Você está na página 1de 6
Hormonas femeninas y sus riesgos amordazados: la pildora yla terapia hormonal sustitutiva Prevenciones, ocultamientos e intereses: vacuna del virus del papiloma humano 133 CAPITULO 4. INVENCIONES CIENTIFICAS SOBRE LAS MUJERES 144 Dela construceién social de la enfermedad a su promocién ca 44 Lainvencién cientifica de enfermedades ment: farmaci en las mujeres 148 Elsindrome premenstrual: las hormonas rabiosas, 59 n de la sexualidad 175, que convierten a Jekyll en Hyde a medicalizacio' La promocidn farmacéutica de la disfuneién sexual femenina 185 CAPITULO 5. SESGOS DE GENERO EN LA PRACTICA CIENTIFICA EINVESTIGADORA 195 Dos tipos de sesgos: exagerar o ignorar las diferencias 198 Seagos de x prioridades cientificas 206 Sesgos de género en modelos teéricos y preguntas de investigacion 210 Sesgos de género en el planteamiento de étesis yenla defi Seagos de género en los diselios y muestras empleadas 216 Sesgos de género en la situacion experimental 221 Sesgos de género en la recogida y andl Sesgos de género en la interpretacién de res yensu publicacién 230 CONSIDERACIONES FINALES 235 BIBLIOGRAFIA 243 S» te jolie, Ga), (20), INTRODUCCION ole meebo ced fas Slbre ~ fe Ko POE. Hlodul, Clkorg La primera acepcién de 'mentira’ en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Espafiola es “expresion 0 manifestacién contraria a lo que se sabe, se piensa 0 se siente”, y la segunda, "cosa que no es verdad”. Ambas “inducen a error” (segunda acepcién de ‘mentir’ en el mismo diccionario), considerando ‘error’ un “concepto equivocado o juicio falso”. Pues bien, en este libro vamos a examinar y analizar algunas afirmaciones, hip6 tesis o teorias —‘conocimiento autorizado’ en su mo- mento— con respecto a las mujeres que, a lo largo de nuestra historia y hasta el presente, han inducido a errores muy graves, justificando su sometimiento y su estatus subordinado (al igual que sucede con otros gru- pos desfavorecidos). Nuestros andlisis pretenden sacar alaluz falsedades manifiestas, invisibilizaciones y ocul taciones mas 0 menos intencionadas, o directamente invenciones sobre la naturaleza, comportamiento, ete., de las mujeres. Gran parte de la historia de la ciencia se ha cons- truido con imagenes de mentes masculinas que conocen “naturalezas” femeninas 0 “lo humano” construido a par- tirde lo masculino. Se podria atadir, de forma paralela, de mentes blancas que conocen "naturalezas” negras 0 lo “humano” a partir de lo blanco. La consecuencia es que apenas tenemos un imaginario que represente a mujeres blancas 0 negras como sujetos de conocimiento que inves tigan a hombres blancos (negros o de otra raza 0 etnia) Podriamos anadir a este ejercicio imaginativo mas varia- bles, como la clase social. la sexualidad o la edad haciendo uso de la interseccionalidad. La pregunta es si el “sexo” 0 la “raza” del sujeto de investigacion son epistemol6gica- mente relevantes o, dicho de otro modo, sila diversidad y la democracia en una comunidad cientifica influyen en mejores formas de hacer ciencia, més objetivas y mas jus- tas socialmente. Sabemos que la presencia de mujeres en la ciencia (al igual que otros colectivos) no es condicién suficiente para una mejor ciencia, pero sinecesaria. Porque lo que si tenemos claro —y pretendemos ejemplificar con este libro—es que cuando la ciencia se hace desde el punto de vista de grupos tradicionalmente excluidos de la comu- nidad cientifica, se identifican muchos campos de igno- rancia, se desvelan secretos, se visibilizan otras priorida~ des, se formulan nuevas preguntas y se critican los valores hegeménicos (a veces, incluso, se provocan auténticos cambios de paradigma) Este libro es deudor y pretende reconocer a muchas investigadoras, desde las pioneras hasta las actuales, que pusieron sus conocimientos cientificos al servicio de la lucha frente a la ignorancia sobre las mujeres y contribu- yeron con ello a una mejor ciencia. Es deudor también del conocimiento generado cuando se escucha a las mujer sus experiencias, sus cuerpos 0 sus reflexiones colectivas. Con ello pretendemos aportar una vision critica a la histo- ria de la ciencia, pero también ofrecer material divulgativo ¥ pedagégico, asi como herramientas analiticas para fomentar una investigacién sensible al género, que sea consciente de los efectos de la ignorancia y los sesygos que se producen, con el objeto de hacer una ciencia mejor y mas responsable. El libro esta dividido en cinco capitulos principales donde describimos ejemplos de falsedades cientificas sobre las mujeres y las diferencias sexuales (capitulo 1); la produccién de ignorancia mediante silencios e invisibili- zaciones de las mujeres en la ciencia, como sujetos y como objetos de conocimiento (capitulo 2); 0 mediante olvidos, secretos y ocultamientos (capitulo 3); 0 bien los procesos de invencién cientifica y farmacologica de determinadas enfermedades que afectan a las mujeres (capitulo 4); para terminar con un apartado transversal a los capitulos ante- riores que desarrolla un recorrido por los diferentes ses- gos de género que pueden ocurrir a lo largo del proceso de investigacién (capitulo 5) Bs necesario advertir que en este viaje por las "men- tiras cientificas sobre las mujeres” hemos seleccionado algunas paradas que nos parecian relevantes o significati- vas, pero obviamente “no estan todas las que son”. Con la misma estructura, se podrian escribir tristemente segun- das y terceras partes del libro con ejemplos de diferentes disciplinas que aqui no han sido desarrolladas, como por ejemplo, la economia, la arquitectura, la informatica, ete. Nuestro objetivo no era hacer un libro exhaustivo sobre “mala ciencia” sobre las mujeres, sino mas bien exponer y visibilizar algunos “estudios de caso” que problematizan Jo que se presentan como verdades cientificas y, con ello, ofrecer herramientas analiticas y pedagégicas para detec~ tar diferentes sesgos de género en ciencia, tanto respecto i ala produccién de conocimiento (y sus aplicaciones) como en relacién con sus omisiones ¢ ignorancias. En el primer capitulo, "Falsedades cientificas”, pre~ tendemos enlazar pasado y presente en la historia de la produccién de conocimiento que busca justificar desi- gualdades sociales de género basindose en argumentos “cientificos” sobre las diferencias innatas entre hombres y mujeres. Mucha bibliografia ya ha sido escrita sobre el sexismo y el androcentrismo en las teorias cientificas del siglo XIX que pretendian demostrar la inferioridad “natu ral” de las mujeres (fundamentalmente en inteligencia) 0 su complementariedad esencial con los varones (con medidas de personalidad). “La falsa medida de la mujer” constituyé un arsenal te6rico empleado para justificar un statu quo que las condenaba a la desigualdad en diferentes esferas (entre ellas, la educacién superior, el no poder votar, el ser recluidas a la esfera doméstica con los roles exclusivos de esposas y madres, etc.). En este trabajo nos hemos querido centrar en la teoria darwinista, por sus deri ‘yas actuales en algunos autores de la sociobiologia o de la psicologia evolucionista que presentan el dualismo sexual como rasgo evolutivoy adaptativo dela especie, ysureverso, la igualdad de genero como regresién evolutiva y a contra~ corriente de la naturaleza, Curiosamente, esta idea es la que cala en el imaginario colectivo, muchas veces a través de los medios de comunicacién, pero también de obras literarias 0 ensayos, seguramente porque se conforma con la idea profundamente arraigada de diferencias irreconciliables que equivalen, en el fondo, a desigualdades: sin embargo, lo opuesto a desigualdad es igualdad —no diferencia—y a esta ‘iltima se opone lo idéntico, la mismidad. El legado de Darwin nos lo encontramos en las pa- labras de un premio Nobel de Medicina o de un presi dente de la Universidad de Harvard en el siglo XXT que desalientan la inversion en politicas coeducativas porque Jas mujeres nunca llegardn a lo mas alto en matematicas (por naturaleza, son menos variables, més mediocres). O mediante formas sutiles que pretenden maquillar con el discurso de la complementariedad (las mujeres no son inferiores, son esencialmente diferentes: inferiores en matematicas pero superiores en empatia) nuevos neuro- sexismos. Paradéjicamente, el mostrar alas mujeres como inferiores respecto a los varones, o esencialmente dife- rentes, oculta la gran riquezay diversidad de la naturaleza, que tanto alab6 Darwin, més alla de patrones dualistas. Hemos utilizado las investigaciones sobre la compe- tencia matematica como ejemplo de los estudios sobre diferencias sexuales cognitivas y diferencias psicolégicas entre varones y mujeres en general (se podria haber hecho un desarrollo similar con otra competencia como la empa~ tia). Nuestro objetivo ha sido identificar los problemas del determinismo biol6gico, y de aquellas investigaciones que tratan de demostrar (in)¢apacidades innatas 0 esenciales, y por lo tanto inevitables, para legitimar el statu quo y jus- tificar desigualdades de género. La obsesién académica y popular por las diferencias, y el desinterés por las seme- janzas, produce en muchos casos sesgos de género y meca~ nismos de atencién selectiva (encontramos lo que busca- mos) que se manifiestan en qué se mide, como se mide, qué variables se tienen en cuenta y cules no en los dise- jos experimentales y, sobre todo, en los saltos inferencia les de las interpretaciones. En definitiva, el gran proble ma de este tipo de estudios sobre las diferencias sexuales es reducir a dos la gran diversidad y variabilidad humana. Pero los problemas de "mala ciencia” también se pro- ducen por omisién, en la produccin de ignorancia o no conocimiento. Y aqui distinguimos entre no saber, no sa~ ber que no se sabe (no hay conciencia), no querer saber 3B (porque no importa, no interesa, por negligencia), 0 no querer que se sepa. Esto es lo que abordamos en los siguientes dos capitulos. El capitulo segundo, "Los silen. cios y las invisibilizaciones de las mujeres en la ciencia”, comienza con el olvido —que no ausencia~ de las mujeres en la historia de la ciencia y los diferentes mecanismos de desreconocimiento y deslegitimidad epistémica que operan sobre las mujeres en la comunidad cientifica (explicados mediante lo que se ha denominado el “efecto Matild: Hemos elegido el ejemplo de la primatologia para explicar cémo la incorporaci6n y reconocimiento de mujeres en una disciplina puede tener el efecto de identificar campos de ignorancia, ciencia sin hacer, cuando estas investigadoras se formulan otras preguntas. En definitiva, puede reelabo rar una disciplina, en este caso, seleccionando otras espe- cies a estudiar, observando otras conductas y, como conse cuencia, encontrando otros resultados que cuestionan el papel secundario de la hembra primate en la evolucién (utilizado para justificar la desigualdad humana). Otro ejemplo donde el sesgo androcéntrico (tomar lo masculino como norma y obviar o minusvalorar lo feme nino) genera puntos ciegos y, lo que es més importante, tiene efectos sobre los cuerpos de las mujeres es el llama do “sindrome de Yentle” en medicina. $i en el capitulo primero exponiamos los sesgos de género que exageran las diferencias sexuales, en este capitulo exponemos el sesgo contrario, la invisibilizacion de las mujeres al tomar Jo masculino como norma médica, con la consecuencia de no atender a la morbilidad diferencial o a sintomas espe- cificos de enfermedades en las mujeres. En concreto, analizamos sus efectos negligentes en la investigacién y atencién médica de las enfermedades cardiovasculares y del VIH. haciendo especial hincapié en la ausencia 0 escasa presencia de mujeres en los ensayos elinicos, M a t Enel tercer capitulo, “Los secretos o lo que la ciencia oculta sobre las mujeres”, abordamos aquello que se sabe, pero no se cuenta, a veces en forma de medias verdades, por ideologia de género (ocultando contenidos subversi- vos) 0 por intereses econdmicos y comerciales. Gran parte de los seeretos de la historia de la ciencia sobre las muje- res tienen que ver con su sexualidad. El énfasis sobre la investigacion en salud y sexualidad reproduetiva, que incide en la diferencia “esencial” de las mujeres, ha teni- do como efecto desatender otras diferencias médicas no reproductivas (como sefialabamos antes), pero también la ignorancia y el ocultamiento de la anatomia sexual feme nina sin fines reproductivos, tanto mas si se trata de 6rga- nos o funciones comunes a ambos sexos, “sin (como la préstata o la eyaculacién femeninas), o si puede implicar una sexualidad auténoma no coitocéntrica de las, mujeres (como el placer clitoridiano). Hablamos de secre tos porque, en el caso de la préstata y la eyaculacion feme ninas, si hubo investigaciones previas, pero fueron camu. fladas 0 ignoradas por la medicina posterior 0 por su historia. Junto a ello, muchos ocultamientos cientificos se producen por intereses comerciales (que también deter- minan obviamente prioridades cientificas). En este capi tulo exponemos ejemplos de medicalizacién iatrogénica de procesos naturales de las mujeres (como la menstrua- cién o la menopausia, construida como una patologia 0 como un riesgo en su salud) o en nombre de la prevencion ginecol6gica, y nos centramos especialmente en los ocul tamientos, promovidos por la industria farmacéutica pero con la complicidad de la investigacién cientifica, sobre los efectos secundarios de determinados farmacos, algunos como la pildora o el "viagra rosa” presentados como revo lucionarios para las mujeres. La pildora femenina, la tera pia hormonal sustitutiva y la vacuna del virus del papiloma humano son los tres ejemplos que hemos elegido de ocul tamiento de informacién (fundamentalmente respecto a seguridad y riesgos) por intereses econémicos. En el cuarto capitulo, "Invenciones cientificas sobre las mujeres”, abordamos la capacidad "creativa” de la pro- duceién de ignorancia. La construccién de enfermedades mentales ha sido un dispositive muy eficaz de control y regulacién de conduetas de género, tanto de la feminidad como de la sexualidad de las mujeres. Las normas de géne~ roy las normas relativas a la (hetero)sexualidad han sido traducidas a normas médicas. Tanto la adherencia rigida y excesiva a los cénones de feminidad como su “desviacién (las “mujeres dificiles”) han venido acompanadas histori- camente de etiquetas psiquidtricas: desde la histeria hasta la moderna depresién u otros trastornos de personalidad de alta prevalencia femenina, No solo se han medicalizado procesos naturales de las mujeres (como la menstruacién, la maternidad o la menopausia), sino que, via hormonas, se ha seguido manteniendo el legado de la histeria que relacionaba salud mental y sistema reproductivo (como explicamos con el sindrome premenstrual 0 con la de presi6n posparto). Por otro lado, el establecimiento de "lo normal” en conductas sexuales (en cémo deben ser, en intensidad y frecuencia, 0 hacia quién deben dirigirse) también ha fabricado en diferentes momentos hist6ricos sus propias categorias nosoldgicas: los trastornos 0 dis funciones sexuales. Junto a ello, malestares producto de desigualdades de género se han individualizado o psicolo- gizado convertidos en sindromes o enfermedades menta~ les. En la actualidad, el criterio clave para la patologizacion es el malestar disfuncional, sin abordar en muchos casos la complejidad multicausal que produce dicho malestar. Junto a ello, la produccién farmacolégica estimula la ima- ginacién patoldgica que "inventa o fabrica” enfermedades para dar salida comercial a medicamentos (a veces en nombre de la prevenci6n, la calidad de vida o incluso 1 belleza). La disfuncién sexual femenina y el viagra rosa son ejemplos de ello in Finalmente, el capitulo quinto, "Sesgos de género en el proceso de investigacin”, resume los tres tipos de ses. gos que han estado presentes de forma transversal en diferentes capitulos: la exageracién de las diferencias, la ignorancia 0 minimizacién de las mismas utilizando lo masculino como norma o referente universal, y la desa tencion a la diversidad y la interseccionalidad. El capitulo realiza un recorrido por los sesgos de género que pueden ccurrir a lo largo de un proceso de investigacién con sus diferentes etapas: desde sesgos en las prioridades cienti- ficas, en la formulacion de problemas o hipétesis o en Supuestos teéricos de partida; hasta sesgos en la seleceién de variables, muestras y disefios elegidos; en la recogida y andlisis de datos; 0, finalmente, en la imterereatiga de resultados y en su publicacién. Nos parece un capitulo necesario que puede ofrecer herramientas y ejemplos Pedagégicos para una formacién en investigacion ientifi ca sensible a posibles sesgos de género, Este libro es el resultado de aftos de investigaciones que hemos ido plasmando en diversos articulos, capitulos de libros, congresos, conferencias y proyectos de invest. fecién, por lo general, generosamente financiados por el Plan Nacional de I+D+iy de los distintos ministerios res Ponsables alo largo de estos aft, También es producto de Aiseusiones y conversaciones con nuestras colegas del Grupo de Investigacién en Ciencia, Tecnologia y Género: Esther Ortega, Carmen Romero, Rebeca Thaten, Marh, Testis Santesmases, Ana Sanchez, Nuria Gregori, Maria José Miranda, Verénica Sanz, Maria Gonzilez, Ana Toledo. Sven Bergmann 0 Pablo Santoro, por citar solo el niicles capiruo 1 que se ha mantenido constante mas de diez afios. Junto a PATSenADES C enririens llas, los intercambios con Marta Gonzalez Garcia, de la Universidad de Oviedo, 0 con la Red Iberoamericana de Ciencia Tecnologia y Género (RICTYG) han sido y siguen u todas ellas nuestro agra~ siendo un estimulo constante. A iro agra decimiento por la riqueza de pensamiento y eritica q nos han inspirado pedazos Recientemente, el premio Nobel de Medicina y Fisiologia en 2001, Tim Hunt, fue objeto de multiples criticas y co- mentarios debido a sus afirmaciones, supuestamente iréni cas, sobre la conveniencia de tener laboratorios segrega~ dos por sexo, porque “las mujeres se enamoran de ti, ta de ellas y, cuando las criticas, lloran”!, Periédicamente, apa- recen en los medios de comunicacién afirmaciones y comentarios de este tipo que tienen como trasfondo las Supuestas diferencias biolégicas, cognitivas, etc., que rapidamente se transforman en inferioridades. Un caso de més repercusién atin fueron las declara ciones del entonces presidente de la Universidad de Harvard, Lawrence Summers,-quien manifesto en una conferencia pronunciada el 14 de enero de 2005 que si las mujeres no lograban llegar a lo més alto en matemiticas,

Você também pode gostar