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Detección del Citomegalovirus

INTRODUCCIÓN

El citomegalovirus (CMV) es un virus ADN de la familia Herpesviridae. En la población general, la


infección por CMV tiene una gran prevalencia que aumenta con la edad, infectándose hasta dos
tercios de los individuos y persistiendo de forma latente en el organismo del huésped de forma
indefinida. Mientras que en la población general esta infección se presenta de manera
asintomá-tica o mínimamente sintomática en forma de síndrome mononuclear, en la población de
pacientes sometidos a trasplante renal la
infección por CMV puede derivar en una gran
variedad de manifestaciones clínicas y de
afectación de diversos órganos que se asocian
con una morbilidad y una mortalidad
significativas. La administración de fármacos
inmunosupresores para la prevención del
rechazo inmunológico está directamente
relacionada con el aumento del riesgo de
enfermedad por CMV, concretamente con el
uso de terapias de inducción y de derivados
del ácido mico fenólico

Es el virus que se transmite con más


frecuencia a los bebés durante el embarazo.
Según la Academia Estadounidense de Pediatría, alrededor del 1 por ciento de los bebés nacen
con esta infección, una condición llamada citomegalovirus congénito. La mayoría de estos bebés
no presenta ningún síntoma al nacer y no desarrollará ningún problema relacionado con esta
condición más adelante.

Sin embargo, algunos bebés que padecen citomegalovirus congénito están muy enfermos al nacer
y acaban con una serie de problemas a largo plazo. Otros parecen estar bien al principio pero
después desarrollan pérdida de la audición y otras complicaciones relacionadas con la infección
meses, e incluso años después. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC
por sus siglas en inglés) estiman que 1 de cada 750 bebés nacen con o desarrollan discapacidades
como resultado del citomegalovirus congénito.

Las manifestaciones clínicas de la enfermedad por CMV son inespecíficas, por lo que se hace
necesaria la utilización de técnicas microbiológicas más específicas para el diagnóstico. Sin
embargo y aunque las técnicas para la detección del CMV han mejorado de forma sustancial en la
última década, su interpretación se hace difícil, por lo que es preciso poner en contexto estas
técnicas, la situación clínica del paciente y el tipo de muestra analizada. En este sentido, aunque el
aislamiento del CMV podría parecer defi-nitivo para el diagnóstico de un determinado cuadro
clínico, éste podría estar causado por otros microorganismos. Por otro lado, la histología
constituiría el diagnóstico definitivo, pero en la gran mayoría de los casos esto no es posible.

- Infección congénita por CMV, con una prevalencia que oscila entre el 0,3 y el 2,4% con cifras más
bajas en Europa. La infección del recién nacido puede ocurrir como resultado de una
primoinfección materna durante el embarazo (1-4%) ó también puede ocurrir por reactivación o
reinfección viral en mujeres previamente inmunes. En la primoinfección se infectan el 40% de los
fetos de los que un 5-15% tendrán síntomas al nacimiento, mientras que en caso de reinfección o
reactivación solo el 1-2% de los fetos se infecta y la gran mayoría de éstos están asintomáticos al
nacimiento (3,4).

- Infección postnatal por CMV. Incidencia entre un 10-60% en los primeros 6 meses de vida. La
principal vía de contagio es a través de la leche materna (virolactia). Otras vías de contagio pueden
ser por secreciones vaginales contaminadas y
por transfusiones sanguíneas no controladas
para este virus. La infección adquirida casi nunca
se asocia a enfermedad significativa en el recién
nacido a término (RNT) porque suele resultar de
una reactivación materna y el niño nace con
anticuerpos protectores adquiridos pasivamente.
Son los recién nacidos prematuros de muy bajo
peso los que pueden presentar un curso
sintomático y en ocasiones grave, debido a la
inmadurez de su sistema inmunitario y al hecho
de nacer antes de la transferencia de las
inmunoglobulinas maternas que ocurre
principalmente después de la 28 semana de
gestación (5,6).

- Infecciones adquiridas por CMV después del primer año de vida. Los lactantes y preescolares se
pueden infectar en guarderías y centros de educación infantil. La prevalencia de la infección
depende de las actividades en grupo, con tasas de infección entre un 50-80% (7). La adolescencia
es otro período de rápida adquisición del CMV. La mayoría de las infecciones son asintomáticas en
población sana y solo en un 10% se presentan síntomas. El riesgo de infección para la población
general es de 1-3% siendo mayor para trabajadores de centros infantiles y padres de niños
pequeños. Los profesionales sanitarios no presentan mayor riesgo.

¿Se puede transmitir la infección al bebé si tenemos citomegalovirus?

Depende de en qué momento te contagies con el virus por primera vez. Al menos el 50 por ciento
de las mujeres ya tienen anticuerpos del citomegalovirus antes de quedar embarazadas, lo cual
quiere decir que ya habían padecido esta infección en algún momento. (Mucha gente que tiene
citomegalovirus no presenta ningún síntoma, así que probablemente no sabrás si alguna vez has
tenido la infección).
Al igual que otros virus que causan el herpes, el citomegalovirus permanece latente en tu cuerpo
después de la infección inicial, pero se puede reactivar si tu sistema inmunitario está debilitado, y
provocar lo que se conoce como
citomegalovirosis recurrente.

Afortunadamente, el riesgo de transmitir el virus


al bebé durante una infección recurrente es muy
bajo (alrededor del 1 por ciento, según el CDC) y
el riesgo de complicaciones graves es más bajo
aún. Por lo tanto, si contrajiste citomegalovirosis
por primera vez por lo menos seis meses antes
de concebir, el riesgo para tu bebé es muy
pequeño.

Sin embargo, si te infectas por primera vez


durante el embarazo, las posibilidades de
transmitir la infección a tu bebé son mucho más
altas. Alrededor del 1 al 4 por ciento de las
mujeres que nunca habían tenido esta infección contraen citomegalovirus por primera vez durante
el embarazo. En estas mujeres hay una probabilidad entre el 30 y el 50 por ciento de que su bebé
se infecte mientras está en el útero. Y la posibilidad de que el bebé acabe teniendo problemas
graves derivados del citomegalovirus es también mucho mayor.

Diagnóstico de la infección por el CMV

La mayoría de las infecciones por el CMV no se diagnostican porque en general el virus produce
pocos o ningún síntoma y tiende a reactivarse de forma intermitente sin producir síntomas. Sin
embargo, las personas que han sido infectadas
por el CMV desarrollan anticuerpos contra el
virus y estos anticuerpos persisten en el cuerpo
durante toda la vida del individuo.

Se han desarrollado varias pruebas de


laboratorio que detectan los anticuerpos anti-
CMV para determinar si ha ocurrido la infección
y están ampliamente disponibles en todos los
laboratorios comerciales. Además, el virus
puede cultivarse a partir de muestras de orina,
frotis faríngeos y muestras de tejidos para detectar la infección activa.
Hay que sospechar el CMV si un paciente:

 Tiene síntomas de mononucleosis infecciosa pero tiene resultados negativos en las


pruebas para la mononucleosis y el virus de Epstein-Barr
 Muestra signos de hepatitis, pero tiene resultados negativos en las pruebas de la hepatitis
A, B y C

Para un mejor resultado diagnóstico, las pruebas de laboratorio para los anticuerpos anti-CMV
deben realizarse utilizando muestras de suero pareadas. Debe tomarse una muestra de sangre en
el momento de la sospecha de infección por el CMV y la otra a las 2 semanas. El cultivo del virus
puede realizarse en cualquier momento en el que el
paciente tenga síntomas.

Pueden realizarse pruebas de laboratorio en busca de


anticuerpos anti-CMV para determinar si una mujer ya
ha tenido la infección por el CMV. Sin embargo, las
pruebas de laboratorio rutinarias para todas las
mujeres embarazadas son caras y por tanto la
necesidad de las pruebas debe ser evaluada caso por
caso.

Tratamiento

Actualmente no existe tratamiento para la infección


por el CMV en el individuo sano. Se está evaluando en la actualidad la terapia antivírica en los
niños con infección por el CMV. El tratamiento con ganciclovir es el empleado en pacientes con
inmunidad deprimida que tienen enfermedades oculares o graves. Las vacunas están aún en la
fase de investigación y desarrollo.

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