Você está na página 1de 8

EL PROCESO DE ORIENTACIÓN EN EDUCACIÓN A DISTANCIA

Doris Campos Armas

El afecto da sentido a la separación física.


campos, 2009
El concepto de orientación como disciplina encargada de armonizar lo académico con lo
personal en el proceso de aprendizaje del individuo, se sustenta en el principio
educativo que señala: la persona aprende mejor cuando se siente segura
emocionalmente. De allí lo fundamental del proceso de orientación en la educación, por
ser concebido como factor coadyuvante en el mantenimiento del equilibrio emocional
del sujeto que aprende y estar considerado, desde su origen, como una relación de
ayuda.

La orientación en educación superior, como lo señala Casado (1987), recibe


denominaciones específicas, en las diferentes instituciones; pero todas coinciden en la
“búsqueda de una meta común: asesorar a los estudiantes en aquellos aspectos de su
personalidad que no pueden ser abordados directamente, ni en forma profunda, por
medio de las actividades académicas rutinarias”, lo cual la convierte en un elemento
determinante del proceso educativo para lograr el desarrollo integral del individuo.

En atención a lo señalado, el proceso de orientación en educación a distancia, ha de ser


semejante al proceso de orientación en educación presencial. La reflexión ante esta
afirmación implica una interpretación del estudiante a distancia, en cuanto a ser
humano, con necesidades biopsicosociales propias de su especie, en la circunstancia que
le coloca ser un estudiante universitario, lo cual conlleva a la imposibilidad de
entenderlo como persona diferente. La particularidad del estudiante que selecciona la
modalidad de estudios a distancia para formarse académicamente, radica en que está
inmerso en un proceso de aprendizaje que sí es diferente y como tal, tiene características
y exigencias también diferentes.

La educación a distancia es definida como “una modalidad educativa en la cual, dada la


separación física entre alumnos y profesores en las diferentes fases del proceso
enseñanza-aprendizaje, se utilizan medios de instrucción no directa” (UNA, 2002), por
lo tanto el estudio no es controlado directamente por el profesor, es un estudio
autodirigido por el estudiante. (UNA, 2005). Esa falta de presencia física coincidente
del profesor y el estudiante en el aula constituye un elemento determinante de la
relación afectiva que pudiera generarse entre ambos y es la esencia de las características
de la educación a distancia.

La relación estudiante-profesor en el sistema de educación a distancia está signada por:


escaso número de contactos cara a cara, uso permanente de material didáctico impreso y
medios tecnológicos para comunicarse. Una relación estudiante-profesor con esas
características, permite imaginar lo cuesta arriba que resulta, para el primero, entablar y
sentir que existe una relación afectiva con su profesor que genere la suficiente confianza
para acercarse a él, expresar opiniones, proyectos y/o resolver sus inquietudes. Este
hecho, repercute en la tranquilidad emocional del sujeto que aprende, limitando la
retroalimentación que origina el encuentro con el otro, la cual constituye un elemento de
autoevaluación y crecimiento del individuo. Semejante es la situación del profesor, a
quien se le dificulta captar el estado emocional del estudiante e incluso el grado de
satisfacción de éste con el avance académico alcanzado y su logro en cuanto a los
objetivos propuestos.

Otra característica específica del estudiante a distancia es la falta de contacto con sus
pares, lo cual se traduce en un vacío que hace efecto en su humana necesidad social,
poniendo en riesgo la motivación inicial con que ingresa a la Universidad. Esa
motivación pudiera estar asociada a la expectativa de lo que significa pertenecer a un
grupo, identificarse con él y desarrollar un sentido de pertenencia con la institución. Al
mismo tiempo, la falta de contacto interestudiante limita el aprovechamiento de la
experiencia ajena para complementar y fortalecer la propia, en el acto de aprender.

Entendiendo que la unidad de medida de la efectividad del proceso de orientación es el


estudiante, hacer orientación en un sistema de educación a distancia constituye una tarea
diferente si se reconoce la experiencia del estudiante como totalmente diferente a lo que,
convencionalmente, representa ser universitario. La tipicidad de la motivación para el
estudio, necesidades y/o características de los estudiantes a distancia, hacen del proceso
de orientación un modo particular de practicar el servicio en el nivel educativo superior;
donde el uso de los recursos y estrategias, hace énfasis en aquellos que son para
informar; sin que ello signifique limitar la orientación a la mera información.

El ingenio de los orientadores en el sistema de educación a distancia está asociado a la


forma de desarrollar las actividades, delimitando cuidadosamente lo que es atender al
usuario, con el mayor número de estrategias a distancia, sin obviar su humanidad, que
es, en esencia, lo que constituye la razón de ser del proceso de orientación en educación.
Tal capacidad creativa se evidencia en la habilidad de los orientadores para generar
momentos de encuentro del estudiante consigo mismo y con sus pares y para motivar a
través de los diversos recursos con que cuenta. Manejar magistralmente recursos y
medios para la orientación, es determinante en el resultado final de la acción de los
orientadores, para ello es necesario conocer los principios y las normas preestablecidas
para la producción, elaboración y/o uso adecuado de dichos recursos y medios.

La competencia en el uso de las tecnologías de Información y comunicación, por parte


de los orientadores, adquiere especial relevancia como medio para agilizar y adecuar el
proceso de orientación a la modalidad a distancia. Sin embargo, de poco vale dicha
competencia sin un delicado uso de la palabra, contenido en los principios del lenguaje
escrito, lo cual se nutre de la capacidad de expresión y de síntesis para responder y/o
proporcionar información con claridad, tecnicismo y sencillez, haciéndola inteligible a
la heterogénea audiencia que representa la matrícula estudiantil a distancia.

Delimitando el proceso de orientación del estudiante a distancia en la Universidad


Nacional Abierta (UNA), se ilustra lo planteado en los párrafos anteriores. El programa
de orientación de la UNA concibe al estudiante como ser integral y contempla
actividades destinadas a cubrir sus necesidades a través de la asistencia individual y/o
colectiva. Con las actividades planificadas se pretende facilitar el desarrollo individual y
grupal de los estudiantes contribuyendo a mejorar la interacción humana y a desarrollar
el potencial personal través de una adecuada asistencia individual, grupal e institucional.

Planificar las actividades de orientación para desarrollar ese proceso en la UNA, sugiere
poseer competencias para producir materiales susceptibles de ser empleados a distancia
y estrategias cuyo desarrollo implique el menor número de encuentros, cara a cara, entre
el estudiante y el orientador

Hablar del proceso de orientación en la UNA, conduce a describir los Servicios


Estudiantiles, tal como está contenido en su Reglamento (1996), el cual señala “un
conjunto de actividades que se realizan en la Universidad para asistir a los alumnos
individual y colectivamente, con el fin de procurar su bienestar, lograr el mejor
aprovechamiento de las oportunidades educacionales y promover el desarrollo integral
de su personalidad”. Dichas actividades incluyen, de manera integrada, los diferentes
servicios de Orientación y Bienestar Social que ofrece la Institución, constituyen la
estructura del programa de orientación al estudiante ordinario y se agrupan en las
siguientes áreas:

· Información Institucional-Académica. Está destinada a ofrecer al estudiante la


información sobre las características de la Universidad, el sistema de aprendizaje a
distancia en general y las ofertas académicas, a fin de facilitar su desempeño en la
Institución.

· Orientación Vocacional-Profesional. Brinda el apoyo al estudiante para la toma de una


acertada decisión en cuanto a la elección o cambio de carrera.

· Orientación Personal-Social. Se refiere a la asistencia al estudiante en su proceso de


auto-conocimiento individual para lograr su máxima adaptación a la comunidad
universitaria y a la sociedad en general.

· Orientación Educativa. Consiste en suministrar al estudiante las informaciones,


estrategias, técnicas e instrumentos necesarios que le faciliten un mayor desempeño
académico en su proceso de aprendizaje.

· Asistencia Jurídica: Su finalidad es facilitar al Estudiante Ordinario la información


acerca de los derechos y deberes que tiene como estudiante y como persona.

· Bienestar Social: Busca mejorar la calidad de vida, preservación de la salud física y


mental y la oportunidad de exteriorización del mundo interior del estudiante. Esta área
es producto de la integración de la

· Asistencia socio-económica
· Asistencia médico-hospitalaria y
· Asesoría para la recreación y uso adecuado del tiempo libre.

El primer paso en la operacionalización de lo que implica el proceso de orientación en


la UNA está contenido en las atribuciones asignadas, en su Reglamento, al Subprograma
Servicios al Estudiante, a quien le corresponde la elaboración de los planes y programas
de orientación de acuerdo a las características de la Institución, así como las bases de las
políticas, normas y procedimientos dirigidos a brindar asistencia socioeconómica a los
estudiantes.

Los servicios y programas que se ofrecen a la comunidad estudiantil están concebidos


como una relaciòn de ayuda y contemplan actividades diferenciadas según a la
audiencia a quien están dirigidas y se plantean en concordancia con la clasificación de
los estudiantes en la UNA: para los estudiantes aspirantes, quienes siguen el Curso
Introductorio y para los estudiantes Ordinarios, quienes ya están inscritos en una
carrera.

De acuerdo a la literatura institucional, en la UNA el proceso de orientación se inicia en


el Curso Introductorio, el cual persigue entrenar a los alumnos en el estudio autodirigido
para su incorporación al sistema de educación a distancia, contribuyendo con el
desarrollo de habilidades cognitivas necesarias para su permanencia y prosecución en
los estudios. (UNA, 2004). Esta afirmación sugiere reflexión para hacerla específica al
proceso sistemático de orientación, porque obvia el primer contacto emanado del interés
del estudiante que piensa en la UNA como institución para formarse profesionalmente.

Ese primer contacto constituye el inicio del proceso de orientación al estudiante que ni
siquiera es aspirante, porque todavía no está inscrito en el Curso Introductorio, pero
requiere algo más que la información institucional, para aclarar su motivación al
estudio. Ese contacto implica un servicio de orientación para la toma de decisión que
contenga elementos educativos y laborales; dando a conocer la oferta académica de la
UNA, especificando la relación aptitud-comportamiento laboral unida a las
características personales del usuario que siente interés por ingresar a la institución.

Ante un usuario que hace preguntas como por ejemplo ¿qué diferencia existe entre una
carrera técnica y una licenciatura o ingeniería en cuanto a las posibilidades de empleo y
radio de acción del desempeño laboral?, ¿Cuál es la diferencia en la práctica de las
profesiones afines? (Campos y Lugo, 2006) y busca establecer un rapport que le permita
indagar sobre otras inquietudes para determinar su conveniencia al estudiar una u otra
carrera, es imperante la necesidad de una respuesta técnica que implica un breve acto de
orientación vocacional-profesional, pues la atención inicial, aunque pensada como un
momento netamente informativo, es determinante en el reforzamiento o extinción del
interés del usuario por ingresar a la UNA.

La situación mencionada anteriormente, demanda un servicio de orientación inicial al


usuario, asistido por especialistas, en el momento que lo requiera. Además demanda la
necesidad de un personal recepcionista, en la institución, con el debido entrenamiento,
que le capacite para fortalecer el interés del potencial estudiante aspirante a través de la
comunicación efectiva, información oportuna y pertinente y transmisión del sentido de
pertenencia para con la institución.

Es común, que el primer contacto del estudiante sea con personal cuya competencia no
es la atención al público, sin embargo, éste le da información general y lo remite a los
especialistas. En esos casos, el efecto de la información en el receptor, escapa del
control del responsable del servicio de orientación, por lo tanto es deseable que los
orientadores hagan uso de los recursos disponibles para orientar a distancia, a través de
medios impresos, que expliquen detalladamente al usuario, los aspectos más comunes
que pudieran responder sus inquietudes, de manera que la persona que lo recibe, en
ausencia de los orientadores, sólo le remita a la lectura del material. Es necesario y muy
importante que los materiales informativos impresos y promocionales para la
orientación inicial al usuario contemplen las normas preestablecidas aplicables para su
elaboración, canalizando el uso de las palabras, figuras y colores con fines de
orientación; más allá de lo publicitario.
Con el inicio de la carrera universitaria, continúa proceso de orientación y el
acompañamiento al estudiante ordinario pretende “Contribuir al bienestar integral del
estudiante a lo largo de la carrera, desde el momento que ingresa hasta su egreso
profesional, con trascendencia a su vida profesional” (UNA, 2004). En la consecución
del bienestar integral al estudiante ordinario, el nudo crítico en la ejecución del
programa de orientación en la UNA, está ubicado en la atención referida al área
personal-social, por ser la que contempla actividades que implican presencialidad del
estudiante para vivenciar las experiencias planteadas. En la UNA, esta área, es
considerada “pilar fundamental en el proceso de orientación al Estudiante Ordinario,
pues a través de ella se estimula la motivación de logro tan necesaria para generar
actitudes positivas ante cualquier experiencia que implique su estadía en la Institución y
el logro de la meta propuesta: alcanzar el título respectivo” (UNA, 2004).

Aquí se pone de manifiesto la necesidad de contar con orientadores con las


competencias necesarias para producir materiales que hagan menos voluminoso el
trabajo presencial, sin poner en riesgo la efectividad de la actividad planteada. La clave
de presentar un material que ejerza un efecto positivo en el estudiante, es multifactorial;
pero uno de sus determinantes es el uso del lenguaje de manera que se aproveche el
acceso a lo emocional, en el estudiante, cuidando evitar abrir procesos individuales
profundos que para ser cerrados impliquen estrategias de intervención y asistencia por
parte del orientador.

Una gran fortaleza en la ejecución de dicho programa está constituida por la formación
académica de los orientadores responsables del servicio, de la cual depende la
efectividad de las actividades planteadas en los lineamientos para el programa de
orientación de la UNA, los cuales están enmarcados en los principios teóricos que
dieron origen a las funciones propias del quehacer orientador. Dicha formación provee a
los orientadores de las competencias para atender todas las áreas que, en la UNA,
constituyen el proceso de orientación. Limitar el proceso de orientación a la
información institucional o al entrenamiento para adaptarse al sistema a distancia, es
insuficiente para garantizar el éxito del estudiante y su egreso profesional. Aunque la
persona pertenezca a un sistema de educación a distancia, las circunstancias de la vida
universitaria acentúan las necesidades de crecimiento personal relacionado a la
administración del tiempo, resolución de problemas cotidianos, desarrollo de la vida en
comunidad.

La competencia adquirida con la formación académica, se fortalece con la actualización


de los orientadores a través de la investigación en orientación y llega a su máxima
expresión si se acompaña de la proactividad suficiente para realizar una tarea que
requiere, además de conocimiento en orientación, experticia en la aplicación de los
principios y estrategias de educación a distancia. Orientar a una población estudiantil
con limitaciones de tipo geográfico, de tiempo, e incluso de información que le lleve a
valorar la importancia del autoconocimiento como base del desarrollo personal,
demanda orientadores con base sólida en el conocimiento de las estrategias de
motivación que lleguen hasta el estudiante para iniciarlo en el proceso de autorientación
asistido para el desarrollo integral estudiantil.

Generar lineamientos para un programa de orientación adecuado a la modalidad de la


UNA, implica ensamblar el máximo de elementos que minimicen los riesgos y
garanticen la eficacia del programa, ellos son: experiencia de los orientadores en la
modalidad, experiencia del trabajo en el área personal-social en forma presencial,
investigación permanente en orientación, programas preexistentes, formación
académica del orientador en la disciplina. Elementos que se conjugan en un programa
para la atención integral del estudiante, demandando otro requisito para su desarrollo:
una justa correspondencia entre la matrícula estudiantil por atender y el número de
orientadores disponibles

Regresando a la idea inicial que concibe la orientación como relación de ayuda y al


estudiante a distancia como ser integral, es inevitable observar la tendencia actual de la
orientación como servicio, lo cual se logra a través de la investigación en la disciplina.
Según lo señalado en la ponencia sobre las tendencias actuales de la orientación en
Venezuela, Campos (2005) “en este momento del empoderamiento de los actores
sociales a través en la participación, se perfila la necesidad de una orientación para el
desarrollo de la vida en comunidad, planteamiento que se sustenta en la misión asignada
por la UNESCO a la educación: “ayudar a convivir”

Para lograr esa tarea es necesario que los orientadores se inserten en la comunidad,
poniendo en práctica los conocimientos que han hecho de la orientación una acción
comunitaria, así como su principal característica: el carácter preventivo, asumiendo que
la prevención es acción para la vida y en mayor cuantía, la prevención primaria, la cual
supera el desarrollo de los males que impiden la felicidad, mantiene la salud mental y el
respeto a la libertad del estudiante; evitando convertir el proceso de orientación en un
acto remedial que tocaría los límites de otras disciplinas, lo que en las palabras de
(Casado, 1987) sería la concepción de la orientación un proceso “eminentemente
preventivo y no remedial”

En esta era de la interdisciplinaridad, es necesario que los orientadores se apropien de


las herramientas que le brindan otras disciplinas al servicio del desarrollo de la
comunidad, allí radica la importancia de contar con especialistas enterados de la
existencia y manejo de: La programación neurolingûística, gimnasia cerebral,
inteligencia emocional, terapia narrativa, estrategias para superar la coodependencia,
estudio del éxito como una actitud personal y la incorporación de las artes, como
herramientas que amplían la gama las posibilidades de hacer más efectivo el trabajo de
orientación para desarrollo el personal del estudiante.

Toda herramienta será efectiva,


si se usa con empeño,
dedicación y amor al servicio.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Casado, E. (1987). De la Orientación al Asesoramiento Psicológico: Una


Selección de Lecturas. Caracas. Universidad Central de Venezuela Consejo de
Desarrollo Científico y Humanístico.
Campos, D (2005) La Orientación Personal-Social del Estudiante en Educación A
Distancia II Congreso Venezolano Interdisciplinario De Orientación. San Cristóbal
Táchira,

Campos, D (2006 a) Tendencias Actuales de la Orientación en Venezuela. I


Interdisciplinarias de Orientación. Universidad Nacional Experimental Rómulo
Gallegos. San Juan de los Morros.

Campos, D (2006 b) Tendencias Actuales de la Orientación en Venezuela. I Jornada de


Desarrollo y Bienestar Estudiantil de Institutos y Colegios Universitarios. Colegio
Universitario Francisco d Miranda. División de Desarrollo y Bienestar Estudiantil.
Caracas.

Lugo D y Campos D (2007) Preguntas mas Frecuentes de los Usuarios que Acuden a la
Recepción del Subprograma Servicios al Estudiante de la Universidad Nacional Abierta.
Datos brutos no publicados. Caracas.

UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA.(s/f.). Principios de Orientación.


Escuela de Psicología. Caracas.

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA (2002) El Estudiante y la Universidad


Nacional Abierta. Curso Introductorio. Caracas

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA (2004). Estrategias de Orientación y


desarrollo Académico para la Carrera Universitaria en la UNA. Curso Introductorio.
Caracas

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA (2004) Lineamientos Para el Programa de


Orientación y Bienestar Social al Estudiante Ordinario de la Universidad Nacional
Abierta. Caracas

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA (1991). Normativa que Regula la Prestación


de los Servicios de Orientación y Bienestar Social en los Centros Locales. Resolución
Nro. S-2-958.Caracas

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA (1996) Reglamento de la Universidad


Nacional Abierta. (Gaceta Oficial del la República de Venezuela Nro. 5098,
Extraordinario de fecha 18/09/96)

UNESCO (1998) Conferencia Mundial sobre la Educación Superior. La Educación


Superior en el Siglo XXI: Visión y Acción (Mimeo).París

Você também pode gostar