porque después de haber tomado conciencia
individual de esa desigualdad no basta con defender tu autonomía e igualdad sino
que hay que llevar una “lucha colectiva”, porque las opresiones existentes, “nos
implican a todas”.
Otro de los posicionamientos de Simone fue el uso conceptual del “Nosotras”,
“las otras”, es el concepto que usa para describir la condición de las mujeres en
las sociedades. Ella vivió en una época en que las mujeres no tenían derechos y
eran reprimidas, y aun así expuso sus ideas feministas sin importar las
circunstancias. Muestra la realidad de vida de la mujer en su tiempo, le da otra
mirada: “…somos humanas capaces de realizar actividades al igual o mejor que el
hombre y sin embargo pareciera que las mujeres estamos hechas para vivir
debajo de un poder”. Gracias a este tipo de mujeres se logró que hoy podamos
ocupar cargos, debatir de política, dialogar en una mesa redonda, que podamos
ser entrevistadas sin un prejuicio insultante. El feminismo es una herramienta para
poder liberar nuestras mentes de todo el daño que ha generado un sistema social
conservador y tradicionalmente patriarcal.
En este mismo contexto Gioconda Belli decía: “Es claro que existe un lenguaje
masculino y otro femenino porque cada uno escribe como lo que es, y si soy una
mujer hablo como mujer, hay un lenguaje particular que pertenece a la mitad del
género humano”. Si bien ella misma no se reconoce como feminista al momento
de escribir, sí declara que el tema de la mujer es de sumo interés personal y que
por esa razón decidió escribir sus novelas desde la perspectiva femenina, sin
llegar a ser feminista. Lo expresa de la siguiente manera: “Es un tema que me
interesa. La mujer entra a la literatura bien tarde. (…) entonces escribir sobre la
subjetividad femenina, sobre el mundo interior de la mujer, a mí me parece muy
importante porque no se conoce lo suficiente”. Ella trata de desmantelar una
tradición patriarcal a través de sus escritos, y la manera en que lo ha hecho es
otorgándole variaciones a los patrones comunes. En este sentido es toda una
rebelde. Desde tiempos antiguos el concepto de la mujer había sido visto desde la
óptica masculina, y la autora viene a proponer una visión más especializada: la de
la mujer misma. Fue tanta la fuerza patriarcal que a pesar de todos los grandes
cambios y progresos en este tema, quedaron enraizados ciertos conceptos
machistas cuidadosamente solapados. Si bien muchas lograron incorporar este
concepto de libertad femenina, otras permanecen sumisas acatando órdenes y
reproduciendo en sus hijas este concepto que puede percibirse en algunas frases
cotidianas: “las tareas domésticas el hijo varón no debe hacerlas, porque son
tareas que solo le competen a las mujeres, los hombres están para otras
cosas”.
Para las sociedades centroamericanas el machismo es visto como algo natural,
algo que se reproduce cotidianamente en prácticas y formas de ver el mundo, sin
el menor intento crítico y reflexivo por cambiar la situación. Esta mentalidad
inmersa en nuestras formas más profundas de pensar, hace que su reproducción
sea inconsciente. En este punto es relevante mencionar las situaciones que vive la
mujer de algunos países centroamericanos y mencionados en un famoso libro
titulado “La mujer habitada”. Esta obra narra acciones y situaciones transcurridas
en Nicaragua durante la época del dictador Somoza. Muchos pensaban que el
movimiento de liberación de la mujer latinoamericana debía ser el resultado de la
lucha armada. Con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979, las
mujeres lograron abrir espacios de participación en todos los campos. La mujer
pudo incursionar en lo político, lo social, lo económico incluso en lo militar.
Era un momento de transformaciones y las mujeres salieron del espacio priv
ado para levantar su voz y poder ser escuchadas por los oídos de una sociedad
tradicionalmente machista.
Los principales logros fueron la toma de conciencia de género, toma de derechos
e intereses, de capacidades de las mujeres. Este movimiento vinculado al
Sandinismo, se encontró sin embargo con un obstáculo: la estructura organizativa
del partido. Esta limitó el avance desde una perspectiva feminista y condicionó que
grupos de mujeres hayan buscado un camino propio, independiente del
sandinismo.
Puedo decir que todo suceso que las mujeres han tenido que realizar a lo largo de
la historia para poder alcanzar la igualdad política, social y económica, ha sido
contracorriente de la sociedad patriarcal. Los principales derechos de igualdad que
se reivindicaron fueron el control de la propiedad privada, la igualdad de
oportunidades en la educación y el trabajo, el derecho al sufragio o voto libre y la
libertad sexual (ya que a la mujer le estaba totalmente prohibido mantener
relaciones extra-matrimoniales y al hombre no). En la actualidad, aunque la
mayoría de las mujeres del mundo han conseguido mejorar sus derechos, todavía
está pendiente la total igualdad con el hombre a nivel político, económico y social.

En otro contexto, una mujer argentina, padeciendo una niñez con estrecheces
económicas puesto que debió trabajar como lavaplatos, camarera, costurera y
obrera, pudo demostrar ante su sociedad que el mundo le quedaba chico y que
estaba decidida a enfrentar a esa sociedad que la relegaba. Alfonsina Storni
supo desde un primer momento que debía armarse de voluntad y coraje para
poder vivir en la sociedad que le tocó. Su feminismo, su rebeldía, su lucha contra
la opresión de la mujer fue personal y política, y pudo plasmarla magistralmente a
través de su literatura. Su activismo fue destacadamente intelectual, aunque no
siempre se quedó en las letras. Participó en la defensa del derecho al voto de la
mujer argentina y en campañas a favor de la educación sexual en las escuelas.
Ella practicó el amor libre, tanto con hombres como con mujeres, y aunque su
poesía, leída en el siglo XXI, cae en algunos tópicos acerca de la debilidad y el
amor romántico, muestra a una mujer que toma las riendas de su vida amorosa. Y
un ejemplo de ello es “Hombre pequeñito”, un poema de 1919, y que figura en el
libro “Irremediablemente”:
"Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
Suelta a tu canario que quiere volar...
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
Déjame saltar”…
Alfonsina fue lo que hoy llamamos una feminista, una mujer de ideas liberales que
luchó contra los prejuicios y las convenciones sociales de su época. Intentó
conseguir una mayor libertad para la mujer y en ese afán dejó su vida. Su poesía
es a veces torturada, intelectual y de ritmos duros. En ella se reflejan la inquietud
vital y su idea de que la mujer, a pesar de ser igual que el hombre, vive en una
especie de esclavitud con respecto a éste.
Personalmente pienso que ser feminista en este mundo de masculinidades es
altamente desgastante. En principio, debo aclarar que la posición del feminismo,
no se reduce en lo más mínimo al odio hacia los hombres, ni de discriminarlos. En
este sentido son panorámicas las palabras de Virginia Woolf que en su libro
“Una habitación propia” dice: “No necesito odiar a ningún hombre; no me puede
hacer mal. No preciso adular a ninguno; no tiene absolutamente nada que darme”.
Ser feminista, no es solo, sentirse orgullosa de ser mujer, es oponerse al sistema
patriarcal que trata de ignorar a las mujeres, es buscar condiciones de igualdad
entre hombres y mujeres, se trata de luchar cada día contra las actitudes que
hacen ver a las mujeres como seres débiles, es vivir cada día con la consigna de
manifestarse contra la ignorancia y la desigualdad, poniendo de manifiesto una
actitud de resistencia. Cada día que pasa se subestima más lucha por la igualdad,
diciendo que las mujeres ahora tienen más oportunidades que antes, sin embargo,
las actitudes siguen siendo las mismas y muestra de ello es los cada vez más
resonantes y continuos casos de acoso y abuso sexual que muestran y dan a
conocer los medios.
Las mujeres, igual que los hombres, tienen opiniones y actitudes políticas e
ideológicas muy diversas porque tienen intereses muy diferenciados, pero como
seres humanos tienen una serie de derechos comunes que van desde el derecho
al trabajo, a la libertad de expresión, a participar activamente en la política, a
estudiar, al sexo, y también al merecido descanso después de largas jornadas de
trabajo. El derecho al ocio, la cultura y los aspectos lúdicos también son parte de
este universo compartido. Frecuentemente, muchos de los problemas de las
mujeres han sido problemas "invisibles", desde la "doble jornada" en el trabajo y
en casa hasta el llamado "techo de cristal" barrera no explícita que suelen
encontrar las mujeres para alcanzar puestos directivos en las empresas públicas y
privadas.
El hecho de intentar mantener a la mujer oculta en casa ha sido una forma sutil de
discriminación. Lo que no se ve no existe. La nueva mujer, la mujer con derechos,
se ha hecho presente precisamente al salir a trabajar fuera de casa y al llegar a
exigir lo que a una le corresponde sin sentirse mal por ello, en definitiva, ser
personas independientes que actúan en consecuencia. Pero en estos momentos
en los que la estrategia de ridiculización no se considera políticamente correcta,
algunos tienden a adoptar la estrategia del silencio. Se oculta no sólo lo que tiene
que ver con el feminismo sino lo que tiene que ver con las mujeres, sus derechos
y sus organizaciones.
Lo que está pasando en estos momentos en los movimientos feministas suscita
una serie de reflexiones: en primer lugar, el feminismo está actualmente visible
básicamente en los ámbitos académicos, en la investigación y en el enunciado de
los cambios sociales, pero más escasamente en la opinión pública.
Sin embargo, las mujeres están saliendo adelante y en muchos países se han
dado avances importantes en los últimos años. La principal causa de esto es la
educación que se impone, y en los países más adelantados no sólo se están
alcanzando la igualdad en los niveles educativos más altos, sino que se aprovecha
esta apertura para sacar a relucir ciertas capacidades propias de este sector
social.
Hoy tenemos mujeres más independientes, trabajadoras e intelectuales; esto hizo
que la mirada del hombre haya empezado a ser más flexible en cuanto a las
responsabilidades hogareñas. Hoy se puede ver a hombres más
versátiles, puesto que sobresalen en la cocina, en la organización del hogar y en
el cuidado de los hijos. Las mujeres ya han dejado de ser esclavas, y
gradualmente han pasado a ocupar una posición más igualitaria junto al hombre.
En definitiva, se puede entender el feminismo como una manera de observar la
realidad desde la perspectiva de las mujeres. Además, no cabe duda que la lucha
ha sido y es el motor que está produciendo cambios muy determinantes en el
presente siglo. Esto ha llevado a que el sistema de valores sociales se vaya
modificando gradualmente, consiguiendo que las instituciones modifiquen sus
políticas sociales y económicas. Aunque la tarea tiene mucho por delante.
El feminismo no sienta posición en pro de un matriarcado equivalente a la
violencia machista, como ha sido en muchos casos, sino que intenta reivindicar la
posición de la mujer en igualdad de condiciones con respecto al hombre. El
feminismo busca la autonomía de la mujer, que ella y solo ella pueda decidir sobre
su cuerpo, su persona y sus decisiones laborales y educativas. Para ello debe
ejercer su libertad personal y moral como ser humano hombre, sin distinción de
género.
Como para ir cerrando esta investigación diré que la temática no se acaba en lo
expresado ni en las autoras mencionadas a lo largo del mismo. Podría mencionar
a grandes mujeres a lo largo de la historia que han aportado su granito de arena
en esta lucha sin cuartel: me viene a la memoria la emperatriz Teodora,
compañera y consejera del Teodosio el grande, que revolucionó su época; La gran
Cleopatra, estratega del Antiguo Egipto; Juana de Arco, Rosa Luxemburgo,
Juana Azurduy, La Lola Mora, Alicia Moreau de Justo y la inolvidable “Evita”.
Hubo mujeres que supieron entender esto de los derechos y las libertades pero
tuvieron la desgracia de nacer en una época equivocada. Enunciarlas a todas
sería interminable, pues da para mucho más.
Aspiro a que este trabajo sea el puntapié a futuras investigaciones más complejas
y acabadas donde podamos repasar la vida y el aporte de aquellas grandes
mujeres de la historia. La intención desde un primer momento radicó en mostrar
un panorama, que si bien se muestra optimista, todavía resulta pedregoso en
muchos ámbitos. Hay un largo camino por recorrer. Las nuevas tecnologías y la
afluencia de los medios han contribuido notablemente a hacer pública muchas
situaciones que antes eran ocultadas por la sociedad machista. Este avance en
las reivindicaciones feministas abre nuevas esperanzas en esta lucha, abre
perspectivas que auguran éxitos femeninos. Nosotras, las mujeres, orgullosas y
ansiosas. Ojalá que así sea.

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