Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
INTRODUCCIÓN
Sin embargo, algunos bebés que padecen citomegalovirus congénito están muy enfermos al nacer
y acaban con una serie de problemas a largo plazo. Otros parecen estar bien al principio pero
después desarrollan pérdida de la audición y otras complicaciones relacionadas con la infección
meses, e incluso años después. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC
por sus siglas en inglés) estiman que 1 de cada 750 bebés nacen con o desarrollan discapacidades
como resultado del citomegalovirus congénito.
Las manifestaciones clínicas de la enfermedad por CMV son inespecíficas, por lo que se hace
necesaria la utilización de técnicas microbiológicas más específicas para el diagnóstico. Sin
embargo y aunque las técnicas para la detección del CMV han mejorado de forma sustancial en la
última década, su interpretación se hace difícil, por lo que es preciso poner en contexto estas
técnicas, la situación clínica del paciente y el tipo de muestra analizada. En este sentido, aunque el
aislamiento del CMV podría parecer defi-nitivo para el diagnóstico de un determinado cuadro
clínico, éste podría estar causado por otros microorganismos. Por otro lado, la histología
constituiría el diagnóstico definitivo, pero en la gran mayoría de los casos esto no es posible.
- Infección congénita por CMV, con una prevalencia que oscila entre el 0,3 y el 2,4% con cifras más
bajas en Europa. La infección del recién nacido puede ocurrir como resultado de una
primoinfección materna durante el embarazo (1-4%) ó también puede ocurrir por reactivación o
reinfección viral en mujeres previamente inmunes. En la primoinfección se infectan el 40% de los
fetos de los que un 5-15% tendrán síntomas al nacimiento, mientras que en caso de reinfección o
reactivación solo el 1-2% de los fetos se infecta y la gran mayoría de éstos están asintomáticos al
nacimiento (3,4).
- Infección postnatal por CMV. Incidencia entre un 10-60% en los primeros 6 meses de vida. La
principal vía de contagio es a través de la leche materna (virolactia). Otras vías de contagio pueden
ser por secreciones vaginales contaminadas y
por transfusiones sanguíneas no controladas
para este virus. La infección adquirida casi nunca
se asocia a enfermedad significativa en el recién
nacido a término (RNT) porque suele resultar de
una reactivación materna y el niño nace con
anticuerpos protectores adquiridos pasivamente.
Son los recién nacidos prematuros de muy bajo
peso los que pueden presentar un curso
sintomático y en ocasiones grave, debido a la
inmadurez de su sistema inmunitario y al hecho
de nacer antes de la transferencia de las
inmunoglobulinas maternas que ocurre
principalmente después de la 28 semana de
gestación (5,6).
- Infecciones adquiridas por CMV después del primer año de vida. Los lactantes y preescolares se
pueden infectar en guarderías y centros de educación infantil. La prevalencia de la infección
depende de las actividades en grupo, con tasas de infección entre un 50-80% (7). La adolescencia
es otro período de rápida adquisición del CMV. La mayoría de las infecciones son asintomáticas en
población sana y solo en un 10% se presentan síntomas. El riesgo de infección para la población
general es de 1-3% siendo mayor para trabajadores de centros infantiles y padres de niños
pequeños. Los profesionales sanitarios no presentan mayor riesgo.
Depende de en qué momento te contagies con el virus por primera vez. Al menos el 50 por ciento
de las mujeres ya tienen anticuerpos del citomegalovirus antes de quedar embarazadas, lo cual
quiere decir que ya habían padecido esta infección en algún momento. (Mucha gente que tiene
citomegalovirus no presenta ningún síntoma, así que probablemente no sabrás si alguna vez has
tenido la infección).
Al igual que otros virus que causan el herpes, el citomegalovirus permanece latente en tu cuerpo
después de la infección inicial, pero se puede reactivar si tu sistema inmunitario está debilitado, y
provocar lo que se conoce como
citomegalovirosis recurrente.
La mayoría de las infecciones por el CMV no se diagnostican porque en general el virus produce
pocos o ningún síntoma y tiende a reactivarse de forma intermitente sin producir síntomas. Sin
embargo, las personas que han sido infectadas
por el CMV desarrollan anticuerpos contra el
virus y estos anticuerpos persisten en el cuerpo
durante toda la vida del individuo.
Para un mejor resultado diagnóstico, las pruebas de laboratorio para los anticuerpos anti-CMV
deben realizarse utilizando muestras de suero pareadas. Debe tomarse una muestra de sangre en
el momento de la sospecha de infección por el CMV y la otra a las 2 semanas. El cultivo del virus
puede realizarse en cualquier momento en el que el
paciente tenga síntomas.
Tratamiento