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Cada año salía una nueva cosa, algo más novedoso para los inquilinos de
la Tierra, algo que simplemente con su aparición desterraba las otras cosas
ya existentes.
Desde mi punto de vista podría decir que el planeta en ese entonces era lo
mejor que había visto en todos mis 20 años de vida, era algo fabuloso ver el
pasto verde y recién llenos de rocío, no solo verlos holográficamente, era
hermosa la sensación de sentir el dulce aroma de las rosas, el poder
tocarlas y saber que eran reales, no solo artificiales que eran con las que
adornaban las casa, nunca olvidare la sensación de un aire puro y el oír de
las aves.
Aunque todo era perfecto, al menos para mí, debía de regresar a mi época,
tenía que volver a ver el mundo agonizante.
Al llegar a mi vida actual lamente tanto mi estadía en la era equivocada,
pero lo único que me quedaba era aceptar la realidad, y el hecho de que
eso lo habíamos provocado nosotros mismos.
-Y ese fue el testimonio que mi abuela dejo, y por lo visto la vida ahora no
se puede dar sin tecnología, sin que cada día salga algún aparato novedoso
y dañino para todos nosotros y para Marte.
Me doy cuenta que cada vez empora la vida con el paso de los años, nos
hemos convertido en una especie tan obsesionada con los avances y tan
aferrada a la vida fácil y sencilla, que comparo los años en actuales a los de
mi abuela, y los de ella a comparación, son más tranquilos que los de ahora.
Las cosas empeoraron, y aunque cada vez la tecnología es lo que nos rige,
también nos mata.
El intento de buscar un nuevo mundo mejor para todos, solo nos convirtió
en destructores de todo lo que habitaba en el antiguo hogar que
ocupábamos, porque en lugar de mejorar nuestras vidas solo conseguimos
horrores para nosotros mismos solo conseguimos destrucción y violencia
entre nosotros mismos, conseguimos desdicha y desunión entre todos
nosotros.
Ya no queda más, que solo los recuerdos y las historias de aquel planeta
azul bello y maravilloso que existía, solo quedan las ansias de haber
pertenecido a él, solo queda la añoranza de haber sido parte de una vida
casi perfecta. Nosotros mismos forjamos lo que merecemos, fuimos quienes
tomamos la decisión de regir nuestra vida a través de inventos y aparatos
científicos, bueno la ciencia avanzada es buena puesto a que se lograron
muchos resultados positivos, estos favorecieron en su tiempo de gloria a la
medicina, se descubrió la cura del sida, la cura del cáncer, y de muchas
enfermedades que antiguas eras las necesitaban. Pero una vez inventado
todo ello ya nada llamaba la atención por ello es que se empezaron a crear
o inventar cosas innecesarias como: maquinas que tele transportaban a
otros lugares en cuestión de segundos, aparatos mecanizados que solo con
pedirle una cosa te la daban instantáneamente. Se volvieron estas
maquinas, estos inventos, en gran ayuda y en gran mal para toda la
comunidad inquilina.
Crear algo se hizo tan usual que cada semana salía un objeto reciente, la
economía, si una de las ventajas es que la economía se desarrolló mucho y
de manera casi instantánea, no era problema para nadie ya, que
simplemente el producto comprado hace poco tiempo lo desechaban como
si fuera algo que se había obtenido desde hacía tiempo ya.
Si tan solo nada de esto hubiera pasado, si tan solo los laser no hubieran
llegado, si tan solo nuestro afán por el poder de dominar el mundo no nos
hubiera ganado, hasta llegar al extremo de destruir por lo que luchábamos,
por lo que deseábamos poseer, si tan solo hubiéramos sido más inteligentes
no para la invención de todo ello sino para la construcción de un mundo
mejor, no con la tecnología, no con cosas materiales sino con amor, con paz
y convivencia entre nosotros mismos.
Con todo ello no puedo dejar de sentirme culpable por todo el daño causado
al planeta que alguna vez a mis antepasados les brindo mucho, que una vez
nos brindó tanto, que alojo a tantos, y ver como terminamos pagándole y lo
inconscientes que fueron y que fuimos al seguir destruyéndolo a pesar de
saber que nosotros ahí solo estábamos de paso.
Ahora no solo agonizo el planeta azul, sino que el planeta rojo hace lo
mismo, cada día se enferma más con nuestras ideas, cada día se es
imposible tener una vida, cada vez más nos acercamos a ver como muere
el planeta, aquel que invadimos sin pedir permiso, aquel que cogimos y
destruimos.
De todo este embrollo lo último y único que pude escuchar, fue la voz de mi
pequeña hija diciéndome: “Jamás debimos ponernos en contra de lo
natural”.