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"Los cambios profundos que caracterizan el paso del siglo XIX al siglo XX están definidos por la

transformación de una sociedad organizada en torno a relaciones materiales en otra que se define
y se apoya en relaciones comunicativas. Ya desde fines del siglo XX el contacto físico es
remplazado por esta dimensión comunicativa: los vínculos a distancia no son ninguna limitación
para todo tipo de relaciones. Dicho de otro modo, las relaciones entre las personas pierden la
fisicidad. No es que desaparezcan las relaciones físicas, sino que pierden peso y adquiere densidad
el universo mediático-relacional, el universo de los lenguajes, el tiempo de la comunicación"
(Quiroz, 2003, p.10).
"Cuando surgió la escritura, los maestros del diálogo filosófico dijeron que ella iba hacer
perder la memoria a la gente; cuando se inventó la imprenta, los escolásticos que poseían y
explicaban los manuscritos se escandalizaron ante la producción del libro en serie. Hoy, los
crujidos ocasionados por la aparición de la TV provocan advertencias apocalípticas. Por
nuestra parte, nos interesa la televisión como una situación de hecho, como una parte decisiva
de la historia de la mirada y la percepción, hoy convertida en el campo principal de la cultura y
la política. Las imágenes a domicilio han alterado las coordenadas de tiempo y espacio de los
hombres, han estimulado narrativas orales y visuales, disuelto viejos cortes culturales,
cambiando las formas de acción política. Desde el interior de este universo, el necesario juicio
de calidad sobre los relatos visuales que se suceden en el electrodoméstico que tenemos en
casa adquiere sentido" (Landi, 1992, p.43).
"Más que un conjunto de nuevos aparatos, de maravillosas máquinas, la comunicación
designa hoy un nuevo sensorium (W. Benjamin): nuevas sensibilidades, otros modos de
percibir, de sentir y relacionarse con el tiempo y el espacio, nuevas maneras de reconocerse y
de juntarse. Los medios de comunicación y las tecnologías de información significan para la
escuela en primer lugar eso: un reto cultural, que hace visible la brecha cada día más ancha
entre la cultura desde la que enseñan los maestros y aquella otra desde la que aprenden los
alumnos”. (Martín Barbero, 2010, p.XX).
“La escuela ya no es la depositaria privilegiada del saber, o, al menos, no lo es de saber
socialmente relevante” (Pérez Tornero, 1998, p.34).
“Los medios han modificado las maneras en que circula la información y el saber, pero
además constituyen un indiscutible espacio de identidad y socialización, reconociendo normas
y modelos de conducta, asentando prácticas y costumbres” (Pérez Tornero, 1998, p.187).

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