Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
E. En esta lección veremos que la actitud que tenemos ante la vida depende
de nosotros. Veremos que nuestra actitud tiene un impacto muy fuerte en
nuestra vida espiritual, a veces para bien, otras veces para mal. Así fue con
el apóstol Pablo.
A. Antes de llegar a ser cristiano y poco después, Pablo era conocido como
"Saulo". Veremos que aun cuando era judío, este gran hombre siempre
procuraba servir a Dios con la mejor actitud posible.
A. ¿Qué significa esto? Significa que Saulo, el que perseguía a los cristianos,
el que los encerraba en cárceles, el que los castigaba en las sinagogas y los
forzaba a blasfemar en contra de Dios, ya no vivía en él. Pablo había
crucificado a su viejo hombre, a sus propios deseos y gustos, a su orgullo
como fariseo, para hacer la voluntad de Cristo. Con esta excelente actitud,
el apóstol pudo mantenerse fiel durante toda su vida cristiana. Lo primordial
en su vida era el hacer no su propia voluntad sino la de Aquel que lo había
tomado por soldado (2 Ti. 2:4). Se puede decir que esta actitud de Pablo
ante la vida era la base de todo lo que hacía y por la cual pudo servir a Dios
fielmente.
C. Hace unos años una hermana se puso a hablar conmigo acerca de sus
padres, los cuales eran cristianos (o así lo pensaba yo). De repente, y sin
previo aviso, la hermana se puso a llorar. Me confesó que, aunque sus
padres se reunían regularmente con la iglesia, no eran personas espirituales.
¡No tenían interés en las cosas de Dios sino en sus propios quehaceres!
Estos hermanos no vivían para Cristo sino para sí mismos. ¡Pero la vida del
cristiano fiel debe ser todo lo contrario! (Ver 2 Co. 5:14,15.)
B. Cristo le había dado todo el poder necesario para estas cosas. Esta fuerza
no provenía de Pablo mismo sino por su relación íntima con Cristo.
Recuerden lo que dijo en Gá. 2:20: "y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí".
Su relación íntima con Cristo era la base de todas las demás actitudes
buenas que Pablo tenía ante la vida.
C. Los cristianos hoy en día tenemos muchos motivos para tener la misma
actitud que tenía Pablo. Por ejemplo, Heb. 8:1 nos dice que tenemos un
maravilloso Sumo Sacerdote y Heb. 7:25 dice que vive para interceder por
nosotros en nuestros momentos difíciles. Tenemos un Aliado en los cielos,
un Abogado (1 Jn. 2:1) que verdaderamente se interesa por todo lo que
estamos pasando en esta vida. Pero no lo sabremos si primero no ponemos
en práctica Gá. 2:20 en nuestra vida.
B. Pablo seguía fiel a Cristo aun en las circunstancias más adversas, 2 Co.
4:8-10, 16; 11:24-28. Creo que nosotros no hemos sufrido ni la décima
parte de lo que sufrió este apóstol y, sin embargo, nos rendimos tan
fácilmente. (Me incluyo a mi mismo.) ¿Cuál es el problema? ¿No sería
porque ponemos nuestros deseos y gustos antes que la voluntad de Cristo?
¿No sería porque todavía no hemos aprendido a decir y a demostrar que
hemos sido crucificados con Cristo? (Gá. 2:20).
CONCLUSIÓN
A. La carrera que tenemos los cristianos no es fácil, pero si corremos con paciencia
(perseverancia en los momentos difíciles) llegaremos a la meta, Heb. 12:1,2.