Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
CFGM PRODUCCIÓN
AGROECOLÓGICA
[IMPLANTACIÓN DE CULT
CULTIVOS
ECOLÓGICOS]
IES SAN JUAN DE LA RAMBLA
IMPLANTACIÓN DE CULTIVOS ECOLÓGICOS 2017
INDICE DE LA UNIDAD
Objetivo de la Unidad
Criterios de Evaluación:
b) Se han caracterizado
cterizado las explotaciones colindantes.
e) Se han descrito las actuaciones que se derivan de los análisis de los parámetros
parámetros.
Los productos ecológicos no son nada nuevo, al contrario, han existido desde siempre, si bien
ahora existen sistemas que certifican que lo son. La creciente preocupación de la sociedad por
los hábitos alimenticios saludables y la calidad de los alimentos que comemos los ha puesto de
actualidad.
La demanda de estos productos nace desde el consumidor, quien desea productos alternativos
a los de la producción convencional o industrializada. El consumidor está preocupado por su
alimentación y demanda productos más naturales producidos con técnicas respetuosas con el
medioambiente y que además supongan una remuneración más justa para los productores. El
campo ha dejado de ser un mero espacio donde se producen alimentos, ahora también tiene
funciones sociales, paisajísticas, ambientales y de economía rural. La producción ecológica
trata de armonizar todas estas funciones y de alcanzar un equilibrio entre ellas.
También habrás observado que en general, aunque esto está cambiando con el incremento de
la oferta, son productos más caros y están ubicados dentro de la zona de productos gourmet,
es decir, productos para clientes que demandan mucha calidad.
En la siguiente tabla podemos ver como las principales diferencias entre producción
convencional y ecológica se basan en las diferentes técnicas de manejo de la finca o
explotación.
Ninguno de estos pasos debe darse de forma brusca o estaremos avocados al fracaso. Es
preferible tardar un año más en el proceso de transición que fracasar del todo. Para completar
la transición estos pasos deben ser acompañados de otros cambios tales como:
Mayor conocimiento de los nuevos cultivos a implantar dentro de las alternativas para
no ver mermados los rendimientos ni los ingresos.
Mejora conocimiento de la nueva maquinaria o instalaciones utilizar en el marco de la
nueva agricultura.
Conseguir incrementar la biodiversidad en la finca, en especial una vez eliminados los
agroquímicos.
Sopesar la potencial introducción de la ganadería en la finca.
Introducción de infraestructuras ecológicas (setos, etc.).
Uso de cubiertas vegetales.
Control de la erosión mediante el uso de elementos tales como cultivos en terrazas
(mejoran además la infiltración del agua en el suelo), plantación de árboles y arbustos
siguiendo las curvas de nivel (refugios de enemigos naturales de las plagas y
enfermedades), mejora de la fertilidad del suelo (estructura).
La duración del proceso de transición varia de entre uno y tres años en función del estado
inicial de la finca o parcela y del nivel de sustancias químicas presentes en forma residual de
manera que al finalizar el proceso se garantice a los consumidores la total ausencia de
elementos químicos de síntesis.
En los siguientes enlaces podréis consultar íntegramente dos de estos reglamentos, que
además son los más importantes para el desarrollo de esta unidad.
Reglamento (CE) nº 834/2007 del Consejo Europeo. (0.19 MB). Proporciona la base para el
desarrollo sostenible de métodos ecológicos de producción, garantizando el funcionamiento
eficaz del mercado interior, asegurando la competencia leal, la protección de los intereses de
los consumidores y la confianza de éstos. Modificado por el Reglamento (CE) Nº 967/2008 del
Consejo, de 29 de septiembre de 2008.
Reglamento (CE) nº 889/2008 de la Comisión Europea. (10.88 MB). Contiene las normas
específicas y detalladas para la implementación del Reglamento (CE) Nº 834/2007. Modificado
a su vez por el Reglamento (CE) Nº 1254/2008 de la Comisión, de 15 de diciembre de 2008.
Con el desarrollo de la agricultura intensiva, el ser humano modificó los equilibrios de los
ecosistemas existentes dando lugar a los agrosistemas, los cuales presentan equilibrios muy
frágiles que a menudo requieren de intervenciones directas del hombre para restablecerlos,
mediante el uso abusivo de técnicas y sustancias químicas. Estos métodos afectan
negativamente al campo pero también a los ecosistemas del entorno y finalmente al propio
hombre a través de la cadena alimenticia. Si queremos producir en ecológico debemos
estudiar la naturaleza y utilizar los procesos y funciones que se dan en la misma en nuestro
beneficio.
Cuando paseas por el campo, o al practicar senderismo, habrás observado como en los
paisajes que no han sido alteramos por la mano del hombre, la naturaleza permanece en un
estado de perfecto equilibrio, donde todo está “pensado” y donde todos los ecosistemas
existentes son altamente eficientes. Incluso cuando en la televisión vemos un documental
sobre una plaga que causa grandes daños en unos ecosistemas, los investigadores o los
naturalistas, nos cuentan que esto ocurre por una causa concreta que tiene como objetivo
conseguir restablecer el equilibrio entre especies, perdido o, simplemente empezar un nuevo
ciclo.
Así, los fundamentos ecológicos en los se basa la agricultura ecológica para asegurar sus
producciones son los siguientes:
La cadena alimentaria está formada en su base por las plantas, las cuales a su vez son el
alimento de los herbívoros o fitófagos y éstos a su vez son el alimento de los carnívoros o
La materia orgánica muerta es descompuesta en sus elementos básicos por los organismos
transformadores, cerrándose el ciclo al retornar los nutrientes al suelo para que las plantas los
vuelvan a utilizar en la fotosíntesis. Los organismos transformadores tienen a su vez su propia
cadena alimentaria, en la cual existen organismos que se alimentan solo de materia orgánica
muerta (saprófitos) y depredadores de transformadores.
En todo ecosistema la biodiversidad se manifiesta en dos formas. Por una lado como el
conjunto de organismos que se asocian para formar la cadena alimentaria en todos sus
eslabones. Por otro lado, en la naturaleza existen multitud de ecosistemas muy complejos en
los cuales organismos adaptados a distintas circunstancias se organizan en diferentes niveles
tróficos para utilizar todos los recursos disponibles, dando como resultado una óptima
producción de biomasa.
Así, en un bosque observamos como plantas con distintas necesidades de luz, agua, suelo, etc.,
se organizan en estratos para explotar todos sus recursos, permitiendo explorar todos los
perfiles del suelo a partir del agua y de la luz disponibles en cada estrato del ecosistema. Los
animales a su vez se organizan para aprovechar los distintos recursos producidos por cada
eslabón de la cadena.
Los modelos agrícolas intensivos se basan en los monocultivos y han perdido por lo tanto las
ventajas que la biodiversidad ofrece a la hora de optimizar el uso de los recursos disponibles,
disminuyendo paulatinamente su productividad. Para restablecer y mantener altos niveles de
producción se hace necesario introducir constantemente insumos al sistema: Fertilizantes,
pesticidas, etc.
B. Regulación biótica.
Ya hemos visto como los organismos que integran un ecosistema se organizan para explotar al
máximo los recursos existentes de un modo altamente eficiente y sostenible en el tiempo.
Por otro lado, en cada ecosistema se da un mecanismo o función muy importante, consistente
en la regulación biótica. Ésta se puede manifestar a través de varios mecanismos, tales como el
control de las poblaciones que unos organismos ejercen sobre otros, de manera que ninguno
de ellos se llegue a convertir en plaga, por ejemplo.
Por otro lado, la regulación biótica también se puede manifestar a través de otros mecanismos
como la segregación de antibióticos que inhiben el crecimiento de hongos y bacterias,
fenómenos de alelopatías, etc.
En otras ocasiones la regulación biótica viene dada por la simple presencia de ciertas plantas
que a su vez facilitan la presencia de otros organismos beneficiosos para los cultivos. Este sería
el caso de los setos o plantas silvestres en floración que crecen en los bordes de los cultivos y
que actuarían como reclamos de las plagas y que a su vez son refugio de depredadores y
parasitoides de las mismas, favoreciendo su control.
Como vemos, todos los organismos desempeñan una función dentro de cada ecosistema
estando todos ellos en equilibrio. La ruptura del mismo puede desencadenar la aparición de
plagas o enfermedades. En cada ecosistema existen tres tipos de grupos de organismos.
Primero tenemos aquellas especies que se pueden convertir en plagas fácilmente y que
denominados especies fitófagas y parásitas. Por otro lado están aquellos organismos que nos
pueden ayudar a controlar a los primeros y que denominamos organismos benéficos o
reguladores biológicos. Por últimos tenemos a los organismos neutros o no nocivos.
La biodiversidad dentro de los cultivos ayuda al control de las plagas dado que la mayoría de
ellas están especializadas en atacar a una determinada especie o familia de plantas. Sustituir el
monocultivo por el policultivo, introducir rotaciones de cultivos y otras técnicas culturales
crean condiciones favorables para la aparición del mecanismo de la regulación biológica sin
necesidad de recurrir a los pesticidas.
El suelo natural es un recurso no renovable a corto y medio plazo. Para formar un gramo de
suelo hacen falta cientos y hasta miles de años de evolución a partir de las rocas originales y en
función de las condiciones climáticas imperantes.
Por este motivo en la naturaleza los suelos tienden a estar protegidos y fuertemente sujetos
por el propio entramado de organismos que se desarrollan sobre el mismo (raíces de las
plantas, microorganismos, hongos, etc.). Estos organismos tienden a asociarse a su vez para
mejorar la absorción de nutrientes, reduciendo su pérdida y mejorando las condiciones de
aireación, filtración y retención de agua en el suelo. Todos estos organismos se encargan de ir
transformando la materia orgánica que cae sobre el suelo integrándola en el mismo para
sumarlos al resto de sustancias inorgánicas procedentes del sustrato original.
Los fenómenos de erosión que afectan a los suelos tienden a reducir la capa de suelo fértil en
la cual se encuentran todos los nutrientes necesarios para la vida de las plantas y para el
desarrollo del resto de microorganismos.
D. Reciclado de nutrientes.
De esta manera, en un ecosistema las plantas se organizan para asimilar todos los recursos
disponibles de manera que éstos estén, finalmente, a disposición del resto de organismos.
Tras su desintegración, las hojas caídas de plantas de raíces profundas como árboles, arbustos
y algunas leguminosas incorporan a la superficie del suelo aquellos nutrientes extraídos de las
capas profundas del mismo. Estos nutrientes están ahora disponibles para otras platas de
raíces menos profundas, que de otra manera no podrían asimilarlos. Esto sucede también con
el potasio no asimilable por muchas plantas que las especies gramíneas toman del suelo y, al
morir, lo vuelven a depositar en el mismo, pero ahora en formas asimilables para otras
especies. El nitrógeno de la atmósfera es fijado en el suelo por las leguminosas al tiempo que
solubilizan fósforo.
El consumo de nutrientes del suelo por parte de los microorganismos evita que éstos se
pierdan por lavado o lixiviado dejándolos a disposición de las plantas tras la muerte de éstos o
tras su alimentación. Al alimentarse y hacer la digestión, las lombrices de tierra hacen más
asimilables muchos nutrientes para las plantas, al tiempo que mejoran otras propiedades del
suelo como la estructura, aireación, etc. Las relaciones de simbiosis entre plantas y hongos
(micorrizas) permite a unas y otros obtener recursos no disponibles de forma individual o
explorar una mayor superficie de suelo, mejorar la capacidad de absorción de las raíces, tomar
indirectamente elementos no asimilables por las raíces como el fósforo, etc.
La biodiversidad nos asegura la estabilidad biológica de los ecosistemas, los cuales están en
constante cambio y evolución. Estos cambios acontecen de manera muy lenta, tanto es así que
la formación de un ecosistema maduro puede durar cientos de años. El hombre con sus
acciones y con su uso indiscriminado de los recursos disponibles ha alterado estos frágiles
sistemas generando efectos negativos, que en última instancia tienden a modificar el clima de
una región, su vegetación y sus suelos.
Los fenómenos de deforestación tienen consecuencias muy negativas para el conjunto de los
ecosistemas afectados y su enforno ya que los árboles juegan un papel fundamental en la
regulación ambiental, contribuyendo a que se produzcan precipitaciones, evitando que las
Los árboles también actúan como barrera física frente al efecto de los vientos reduciendo su
velocidad y minimizando el arrastre de humedad del ambiente y del suelo, por los que la
evapotranspiración del conjunto de la vegetación es menor. Al eliminar los árboles se elimina
su función reguladora del ambiente, por lo que ecosistemas ricos se empobrecen hasta llegar a
desaparecer pudiendo, en última instancia, transformar un ecosistema rico (como un bosque)
en un ecosistema pobre (como un desierto). Si los ecosistemas pueden empobrecerse de esta
manera imaginémonos las consecuencias que estos cambios pueden tener sobre los cultivos
agrícolas colindantes.
Las raíces de las plantas, en especial los árboles, mejoran la infiltración del agua en el suelo y
su capacidad de retención, disminuyéndose así los efectos de la erosión. Junto con la
estructura del suelo permiten mantener un alto contenido en materia orgánica y vida
microbiana.
Como vemos, los árboles son muy importantes en la regulación climática de cualquier región,
evitando que aparezcan fenómenos de desertización al contribuir a que se produzcan
precipitaciones y mejorar las características del suelo.
Por este motivo, la estrategia de transición debe ser planificada desde un principio de manera
que tengamos éxito en el menor tiempo posible y con las consecuencias económicas menos
negativas. En las explotaciones ecológicas se utilizan una serie de técnicas de producción cuyo
objetivo es preservar el medio ambiente, mantener o aumentar la fertilidad del suelo y
proporcionar alimentos naturales.
En la producción ecológica no se puede utilizar cualquier tipo de insumo, tal y como pasa con
la convencional. Desde un punto de vista agronómico, el proceso de transición obliga a asumir
una serie de métodos de producción y manejo de la explotación distinto a los de la producción
convencional. El siguiente esquema nos muestra las estrategias a seguir.
La aplicación de estas nuevas técnicas de manejo van a tener una serie de características y
consecuencias positivas entre las que destacamos:
Estos cambios implican un esfuerzo adicional en los productores ecológicos dado que deben
manejar y conocer nuevos cultivos con nuevas necesidades. Deben estar bien asesorados para
no fracasar en este primer paso, de manera que la herramienta de la biodiversidad se
convierta en un aliado desde el principio.
La asociación de cultivos actúa ofreciendo barreras físicas a la propagación de las plagas. Por
ejemplo, asociar cultivos de distinta altura introduce barreras físicas que dificultan la
expansión de plagas).
Cada especie cultivada lleva asociada una fauna auxiliar beneficiosa que actúa controlando
plagas.
El ciclo de vida de una plaga se frena cuando el cultivo que está atacando desaparece de la
rotación. Al cambiar de cultivo dentro de la rotación la plaga no encuentra su alimento y
termina por desaparecer. Si la plaga no ha depositado en el suelo estructuras latentes de
resistencia, como huevos, etc., cuando volvamos a cultivar la especie vegetal que fue atacada
puede que la plaga no se desarrolle o si lo hiciese deberá empezar a desarrollarse desde cero y
bajo el constante ataque de la fauna auxiliar beneficiosa.
Incremento del pH del suelo, así como de los cationes calcio y magnesio intercambiables.
La explotación debe producir el alimento del ganado que pasta dentro de la misma
y éste a su vez va a contribuir a aportar la cantidad de estiércol necesaria para
mantener la fertilidad de los suelos en niveles apropiados.
Al viajar con nuestro coche desde una a otra comarca, atravesando un puerto de montaña, es
muy posible que observemos como el paisaje natural ha ido cambiando con la altura. En
realidad, lo que estamos contemplando son cambios en los ecosistemas naturales que se
suceden debido a la altitud.
Cada ecosistema está a su vez integrado por multitud de hábitats y nichos ecológicos
diferentes en función de las distintas condiciones ambientales que se den en cada espacio,
dentro de ese ecosistema. Una charca en medio de un paisaje semidesértico nos ofrecería un
ecosistema totalmente diferente al que le rodea, de igual forma que la vida en el fondo de un
pantano, lago o mar, es diferente a la que veríamos en la orilla de cualquiera de estos tres
medios acuáticos.
Llamamos nicho ecológico al espacio que ocupa una especie dentro de un ecosistema y
representa la ocupación o función que desempeña esta especie dentro de la comunidad. Es el
hábitat compartido por varias especies y que desempeñan ocupaciones o funciones similares.
de esa charca). En lugares como los desiertos el número de especies es muy bajo, como
consecuencia de las condiciones tan extremas en las que se desarrollan estos organismos.
Todo lo contrario ocurre en un bosque tropical o una selva, en los que el número de especies
es incontable.
Cada ecosistema representa un escenario de equilibrio entre las especies u organismos que lo
integran. Sin embargo, los ecosistemas y sus especies están en continua adaptación a los
cambios ambientales. Los ecosistemas con un mayor número de especies tienen una mayor
capacidad de resistencia y supervivencia frente a cambios ambientales. La mayor diversidad
(biodiversidad) de especies confiere a su vez, al ecosistema una mayor capacidad de
adaptación y recuperación tras los cambios ambientales producidos.
Como ya sabías, las hojas se descomponen lentamente hasta sus elementos más simples. Los
nutrientes que un día los árboles tomaron de las profundidades del suelo ahora estos los
devuelven, depositándolos en su superficie para que otras plantas puedan aprovecharlos.
¿Dónde van las hojas de los árboles, cuando caen en otoño sobre el suelo de un bosque?
Seguro que si te paseas en primavera por ese bosque las hojas ya no están, han desaparecido
pero no, no se las ha llevado el viento.
En la naturaleza los distintos nutrientes, macros y micro nutrientes, circulan a través de los
denominados ciclos biogeoquímicos.
Algunas plantas, como las leguminosas, son capaces de fijar el nitrógeno atmosférico en el
suelo gracias a una simbiosis que establecen con un grupo de bacterias del género Rhizobium.
De esta manera, el nitrógeno está a disposición de otras plantas, lo cual es muy interesante
por dos motivos: Primero porque estas plantas nos dan sus frutos y por otro lado por
ayudarnos a mantener la fertilidad del suelo.
Los agrosistemas son ecosistemas que son sometidos a constantes modificaciones por parte
del hombre. Estas modificaciones afectarían tanto a los componentes bióticos como abióticos
del ecosistema y su objetivo es la producción de alimentos.
Estos cambios abarcan tanto a la composición y diversidad de la flora y fauna del agrosistema
como a la dinámica de las poblaciones o, al comportamiento de los propios individuos. Estas
intervenciones del hombre han modificado los delicados equilibrios que regulan los flujos de
materia y energía.
Existen muchas maneras de clasificar los agrosistemas. Como puedes ver en el siguiente
esquema, una de las clasificaciones más extendidas los divide en tres grandes grupos.
Si has tenido ocasión de viajar por España habrás observado que en cada comarca o zonas
geográficas más o menos homogéneas se podría decir que existe un tipo de paisaje asociado a
las mismas. La mayoría de estos paisajes han sido creados por el hombre tras siglos de
La biodiversidad es uno de los pilares esenciales en los que se apoya la agricultura ecológica y
la que garantiza que se produzcan las funciones y equilibrios necesarios para alcanzar la
sostenibilidad de los cultivos agrarios. La biodiversidad introduce una serie de ventajas al
fomentar las relaciones entre las distintas especies y los recursos naturales existentes de una
determinada zona.
Todo ello hace insostenibles estos agrosistemas modernos tan simplificados desde un punto
de vista de la diversidad biológica.
Diversidad cultural: La acción del hombre en cada parte del mundo, sus diferentes
usos y costumbres, ha hecho que se seleccionen, conserven y multipliquen
determinadas variedades de cultivos.
Si tuvieras que decidir que paisaje tiene, a primera vista, más biodiversidad de especies
arbóreas ¿qué elegirías, un pinar de repoblación o un bosque mixto autóctono? En efecto el
bosque mixto es mucho más rico en especies, además de ser un bosque natural.
Seguro que en alguna ocasión has visto algún documental sobre insectos en los que cuentan
como un insecto parasita o se come a otro de una especie distinta. Esto que sucede en la
naturaleza también sucede en nuestros cultivos de modo natural y, puede ser utilizado y
potenciado como herramienta de control de plaga.
Para conseguir esto, los productores ecológicos buscan restablecer el equilibrio a través del
uso de prácticas culturales que pretenden mantener la biodiversidad y la actividad biológica
del suelo. Sus técnicas culturales persiguen alterar el suelo lo menos posible, el empleo de
cultivos y variedades autóctonas mejor adaptadas al medio, la utilización de la fertilización
orgánica, el uso de abonos verdes, la introducción de rotaciones y asociaciones de cultivos
(mayor biodiversidad, mejor aprovechamiento y reciclado de los nutrientes del suelo), etc.
Existen diversas estrategias para fomentar la fauna auxiliar y su efecto positivo en el control
biológico natural de las plagas y enfermedades que atacan a nuestros cultivos.
más o menos simplificados. Ante esta situación, los organismos plaga se multiplican y causan
daños severos en los cultivos.
Así, es importante identificar la plaga que nos ataca y buscar sus enemigos naturales entre las
poblaciones autóctonas. Una vez conseguido esto debemos trabajar para mantener unas
buenas condiciones ambientales, de manera que los enemigos naturales se sientan como en su
casa y no abandonen de manera definitiva nuestros cultivos o su entorno más cercano. Esto
último se consigue a través de las infraestructuras ecológicas.
En el siguiente enlace podéis acceder a un interesante documento que nos habla del control
biológico en agrosistemas mediante el manejo de insectos entomófagos, del rol e impacto de
los depredadores y parasitoides sobre las poblaciones plaga así como las distintas estrategias
de manejo del control biológico que existen.
A lo largo de esta unidad vamos a ahondar en los aspectos de este estudio previo de la finca,
en su historial, como pilar básico a partir del cual determinaremos las estrategias a poner en
marcha dentro del plan de conversión que desarrollaremos a posteriori.
2.1. Finca.
Desde un punto de vista agronómico una finca es una superficie de terreno que en la mayoría
de los casos se establece sobre suelos catalogados, desde un punto de vista urbanístico y
jurídico, como rústicos. Desde la antigüedad y hasta tiempos relativamente recientes, la finca
ha sido el símbolo de riqueza y prosperidad más importante. La finca representaba el bien
inmueble por excelencia, la tierra.
Hoy en día las tierras ya no tienen, al menos en los países más desarrollados, la importancia
que antaño tuvieron en tanto que ahora la capacidad de los propietarios para utilizar sus
terrenos está limitada por normativas urbanísticas, más o menos estrictas, en función de la
ubicación de la finca. No obstante, constituyen un recurso estratégico de primer orden a la
hora de estimar la capacidad de un país para producir sus propios alimentos y cubrir las
necesidades alimenticias de su población.
Cuando contemplas un extenso campo de cereal o un campo de naranjos o cualquier otro tipo
de planta cultivada, en realidad lo que estamos contemplando se denomina coloquialmente
finca, aunque también se le llama explotación agrícola.
Dentro de una explotación el proceso productivo hace intervenir al medio (clima, suelo) y los
mecanismos y fenómenos biológicos utilizando para ello toda la capacidad productiva de la
misma, combinando tierra, mano de obra, maquinaria y capital.
Debemos formarnos una imagen clara del espacio físico que configura la finca, de manera que
se puedan organizar todos los procesos productivos entorno a un hilo conductor que concluya
con la conversión de la finca en ecológica, asegurando su viabilidad económica.
El plan de gestión de la explotación es flexible y dentro del mismo nos podemos encontrar con
decisiones que hay que tomar casi de un día para otro, como por ejemplo realizar la siembra o
no en función de la climatología, o en otros casos se puede fijar con mucho tiempo de
antelación como es el caso de la adquisición o renovación de un equipo o maquinaria. Cada
decisión se toma desde la perspectiva de la experiencia, observación del terreno, cierto
instinto y sabiduría práctica.
En las grandes explotaciones agrarias, el productor o productora puede delegar la mayor parte
de las decisiones en un director o directora o gerente. Como propietario o propietaria, sigue
asumiendo los riesgos pero se reserva la decisión de elegir a sus colaboradores o
colaboradoras(equipo de gestión) con los que comparte el resto de las funciones de un
empresario o empresaria. A este equipo de gestión se le denomina tecnoestructura o grupo de
técnicos y técnicas que cumplen funciones de gestión y organización dentro de una empresa.
Toda explotación agraria tiene una orientación principal, agrícola, ganadera, forestal, etc.
Todas cuentan con un director, directora o gerente, que en la mayoría de los casos es
el propio productor o productora, y si las condiciones económicas lo permiten puede
contar con un equipo de técnicos y técnicas (ingenieros e ingenieras, biólogos y
biólogas, veterinarios y veterinarias, etc.) con los o las que comparte las funciones de
gestión (tecnoestructura) y que forman parte de la empresa agraria.
En ganadería ecológica hay que adaptar las instalaciones y alojamientos ganaderos a las
exigencias de la normativa, en función de cada especie. En este sentido, en las instalaciones
ganaderas los animales deben disponer de espacio suficiente para cubrir sus necesidades
biológicas y etológicas (de comportamiento), tener fácil acceso a la alimentación y el agua.
Si alguna vez ha visitado una explotación mixta, agrícola y ganadera por ejemplo, te habrás
fijado que existen edificaciones con distintos usos. En unos casos sirven para guardar la
cosecha, el alimento para el ganado, en otros casos son alojamientos, sala de ordeño, paridera,
etc.
En el siguiente enlace que ya tienes en algún apartado anterior podrás consultar el Título II,
Capítulo 2, Sección 2, artículos del 10 al 16 del Reglamento (CE) Nº889/2008 en el cual se
dictan las normas aplicables a los alojamientos y métodos de cría de los animales en
producción ecológica. En el Anexo III del Reglamento se establecen las superficies mínimas
interiores y exteriores y demás condiciones de alojamiento para cada especie y categoría de
animal.
Existe tanto normativa europea como nacional sobre bienestar animal e instalaciones
ganaderas que es interesante que conozcas y manejes.
Entre las prácticas no permitidas, figuran aquellas que suponen realizar una labor de alzado del
terreno para luego voltearlo, invirtiendo las capas del suelo, ya que estas técnicas implican
enterrar en profundidad la capa superficial, rica en humus, provocando de este modo que la
actividad microbiana del suelo se detenga.
Si vives en un pueblo, según la época del año de que se trate, seguro que habrás observado
cómo en determinados momentos del año desfilan diferentes máquinas por las carreteras en
dirección a los campos de cultivo para trabajar. Estas máquinas tienen nombres distintos y
sirven para desempeñar diferentes funciones en cada caso, son máquinas específicas para una
u otra operación del cultivo.
Hoy en día el procesado de productos nos ofrece múltiples posibilidades en función de las
instalaciones disponibles y de la estrategia de comercialización que adopte el productor. La
siguiente imagen nos muestra todo el abanico de opciones de transformacion de productos
que existe.
En primer lugar deberemos decidir si producir lo que se vende (enfoque menos arriesgado) o
vender lo que se produce (enfoque más arriesgado). Para una explotación que está en sus
inicios parece que la primera opción sería la más adecuada para no afrontar riesgos excesivos.
Una vez que los ingresos se han estabilizado se pueden estudiar nuevas alternativas de
diversificación de productos hacia nuevos mercados.
Estudiar las posibilidades de envasado y/o procesado puede ser una buena estrategia de
diferenciación frente a competidores o competidoras. Al envasarlos y/o procesarlos estamos
dotando de valor añadido a nuestros productos y por lo tanto podemos obtener mayores
ingresos tras su venta. El aspecto final de nuestro producto, envasado y/o procesado, así como
el tipo de mercado de consumidores y consumidoras al que nos dirigimos, puede ser la clave
para ser competitivos.
Los canales largos tienen muchos intermediarios y están bien establecidos (supermercados,
hipermercados y exportación). Los canales cortos o directos pueden darse en la propia finca,
Internet, tiendas especializadas, cooperativas de consumidores y consumidoras, ferias,
mercadillos locales o comarcales, restaurantes, etc. En general el precio percibido por el
productor a través de canales cortos es mayor que a través de canales largos en los cuales
participan más intermediarios.
En una explotación agrícola esta situación se da cada día y, por eso, es muy importante
estudiar y valorar los costes productivos y las expectativas de ingresos, ya que, al fin y al cabo,
de éstos depende la viabilidad económica de la misma.
Los estudios comparativos entre balances o resultados económicos obtenidos por productores
y productoras ecológicos y convencionales no son concluyentes a favor de ninguno de los dos
sistemas de producción. En principio, puede parecer que la principal diferencia entre los
resultados obtenidos entre producción ecológica y convencional se presenta en los menores
rendimientos obtenidos en ecológico, si bien los estudios no son tampoco determinantes a
este respecto. Lo que sí es cierto es que el precio final obtenido por el productor ecológico es
mayor que el precio obtenido por el productor convencional, es más justo con el productor.
Lo que si resaltan algunos estudios es el hecho de que en las explotaciones ecológicas todavía
existe margen para la mejora de los resultados económicos. Esto es posible debido a que tanto
el incremento de los rendimientos como la reducción de costes son todavía manifiestamente
mejorables en los sistemas de producción ecológica.
Para lograrlo todavía hay que desarrollar investigaciones que profundicen en la optimización
de algunas de las técnicas actualmente aplicadas como son:
El resultado final del estudio o valoración económica de los nuevos costes de explotación,
dependerá del estado inicial de la finca o explotación agraria. La estrategia de la producción
ecológica es eliminar la dependencia de insumos externos al diseñar agrosistemas integrales
en los que la sustentabilidad económica y ecológica estén aseguradas.
Conocer las diferencias existentes entre los costes de producción de los cultivos
convencionales frente a los ecológicos es importante para comprender que no estamos ante
un sistema que genera mayores costes.
En el siguiente enlace podrás consultar un interesante estudio comparativo entre los costes de
producción de la agricultura convencional frente a la ecológica en distintos cultivos en la
Comunidad Valenciana. El estudio fue presentado por Investigadores e investigadoras de la
Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola, Universidad Politécnica de Valencia y
presentado en el IV Congreso de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE). El
documento ofrece interesantes respuestas a preguntas que muchos agricultores y agricultoras
se plantean a la hora de decidir si certificar sus producciones en ecológico o no.
Saber si los costes son más elevados en un sistema o en otro, qué sistema emplea más o
menos mano de obra, lo cual puede repercutir muy positivamente en el medio rural, etc.
Si condujeses desde el fondo de un valle hasta la cima o cumbre de la montaña más cercana
seguro que verías pasar distintos paisajes a lo largo del recorrido. La vegetación se ordena
según la altura, cultivos en las zonas más bajas y hasta media ladera, bosque a continuación,
pastos después e incluso, si la cima es muy elevada, los pastos darán paso a zonas sin
vegetación y dominadas por el frío permanente. En este viaje es posible que detectases como
la floración de ciertos cultivos se escalona en función de la altura, floreciendo primero en el
fondo del valle y luego gradualmente hacia arriba. También habrás observado como la
vegetación de la umbría o la solana de la montaña es diferente, debido entre otros factores, al
mayor grado de insolación de la solana.
Sin darnos cuenta, hemos realizado un viaje a través de los climas y microclimas locales,
diferenciados o graduados en este caso por el efecto directo de la altitud o de la exposición.
Dentro de los parámetros climáticos uno de los que tiene mucha importancia, y que determina
que una variedad de especie frutal pueda desarrollarse en un lugar o no, es el régimen de
temperaturas, tanto máximas como mínimas.
¡Este año tampoco he podido recoger las naranjas, ¡se han helado otra vez! ¡este año no me
han brotado los manzanos! Seguro que alguna vez has escuchado estas frases a algún
agricultor.
La Climatología es la rama de la Geografía que se ocupa del estudio del clima y del tiempo
atmosférico.
Este conocimiento y experiencia son los que aseguran, salvo años excepcionales, que cuando
se produce una helada ésta no afecte a la floración de los cultivos o cause daños en los frutos,
o que el nivel de precipitaciones sea suficiente para cubrir las necesidades de cada cultivo, o
que las temperaturas permitan que todos los cultivos puedan cubrir su ciclo vegetativo
completo hasta dar sus frutos.
Así pues, en el estudio del clima de nuestra finca o explotación debemos empezar por conocer
el clima local, caracterizarlo en función de las precipitaciones medias y su distribución a lo
largo del año, temperaturas medias de cada mes, etc. Además, debemos ser capaces de
diferenciar entre los posibles microclimas que se puedan dar en nuestra parcela en el caso de
que ésta esté situada en alguna zona con especiales características.
Esta caracterización del clima nos va a permitir seleccionar las especies y variedades a
introducir dentro de nuestras rotaciones y asociaciones de cultivos, en función de sus distintos
requerimientos edafoclimáticos (suelos y parámetros climáticos).
Al analizar el efecto del viento desde el punto de vista agroclimático habrá que abordar sus efectos beneficiosos y
perjudiciales, así como el sistema de cortavientos ideado para reducir los efectos nocivos sobre los cultivos (Gil-
Albert, 1986, Urbano, 1999, Villalobos et al., 2002).
El viento tiene una serie de efectos beneficiosos, un viento suave permite la renovación del aire facilitando la
transpiración de las plantas. El viento transporta las semillas en las especies de dispersión anemócora a distancias
considerables, y dispersa el polen en las especies cuyo agente polinizante es el viento (anemofilia). En las especies
con dispersión anemócara la planta puede disponer de semillas o frutos ligeros (p.ej.: orquidáceas), presencia de
alas (p.ej.: catalpa, arce y olmo), desarrollo de hilos algodonosos o penachos sedosos (p.ej.: vilano de los chopos).
El viento, al mover las capas de aire frío situadas sobre el suelo, evita las heladas nocturnas y nieblas de irradiación.
También, el viento por su efecto evaporante ayuda al secado de las cosechas y siegas, y secado de los suelos
encharcados; y favorece, debido al balanceo producido por vientos suaves, el encañado de los cereales. Por último, el
viento puede determinar la bondad de una zona para el cultivo de algunas plantas. Así en el cultivo de la patata de
siembra, el viento favorece la eliminación de los pulgones como vectores de virosis cuando las velocidades son
superiores a 6 km/h.
Velocidades de viento elevadas pueden causar daños mecánicos en cultivos y plantaciones, pudiendo causar caídas
de frutos y hojas, vuelco de cereales y en casos más extremos ruptura de ramas en árboles. En zonas donde existe un
viento fuerte persistente y dominante es usual la deformación de la copa del árbol tendiendo a desequilibrar la
ramificación e inclinando el tronco, adquiriendo la copa la forma de llama. Uno de los efectos dañinos del viento es
el vuelco (numerosos autores dejan el término de encamado para el vuelco producido por un exceso de nitrógeno, o
enfermedades) de los cereales. Para paliar el efecto hay que utilizar variedades más resistentes y flexibles, además de
abonar, y labrar adecuadamente. La ruptura del tronco o incluso el descuajo del árbol puede ser causado, junto a la
presencia de velocidades del viento elevadas, a la presencia de cavernas en el interior del trono (debidas a
temperaturas extremas: hielo o insolación), o a la falta del anclaje debido a portainjertos poco vigorosos o a
problemas edáficos que impiden una adecuada implantación en el suelo del árbol. La ruptura de ramas provoca
grandes heridas que son de lenta y mala cicatrización.
Además de los problemas mecánicos citados, el viento causa problemas en prácticas agronómicas como son el riego
por aspersión y la pulverización de productos fitosanitarios.
Por otro lado, el viento puede impedir el vuelo de los insectos polinizadores, los problemas surgen con velocidades
de 10 km/h, haciéndose prácticamente impracticable el vuelo con velocidades de 20 km/h; el problema puede ser tan
grave en las especies entomófilas que puede llegar a ser un factor limitante para la producción.
También causan daños los vientos cálidos y secos, que pueden llegar a provocar el asurado, al no poder la planta
reponer el agua transpirada, y los vientos salinos de las costas que puede ocasionar problemas de fitotoxicidad por
sales. El asurado (asolanado o golpe de calor) se produce cuando coinciden temperaturas altas con un viento seco,
que provocan un aumento tal de la evapotranspiración que las raíces son incapaces de compensar las pérdidas
producidas. Aunque se observa una mayor incidencia del asurado en secano, también se presenta el fenómeno en
suelos bajo regadío, y suelos con reserva de agua disponible en el suelo, esto nos demuestra que la falta de agua no
explica por sí sola el fenómeno. Otras formas de golpe de calor también aparecen en frutales. Por su efecto aparecen
en las hojas quemaduras más o menos intensas, y se produce caída de frutos.
Otro problema, ya comentado es cuando el viento actúa como agente de erosión del suelo, disminuyendo el espesor
de la capa fértil, o cubriendo e invadiendo las tierras con arenas. Por otra parte, el viento ayuda a la propagación de
algunas plagas y enfermedades (p.ej.: nubes de langostas, pulgones, escarabajo de la patata, oidio, mildiu, etc.);
puede transportar semillas de malas hierbas; y, puede entorpecer la conservación de la pureza varietal en el proceso
de producción de semillas.
En todas las regiones de España el viento origina daños con una cierta frecuencia, siendo los daños mecánicos
debidos a velocidades máximas por episodios extremos los más usuales. En las zonas costeras las brisas marinas
obliga a proteger a los cultivos. Otra zona donde son usuales las protecciones es en el Valle del Ebro debido a la
incidencia del cierzo. Por otro lado, el viento solano puede causar daños en numerosas zonas por su gran poder
desecante, por lo que es usual su protección en la zona andaluza y extremeña.
Las plantas de hoja caduca necesitan acumular o vivir un período de frío invernal para poder
brotar en primavera y desarrollarse en condiciones óptimas. Este fenómeno se denomina
dormición, receso o latencia.
Tiene una gran importancia desde un punto de vista agronómico ya que determina en que
zona podemos o no cultivar ciertas especies frutales. Las distintas variedades comerciales de
una misma especie frutal nos van a permitir vencer este problema en función de sus
necesidades de horas de frío acumuladas. Si estas necesiades de horas frío no se cubren las
plantas sufren efectos negativos que hacen inviable su cultivo.
¿Cuáles son los efectos negativos que podemos observar como consecuencia de la falta de frío
invernal?
En la vegetación:
1. La brotación es desuniforme y se retrasa.
2. Muchas yemas vegetativas no brotan, quedando latentes, aunque pueden hacerlo más
tarde.
3. Los brotes crecen más débiles.
4. Las yemas laterales no abren y la planta presenta un desarrollo más vertical
(acrotonía).
En el árbol:
1) Retraso en la entrada en producción.
2) Desenfrenado crecimiento vegetativo.
3) En frutales de pepita, pocos dardos.
4) Excesivo uso de reservas.
5) Poco desarrollo foliar, con mayor daño de sol.
En las flores:
1) La floración se retrasa, se extiende y es desuniforme.
2) Como consecuencia de lo anterior, las variedades no coinciden en el tiempo de
floración, afectando el cuaje.
3) Las flores más débiles caen antes de cuajar, tienden a ser deformes, multiovuladas.
4) El polen es poco viable.
5) En el damasco y otros frutales de carozo, muy sensibles a la falta de frío, se observa
caída de yemas.
En la fruta:
1) Maduración irregular.
2) Menores producciones.
3) La calidad de la fruta se ve afectada: a) menor tamaño b) pobre coloración (‹
disponibilidad de carbohidratos para nutrirla).c) menor firmeza (menor
densidad celular en los tejidos en formación).
El agua es esencial para la vida de las plantas, es un factor limitante para su crecimiento,
desarrollo y regulación de la temperatura. Es el medio en el cual los nutrientes del suelo se
disuelven pasando luego a las plantas a través de sus raíces. El consumo de agua de una
planta depende de varios factores:
Para conseguir el correcto desarrollo de los cultivos y obtener de ellos la máxima producción
debemos procurar que tengan satisfechas sus necesidades de agua (hídricas). En función de la
climatología local los cultivos de secano podrán ver o no satisfechas todas sus necesidades
hídricas a partir de las precipitaciones anuales.
Debemos conocer la relación entre la humedad del suelo y el rendimiento de las cosechas. Así,
los cultivos de regadío suelen dar sus mayores rendimientos cuando mantenemos un régimen
de humedad constante en el suelo por encima del 80 % del agua utilizable (capacidad de
campo). En los cultivos de secano, sus máximos rendimientos se dan en condiciones de
humedad algo menores, en torno al 60 %. En general, el incremento de los rendimientos en
respuesta a la disponibilidad de agua es más importante en los cultivos de regadío.
En las zonas secas debemos procurar además, que la escasez de agua no afecte a la fisiología
de la planta (fotosíntesis, producción de hojas, nutrición, etc.) dado que en condiciones
extremas de sequía éstas pueden llegar a morir.
Por otro lado, la disponibilidad de agua es un factor imprescindible para poder programar
estos riegos ya que puede ocurrir que el agua no esté disponible cuando la necesitemos. Otro
factor importante es la calidad del agua de riego disponible ya que ésta puede condicionar e
incluso limitar su utilización.
Por último, deberemos valorar el sobrecoste de producción que el metro cúbico de agua
consumida ejercerá sobre nuestros productos.
Seguramente habrás escuchado que cuando los años son generosos en lluvias y bien repartidas
durante el año, las cosechas son abundantes y de buena calidad. En los años anormalmente
secos las cosechas pueden llegar a perderse totalmente.
El agua es un recurso escaso. El regadío es una fórmula a través de la cual podemos salvar el
problema de la falta de precipitaciones o lo irregular de las mismas, asegurando así nuestras
producciones y la viabilidad de cultivos en zonas donde de otra manera no se podría cultivar.
Actualmente, los regadíos se abastecen de distintas fuentes: Desaladoras, depuradoras, pozos,
embalses, ríos, etc.
Algunas de estas fuentes implican generar impactos negativos sobre el medio ambiente como
es el caso de las desaladoras en su zona de vertido de sales procedentes del proceso de
desalación. ¿Crees que está justificado poner en regadío zonas que antes nunca lo fueron o
zonas que por sus escasas precipitaciones requieren de esta técnica para la subsistencia de
cultivos con altos requerimientos hídricos? ¿qué crees que se podría hacer a la hora de decidir
qué cultivo implantar en cada zona?
En el siguiente enlace podrás acceder al visor geográfico del Sistema Integrado de Información
sobre el Agua (SIA), a través del cual podrás visualizar multitud de mapas temáticos
relacionados con diversos parámetros del recurso agua en diferentes niveles de detalle.
Como sabes, el suelo es un recurso no renovable a corto plazo. Su degradación puede ser muy
rápida mientras que su formación o recuperación es tan lenta que es inapreciable a escala
humana.
Dentro de la explotación se hace imprescindible hacer una adecuada planificación de los usos
del suelo si buscamos evitar su degradación, en especial de los suelos con buenas o muy
buenas aptitudes agronómicas.
El primer paso para la planificación del uso de los suelos presentes en la finca pasará
necesariamente por conocer los tipos de suelos existentes, recurriendo para su estudio a los
distintos métodos de clasificación de suelos que están disponibles, entre las que destacamos:
En dicho mapa indicaremos el uso potencial de los suelos desde un punto de vista productivo:
Cultivos agrícolas, regadíos, repoblaciones forestales, pastizales, etc.
La aptitud agrícola de un suelo nos determinará además el grupo de cultivos más adecuados
para el mismo, esto es, qué rotación de cultivos sería la más conveniente para no agotarlo o
qué cultivos no se desarrollarían bien en ese tipo de suelo.
Para valorar la capacidad productiva de los suelos es necesario conocer otros datos como el
nivel de precipitaciones, temperaturas medias, pendiente, profundidad, textura, pedregosidad,
grado y riesgo de erosión, necesidade
necesidadess de medidas de conservación, existencia de capa
freática poco profunda, fertilidad, salinidad, resistencia al laboreo agrícola, etc.
El siguiente esquema nos muestra los distintos factores que influyen sobre la capacidad de un
suelo para sostener cultivos de forma viable.
Si tuvieses que hacer una plantación de frutales u otro tipo de cultivo seguro que elegirías, sin
pensarlo mucho, algún terreno que para empezar fuese llano, que no tuviese piedras, rico en
nutrientes, mullido, etc. Por este mismo motivo no parecería muy lógico implantar el cultivo
en un terreno con mucha pendiente, lleno de piedras, etc., ¿verdad? A lo largo de este
apartado vamos a profundizar algo más sobre estos aspectos que parecen tan lógicos.
erosión lateral;
planos, franco a franco
incorporación de
limosos, buena capacidad
material orgánico Maíz, frijol, zapallo,
de retención hídrica;
proveniente de sandia, arroz, yuca,
II fertilidad natural media;
cosechas, material hortalizas y árboles
medianamente ácidos a
verde, etc., rotación de frutales nativos.
neutros. Limitaciones
cultivos y
ligadas mayormente a
establecimiento de un
inundaciones eventuales.
programa racional de
fertilización.
Suelos profundos a Protección para las
moderadamente áreas susceptibles a
Maíz, arroz, zapallo,
profundos, planos a inundaciones. Control
sandía, frijol,
ligeramente inclinados, de la erosión hídrica
hortalizas, caña de
franco arenosos a franco en base a surcos en
azúcar, ñame, pina,
arcillosos, friables o muy contorno, cultivos en
yuca, pastos y frutales
firmes, de fertilidad fajas, cultivos de
III nativos. Plátano y
natural baja a media; cobertura, y rotación
banano,
algunos son de reacción de cultivos, de
fundamentalmente en
medianamente ácida a preferencia con
las áreas que se
neutra y otros muy leguminosas.
inundan
fuertemente ácidos a Establecimiento de
periódicamente.
fuertemente ácidos; programas racionales
pueden presentar de fertilización acorde
Suelos de profundidad
efectiva limitada,
empinados a muy
TIERRAS MARGINALES PARA USO
AGROPECUARIO APTAS PARA EL
APROVECHAMIENTO FORESTAL
empinados, potencial
hidroerosivo muy
Aprovechamiento
elevado. Pueden
racional y
presentar rocosidad o Explotación racional y
repoblamiento de las
pedregosidad superficial. aprovechamiento
VII especies forestales.
También existen suelos integral de los
Hay que evitar las
planos con bosques.
quemas y talas
microdepresiones,
indiscriminadas.
arcillosos y pobremente
drenados e inundables;
napa freática a escasos
centímetros de la
superficie.
TIERRAS NO APROPIADAS
Tierras montañosas de
EXPLOTACION FORESTAL
Protección de cuencas;
AGROPECUARIOS NI
explotación de minas y
pedregosos y rocosos, y mejoramiento de las
canteras y captación de
VIII tierras planas de drenaje tierras pobremente
aguas. Marco escénico
muy pobre. Son suelos drenadas puede o no
de los bosques de
arcillosos, con superficies ser factible o poco
protección y vida
de empozamiento de justificable.
silvestre.
agua casi permanente.
Saber cómo se forman los suelos en función del material de partida, su clasificación, textura y
estructura, características hídricas y tipos de contaminación a los que pueden verse sometidos,
es algo interesante que va a completar tu formación sobre suelos.
Cuando hablamos de fertilidad de un suelo nos referimos a la capacidad que tiene éste para
suministrar a las plantas o cultivos los elementos necesarios para su crecimiento y desarrollo.
Para la obtención de cosechas a partir de los cultivos debemos tener en cuenta una serie de
factores que influyen en su desarrollo, como son la disponibilidad de agua, dióxido de carbono,
oxígeno, temperatura, luz y nutrientes. Todos son importantes en este proceso ya que sin uno
de ellos el desarrollo de los cultivos se vería comprometido seriamente.
En el crecimiento de los cultivos influyen además otros factores como son la dotación genética
de cada material vegetal, la presencia de seres vivos que fomenten o afecten al buen
desarrollo del cultivo y por último el suelo como soporte físico de las plantas y fuente de agua
y nutrientes.
La fertilización es la técnica mediante la cual el hombre repone al suelo los nutrientes que las
plantas extraen al crecer. En la agricultura ecológica la fertilización se basa en la preservación
de la fertilidad del suelo.
Mediante la fertilización orgánica los productores ecológicos son capaces de reponer los
nutrientes y mantener la fertilidad a largo plazo del suelo, al tiempo que se mejoran y
mantienen las propiedades del mismo y su actividad microbiológica.
La fertilidad a largo plazo necesita del aporte sistemático de materia orgánica de lenta
degradación, el humus. Esta materia es degradada por los microorganismos del suelo que son
los responsables, en gran medida, de la formación de la estructura grumosa y deseable de los
suelos.
El humus es una sustancia que procede de la descomposición de la materia orgánica del suelo,
de origen animal o vegetal, y su papel más importante es el de servir de cemento o pegamento
entre las partículas minerales, permitiendo así que el suelo tenga estructura, se formen los
agregados, mejore la velocidad y circulación del agua, penetración de las raíces, aireación y
resistencia a la erosión.
La materia orgánica
gánica forma parte de la fase sólida del suelo y está constituida por una mezcla
de microorganismos y residuos de vegetales y animales superiores.
La materia orgánica fresca o poco descompuesta sufre una primera transformación que la
convierte en humus (HUMIFICACION)
HUMIFICACION) para, en un segundo proceso, continuar su
descomposición hasta convertirse en elementos minerales asimilables (MINERALIZACION).
(MINERALIZACION)
El contenido medio de materia orgánica de los horizontes superficiales de los suelos cultivados
oscila entre el 1-3 %. Este contenido desciende en los suelos sometidos a fuerte laboreo o en
los que soportan rotaciones de cultivos de alta intensidad dejando pocos rastrojos o residuos.
Por el contrario, este contenido aumenta en suelos con sistemas agroforestales y pratenses o
los que presentan deficiente drenaje. El contenido de materia orgánica desciende rápidamente
conforme descendemos por el perfil de un suelo.
Más importante aún que el contenido de materia orgánica en el suelo resulta la velocidad en la
que ésta evoluciona y el equilibrio al que tienden la humificación y la mineralización. Buenos
suelos agrícolas humifican y mineralizan la materia orgánica con alta velocidad. Un contenido
excesivo de materia orgánica puede hacer un suelo no apto para el cultivo (turberas, pantanos,
etc.).
Como ya sabréis, al añadir materia orgánica al suelo estamos llevando a cabo un aporte de
nutrientes al mismo, de la misma manera que si adicionásemos abonos inorgánicos o de
síntesis, si bien el funcionamiento de ésta en el suelo es muy distinto. El papel de la materia
orgánica en el suelo va mucho más allá ya que ésta mejora las propiedades biológicas, físicas y
químicas del suelo, funciones éstas que no realiza la fertilización inorgánica.
En realidad, en fertilización orgánica, cuando hablamos de materia orgánica del suelo nos
estamos refiriendo al humus que ésta contiene ya que en ella existen otros elementos que no
son humus, como restos sin descomponer, insectos, hongos y bacterias, etc.
Para mantener la fertilidad del suelo, la agricultura ecológica utiliza la fertilización orgánica.
Ésta no persigue poner a disposición de las plantas grandes cantidades de nutrientes en un
momento determinado, como en agricultura convencional. Por el contrario, en la fertilización
orgánica los nutrientes son liberados lentamente en función de las condiciones ambientales
que, a su vez, favorecerán el crecimiento de las plantas y la potenciación de la actividad
microbiana del suelo.
La materia orgánica forma parte de la fase sólida del suelo y, para hacernos una idea de su
importancia en el suelo y de sus efectos sobre las propiedades generales del mismo y su
influencia en las plantas os apuntamos algunas ideas:
Como ya hemos visto la materia orgánica influye muy positivamente en la mejora general de
las características del suelo. Estas propiedades se mantienen debido a los productos formados
durante la descomposición de la materia orgánica, como al humus que queda en el suelo tras
esta evolución y que seguirá descomponiéndose.
A continuación vamos a pasar a describir las fuentes de materia orgánica de origen ecológico
más utilizadas y autorizadas en agricultura ecológica.
Dentro de este grupo encontramos una amplia variedad de productos como son el estiércol
fresco, en sus dos formas, mezclado con paja o en forma líquida (purines), o el estiércol
compostado con diferentes procesos de fermentación y que puede proceder de la mezcla,
enriquecida o no, de estiércol con residuos vegetales o agroindustriales. Profundicemos sobre
cada uno de ellos.
Análisis de la composición nutricional media de los distintos tipos de estiércoles utilizados en agricultura
ecológica
Contenido de elementos nutritivas (kilogramos /
Origen del estiércol Materia seca (%) tonelada métrica)
N P205 K2O MgO S
Vacuno 32 7 6 8 4 –
Oveja 35 14 5 12 3 0,9
Cerdo 25 5 3 5 1,3 1,4
Caballo 100 17 18 18 – –
Purines 8 2 0,5 3 0,4 –
Gallinaza 28 15 16 9 4,5 –
Guano 100 130 125 25 10 4
Cuando utilizamos estiércoles debemos asegurarnos de que éstos están maduros o hechos.
Esto es importante dado que en sus etapas iniciales el estiércol poco “hecho” es rico en otros
elementos menos deseables como son las semillas de malas hierbas o un sin fin de patógenos
de las plantas. Durante su proceso de maduración desprende además gran cantidad sustancias
que pueden ser fitotóxicas (tóxicas para las plantas).
El estudio inicial de la fertilidad del suelo nos va a indicar la cantidad de estiércol que debemos
introducir en la explotación. Además, debemos tener en cuenta que una vez en el suelo el
estiércol se va a descomponer añadiendo fertilidad mineral al suelo (libera el 50 % de sus
minerales durante el primer año, 35 % en el segundo y 15 % el tercero). Según el tipo de suelo
el efecto del estiércol durará más o menos, siendo por lo general mayor en suelos arcillosos y
menor en suelos arenosos.
Lo más importante para conseguir un buen compost es partir de unos materiales orgánicos con
unas características determinadas y manteniendo unas condiciones especiales de
temperatura, humedad y aireación.
Para obtener un buen resultado en el menor tiempo posible debemos conseguir que la mezcla
de materiales tenga una relación carbono/nitrógeno (C/N) de 25-30/1, triturar el material
hasta conseguir partículas de tamaño entre 10-50 mm. Una vez iniciado el proceso, la pila de
compost en formación se va volteando de manera que se mantengan siempre unas
condiciones de temperatura (entre 35-65 ºC), humedad (entre el 40-60 %) y aireación que
garantice unos niveles de oxígeno en su interior o unos niveles de oxígeno de entre 10-18 %.
Estiércol 15-30/1
Alperujo 37/1
Leguminosas 10-15/1
Gallinaza 10-15/1
Alpechín 12-19/1
Purín 2-3/1
Lisier 4-7/1
Paja 100-150/1
Purines o lisier.La diferencia entre purín y lisier radica en que el primero está formado
solo por los orines de los animales, que se escurren de forma natural y son recogidos
en los dispositivos existentes en los alojamientos ganaderos. El lisier es como un
estiércol líquido, una mezcla de orines y deyecciones sólidas que son recogidas y luego
diluidas en agua. Ambos son compuestos muy heterogéneos y de composición muy
variada en función de los animales de partida, su manejo y las condiciones de los
establecimientos ganaderos. En su composición se pueden encontrar sustancias
orgánicas y minerales disueltas, hormonas, desinfectantes, antibióticos (estos últimos
en ganadería covencional) e incluso patógenos de los animales.
La riqueza media de los purines o lisieres de origen ecológico suele ser de 1,50 a 2,50
kilogramos por metro cúbico de nitrógeno, de 0,25 a 0,50 kilogramos por metro cúbico de
fósforo y de 4,00 a 6,00 kilogramos por metro cúbico de potasio.
Dado que son abonos orgánicos muy fermentables conviene estabilizarlos antes de utilizarlos.
Para ello se baten introduciendo aire en las fosas en las cuales están acumulados.
Los abonos verdes. Los abonos verdes son plantas de crecimiento rápido sembradas
con la función de ser enterradas en el mismo lugar en el que se han desarrollado. Para
que cumplan con sus funciones beneficiosas se deben incorporar al suelo cuando
tengan la máxima cantidad de masa verde y nutrientes, tras la floración y antes de la
fructificación. Se recomienda triturarlas con varias siegas antes de enterrarlas con una
labor de grada o cultivador.
Entre las especies o familias más interesantes se utilizan las leguminosas (habas, trébol o veza
que fijan nitrógeno atmosférico en el suelo), gramíneas (cebada, avena o centeno, utilizadas
en asociación con las leguminosas para formar una buena masa de vegetación) o las crucíferas
(rábano forrajero, colza, crecen rápido y aprovechan las reservas del suelo extrayendo
nutrientes poco accesibles). También se pueden utilizar como abonos verdes las hierbas
adventicias. Para obtener buenos resultados con los abonos verdes se recomiendan incorporar
al suelo 1 tonelada por hectárea de volumen de residuos vegetales.
Esto es debido a que las semillas de los frutos que compraste eran semillas híbridas y éstas no
son viables comercialmente con lo cual el agricultor debe adquirirlas cada campaña en la firma
o casa de semillas de su comarca.
Si tenemos que elegir entre variedades para un tipo de frutal, por ejemplo, debemos pensar
que las variedades que tradicionalmente se cultivan en un lugar son las mejor adaptadas a sus
condiciones edafoclimáticas. Éstas son las denominadas variedades locales o tradicionales y
llevan muchos años conviviendo con los agricultores, los cuales las han ido seleccionando en
función de varios parámetros observables por ellos, como son su productividad, sus bajas
necesidades en nutrientes, resistencia a la sequía, su resistencia a plagas y enfermedades, su
rusticidad, el buen sabor de sus frutos, adaptación al clima, etc.
Ha sido una mejora genética continua, fruto del buen hacer y de la experiencia del agricultor.
Las semillas de estas plantas son viables y tienen una productividad aceptable. Su utilización
requiere de escasa inversión ya que las podemos recolectar nosotros mismos. Constituyen
además, una fuente de elevada diversidad genética. Con los años han ido perdiendo terreno
en favor de las semillas híbridas, más productivas pero más sensibles.
Saber qué especies y variedades vamos a cultivar y qué tipo de semillas vamos a utilizar,
locales o híbridas, es algo muy importante ya que de esta decisión dependerán otros factores
como el manejo del cultivo, problemas fitosanitarios que se pueden presentar, grado de
aceptación del producto por el consumidor, etc.
Los criterios y parámetros para saber si las semillas o el material de reproducción de una
especie o variedad pueden ser utilizados en agricultura ecológica vienen establecidos por el
Reglamento (CE) 834/2007 sobre producción y etiquetado de los productos ecológicos y sus
disposiciones de aplicación plasmadas en el Reglamento (CE) 889/2008. En producción
ecológica es posible utilizar tanto de semillas de variedades locales como híbridas pero en
ambos casos deben haber sido producidas ecológicamente. Queda prohibida la utilización
de semillas de variedades transgénicas. El siguiente esquema nos muestra sus diferencias.
En cada país de la Unión Europea existe una base de datos de semillas certificadas para su uso
en producción ecológica. No obstante, el mercado europeo de semillas y material de
reproducción vegetativa certificados como ecológicos presenta algunos problemas de
abastecimiento interno.
Por este motivo la normativa contempla excepciones en las cuales se permite el uso de
semillas y material vegetal no certificados. Entre estas excepciones encontramos:
En cualquiera de estos casos el uso de este material se debe supervisar y autorizar con carácter
previo y la vigencia de esta autorización no será superior a un ciclo productivo.
¿Has probado alguna vez a recolectar y plantar las semillas de una variedad comercial de
hortaliza de las que puedes comprar en los supermercados? Si lo has hecho habrás observado
que estas semillas dan lugar a plantas muy heterogéneas, de aspecto extraño y no producen
flores viables, entre otras muchas cosas ¿qué está sucediendo?
El historial de cultivos debería recoger una serie de datos básicos que nos permitan un mejor
manejo de los mismos así como la previsión de los medios auxiliares necesarios para su
Como puedes ver en el siguiente esquema, dentro del historial de cultivos de la explotación, la
ficha de cada cultivo debería recoger los siguientes datos básicos o mínimos.
ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP OCT NOV DIC
PLANIFICADA:
PLANTACION (fecha)
REAL:
PLANIFICADA:
RECOLECCIÓN (fecha)
REAL:
1ª SEMANA
2ª SEMANA
PRODUCCIÓN(KILOG
3ª SEMANA
RAMOS)
4ª SEMANA
TOTAL
€/ KG REAL
INGRESOS
€/KG TEORICOS
INGRESOS
DIFERENCIA:
Al observar los campos de hortalizas te habrás dado cuenta que, dentro de una mima
explotación, el agricultor tiene dividido el terreno en campos de cultivo con distintas especies
vegetales. Al recolectar sus frutos sustituye el cultivo anterior por otro diferente dando lugar a
una sucesión de cultivos dentro de un mismo terreno.
¿Has visto alguna vez a un agricultor con su mochila de tratamientos aplicando un producto
sobre los ribazos de su parcela? En efecto, está aplicando un herbicida de contacto cuya misión
es quemar literalmente a toda planta a la que toca el producto, las denominadas malas hierbas
o hierbas adventicias.
En agricultura ecológica esta práctica no está permitida. Por otro lado, a lo largo de este
apartado trataremos de descubrir el interesante papel que las hierbas adventicias juega en la
agricultura ecológica y cómo es necesario llegar a un equilibrio con ellas.
Desde un punto de vista agronómico siempre hemos pensado en las hierbas adventicias como
malas hierbas, esto es, plantas competidoras y causantes de daños y mermas en nuestros
cultivos, lo cual es indudable en el marco de los sistemas agrícolas intensivos.
No obstante, la agricultura ecológica introduce una nueva visión de las mismas en el conjunto
del agrosistema asignándoles nuevas funciones. Las hierbas adventicias son indicadores de la
salud del campo, al tiempo que aportan otros beneficios de gran valor y utilidad en la gestión
de una explotación agrícola o ganadera.
Como puedes ver en el siguiente esquema, el papel de las hierbas adventicias es muy relevante
y podemos utilizarlas dentro de las estrategias de manejo de nuestra finca.
Dentro del agrosistema, las hierbas adventicias, por un lado interfieren con nuestros cultivos,
pero por otro ejercen una serie de efectos positivos nada desdeñables. El manejo de las
hierbas no deseadas se basaría en potenciar su presencia minimizando al máximo las
situaciones de competencia directa con nuestros cultivos.
Ya hemos estudiado que las hierbas adventicias son indicadoras de la salud del suelo. En este
enlace podrás encontrar un divertido esquema interactivo en el cual nos presentan diferentes
especies de hierbas adventicias indicadoras de las distintas características de los suelos.
A falta de costosos análisis del suelo, estas plantas podrán adelantarnos información sobre los
problemas existentes en nuestra explotación.
Las hierbas adventicias deben coexistir con los cultivos dado que desempeñan un papel muy
importante. No obstante, no se trata de dejar que todo tipo de hierbas adventicias tengan
cabida junto a nuestros cultivos, sino solo aquellas que aporten biodiversidad y además nos
ofrezcan otros beneficios. Para el resto, las que no sean tan deseables, habrá que utilizar
distintos métodos para controlar su presencia.
En este enlace podrás encontrar un estudio muy interesante sobre las estrategias de manejo
de las malezas o malas hierbas en la agricultura ecológica.
Es importante desarrollar un conocimiento más amplio sobre las hierbas adventicias que son
beneficiosas para nuestros cultivos y cuya presencia podemos fomentar de manera sencilla. A
través de este enlace podrás ver algunos ejemplos de hierbas adventicias y la fauna auxiliar
beneficiosa que llevan asociada.
En otros casos, las hierbas adventicias nos servirán como repelentes o para hacer extractos
para controlar la presencia de algunas plagas. Fíjate que nos dan referencias del tipo de
huésped (fauna beneficiosa) y el objetivo de control (la plaga), etc.
• Borago officinalis. Gran productora de nectar. Muy atractiva para muchos insectos y
dinamizadora de las poblaciones de insectos útiles.
El historial del ganado lo compone la relación de especies animales que existen dentro de la
explotación en un momento determinado. Como veremos, el paso de la ganadería
convencional a la ecológica exige la programación del proceso de conversión y la implantación
de una serie de medidas para su adecuación a lo establecido en la normativa que regula la
ganadería ecológica, Reglamentos (CE) Nº 834/2007 y (CE) Nº 889/2008.
El estudio del historial del ganado de la explotación se debe hacer considerando una serie de
factores básicos. Algunos de estos factores dependen estrictamente de las características de la
especie animal estudiada. Otros factores vienen impuestos por la normativa europea y su fin
es garantizar que la producción se pueda etiquetar como ecológica al tiempo que se asegura el
bienestar animal dentro de la explotación.
Si tuvieses una explotación ganadera seguro que tendrías claro que es necesario llevar un
control exacto del número de animales presentes en la misma. Este dato es fundamental para
conocer la cantidad de alimento que debes almacenar, las dimensiones de las instalaciones
que debes tener para cumplir con la normativa sobre bienestar animal, la cantidad de estiércol
que la explotación produce y que luego puedes utilizar para fertilizar el campo o para
venderlo, etc.
La normativa europea sobre ganadería ecológica se centra en múltiples aspectos que abarcan
desde las normas de producción, bienestar animal, alimentación, condiciones de los
alojamientos ganaderos, etc. Cada país de la Unión Europea ha adaptado sus normativas a
estas nuevas disposiciones. En algunos casos las normativas nacionales pueden ser aún más
exigentes que las europeas. El siguiente enlace te permitirá ampliar información sobre buenas
prácticas en sanidad e higiene animal en los alojamientos ganaderos.
Las directrices europeas imponen que en cada país miembro exista un Sistema de Información
Geográfica tanto de parcelas agrícolas como de ganadería. En España cada Comunidad
Autónoma, bajo unas directrices comunes, ha desarrollado su propio Sistema de Información
Geográfica de Ganadería.
IDECANARIAS.
¿Has visto alguna vez como las mariquitas se comen los pulgones de tus macetas? Fíjate bien,
lo que sucede en tus macetas también ocurre en la naturaleza a gran escala y es lo que
llamamos control bilógico natural, uno de los pilares sobre los que se asienta la agricultura
ecológica.
A estas alturas ya debemos saber que la fauna silvestre regula los ciclos naturales. La función
de los invertebrados en el reciclaje de la materias orgánica del suelo es crucial. La presión de
selección que ejerce la fauna silvestre al alimentarse de otras especies regula la evolución de la
flora y la fauna de un ecosistema. La regulación de la densidad de las poblaciones de plantas
constituye un papel ecológico fundamental de los animales, esencial para el mantenimiento de
la diversidad genética natural.
Por otro lado, muchas especies vegetales de interés agronómico no pueden prosperar sin la
acción de insectos y aves polinizadoras. Muchas semillas de plantas silvestres requieren para
su germinación pasar por el estómago de algunos animales para luego depositarse en el suelo
junto con sus excrementos.
La fauna silvestre comprende desde la microfauna que habita en los intersticios del suelo
influyendo en el uso eficiente de los nutrientes, pasando por la fauna entomológica integrada
por multitud de especies de diversos órdenes (dípteros, lepidópteros, colémbolos,
hemípteros , himenópteros , coleópteros , ortópteros , etc.), continuando con las aves
insectívoras y terminando en los grandes vertebrados. Por este motivo, es fundamental
distinguir entre especies potencialmente perjudiciales de las que son beneficiosas desde el
punto de vista agronómico como las que, por ejemplo, se encargan de evitar que ciertas
poblaciones de insectos crezcan descontroladamente hasta convertirse en plagas.
Por todos estos motivos es importante fomentar la presencia de fauna silvestre beneficiosa
mediante la creación y mantenimiento de las infraestructuras ecológicas. Estas actuarán como
zonas de refugio y alimento de estas especies que a su vez ejercerán su presión sobre las
plagas regulando sus poblaciones, favorecerán la polinización de nuestros cultivos, etc.
En la naturaleza esto ocurre de un modo natural y espontáneo pero cuando el equilibrio del
ecosistema de ha alterado se producen alteraciones entre las poblaciones de insectos
beneficiosos y perjudiciales. El hombre, de manera artificial, recurre a la tecnología para
intentar restablecer los equilibrios rotos de la manera más natural posible. Una de estas
técnicas es el control biológico inducido a través de la suelta en los cultivos de huevos o
individuos de fauna auxiliar beneficiosa, para que restituyan las poblaciones mermadas y
ejerzan su función controlando la plaga que se esté produciendo en ese momento.
Las aves insectívoras juegan un papel muy importante a la hora de controlar las poblaciones
de ciertos insectos perjudiciales para los cultivos, como pueden ser las langostas, etc. En el
siguiente enlace puedes ampliar información sobre una experiencia que se ha puesto en
marcha desde la administración para fomentar la creación de nidales artificiales para aves
insectívoras que controlan algunas plagas de nuestras masas forestales.
Esto mismo se pude extrapolar a una explotación ecológica de manera que la existencia de
unas poblaciones de aves insectívoras nos ayude a controlar algunos insectos perjudiciales.
Para ello hay que crear las condiciones adecuadas para que estas aves se instalen en nuestra
finca.
manera que los mismos jueguen un papel primordial en la estrategia de manejo de la unidad
productiva.
Generalmente, la decisión de eliminar un elemento del paisaje que cumple una función
ecológica responde a criterios poco meditados, ya que el beneficio obtenido no se equipara a
los perjuicios que este tipo de decisiones generan. Estas infraestructuras ecológicas generan
paisaje al tiempo que juegan su papel en el equilibrio del ecosistema haciéndolo más
sostenible.
Entre los beneficios que este tipo de infraestructuras generan en el agrosistema tenemos los
siguientes:
Reducen la erosión eólica por su función de cortavientos. Esta función es vital en suelo
secos, pobres en materia orgánica y desnudos, al disminuir la velocidad del viento
entre un 30-50 % evitando el efecto de arrastre y acumulación de sales en las zonas
costeras.
En el caso de rediles, los setos protegen al ganado del viento frío al tiempo que pueden
formar parte de su alimentación.
Evitan la deriva de los pesticidas o contaminantes procedentes de fincas colindantes
no ecológicas.
Mejoran la capacidad de retención de agua del suelo y la velocidad de infiltración: Con
sus raíces modifican la estructura del suelo, abriendo pasos por los que el agua de
lluvia puede infiltrarse y circular, mejorando así también la capacidad drenante del
suelo.
Reducen la erosión hídrica del suelo (daños por escorrentías) al mejorar la capacidad
del suelo para infiltrar y retener agua, realizando una labor de retención del suelo,
especialmente importante en zonas en pendiente.
Generan microclimas bajo sus copas, regulan el clima suavizando tanto las
temperaturas máximas como mínimas, minimizando así el riesgo de heladas (invierno)
y fuertes calores (verano).
Participan de los procesos de reciclado de nutrientes en el suelo, al extraer nutrientes
de capas profundas y depositarlos en forma de hojas o ramas en la superficie para que
luego puedan ser utilizados por el resto de plantas.
En realidad influyen otros factores pero lo que sí parece claro y, es muy importante, es el
estado general de salud de esa persona en el momento de entrar en contacto con el virus. Si
un individuo hace ejercicio regularmente, se alimenta de forma equilibrada y variada, no está
sometido a situaciones de estrés y es feliz, con toda probabilidad esa persona gozará de una
buena salud y tendrá sus defensas altas por lo que al entrar en contacto con el virus las
posibilidades de padecer un fuerte resfriado serán muy escasas.
Si extrapolamos este símil a lo que sucede en los campos de cultivo podemos decir que si las
plantas crecen fuertes en un entorno de elevada biodiversidad, son alimentadas de forma
natural, gozan de la protección de fauna auxiliar beneficiosa, etc., tendrán menos
probabilidades de padecer el ataque de una plaga o, si ésta se produce, sus efectos serán muy
escasos.
Ahora bien, en la agricultura convencional, el hombre, con sus prácticas poco respetuosas con
el medio ambiente, ha alterado y roto este equilibrio y para restablecerlo necesita introducir
en el sistema agrícola cada vez más recursos exteriores que le permitan nutrir a las plantas,
por un lado y, para mantener a raya a las plagas y enfermedades por otro. La agricultura
ecológica por el contrario afronta el problema de las plagas y enfermedades desde la
perspectiva de la recuperación del equilibrio roto, no persigue eliminar la plaga totalmente
sino reducirla hasta unos niveles que no causen daños económicos significativos, tal y como
sucedería si existiese equilibrio natural.
En los ecosistemas naturales coexisten organismos que interaccionan entre sí y con el medio
ambiente que les rodea. Estos ecosistemas se encuentran en equilibrio, de manera que las
poblaciones de las distintas especies se mantienen dentro de unos límites debido a que se
establecen relaciones de competencia por alimento, por el espacio, temperaturas, luz, etc. La
biodiversidad del ecosistema actúa controlando las poblaciones y manteniendo este equilibrio.
Si recuerdas, en los agrosistemas este equilibrio ha sido modificado de manera que tenemos
una o pocas especies predominantes, nuestros cultivos. Hemos alterado la biodiversidad de los
ecosistemas naturales iniciales y hemos introducidos agrosistemas cuyos equilibrios están
rotos o son muy frágiles. Si en un ecosistema natural las plagas tenían que luchar y competir
con otras especies para alimentarse, ahora se encuentran con una fuente inagotable de
alimento, nuestros cultivos, y además las poblaciones de sus enemigos naturales están muy
mermadas.
En caso necesario, y siempre que las prácticas anteriores no surtan el efecto deseado el
Reglamento (CE) nº 889/2008 ofrece en su Anexo II una lista de plaguicidas y productos
fitosanitarios autorizados.
En definitiva, vemos como la agricultura ecológica persigue incrementar la salud de las plantas,
reduciendo sus situaciones de estrés, para que de este modo se fomente su resistencia natural
frente a las plagas y enfermedades. A continuación vamos a describir, como mantener sano el
agrosistema en agricultura ecológica.
Los abonos solubles que utiliza la agricultura convencional generan plantas más apetecibles
para las plagas debido a su alto contenido en productos nitrogenados. Estos abonos hacen que
las plantas crezcan rápido y exuberantes, que acumulen más azúcares, sus tejidos sean más
blandos, etc. En definitiva estas plantas son más apetecibles y más sensibles al ataque de las
plagas y enfermedades.
Algunas enfermedades típicas de los suelos que son causadas por hongos de muy difícil
erradicación como son Rhizoctonia, Fusariumo Pythium. Existen estudios que demuestran
cómo la incidencia de estos hongos y las enfermedades que causan en las plantas, se pueden
ver controladas en gran medida mediante la mejora de los suelos, a base de fertilizantes de
origen orgánico. Con la adición de enmiendas orgánicas al suelo, aparte de mejorar la fertilidad
y la actividad biológica del mismo ayudamos a mejorar y conservar la estructura del suelo.
Todos estos factores combinados nos ayudarán a corregir situaciones de carencias
nutricionales en las plantas, favoreciendo su desarrollo y el control de patógenos y hierbas no
deseadas.
La presencia de otros cultivos puede despistar y crear confusión en las plagas debido a la
secreción de olores y sustancia repelentes, desagradables para ellos, etc.
En general, las siembras tempranas y los cultivos de ciclo corto son dos elecciones que
benefician el control de plagas y enfermedades. Esta práctica unida a la asociación de cultivos
que aporten fauna auxiliar beneficiosa, como enemigos naturales de la plaga en concreto,
pueden ser capaces por si solos de controlar la plaga en sus inicios de manera que no se llegue
a producir.
Otro tipo de trampas para plagas lo constituyen las hierbas adventicias que en ocasiones
actúan copando la atención de las plagas que apenas si atacan a los cultivos colindantes. En
estas hierbas vive además fauna auxiliar que se alimenta de las plagas.
En ambos casos el objetivo final es mantener las poblaciones de las plagas por debajo de unos
niveles tales que no se produzcan pérdidas económicas significativas. No persigue por lo tanto
la total erradicación de la plaga. Entre los grupos de especies de enemigos naturales que se
pueden utilizar se distinguen entre:
A parte de los insectos auxiliares, existen otros organismos aliados de los cultivos en su lucha
contra plagas y enfermedades. Dentro de este grupo encontramos a las aves de corral, como
gallinas, ocas y patos, o la presencia de pájaros insectívoros. Todos ellos controlan de forma
natural la presencia de larvas y adultos de insectos, caracoles, etc.
No obstante, llegado el momento puede ser necesario introducir enemigos naturales de forma
artificial. Si vamos a hacerlo es mejor introducir enemigos naturales autóctonos cuyas
poblaciones se hayan visto mermadas o reducidas por diversas causas. Con nuestra acción
pretendemos recuperar sus poblaciones para que ejerzan su mecanismo de control sobre las
plagas. Son producidos en laboratorio y luego son soltados en los cultivos.
Solo en el caso de que las poblaciones de enemigos naturales autóctonas no sean capaces de
controlar a los insectos plaga podemos recurrir a la introducción de enemigos naturales
exóticos producidos en laboratorio y que luego son soltados en los campos para que ejerzan su
control sobre las plagas.
El periodo de conversión representa el tiempo necesario que debe transcurrir desde que un
productor (agricultor, ganadero, acuicultor, silvicultor, etc.) se inscribe como operador en un
organismo de control y se somete al proceso de certificación, comprometiéndose desde ese
momento a cumplir con las normas de producción ecológicas que la legislación establezca en
cada momento. El proceso implica la toma de una serie de decisiones en relación con el
manejo de la explotación como son:
I. Elaboración de un plan de mejora del suelo: A través del mismo conseguiremos pasar
de un suelo pobre y mal estructurado a un suelo rico en materia orgánica y bien
estructurado.
II. Diseño de la rotación, alternancia y asociaciones de cultivos en función del clima
local, mano de obra y recursos hídricos disponibles, potenciando la biodiversidad y la
resistencia a las plagas.
III. Ajuste de la carga ganadera a las posibilidades de la finca de producir alimento para el
ganado.
IV. Potenciar la biodiversidad a través de la plantación de setos arbustivos y arbóreos,
áreas o islas de vegetación natural, etc. Serían las denominadas infraestructuras
ecológicas.
V. Adaptación de la maquinaria, instalaciones e infraestructuras existentes a las nuevas
exigencias y obligaciones de la producción ecológica y su plan de manejo.
En cada etapa del proceso es muy importante que el agricultor cuente con la máxima
información y asistencia técnica posible sobre las técnicas y protocolos a poner en marcha, de
manera que no se ponga en peligro todo el proceso. Por otro lado, es fundamental estar al
tanto de la normativa que regula el sector y conocer aquellas ayudas específicas existentes en
materia de producción ecológica en cada Comunidad Autónoma.
Vimos también que el contenido medio de materia orgánica de los horizontes superficiales de
los suelos cultivados oscila entre el 1-3% pero que lo importante era la velocidad en la que ésta
evoluciona y el equilibrio al que tienden la humificación y la mineralización. Buenos suelos
agrícolas humifican y mineralizan la materia orgánica con alta velocidad.
Una vez que hemos determinado qué suelos tienen una buena aptitud agronómica, debemos
trazar un plan de mejora de la fertilidad de aquellos que presenten deficiencias. Para ello
habremos determinado con anterioridad sus características más importantes a través de
técnicas de análisis suelos. A partir de ahí, la estrategia a seguir en agricultura ecológica estará
Las técnicas y herramientas que los productores ecológicos pueden utilizar para mejorar y
mantener la fertilidad también está regulado por la normativa europea.
Como puedes ver en el siguiente esquema, las normas sobre producción vegetal establecidas
en los reglamentos europeos contemplan el uso de una serie de prácticas y técnicas que
persiguen el mantenimiento de la fertilidad y la actividad biológica del suelo.
Debes tener en cuenta que a la hora de abordar la planificación del proceso de conversión
debemos partir de la base de que, conocemos la aptitud agronómica de los suelos presentes
dentro de la fina o explotación. Dentro de las características que determinan la aptitud
agronómica del suelo encontramos el contenido de materia orgánica, indicador de la fertilidad
del mismo.
Dentro del plan de mejora del suelo la introducción de los abonos verdes en las rotaciones de
cultivos es una práctica fundamental, si queremos mantener los niveles de materia orgánica
(humus) dentro de los porcentajes adecuados. De esta manera reduciremos las aportaciones
externas o insumos a introducir dentro de la explotación (estiércol, etc.) y, lograremos
mantener una adecuada estructura y fertilidad del suelo, de manera que nuestros cultivos se
puedan desarrollar en las mejores condiciones. Conocer las distintas especies que podemos
utilizar como abonos verdes y sus características más importantes y sus efectos sobre el suelo
constituye una información muy valiosa que debemos conocer.
Abonos verdes.
Este segundo paso está íntimamente relacionado con el primero formando parte de la
estrategia de mejora del suelo, ya que si por un lado las plantas extraen nutrientes del suelo,
por otro lado también ayudan a potenciar los mecanismos de reciclado de nutrientes
manteniendo e incrementando su fertilidad y su actividad microbiológica. Además, la
planificación de los cultivos también tiene otros efectos como son la introducción de
biodiversidad en el agrosistema con todos los beneficios que ésta aporta, sobre todo en lo
relativo al control de plagas y enfermedades.
Los agricultores saben bien que cada cultivo modifica el suelo de una manera diferente.
Igualmente, conocen que es una sucesión de cultivos en un mismo espacio. El cultivo actual
influye en el siguiente al igual que el cultivo actual se ve influenciado por el anterior. Debido a
estos efectos es conveniente ordenar los cultivos a realizar tanto en el tiempo como en el
espacio.
Si aplicamos una sucesión de cultivos a una parcela, al cabo de varios años la sucesión se
termina y debemos empezar otra vez por el cultivo inicial. Se dice entonces que se ha
establecido una rotación de cultivos. Desde el punto de vista de un agricultor resulta
interesante dividir la parcela en varias partes o superficies. Éstas se denominan hojas
o amelgas y en cada una de las cuales puede desarrollar uno de los cultivos de la rotación en
cada momento. Cada hoja o amelga podrá tener o no la misma superficie y en cada una de
ellas se sucederán todos los cultivos de la rotación con el paso del tiempo.
A veces resulta interesante introducir en la alternativa períodos de tiempo en los cuales una
hoja o amelga se deja sin cultivo y entonces decimos que se encuentra en barbecho. Cada año
habría una hoja diferente que se pondrá en barbecho.
El establecimiento de hojas o amelgado del terreno dentro de cada una de las cuales se
desarrolla la rotación es lo que define una alternativa de cultivos. Son muchas las razones que
justifican el interés del cultivo en alternativas y rotaciones frente a los monocultivos. Las
rotaciones de cultivos conllevan muchas ventajas de tipo agronómico y socioeconómico pero
también algunos inconvenientes.
Ya hemos visto que dentro de la planificación del proceso de conversión desde la agricultura
convencional a la ecológica que el primer paso sería el de elaborar un plan de mejora del
suelo. El segundo paso sería la planificación de los cultivos a desarrollar dentro de esta
programación.
Por su duración: Se distinguen entre cortas (igual o inferior a cuatro años), medias
(entre cuatro y ocho años) y largas (más de ocho años).
Por el modo en que se suceden los cultivos:
o Discontinuas: Se deja el terreno sin cultivo en algún momento durante un
período prolongado, considerándose entonces que hubo interrupción de
cultivos.
o Continuas: El terreno siempre está ocupado por cultivos y éstos se suceden sin
interrupción, salvo las propias de las labores previas de preparación del
terreno.
Por su complejidad:
o Sencillas: Las que llevan asociado un cultivo a cada hoja o amelga.
o Complejas: En cada hoja o amelga puede haber más de un cultivo al mismo
tiempo, bien intercalado o porque van asociados.
Según la programación:
o Flexibles: En función de los precios o la rentabilidad de la explotación se
pueden introducir cambios en la alternativa y rotación.
o Rígidas: No se modifica la alternativa ni la rotación.
Son muchas las razones que justifican el interés del cultivo en alternativas frente a los
monocultivos. Entre las principales encontramos razones de tipo agronómico y de tipo
socioeconómico.
Una asociación de cultivos o policultivo consiste en plantar dos o más especies vegetales a una
distancia reducida entre sí de tal manera que se llegan a activar mecanismos de competencia
entre especies y/o complementación entre ellas.
El resultado es una interacción entre ambas especies que puede dar como resultado una serie
de efectos positivos en una o en ambas especies. Entre los efectos más destacados tenemos
incrementos de rendimientos, protección frente a plagas, etc. En ocasiones también pueden
darse efectos negativos para alguna de las especies si bien el conjunto de beneficios para
ambas o para una de las especies de mayor interés agronómico justifica su asociación.
Un ejemplo clásico de asociación entre cultivos lo constituye el intercalar el maíz (familia de las
gramíneas) con la judía (familia de las leguminosas). Primero se planta el maíz y después,
cuando éste ha alcanzado los 20 centímetros de altura, se siembra la judía. El resultado es que
el maíz se beneficia de la fijación de nitrógeno en el suelo que realiza la judía al tiempo que la
judía utiliza al maíz como tutor para su desarrollo. Un segundo efecto beneficioso que se
produce es el control biológico natural del trip de la judía por parte de especies de Orius que
viven en el maíz.
A la hora de establecer una alternativa de cultivos debemos abordar tres etapas sucesivas en
las cuales aplicaremos una serie de criterios.
PRIMERA ETAPA: Todo comienza con la elección de los cultivos a introducir. Para su
establecimiento seguiremos una serie de criterios como son:
Una vez dado este primer paso comenzaremos por determinar el orden en el que se sucederán
los cultivos en la rotación. A la hora de establecer una rotación de cultivos se tendrán en
cuenta una serie de reglas y aspectos que hay que conjugar como son:
1. Ciclos de cultivo: Existen variedades de ciclo corto o largo. Deberemos por lo tanto
conocer las fechas de siembra y recolección de las variedades seleccionadas en la zona
de plantación.
2. Establecer un criterio de cultivos cabeza de alternativa que serán los que inicien la
rotación. Sus características serán:
a. Los cultivos con mayores exigencias nutricionales, con mayores producciones y
crecimiento rápido.
b. Cultivos que necesiten un suelo mejor preparado (más delicadas).
c. Posibilidad de introducir cultivos intercalares de corta duración que irán
situados dentro de la rotación entre dos considerados como cultivos
principales.
3. Evolución de los mercados: Respetando el principio de evitar la fatiga del suelo y la
tolerancia entre especies, se podrá considerar repetir algún cultivo de gran interés
económico que justifique tal decisión.
4. Orden de la sucesión: Primero fijaremos la cabeza de la alternativa y luego los otros
cultivos según la duración de sus ciclos de cultivo. Dentro de este orden se
establecerán a su vez una serie de reglas como son:
a. Elegir una sucesión de cultivos que presenten desarrollos de sistemas
radiculares diferentes (de raíces superficiales o profundas). Para que exploren
distintas capas u horizontes del suelo en busca de nutrientes.
b. Elegir una sucesión de cultivos cuya parte aprovechable o comestible sea
diferente. Presentarán necesidades nutricionales diferentes y no agotarán los
mismos nutrientes.
c. Alternar cultivos que produzcan muchos restos vegetales con otros que no para
su aprovechamiento como abonos verdes y mejorar la fertilidad del suelo.
Combinar cultivos dentro de una rotación conlleva una serie de beneficios importantes:
Con carácter previo a la rotación hemos corregido los niveles de materia orgánica de nuestra
finca mediante la incorporación en las cantidades apropiadas de estiércol, compost u otros
abonos orgánicos, parcialmente descompuestos y disponibles en la zona procedente de la
agricultura ecológica. Una vez conseguido debemos recordar que la estrategia a seguir es el
mantenimiento de la fertilidad de los suelos.
Segundo año de la rotación: Ese año introduciremos una leguminosa en la hoja (judías, habas,
guisantes, etc.) que nos van a permitir recuperar parte del nitrógeno extraído con el cultivo
anterior.
Tercer año de la rotación: Introducimos cultivos poco exigentes en materia orgánica que
prefieren un abonado en forma de estiércol o compost ya maduro y descompuesto. Entre los
cultivos que podemos utilizar encontramos: Rábano, zanahoria, remolacha roja, achicoria,
escarola, cebolla, ajo, chirivía, nabo, salsifí, diente de león o plantas aromáticas.
A cada hoja o amelga le aplicaremos la rotación diseñada de manera que cada año tengamos
un cultivo distinto en cada una de las amelgas. Con esta técnica estamos diversificando el
abanico de producciones anuales y disminuimos el riego económico de depender de un solo
producto.
Las alternativas no son rígidas y se ven influidas por otros factores, que mueven a los
agricultores a introducir ligeros cambios en la rotación de cultivos que se aplica a cada hoja en
función de los siguientes criterios:
Este sistema de producción se rige por una serie de normas generales y principios de
aplicación que se establecen respectivamente en el Reglamento (CE) Nº 834/2007 del Consejo
y el Reglamento (CE) Nº 889/2008 de la Comisión. Solo de esta manera, y a través de los
mecanismos de control y certificación que la normativa impone, el consumidor puede tener la
garantía de consumir productos de alta calidad, libres de hormonas, antibióticos y otros
medicamentos de síntesis.
A su vez, las gramíneas forrajeras incluyen pastos forrajeros y cereales forrajeros. Casi todos
los pastos forrajeros son especies perennes, mientras que los cereales forrajeros son especies
anuales.
Las especies de raíces forrajeras incluyen principalmente la remolacha forrajera, los nabos
forrajeros y la zanahoria forrajera. Estas son especies anuales.
Además de ser una importante fuente de alimento para el ganado, muchas especies forrajeras
son mejoradoras de la fertilidad del suelo, por lo que intervienen en la rotación de cultivos
agrícolas y se siembran asociadas con gramíneas.
La crianza de los animales, cuando las condiciones meteorológicas lo permitan, será en libertad
pero se debe evitar el sobrepastoreo que puede ocasionar escasez de alimento, hacinamiento
de los animales y destrucción de pastos por pisoteo y, efectos negativos por erosión del
terreno. Tampoco se debe sobrepasar la carga ganadera de los suelos. En este sentido hay que
evitar la acumulación de nitrógeno aportado a través de los excrementos del ganado. Esta
cantidad no deberá sobrepasar los 170 kg de Nitrógeno por hectárea y año.
Como contrapartida, el estiércol producido por los animales sirve para mejorar la fertilidad del
suelo y éstos al alimentarse ejercen un control directo sobre hierbas adventicias y matorrales e
indirecto sobre plagas.
Como puedes ver en el siguiente esquema la alimentación y manejo del ganado dentro de las
explotaciones ecológicas debe basarse en una serie de recursos y debe respetar una serie de
limitaciones y principios.
Si alguna vez has tenido la ocasión de visitar una explotación ganadera extensiva habrás
observado que durante ciertas épocas del año el ganado pasta libremente de una zona de
pastoreo a otra. Durante el invierno, cuando no hay pastos, el animal se alimenta de ensilados
o forrajes que los ganaderos guardan en sus heniles, etc. Si fuésemos capaces de alimentar a
los animales con pastos y forrajes no tendríamos que comprar piensos y otros insumos
costosos. La ganadería ecológica trata de llegar a este equilibrio utilizando para ello varias
estrategias.
Cuando manejamos ganado ecológico debemos ser conscientes de que sus necesidades
nutricionales deben ser satisfechas mediante el uso de recursos propios de la explotación,
fundamentalmente. Se debe tender hacia la minimización de los insumos externos que nos
encarecerían los costes de producción.
Se enfatiza que las producciones ecológicas deben contribuir al equilibrio de los sistemas
agrícolas, potenciando el uso eficiente de los recursos de las explotaciones agrarias, o sea que
todos los subproductos adecuados de la producción agrícola se empleen como alimento para
los animales y los excrementos de los animales se utilicen para la mejora de la fertilidad de los
suelos.
Los reglamentos establecen una serie de normas que deben ser cumplidas estrictamente.
Vamos a verlas una a una.
En la explotación podrá haber ganado no ecológico, siempre que se críe en unidades en las que
los edificios y parcelas estén claramente separados de las unidades dedicadas a la producción,
El ganado no ecológico podrá pastar en los pastizales ecológicos durante un período limitado
cada año, siempre que dichos animales procedan de un método ganadero que se ajuste a lo
dispuesto en el apartado 3.2 siguiente, y que los animales ecológicos no estén presentes en
ese pastizal al mismo tiempo.
En el caso de los herbívoros, exceptuado el período de cada año en que los animales
practiquen la trashumancia en las condiciones del artículo 17, apartado 4, al menos el 50 % de
los piensos deberán proceder de la propia explotación o, si ello no es posible, deberán
producirse en colaboración con otras explotaciones ecológicas, prioritariamente de la misma
zona.
En lo que respecta a las abejas, al final de la estación productiva deberán dejarse en las
colmenas reservas de miel y de polen suficientemente abundantes para pasar el invierno.
Todos los mamíferos jóvenes deberán ser alimentados a base de leche materna, con
preferencia sobre la leche natural, durante un período mínimo de tres meses para los bovinos
(incluidas las especies bubalus y bison) y los équidos, de 45 días para las ovejas y las cabras y
de 40 días para los cerdos.
En el caso de los herbívoros, los sistemas de cría se basarán en la utilización máxima de los
pastos, conforme a la disponibilidad de los mismos en las distintas épocas del año. Al menos
un 60 % de la materia seca que componga la ración diaria de los herbívoros estará constituido
de forrajes comunes, frescos, desecados o ensilados. Estará permitido reducir este porcentaje
al 50 % para los animales productores de leche durante un período máximo de tres meses al
principio de la lactación.
Deberán añadirse forrajes comunes, frescos, desecados o ensilados a las raciones diarias de los
cerdos y de las aves de corral.
Se prohíbe someter a los animales a unas condiciones o a una dieta que puedan favorecer la
aparición de anemias.
Las prácticas de engorde deberán ser reversibles en cualquier fase del proceso de cría. Queda
prohibida la alimentación forzada.
Hasta el 20 % de la cantidad media total de alimentos para el ganado podrá proceder del pasto
o del cultivo de pastos permanentes o de parcelas de forrajes perennes en su primer año de
conversión, a condición de que formen parte de la propia explotación y no hayan formado
parte de una unidad de producción ecológica de dicha explotación en los últimos cinco años.
Cuando se utilicen simultáneamente alimentos en conversión y alimentos de parcelas en su
primer año de conversión, el porcentaje total combinado de tales alimentos no excederá de los
porcentajes máximos fijados en el apartado 1 de este artículo.
Las cifras mencionadas en los apartados 1 y 2 deberán calcularse anualmente como porcentaje
de materia seca de los alimentos de origen vegetal.
Según el Reglamento para la aplicación de fórmulas alimenticias solo se podrán utilizar las
materias primas no ecológicas de origen vegetal o animal, las ecológicas de origen animal y
mineral y los aditivos, encimas, etc., recogidas en su Anexo V del Reglamento (CE) Nº
889/2008.
Dentro de la planificación de acciones dentro de una explotación, y siendo coherentes con los
principios de la agricultura ecológica, podemos llevar a cabo acciones sencillas que introduzcan
los elementos de biodiversidad necesarios para lograr activar las funciones positivas que,
garanticen la sostenibilidad y el desarrollo de una agricultura sin el uso de contaminantes.
Las diferentes acciones a llevar a cabo perseguirán la creación de una red de infraestructuras
ecológicas que dé como resultado la creación de un paisaje reticulado donde los cordones de
árboles, arbustos y vegetación natural se conecten entre sí y conecten el agrosistema con los
sistemas naturales colindantes. De esta manera transformaremos nuestra explotación en una
reserva de biodiversidad a través de la cual los organismos puedan desplazarse de un lugar a
otro (intercambio entre sistemas naturales).
Como puedes ver en el siguiente esquema existen algunos métodos o prácticas para introducir
o crear infraestructuras ecológicas dentro de nuestra explotación ecológica.
Para crear este tipo de infraestructuras emplearemos mezclas de especies de porte arbóreo,
arbustivo, herbáceo y semileñoso. Serán formaciones heterogéneas que mejoraran sus
condiciones de crecimiento y desarrollo al tiempo que realizarán funciones complementarias.
Entre las especies arbóreas más utilizadas nos encontramos con el ciprés, la sabina, el
acebuche, el lentisco, el chopo, el algarrobo, las casuarinas, las retamas o el enebro.
Pasear por campos en los cuales podemos contemplar paisajes variados, coloridos, etc., es más
agradable que pasear por un camino a través del cual solo observamos un paisaje monótono,
casi monocromático. Las infraestructuras ecológicas introducen valores paisajísticos,
introducen color y diversidad, pero también juegan un papel muy importante en la agricultura
ecológica.
Dentro de la explotación el productor debe vigilar el estado de los caminos dado que éste
puede provocar accidentes o averías en la maquinaría. Las obras de fábrica de estas
infraestructuras deben además estar en buenas condiciones para evitar daños por lluvias o
inundaciones a otras zonas de la finca (problemas sanitarios por encharcamientos, etc.).
Las infraestructuras dentro de la explotación deben seguir un esquema racional que asegure
una buena organización del trabajo diario. Como puedes ver en el siguiente esquema en su
ejecución se deben seguir una serie de criterios importantes.
Buenas comunicaciones implican una rápida salida hacia los mercados de nuestros productos,
buena organiación del trabajo, comodidad en los desplazamientos, minimización de accidentes
y averias en la maquinaria de la explotación, etc., pero ¿qué beneficios crees que tendría para
el medio ambiente el hecho de disponer de buenos caminos dentro de la explotación? Piensa
en los equipos de extinción de incendios forestales.
Seguro que a estas alturas ya tienes claro que hay que seguir los reglamentos. La conversión es
el primer paso a dar para conseguir que nuestra finca o explotación consiga la marca de
producción ecológica. El proceso de conversión es un período de transición desde la
producción convencional hasta la ecológica. Representa pues el tiempo que transcurre desde
que un productor abandona el uso de prácticas convencionales y adquiere experiencia en una
forma diferente de manejo de sus fincas al tiempo que el agrosistema se recupera, eliminando
restos de agroquímicos y contaminantes acumulados hasta ese momento.
Como nos podemos imaginar, la conversión es un proceso complejo de duración variable y que
requiere de una planificación previa, en función del estado de partida de cada explotación
agraria, de manera que tengamos éxito en el periodo de tiempo más corto que nos permita la
normativa vigente al tiempo que no ponemos en peligro la viabilidad económica de la misma.
La etiqueta es pues una garantía de que la finca o industria donde se ha producido o elaborado
el producto ecológico, ha sido sometida a los controles e inspecciones correspondientes de la
Autoridad o del Organismo establecido al efecto en la respectiva Comunidad Autónoma.
Garantiza además, que el producto responde a la calidad supuesta por el consumidor y cumple
las normas establecidas en el Reglamento (CE) nº 834/2007 y sus disposiciones de aplicación.