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SEGURIDAD SOCIAL
Beneficio social: Vianda (art. 103 bis de la Ley de Contrato de Trabajo y Convención
Colectiva de Trabajo de la actividad). Ajuste practicado sobre sumas no remunerativas
pagadas en forma mensual, sin comprobantes del gasto. Particulares características de
las condiciones laborales y ambientales.
El expediente administrativo se inicia con el ajuste practicado por la A.F.I.P. sobre las
sumas pagadas por San José S.A. a sus empleados, en concepto de "viandas"
consideradas como "no remunerativas" según el art. 33 del Convenio Colectivo de Trabajo
Nº 299/98. Para la Administración, dicho beneficio social procede con la condición que su
consumo sea en el lugar de trabajo (art, 103 bis, L.C.T. (1) pero aquí, al ser mensualizado,
pierde la propiedad de "no acumulable ni sustituible en dinero", de acuerdo a la ley,
generando una ventaja patrimonial de carácter remunerativo y, por ende, sujeto al pago de
aportes y contribuciones para el régimen de los recursos de la seguridad social.
El Tribunal advierte que, por el art. 33 del citado Convenio Colectivo para la Federación
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Argentina Sindical del Petróleo y Gas Privados, las empresas proveerán de una vianda al
personal comprendido en el Convenio cuando se recarguen sus tareas en exceso de dos
horas como mínimo fuera de su horario normal, para su consumo en el lugar de trabajo,
adecuada a las necesidades alimentarias del trabajador y a las condiciones de trabajo y
ambiente.
La Sala recuerda que, según el art. 6º de la ley 24.241 (2) y a los fines del sistema de
recaudación previsional vigente, se considera remuneración "todo ingreso que perciba el
afiliado en dinero o en especie susceptible de apreciación pecuniaria, en retribución o
compensación o con motivo de su actividad personal, en concepto de sueldo, sueldo
anual complementario, salario, honorarios, comisiones, participación en las ganancias,
habilitación, propinas, gratificaciones y suplementos adicionales que tengan el carácter de
habituales y regulares, viáticos y gastos de representación, excepto en la parte
efectivamente gastada y acreditada por medio de comprobantes, y toda otra retribución,
cualquiera fuere la denominación que se le asigne, percibida por servicios ordinarios o
extraordinarios prestados en relación de dependencia". Por ese mismo artículo 6º, la
autoridad de aplicación queda facultada para fijar las condiciones en que los viáticos y
gastos de representación no están sujetos a aportes ante la ausencia total o parcial de los
comprobantes del gasto.
Al respecto, el Tribunal señaló que el Poder Ejecutivo Nacional dictó el decreto 333/93
reglamentario de los arts. 10 y 12 de la ley 18.037 (3) y estableció como "no
remunerativos" ciertos beneficios sociales. Con el decreto 433/94 se introdujeron
modificaciones y declaró aplicables las disposiciones de su antecesor respecto de la ley
24.241, con una única modificación referida a los honorarios de los directores de las
sociedades anónimas. Posteriormente, el decreto 849/96 derogó el 333/93 pero mantuvo
la regla de no gravabilidad de los beneficios sociales como el que aquí se discute.
Para la Sala II, no existe controversia sobre el tipo de trabajo y sus especiales
características, motivo por el cual no es irrazonable ni antojadizo afirmar que el suministro
de la vianda según los estrictos términos del Convenio Colectivo es de imposible
cumplimiento y, en consecuencia, considera que la solución adoptada por la empresa, que
no fue objetada por el personal, no constituye una ventaja patrimonial en tanto se trata de
una compensación del gasto que realizan los trabajadores con destino a procurarse la
necesaria alimentación durante la jornada laboral y lograr el desarrollo de sus tareas.
Similar criterio fijó esta misma Sala en la causa "Obra Social de Empleados de
Despachantes de Aduana c/D.G.I.", en sentencia del 30 de diciembre de 1997, al sostener
que la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo estableció, por acuerdos plenarios,
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Por último, la Alzada impone las costas a la vencida, por aplicación de la jurisprudencia de
la C.S.J.N. (*) según la causa "Cooperativa Eléctrica Azul Ltda. c/AFIP -DGI", en
sentencia del 5 de octubre de 2004.
El Tribunal hace lugar al recurso de apelación y revoca la resolución recurrida, con costas
al organismo (art. 68, C.P.C.C.N. (4).
PENAL TRIBUTARIO
Extinción de la acción penal por pago. Art. 16 de la ley 24.769. Discusión de la deuda ante
el Tribunal Fiscal de la Nación. Aplicación de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos en materia fiscal.
La Sala señala que la ley penal tributaria 24.769 establece que la acción penal por delitos
de fraude en la recaudación de tributos se extingue cuando el obligado acepta la
determinación del ente recaudador y paga su importe en forma total e incondicional.
Para el Tribunal, en este caso, no se discute que la sociedad comercial que los imputados
representan pagó totalmente los importes determinados por la Administración, esto es, el
impuesto al valor agregado y el impuesto a las ganancias de los cuales era contribuyente
la referida sociedad, cuya evasión fraudulenta fue denunciada en las presentes. En
cambio, sí es motivo de controversia que la extinción no se habría operado pues el
contribuyente apeló ante el Tribunal Fiscal de la Nación, la determinación practicada por la
A.F.I.P. de manera que el pago no sería incondicional.
Al respecto, la Sala actuante sostiene que cuando el deudor de una suma de dinero
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entrega su importe al acreedor es indiscutible que realiza un pago total e incondicional, sin
perjuicio del derecho de demandar posteriormente la restitución de lo dado en pago en
forma indebida. Este criterio surge de la ley que regula el procedimiento tributario nacional
(ley 11.683, art. 165) y de la ley civil de fondo (artículos 784 y siguientes del Código Civil).
Por ende, para este Tribunal, la interpretación adoptada en la sentencia apelada implica
que el derecho de liberarse de la persecución penal por vía de la extinción legal de la
acción estará subordinado a un requisito adicional consistente en la renuncia al derecho
de reclamar el pago indebido. Así, la decisión de primera instancia no se ajusta a derecho
en tanto frustra el derecho de toda persona a ser oída, con las debidas garantías, en la
determinación de sus obligaciones fiscales, derecho que esta garantizado en el art. 8,
numeral 1, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos incorporada a la
Constitución Nacional.
La A.F.I.P. le aplica a Isadora S.R.L. las penas de multa de mil quinientos pesos y de
clausura por cinco días de su local comercial, de acuerdo al art. 40 inciso a de la ley
11.683, con motivo de haber constatado que la sociedad nombrada no habría emitido
ticket y/o comprobante equivalente por una venta de dos remeras por un total de $ 19,90.
La Sala actuante se basa, además, en los precedentes del Tribunal Fiscal de la Nación
que ha considerado que las actas labradas por los funcionarios de las agencias de
recaudación "no son instrumentos públicos y cumplen la función de servir de prueba en
los juicios respectivos, pudiendo su valor probatorio ser desvirtuado sin necesidad de
acudir a la redargución de falsedad, propia de los primeros" (entre otros, en "Laboratorios
Baher SRL", sala A, sentencia del 25 de febrero de 2004) y en destacados autores
especializados (6) aún cuando reconoce que no hay un pensamiento unánime al respecto.
Para la Cámara, las actas labradas por funcionarios de la AFIP no tienen el carácter de
instrumento público pero, en el caso de adoptar el criterio actualmente aplicado por el Alto
Tribunal, corresponde determinar si el procedimiento llevado a cabo en el local del
contribuyente se ajusta a la ley y si lesiona o no el derecho de defensa del contribuyente.
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Según el fallo analizado, del art. 41 de la ley 11.683 y del acta de constatación inicial,
resulta que el acta contiene una deficiente identificación de la mercadería al no haber
consignado la marca, el modelo, el talle, etc. pues nada impedía que se precisara con
mayor detalle el objeto de la operación fiscalizada. Ello, así, pues desde la primera
oportunidad, el contribuyente sostiene que no tenía a la venta remeras cuyo precio fuera
el consignado en el acta, lo cual restringe su defensa injustificadamente. Tampoco se
identificó el comprador dado que sólo consta que se trataba de una persona de sexo
femenino de aproximadamente 40 años de edad y de 1,60 metros de estatura, pelo corto
y oscuro, que no aportó datos acerca de su identidad y se retiró del local comercial con la
mercadería, desconociendo el art. 10 de la ley 11.683 que involucra y sanciona al
consumidor final en este tipo de actuaciones. Ni siquiera se labró en presencia de testigos
a pesar de las amplias facultades fiscales que autorizan, inclusive, a requerir el auxilio de
la fuerza pública (art. 35 inciso d), ley 11.683).
La conclusión de las observaciones apuntadas por la Sala es que se exige que en el acta
se deje constancia de "todas las circunstancias" (art, 41, Ley 11.683) mientras que en el
caso analizado se verifica una ausencia múltiple: deficiencia en la identificación de la
mercadería y del comprador y ausencia en el local de otros compradores o presencia de
eventuales testigos. Si alguna o todas estas circunstancias hubieran sido insertas en el
acta, otras hubieran sido las posibilidades de defensa del contribuyente, sin violentar el
art. 18 de la Constitución Nacional.
Para este Tribunal, las deficiencias indicadas no se ajustan a las exigencias de la ley
11.683, provocando además una restricción al derecho de defensa del contribuyente y, por
ende, no corresponde tener por comprobados los hechos que autorizan aplicar sanción
por la infracción al art. 40 inciso a) de la ley 11.693.
La Cámara confirma la sentencia de primera instancia que revoca las sanciones de multa
y clausura.
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