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Presentación 1
Indice ... 2
Introduccion. 3
El Facilitador.. 5
Conclusión 28
Anexos... 29
Biliografía 30
Introducción
A través de la historia, el ser humano ha ido creciendo en forma intelectual, humana y espiritual, abriéndose
a un mundo que en el principio le era desconocido. Los mayores logros obtenidos en este crecimiento se dan
a partir de la unión en comunidades, donde se intercambiaban las experiencias, visiones y el sentir obtenido
por cada uno del ambiente que los rodeaba.
Con el continuo pasar de los años, esas experiencias fueron tomando forma y evolucionando sobre ellas
mismas, hasta el punto de llegar a nuestros días.
Los diferentes sistemas de enseñazas que a nuestro hoy conocemos, son el fruto de los esfuerzos de nuestros
antepasados. Ellos nos brindan una amplia gama de recursos aplicables a los diferentes tiempos del hombre
en todas sus dimensiones. En el caso de nuestro estudio, analizamos el sistema que se aplica, principalmente,
a las personas de la 3ra edad. Este sistema es el llamado Andragógico, en el que los implicados, a diferencia
de otros sistemas donde la atención primaria recae sobre el tutor, comparten responsabilidades en cuanto a
la formación propia y colectiva.
El tutor de este sistema, a pesar de no ser la fuente exclusiva de nutrición, tiene un papel de suma
importancia en el desarrollo de las responsabilidades compartidas. En este momento, buscamos a partir de
una serie elementos, describir el ser y las funciones básicas de ese educador. Las siguientes líneas se centran
en eso.
El Facilitador
El facilitador de adultos es todo profesional que posee una adecuada formación en el campo científico,
tecnológico, y humanístico, combinado con una profunda madurez humana que le permite el relacionarse con
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sus semejantes abriendo la posibilidad de transmitir sus conocimientos y motivar el crecimiento
humano−personal de los mismos.
En este ámbito, es un profesional con formación pedagógica y andragogica, dotado de una rica experiencia
acumulada en largos años como resultado del ejercicio de su profesión.
A raíz de la trascendencia que ha tenido este sistema de enseñanza en la sociedad mundial, un gran número
de autores se ha interesado en él, y en sus escritos, entre otras cosas, han intentado analizar y describir las
cualidades que un facilitador ha de tener a la hora de realizar su trabajo.
−Madurez emocional
−Comprensión de sí mismo
−Estabilidad emocional
−Capacidad empática
−Cultura social
−Liderazgo
A pesar de mencionar éstas, de la larga lista que encontramos, nos enfocaremos en el desarrollo de las que, a
la luz de los autores, son las principales:
• Cordialidad
Al aplicar esta cualidad, el facilitador consigue que el participante se sienta en sintonía, bien visto, a gusto.
Este factor intervendrá de una manera vital en el cumplimiento de los objetivos del sistema.
En una serie de medios presentes en el trato diario se pone de manifiesto la cordialidad, como ejemplo de los
mismos podemos mencionar:
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que se dice.
⋅ El tono de voz que se aplica
Estas y otra gran parte de acciones necesarias para la comunicación evidencian si está o no presente este
atributo en un ser humano.
• Capacidad de Aceptación
Uno de los desafíos del hombre que pretende llegar a la madurez es el poder alcanzar un equilibrio en su
trato con las personas. En el caso del facilitador, es sumamente evidente que sin este atributo su labor sería
nula.
La comunicación que ha de existir entre el facilitador y los participantes ha de ser de respeto y aceptación. El
debe ser capaz de escuchar las ideas y acercarse a las personas sin enjuiciar o pretender cambiar su forma
de ser. Sólo de esta manera podrá conseguir una apertura real que facilitará la relación entre ellos y el
verdadero aprendizaje.
• Empatía
Esta cualidad es la que permite a los seres humanos el relacionarse a profundidad, como verdaderos
hermanos.
El facilitador a de ser entregado a sus relaciones con los participantes, de tal manera que pueda alegrarse
cuando ellos se alegran, sentir lo que ellos sienten en una forma sincera y profunda conectarse con sus
almas.
• Autentidad
Es muy conveniente poner los puntos claros desde el comienzo, sin exceder en planes y pronósticos que se
sabe nos se van a cumplir. Los estudiosos en la materia instan a los facilitadotes a concretar sus programas y
a ser del todo sinceros con sus estudiantes.
Ampliándose este campo de la sinceridad a todos los planos del haber. Buscando siempre una relación
transparente, sincera y confiable.
• Capacidad de Escucha
Es esencialmente un deber el mostrar atención a lo que el otro dice. El facilitador debe estar abierto siempre
a los comentarios que los participantes hagan, debe saber escuchar e interpretar lo que le digan y lo que no,
en la conciencia o en la inconciencia, sabiendo leer entre líneas.
Esta es la única forma de adentrarse al pensar de los demás en una manera objetiva y real, dejando que nos
expresen su pensar y sentir.
Una de las técnicas utilizadas para complementar la enseñanza a distancia es el contacto personal entre el
facilitador y los participantes. Además, ayuda a los participantes a superar las dificultades, que mientras
estudian, se les pueda presentar en cualquier asignatura.
García Areito nos dice que La tutoría, en efecto, conforma un componente de primer orden en los sistemas a
distancia dado que a través de ella se lleva a cabo en gran parte el proceso de retroalimentación académica y
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pedagógica se facilita y se mantiene la motivación de los alumnos que se valen de ella y se apoyan los
procesos de aprendizaje.
Las tareas básicas que competen al facilitador para fomentar la comunicación personal con los participantes
pueden resumirse en las siguientes funciones:
−Orientación u orientadora
−Académica
−Organizativa o Institucional
Para tener una idea más clara y precisa de cada una de estas funciones, pasaremos a explicarlas.
• Función Orientadora
Para que realmente exista comunicación, y el sistema de enseñanza conserve su esencia, debe haber una
relación de doble vía entre facilitador y participante.
Continuamente los centros de educación a distancia suelen tener una alta taza de abandono por parte de sus
participantes, debido a la desmotivación que causa el sólo tener contacto con el material impreso y no con la
gente. Por eso es de suma importancia el contacto que se tiene en los espacios de tutorías, pues así el
facilitador puede tender la mano a quienes se sientan necesitados.
Queda bastante claro en estas líneas la función del facilitador en el sentido de orientación.
• Función Académica
Esta función permite individualizar el estudio adaptándolo a las características y necesidades de los que
estudian a distancia; por eso se considera un elemento de primer orden en el desarrollo de este sistema.
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Algunas tareas especificas, que ahora vamos a detallar, nos encarrilan de una manera directa a la
comprensión de la función en cuestión:
• Informar a los participantes sobre las características del curso, indicando los objetivos que se
pretendan alcanzar al finalizar determinado periodo. Además, avisar el contenido a tratar durante el
desarrollo del curso.
• Señalar las condiciones necesarias que debe reunir el participante para iniciar el curso. Como
determinar el nivel de conocimientos de los participantes, a fin de saber cuales puntos hay que
reforzar.
• Guiar el proceso de aprendizaje. Estimular a los participantes a compenetrarse con los objetivos
planteados y ayudar a encarrilarlos con acciones que les permitan llegar a sus metas.
• Ayudar a los participantes a asociar los diferentes contenidos del curso con las experiencias
adquiridas en su vida laboral y/o social.
• Ofrecer las explicaciones necesarias para suplir las deficiencias naturales en los materiales de
estudio.
• Fomentar el sentido de investigación y el valor hallado en las bibliotecas, talleres y laboratorios.
• Supervisar los problemas o dificultades de aprendizaje, para hallar una solución viable a los mismos
desde que aparezcan.
• Realizar las tareas de evaluación encomendadas y aplicar técnicas que permitan:
♦ Valorar inicialmente al alumno para orientar.
♦ Valorar de forma continua el dominio del aprendizaje para detectar las dificultades cuando
se produzcan.
♦ Recomendar las tareas pertinentes para superar las deficiencias detectadas.
♦ Informar a los participantes sobre los resultados de la evaluación de su aprendizaje,
atribuyéndole una calificación. Además, devolver los trabajos corregidos y con los
señalamientos necesarios, en el plazo establecido.
Al mirar estas tareas que deben seguir los facilitadotes al cumplir la función de enseñanza, se hace mucho
más clara su función en la educación del adulto.
Las funciones que hemos visto, quedan complementadas con esta nueva función. Esta describe de una manera
mas especifica las características, dimensiones y organización de cada institución en particular.
Esta hace referencia a la propia formación del facilitador y al contacto del participante con la sede Central.
Con estas funciones, queda bien descrito el rol del facilitador en el amplio mundo de la educación a
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distancia.
En el léxico de la reforma educativa española se hace referencia a las actitudes en la definición que las
describe como contenidos de tipo actitudinal: tendencias a comportarse de forma persistente y consistente
ante determinados hechos (personas, situaciones, etc.) y orientaciones permanentes de la conducta para la
consecución de aquello que es percibido como bien o constituye un valor.
En un lenguaje más llano, son formas de motivación social que predispone la acción del facilitador con
determinados objetivos o metas.
Las actitudes se han agrupado en Positivas y Negativas considerando la ayuda o la dificultad que presten al
crecimiento integral del participante.
Actitudes positivas
• Actitudes de Respeto
Es claro el hecho de que nuestra autoestima puede verse afecta ante alguna situación en la que se desvele
nuestra falta de conocimiento sobre algún tema, en el que es imprescindible una cierta cultura. El respeto
hacia las personas, sus ideologías, creencias e ignorancia es un factor que hace mucho mas viable y posible
el proceso de aprendizaje.
Una actitud de respeto del facilitador a los participantes, y de ellos entre si, hará posible un clima de
dialogo, comprensión, acuerdo, aceptación, pero nunca de imposición. Algo que, sin dudas, es de suma
importancia en cualquier sistema de aprendizaje, especialmente en éste.
• Actitudes de Profesionalidad
Lo que mueve internamente a cada ser humano adulto, en referencia a motivaciones e intereses, suele ser
algo variado. Muchos acuden al facilitador, tutor, consejero buscando suplir alguna necesidad de tipo
intelectual o habilidosa. La relación que en este sentido se tiene entre ellos esta regulada por los estatutos de
la institución en cuanto a horario, objetivos, programas, etc., que de una u otra forma definen este contacto
personal.
Es deber de cada profesional, especialmente de cada facilitador, responder a las inquietudes de las personas;
pero es prudente señalar que este intercambio conceptual solo puede darse en un clima de confianza y
amistad.
• Actitudes de Confianza
Para que realmente se haga posible el clima de amistad, es necesario que la confianza sea recíproca, pues
solo habrá nutrición real cuando se conjugue el dar y el recibir.
En nuestra investigación, encontramos una serie de factores que hacen posible un ambiente en el que impere
la confianza:
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conocimiento u otro factor.
• El hecho de que el facilitador sea consciente de que su función no sólo es educar, sino también
orientar, alentar, considerando las diferencias individuales de los participantes.
El tener un buen refuerzo en el área de la confianza contribuirá directamente a que se fortalezcan lazos de
cooperación ante las dificultades que se presentan en el proceso de aprendizaje y de la vida concreta de cada
individuo, así como a una mayor facilidad en la adquisición de conceptos y, a la vez, una disminución en el
temor de hacer el ridículo, cosa que sin duda hará posible un crecimiento uniforme real.
Actitudes Negativas
• Actitudes Paternalistas
Los facilitadores con esta actitud crean una relacion de dependencia con sus participantes, los tratan como a
niños que no pueden razonar ni entender. Sus orientaciones y consejos se convierten en imposiciones.
Actuando de esa manera se hacen indispensables, generando en quienes los rodean una pérdida en la
capacidad de autodirección, pues crecen estando a la sombra de su persona.
• Actitudes Discriminatorias
Como ser humano, el facilitador puede estar condicionado, consciente o inconscientemente, en el trato a
determinadas personas, atendiendo quizás a su condición social, étnica, ideológica, etc..
• Actitudes Sexistas
En este sentido, la manifestación primaria de la actitud radica en la priorización jerárquica del género,
perjudicando la concepción global de la persona.
Cuando esto ocurre, salen a la luz una serie de penosos prejuicios que muchas veces llevan ridiculizar a un
sexo específico haciendo chistes de mal gusto que degradan la dignidad humana.
Entre otras, cada una de estas actitudes, tanto las positivas como las negativas, son patrones que marcan de
particular manera el proceso de enseñanza − aprendizaje del ser humano, por ello, el facilitador debe estar
atento y continuamente haciendo una retroalimentación de comportamiento ante el grupo.
Otro de los señalamientos que nuestra investigación nos lleva a resaltar, es el de una serie de habilidades que
la persona del facilitador ha de tener en sí para lograr ser un verdadero formador, educador, orientador
Entre esas habilidades podemos mencionar algunas que consideramos de primer orden:
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• Dominio de sus sentimientos y reacciones, ya que en casos de tensión, presión o incomodidad, las
acciones tomadas podrían ser desfavorables para el grupo. De la misma manera ha de saber lidiar
con los mismos inconvenientes en los participantes.
• Ha de ser una persona que inspire la comunión, haciendo posible un sentimiento d reciprocidad en
las relaciones con los participantes. Así como ha de tener una buena dedicación y cercanía con cada
uno en una manera sana y ordenada.
• Ser de una apertura ilimitada en cuanto al respeto de los puntos de vista ajenos, que pueden ser
radicalmente opuestos a los propios.
• La capacidad de introducirse en el sentir y pensar de cada uno y de todos, para mantener un clima
verdaderamente bien claro y orientado.
• El ser capaz de propiciar el contacto y unión en y del grupo, con el fin de facilitar el normal y muy
buscado accionar humano en hermandad.
• Hacer posible la localización de su postura entre las dos partes: orientador y a la vez miembro del
grupo. Así le será más fácil la comprensión y la integración al mismo.
• Debe mantener una actitud receptiva y buenhumorada en todo momento.
La conjugación de las mismas, será un factor de prima importancia en la consecución de los objetivos del
sistema.
Conclusión
Uno de los pilares de la educación a distancia, como hemos visto, es el facilitador, quien propicia y encarrila
el desarrollo general de los participantes a su cargo.
Por lo mismo, se hace imperiosa la necesidad de una buena formación previa en los profesionales que se han
de prestar a esta importante labor.
Somos del pensar que combinando todos los conceptos anteriormente descritos, el facilitador logrará cumplir
la ardua y valiosa tarea que sobre sus hombros descansa.
Anexos
La Capacidad De Escucha
Spencer y Rogers, prominentes autores en esta área, nos ofrecen unas sugerencias prácticas para cultivar la
capacidad de escucha :
• Dar tiempo al participante para que plantee su problema, sin interrumpirle y sin hacer comentarios
ni preguntas.
• Mostrar al participante que se le está escuchando. Puede ser mediante señales o palabras breves.
• Cuando se habla con el participante, conviene evitar preguntas que pueden responderse con un si o
un no o preguntas que comiencen con un por qué?. Estas preguntas hacen que el participante se
sienta interrogado y lo ponen a la defensiva.
• Para facilitar el flujo verbal del participante y la comunicación, se recomienda la técnica de de
reflexión o reflejo que consiste en resumir o parafrasear el sentimiento o idea dominante de lo que
acaba de decir el participante, omitiendo toda valoración crítica u opinión.
Bibliografía
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Nacional de Educación a Distancia. 1994. 645 p.
• Garcias Areito, Lorenzo. Director. La Docencia en la Enseñanza y Aprendizaje Abiertos y a
Distancia. Módulo III. Títulos de Post grado Enseñanza y Aprendizaje Abiertos y a Distancia:
Universidad Nacional de Educación a Distancia. Madrid, España. 1999. 223 p.
• Romans, Mercé; Villadot, Guillén. La Educación de las Personas adultas: Cómo optimizar la
Práctica Diaria. 1ra ed., Barcelona. Paidos. 1998. 252 p.
• Sanz Fernández, Florentino. La Formación en Educación de Personas Adultas. 1ra ed., Tomo 2 y 3.
Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia. 1994. 1183 y 1648 p.
• Internet. http://www.Terra.com
− Cazau, Pablo. Artículo.
−Lenguaje y Comunicación. Artículo.
−El Facilitador. Aportaciones Previas. Artículo.
−Andragogía, Nunca es Tarde para Aprender. Aldea Educativa.
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