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Desde el punto de vista funcional, los Legados pontificios dependen de la Secretaría de Estado,

a través de la Segunda Sección. Además de la normativa del Código de derecho canónico, se debe
tener en cuenta el derecho internacional, ante todo la Convención de Viena sobre relaciones
diplomáticas, de 18 de abril de 1961, ratificada por la Santa Sede.

Funciones de los legados pontificios


Tratan de ellas los cánones 364 y 365.

Canon 364: La función principal del Legado pontificio consiste en procurar que sean cada
vez más firmes y eficaces los vínculos de unidad que existen entre la Sede Apostólica y las
Iglesias particulares. Corresponde por tanto al Legado pontificio, dentro de su
circunscripción:

1 informar a la Sede Apostólica acerca de las condiciones en que se encuentran las Iglesias
particulares y de todo aquello que afecte a la misma vida de la Iglesia y al bien de las almas;
2 prestar ayuda y consejo a los Obispos, sin menoscabo del ejercicio de la potestad
legítima de éstos;

3 mantener frecuentes relaciones con la Conferencia Episcopal, prestándole todo tipo de


colaboración;
4 en lo que atañe al nombramiento de Obispos, transmitir o proponer a la Sede
Apostólica los nombres de los candidatos así como instruir el proceso informativo de
los que han de ser promovidos, según las normas dadas por la Sede Apostólica;

5 esforzarse para que se promuevan iniciativas en favor de la paz, del progreso y de la cooperación
entre los pueblos;
6 colaborar con los Obispos a fin de que se fomenten las oportunas relaciones entre
la Iglesia católica y otras Iglesias o comunidades eclesiales, e incluso religiones no
cristianas;

7 defender juntamente con los Obispos ante las autoridades estatales, todo lo que
pertenece a la misión de la Iglesia y de la Sede Apostólica;

8 ejercer además las facultades y cumplir los otros mandatos que le confíe la Sede
Apostólica.

Canon 365 § 1: Al Legado pontificio, que ejerce a la vez su legación ante los Estados según
las normas de derecho internacional, le compete el oficio peculiar de:

1 promover y fomentar las relaciones entre la Sede Apostólica y las Autoridades del
Estado;

2 tratar aquellas cuestiones que se refieren a las relaciones entre la Iglesia y el


Estado; y, de modo particular, trabajar en la negociación de concordatos, y otras
convenciones de este tipo, y cuidar de que se lleven a la práctica.

§ 2: Al tramitar los asuntos que se tratan en el § 1, según lo aconsejen las circunstancias,


el Legado pontificio no dejará de pedir parecer y consejo a los Obispos de la circunscripción
eclesiástica, y les informará sobre la marcha de las gestiones.

Los Legados, como se ve, tienen importantes funciones en orden a fomentar el vínculo de
unidad entre las Iglesias particulares y la Sede Apostólica. Su presencia en las diversas naciones
constituye una manifestación de la sollicitudo omnium ecclesiarum -solicitud por todas las Iglesias-
del Papa. No se constituye, sin embargo, en Ordinario. El canon 366 confiere a la sede de la
legación la exención del régimen del Ordinario del lugar salvo para los matrimonios, y otorga al
legado amplias facultades de orden litúrgico, pero no le constituye en Ordinario para las personas
que viven en el territorio de su legación.
De las funciones indicadas se debe destacar que los legados pontificios resultan de capital
importancia en la vacante de las diócesis y demás iglesias particulares.

En cuanto representantes ante los Estados, donde efectivamente lo son, forman parte del
cuerpo diplomático ante el Estado que lo recibe y su nombramiento y el ejercicio de su misión
está sometido a las normas del derecho internacional.

Por lo demás, el canon 367 indica que el cargo de legado pontificio no cesa al quedar vacante la
Sede Apostólica.

Tipos de legados pontificios


Ya se ha indicado que algunos legados pontificios representan al Romano Pontífice ante el Estado
en que está acreditado. Ello determina los tipos de legados.

El Nuncio Apostólico
El Nuncio Apostólico, o también Nuncio de Su Santidad, representa al Papa ante los Estados.
De acuerdo con viejas tradiciones de la diplomacia, el Nuncio de Su Santidad ejercerá de decano
del cuerpo diplomático acreditado. Por lo tanto, el Nuncio, en calidad de Decano del cuerpo
diplomático, tendrá preferencia protocolaria ante los demás embajadores y ejercerá las demás
prerrogativas asociadas al Decano. Esta práctica fue recogida en la Convención de Viena de 1815,
y actualmente en la Convención de Viena de 1961 sobre relaciones diplomáticas (arts.14,1 y 16,3).

El Pro-nuncio Apostólico
Igual que el Nuncio, el Pro-nuncio representa al Santo Padre ante los Estados y forma parte
del cuerpo diplomático en el Estado ante el que está acreditado. El Pro-nuncio, sin embargo, no
ejerce de decano del cuerpo diplomático por sí mismo, sino en función de su antigüedad en
igualdad con los demás embajadores. La práctica de la Santa Sede es enviar un Pro-nuncio ante
aquellos Estados en los que haya motivos que aconsejen que su representante no ejerza funciones
de decano del cuerpo diplomático. Como se ve, la diferencia entre el Nuncio y el Pro-nuncio es
meramente protocolaria.

El Delegado Apostólico
El Delegado Apostólico no ejerce funciones oficiales diplomáticas: no representa al Santo
Padre ante el Estado en el que ejerce sus funciones. No pertenece al cuerpo diplomático, por lo
tanto. Se envía Delegado Apostólico a aquellas naciones con las que la Santa Sede no tiene
establecidas relaciones diplomáticas. La sede de la Delegación Apostólica no goza de inmunidad
diplomática ni ninguna de las demás prerrogativas de la diplomacia internacional. Sin embargo,
para que el Santo Padre envíe Delegado Apostólico se deben dar en el país unas condiciones
mínimas de libertad religiosa y seguridad personal, pues de otro modo el Delegado Apostólico no
podría desarrollar sus funciones. Por eso, en la práctica, los Delegados Apostólicos ejercen
de representantes oficiosos ante los Estados.

Otros representantes pontificios


El Papa también designa representantes en otras circunstancias. Así, envía representantes con
calidad de Observadores ante ciertas organizaciones internacionales; excepcionalmente al Legado
ante la Unión Europea se le otorga el título de Nuncio, aunque tiene funciones diplomáticas sin
ejercer de representante ante las Iglesias particulares. También envía representantes,
normalmente con el título de Observador, a ciertos Congresos o Conferencias internacionales. En
cada caso la categoría y el alcance de su misión se contiene en las letras de nombramiento.

Calidad de los Legados pontificios


El delicado oficio de los representantes del Pontífice ha aconsejado proveer a una cuidadosa
selección y a una atenta preparación de quienes van a desempeñarlo. El cuerpo diplomático de la
Santa Sede se forma en la Pontificia Academia Eclesiástica, equivalente a las Escuelas
Diplomáticas que mantienen muchos Estados.

Los Legados pontificios generalmente son Obispos titulares. En el caso de alguna Nunciatura
especialmente antigua, el Nuncio es Arzobispo. Además, el canon 1405 determina que los Legados
pueden ser juzgados sólo por el Romano Pontífice.

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