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ACUERDOS DE PAZ

Son cada uno de los temas en los que el Gobierno de Guatemala y la Unidad
Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), negociaron para alcanzar
soluciones pacíficas a los principales problemas que generaron el enfrentamiento
armado de más de 36 años. Su negociación se llevó a cabo en países como
México, España, Noruega y Suecia, durante 14 años, para dar las condiciones de
imparcialidad a las partes y tuvo una duración de 14 años. La negociación culminó
con la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera, el 29 de diciembre de 1996 en
el Palacio Nacional de la Cultura de la ciudad de Guatemala.

¿CUALES SON LOS ACUERDOS DE PAZ?

1. Acuerdo Marco sobre Democratización para la Búsqueda de la Paz por Medios


Políticos (Querétaro, México, 25 de julio de 1991)

2. Acuerdo Global sobre Derechos Humanos (México, D. F., 29 de marzo de 1994)

3. Acuerdo para el Reasentamiento de las Poblaciones Desarraigadas por el


Enfrentamiento Armado (Oslo, Noruega, 17 de junio de 1994)

4. Acuerdo sobre el Establecimiento de la Comisión para el Esclarecimiento


Histórico de las violaciones a los derechos humanos y los hechos de violencia que
han causado sufrimientos a la población guatemalteca (Oslo, Noruega, 23 de junio
de 1994)

5. Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas (México, D. F. 31


de marzo de 1995)

6. Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria (México, D. F. 6


de mayo de 1996)

7. Acuerdo sobre Fortalecimiento del Poder Civil y Función del Ejército en una
Sociedad Democrática (México, D. F. 19 de septiembre de 1996)

8. Acuerdo sobre el Definitivo Cese al Fuego (Oslo, Noruega 4 de diciembre de


1996)

9. Acuerdo sobre Reformas Constitucionales y Régimen Electoral (Estocolmo,


Suecia 7 de diciembre de1996)

10. Acuerdo sobre bases para la Incorporación de la Unidad Revolucionaria


Nacional Guatemalteca a la Legalidad (Madrid, España 12 de diciembre de 1996)

11. Acuerdo sobre el Cronograma para la Implementación, Cumplimiento y


Verificación de los Acuerdos de Paz (Guatemala 29 de diciembre de1996)

12. Acuerdo de Paz Firme y Duradera (Guatemala 29 de diciembre 1996)


ACUERDOS DE PAZ

Los Acuerdos de Paz son una docena de acuerdos que fueron suscritos
por el Gobierno de la República de Guatemala y la Unidad
Revolucionaria Nacional Guatemalteca -URNG-, entre 1991 y 1996, para
alcanzar soluciones pacíficas a los principales problemas que generó el
Conflicto Armado Interno (García, s.f., p. 1).

En palabras más simples, son los acuerdos que pusieron fin a la guerra y
decretaron la paz entre el Ejército de Guatemala y la denominada
Guerrilla, un conflicto que azotó al país durante más de tres décadas. La
firma del acuerdo final y definitivo se llevó a cabo el 29 de diciembre de
1996 en el Palacio Nacional de la Cultura. El enfrentamiento empezó en
1960 y dejó un saldo de 250 000 entre muertos y desaparecidos
(Comisión para el Esclarecimiento Histórico, s.f., p. 17).

Acuerdo marco sobre democratización para la búsqueda de la paz por


1.
medios políticos (Acuerdo de Querétaro)
2. Acuerdo global sobre derechos humanos
Acuerdo para el reasentamiento de las poblaciones desarraigadas por
3.
el enfrentamiento armado
Acuerdo sobre el establecimiento de la Comisión para el
esclarecimiento histórico de las violaciones a los derechos humanos y
4.
los hechos de violencia que han causado sufrimientos a la población
guatemalteca
5. Acuerdo sobre identidad y derechos de los pueblos indígenas
6. Acuerdo sobre aspectos socioeconómicos y situación agraria
Acuerdo sobre fortalecimiento del poder civil y función del Ejército en
7.
una sociedad democrática
8. Acuerdo sobre el definitivo cese al fuego
9. Acuerdo sobre reformas constitucionales y régimen electoral
Acuerdo sobre bases para la incorporación de la Unidad
10.
Revolucionaria Nacional Guatemalteca a la legalidad
Acuerdo sobre el cronograma para la implementación, cumplimiento y
11
verificaciónde los acuerdos de paz
12 Acuerdo de paz firme y duradera
NO A LA VIOLENCIA

La no violencia es tanto una ideología como una práctica ético-política que


rechaza el uso de la violencia y la agresión, en cualquiera de sus formas. Se
opone al uso de la violencia como medio (método de protesta, práctica de lucha
social, o como respuesta a la misma violencia) y como fin (por ejemplo, para lograr
un cambio social o político) porque considera que todo acto violento genera más
violencia. Se trata de una opción alternativa que pretende "humanizar" la
sociedad, apostando y valorando el poder de la vida ignorar ni prevenir los
conflictos. Desde esta perspectiva, la obtención de los logros en la lucha social es
posible porque considera que el poder de los gobernantes no es eterno ni
indestructible sino que depende del consentimiento de la población. La acción no
violenta busca disminuir ese poder, cuando considera que se ejerce injustamente,
retirando el consentimiento y la cooperación.

Si bien se suele usar indistintamente "no-violencia" y "no violencia" para referirse a


la misma idea, el uso de cada una tiene implicancias diferentes que obedecen a
diferentes momentos del desarrollo del concepto. Actualmente se considera que
"no-violencia", como una sola palabra, es el término más completo porque es más
que la mera (pura) negación del uso de armas y de la violencia directa (no
violencia), o el conjunto de técnicas y procedimientos (no-violencia). No violencia
nombra a un programa de tipo ético-político, social y económico de emancipación
y cambio social.

Precisamente, la no violencia es una ideología que representa toda una propuesta


en positivo para entender los conflictos y transformar la sociedad. Desde una
perspectiva no violenta, los avances históricos de la Humanidad han sido posibles
por su capacidad de evolucionar cooperativamente. Esta idea implica considerar
que la violencia y la exclusión no son "intrínsecas al ser humano" sino tendencias
promovidas por actores históricos con intereses determinados que ayudan a crear
super-estructuras como el complejo militar-industrial, que en un círculo vicioso
empujan la misma violencia de la que se alimentan. En este sentido, el quid de la
cuestión de la no violencia es la negativa a la organización para la violencia:
contra la creencia convencional, no se pone el acento en la condena a la reacción
personal violenta, sino en la preparación para la violencia.

El problema de la violencia política sería la organización para la violencia -la


creación de ejércitos u organizaciones armadas que absorben tiempo y recursos
humanos, cognitivos, reflexivos, políticos, científicos y materiales con
consecuencias catastróficas- y también la preparación para su justificación y
legitimación - la cultura de la guerra, el sexismo, el etnocentrismo, la
competitividad destructiva, etc.-.
NO A LA VIOLENCIA
Io-cultural-económico muy amplio en nuestros contextos latinoamericanos. No sólo
es violencia el hecho de que seamos abusadas sexualmente o experimentemos
violencia física/psicológica en el ámbito privado/público (de esto es lo que más se
habla en los medios de comunicación en el tono de crímenes pasionales). Tiene
que ver directamente con la construcción de este sistema androcéntrico,
heterosexual, patriarcal /capitalista hegemónico depredador. Este sistema, así
construido, constituye una exacta violencia hacia lo femenino diverso (indígenas,
proletarias, negras, campesinas, profesionales, obreras, trabajadoras de lo
doméstico, trabajadoras sexuales, jóvenes, niñas, ancianas, lesbianas,
bisexuales, transexuales, raras). Las mujeres en el transcurso de la historia de
nuestro continente hemos ocupado un sitio menoscabado en lo social, sometidas
al yugo de los patriarcas, hombres blancos, -propietarios-, que nos han arrojado al
lugar de mercancía o de objetos de intercambio entre los iguales varones. Han
sido los hombres poderosos, léase gobernadores, patrones, terratenientes,
oligarcas, burgueses, prebendados, generales, oidores (y los subyugados que
establecen pactos entre varones olvidando las asimetrías de clase o de etnia)
quienes han sustentado este territorio binario de lo femenino/masculino asimétrico.
Luego, hay una responsabilidad que nos cruza a todos y a todas respecto del
derrumbe y la transformación de esa construcción hegemónica de lo masculino
dominador. Nunca será suficiente enunciar este absurdo perverso que tiene su
correspondencia silenciosa y fuerte con nuestros registros intra-psíquicos. Viene a
mi memoria el poema Redondillas de Sor Juana Inés de la Cruz escrito en el siglo
XVII: “Hombres necios que acusáis/a la mujer sin razón/sin ver que sois la
ocasión/de lo mismo que culpáis”. Esta es nuestra historiacontinental. La violencia
se hace pasado en la explotación de las mujeres: conquista, colonialismo,
sometimiento, esclavitud, mestizaje, blanqueamiento de nuestras manchas en la
piel. Por ello es memoria y es presente en tanto las cuestiones de la injusticia
social-cultural tardan muchísimo en su transformación y cobran tintes
camaleónicos según los tonos hegemónicos vigentes. Sabemos, aimismo, que
cuando creemos avanzar en nuestras luchas feministas, se encuentra pulsando,
soterrada, la posibilidad de involución que no siempre podemos contener (la
cuestión del aborto en Chile, por ejemplo). Nunca será suficiente la lucha feminista
para denunciar y cambiar este modo de relación social
heterosexual/patriarcal/capitalista que cruza la diferencia sexual. Hoy se vende un
imaginario exitista respecto de que las mujeres lo hemos logrado “TODO” (¡¡¡una
presidenta en el pasado reciente y hoy, dos candidatas a la presidencia!!!). Sin
embargo, la gran mayoría somos empleadas en trabajos precarios, mal
remunerados/ menos remunerados que los hombres en igualdad de desempeño;
pesa aun en nuestros hombros la carga de lo doméstico, por lo tanto la doble
jornada es una realidad cotidiana.

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