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MINISTERIO DE EDUCACION UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS CUADERNOS DE HISTORIA DE ESPANA LXV-LXVI INSTITUTO DE HISTORIA DE ESPANA BUENOS AIRES 1981 EL ARRIANISMO VISIGODO TARDIO La conversién de los visigodos El Ultimo cuarto del siglo VI —y en especial los afios de la década 580-590— fue un perfodo de Ja historia espafiola que sigue interesando notablemente a los estudiosos. Comprende este periodo unos tiempos, breves por su duracién pero de singular densidad por su significacién politica y religiosa, que culminaron en Ia instauracién de la Monarquia visigodo-catdlica de Espaiia. Registré esta época un cimulo de aconteci- mientos que, a més del contenido politico, tuvieron una eminente dimen- sin religiosa y, desde este punto de vista, alteraron profundamente los presupuestos sobre los que se habia asentado hasta entonces el Reino visigodo. El antiguo dualismo Catolicismo-Arrianismo se consideré ahora como un planteamiento superado, tanto en el plano confesional, como en el étnico y popular; la unidad espiritual aparecié, en cambio como aspi- racién legitima y meta asequible. Leovigildo hizo de esa unidad objetivo fundamental de su politica y trat6 de lograrla mediante la extensién del Arrianismo a la poblacién hispano-romana y a aquellos pocos “pre-con- vertidos” que, siendo de estirpe gética, profesaban ya el Catolicismo. Muerto Leovigildo, Recaredo consiguié la unidad religiosa que su padre habfa pretendido inditilmente, pero por un camino del todo distinto: la conversién al Catolicismo de los visigodos arrianos*. 1 Una visién de conjunto del perfodo en que se desarrollé el proceso histérico de la conversin de los visigodos puede obtenerse a través de la siguiente biblio- grafla de cardcter general: Historia de Espaiia dirigida por Ramén Menéndez Pidal, III (Madrid, 1963?) pp. 98-111; L. G, pe Vatpsavetiano, Historia de Espafia, 1, 1 (Madrid, 19739) pp. 283-294; E, A. THomrson, Los Godos en Espafia (Madrid, 1971) pp. 73134: J. OntaNpis, La Espafia visigétiea (Madrid, 1977) pp. 95-130. Conviene consultar igualmente la bibliografia especifica sobre historia de Ja Iglesia espafiola: Z. Cancta Vizzapa, Historia Eclesidstica de Espafia, If, 1 (Madrid, 1932) pp, 45-47; K. Scuarrenptex, Die Kirche in den Reichen der Westgoten und Sueven bis zur Errich- tung der westgotischen Katholischen staatskirche (Berlin, 1967) pp, 197-242; Historia 6 JOSE ORLANDIS La bibliograffa contempordnea acerca de la conversién de los visi- godos ha puesto el acento alternativamente sobre los aspectos religiosos 0 politicos del problema *. La razén de ello puede estar en la variedad de acontecimientos de una y otra indole que se superpusieron en el proceso histérico. Otros estudios han contemplado de modo particular el clima ideolégico de 1a época, las polémicas doctrinales, o bien los pro- blemas disciplinares suscitados por la incorporacién de los conversos arrianos a las estructuras de la Iglesia Catélica *. El] tema de san Herme- negildo, que constituye un importante capftulo de la problemitica global del perfodo, sigue despertando, por otra parte, considerable interés, como Jo demuestra Ja abundante produceién literaria a que ha dado lugar en aiios recientes *, de la Iglesia en Espafia dirigida por R. Garcta Villoslada. 1, La Iglesia en la Espafia romana y visigoda (Madrid, 1979) pp. 401-421. Leovigildo y su época fueron objeto hace casi un siglo de una monografia que, pese a su enfoque sensiblemente unil: teral y al tiempo transourrido, conviene todavia recordar: F. Gérres, Leowigild, Ké- nig der Westgothen in Spanien und Septimanien (569-586), der letzte Arrianerkénig, en “Jahrbuch fiir protestantische Theologie”, 12 (1886) pp. 132-174; véase tam- bién W, Remnant, El rey Leovigildo, unificador nactonal, en “Boletin del Seminario de Estudios de Arte y Arqueologia. Universidad de Valladolid”, XI (1944-1943) pp. 97-107. El estudio moderno més importante sobre Leovigildo es él de K. F. Srrone- xen, Leowigild, recogido en su volumen Germanentum und Spiitantike (Zitrich, 1965) pp, 134.191. 2 E. A. Tuomson, The Conversion of the Visigoths to Catholicism, en “Not tingham Mediaeval Studies”, 4 (1960) pp. 5-35, estudia Ja conversion desde un punto de vista prevalentemente politico; el sentido religioso de la conversién de los visigodos y de los acontecimientos que la prepararon ha sido puesto de relieve por J. N. Hirxcarrx, La conversién de los visigodos, Notas criticas, en “Analecta Sacra ‘Tarraconensia”, XXXIV (1961) pp. 21-46, y Coins and Chronicles. Propaganda in sixth = century Spain. and the Bizantine background, en “Historia”, XV (1966) pp. 483-508, * Los primeros aspectos fueron especialmente considerados por J. Fontaine en la XIV “Settimana” del Centro Italiano di Studi. sull’Alto Medioevo, en el trabajo Conversion et Culture chez les Wisigoths d’Espagne, publicado en e] volumen La conversione al Cristianesimo nell’Europa dell'Alto Medioevo (Spoleto, 1967) pp. 87-147. J. Orlandis estudié las cuestiones linares suscitadas por la recepeién de Jos visigodos arrianos en Ia. Iglesia: vid. el estudio Los problemas candnicos de la conversion de los visigodos al Catolicismo, recogido en el volumen La Iglesia en la Espafia visigdtica y medieval (Pamplona, 1976) pp. 34-58. + La bibliografia sobre san. Hermenegildo se ha enriquecido en las dltimas d& cadas con importantes estudios que suponen un considerable avance hacia el mejor conocimiento de la cuestién y de los complejos problemas que plantea: J. OntANDts, Algunas obsérvaciones en torno a la “‘tirania” de san Hermenegildo, en Estudios visi- géticos, II. EL Poder-real y la sucesién al trono en la-Monarquia visigoda (Rota Madrid, 1962) pp. 312; L. Vazquez de Parga dedicé al tema su discurso de ingreso en Ja Real Academia de la Historia: San Hermenegildo ante las fuentes histéricas EL ARRIANISMO VISIGODO TARDIO "7 El Arrianismo visigodo fue una de las principales manifestaciones del Arrianismo germfnico y puede incluso considerarse como su expo- nente mds genuino. Ulfilas era visigodo y no sélo fue el apéstol de su pueblo sino que, a través de éste, promovid la introduccién del Arrianismo en el conjunto del mundo barbérico *. El Arrianismo visigético crepuscular, que interesa considerar aqui de modo especial, serd el que corresponde al periodo inmediatamente anterior a la conversién de Recaredo y su pueblo a la Fe Catdlica: la forma irenista y catolizante instituida por instigacién del rey Leovigildo en el sinodo de Toledo del afio 580, Esta fue la dltima confesién herética de los visigodos de Espafia, aquella que abjuraron solemnemente los obispos y magnates germanicos en el Concilio II de Toledo. Pero conviene también, a modo de premisa, determinar la natu- raleza del Arrianismo profesado por los visigodos con anterioridad a la reforma de Leovigildo: precisar, en lo posible, cuél habfa sido —de entre las diversas formas en que se dividié el Arrianismo—, aquella a que se adhirieron Ulfilas y sus inmediatos discfpulos, los clérigos de su escuela que misionaron a los visigodos paganos a finales del siglo IV y los mar- caron con su impronta doctrinal, antes de iniciar el movimiento migra- torio en direccién a Italia y el occidente de Europa *. Fuentes para el conocimiento del Arrlanismo germénico La mayor dificultad para Iegar a conseguir una informacién sufi- ciente acerca del Arrianismo de los visigodos reside en la pobreza de las fuentes histéricas. Han desaparecido todos los documentos escritos arria- (Madrid, 1978); vid. también J. M. GAnare Cérpopa, La rebelién de san Herme- negildo, en “Revista de Historia Militar”, XIX, 38 (1975) pp. 7-48; B. Sarrra, Un momento di disgrégaztone nel Regno visigoto di Spagna: Ia rivolta di Ermenegildo, en “Quademi Catanesi di Studi classici e medievali”, I, 1 (1979) pp. 81-134. 5 La bibliografia sobre Ulfilas, su personalidad y su obra es muy abundante. Entre los estudios més significativos pueden sefialarse: F, Kaurrmaxn, Der Arianis. mus des Wulfila, en “Zeitschrift fiir deutsche Philologie”, XXX (1898) pp. 93-112; F. Kaurran, Aus der Schule des Wulfila (Estrasburgo, 1899); G. Hanpuen, Wul= fila und Ambrosius (Stuttgart, 1961); A. Lxrroun, Ulfila en RE der classischen Alter- tumwissenschaft, 17 (1961), col. 512-631; H. Wotrna, “Wulfila und dic Anfange der gotische Bekehrang”, en Geschichte der Goten (Miinch>n, 1979) pp. 83-97. ® Sobre Ja conversién de los visigodos al Arrianismo y la sucesiva propagacién de la herefia entre los pueblos germinicos, vid. J. Manston, Les origines du Christia- nisme chez les Gots, en “Analecta Bollandiana”, XXXII (1914) pp. 350; E. A. Tuomson, The Visigoths in the time of Ulfila (Oxford, 1966) pp. 78-93 “The date of the conversion”, capitulo de la obra destinado a fijar la fecha de la conversién; H. E, Gresecxe, Die Ostgermanen und der Arlanismus (Leipzig, 1939); K. ScHAEFER- puex, Der germanische Arianismus, Miscellanea Historiae Ecclesiasticae, UI (Lo vaina, 1970). 8 JOSE ORLANDIS nos —teolégicos, litirgicos 0 disciplinares— de procedencia visigoda; para suplir el vacio tan s6lo cabe recurrir a otros textos que pueden conside- rarse también representativos del Arrianismo de la escuela de Ulfilas, que arraigé en los pueblos barbéricos 0, cuando menos, originarios de comu- nidades arrianas existentes en el Occidente latino durante la época inme- diatamente anterior a las invasiones germdnicas. Un grupo importante de estos textos es de procedencia africana y varios de ellos se relacionan con san Agustin: asf ocurre con el Sermo Arrianorum, que le fue enviado para su refutacién hacia el afio 4187 y con la disputa sostenida por él en Hipona (427-428) con el obispo godo Maximino, Hegado a Africa con los soldados germfnicos del conde Sigiwulf, enviado por la corte imperial de Valentiniano III para combatir la rebelién del conde Bonifacio’. Otras noticias de origen africano corresponden al Reino vandalo y a la época de Fulgencio de Ruspe (467?-527). El Contra Arrianos de Fulgencio —o Dicta regis Trasamundi et contra ea responsionum liber unus— da a conocer las diez objeciones fundamentales que los arrianos hacfan a los catélicos y que el rey Trasamundo recogia en sus dicta; a éstos Tespondid expresamente Fulgencio en Ad Trasimundum Regem Vandalorum libri tres °. En el epistolario de Fulgencio se transcribe también el Sermo Fas- tidiosi texto breve, de un arriano, Fastidiosus de nombre*’. La exégesis neotestamentaria proveniente del Arrianismo barbérico produjo una obra de considerable extensién: el Comentario al Evangelio de san Mateo, del que fue autor el desconocido obispo de una comunidad arriana de los siglos V o VI, radicada en Panonia o en Ja Italia septen- trional ". Mucho mis breve, pero seguramente mas antiguo, es el tratado, también anénimo, que glosa algunos de los primeros capftulos del Evan- gelio de san Lucas. Otro obispo arriano de la regién danubiana, rela- cionado con Ulfilas y su escuela, compuso a finales del siglo IV los Hamados Fragmenta Arriana™, Las proposiciones de cierto hereje lamado 7 Mrcne, Patrologia Latina, XLII, col. 677-684; vid. M. Stoner Arianesimo latino, en “Studi Medievali”, serie terza, VII (Spoleto, 1967) p. 689; M. MEsLIN, Les Ariens d’'Occident, 385-430 (Paris, 1967) pp. 120-134. 8 PL, XLII, col. 709-742: Gollatio Augustini cum Maximino Arianorum epi copo; vid. M Smmonertt, Arianesimo, pp. 688-689. ®° PL, LXV, col. 205-224 y 223-304, respectivamente 20 PL, LXV, col. 375-377. x Micne, Patrologia Graeca, LVI, col, 611-046: Opus imperfectum in Mat thacum, vid. M. Sruoxertt, Arianesimo, pp. 691-693; M, Mzstin, Les Ariens pp. 150-185. 12 Patrologiae Latinae Supplementum, 1, col. 327-344: Tractatus in Lucae Evangelium; vid, M Sumonerrt, Arianesimo, p, 691; M. Mrstax, Les Ariens, pp. 135-149, 18 PL, XII, col, 595-630: Fragmenta Arriana; vid, M Srmoxerrt, Arianesimo, pp. 689-690. EL ARRIANISMO VISIGODO TARDIO 9 Varimadus pueden conocerse a través de la refutacién escrita en el siglo TV o V por un autor catélico del sur de Talia 4. El Reino burgundio completa ef abanico de tierras del Occidente barbArico de donde nos han flegado noticias acerca del Arrianismo de los germanos: los “Didlogos” de Avito de Vienne con los jerareas arrianos, que el obispo catélico puso més tarde por escrito, a peticién del rey Gundobado ™. La teologia de Ulfilas La fuente mds interesante en torno al Arrianismo germénico primi- tivo es, con todo, la Dissertatio de Maximino contra Ambrosio, donde so recoge la carta de Ausencio sobre Ulfilas, el principal documento hist6- Tico que se ha conservado acerca del misionero visigodo**, Este texto tiene particular valor para el conocimiento de la personalidad religiosa de Ulfilas y de Ja doctrina teolgica profesada por él, que sus discfpulos transmitieron a los pueblos barbaros. Este es un punto que ha sido diver- samente interpretado por los historiadores. La opinién més extendida es la de que Ulfilas habria militado en fa moderada corriente “homea” del Arrianismo y que esta forma fue fa que abrazaron los pueblos germfnicos cristianizados en Ia herejia durante los siglos IV y V*. La biografia de Ulfilas —consagrado obispo en 341 por Eusebio de Nicomedia y asistente al concilio de Constantinopla de 360, donde se aprobé la férmula de fe del sinodo de Rimini—, parece abonar en favor de su proximidad a las formas arrianas moderadas, que prevalecieron en estas asambleas. Pero la férmula de Rimini —que definfa al Hijo como “semejante segtin las Escri- turas” al Padre—, era lo bastante ambigua como para que se prestara a las interpretacionés y desarrollos més dispares. Ello permitié —a juicio de otros historiadores— una ulterior evolucién doctrinal de Ulfilas y su aproximacién a Jas posturas radicales eunomianas, que setfan segtin ellos las inspiradoras del Arrianismo germénico ®. 34 PL, XM1, col. 1157-1152: Contra Varimadum Arrianum; vid. M, Srsowsrns, Arianesimo, p, 693. 45 Monumenta Germaniae Historica, Auctores Antiquissimi VI, 2. Alcimi Ecdicit Aviti, Viennensis episcopt opera quae supersunt, ed, R. Peiper (Berlin-Wee mar, 1883) pp. 115: Dialogi cum Gundobado rege, vel librorum contra Arrianos reliquiae, 16 PL, Supplementum, 1, col. 693-127: Dissertatio Maximini contra Ambrosium; vid. M, Snover, Arianesimo, pp. 686-688; M. Mrsti, Les Ariens, pp. 104-103, 1 K, Srnonexen, Leowigild, en Germenentum,... p- 170; E. A. THompson, The Visigoths..., p. XX. 28M, Snyonextt, Arianesimo latino, pp. 685 y 743744; La crist ariana ned 1 ecolo (Roma, 1975) p. 442, 10 JOSE ORLANDIS No procede realizar aqui un estudio del Arrianismo germ&nico pri- mitivo, que permita tomar partido por alguna de las distintas opiniones expuestas. Importa con todo dejar constancia de dos de sus rasgos funda- mentales, que convendré tener presentes para contrastar aquella doctrina con la del Arrianismo visigético tardio: de una parte, el expreso y tajante rechazo por Ulfilas de la divinidad del Espfritu Santo, virtutem inlumi- nantem et sanctificantem... nec deum nec dominum, sed ministrum Christi; de otra parte, el acusado subordinacionismo que impregna todo el texto de esta profesién de fe ulfiliana. En efecto, el “Credo” de Ulfilas, atin cuando lame al Hijo dominum et deum nostrum, opificem et facto- tem universae creaturae, le atribuye claramente un rango de divinidad secundaria con respecto al Padre, “Dios de nuestro Dios”: unus est omnium deus pater, qui et dei nostri est deus™, El subordinacionismo aparece como el constitutivo esencial del Arrianismo germAnico y. ast lo expresa grficamente el silabario de proposiciones teolgicas contenido en el Sermo Arrianorum: Filius a Patre est genitus; Spiritus Sanctus per Filium est factus...; Pater maior est Filio suo; Filius incomparabiliter maior et melior est Spiritui...; Pater Deus et Dominus est Filio suo; Filius Deus et Dominus est Spiritui... *°. Como ha escrito M. Simonetti, la Trinidad “vertical” que aqui se presenta est basada en la inferioridad de la segunda Persona con respecto a la primera y de la tercera con respecto a la se- gunda™. Se trataria de una Trinidad hetérogénea en la que si el Hijo, aunque de forma “depauperada”, participa todavia de Ja divinidad, esta prerrogativa se niega en absoluto al Espiritu Santo. La consecuencia ser& que resulte imposible lamar Dios a una tal Trinidad ™, “Antiqua haeresis” A falta de fuentes directas, las escasas noticias que poseemos acerca del Arrianismo profesado por los visigodos en el Reino hispénico, con antérioridad al sinodo toledano el afio 580 que luego se estudiars, pare- cen sugerir el mantenimiento de una continuidad en lo fundamental, con respecto a los postulados basicos del Arrianismo germfnico, que acaban de exponerse. Asi aparecerfa Ja herejfa gética en su forma tradicional, Ja antiqua haeresis segtin la expresién utilizada por el Abad Biclarense, en contraposicién al novellus error, la nueva versién leovigildiana del 18 PL, Sil, col. 707. 2 PL, XLIT, col. 680-681 #1 M. SmMoxermt, Arlanesimo latino, p, 742, 22 Tbid., p. 743, EL ARRIANISMO VISIGODO TARDIO i Arrianismo visigodo ®. La sintesis del Arrianismo de Jos godos, que hace san Isidoro en su Historia Gothorum puede dar idea de Ja imagen que tenia de la herejia un ilustre contempordneo, idéneo para enjuiciar los problemas doctrinales y que escribia en unos tiempos todavia cereanos a la conversién del pueblo visigodo*. La teologia gético-arriana, en su opinién, afirmaba la subordinacién del Hijo con respecto al Padre —“crefan que el Hijo era inferior en majestad al Padre y posterior en eternidad”—; negaba la divinidad del Espiritu Santo —“crefan... que el Espiritu Santo ni era Dios ni procedia de Ja sustancia del Padre, sino que fue creado a través del Hijo y que estaba dedicado al servicio de ambos y sujeto a su complacencia”—; y proclamaban la distincién no sélo de personas sino de naturalezas, destruyendo asf Ja unidad de Dios: “afirmaban que la naturaleza del Padre era distinta Io mismo que su persona, distinta la del Hijo y distinta, finalmente, la del Espiritu Santo, de modo que ya no se honraba, segtin Ia tradicién de Ja Sagrada Escritura, a un solo Dios y Sefior, sino que se veneraba a tres dioses, segiin Ja supersticién de Ia idolatria” **. La vigencia de esta doctrina tradicional del Arrianismo g6tico, hasta bien avanzado el reinado de Leovigildo, parece confirmada por el relato de Gregorio de Tours acerca de sus disputas con los embajadores del monarca toledano. J. Fontaine puso de relieve el clima de polémica teo- légica ane se produio en Espafia durante el verfodo de tensiones religiosas que precedié a la conversién de los visigodos **. En este tiempo, los es- critores catélicos publicaron una considerable literatura anti-arriana *7; 28 Chronicon Tohannis Biclarensis, 200, en Juan de Biclaro, obispo de Gerona, su vida y st obra. Introduecién, texto critico y comentarios por J. Campos (Madrid, 1960) p. 89. 24 La bibliografia moderna acerca de san Isidoro de Sevilla y su obra es muy copiosa, Entre los estudios que mejor sirven para conocer su personalidad y sus escri- tos conviene recordar: J. Pérez nx Unnet, S, Isidoro de Sevilla, su vida, su obra y su tiempo (Barcelona, 1945); J. Vives, 8. Isidoro nuestro maestro y su biblioteca (Barcelona, 1956); J. Mapoz, S. Isidoro de Sevilla, Semblanza de su personalidad literaria (Leén, 1960); y el amplisimo estudio de J. Fotarse, Isidore de Seville et la culture classique dans YEspagne wisigothique, 2 vols. (Paris, 1959). Un importante conjunto de monografias en torno al tema isidoriano integran la recopilacién Isidoria~ na (Leén, 1961). 23° Historia Gothorum, 8, en él texto publicado por C. Rovricurz Atonso, Las Historias de los Godos, Véndalos y Suevos de Isidoro de Sevilla, studio, edicién critica y traduceién (Leén, 1975). 20° Conversion et Culturé... pp. 95-101. 27 La gran biblioteca traida de Africa por ¢l abad Donato, donde las polé- micas entre catélicos y arrianos habfan sido muy vivas durante el dominio vindalo, pudo contribuir a Ja creacién de esta literatura en Hispania. Vid. C. CopoSen Menino, El “De Viris ilustribus” de Ildefonso de Toledo, Estudio y edicién critica (Salla- 12 JOSE ORLANDIS pero en el bando opuesto, pueden advertirse también signos de una in- dudable reactivacién arriana. Esto parecen sugerir las actitudes militantes de ciertos obispos godos **, actitudes extendidas a personajes laicos, como acredita el hecho de que los embajadores de Leovigildo en la Francia merovingia fuesen capaces de dar testimonio razonado de sus creencias y de mantener una disputa religiosa con el propio obispo de Tours. Doctrina teolégica Agila fue el primero de estos embajadores godos, que pueden con- siderarse como exponente de las creencias y la cultura religiosa de los magnates de la corte toledana. Su viaje parece haber tenido lugar en el aiio 580 y Ia postura doctrinal que mantuvo refleja sin duda los principios tradicionales del Arrianismo visigodo, Ya de entrada, el legado calificé de “inicua” la doctrina catéliéa que proclama la igualdad del Hijo con el Padre **, Es indudable —afirma— que el Hijo es menor, tanto en edad como en poder; y en apoyo de su tesis aduce los argumentos subordinacionistas clasicos: aquel que cumple la voluntad de otro es menor que él, y Cristo hace la voluntad del Padre y no a la inversa; el Padre es también anterior, puesto que el Hijo, tan solo ex adsumptum hominem comenz6 a ser llamado Hijo de Dios **. Agila rechaza de modo todavia mds categérico manca 1972), TI. Dentro de esta litevatara deben incluirse el lbrum responsionum de Justiniano de Valencia, los duos aduersus haereticorum dogmata libros de S. Lean- dro... in quibus uchementi stilo arrlanac impietatis confodit ac detegit prauitatem, y el libellum de Severo de Milaga contra el obispo apéstata Vicente de Zaragoza: ©. Codofier Merino, El “De Viris illustribus” de Isidoro de Sevilla, Estudio y edictin critica (Salamanca, 1964), XX, XXVIII y XX 28 La oposicién a la conversiéu de los visigodos al catolicismo tuvo entre sus mas destacados protagonists a los obispos arrianos Sunna de Mérida, Athalocus de Narbona y Uldida, Vid. L.A. Garcia Morexo, Prosopografia del Reino visigodo de Toledo (Salamanca, 1974), 663, 664 y 665, donde se recopilan las noticias trans- mitidas por las fuentes sobre estos tres personajes. Athalocus habria muerto de amargura segin Gregorio de Tours, Monumenta Germanise Historica, Scriptores rerum merovingicarum, I, 1. Gregori Episcopi Turonensis bri Historlarum X, ed. Br. Krusch y W. Levison (Hannover, 1951), IX, 13: commotus felle, ingressus in cellolam suam, inclinato super lectulum capite, nequam spiritum exalavit. Sunna de Mérida expresa una firme adhesién a sus convicciones arrianas: catholicus nunquam ero, sed et ritu quo vixi, civebo, aut pro religione in qua nunc usque ab ineunte actate mea permansi libenter mortar; vid. J, N. Ganvin, CSC. The “Vitas Patrum Emeretensium”, text and translation with an introduction and commentary (‘Washing- ton, D.C., 1946), V, XI, 13. 2” Hist. Francorum, V, 43: Iniqua, inguid, fult antiquorum episcoporum tata sententia. quae aequalem adseruit Filium Patri 0 Hist. Francorum, V. 48: Cuius qui implet voluntatem, eius et iunior est; semper filius est minor patri, quia ille facit voluntatem patris, nec pater ilius vo luntatem facere non probatur, EL ARRIANISMO VISIGODO. TARDIO 13 la igualdad del Espiritu Santo con el Padre y el Hijo, El Espiritu Santo —declara~ es menor que cada uno de aquellos, pues la Escritura dice que fue prometido por el Hijo y enviado por el Padre, y nadie promete sino aquello que est& bajo su potestad, ni envia sino a quien es inferior suyo; Agila concluye su argumentacién negando abiertamente la divinidad del Espiritu Santo: Deus est qui mittit, non est Deus qui mittitur ™. La tradicional doctrina gético-arriana expuesta por Agila aparece solamente matizada por un curioso liberalismo de que hacfa gala el em- bajador, que pretendié dar una leccién de tolerancia al obispo de Tours, cuando éste aludiéd a la muerte de Arrio como prueba de Ja maldad de su secta: “no maldigas aquello que no adoras —replicé—: nosotros no ereemos aquello que vosotros creeis y sin embargo no to maldecimos, porque no ha de considerarse un crimen que una y otra ercencia puedan coexistir a un tiempo”, Mas en-las palabras que siguen, la tolerancia parece degenerar en puro escepticismo: “asi decimos, en lenguaje vulgar que no es ningtin delito que quien camina entre las aras de los paganos y la iglesia de Dios venere a unas y a otra”®, El aparente liberalismo de Agila no bastaba sin embargo para superar su apasionada hostilidad contra el Catolicismo: preferiria morir —dice— antes que recibir la ben- dicién de un sacerdote catélico. Gregorio de Tours agrega que, pese a este exabrupto final, Agila, de regreso en Espaiia enfermé y obligado por la necesidad, se convirtié al Catolicisme *. Disciplina eclesidstica La antiqua haeresis, vigente entre los visigodos hasta el sinodo del 580, inclufa también como una de sus normas disciplinares ms caracte- Agila afirmma categéricamente la inferioridad del Espiritu Santo con relacién al Padre y al Hijo: Spiritum sanctum, quem aequalem Patré profertis ac Filio, utrisque ‘minor acctpitur, quia et a Filio promissus et a Patre legitur missus, Nemo enim promittit, nisi quod suae dominationt subsistit, et nemo mittit nisi inferiorem si- bi; Hist, Francorum, V, 43. 83 Hist, Francorum, V, 43: Legem quam non colis blasphemare nolis nos vero quae creditis étsi non credimus, non tamen blasphemamus quia non deputatur crimine, si et illa et illa colantur, 4% [bid.: Ste enim vulgato sermone dicimus, non esse noxium, si inter gentilium aras et Dei eclesiam quis transiens utraque veneretur. 34 J] Vives, Concilias visigodos e hispano-romanos (Bascclana-Madrid, 1963), p. 123 incluye a Aila entre Jos magnates visigodos conversos que snscribieron la profesién de fe catélica y anatematizaron la herejia arriana en el con: Il de Toledo, Otros cédices distintos del Vigilano que sigue Vives, denominan Agila a este mismo “varén ilustre”, y Garcia Moreno, Prosopograjia, 6, considera Aila y Agila como una sola persona, No es posible, sin embango, probar que se trate del antiguo embajador de Leovigildo en la Francia merovingia, que segtin Gregorio de Tours termind convirtiéndose al Gatolicismo. 4 JOSE ORLANDIS risticas Ja necesidad de la rebautizacién para ingresar en su iglesia. El Arrianismo germénico habia tomado de la tradicién teolégica oriental del siglo IV la idea de Ja invalidez del bautismo administrado por herejes, y esto era a sus ojos, el bautismo catélico**, La practica de la rebauti- zacién evocaba la postura doctrinal mantenida en el siglo Il por Cipriano de Cartago y respondia a una teologia sacramental areaizante*, Esta exigencia, que contribuyé al aislamiento de las comunidades arrianas en tierras romanicas, motivé la violenta rebautizacién de la princesa franca Ingunda, a su Iegada a la corte de Toledo en el afio 579. La vieja reina Goswintha —madre de la reina merovingia Brunekhilda y abuela, por tanto de Ingunda~, arriana fandtica y batalladora, se empefié desde el primer momento en que su nieta catélica se rehautizara. Ingunda se resistié con energia, declarando que ya estaba validamente bautizada: sufficit satis me ab originali peceato baptismo salutari semel abluta fuisse. La princesa, gravemente maltratada, fue arrojada por la fuerza a la piscina bautismal, por orden de Ja reina *'. Este episodio sefialé el co- mienzo de las tensiones religioso-familiares que terminaron en la rebe- lién de Hermenegildo, y aporta un interesante testimonio tardio de la prictica arriana de la rebautizacién entre los hispano-visigodos del siglo VI. Queda todavia por sefialar otro aspecto de la disciplina eclesidstica visigodo-arriana, sobre el que existe prictica certidumbre: la no exigencia del celibato eclesidstico. Esta parece que fue ya praxis antigua, documen- tada en las comunidades de Gotia durante el siglo IV%* y seguia man- teniéndose en el clero hispano-visigodo del siglo VI. El concilio TIT de Toledo, cuando hubo de regular Ja incorporacién del clero arriano con- verso a la jerarquia catélica tuvo que afrontar el problema de que los clérigos mayores provenientes de la herejia —obispas, presbfteros y dik- conos—~ no observaban la ley de la continencia, y ello —segim todos los indicios-, no por conducta irregular sino por permitirselo ast su propia disciplina canénica. El concilio acordé imponerles la guarda de la cas- tidad, para poder aspirar a mantener el antiguo grado tras su adhesién 88K. Sonazrermex, Die oe p. 160, 86M. Mestrx, Les Ariens. . 388-389, 8t Historiae Franeorum, V, 38 Una comunidad arriana de Gothia, cuya iglesia fue quemada en ta perse- cucién de 369-372, tenia dos sacerdotes —Wereca y Batwins— casados y padres de familia: E. A. THompson, The Visigoths in the time of Ulfila, p, 111. J. Mansion, Les orlignes du christianisme chez les Gots, “Analecta Bollandiang”, 33 (1914), p. 26, consideraba sin embargo probable que la iglesia donde murieron abrasados Tos dos citados sacerdotes fucse catélica, EL ARRIANISMO VISIGODO TARDIO 18 a Ia Iglesia. Aquellos que quisieran seguir cohabitando con sus esposas perderian el grado que tenfan y quedarian reducidos al rango de lectores *, “Novellus error” Novellus error es la expresién empleada por la “Crénica” del Biclaren- se para designar la nueva versién mitigada del Arrianismo visigodo im- puesta por Leovigildo a partir del afio 580. Las razones que determinaron esta roforma de Ia confesién visigodo-arriana estuvieron inspiradas por el designio unificador que animé siempre y en muy distintos terrenos la politica leovigildiana *°. La diversidad entre el elemento germAnico y el hispano-romano, que constituian la base demogrAfica del pats, habia sido hasta entonces un postulado esencial de Ia estructura del Reino visigodo espafiol. Ahora, una tal disparidad dej6 de estimarse como de- seable y se procuré en cambio promover —también en el plano religioso— el acercamiento entre godos y romanos. El novellus error estaba destinado a constituir, dentro del proyecto politico leovigildiano, el punto de enten- dimiento sobre el cual habria de asentarse la unidad espiritual de todos los stibditos del Reino de Toledo. La nueva politica religiosa de Leovigildo tuvo como solemnidad inau- gural un sinodo de abispos arrianos celebrado en Toledo, que modificé sustancialmente el procedimiento de recepeién en su propia iglesia de personas bautizadas fuera de ella. El sinodo, reunido en 580, compuso un nuevo ritual, que el futuro concilio Toledano HT Mamarfa libellus detestabilis*', por el que se suprimia Ja exigencia de la rebautizacién, el requisito que podia suponer el mayor obstdculo de orden psicolégico para el paso de Ios bautizados catélicamente a la herej{a. Desde ahora, los catélicos apéstatas tan solo tendrian que someterse a una imposicién de manos, recibir la comunién administrada por un ministro arriano y recitar la doxologia trinitaria segiin la férmula Gloria Patri per Filium 8° Toledo TIL, can, V: “Ut sacerdotes et levitad caste cum uxoribus vivant” — Compertum est a sancto concllia episcopos, presbyteres et diacones venientes ex haerese, carnali adhuc desiderio uxoribus copular vid. concilio de Zaragoza, II (592) can, I. Cfr. J. Ontaxnis, Problemas candnicos, en La Iglesia..., pp. 49-50. 4 KF, Srromexen, Germanentum..., pp. 137-150; E. A, Tsomrson, Los Go dos... pp. 7380; J, Ontanpts, La Espafia visigdtica, pp. 95-108. #1 VsvEs, Concilios, p. 119; Toledo TI, anatematismo XVI: Quicumque bellum detestabilem duodecim anno Leovigildi regis a nobis editum, in quo continetur Ro= manorum ad heresem Azrianara transductio, et in quo gloria Patrt per Filium in Spt itu Sancto male a nobis instituta continetur; hunc libellum s quis pro vero habuerit, anathema sit. Como observa K. F. Srrottexen, Germanentum, p. 176, la nueva iglesia arsiana, xeformada por Leovigildo procuré desdibujar en Jo posible sus diferencias con los catélicos, en materia de doctrina trinitaria, 16 JOSE ORLANDIS in Spiritu Sancto#. La supresién de la rebautizacién, en vigor hasta entonces, constituia sin duda una importante innovacién en la disciplina del Arrianismo visigodo, que venfa a romper con una de sus mas caracte- risticas_tradiciones. La versién leovigildiana del Arrianismo hizo también concesiones sus- tanciales de orden doctrinal. El embajador franco Ansovaldo, a su retor- no de Espafia informé a Gregorio de Tours que Leovigildo declaraba que habia Iegado al convencimiento de la divinidad de Cristo y de su condicién de Hijo de Dios igual al Padre, rehusando tan solo admitir la divinidad del Espiritu Santo: Manifeste cognovi habia dicho— Christum esse filium Dei aequalem Patri; sed Spiritum Sanctum Deum esse poe- nitus non credo, eo quod in nullis legatur codicibus Deus esse‘. Esta creencia, en su nueva formulacién, mas que al Arrianismo parece préxima al Macedonianismo, Ia-herejia de los “pneumatémacos” que fue conde- nada por el concilio I de Constantinopla (381). La doxologia trinitaria Junto al rechazo de la divinidad del Espiritu Santo, el Arrianismo tardio leovigildiano mantuyo también otro rasgo diferencial frente a la ortodoxia catélica: la doxologfa trinitaria Gloria Patri per Filium in Spiritu Sancto expresamente formulada —como quedé dicho— por el sinodo de Toledo de 580. Esta doxologia habia sido considerada durante mucho tiempo como plenamente ortodoxa, pero fue abandonada en el siglo IV por la Iglesia Catélica, ante su interpretacién arrianizante que Ie con- feria un mareado sentido subordinacionista “#. El mantenimiento de esta doxologia hace dudar de que la pretendida aceptacién de la divinidad del Hijo proclamada por Leovigildo haya de entenderse en sentido propio, esto es, en igualdad con el Padre; parece m4s bien que Ia divinidad reconocida al Hijo fuera una divinidad devaluada y de rango desigual. Esta doxologia daba gloria tinicamente al Padre, pero no al Hijo y menos todavia al Espiritu Santo. La gloria se reservaba al Padre, como si tan 42 Biclarensts Chrontcon, 200-208 (a. 580): Liuvigildus rex in Urbem Toletanam synodum episcoporum sectae Arrianae congregat et antiquam haeresim novello errore emendat, dicens de Romana religione ad nostram catholicam fidem venientes non debere rebaptizari, sed tantummodo per manus impositionem et communionis per- ceptione ablui, et gloriam patri per filium in spiritu.sancto dart, per hanc ergo seductionem plurimi nostrorum cupiditate potius quam impulsione, in Arrianum dogma declinant, Vid. K. F. Stnonexen, Germanentum..., pp. 174-176. Hist, Francorum, VI, 18. Sobre 1a doctrina arriana acerca del Espiritu Santo, vid, M, Suwonerns, La crisi ariana..., pp. 480-487. 4K, ScuAzrenpux, Die Kirche..., p. 163; M. Musuw, Les Ariens..., pp. 390-391, EL ARRIANISMO VISIGODO TARDIO 17 solo El fuese merecedor de una glorificacién que seria debida en exclu- siya a la tnica Persona a quien se reconocfa la plenitud de la divinidad. La disputa mantenida por Gregorio de Tours con Oppila, el emba- jador visigodo que pasé por la ciudad en 584, de camino hacia la corte de Chilperico, resulta muy ilustrativa. La actitud de Oppila frente a los catdlicos fue deferente y conciliadora, y contrasta vivamente con la del anterior legado Agila; era una conducta que reflejaba, sin duda, la nueva politica religiosa de Leovigildo. Pero Oppila, que declaré en téminos notoriamente ambiguos su fe en la Trinidad —credo Patrem et Filium et Spiritum Sanctum unius esse virtutes—, rehus6 comulgar en la misa pas- cual celebrada por el obispo de Tours y la razén que adujo fue, precisa- mente, su no aceptacién de la doxologia trinitaria de los catélicos, que a su juicio seria incorrecta en tanto que la de los arrianos se ajustarfa a la doctrina del Apéstol Pablo“®; y poco después Oppila insistfa en que no hay ningiin texto de la Escritura en que el Padre hable de la gloria del Hijo, sino que tan solo proclama que éste es Hijo suyo *. El principio de la “monarquia” del Padre y Ia visién subordinacionista en su relacién con el Hijo segufan inspirando la doctrina arriano-tard{a, pese al reco- nocimiento formal de Ia divinidad —pero no de la igualdad real— del Hijo. Lo que acaka de exponerse puede dar idea del alcance de las conce- siones doctrinales y disciplinares del Arrianismo tardfo en su intento de aproximacién al Catolicismo; pero sirve también para apreciar los Iimites de aquellas concesiones. La ofensiva politico-religiosa de Leovigildo fue acompafiada de toda una serie de gestos y actitudes propagandistas des- tinados a impresionar a la opinién publica. Los cristianos de Espafia —declaraba el citado embajador franco Ansovaldo a Gregorio de Tours— siguen {ntegramente fieles a la fe ortodoxa; pero se hallan en peligro, porque el rey, para confundirles, acude a orar a los sepulcros de los mér- tires y a los propios templos catdlicos “". También la conducta del legado visigodo Oppila a su paso por Tours obedecfa seguramente a las irenistas directrices del monarca: asistié a la misa pascual del obispo Gregorio y preguntado por éste si era de religi6n catdlica respondié lo que serfa 45 Hist. Francorum, VI, 40. 43 Ibid: Ad haec hereticus respondit: Nihil in his testimontis Pater de gloria loquitur Fil, nist tantum ipsum Filium monstrat. Como hace notat K. SCHAEFERDIE, Die Kirche..., pp. 187-188, hacia cl afio 584, e] mantenimiento de la doxologia tri- nitaria simbolizaba mas alld de los gestos irenistas del reyta pervivencia de la doo- trina oficial arriana. “7 Hist, Francorum, VI, 18: Oui haec Ansovaldus respondit: Christiani qué nunc apud Hispanias commorantur, catholicam fidem integre servant, Sed rex novo une ingenio eam nititur exturbare, dum dolose, et ad sepulchra martirum et in ecole siig religionis nostrae orare confingit. 18 JOSE ORLANDIS consigna oficial leovigildiana: “que crefa aquello que los catdlicos creen” *; mas ya se vio cudn grandes eran todavia Jas diferencias subsistentes en materia de doctrina trinitaria. Es probable, con todo, que los gestos cato- lizantes de Leovigildo y el relajamiento de las medidas persecutorias en Jas postrimerias de su reinado motivasen los rumores de una conversién © acercamiento del monarca al Catolicismo en su iltima enfermedad, rumores que se extendieron después de su muerte por Francia y la misma Roma “*. Resultados de las reformas de Leovigildo No procede hacer ahora una minuciosa valoracién de los resultados de la nueva politica religiosa de Leovigildo. Gregorio de Tours y san Isidoro afirman que esa politica fue acompafiada de una persecucién contsa los catélicas, con destierros de obispos y confiscaciones de bienes de las iglesias, Las medidas contra las personas afectaron especial- mente a algunos ilustres eclesifsticos de estirpe goda pre-convertidos al Catolicismo, como Masona de Mérida y el abad Juan de Biclaro™; pero 48 Hist. Francorum, VI, 40: Igitur cum die sancto paschae hic legatus Toronus advenisset, sciscitati sumus, utrum nostrae religionis esset. Respondit ipse, se hoc credere quod catholici credunt. Exinde procedens nobiscun ad eclesiam, missarum sollemnia tenuit; sed neque pace cum nostris fectt neque de sacrifictis sacris come municavit, Leovigildo Yamaba “catdlica” a la nueva confesién arriana. Asi se deduce del texto de la Crénica del Biclarense que, con referencia a los catélicns que se pasaban al Arrianismo, utiliza Ja frase de Romana religione ad nostram catholicam fidem venientes. El Biclarense, que era un historiador catdlico, seguramente reproduce la expresién tal camo estaria en boca de los visigedos arsanos y quiz también on las propias actas del sinodo del aio 580, de que habla en este pasaje. Vid. Biclarensis Chronicon, 203-208, y el comentario del editor, en Jas paginas 134-136 de la obra. 48 Hist, Francorum, VII, 46: Gregorit Magni Dialogi libri IV, 08. V. Moricca (Roma, 1924), lib. IIL, cap. 31. ‘0 Hist. Francorum, V. 38 a 580; Magna eo ano in Hispaniis christianis persecutio fuit, Hist. gothorum, 50, 1-5: Denique Arrianae perfidiae furore repletus in catholicos persecutione commota plurimos episcoporum exilia relegautt, ecclesiarum reditus et priuilegia tulit. %1 Vit. Patr. Emerit, V-VI11 hacen un relato minucioso de las persecuciones y destiero padecidos por Mésont, bajo Leovigilde. Cs. L. A. Gancia MonEno, Proso- pografia, 435. Sobre el enfrentamiento entre el obispo catélico Masona y el arriano Sunna en la ciudad de Mérida, vid. K. Scuarrenonex, Die Kirche.,., pp. 165-179. Isidoro, De Viris illustribus, XXX, en sa biografia de Juan de Biclaro, esctibe que este pasd siete afios formindose en Constantinopla: septimo autem anno in Hispanias reuersus est, eodem tempore, quo incitante Leoutgildo rege, arriana feruebat insania, Hunc supradictum rex, cum ad negandae haeresis credulitatem complelleret, et hic emnino resisteret, exilio trusus, Barcinona relegatus, per décem arnos multas insidias et persecutiones ab arrianis perpessus est. EL ARRJANISMO VISIGODO TARDIO 19 las palabras de san Isidoro —plurimos episcoporum exilio relegauit— in- duce a pensar que estas acciones tendrian mayor amplitud. En cualquier caso, tanto la “Crénica” del Biclarense como Ja “Historia de los Godos” de san Isidoro hacen hincapié en que Leovigildo obtuvo mayores éxitos por la via del halago que por Ia de la violencia: plurimi nostrorum cupi- ditate potius quam impulsione, in Arrianum dogma declinant *; pleros- que sine persecutione inlectos auro rebusque decepit**, Tan solo hay noticia fidedigna de un obispo —Vicente de Zaragoza— que abandonase abiertamente el Catolicismo y se pasara a la herejia arriana “‘; es posible que hubiera algiin otro que, sin apostatar de manera formal, se prestara a servir de décil instrumento en manos del rey: tal pudo ser el caso de Nepopis, el obispo intruso que ocupé la sede catdlica de Mérida cuando el pastor legitimo, M4sona, fue desterrado por orden del monarca**. El Arrianismo mitigado a que ha venido haciéndose referencia fue Ja ultima forma de la herejia que conocieron los visigodos de Espafia, en los afios que precedieron a su conversién al Catolicismo. Mas cuando, en el concilic IIL de Toledo, Iegé el momento de la solemne recepcién de los conversos en la Iglesia, la profesién de fe emitida por los obispos, clérigos y préceres godos conten{a veintidés anatematismos en los que se condenaban todas las tesis cl4sicas del Arrianismo, que se consideré como si hubiera pervivido hasta entonces: fidem communionem ab Arrio venientem, et hucusque retentam, dice el primero de aquellos anatema- tismas; y otro de ellos condenaba el concilio de Rimini, donde se com- puso Ia férmula de fe sancionada por Ulfilas", Y es que si alguna de Jas doctrinas del viejo Arrianismo podfan considerarse superadas en la tardia versién leovigildiana, Ia mayor parte de sus tesis seguian conte- nidas en ella, al menos de forme implicita o confusa, EI novellus error de Leovigildo dio lugar a un solo anatematismo, € XVF, donde se condenaban las normas irenistas aprobadas por el sinodo #2 Vid. texto en Ia nota 42, 88 Hist. Gothorum, 50 - 5-9. % Ibid, 50, 13-17, pone a Vicente de Zaragoza como ejemplo de apéstatas entre el episcopado, aunque no existe noticia cierta de ningiin otro obispo catélico pasado formalmente a la herejia: sicut vincentium Caesaraugustanum de episcopo apostatam factum et tanquam a calo in infernum proiectum. En ol De Viris ilustribus, XXX, Isidoro hace referencia también exclusivamente a Vicente de Zaragoza: Seuerus, Ma» lacitanae sedis antistes, collega at soctus Liciniani épiscopi, edidit libellum unum aduersus Vincentivnt, Caesaraugustanae urbis episcopum, qui ex catholico in arrianam prauitatem fuerat deuolutus, ®5 Vit. Patr, Emerit Y, VI, 29 y V, VII, 816; cf. L, A, Garcia Moxeno, Prosopografia, 435. 80 Vives, Coneilios, pp. 118-120. 20 JOSE ORLANDIS de 580, destinadas a facilitar 1 transito de los catélicos a la herejfa *, Parece evidente que el Arrianismo leovigildiano tard{o, pese a sus refor- mas de deliberado acento catolizante, fue considerado por los contem- pordneos como una prosecucién, sin solucién de continuidad, de una misma y antigua doctrina; por eso, la “Cronica” del Abad Biclarense incluyé también este perfodo en los doscientos ochenta afios asignados en conjunto al ciclo vital de Ia hherejfa arriana, clausurado a ojos de su autor, por el concilio III de Toledo ®, Jost Omanpis 57 Vid, nota 41. 58 Biclarensis Chronicon, 951-365: in praesenti vero Sancta Toletana synodo Arrii_perfidia post Tongas catholicorum neces, atque innocentium strages ita est radi= citus ampulata insistente principe memorato Reccaredo rege, ut ulterius non pullulet catholica ubique pace data ecclesiis. haec ergo nefanda haeresis, secundum quod soriptum est: de domo domini exiet temp'atio, ab Alexandrina ecclesia detegente sancto Alexandro eiusdem urbis episcopo per Arrium presbyterum inolevit, qui in Nicazno synodo CCXVIN episcoporum iudicio vigesimo imperii Constantini senioris anno syno- daliter damnationem cum proprio errore suscepit, quae post haec non solum Orientis et Occidentis partem maculavit, sed etiam meridianam et septentrionis plagam et ipsas insulas, sua perfidia irretivit. a vicesimo ergo imperii Constantini principis anno, quo tempore haeresis Arriana initium sumpsit, usque in octacum annum Mauricii principis Romanorum, qui est Reccaredi quartus Regni annus, anni sunt. CCLXXX, quibus ecclesia catholica huius haeresis infestatione laborabit: sed favente domino vicit, quoniam fundata est supra petram. La supervivencia del Arrianismo en el Reino longobardo durante cl siglo VII prolongé, légicamente, la supervivencia de la herejfa, mis alla de Ja celebracién del concilio III de Toledo. Un trabajo reciente hace hin. capié, sin embargo, sobre la extrema superficialidad de Ja penetracién del Arrianismo en el pueblo longobardo. Vid, S. C. Fansic, Lombard Arianism Reconsidered, en “Speculum”, vol. 56, 2 (1981), pp. 241-258, cuyas conclusiones vienen a resumirse asi: “The religions history of the Lombards is not that of the conversion of the people from heresy to orthodoxy, but from heathenism to Catholicism, with the gradual eatinction of the minor element of Arianism in the seventh century” (p. 257).

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