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Trabajo Practico

 CONSINGNA:

Contextualiza el pensamiento social y político


cordobés, en el marco de la historia social e
institucional, nacional y universal; a partir del
reordenamiento geopolítico mundial después de la
segunda guerra mundial.
A partir del movimiento militar de 1943, todas las provincias fueron intervenidas por el
gobierno nacional. Tras el triunfo electoral del peronismo en 1946, la provincia de Córdoba fue
intervenida en sus tres poderes –ejecutivo, legislativo y judicial- entre mediados de 1947 y
principios de 1949. Con referencia a ella, Cipriano Reyes, quizá el más célebre dirigente del
Partido Laborista y uno de los principales organizadores de la movilización popular del 17 de
octubre de 1945, señalaba: “Córdoba es la primera clarinada, el pregón del avasallamiento a las
demás provincias. La búsqueda de centralización del poder, el control de toda la política desde
el Poder Ejecutivo, se debe a que todavía no se ha podido realizar.

Cipriano Reyes apuntaba a dos de los problemas claves del período: la concentración
geográfica de la autoridad en el poder central y la concentración funcional de la autoridad en el
liderazgo de Perón, aspectos estrechamente relacionados con el tipo de prácticas clientelares
que permeabilizaron las relaciones entre el Estado, la sociedad y la organización partidaria.
Desde el punto de vista de la ingeniería institucional que acompañó este proceso, es posible
distinguir dos etapas. La primera, desde el golpe militar de 1943 hasta 1949, estuvo signada por
una escasa innovación institucional, es decir por la escasez en la producción de nuevas
instituciones. La segunda, a partir de la reforma constitucional de 1949, por cambios sustanciales
en la construcción institucional.

Durante los años 1943-1949, tres razones obstaculizaban la innovación institucional: el


carácter provisional de los sucesivos gobiernos de la Intervención Federal hasta 1946, el
predominio de la oposición radical en el Senado provincial entre 1946-1947, año en que Perón
implementa una nueva intervención federal y los propios conflictos internos que emergían de
un movimiento que aún estaba en fase de configuración.

La nueva concepción del Estado se ubicaba dentro de los cambios necesarios frente a
una crisis de gran envergadura. En este sentido, el oficialismo manifestaba que la segunda
guerra mundial precipitó la crisis del individualismo liberal y tornó imperativa una redefinición
de las funciones, órganos y deberes del Estado. En este sentido, las nuevas funciones del Estado
se definían a partir de la ruptura con el liberalismo, representado en nuestro país, según el
discurso oficialista, por los gobiernos que antecedieron al peronismo. Así, frente a “ese
partidismo de filiación individualista y liberal” se antepuso “una nueva agrupación política, a la
que pertenecemos y con la cual estamos absolutamente identificados, que, a diferencia de los
partidos políticos anteriormente actuantes, no se encamina a la consecución de bienes y
ventajas individuales, sino a lograr el bienestar colectivo. De este modo, a partir de un discurso
de ruptura y deslegitimación del pasado político, la posición frente a la herencia institucional
legada por los otros gobiernos, se caracterizó por la negación de la misma antes que por su
valoración e incorporación al nuevo proyecto político-institucional
durante los primeros años del peronismo, dentro de un contexto político conflictivo, la
producción de instituciones fue escasa. Las actividades del gobierno provincial continuaron
rigiéndose por la Ley de Ministerios de 1912, que estipulaba la existencia de tres departamentos:
Gobierno, Hacienda y Obras Públicas.
Sin embargo, no todo permaneció igual, hubo cambios que generaron conflictos
tales como la nacionalización de actividades que antes eran realizadas por la provincia.
Nos referimos al Departamento Provincial del Trabajo, institución central en los tiempos
que precedieron al peronismo. En este período, esta institución perdió gran parte de sus
prerrogativas en manos de la delegación regional de una institución nacional: la Secretaría
de Trabajo y Previsión, creada el 27 noviembre de 1943 por iniciativa de Perón y luego
convertida en Ministerio, que en su artículo 12 expresaba: “Los Departamentos,
Direcciones y Oficinas del Trabajo, cualquiera sea su nombre, y los organismos y
servicios que de ellas dependen, existentes en las provincias, quedan convertidos en
Delegaciones Regionales de Trabajo y Previsión”. Desde ese lugar, se generó una
legislación social y sindical que dio satisfacción a reivindicaciones largamente
reclamadas por el movimiento obrero. Esta política produjo un reagrupamiento en las
fuerzas sindicales.

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