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Bases de la alimentación:

1.- Proteínas: Están compuestas por aminoácidos en diferentes proporciones, diez


de los cuales no puede elaborar el organismo y se llaman aminoácidos esenciales.
Durante la digestión la proteína se descompone en sus aminoácidos constituyentes y
estos se agrupan con otros diferentes para crear las proteínas necesarias para la
síntesis de los músculos, huesos, nervios, etc. La proteína que le demos debe ser de
buena calidad. Las proteínas forman parte de los tejidos vivos del organismo y forman
un conjunto de compuestos biológicos que afectan a diferentes funciones fisiológicas,
tales como el crecimiento, sistema inmunitario o estructura celular. El perro puede
obtener las proteínas de fuentes como la carne, huevos, leche y cereales como la soja.

2.- Lípidos o grasas: Su finalidad es suministrar energía y servir de vehículo a las


vitaminas llamadas liposolubles. Las materias grasas son bien digeridas por los perros.
Los llamados ácidos grasos esenciales son muy abundantes en el aceite de maíz y
girasol. las capas de grasa bajo la piel actúan como aislantes del frío. Las grasas
suponen el soporte de almacenamiento energético más importante y son
indispensables para la asimilación de diferentes vitaminas, además de contribuir al
mantenimiento de la piel y el pelo. El exceso de grasa es peligroso y debemos evitar
las dietas muy ricas en materias grasas, casi todas las de origen animal.

3.- Glúcidos: Los carbohidratos contienen almidón y azúcares que deben estar bien
cocidos para ser digeridos por el perro, pues el perro no tiene en la saliva la enzima
ptialina que en la saliva humana ayuda a la digestión de las féculas. La celulosa (fibra)
no puede ser digerida por carecer el intestino del perro de las bacterias que la atacan.
Los hidratos de carbono actúan como reserva energética del organismo y son
suministrados por el arroz, las pastas, los cereales y sus derivados. El aporte de
energía es necesario para mantener los procesos corporales y su necesidad aumenta
con el ejercicio.

4.- Minerales: Intervienen como constructores de la estructura ósea. Se dividen en


macroelementos (calcio, fósforo, sodio, potasio, magnesio, iodo, selenio y cobalto).
Durante la época de embarazo y lactancia es preciso incrementar en las hembras las
dosis de calcio y fósforo, simultáneamente a la administración de vitamina D. Las
dietas basadas exclusivamente en carne son pobres en aporte de minerales. Los
minerales son también necesarios para el desarrollo de una vida sana. La carencia de
alguno de ellos, como el calcio, ocasiona raquitismo, o el cinc, problemas de piel. Los
minerales deben ser suministrados en forma fácilmente asimilable y en cantidades
adecuadas. Los excesos son muy perjudiciales.

5.- Vitaminas: Son indispensables para la vida, facilitan la asimilación de los


minerales, la utilización de las grasas y el metabolismo de las proteínas. Se dividen en
liposolubles (A,D,E,K) e hidrosolubles (Grupo B). Las primeras se encuentran en el
huevo, nata, leche y productos ricos en materia grasa, acumulándose con facilidad en
el organismo. Las hidrosolubles deben ser aportadas regularmente, ya que el
organismo no las acumula. Las vitaminas no proporcionan energía, contrariamente a lo
que mucha gente cree, pero son esenciales para el crecimiento y el mantenimiento de
la vida. Las vitaminas A, E y B son fundamentales para luchar contra las
enfermedades. Carencias de vitamina B ocasiona pérdida de peso, crecimiento
anormal y enfermedades de la piel. Carencias de vitamina A afectan al aparato
reproductor, la vista y el crecimiento. Las verduras verdes, zanahorias y aceite de
hígado de bacalao son importantes fuentes de vitaminas.
El agua representa casi las dos terceras partes del peso del perro. El San Bernardo
necesita siempre agua fresca a su disposición, pues aunque los alimentos ingeridos le
proporcionan una cantidad de la que precisa, sus necesidades hídricas sólo son
completadas bebiéndola expresamente. El agua facilita la producción de energía, el
transporte de nutrientes y la eliminación de residuos.

Calcio y fósforo en el crecimiento:

El raquitismo es una de las enfermedades más frecuentes en los cachorros y afecta


especialmente a razas de rápido crecimiento como el San Bernardo. Se trata de un
trastorno metabólico del esqueleto como consecuencia de la falta de balance entre el
calcio, el fósforo y la vitamina D, lo que provoca es una disminución del proceso de
mineralización del hueso con su fragilidad y deformación consecuente.

El calcio es indispensable para el desarrollo del organismo, forma parte no sólo de


los huesos o tejidos duros sino que también participa en la transmisión del impulso
nervioso y la contracción muscular. Si el organismo del cachorro es deficitario en
calcio el corazón y el sistema nervioso no se privan de él, robándoselo a los huesos
que actúan como reservorio del mineral. El fósforo es igualmente muy necesario,
aunque no tan vital como el calcio. Se absorbe a nivel intestinal y en ello desarrolla un
papel importante la vitamina D. De aquí la necesidad de aportar esta vitamina a la
dieta de los cachorros o exponerlos a la luz solar. La vitamina D se acumula en
grandes cantidades en el hígado y es precisamente durante el crecimiento cuando el
organismo tiene mayor demanda de ella. La vitamina D se encarga del transporte de
calcio y si hay déficit de la misma se produce una absorción defectuosa del mineral. La
necesidad de vitamina D aumenta cuando la proporción calcio/fósforo en la dieta no se
encuentra en las proporciones adecuadas. El hueso está constituido por una red
fibrosa que actúa como andamiaje sobre el que se depositan los minerales. El
raquitismo tiene su origen en una falta de mineralización de la sustancia osteoide y en
una producción excesiva de matriz cartilaginosa preósea. Al fallar la calcificación
general el cartílago de crecimiento, que tiene un superdesarrollo con alteraciones en
su forma y estructura. Las consecuencias son un aumento del anillo epifisario de
crecimiento,. El tejido óseo central del hueso al estar descalcificado es blando y se
deforma bajo el peso corporal del animal. Las partes más afectadas del esqueleto del
cachorro son los cartílagos epifisarios del húmero, cúbito y radio, fémur y tibia, en los
que radica el crecimiento longitudinal de los huesos. La consecuencia inmediata es un
retraso o una interrupción en el crecimiento del animal raquítico. Uno de los signos
más evidentes es el engrosamiento de las articulaciones, muy evidente en los huesos
largos, ocasionando un arqueamiento anormal y una desviación lateral de los mismos.
Las cápsulas articulares y los ligamentos se relajan y se produce un aumento del
líquido sinovial. Los cachorros afectados de raquitismo parecen pisar como un
plantígrado. Los huesos se tornan muy frágiles, siendo frecuentes las fracturas
denominadas en tallo verde, porque el hueso se dobla como una rama verde. En estos
casos el mero peso de la escayola puede producir a su vez nuevas fracturas.
Fácilmente comprenderemos que el manejo de animales afectados de raquitismo
exige grandes dosis de cuidado, ya que la mayoría de las veces el cachorro apenas
puede sostener su peso. El animal camina arrastrando las patas traseras, juntando
siempre los corvejones, en tanto que las delanteras se curvan y el tórax se aplana
dorsoventralmente. Otros defectos son retraso en la dentición, aparición de piezas
dentarias débiles que se desgastan con prontitud y organización irregular de los
dientes. Las lesiones ocasionadas por el raquitismo tienen una cura muy rápida si se
establece el equilibrio nutricional adecuado. El raquitismo no aparece en los perros
recién nacidos, ya que obtienen el nutriente a expensas de la madre cuando están en
el útero, tampoco es frecuente durante la lactación. Los factores que provocan su
aparición son la reducción inadecuada del período de lactación, una dieta inadecuada,
la vida en ambientes cerrados, como pisos, sótanos o garajes sin ejercicio al aire libre
y muchas horas de sol. En caso de sospecharse su existencia será el veterinario quien
nos indicará una dieta equilibrada en calcio, fósforo y vitamina D y en caso de
estimarlo necesario la exposición a luz ultravioleta.

Alimentos no industriales:

A mi modo de ver es más recomendable ofrecer a nuestro San Bernardo el alimento


seco preparado (pienso) eligiendo siempre uno de alta gama y especializado en razas
gigantes, sobre todo en las etapas de crecimiento y desarrollo, con la finalidad de
garantizarle el aporte necesario de vitaminas, minerales, proteínas, glúcidos y grasas,
así como el equilibrio justo de calcio y fósforo. Ahora bien, si disponemos del tiempo
necesario para ello y preferimos ofrecerle comida casera hay algunas cosas que
debemos saber:

Cereales (arroz, maíz, etc.) bien cocidos. Grasas animales (manteca,


Energía
tocino). Aceites vegetales, margarinas.
Carnes (crudas o ligeramente cocidas): buey, caballo. Pescado cocido.
Proteínas Huevos cocidos. Quesos frescos. Leche (si no provoca diarrea). Productos
lácteos fermentados sin azúcar.
Legumbres verdes, acelgas, espinacas, zanahorias, cocidas. Salvado (en
Fibra
pequeñas cantidades).
Minerales
Harina de hueso. Levadura. Complementos vitamínico minerales
y
farmacéuticos. Productos lácteos.
vitaminas

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