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El primer contacto del niño/a con la literatura es a través de las canciones de cuna,
es decir, a través de la literatura oral. Más tarde será el cuento narrado o leído por
un adulto. Luego prosigue en el preescolar donde el libro-objeto cobra importancia
material y se transforma en un juguete más al alcance de los niños/as y,
finalmente, llega a la lectura directa por parte del niño/a que comienza su
alfabetización. (Barthe, 2007)
Barthe 2007 afirma que, aunque en el nivel inicial todavía no sabe leer, el niño/a
se acerca a los libros con curiosidad y placer y, mientras juega a que lee, va
descubriendo que hay diferencia entre lo que son letras, los números o cualquier
otro signo o dibujo; descubre también que no sólo hay letras, sino que éstas
forman palabras y que las mismas se leen de izquierda a derecha y de arriba
hacia abajo. Sabe, además, que la fascinación del cuento que el adulto narra o
lee, se escapa de ese libro que él puede hojear, tocar y sentir. Es, por lo tanto, en
esta etapa inicial cuando debemos comenzar con el fomento y desarrollo de la
lectura. Es entonces, cuando tenemos que comprender la verdadera importancia
que tiene ese contacto físico con el libro-objeto, para su formación lectora (Barthe,
2007)
El texto puede ser breve y muy sencillo, pero no por eso “simple”. Con un lenguaje
accesible y que pueda comprender el niño/a, aunque siempre introduciendo algún
término nuevo que enriquezca su vocabulario.
Cabe recordar que, entre los tres y los cinco años, los niños/as utilizan un lenguaje
reducido (lenguaje activo), pero pueden comprender mayor número de palabras
de las que manejan (lenguaje pasivo). Ellos ya son capaces de enumerar los
personajes y objetos que aparecen en las láminas; juegan con las palabras y
disfrutan con su sonoridad; les encanta aprender nuevos vocablos y se divierten
con la rima. Además desean que le cuenten el mismo cuento hasta la saciedad.
Les gustan los cuentos que responden a su realidad (hogar, jardín de infantes, sus
animales y juguetes). Tienen sentido del humor y se interesan por lo cómico y el
absurdo (Barthe, 2007).