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LA FIJACIÓN DEL TEXTO EN EL CASO

DE MANUSCRITOS INÉDITOS

Toda edición de textos antiguos tiene en sí dos propósitos, que vienen


relacionados entre sí: por un lado, la presentación de un texto claro y
legible al lector de hoy; por otro, el mantener fielmente el texto original,
texto que reproduzca íntegramente la intención del autor y sus peculiari-
dades lingüísticas.
Cuando disponemos de ediciones contemporáneas al autor, solemos
tomar a éstas como base del texto crítico, por estimar que debieron ser
cuidadas y revisadas para su publicación. Y así ocurrió en general,
aunque no en todos los casos, a juzgar por las quejas de Juan de Valdés 1 .
En estos casos el aparato crítico tiene en cuenta las variantes que
presentan otras ediciones publicadas dentro de un ámbito temporal
determinado. Y en los casos en los que sabemos que el autor participó en
la revisión activa de su obra, ya fuera puliendo, eliminando o añadiendo,
naturalmente se tendrá en cuenta la voluntad del escritor, en cuanto al
texto definitivo (si se puede hablar de tal cosa), y se reflejará los cambios
realizados en las distintas ediciones. Cuando, por otro lado, no dispone-
mos de impresiones de la obra, el problema que afrontamos es diferente.
Unas veces será más difícil (la mayoría de los casos); más fácil, otras;
pero, siempre, diferente.
Es de este segundo grupo que quiero hablar hoy, en un intento por
compartir con ustedes la experiencia adquirida en la preparación de tres
ediciones de obras que han permanecido inéditas hasta nuestros días:
Svma de Cosmographía, de Pedro de Medina (1561)2; Tratado notable de
amor, de Juan de Cardona (1545-1547)3, y Triunfo de Amor, de Juan de
Flores (1470-1487 aproximadamente) 4 . Una edición escolar de esta

1
Me refiero a este comentario de Valdés: «Quanto a la ortografía, no digo nada,
porque la culpa se puede atribuir a los impressores y no al autor del libro». Diálogo de la
lengua, edición de Cristina Barbolani (Madrid: Ediciones Cátedra, 1982), p. 126.
2
PEDRO DE MEDINA, Svma de Cosmographía (Valencia: Albatros-Hispanófila Edicio-
nes, 1980).
3
JUAN DE CARDONA, Tratado notable de amor (Madrid: Ediciones Alcalá, 1982).
4
Textos y Concordancias de Biblioteca Nacional MS. 22019 y Biblioteca Colombina MS.
5-3-20. Triunfo de Amor (Madison: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1986).

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AISO. Actas I (1984). Juan FERNÁNDEZ JIMÉNEZ. La fijación del texto en el caso d...
JUAN FERNÁNDEZ JIMÉNEZ

última obra la tengo en estado avanzado de preparación, como les


mostraré más adelante.
El problema primero que ha de afrontar el editor de un manuscrito
inédito es el estado físico en que se encuentra el códice, estado que
influirá en la dificultad de la labor. Muchos manuscritos forman parte de
volúmenes que contienen varias obras y, a veces, en sucesivas encuader-
naciones, se han perdido páginas, se han cortado los filos, eliminando los
márgenes y cortando parte de la escritura, o se han eliminado hojas que
estaban un tanto deterioradas. Otras veces, la humedad de los estantes ha
hecho que algunas secciones (letras, palabras, frases, párrafos enteros)
hayan perdido su claridad, convirtiéndose completamente ilegibles. En
otras ocasiones, por el contrario, podemos hallar manuscritos que se han
conservado en un buen estado, pero, incluso en éstos, siempre se notará
el paso del tiempo.
Aparte de la lectura fiel del manuscrito, necesaria para una aceptable
fijación del texto de la edición, hay que establecer un método, unos
criterios a los que nos atengamos en todas las ocasiones. Las opiniones al
respecto varían sobremanera. Desde los que opinan que debe reproducir-
se el manuscrito en todas las peculiaridades propias del mismo, sin
cambio de ninguna clase, hasta los que desean reproducir un texto en
todo parecido a la manera en que lo escribiríamos hoy. Y hay editoriales
que toman una posición al respecto, obligando al preparador de la obra a
seguir los criterios impuestos por ellos. En la mayoría de los casos, sin
embargo, el editor tiene absoluta libertad para desarrollar sus propios
criterios.
La posición primera, esto es, la de reproducir el manuscrito fielmente
en todo, está fomentada por el Hispanic Seminary of Medieval Studies de
la Universidad de Wisconsin. Este centro medieval, uno de los más
importantes del hispanismo mundial, reúne transcripciones de manuscri-
tos medievales de distintos colaboradores, usando el material para la
compilación de un diccionario del español antiguo, y, en busca de la
uniformidad, han desarrollado sus propias reglas de transcripción, ya en
su cuarta edición5, que se están convirtiendo en norma ampliamente
aceptada en nuestro campo de erudición. Se trata de un método muy fiel
en el que el editor se convierte en simple (aunque extremadamente
fidedigno) reproductor del manuscrito. Es el caso de la edición del
Lapidario de Alfonso X 6 , de Diman y Winget, y de nuestra edición del
Triunfo del Amor, entre otros.

5
DAVID MACKENZIE y VICTORIA BURRUS. A Manual of Manuscript Transcription for
íhe Dictionary of the Oíd Spanish Language, 4 edición (Madison: Hispanic Seminary of
Medieval Studies, 1986). El Manual trae las normas de transcripción traducidas al español
desde su tercera edición (1984).
6
ALFONSO EL SABIO, Lapidario and Libro de las formas & ymagenes, edited by Roderic
C. Diman and Lynn W. Winget (Madison: Hispanic Seminary of Medieval Studies, 1980).

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LA FIJACIÓN DEL TEXTO EN EL CASO DE MANUSCRITOS INÉDITOS

En mi opinión este método es aceptable para una transcripción


inicial, para una edición de manuscritos inéditos de difícil lectura y
adquisición que, de esta forma, se ponen al alcance del erudito interesado
en conocer los textos en su estado original, sin necesidad de recurrir a la
penosa tarea de examinar los manuscritos en cuestión cada vez que
necesiten consultar la obra. Creo, sin embargo, que para la mayoría de
los estudiosos de la literatura, críticos o estudiantes universitarios, el
editor de estos textos debe añadir algo más que ayude al lector a
comprender la obra. Comprendo que esto puede tomarse como una
interpretación personal del texto literario (una puntuación y una acen-
tuación determinada puede cambiar el significado de un parlamento, por
ejemplo), pero ahí debe ser a donde llegue el editor después del estudio
detenido de la obra.
Otro problema es, naturalmente, el número de manuscritos que
existan de la obra. En el caso de copia única, el texto reproducirá,
lógicamente, ésta. C uanrio hay más de un manuscrito de la misma obra,
la edición debe tener en cuenta a todos ellos. Puede hacerse trascribiendo
fielmente une ie ellos y anotando las variantes de los otros, o pueden
integrarse en i n texto que intente reproducir la mejor muestra de lo que
pudiera habe intencionado el autor, anotando, en todo caso, de qué
manuscrito estamos haciendo uso en cada situación, y las variantes de los
otros.
En el caso de mi primera edición, Svma de Cosmographía, se trata de
un manuscrito autógrafo único. Afortunadamente, sin embargo, es un
códice sumamente claro y legible. Este manuscrito, albergado en la
Biblioteca Colombiana de Sevilla, fue preparado por Pedro de Medina
—es mi opinión— para que se conservara en la biblioteca de los duques
de Medina Sidonia, en cuya casa se había criado el autor, a quien le
encargaron la educación de su hijo, Juan Claros de Guzmán 7 . Además
de la claridad de la escritura, y las figuras que lo integran, llama la
atención la constancia ortográfica que presenta, casi siempre escribiendo
las palabras con las mismas letras, lo que facilita enormemente la
transcripción. En mi edición de la obra, reproduzco el original fielmente,
simplemente estableciendo un método en el uso de las mayúsculas y en la
puntuación; añado por entero la acentuación, carente en el manuscrito;

7
Pedro de Medina pasó gran parte de los años de 1556-1563 en Sanlúcar de Barrameda
dedicado al estudio y acompañando a la condesa vius de Niebla, doña Leonor de
Manrique, quien con fecha de 15 de enero de 1561, 30 de junio de 1562 y 2 de diciembre de
1563, le pagaba algunos dineros por trabajos de encuademación, cartas geográficas y libros
que el autor había llevado a la biblioteca del duque, entre los que debió figurar la Svma.
Véase PEDRO DE MEDINA Crónica de los muy excelentes duques de Medina Sidonia..., edición
en la Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España, vol. XXXIX (Madrid,
1861), pp. 363-67, y Luis TORO BUIZA, «Notas biográficas de Pedro de Medina», Revista de
Estudios Hispánicos, II (Madrid, 1935), 34-35.

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separo y uno palabras según el uso de hoy, excepto en las contracciones,


y resuelvo las abreviaturas sin hacer ninguna indicación.
La segunda edición que he publicado, la del Tratado notable del amor,
también está basada en un solo manuscrito, conservado en la Biblioteca
Nacional. En este caso, sin embargo, el manuscrito está escrito en una
forma mucho más farragosa, aunque también bastante fácil de trascribir,
sobre todo después de familiarizarse un poco con las grafías del
manuscrito. Por haberlo publicado en una colección escolar (Aula
Magna), hice algunos cambios gráficos, aunque bastante pocos. Lo más
notable fue la regularización del uso vocálico de la u y el consonantico de
la v, cuyo uso es caótico en el manuscrito. Las demás anomalías gráficas
son respetadas, y, como en el caso anterior, se suple la acentuación y la
puntuación y se regula el uso de las mayúsculas. En contados casos,
corrijo los errores obvios (ambiada por embiada; Pancracia por Pancra-
cio, etc.), dejando constancia de ello en las notas.
La última edición que he preparado es la del Triunfo de Amor de Juan
de Flores, obra que nos ha llegado en dos manuscritos conservados en la
Biblioteca Nacional de Madrid (Ms. M) y en la Biblioteca Colombina de
Sevilla (Ms. S). Puesto que ha sido publicada por el Hispanic Seminary of
Medieval Studies de Wisconsin, he seguido muy de cerca, como cabría
esperar, las normas establecidas por el citado centro hispanista. Se trata,
por tanto, de una transcripción independiente de cada uno de los dos
manuscritos que se han conservado de la obra, hecha lo más fiel y exacta
posible, en la que se da cuenta hasta de la más mínima vacilación de los
copistas, sus errores, abreviaturas, tachaduras, enmiendas, y cualquier
otra característica de todo tipo. Hasta la puntuación, más bien escasa y
poco acertada, se ha conservado como en los originales. Nuestras
correcciones, siempre anotadas, son muy pocas, y consisten en la adición
o cambio de alguna letra o en la supresión de alguna palabra que, de
forma obvia e innecesaria, viene repetida en el texto.
Como hemos afirmado anteriormente, esta edición viene a poner al
alcance del erudito unos textos de difícil lectura, dándole a conocer al
mismo tiempo todas las peculiaridades gráficas de los mismos. No guía,
sin embargo, al estudioso de la literatura en el entendimiento de la obra,
obligándole a realizar un esfuerzo considerable para llegar a una mínima
comprensión del texto literario, esfuerzo que no todo lector está prepara-
do para, o dispuesto a, realizar.
En mi opinión, pues, toda edición «divulgadora»8 de un texto debe
poner la obra en cuestión al alcance de la comprensión del estudioso
moderno, de ese lector medianamente intelectual, sí, pero no necesaria-
mente erudito y versado en la filología medieval o renacentista. Debe
8
Ya he preparado un estudio de los manuscritos que ha sido publicado recientemente
con el título «Los manuscritos del Triunfo de Amor: Biblioteca Nacional MS 22019 y
Biblioteca Colombina MS 5-3-20», Archivo Hispalense, 212 (1986), 181-92.

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combinar, por tanto, la fidelidad al original por un lado, con un aparato


editorial o crítico que haga comprensible la obra a ese lector mediana-
mente intelectual a través de la explicación de sus características lingüísti-
cas, literarias o socio-políticas, buscando al mismo tiempo, en cada caso,
el exponer en lo posible la intención del autor.
Es con este criterio en mente que estoy preparando ahora otra edición
del Triunfo de Amor. Se trata, de hecho, de una continuación de ese
proceso editorial hacia lo que creo que debe ser una edición definitiva.
En la fijación del texto de esta futura edición, como he dado a entender
con anterioridad, utilizo los dos manuscritos, prefiriendo las lecciones de
uno sobre el otro cuando así lo pide la lógica secuencia del texto, siempre
tratando de reproducir la obra en su aspecto más acabado.
Puesto que ya tengo establecidos los criterios editoriales por los que
va a regirse esta edición, he creído conveniente el intercalarlos aquí, ya
que ejemplifican las normas que, según mi opinión, deben seguirse en la
edición de textos clásicos.
Tenemos noticia de la existencia de dos manuscritos del Triunfo de Amor: uno, al
que denominamos S, conservado en la Biblioteca Colombina de Sevilla, y otro, al
que llamamos M, adquirido por la Biblioteca Nacional de Madrid en 1976. Ninguno
de los dos es autógrafo sino que son copias de otro manuscrito o, más bien, de otros
manuscritos, ya que las diferencias de uno y otro son demasiado profundas como
para pensar que derivan directamente de una misma fuente.
Esta edición intenta reproducir el Triunfo de Amor lo más fielmente posible y, al
mismo tiempo, facilitar la lectura y comprensión de la obra. Con respecto a lo
primero, los manuscritos han sido transcritos siguiendo un método riguroso y
constante; en cuanto a lo segundo, se pretende establecer un texto que reproduzca
uno de los manuscritos en su mayor parte, pero incorporando las lecciones del otro
cuando lo determine el contexto, así como las enmiendas a errores y descuidos
obvios de los manuscritos.
El manuscrito de la Colombina es inferior al de la Nacional, en cuanto que le
falta entre la quinta y la cuarta parte aproximadamente, omite muchos de los
epígrafes, deja frases incompletas con más frecuencia y algunos folios están escritos
con una letra sumamente descuidada, además de presentar numerosas abreviaturas,
cuya lectura es, a menudo, muy difícil de descifrar. Por el contrario, M está escrito
con una letra regular y clara a lo largo del manuscrito, tiene sus correspondientes
epígrafes y es mucho más completo. Por todo ello, M es utilizado como base del
texto de la edición, aunque, como ya se ha dicho antes, en algunas ocasiones se ha
preferido la lectura de S por reflejar el contexo, a mi parecer, de una manera más
lógica. Estas lecturas de S vienen identificadas en el texto por medio de un asterisco
(*) puesto inmediatamente detrás de la palabra o frase sustituida.
La transcripción del texto se ha hecho respetando en todo las características y
variaciones de los manuscritos. La ortografía ha sido conservada tal como aparece
en cada caso, manteniéndose el valor vocálico de j , v, e y, y el consonantico de i y u,
la q enfrente de u sonora (como en qual, quanto), la rr inicial o detrás de n, la p, y
cuantas otras peculiaridades gráficas presentan los textos. Se han resuelto las
abreviaturas y subrayado las letras añadidas, resolviendo la nasal en m o n según el
uso moderno porque, en la mayoría de los casos en que viene escrita, así lo presenta
el manuscrito; o en ñ, si se trata de señal de nasal sobre n. Se han separado las
palabras, aunque, por otro lado, se han respetado las contracciones, como deste,

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quel etc. He seguido las reglas modernas en el uso de las mayúsculas y en la


acentuación, carente por completo en los manuscritos, acentuando además, por
razones de claridad, las formas verbales é y á (para distinguirlas de la conjunción e y
la preposición a), fuese (equivalente a se fue, para diferenciarlo de fuese, imperfecto
de subjuntivo) y los pronombres tónicos nos y vos. También he suplido la
puntuación y otros signos ortográficos donde he creído conveniente su uso. Indico lo
que estimo que está de más por medio de paréntesis y añado lo que creo necesario
por medio de corchetes, dentro de los cuales también pongo la numeración de los
folios de M.
Finalmente, añado dos grupos de notas. En uno anoto las variantes de S (o de
M, cuando utilizo la lección de S). Dado que gráficamente los dos manuscritos son
muy distintos, no anoto las variantes meramente gráficas (amava/amaua, abía/auía).
Remito al interesado a la parte de la introducción dedicada a la descripción de los
manuscritos8 y al glosario, en el que se anotarán las palabras con sus distintas
grafías, indicando el manuscrito de procedencia. Estas notas no vienen indicadas en
el texto, mostrando su procedencia con el número de página y renglón. El segundo
grupo, numerado progresivamente en el texto, está compuesto por notas explicati-
vas, principalmente de tipo filológico, que faciliten la comprensión de la obra. En
este grupo vendrán también indicadas las enmiendas de los textos originales que se
estimen oportunas.

Podemos decir, a manera de conclusión, que la fijación del texto,


cuando trabajamos con manuscritos inéditos, presenta un nivel variado
de dificultad según el estado en que se encuentre el manuscrito y la letra
del escriba del mismo. Sobrepasado este obstáculo de lectura y basados
en la estructura interna de la obra, debemos establecer unos criterios
editoriales que nos ayuden a fijar un texto claro para el lector de hoy, a la
vez que presente con fidelidad las características originales. Estos crite-
rios deben ser aplicados uniformemente, haciendo cambios mínimos
cuando éstos sean necesarios y esenciales, y vengan justificados en el
contexto. En el caso en el que dispongamos de más de un manuscrito,
sobre todo si ninguno de ellos es autógrafo, debemos tener en cuenta
todas las versiones, aunque, por razón de método, nos basemos en uno
más que en los otros, siempre anotando las diferencias que presentan las
distintas copias. De esta forma guiaremos al lector en la lectura de la
obra, al mismo tiempo que ponemos a su alcance la posibilidad de que
realice una distinta interpretación textual.

Juan FERNÁNDEZ JIMÉNEZ

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