Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Atentamente;
Las alumnas
INTRODUCCION
En Roma la sucesión fue una figura importante, pues el heredero recibía no sólo los bienes
del De cujus sino también el cargo del trono como Pater familias, convirtiéndolo en el
jefe del núcleo familiar, dueño del patrimonio y del culto de esa familia.
Finalmente, es importante señalar que existen dos tipos de sucesión, las cuales se
clasifican en: testamentaria e intestamentaria. En la sucesión testamentaria el De cujus
manifiesta su voluntad de disponer de sus bienes y derechos después de su muerte,
mediante un acto personalísimo, unilateral, libre y solemne, que se denomina testamento.
I. EL DERECHO DE ACRECER
El acrecimiento es, un aumento de la propia cuota, que se incrementa con lo que hubiera
correspondido a otro del mismo grado (LOPEZ y LOPEZ, p. 84) salvo el derecho de
representación que hubiese sido llamado conjunta o simultáneamente en lo mismo, y cuya
vocación haya quedado vacante.
El derecho de acrecer reposa en una vocación solidaria, que presupone "un llamamiento
conjunto a una pluralidad de sucesores del mismo grado, en forma tal que todos resulten
llamados potencialmente al todo" (LOPEZ y LOPEZ, p. 84). Así, la parte que hubiera
tocado a uno y que nunca llega a hacerse efectiva, se distribuye entre todos los demás,
porque el llamamiento es único y conjuntiva. Lo cual es lógico, pues como expresa
Ossorio cuando se llama a varios herederos en forma conjunta a una misma masa de
bienes, se supone que se ha querido "que pasen exclusivamente a ellos" (OSSORIO, p.
323), Y no a otros, porque no se han designado sustitutos.
Entonces, si al pasar exclusivamente a ellos falta uno de los llamados, el todo se distribuye
entre los sujetos que queden (que, dicho sea de paso, no necesariamente serán menos,
porque por representación la cuota de uno puede haberse distribuido entre muchos
sucesores), presumiendo que esa ha sido la voluntad del testador (SANTOS BRIZ, p.
413).
En cuanto a este punto, puede ser criticable que el acrecimiento se haya regulado en sede
de sucesión testada, como si no fuera de aplicación también a la intestada. Quiero decir,
como si no hubiera derecho de acrecer (o, si así se prefiere llamarlo, incremento de cuota)
entre los herederos que son designados a falta de testamento.
En España, por ejemplo, mientras que Albaladejo (p. 298) Y Santos Briz (p. 413) declaran
que se aplica a ambas formas de suceder, Lacruz y Sancho RebuIlida estiman que en la
intestada no hay, en propiedad, vocación solidaria. Entre los autores argentinos también
hay discrepancias, así, a favor de que procede para ambas modalidades opinan Fassv(p.
302) y Pérasala (p. 301); mientras que en contra se manifiestan Fornieles (p. 222), De
Gásperi (p. 171), entre otros.
Como observamos, estos dos principios ahora han sido superados porque la sucesión no
es en la persona del causante, sino más bien en sus bienes y derechos salvo los inherentes
a su persona pues éstos se extinguen con su muerte, ejemplo: el comodato, usufructo, uso,
renta vitalicia, alimentos, etc. Además, el sucesor con la muerte del causante adquiere
derechos que no provienen de aquél, como el ejercicio de las acciones sucesorias que
tienen como fuente la ley; el derecho a reclamar judicialmente las donaciones inoficiosas
que el causante hizo a terceros ( art. 1629), etc.
La aplicación de este derecho no tenía lugar cuando se presentaba algún obstáculo que
destruyera esta presunción: primero, impedimento derivado de la ley: la representación
sucesoria; o derivado de la voluntad del propio testador: la sustitución efectuada por el
testamento.
1
Pérez l.assala. Curso de Derecho de Sucesiones. De Palma, p.l09-110
2
Ídem
de acrecimiento respecto a la otra mitad de la herencia, puesto que el llamamiento sobre
ésta se daba sólo entre Ticio y Mevio.
3- Verbis Tantum: Era la institución de herederos en la misma frase, pero sin indicación
de cuota hereditaria. Por ejemplo: «Sean mis herederos Ticio y Mevio. También instituyo
a Sempronio. En este caso el acrecimiento beneficiaba a todos los instituidos.
3
Valencia Zea. Derecho Ci\'ÍI. Bogota. Themis. 1997. p.200-220
a) Institución plural de herederos en la totalidad de bienes, o sea la existencia de una
vocación solidaria, y
Cabe añadir que tratándose de la legítima, que corresponde a los herederos forzosos en
cuotas iguales por norma legal imperativa, no podría el testador repartirla en cuotas
desiguales. Es por eso que el derecho de acrecer respecto a éstos no podría ser modificado,
resultando por eso inaplicable para este supuesto, los alcances del Art. 777.
El Art. 777 del Código acotado dispone que el derecho de acrecer no tiene lugar cuando
del testamento resulta una voluntad diversa del testador. En este caso, la voluntad puede
ser expresa o tácita, y sólo puede incidir este derecho respecto de los herederos
voluntarios y legatarios porque sus derechos patrimoniales provienen exclusivamente de
la parte de libre disposición de la herencia, es decir, de un acto de liberalidad, pero no
sobre la legítima por no ser de libre disposición, pues es intangible por norma de orden
público (arts. 723 y 733 del C.C), lo que implica- como ya hemos apuntado - que la
autonomía de la voluntad en el testamento no es absoluta sino relativa, pues está limitada
por normas legales que protegen a los llamados herederos forzosos (Cfr. Arts. 723, 724,
725, 726, 727, 735,736,737 y 740 del Código Civil).
Estas breves consideraciones nos llevan a afirmar que en nuestro ordenamiento legal la
voluntad del causante no es ley suprema del testamento sino que está restringida por
determinadas normas imperativas, que amparan la legítima, por lo que el derecho de
acrecer funcionará necesariamente sin excepción alguna a favor de los herederos forzosos
respecto de la legítima y siempre que el heredero forzoso no quiera o no pueda recibir su
cuota y no pueda ser representado por sus descendientes en los casos establecidos por la
ley. Esto significa que el fundamento último del derecho de acrecer deriva en parte de la
ley y se funda en que el heredero es instituido siempre a título universal mientras que el
legatario lo es a título particular (Cfr. Arts. 735 y 756 del Código Civil). La característica
diferenciadora entre ambos títulos es que el primero es expansivo mientras que el otro no.
Ese poder expansivo que nace de la universalidad del título se llama derecho de acrecer.
Pero también deriva en parte de la voluntad del causante cuando por testamento y a falta
de herederos forzosos instituye herederos voluntarios (Art. 777 del Código Civil). Por eso
este precepto legal señala:
“El derecho de acrecer no tiene lugar cuando del testamento resulta una voluntad diversa
del testador”.
Nuestro ordenamiento legal, Art. 775 del Código Civil, admite por excepción un único
caso de acrecimiento en caso de legados cuando un mismo bien es legado a varias
personas, sin determinación de partes y alguna de ellas no quiere o no puede recibir la
que le corresponde, esta acrecerá las partes de los demás. Esta regla está contemplada en
el Art. 2158 del Código Civil de Alemania, y Arts. 3812 y 3813 del Código Civil
Argentino. El acrecimiento de los legatarios favorecidos con este derecho implica, en el
presente caso, una vocación solidaria.
Nosotros consideramos que es la ley la que establece el derecho de acrecimiento por regla
general, pero tratándose de la sucesión testamentaria participa la voluntad del causante
cuando configura la institución como solidaria.
Importante también resulta destacar como lo hacen los maestros Domínguez6 que el
acrecimiento no se produce propiamente en la cuota vacante que no llega a existir sino
más acertadamente en el título que tenía el asignatario bien de la sola disposición de la
ley o del testamento del difunto para legitimar más adelante la aceptación. Las cuotas
vienen a resultar con posterioridad a la aceptación. Sin título no será posible la aceptación
ni el derecho a la cuota de la cual derivan.
Esta afirmación en nuestra opinión resulta correcta porque cuando el heredero instituido
no puede o no quiere serlo, es considerado como si nunca lo hubiera sido y por tanto no
tiene cuota. Lo que primero pierde entonces es el título de heredero. Por tanto, el
acrecimiento tiene lugar no en la cuota vacante sino en el título que tenía el heredero
instituido. La vacancia no se produce en la cuota sino más bien en la causa que legitima
al designado para adquirirla, es decir, en el título o vocación para suceder.
1.3. CONCEPTO
El concepto que da ROCA SASTRE del derecho de acrecer viene a darnos una idea global
del mismo. En este sentido señaló el autor citado que se trata “del derecho que tiene el
heredero que llega a serlo de hacer suyo el incremento que experimenta su porción
hereditaria a causa de no llegar a ser heredero el coheredero llamado conjuntamente”.
Acrecer constituye el derecho permanente que existe entre los sucesores a aumentar su
participación, agregando aquella de quienes no están en condiciones de recibir la suya.
Se produce con mayor frecuencia entre los coherederos que han sido instituidos en la
totalidad de los bienes sin determinación de partes o en partes iguales y algunos de ellos
no recoge la parte que le corresponde, ésta acrece las de los demás, salvo cuando ocurra
la representación sucesoria.
1.4. REQUISITOS
PARA COHEREDEROS
Que el coheredero renuncie a la herencia o sea declarado indigno desheredado
o premuera al causante
Que el renunciante indigno desheredado o premuerto no tenga a su vez hijos
o descendientes
Que existan otros coherederos llamados a la herencia
Que los herederos sean instituidos en la universalidad de los bienes y sin
determinación de las partes o partes iguales
ENTRE COLEGATARIOS
Que el testador no haya dispuesto otra cosa con relación al destino de sus
bienes comprometidos en el legado, para después su muerte
Que el legatario renuncie al legado o se produzca su fallecimiento antes de
abrirse la sucesión
Que el legatario este comprometido en alguna de las causales de prohibición
legal para recibir el legado.
La cruz por su parte mantiene una postura intermedia y considera que es forzoso si los
gravámenes de la porción originaria y la adquirida por derecho de representación son
homogéneos y en caso contrario tal derecho es voluntario, sosteniendo al respecto Vallet
que de no existir tal homogeneidad en realidad lo que acontece es una especial
designación de partes.
1.6. EFECTOS
Los efectos o consecuencias del acrecimiento pueden reducirse, básicamente, a
tres:
Los efectos del derecho de acrecer son Ipso Jure (operan de pleno derecho), no
es necesaria una declaración de aceptación por parte de los sucesores
beneficiados, debido a que la cuota que reciben por acrecimiento no es una
herencia diferente, sino la misma que ya aceptaron previamente, la cual es
incrementada debido al llamamiento solidario con que fueron instituidos
testamentariamente o por disposición de la ley.
Derecho de acrecer entre colegatarios: Cuando un mismo bien es legado a varias personas,
sin determinación de partes y alguna de ellas no quiera o no pueda recibir la que le
corresponde, esta acrecerá las partes de los demás.
Art. 775.- Cuando un mismo bien es legado a varias personas, sin determinación de
partes y alguna de ellas no quiera o no pueda recibir lo que le corresponde, ésta
acrecerá las partes de los demás.
Art. 776.- El legado se reintegra a la masa hereditaria cuando no tiene efecto por
cualquier causa, o cuando el legatario no puede o no quiere recibirlo.
4
http://www.monografias.com/trabajos93/sucesiones-peru/sucesiones-peru2.shtml#ixzz4rfKqLriP
Art. 777.- El derecho de acrecer no tiene lugar cuando el testamento resulta una
voluntad diversa del restador.
Pese a la aparente sencillez del precepto, un análisis acucioso evidencia que está preñado
de preguntas.
La norma no distingue de manera explícita. Por lo tanto deberíamos entender que incluye
tanto a los lIarFIados forzosos, como a los voluntarios. Sin embargo, creo que, en rigor,
no es correcto hablar de acrecimiento dentro de (en) la legítima, aunque sin duda en ella
los legitimarios acrecienten sus cuotas entre sí cuando falta alguno de ellos. Pero ocurre
que este aumento de participación no se produce por acrecimiento en la herencia, sino
porque simplemente la legítima solo puede repartirse entre los legitimarios (vid.
CASTAÑEDA, pp. 241 Y 242).
Por lo demás, creo ya haber demostrado que en nuestro sistema sucesorio el legitimario
no necesita suceder, porque puede recibir su legítima totalmente antes de la muerte del
causante a título de donación, lo que le faculta para renunciar a la sucesión y conservar lo
que ya recibió.
En suma, la legítima discurre por una vía diferente y aunque en ella pueda producirse, en
el aspecto práctico o económico, un efecto igual al normal del acrecimiento, no es
auténtico derecho de acrecer como figura autónoma, sino simple funcionamiento de las
reglas propias de la legítima. Dicho de otro modo: en la legítima y en el acrecimiento hay,
eventualmente, el mismo incremento, pero por razones diferentes.
b) El tipo de institución
Prescribe el precepto como requisito que varios herederos sean designados en la totalidad
de los bienes, sea sin determinación de partes, sea en partes iguales.
Aparte del anterior comentario, se nota que el artículo parte de una premisa: ha de haber
una pluralidad de herederos llamados a la totalidad (se sobrentiende que llamados,
concurrentemente). Sin negar que esta sea la premisa normal, no quiere decir que sea la
única. Me explico: el derecho de acrecer es subsidiario de la voluntad del testador como
puntualiza Albaladejo (p. 311), tiene un fundamento voluntarista que obliga a interpretar
lo que quiso el testador (vid. REBORA, p. 266; SUAREZ FRANCO, p. 299). Por lo tanto,
no hay inconveniente para que varios herederos sean llamados en grupo, con especial
acrecimiento entre ellos. Es como si el testador dijera: "instituyo como herederos a Juan
y a Pedro en el 60%, ya Luis y Antonio en el 40%". De este modo, aunque no se haya
establecido expresamente derecho de acrecimiento en cada grupo, si Pedro llegara a
renunciar su 30% iría a Juan, pero no a Luis ni a Antonio.
En nuestro ordenamiento nada obliga, desde luego, a que la designación tengan que ser
en el mismo testamento, como sí exige el artículo 674 del Código italiano; y ni siquiera
en la misma cláusula, como sí reclama el artículo 1044 del Código francés al aludir a "une
seule et méme dispositíon". Por su parte Castañeda (p. 243) es enfáticamente de diferente
opinión al sostener que "deben ser llamados por una misma y sola disposición de un solo
testamento, a fin de poder recibir el aumento. Trátase no solo del mismo testamento, sino
que se exige más: una sola disposición; una sola frase; una sola cláusula".
El segundo requisito sobre el modo de institución es que sea "sin determinación de partes
o en partes iguales". Son dos supuestos diferentes. El tema requiere una mínima
explicación, pues adviértese que hay una locución alternativa: "o".
Por eso es que no toda partición ante lada necesariamente constituye muestra de la
voluntad del testador excluyente del derecho de acrecer. De ahí que serían dos cosas
distintas las siguientes: 1) "instituyo como mis herederos universales a Augusto y a
Claudio, y deseo que a Augusto se le adjudique la casa A y a Claudio la casa B"; y 2)
"instituyo como mi heredero a Marco en la casa A y a Lucio como mi heredero de la casa
B". En el primer caso existe derecho de acrecer por haber vocación conjunta, de manera
que ambos son llamados al todo, aunque para la partición el testador haya dispuesto que
las porciones alícuotas se concreten de la manera que indica. En el segundo caso, en
cambio, no hay vocación colectiva sino concreta, separada, por lo que si decae la
institución de uno, el bien adjudicado a él quedará sin titular y habrá que llamar a sucesión
intestada.
Con todo, la decisión legal de impedir acrecimiento si no hay igualdad es, hasta cierto
punto, discutible, porque el hecho de que las partes alícuotas sean desiguales no
necesariamente significa decisión del testador de excluir el acrecimiento; es decir, de
excluir vocación potencial al todo si alguno de los llamados falla. Si el testador ha
designado porciones desiguales pudo haberlo hecho, acaso, porque preveía que todos le
sucederían, pero que no pensó en que alguno no había de hacer o. Y el que uno no le
suceda porque no quiere o no puede, es circunstancia n prevista que no excluye la
potencial voluntad del testador para que los otros acrezcan.
El punto, por tanto, es que hay que buscar la imposibilidad de acrecer en el hecho objetivo
de la desigualdad de partes, sino en que tal desigualdad sea medio revelador de que el
testador quiso efectivamente limitar las porciones a las cuantías prefijadas, sin posibilidad
de aumento (SANTOS BRIZ, p. 416). Por eso, insisto, lo crucial no es observar en cuánto
se instituye desigual o no, aunque ello sea indicio, sino cómo se instituye. Y si se instituye
con vocación solidaria, habrá acrecimiento.
c) La vacante
Expresa el artículo 774 que el acrecimiento se produce si "alguno [de los herederos
instituidos en la forma ya explicada] no quiere o no puede recibir la [parte] suya". Es
necesario, entonces, que haya una vacante y que lo mismo deba necesariamente
(AZZARITI, p. 611) repartirse entre menos. Y cuando se dice vacante significa
exactamente lo que dice la norma: que algún heredero no pueda o no quiera recibir la
herencia. Pero, y aquí sí debo precisar, no se trata de que no quiera o no pueda recibir
"su" parte de la herencia, sino en verdad que no llegue a suceder, sea cual sea la razón.
Razones que impiden llegar a heredar son las siguientes: indignidad, renuncia,
premoriencia, conmoriencia, falta de realización de la condición suspensiva; realización
de la condición resolutoria, si es que se admitiera esta modalidad condicionante; no
nacimiento vivo del concebido; si se designa a una persona jurídica que no llega a
perfeccionar su constitución; nulidad o anulabilidad del testamento o disposición
testamentaria en que se instituya a uno de los coherederos (por ejemplo: artículo 688,
sobre disposición en favor del notario, sus parientes y testigos; artículo 546, sobre
disposición en favor de tutores y curadores, aunque esta norma debe ser correctamente
interpretada; los cónyuges divorciados o separados, con las atingencias que ya he hecho;
etc.).
d) La distribución
Como regla general, el acrecimiento es recíproco y se produce entre todos los llamados a
la herencia (o a la porción de la misma, si el llamamiento es grupal). El artículo dispone
que, producidos los supuestos, la porción del que no puede o no quiere recibir, acrece las
de los demás.
Dicho con otro vocabulario, el efecto que el artículo enuncia es que la parte que hubiera
pertenecido al vacante se distribuye entre todos los demás.
Ahora bien, esta distribución entre todos los demás no tiene por qué ser necesariamente
en partes iguales. En efecto, nada impide que el testador establezca una reciprocidad "de
ida pero no de vuelta". Me explico, que haya dispuesto que, vacante un heredero
determinado, su porción acrezca a los demás, pero que si falta alguno de ellos la parte de
cualquiera de ellos acrecerá a todos los demás, exceptuando al determinado.
e) Representación. Sustitución
Cierra el artículo 774 su redacción precisando que no hay derecho de acrecer cuando
exista derecho de representación. La salvedad es razonable y la precisión encomiable. Por
lo tanto, cuando hay derecho de representación (descendientes, o colaterales en el caso
del artículo 683) al no poder o no querer heredar el llamado, lo hacen sus representantes
ocupando su lugar en la porción que deja, evitando así que dicha porción aumente la de
los otros llamados.
Para concluir, aunque acaso se estime obvio, cabe solo puntualizar que tampoco hay
derecho de acrecer cuando la vacante es ocupada por un sustituto que el testador hubiera
designado. Quiero decir, el acrecimiento está subordinado a que no opera una sustitución.
Por otra parte, es perfectamente posible que el legado no recaiga sobre un único bien o
derecho, sino sobre varios. Tal sería el caso, por ejemplo, de la siguiente institución: "lego
a Antonio y a Mucio mis dos casas".
A diferencia del artículo 774 que alude a institución de herederos "sin determinación de
partes o en partes iguales", este artículo 775 solamente alude a bien legado "sin
determinación de partes". ¿Significaría esto, acaso, que cuando se lega en partes iguales
no hay derecho de acrecer?
En mi opinión la respuesta debe ser negativa; o sea, que sí cabe acrecimiento. Y pienso
así no porque por el solo hecho de designación igualitaria deba necesariamente haber
acrecimiento, sino porque lo normal es que habiendo partes iguales exista institución
conjunta. Lo fundamental es que la institución conjunta supone que los instituidos lo han
sido con vocación al todo de la atribución patrimonial objeto de la liberalidad.
Finalmente, con relación a este artículo, cabe señalar que Hinostroza Minguez (pp. 187
Y 188) parece negar el derecho de acrecer entre legatarios, expresando que "en lo
referente al acrecimiento entre legatarios, éste (sic) no es posible". Explica que en su
opinión no hay que confundir la inexistencia del derecho de acrecer de un legado cuyo
beneficiario era una sola persona, con el legado de un mismo bien a varias personas.
Es fácil porque ilustra la idea de que el legado "queda" en la masa hereditaria. Pero no es
exacta porque:
b) No todo caso de ineficacia del legado causa "reintegro" a la masa. Solamente "regresa"
si: no ay derecho de acrecer, y ni el testador designó sustitución (recuérdese que no hay
previsto derecho de representación en legados en nuestro Código).
sublegado no implica retorno alguno a la masa hereditaria, sino que el legatario gravado
queda exonerado de cumplir el sublegado.
Lo correcto, por lo tanto, sería decir que cuando el legado es ineficaz, el gravado con él
queda liberado. De esta manera, se prescinde del concepto impreciso de "reintegro" y se
cubren todas las posibilidades.
b) Así como el testador puede disponer que no hay lugar a acrecimiento, puede alterar las
reglas que el ordenamiento legal establece. O sea, puede señalar un acrecimiento de
manera distinta: suprimir la reciprocidad de unos a favor de otros, pero no a la inversa; o
señalar que sí hay derecho de acrecer entre los primeros designados, pero no en caso de
sustitución, etc.
II. ALBACEAS
Son los ejecutores testamentarios, a quienes el testador nombra para que cumpla sus
disposiciones de última voluntad. El testador puede encomendar una o varias personas, a
quienes se denominan albaceas o ejecutores testamentarios, el cumplimiento de su última
voluntad. Puede ser singular o plural.
2.1 CARACTERISTICAS
Voluntaria: No obliga a la persona sobre la cual recae el nombramiento, porque
se puede aceptar o renunciar. Una vez, aceptada no puede renunciarse sin justa
causa, a juicio del Juez.
Personalísima: Es indelegable.
Excepcionalmente se permite representación.
Remunerado: Constituye un trabajo, salvo que el testador disponga su gratuidad.
IV. BIBLIOGRAFIA