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• ¿Cuáles han sido las revisiones de la norma ISO 9001 y qué cambios relevantes han hecho?
En 1987 ISO propone a las organizaciones fijar las directrices para el diseño, el desarrollo, la
producción y la instalación de lo que más adelante se llamaría un Sistema de Gestión de Calidad
mediante una familia de normas de las cuales la principal fue la 9001.
En el 1994, se lanza la segunda edición con tres normas, ISO 9001, ISO 9002 e ISO 9003. Las tres
versiones de 1994 mantenían la estructura del año 87, pero la más exigente de las tres era la ISO
9001 que recogía 20 requisitos para el aseguramiento de la calidad desde el diseño, pasando por la
producción y la instalación, hasta el servicio posventa. La ISO 9002 excluía el requisito de Diseño, y
la ISO 9003, era para quienes sólo pretendían certificar el aseguramiento en la inspección y
pruebas finales. Para ese año, ya se contaba con gran cantidad de empresas certificadas y acogidas
a la ISO, por lo cual el comité habla de un posicionamiento de la norma para esta fecha.
En el año 2000 se decide eliminar los modelos 9002 y 9003, a partir de este año, solo se habló de
ISO 9001 como norma de Gestión de Calidad, y a partir de ella se desarrollan otros sistemas de
gestión como el 14001 y el 18001 ya tratados anteriormente, la norma 9001 tiene una estructura
orientada al proceso basada en el ciclo Planificar-Hacer-Verificar-Actuar (PHVA), que describe el
ciclo de producto y/o servicio y el ciclo de control de gestión. El formato de 20 puntos fue
reemplazado. El texto de la norma está organizado ahora en cuatro procesos principales:
Responsabilidad de la Dirección, Gestión de recursos, Realización de productos y Medición,
análisis y mejora. Además, ya aparece un enfoque hacia el cliente, establecer objetivos medibles,
el mejoramiento continuo y medible, y la evaluación de la efectividad de los entrenamientos (2).
Ocho años después, en 2008, se publica la nueva revisión, fue la primera en establecer los
requisitos para que un sistema de gestión de la calidad sea auditable y certificable, nos dice que
tenemos que hacer, pero no cómo debemos hacerlo, por lo que deja rienda suelta a la
imaginación generando que el documento sea flexible y se pueda aplicar a diferentes sectores. De
igual forma, adopta la metodología PHVA y se basa en ocho principios básicos: enfoque del cliente,
liderazgo, participación del personal, enfoque de procesos, enfoque a sistema, mejora continua,
decisiones basadas en los hechos y relaciones mutuamente beneficiosas (proveedores-empresa-
consumidores) (3).