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Palabras y emociones

El fenómeno de la interpretación subjetiva del sentido de las palabras y por tanto de la


expresión subjetiva de dichas palabras en la traducción es generalizado y, como hemos
visto, afecta a la naturaleza intrínseca del proceso de significación. Que un signo (incluido
el lingüístico) haga referencia a un objeto sólo por pasar por un interpretante o signo
mental, hace que la experiencia subjetiva del traductor, las emociones del individuo
respecto a dicha palabra y a los objetos que evoca, tenga un papel determinante en la
creación de asociaciones, tanto con el objeto como con los posibles trasladantes.

Algo muy parecido fue lo que pretendía Franco Fornari con su teoría de los "coinemas".
Fornari hablaba de las "unidades de significación afectiva" porque, aunque no se refiriera
directamente a Peirce, consideraba fundamental el bagaje de experiencia subjetiva en la
determinación del significado de los textos (donde por "texto", en sentido semiótico, se
entiende cualquier objeto, incluidos los textos verbales).

Si bien tal argumento suele ser válido para un enfoque semiótico de la traducción, es
interesante observar que algunos estudiosos con una concepción más clásica y tradicional,
como Levitskaya y Fiterman, también dedicaron un capítulo a la traducción de las palabras
con una fuerte carga emotiva. Un ejemplo que se suele utilizar para explicar los términos de
la cuestión es el siguiente:

They were narrow, startling eyes that looked like jewels in this light.

Eran ojos pequeños, sorprendentes, que con aquella luz brillaban como joyas.

El adjetivo "startling" es sin duda una palabra con un significado emotivo. Según el
contexto, puede traducirse como "asombroso", "llamativo", "insólito" y también como
"alarmante", como en el caso de "startling news". Tales traducciones surgen mayormente
de la asociación con determinadas palabras, que en algunos casos tienden a convertirse en
un fenómeno permanente. Pensemos, por ejemplo, en el adjetivo "negro" en las siguientes
asociaciones:
corazón negro

futuro negro

novela negra

y en el adjetivo "rosado" o "color de rosa" en los casos siguientes:

futuro color de rosa

gafas rosadas.

De estos ejemplos se extrae que no sólo es importante la historia individual de la asociación


de una determinada palabra con contextos afectivos precisos respecto al objeto, el referente
externo de la palabra, sino que es también fundamental la experiencia subjetiva del
individuo con la palabra o sus hábitos asociativos. Es decir, lo que en la teoría freudiana se
denomina "asociaciones libres", que permiten al terapeuta reconstruir los orígenes de las
concepciones del paciente, las conexiones emocionales o las regresiones, en la historia
común de la expresión de cada hablante y escritor se manifiesta en forma de idiosincrasia,
preferencia o uso peculiar (idiolecto), por lo que en el caso de los traductores podemos
hablar de "idiolecto traductivo". Sin embargo, esto no debe entenderse como una especie de
código por el cual, según el traductor X, la palabra A tendrá siempre como resultado en un
idioma determinado la palabra A1, porque es el contexto y el cotexto emotivo, en
combinación con la psique del traductor, lo que determina el resultado.

En el ejemplo siguiente (Levitskaya y Fiterman 170) se nota el matiz especial que puede
adoptar el adjetivo "stark" en un contexto anómalo:

If professional conspirators and thugs are, by any large number of French Canadians,
changed into martyrs and heroes, the outlook becomes stark indeed.
Si un gran número de francocanadienses considera mártires y héroes a conspiradores
profesionales y asesinos, el futuro será ciertamente oscuro.

En este contexto el adjetivo "stark" no significa "severo" ni tiene un valor de refuerzo,


como en la combinación "stark mad", que significa, más o menos, "completamente loco".
Hace referencia al sustantivo "starkness", que indica "desolación", "oscuridad".

Levitskaya y Fiterman presentan algunos ejemplos del modo en que el adjetivo "fierce"
puede interpretarse de manera distinta en función del contexto. En un ejemplo tiene esta
connotación:

Her fierce glance became furious as she directed it from Renny`s face to Ernest`s.

Su mirada feroz adquirió tintes de furia al pasar del rostro de Renny al de Ernest.

En el ejemplo siguiente el trasladante a otro idioma no puede ser distinto:

There was no answer, only the tapping on the window, once more repeated, fierce and
sharp.

No hubo respuesta, tan sólo los golpes en la ventana, repetidos una vez más de
modo fuerte y brusco.

En otro ejemplo, el sentido es completamente diferente:


Near the pump she spied a bee´s nest as large as a man´s hat, glimmering palely, a
smooth sphere, a sleeping world of fierce activity.

Observó, cerca de la bomba, un nido de abejas tan grande como un sombrero


masculino que resplandecía tenuemente, como una esfera lisa, como un mundo
dormido de actividad permanente.

En el ejemplo siguiente, tomado de Faulkner, es posible dar a "fierce" un significado que


los diccionarios indican como típico del argot estadounidense:

At night passers would see the fierce dead glare of the patent lamp...

De noche los transeúntes veían la desagradable luz mortecina de la


lámpara eléctrica...

Hay, además, otros casos en los que el adjetivo "fierce" tiene casi una función adverbial
reforzadora, como en "fierce black hair", "fierce red mustache", que se puede interpretar
fácilmente como "cabello negro azabache" o "bigote color zanahoria".

Después de extraer algunos ejemplos de un fenómeno sumamente subjetivo, dichos casos


de distintos trasladantes del adjetivo inglés "fierce" pueden considerarse suficientemente
precisos, aunque, como es natural, en una lección colectiva no es posible detenerse en los
gustos, preferencias y evocaciones personales de palabras aisladas. Lo mismo sucede
cuando se trabaja para un cliente y surgen debates interpretativos sobre el trasladante de
una u otra palabra.

Si las dos partes tienen conciencia de que el significado que se atribuye a las palabras
depende, en parte, de la capacidad de identificación con el autor, o de la capacidad para
suponer el estado anímico del autor en el momento de elegir un adjetivo en lugar de otro, o
de saber identificar las experiencias propias y separarlas de las elecciones traductivas, la
discusión puede ser interminable, aunque sin duda útil y productiva. Al final, debido a la
naturaleza interminable de dichos debates interpretativos, la conclusión definitiva suele
depender de cuál es la parte que tiene una posición predominante en la relación de fuerza.

Se suscita un problema más sutil cuando el cliente, o el traductor, están convencidos de que
existe una relación inextricable entre una palabra y uno de los trasladantes. En esos casos,
el margen para la discusión es prácticamente nulo. Todas las interpretaciones que difieran
de la única que se considere correcta se percibirán inexorablemente como "erradas". De un
encuentro así una de las partes sólo puede obtener frustración, pues su profundo
conocimiento de la lengua y de la traducción se estrella contra un muro de ignorancia,
incomprensión y presunción.

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