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Trabajo Práctico:

Los pueblos germánicos

Alumnas: Agustina Luciani


Claudia Mendoza
Lucía Chavez

Docente: Cecilia Lagunas

2015
Consigna:
Caracterizar a los reinos visigodos, ostrogodos, francos y lombardos según
a. Desplazamiento y asentamiento
b. Pactos
c. Organización del poder y estructura de gobierno
d. Códigos y leyes
Visigodos

Este pueblo germánico, que es de hecho un reino, comienza a cobrar importancia


desde la Batalla de Adrianópolis en el año 378. Esta batalla contra el Imperio Romano, fue
una victoria visigótica, y gracias a ella, firmó un pacto con Roma.
Pero antes de adentrarnos hacia el mundo visigodo, contaremos brevemente el
porqué de las invasiones germánicas sobre el Imperio Romano de Occidente. Este
enfrentaba una crisis, que se manifestaba con debilidad política y militar. Por estos años, la
presión de los hunos (pueblo asiático) hizo que los pueblos germánicos quisieran ocupar los
territorios del Imperio romano. Así, las invasiones germánicas son un reflejo de las
revoluciones étnicas de Asia.
El pueblo visigodo había sido dividido por guerras civiles y había jefes destacados
correspondientes a los dos bandos formados: Atanarico y Fridigerno, quienes difieren en la
conducta que tienen que seguir frente a la presión que ejercen los hunos. El futuro
asentamiento tenía que consentirlo y autorizarlo el emperador de Antioquía. Los visigodos
partidarios de Fridigerno son los que van a trascender y a continuar con la historia, estaban
más romanizados y eran de religión arriana. En el año 376 se asientan a orillas del río
Danubio, en el actual territorio de Bulgaria (allí también se asientan los ostrogodos pero ya
sin el consentimiento del Imperio romano). Debido a esta intromisión de otros pueblos
bárbaros y además del libertinaje que, según el emperador Valente, estaba ocurriendo en las
zonas, se decide intervenir y terminar con aquello. Aquí es donde entra la Batalla de
Adrianópolis, la cual fue una victoria gótica que los mismos no supieron aprovechar.
Teodosio es elegido Augusto en el año 379 y, a diferencia de Valente, intenta
mantener buenas relaciones con los godos (en especial con su nuevo líder Atanarico) y
ligarlos a su política imperial. Entonces, firma un tratado en el 382 que permitía el
establecimiento de los visigodos en Mesia y Tracia. En este tratado también queda
establecido su función de federados en relación al Imperio, en el cual los germanos le
proporcionaban soldados para la guerra y ellos retribuían con un tributo pagado por el
gobierno de Constantinopla.
Teodosio muere en el año 395 y lo suceden sus hijos: Arcadio y Honorio. Antes de
morir Teodosio, Alarico (nuevo rey visigodo), reclama el título de magister militum le es
negado, entonces comienza una campaña y se instala en el Peloponeso. Al ser una amenaza
por la cercanía al Imperio, le dan un título que es el de magister militum per Illyricum, es
decir, el mando de Iliria. No conforme, Alarico invade el norte de Italia en el 401, y en el
410 sitia Roma y quema la ciudad. Poco después, Alarico muere sin haber establecido en
un territorio fijo a su pueblo. Lo sucede Ataúlfo (su cuñado) y dirige una campaña en la que
los godos se instalan en la Galia (año 412), donde también tienen un rol de federados para
con Roma. En el 414, Ataúlfo se casa con la hermana de Honorio, Gala Placidia, para crear
una alianza con los romanos, pero el rey visigodo es asesinado un año después. Lo suplanta
Valia, quien va a exterminar a los pueblos bárbaros que se habían instalado en España. En
ese momento, los visigodos van a residir en la segunda Aquitania, donde el Imperio los va a
abastecer de víveres y tierras. Este asentamiento se hace de forma legal, con el
consentimiento de Roma.
Hacia estos años, el gobierno de Occidente pierde autoridad y paulatinamente va a ir
perdiendo territorios a los largo del tiempo, hasta que sólo queda el gobierno de Oriente.
Una de las causas de las diferencias entre las dos mitades del Imperio son, justamente, las
constantes invasiones, que tenían la característica de ser grupos étnicos y lingüísticamente
homogéneos, unidos internamente.
Debido al incremento de población y a la insuficiencia de tierras para cultivar, los
visigodos van ocupando la península ibérica. Con el rey Enrico (466-484) se da la
incorporación de tierras como Aquitania, Pamplona, Zaragoza, Arlés y Marsella. Todas las
conquistas son reconocidas en el Tratado de Paz del 477. Durante el reinado de Teudis
(531-548) se traslada la residencia a Barcelona. Teudis es el primer rey godo de España y
tuvo una política de tolerancia con los católicos, a la vez que favorecía la unión entre godos
e hispanos para fortificar el Estado.
La sociedad visigoda tenía un estado primitivo en donde no se distingue un núcleo
urbano, las casas eran de madera y no había mucha población, además eran pueblos
ganaderos y agrícolas. El motivo de las migraciones es fundamentalmente porque se
acababan los recursos del territorio y estaban obligados a buscar otra localización. La
moneda les era desconocida, así que las deudas se pagaban en cabezas de ganado, y recién
en tiempos de Leovigildo (573-586) comienza a circular la moneda nacional.
Los visigodos mantenían sus propias leyes y eran gobernados por sus propios reyes.
En cuanto al derecho germánico, éste era de carácter ritual, basado en la solidaridad
familiar y a la venganza privada. Se podría comparar al derecho de las Doce Tablas.
En cuanto a los tributos que le tenían que pagar a Roma, los soldados bárbaros no
pagaban por las tierras que les habían tocado, ya que el soldado romano tampoco lo hacía
sólo por el hecho de ser ciudadano romano. Así que en ese aspecto, el Imperio sufre de una
reducción de ingresos. Por lo tanto, en esta fase se pone en un segundo plano el derecho
colectivo y se privilegia el derecho individual, donde el jefe de familia es el administrador
de los bienes. En este punto, también se puede destacar que en el proceso de la reclutación
de soldados germánicos se produjo una paulatina romanización, haciendo que este factor
sirva para reducir las diferencias.
En cuanto a la lengua, los godos tenían la propia, hasta que se introdujo el latín a
todo el Imperio.
Su religión era el arrianismo, la cual era un motivo de atracción para otros pueblos,
ya que los permitía unirse en lazo matrimonial con otras poblaciones bárbaras. Sin
embargo, en el siglo VI, la religión católica (religión del Imperio romano) se impuso en
todo el Occidente para facilitar también la convivencia y la fusión de los dos pueblos. Acá
también se haya un factor de romanización, ya que esto lleva a instalar una jerarquía dentro
de la monarquía en la cual introducía obispos y aristócratas, que antes del catolicismo
obviamente no estaban, eclipsando la figura del monarca, que era la única institución
política.
Los visigodos no acataron la ley romana del 370 que prohibía el casamiento mixto
(entre romanos y bárbaros), aunque sí lo hicieron los godos.
Entre visigodos, el individuo no existe como concepto jurídico, sin embargo, dentro
del grupo se hace la justicia.
En tiempos ya adelantados había dos legislaciones importantes: el Código de Eurico
y el de Alarico. El primero, implementado en el año 480 estaba fuertemente influido por el
derecho romano y helenístico, aplicándose así en los procesos mixtos entre godos y
romanos. También se puede decir que con este código se acepta el testamento, la donación
y la venta. En el año 506 se publicó la ley llamada Lex romana Wisigothorum (también
llamada Código de Alarico) en la cual se recogía el derecho romano vigente en el reino
visigodo de Tolosa (484-507).

Ostrogodos
A comienzos del siglo IV todos los pueblos de la Rusia meridional se pusieron en
movimiento debido al empuje de los hunos, ya que éstos avanzaron por el norte del Mar
Caspio y chocaron primero con los alanos, que habitaban las llanuras que se extiende entre
el Ural, el Don y el Cáucaso, dejándolos fuera de combate.
En su marcha hacia el oeste, los hunos cruzan el Don atacando a los Ostrogodos
(hacia el 374) y en breve tiempo se hacen dueño de la costa norte del Mar Negro, entre el
Don y el Dniester. Unos pocos ostrogodos se refugian en Crimea, otros se dirigen hacia el
Danubio, en cuya huida les preceden los visigodos, pero la mayor parte se vio forzada a
someterse a los hunos. Treinta años después y conducidos por Radagaiso aparecen en las
llanuras del norte de Italia algunos de los ostrogodos que se habían establecido en Panonia
(Hungría occidental) con autorización de Teodosio. Sin embargo, la masa del pueblo
ostrogodo no encontrará su libertad hasta ochenta años más tarde con la destrucción del
imperio de los hunos a la muerte de Atila y posteriormente harán su aparición en Italia
conducido por su rey Teodorico.
Los ostrogodos liberados tras la muerte de Atila (453), habían quedado al sur del
Danubio como federados del imperio de oriente, y pronto decidieron buscar fortuna en
mejores tierras conducidos por tres hermanos de la familia de los Amalos: Videmiro,
Valamiro y Teodomiro. Videmiro, después de cruzar las llanuras del Po, fue a engrosar las
fuerzas de Eurico (Rey Visigodo) en Aquitania. Teodomiro avanzó hacia Sigidunum
(Belgrado), tomó Naisus (Nisch) y su hijo Teodorico logró para sus gentes un
acantonamiento en la Mesia inferior. Agotadas las tierras en que habían sido instalados e
incapaces de cultivar el suelo, saquean Macedonia, Tesalia, Tracia, y amenazan varias
veces a Constantinopla, sembrando el desasosiego general, por lo que el emperador de
oriente, Zenón, no encontró mejor solución para librarse de tan incómodos vecinos que
encaminarlos hacía occidente, es decir, hacía la Italia regida por Odoacro. Para ello,
estableció un pacto con Teodorico, además de colmarlo de honores: lo adoptó como hijo de
las armas (Magister militum) en el 476 y lo nombro, también, patricio. Por lo tanto,
Teodorico al frente de sus tropas penetra en la península italiana y vence en tres batallas a
Odoacro.
Italia no había sufrido ninguna invasión desde la llegada de Alarico (rey Visigodo),
por lo que las tropas de Odoacro (480 y 490), que se habían alzado con el gobierno de
Italia, no procedían de ninguna nueva invasión sino de la recluta que desde hacía más de
dos siglos se venían haciendo para el ejército romano entre los pueblos germánicos. Su
gobierno podría haberse prolongado de no haber decidido Zenón entregar Italia a Teodorico
y sus ostrogodos.
El senado romano reconoció la autoridad de Teodorico en el 490. En cuanto a su
títulos de Magister militum y patricio, recibía el gobierno de Italia y tenía autoridad sobre la
población romana, pero él prefería usar el título de rey, y como rey de godos rige a su
pueblo y manda al ejército compuesto exclusivamente por godos. Sin embargo, desde el
punto de vista romano, Teodorico no podía promulgar verdaderas leyes ni conferir la
ciudadanía romana, el mismo tan sólo podía dar edictos regulando la aplicación de las leyes
existentes, pero sin modificarlas.
Teodorico crea un Edicto hacia el año 512 que afectaba a romanos y bárbaros Sus
disposiciones iban con frecuencia encaminadas a evitar el abuso de los poderosos, sean
romanos o godos. Con esto, Teodorico, pretendía que estos dos pueblos vivieran bajo las
mismas leyes.
Con respecto a la política exterior, Teodorico, siguió una política nacional. Esta
política iba encaminada a formar una alianza de los reinos romano-germánicos bajo su
dirección, alianza que no sólo debía asegurar una paz general en la cuenca occidental del
Mediterráneo sino impedir que el gobierno de Bizancio enfrentara entre sí los Estados
occidentales. Por lo tanto, a través de una red de lazos matrimoniales se fue ligando con
otros reinos bárbaros, pero estos lazos familiares no fueron suficientes para contener los
apetitos de los reyes de sus pueblos. De todos los vecinos, el más peligroso resultó
Clodoveo (rey de los francos). El súbito ataque de francos y burgundios contra visigodos
cogió a Teodorico desprevenido. La alianza franco-borgoñosa estaba alentada por el
imperio de oriente, que veía en ella un contrapeso a las ambiciones de Teodorico, por lo
que se le entregó a Clodoveo los títulos de cónsul y de patricio.
La monarquía de Teodorico fue la única en todo el occidente que verdaderamente se
esforzó por salvar todo lo que podía ser salvado de la antigua cultura romana y de las
normas de vida romana. Reservado el servicio de las armas a los ostrogodos, la
administración del reino quedaba en manos de la población romana. Había en cada
provincia al lado del gobernador civil romano un gobernador godo y, bajo él en las
ciudades, al lado del defensor y del curator romano, un jefe godo de la plaza y al servicio
de las autoridades godas había un cuerpo de saiones encargados de ejecutar sus órdenes. La
autoridad de todos ellos se limitaba al territorio ocupado por los ostrogodos y Teodorico
cuidaba personalmente de los menores detalles de la administración, residiendo
habitualmente en Rávena.
En el año 510 logra firmar una paz con el imperio por lo que la mayor parte de la
Panonia segunda quedó para los ostrogodos. En el 511 muere Clodoveo y cesa por el
momento la expansión franca; los burgundios, a su vez, estaban intimidados y sólo
confiaban en el apoyo imperial, cada vez más improbable.
A la muerte de Teodorico se manifiestan entre los ostrogodos dos tendencias: unos
eran partidarios de un entendimiento con Constantinopla, otros de una vuelta a la tradición
nacional goda. Su política basada en un difícil equilibrio entre dos fuerzas opuestas no tuvo
continuadores, no pudo alcanzarse la fusión de germanos y romanos en un solo pueblo,
pero la solidez del Estado creado por Teodorico se vio en las grandes dificultades que
encontró Justiniano para recuperar Italia. Finalmente, este pueblo caerá bajo la fuerza de las
armas, en la órbita imperial de Justiniano y por ser asimilado en forma gradual por otros
pueblos germánicos.
Como pueblo agrícola y, sobre todo ganadero, las penas pecuniarias las pagaban en
cabeza de ganado, pues desconocían la moneda. La propiedad privada no estaba todavía
muy afirmada, y la agrupación estaba formada por la sippe, que era el conjunto de personas
descendientes por línea masculina de un tronco común. La estrecha solidaridad del grupo
juega un papel decisivo tanto en la vida económica como en el culto, en el ejército o en la
vida jurídica. Puede decirse que el individuo no existe como concepto jurídico, pero
encuentra con amparo y venganza dentro de cada grupo. El estado más o menos de
permanentes guerras fue moldeando su derecho, religión y toda su organización en un
espíritu bélico.
Sus reyes son ante todo jefes de bandas, procedentes de algunas familias de origen
divino: los Amalos y los Baltos entre los godos. A su origen divino agregaban sus éxitos
guerreros, que los colocaban por encima de sus compañeros de armas. El rey sólo contaba
con sus compañeros de armas, que son los que lo eligen y el carácter estrictamente nacional
de su jefatura se manifiesta en sus títulos: rex Gothorum. Para las poblaciones romanas el
rey aparece tan sólo como el jefe de las tropas federadas.
Los reyes se rodeaban de una guardia personal compuesta de hombres de confianza,
que además se ligaban de ellos por un juramento especial de fidelidad, estos eran los
Gardingos. Entre estas gentes proveerá el rey los distintos empleos de su casa, y poco
faltará para que por una ley natural, los que han comenzado ejerciendo unos servicios
puramente domésticos se alcen con los altos puestos de la gobernación del país. Es un
régimen en el que el rey lo es todo y no hay más noción del servicio público que el cumplir
la voluntad del monarca.

Francos
Los francos se ubicaban al norte y nordeste de la Galia, estaban divididos en salios y
ripuarios y comenzaron a entrar al Imperio Romano los francos salios en el año 352,
estableciéndose como foederati. A comienzos del siglo V se extendieron hasta llegar al río
Somme.
Su rey, Clodoveo, se convierte al cristianismo hacia el año 499 y esto hace que el
emperador de Oriente vea en él un aliado para vencer a visigodos y ostrogodos en
Occidente. Clodoveo logra unir a francos salios y ripuarios hacia el 509. A la muerte de
Clodoveo en el 511, el territorio estaba repartido en sus cuatro hijos Teodorico, Clodomir,
Chidiberto y Clotario, quienes tenían que encargarse de conquistar Borgoña, Provenza,
alamanes e Italia y lo logran en 534, 536 y 554, respectivamente. Los francos salios
formaron su regnum francorum (sólo una parte de la Galia -la Septimantia- no estaba bajo
su mando, sino de los visigodos) donde convivían los mundos germánico y romano.
Constituyeron la dinastía Merovingia. Sus reyes, procedentes de familias de origen
divino, poseían el título de rex Francorum. Eran, ante todo, jefes de bandas que
consideraban el reino un botín ganado por las guerras, es decir, que su regnum es sólo un
patrimonio y, como tal, se rige según las reglas del derecho privado, donde los hijos del rey
tienen derecho a sucesión e igual participación en la herencia paterna. Los reyes estaban
rodeados de una guardia personal compuesta por hombres de confianza, a quienes se los
conocía como leudes o antrustiones, que además están ligados a él por juramento especial
de fidelidad. Intentaron conservar el sistema financiero del Bajo Imperio pero con algunas
modificaciones: subsiste el impuesto territorial −pero únicamente se le cobra a los
propietarios romanos−, se multiplican las prestaciones de servicios, se tiende a gratificar a
los funcionarios con parte de los ingresos en vez de asignarles un sueldo, entre otras cosas.
Los monarcas se hicieron cargo de los bienes públicos del Estado romano, además de
realizar confiscaciones; no estaban sujetos a la capitación y se resistían violentamente a
cualquier tipo de impuesto. En cuanto a los gastos, estos se redujeron enormemente debido
a tres grandes causas: la primera fue que los hombres libres movilizados deben hacerse
cargo de sus armamentos y del abastecimiento de tropas; la segunda, las rentas de algún
dominio fiscal propio pagaban los sueldos de los altos funcionarios; por último la Iglesia o
las ciudades interesadas se hicieron cargo de las obras públicas. Los reyes, además, acuñan
moneda, pero recién a partir del 540, mientras reinaba Teodoberto, empezaron a poner sus
nombres y efigies en ellas.
Con respecto al resto de la sociedad, había una clase de hombres romanos que eran
alimentados y educados en la corte, quienes eran los que luego formarían los cuadros
administrativos del Estado merovingio. A estos se los llamaba nutriti o conviva. Además,
existe una aristocracia media llamada Leodi (que deriva de Leodardi y a su vez de Leo y
bardere, que significa indemnización del hombre), que presentaron juramento de fidelidad
al rey y, a cambio de sus servicios militares, recibieron un beneficio.
En la organización del territorio, se eliminan las antiguas prefecturas de las Galias, se
pierden las subdivisiones en diócesis y provincias y sólo subsisten los distritos menores, a
los que se los califica como pagi.
El aporte jurídico de los germanos fue escaso y consuetudinario en su mayoría.
Cuando se disponen a pasarlo por escrito, o tratan de reforzar lo romanista o se limitan a
realizar disposiciones del derecho penal, dejando de lado al civil. En las zonas más
densamente pobladas por los francos (entre los ríos Mosa y Rin) el derecho romano
desapareció por completo. El territorio franco se encontró dividido entre quienes se regían
por la legislación germánica, apenas codificada y principalmente consuetudinaria (Norte) y
quienes tenían un derecho escrito basado en la legislación romana (Sur). Toda demanda
hecha ante los tribunales debía comenzar con una professio iuris, una declaración de la ley
bajo la cual se vivía
La principal ley de los francos fue la Ley Sálica, recopilada por primera vez por
Clodoveo (508-511). Es una legislación arcaica que contiene, más que nada, tarifas de
penas. La ley marca una diferenciación social entre los romanos y los francos salios a través
de las diferentes calificaciones de los delitos, que mostraban una marginación social hacia
los romanos. Aunque, cabe destacar, que a estos no se los veía como algo unitario, sino que
se los diferenciaba entre conviva regi (comparado con el antrustion salio, que era el escalón
máximo de la jerarquía militar), posesor y tributarius.
Entre los francos no se podía recurrir a la faida, es decir, a la venganza privada. Se
propaga el sistema de composiciones monetarias para castigar los crímenes, en vez de las
penas que estipulaba el derecho romano. Por otro lado, abandonan el principio de propiedad
colectiva y aceptan el de propiedad individual para las tierras de cultivo, aunque más que
nada es familiar en vez de individual. El jefe de familia es quien administra los bienes de la
colectividad, que son transmitidos de generación en generación.
La justicia estaba reservada a la asamblea de los hombres libres. Los siete rachimburgi
(hombres eruditos en leyes) realizaban el juicio y lo sometían a la aprobación de la
asamblea que ratificaba por unanimidad. Esta ratificación es llamada mallobergo, y se le
agregan cualidades dependiendo el delito cometido (por ejemplo, si era el caso de un roba
su nombre era mallobergo mosido).

Lombardos
El pueblo lombardo habitaba en la zona del valle del Danubio y desde allí se
expandieron para el sur. Durante 574-584 ni siquiera había reyes, sino duques con cargos
hereditarios y luego de este período, el rey era elegido por los duques, por lo que quedaba
un poco a su mando. Esta realeza es teóricamente absoluta pero débil en realidad y no
consiguen asegurar la manera hereditaria. Dentro de cada ducado el rey tiene un
representante –gastald− que es el encargado de administrar los dominios reales y ejerce
una autoridad que trata de extender a costa de los duques, y en los territorios conquistados,
el rey procura instalar gastaldi. En la corte real (autoridad central o sacrum palatium), es
bastante parecida a la bizantina y a la del resto de los pueblos germanos.
Su estructura jurídica está planteada en el Edictus de Rotario (643), la recopilación de su
legislación. Esta afectaba sólo a los súbditos lombardos, la población romana se regía en
sus propias leyes ya que las medidas a favor de la igualdad entre lombardos y romanos
llega tarde. Esta establece que los hombres libres están obligados a prestar servicio militar.
Entre ellos se distingue una nobleza de nacimiento –primores−, que tienen una protección
penal superior quienes tienen el mundium (tutela) sobre su mujer e hijos en edad de llevar
las armas, y luego hay una clase de semilibres –aldii−, bajo la tutela de un libre. Sobre las
mujeres e hijos que no poseen tutor natural es el rey quien ejerce el mundium. Según el
Edictus, en caso de cometerse algún delito, la víctima o su familia podían recurrir
inmediatamente a la faida, es decir, la venganza privada
Los lombardos conservaron los impuestos directos, como los de aduana y tránsito,
ya que las rentas de sus dominios eran suficientes para sus presupuestos.
Bibliografía
LACARRA Y DE MIGUEL, José M.; Historia de la Edad Media. Tomo 1, Montaner y
Simón S.A., Barcelona, pág. 17 a 103 y 239 a 311
RIU, M., BATLE, C., CABESTANY FORT, J., CLARAMUNT, S., SALRACH, J.,
SÁNCHEZ, M.; Textos comentados de época medieval. Siglos V al XII, Editorial Teide,
Barcelona, 1975, capítulos 3 a 5.

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