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ESTUDIO DE LA ÉTICA

APRENDIZAJES

 Caracterizar a la Ética por su objeto de estudio.


 Relacionar a la Ética con diversas ciencias (Sociología, Historia, Psicología, Economía y otras).
 Relacionar a la Ética con otras disciplinas filosóficas (Estética, Epistemología, Ontología y Axiología).
 Diferenciar algunos enfoques de la Ética (normativo y científico).

Es muy común confundir a la Ética con la moral, por ello algunas personas utilizan ambos términos como
sinónimos, lo cual es un error que debemos evitar para una mejor comprensión del significado que tienen
cada una en la vida humana. Por lo tanto, es necesario que tengas claras las definiciones de uno y otro
término.

La moral es una forma de comportamiento específicamente humana (ningún otro ser es sujeto de valoración
moral, los animales y menos aún los vegetales son “buenos o malos moralmente”). La moral se relaciona con
actos en los cuales entra en juego, la maldad o la bondad; a su vez, esto depende de nuestros conceptos de
lo bueno y lo malo, moralmente hablando; esto es: de la educación y la cultura, entre otros factores.

Todos los seres humanos en determinados momentos o circunstancias actuamos moralmente bien o
moralmente mal, y también hacemos valoraciones de tipo moral, en ocasiones de acuerdo con nuestros
propios intereses, gustos o hasta estados de ánimo.

Pero no todos nuestros actos se inscriben en el ámbito moral, sino solamente aquellos relacionados con lo
considerado bueno o malo. Por ejemplo, el bañarse es un acto de higiene que puede repercutir en nuestra
salud o en ser aceptados por la sociedad y no tiene que ver con lo bueno o lo malo, a menos qué: al hacerlo
sea nuestra intención molestar o causarle un daño moral a alguien.

Otro ejemplo, ponernos una ropa extravagante, no es ni bueno ni malo, puede ser de mal o buen gusto; a
menos qué lo hagamos con la finalidad de molestar perjudicar a alguien, pero se trata fundamentalmente de
algo estético (relacionado con la belleza o con el arte, piensa en un actor). Las circunstancias también
influyen, una persona inconsciente o dañada de sus facultades mentales no podemos decir que sea buena o
mala; un niño que todavía no razona, no se considera moralmente bueno o malo. Debes notar que se alude a
la moral en relación con lo bueno o malo, esto es, abarca ambos adjetivos calificativos, luego tampoco es
sinónimo –el término “moral- con “bueno”, lo correcto es decir que alguien es “moralmente bueno” o
“moralmente malo”.

También puede definirse a la moral como un conjunto de normas aceptadas libre y conscientemente que
regulan el comportamiento humano. En este sentido se refiere a ideas que tenemos acerca de lo bueno o lo
malo y, de acuerdo con ellas, nos comportamos de cierta manera, y también valoramos los actos de otros.

Según el maestro Adolfo Sánchez Vázquez, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM,
transterrado Español: “La ética es la teoría o ciencia del comportamiento moral de los hombres en sociedad.
O sea, es ciencia de una forma específica de conducta humana... Su objeto de estudio lo constituye un tipo
de actos humanos: los actos conscientes y voluntarios de los individuos que afectan a otros, a determinados
grupos sociales, o a la sociedad en su conjunto1.”

Algunos autores o corrientes filosóficas definen a la Ética como una disciplina normativa, considerando que
no solamente estudia el comportamiento moral, sino que al hacerlo establece un conjunto de reglas de
conducta. Nota que la moral es objeto de estudio de la Ética; y no es lo mismo ser objeto de estudio que
ser la disciplina o ciencia que estudia a ese objeto, por ejemplo: la Biología estudia a la vida, como
manifestación de ciertos seres; pero la biología NO es la vida; la Economía estudia los procesos de
producción, circulación o distribución y consumo de bienes; pero la Economía, como ciencia, NO es un
conjunto de bienes.

Tal vez la confusión, comentada al principio, proviene de recurrir a la etimología de los términos. Moral
proviene del latín mor ó mores que significa: “costumbre” o “costumbres” refiriéndose al conjunto de normas o
reglas adquiridas por hábito. Ética proviene del griego ethos, que significa “modo de ser” o “carácter”, que
puede considerarse “forma de vida”, y entonces algunos los toman como sinónimos.
Sin embargo, al igual que otros términos, sus raíces etimológicas ya no nos dicen lo que actualmente
significan. Esto sucede también con la Psicología, etimológicamente proviene de psique (alma o espíritu) y
logos (tratado o estudio), pero actualmente no significa eso, se trata de una ciencia que estudia el
comportamiento humano en relación con la mente o fenómenos de carácter mental. No aceptaría un
Psicólogo que su objeto de estudio sea el espíritu. Sería interesante que buscaras términos cuyas raíces
etimológicas ya no coinciden con su significado actual.

Es importante que te queden claras las definiciones de ética y de moral, pues a partir de ellas analizarás y
comprenderás mejor otros temas que se abordan en esta asignatura y en la subsiguiente: Ética y valores II,
que cursarás en el segundo semestre.

La Ética guarda una estrecha relación con algunas ciencias, entre ellas la Sociología, la Historia, la
Psicología y la Economía, tal como lo veremos en seguida.

Puede definirse a la Sociología como la ciencia que estudia a la sociedad o los fenómenos sociales. Este
término fue creado por Auguste Comte, filósofo francés del siglo XIX (1838) considerado como iniciador del
positivismo. Según él se trata de “la ciencia de observación de los fenómenos sociales”. Actualmente se
utiliza para designar todo tipo de análisis, basado en la observación o investigación documental, que tiene
como finalidad explicar determinados fenómenos sociales.

Si tomamos en cuenta que la moral es un comportamiento eminentemente social, ligado a diversas prácticas
sociales, las normas y comportamientos morales se aprenden a partir de nuestra convivencia social (en la
familia, en la escuela, con los amigos, etcétera); es evidente que para poder analizar y comprender algunos
comportamientos morales (que son objeto de estudio de la Ética), propios y de otras personas, es necesario
relacionarlos con algunos fenómenos y problemas sociales.

La Ética, pues, requiere tomar en cuenta las estructuras, fenómenos y relaciones sociales a partir de las
cuales se producen o promueven ciertos valores morales que, a su vez, se traducen en comportamientos y
valoraciones morales, esto es, juicios de valor que emitimos acerca del comportamiento nuestro y de otros, o
de la sociedad en general.

Recuerda que el ser humano es un ser eminentemente social, no puede concebirse ni, menos aún,
comprenderse fuera de la sociedad. ¿Te podrías imaginar al ser humano, nacer y crecer, fuera de la
sociedad? o ¿Crees que podría aprender ciertas normas morales sin convivir socialmente, esto es, solo sin
que nadie influyera en él?... Seguramente no.

La Historia puede definirse como la ciencia que estudia los diversos acontecimientos que han influido e
influyen en el desarrollo de la humanidad, no solamente los pasados sino también los actuales. Este estudio
incluye el registro de ellos (que algunos denominan historiografía) y también el análisis de las posibles
causas que los produjeron o producen así como las posibles implicaciones de ellos.

Si tomamos en cuenta que la moral depende, en parte, de cada época histórica, esto es, del contexto
histórico; resulta evidente que, para analizar los comportamientos morales es necesario considerar esos
contextos, o circunstancias históricas. En cada época se establecen ciertas normas y valores morales, de
acuerdo con determinadas necesidades sociales y concepciones que se tienen del ser humano.

Por ejemplo, en la época antigua se consideraba a los ancianos como “gente sabia” (dice un refrán popular
que sabe más el diablo por viejo que por diablo), se les consideraba también como los progenitores, quienes
habían dado vida a los miembros de las comunidades, de tal manera que se les tenía mucho respeto e
incluso veneración, por ello se habla en algunas culturas los “consejos de ancianos”, los cuales impartían
justicia y tomaban decisiones que afectaban a todo el pueblo; a las mujeres se les consideraba como la
“fuente de la vida”, pues gracias a ellas todos habían nacido, por ello también se les respetaba y hasta
veneraban.

Evidentemente en la época actual ese respeto hacia los ancianos y mujeres no llega a extremos de
veneración, tampoco se cree que solamente ellos puedan poseer conocimientos o sabiduría para tomar
decisiones, hay jóvenes que también los llegan a tener, eso no depende de la edad biológica sino de la
inteligencia y madurez mental. En el caso de las mujeres, aunque se les sigue respetando ha habido cambios
en la concepción que se tienen de ellas, sin negar que para algunos representen algo sagrado. En la Edad
Media las normas, valores y comportamientos morales estaban relacionados con las creencias religiosas de
tipo católico; por lo tanto, la bondad se asociaba con Dios y la maldad con el diablo. Al hacer esto se
confundían las normas morales con las normas religiosas, las cuales son diferentes, como veremos más
adelante. Así, los comportamientos considerados moralmente malos se calificaban como pecaminosos.

Si analizas cada época histórica, e incluso cada momento (años o décadas), notarás que hay cambios en lo
que se considera moralmente bueno o moralmente malo. Esto lo puedes platicar con cualquier persona
mayor (amigos o familiares) y verás que ha habido cambios en las normas y comportamientos morales de
hace unos años, con respecto de los actuales. Por lo tanto, debes tener presente que sería imposible analizar
a la moral sin hacer referencia al momento histórico.

La Psicología es otra ciencia con la cual se relaciona la Ética y puede definirse como la ciencia que estudia
diversos fenómenos y procesos de carácter mental. Aunque hay diferentes corrientes o escuelas,
concepciones acerca de cómo estudiar esos fenómenos, todas coinciden en afirmar que los comportamientos
humanos están relacionados con los procesos mentales. Luego entonces, los comportamientos morales
también tienen relación con nuestros pensamientos y situación mental, de esta forma como dijimos una
persona con problemas mentales no es considerada un “sujeto moral” pues no está consciente de sus actos
y en algunos casos carece de voluntad.

Piensa en alguien con retrazo mental, o en un niño que todavía no tiene la madurez mental para distinguir
entre lo moralmente bueno o moralmente malo, no tiene conciencia (no se da cuenta) de sus actos o posibles
consecuencias de ellos.

Por otra parte, el estudio de la moral exige la reflexión seria y profunda sobre sus posibles causas, o sobre
los factores que están influyendo para que las personas crean que algo es moralmente malo o bueno. Si
hablamos de reflexión estamos hablando también de habilidades y procesos mentales. La Psicología, pues,
ayuda a que los análisis que hacemos de la moral tomen en cuenta la relación de ella con la situación mental
o con la manera de pensar que tiene la gente. Por ejemplo, cómo pueden influir los medios de comunicación
en nuestras creencia o ideas acerca de lo considerado moralmente bueno o malo; o, cómo influyen ciertas
experiencias, personales o sociales, en nuestras ideas acerca de los valores y normas morales. No puede
estudiarse o analizarse a la moral sin tomar en cuenta los factores psicológicos que influyen en los
comportamientos morales.

Otra ciencia con la cual se relaciona la Ética es la Economía. La palabra economía proviene del griego
OIKONOMIA; oikos: casa, nomo ley; correcta administración de los bienes de la casa. Notarás que esta
definición etimológica (basada en las raíces de la palabra) ya no explica el uso actual del término (recuerda lo
comentado acerca del significado etimológico de los términos: ética y moral, al inicio de este tema).

Puede definirse a la Economía como la ciencia que estudia la manera cómo el individuo y la sociedad utilizan
y producen sus recursos para obtener bienes y servicios; así como distribuirlos para su consumo presente o
futuro entre las personas que conforman la sociedad. La Economía es una ciencia social; este carácter le
impone su referencia al ser humano, que es el principio y el fin del proceso económico. El principio porque –
el ser humano se concibe como creador de riqueza, mediante el aporte de su trabajo al proceso de
producción; y el fin porque el ser humano se considera el destinatario final de los bienes y servicios
producidos.

Indiscutiblemente las relaciones económicas, derivadas del modo de producción, concebido como la manera
en que se organizan las actividades económicas en determinadas sociedades, originan a su vez ciertas
formas de relaciones sociales que influyen en nuestras concepciones acerca de la naturaleza de la sociedad
y del propio ser humano, de cómo debe ser y comportarse el ser humano, esto influye también en los valores,
normas y comportamientos morales considerados idóneos.

Así, en el modo de producción esclavista no se considera a la esclavitud como algo moralmente malo; en el
feudalismo –modo de producción practicado en la edad media- la nobleza y, especialmente los reyes,
avalados por la iglesia católica, inculcaban respeto y obediencia de los súbditos hacia los nobles; la
obediencia y sumisión eran valoradas como virtudes morales.

En la época moderna, con el surgimiento y desarrollo del capitalismo esas “virtudes” se consideraron no
válidas, los gobernantes no pueden tener una autoridad absoluta en los diferentes comportamientos
humanos, se plantea la “igualdad” de todos los seres humanos y una forma de gobierno democrática, esto
significa que cualquier ciudadano podría aspirar a ser gobernante y podía elegir quién lo gobernara. En la
tercera unidad se abordará más ampliamente el tema de la democracia y otras cuestiones relacionadas con
ella.

Por otra parte, es necesario considerar que la situación económica de alguien puede influir en su conducta
moral y de otro tipo; o bien, que alguien por ambición de bienes económicos cometa actos considerados
moralmente malos, por ejemplo, prostituirse o robar o secuestrar o matar.

De acuerdo con lo expresado: el estudio de la moral, que realiza la Ética como ciencia, requiere
necesariamente tomar en cuenta los factores económicos que influyen en los comportamientos morales y,
además, en todas las actividades o prácticas económicas que realiza el ser humano entran en juego
determinados valores morales. Por ejemplo, aprovecharse de la situación económica de alguien para
perjudicarlo, explotarlo o aprovecharse de sus necesidades para abusar de esa persona.

La Filosofía es una disciplina con la cual la Ética tiene relaciones estrechas e importantes. Históricamente,
desde la época de Sócrates hasta nuestros días, la Filosofía se ha preocupado por el ser humano y todo lo
relacionado con él; problemas como: ¿qué es la virtud?, ¿qué es la bondad?, ¿qué es la maldad?, ¿qué es la
belleza?, ¿qué es la valentía?, ¿por qué debo obedecer o acatar las leyes?

Estas y otras interrogantes tienen un carácter eminentemente filosófico, son preguntas que no se hacen las
ciencias por diversas razones, aunque ciertamente algunos científicos se las pueden plantear, pero no
mientras están investigando algo. ¿Te imaginas a un biólogo haciéndose estas preguntas mientras observa
algún cultivo de bacterias? o ¿a un doctor cuando está haciendo una operación?, por supuesto que no. Estas
preguntas surgen cuando una persona reflexiona profunda y rigurosamente sobre aspectos que inquietan y
preocupan a todos los seres humanos; pero sobre los cuales no puede haber una experimentación.

Cada una de las ciencias tiene su objeto material de estudio delimitado, la Filosofía no tiene propiamente
límites, puede ocuparse de una diversidad de fenómenos y problemas, incluso abordados por otras ciencias,
por ello se dice que la Filosofía busca un saber general, no particular, y por ello también recurre a
abstracciones más profundas que las científicas –una abstracción puede entenderse como un
distanciamiento de la realidad o una reflexión profunda que trata de ir más allá de lo evidente, esto es, de lo
que cualquiera puede percibir-.

La realidad no es nada más lo que percibimos, lo tangible, en ocasiones lo que vemos no es real
propiamente. En otras lo importante no es lo que vemos, sino lo que está más allá de lo percibido. Todo esto
y más lo estudiarás en la materia de Filosofía.

El análisis Ético, si bien se apoya en las ciencias, también exige una reflexión filosófica sobre la moral,
puesto que algunos comportamientos y problemas morales no se relacionan propiamente con fenómenos
políticos, sociales, históricos, psicológicos, antropológicos o de cualquier otro tipo científico, sino con algunas
concepciones filosóficas acerca del mundo, la naturaleza, y la sociedad. Esto permite una visión y análisis
más abarcativos en amplitud y profundidad.

La Filosofía, apoya a la Ética en algunos análisis de la moral, en los cuales no basta el apoyo de las ciencias,
requieren de abstracciones, conceptos, e incluso métodos de tipo filosófico. Por ello algunos definen a la
Ética como: ciencia o disciplina filosófica que estudia a la moral, o que tiene como objeto de estudio a la
moral.

La Ética también se relaciona con otra disciplina filosófica llamada Estética, la cual puede definirse como: la
disciplina filosófica que estudia el arte y la belleza, aunque actualmente tendríamos que extender su objeto
de estudio a algunas expresiones estéticas que no son precisamente artísticas, por ejemplo: el diseño
industrial, el diseño gráfico, el video, y algunos fenómenos naturales.

Filósofos como Platón y los Tlamatinime, sabios y maestros en las culturas prehispánicas, que también
pueden considerarse filósofos, asociaban la bondad con la belleza y la maldad con la fealdad.

De hecho esto se puede percibir en cuentos infantiles, en telenovelas y películas. Habrás notado que los
personajes moralmente buenos casi siempre son bellos o bellas y, por el contrario, la fealdad es propia de los
malos o malas, moralmente hablando. En pláticas habrás escuchado referirse a alguien como una “bella
persona” refiriéndose a alguien moralmente bueno o buena. En ocasiones las mamás se refieren a los niños
como “feos” cuando “se portan mal” o hacen algo indebido, por el contrario, decirle al niño o niña “qué bonita
(o)” cuando se porta “bien” o hace algo adecuado. Se trata de adjetivos calificativos en los cuales se
relaciona directamente a lo “moralmente bueno” con lo bello y lo considerado moralmente malo “con lo feo”,
esto lo puedes notar hasta en las caricaturas. Por supuesto que son expresiones, en ocasiones, sin
fundamentos.

La Epistemología también se relaciona con la Ética y la apoya para analizar o estudiar a la moral. La
Epistemología es la disciplina filosófica que estudia el conocimiento y una de las características del
comportamiento moral, para ser considerado como tal, es que el sujeto esté consciente y sepa lo que está
haciendo.

Si alguien hace daño a otra persona sin darse cuenta, sin conocer las consecuencias de su acto o sin
intención de ello, no lo podemos juzgar moralmente, es por eso que en ocasiones justificamos algunos actos
argumentando que “no sabíamos”.

La Ética toma en cuenta este aspecto y se considera uno de los elementos del acto moral, esto es: el
conocimiento de lo que hacemos y de sus posibles consecuencias. Por ejemplo, si alguien le da un
medicamento a una persona, sin tener conocimiento, de que ello le puede dañar, o llegar a matar, no
podemos decir que sea moralmente malo, esto lo toman en cuenta incluso en Derecho penal, aunque haya
un castigo éste es menos fuerte, pues es un delito imprudencial.

Según Platón la maldad es producto de la ignorancia y el sabio no puede cometer maldad, pues ello
demostraría que no lo es; se supone que un sabio piensa profundamente antes de actuar o tomar una
decisión.

La Epistemología también se relaciona con la Ética en la medida en que le permite identificar aquellos
fenómenos de carácter moral que pueden y deben ser analizados “científicamente” y aquellos aspectos de la
moral que no pueden serlo, o sobre los cuales no podemos tener certeza. Por ejemplo: ¿por qué algunos
seres humanos llegan a cometer tantas maldades?, o ¿el ser humano es malo o bueno por naturaleza?, o
¿hasta dónde influyen las estructuras sociales en la enseñanza de los valores morales?

Hasta ahora nadie puede afirmar categóricamente que el ser humano sea bueno o malo por naturaleza, hay
diversas opiniones al respecto, no se puede demostrar ni lo uno ni lo otro.

La Ontología es otra disciplina filosófica que se relaciona con la Ética. La Ontología estudia el Ser, analiza
las propiedades de los entes trata cuestiones relacionadas con la existencia, las causas, las características
que hacen que los seres sean lo que son y no otra cosa, lo que tienen en común y aquello que los diferencia;
la potencia, entendida como posibilidades de los diferentes seres, y el acto, esto es, cuando la potencia se ha
realizado; por ejemplo, un niño es un hombre en potencia, cuando llega realmente a ser hombre se convierte
en acto, una flor puede ser la potencia o posibilidad de ser un fruto. Entre los problemas que aborda la
ontología se encuentran ¿qué es la realidad?, ¿qué hace que una cosa sea lo que es?, ¿cuál es la esencia,
aquello que si se modifica hace cambiar al ser de las cosas? y ¿qué es aquello que si se modifica no altera al
ser de algo, esto es, el accidente?

Trasladadas al ámbito de la moral estos problemas podrían traducirse en las siguientes preguntas: ¿qué
hace que un acto moral sea realmente moral?, en otras palabras ¿que diferencia a los comportamientos
morales de otro tipo de comportamientos?, ¿cuál es la esencia de la moral?, ¿cómo saber si un acto moral
realmente lo es?, ¿qué elementos de la moral pueden cambiarse sin que afecte al acto moral?

Recuerda que cuando nos referimos a la moral nos estamos refiriendo tanto a lo moralmente bueno como
malo, moral no es sinónimo de bondad; así como estético no es sinónimo de bello; ni tampoco ser es
sinónimo de existencia.

Evidentemente la moral es parte de nuestra “forma o manera de ser”; pero no es totalmente nuestro ser.
Alguien puede reprochar la forma de ser de otra persona, o de sí mismo, pero no puede hacerlo de su ser,
como tal. Puede ocurrir que a algunos no les guste “nuestra forma de ser” y tolerarnos, pero si no les gusta
nuestro ser, entonces se trata de un rechazo total.

La Axiología puede definirse como la disciplina filosófica, o teoría, que estudia los valores y tiene íntimas
relaciones con la Ética. Desde la época socrática ha sido una preocupación constante definir ¿Qué son los
valores?, ¿Por qué son tan importantes para el ser humano? sin embargo, el surgimiento de esta disciplina
filosófica en realidad es reciente, siglo XVIII.

El comportamiento moral conlleva ciertos valores morales, de hecho uno de los temas centrales de la Ética
es el de los valores morales y el de la valoración moral. La Ética, para efectuar sus análisis o estudios de
la moral, exige tomar en cuenta el problema de los valores en general y de los valores morales en particular.
Tal vez hayas escuchado la frase: “fulano o fulana no tiene valores” y con ello se refieren a que su
comportamiento moral no es el adecuado. En realidad esto es un error, pues todos los seres humanos
tenemos valores (buenos, malos o regulares) adecuados o inadecuados, reales o ficticios, pero los tenemos.

Cuando hablamos de valores morales nos referimos a determinados comportamientos en los cuales entran
en juego la bondad o la maldad, de acuerdo a ciertos parámetros históricos y culturales. Sería imposible
hablar de moral o de Ética sin aludir –hacer referencia- a los valores morales, pues son precisamente éstos
los que se expresan en los comportamientos morales. Dadas las estrechas relaciones entre la Axiología y la
Ética, la segunda unidad de esta materia está dedicada a la Axiología. En este momento lo importante es
señalar la relación de esta disciplina filosófica con la Ética y debe quedarte claro que: todo análisis de la
moral requiere tomar en cuenta los valores morales y el papel que juegan en los comportamientos
humanos.

Al igual que otras disciplinas y ciencias, la Ética puede tener un enfoque normativo y un enfoque
científico.

El enfoque normativo, concibe a la Ética como una disciplina que establece normas o reglas de conducta
moral, esto es, de cómo debe comportarse moralmente el ser humano. Los presupuestos de esta perspectiva
teórica se relacionan con la idea de que al analizar el comportamiento moral, uno puede percatarse de lo
bueno o malo de ciertos comportamientos y, al hacerlo, comportarse de una mejor manera.

Ciertamente, si al estudiar los fenómenos químicos, aprendes las propiedades dañinas de algunas
sustancias, es muy probable que trates de evitar tener contacto con ellas o hacerlo con mucho cuidado; por
ejemplo, ácidos que pueden quemarte la piel, obviamente tu conocimiento acerca de ellos te ayuda a ser más
precavido en su manejo. De la misma manera, hay quienes afirman que el análisis o estudio de la moral –que
hace la Ética- nos permite ser moralmente buenos y evitar comportamientos considerados moralmente
malos.

El conocimiento que adquirimos sobre algo –piensan los simpatizantes de este enfoque normativo- nos
obliga a adoptar normas de comportamiento moralmente buenas, puesto que reflexionamos y nos damos
cuenta de lo perjudicial o dañino de los comportamientos considerados moralmente malos, con lo cual la
Ética se convierte en una reguladora de la moral.

El enfoque científico considera que la Ética no puede imponer reglas o normas de conducta, no es su
función. Su papel -dicen los simpatizantes de esta perspectiva- es analizar o describir las características de
la moral, identificar los factores que influyen en el comportamiento moral, aplicar diversos métodos y
procedimientos para comprender el por qué de algunos comportamientos morales, sus posibles causas
y consecuencias en la vida y desarrollo del ser humano; las relaciones de la moral con los diversos
ámbitos (por ejemplo, económico, social, político, afectivo, etcétera) de la vida humana.

Los seguidores de esta perspectiva suponen que el estudio de la Ética no hace a los seres humanos más
buenos moralmente. Al igual que otras ciencias, el comportamiento humano se origina a partir de las
prácticas sociales en las cuales el sujeto se desarrolla, esto es, de las circunstancias materiales de su
existencia, o de sus propias inclinaciones. Así como la Química no obliga a que evitemos el contacto con los
ácidos, la Ética no obliga a comportarnos moralmente bien, ello depende otro tipo de reflexión, es decir,
de nuestra propia voluntad, se trata de una decisión personal. Las ciencias no norman –imponen reglas o
normas- nuestras actitudes y comportamientos, eso sí, pueden influir para que actuemos de una manera u
otra, pero no regulan la conducta humana.

Como notarás, cada uno de los enfoques tiene sus propias razones y representan dos perspectivas
diferentes, no necesariamente contradictorias. Desde el punto de vista normativo, el estudio de la Ética
puede ayudar al ser humano a comportarse mejor moralmente, a reflexionar sobre sus actos morales. La
perspectiva científica nos permite analizar a la moral de una manera sistemática, metódica y rigurosa,
profundizar lo más posible en los diversos factores que influyen el comportamiento y los valores morales.
1.1 LA MORAL Y SU CARÁCTER HISTÓRICO-CULTURAL

 Ubicar a la moral y su carácter histórico-cultural.


 Diferenciar las normas morales de otro tipo de normas.
 Explicar el problema de la libertad y responsabilidad.
 Describir el concepto y la estructura del acto moral.

La moral, al igual que otras formas de comportamiento humano, tiene una estrecha relación con el contexto
histórico y la cultura correspondiente (recuerda lo comentado acerca de la relación entre Ética e Historia).

En cada época se establecen determinadas normas y reglas de comportamiento en los diferentes ámbitos de
la vida humana de acuerdo con ciertas costumbres, tradiciones y formas de vida, lo cual lleva consigo una
serie de cambios en las estructuras familiares y sociales en general.

Hace algunos años era mal visto que salieran a la calle solas las mujeres, sobre todo las señoritas; los niños
no podían contradecir a sus padres, ni siquiera dar su punto de vista u opinar acerca de algunos asuntos
familiares, tampoco podían vestirse a su gusto; las mujeres que llegaban a cierta edad sin haberse casado
eran “mal vistas”, criticadas e incluso presionadas para casarse y tener hijos; tiempo más atrás, los padres
decidían con quien podían o debían contraer matrimonio las mujeres. Actualmente esto es cada vez menos
practicado, aunque en algunos grupos sociales persisten estas reglas, especialmente en grupos culturales
conservadores.

Lo cual quiere decir que no solamente por el momento histórico sino también por la cultura en la cual se
encuentran inmersos los sujetos, las normas pueden variar, aún dentro de un mismo país.
Piensa por ejemplo en las costumbres de los menonitas, o de los judíos, quienes no pueden casarse con
personas ajenas a su “raza”, o en algunos lugares de nuestro país tales como Chiapas, Oaxaca o Veracruz,
en los cuales hay diferentes creencias, normas sociales y, por supuesto, normas morales.

No podemos hacer una caracterización profunda de estas diferencias.


Se trata únicamente de hacer notar que en cada contexto histórico-cultural existen diferentes costumbres,
cosmovisiones (formas de ver el mundo). Algunos atribuyen estos cambios a los avances científicos y
tecnológicos, a la mayor influencia de los medios de comunicación y a una mayor cobertura de la educación,
recuerda que hace algunos años eran menos los niños y jóvenes quienes podían asistir a la escuela; la
situación era peor para las niñas y señoritas. Actualmente en la Universidad Nacional Autónoma de México la
población estudiantil femenina es ligeramente mayor que la masculina, hace algunos años esto hubiera sido
inimaginable.

En relación directa con la moral, existen muchos comportamientos que hace años hubieran sido
considerados moralmente malos, se llegaban a confundir convencionalismos sociales, o gustos estéticos
(relacionados con el arreglo personal) con cuestiones morales.

Por ejemplo el uso de aretes y el pelo largo estaba reservado para las mujeres; los niños que reclamaban sus
derechos se consideraban “mal educados” y moralmente malos por desobedecer a sus padres. En fin,
muchos comportamientos que no eran propiamente de carácter moral, se juzgaban como tales.

Podemos definir el contexto histórico-cultural como el conjunto de costumbres, creencias, tradiciones,


formas de organización económica y política, esto es, social -entre ellas la familiar- que a su vez llevan
consigo determinadas relaciones económicas y sociales; desarrollo de los medios de producción, influidos
por los avances científicos y tecnológicos; diversas prácticas sociales y actividades humanas que
caracterizan a una época o etapa histórica de un pueblo.

Cabe aclarar que pueblo no se refiere únicamente a un espacio geográfico, sino a un grupo humano (que
puede ser tan grande como el de una nación, o tan chico como el de una pequeña comunidad de cualquier
estado de la República mexicana, por ejemplo de Chiapas, Veracruz o Oaxaca) que tienen ciertos lazos
consanguíneos, creencias, costumbres y raíces culturales.
Obviamente, este contexto incide directamente en los comportamientos morales, en los valores y en las
normas morales; en lo considerado como moralmente bueno o malo.
El ser humano siempre ha estado ligado a diferentes tipos de normas, es decir reglas de conducta que se
establecen para determinados comportamientos humanos.

Generalmente las normas que regulan las conductas del ser humano se han clasificado en cuatro tipos o
clases:
a) morales;
b) sociales;
c) jurídicas y;
d) religiosas.

a) Normas morales. Se trata de reglas de comportamientos aceptadas libre y conscientemente, se


consideran autónomas por que no dependen directamente de agentes externos, es el propio sujeto
quien las asume y, por lo tanto, dependen de él mismo. Aunque en el proceso de aprendizaje de
ellas ciertamente influyen: la familia, el medio social, el contexto histórico-cultural, los medios de
comunicación, las creencias religiosas, la iglesia y otros factores denominados agentes
moralizadores; cuando el sujeto moral las interioriza y las hace suyas, es decir, las asimila como
propias, como parte de su propia personalidad y de su forma de pensar. En este sentido, las normas
morales, no se expresan en un código claro y explícito, como ocurre con las normas jurídicas, las
cuales se expresan en leyes y reglamentos. Así, las normas morales no tienen una sanción o castigo,
ni físico ni económico ni sobrenatural; es el propio sujeto quien puede sentirse apenado o
mortificado, “moralmente mal”, cuando siente que violó esas reglas; sin embargo, puede ocurrir que
sea rechazado por algunos grupos sociales, o marginado de ellos. Sentirse mal moralmente, es
padecer un “remordimiento de conciencia”, es decir, saber que no actuamos debidamente, de
acuerdo con el “deber ser” o con determinados valores propios, que nos fueron inculcados o
enseñados durante nuestra formación, pero asumidos libre y conscientemente por nosotros.

b) Normas sociales. Son reglas de comportamientos, basadas en costumbres o tradiciones asumidas


a partir de los grupos sociales en que somos educados o de los cuales formamos parte. Recuerda
que el ser humano es un ser eminentemente social, no podría concebirse al margen o fuera de algún
grupo en el cual nace, crece o se forma, o se encuentra inmerso. ¿Te imaginas a un niño recién
nacido que se quedara totalmente sólo? ¿Crees que pudiera sobrevivir sin el cuidado de otro ser
humano? Eso no ocurre ni siquiera en los cuentos, pues, a diferencia de otros animales, requiere
siempre del cuidado y enseñanzas de otros seres humanos. Las normas sociales son
convencionales, dependen de acuerdos o convenciones entre los miembros de un grupo. Al igual que
las normas morales, no se establecen en códigos o reglamentos claros y explícitos, el sujeto las va
asimilando a partir de convivir con ciertos grupos sociales tales como la familia, los amigos, la
escuela, los medios de comunicación, a los cuales se les denomina agentes socializadores.

Al igual que las morales, su no obediencia, no implica, no lleva consigo, un castigo físico o
económico como en las jurídicas; pero sí pueden provocar un rechazo social, una exclusión de algún
grupo; tal vez una crítica social. Ejemplos de estas normas pueden ser: la manera de saludar y
dirigirse a algunos miembros de la sociedad (hablar de usted a los ancianos o gente mayor, no hablar
en voz alta dentro de algunos lugares, despedirse amablemente cuando salimos de algún lugar,
incluyendo la propia casa; pedir permiso para pasar por algún lugar) en fin todas esas “buenas
costumbres” que permiten una mejor convivencia social, respetuosa y armónica, para la preservación
de la sociedad, la aceptación de los demás y nuestra pertenencia a determinados grupos de los
cuales queremos y necesitamos formar parte. El rechazo social, es una forma de castigo que nos
puede incomodar, hacer sentir mal, y obstaculizar o hasta impedir nuestro desarrollo como seres
humanos. Según Aristóteles el ser humano es un zoon politikon, un animal político, esto es: nace,
crece y se desarrolla dentro de la polis, la ciudad, las costumbres y educación que en ella se da; la
cultura, costumbres y tradiciones que identifican a las personas y a los pueblos. Son heterónomas
por provenir de agentes externos al sujeto, a diferencia de las morales.

c) Normas jurídicas. En sentido estricto son leyes que regulan el comportamiento de los seres
humanos de acuerdo con determinadas reglas que se expresan clara y explícitamente en
determinados códigos, reglamentos y normas cuya desobediencia amerita una sanción; un castigo
físico y/o económico, por ello se denominan coercitivas, por ameritar sanciones. El castigo físico
puede ir desde la pérdida de libertad por algún tiempo o toda la vida (cadena perpetua) hasta, en
algunos casos y países, la muerte. A diferencia de las normas morales, sociales y religiosas, sí hay
una sanción y documentos en los cuales se expresan tanto las conductas que regulan como las
sanciones correspondientes por no acatarlas, esta desobediencia se denomina “delito”.
Las normas jurídicas o leyes dependen del contexto histórico-social, pero sobre todo de los modelos
económicos y políticos adoptados en cada país, formas de organización económico-políticas; aún
cuando hay muchas leyes comunes entre diferentes países y culturas, por ejemplo: prohibiciones
para robar, matar, violar, y una serie de conductas denominadas “delictivas”, porque atentan contra la
sociedad y la sobre vivencia de ella y de la especie humana.
Estas leyes rigen para todos los miembros de la sociedad, no dependen de creencias o grupos
sociales, aunque pueden establecerse variantes de acuerdo con las edades, lo cual afecta también
los tipos de sanciones impuestas. Según Carlos Luis de Secondat, Barón de la Bredé y de
Montesquieu, en su obra Del espíritu de las leyes, escrita en el siglo XVIII, la sobre vivencia de los
pueblos y las naciones depende precisamente de las leyes y obediencia de los ciudadanos a ellas.
Un pueblo sin leyes caería en la Anarquía y la aniquilación.

d) Normas religiosas. Se trata de disposiciones o reglas que regulan las relaciones entre los miembros
de una Iglesia o religión. El castigo que reciben quienes no las obedecen, tiene un carácter sobre
natural, pues lo establece un Dios; aunque puede haber también un castigo físico o una expulsión de
esa Iglesia (en la religión católica se le llama ex comunión, que quiere decir quedar fuera de ella); la
mayor sanción es el castigo que recibirá en “la otra vida”, o después de muerto, aquél que no haya
obedecido o acatado esas normas de conducta, la condena puede ser el infierno. Por el contrario,
quien se haya comportado de acuerdo con esos mandatos, o mandamientos, recibirá como
recompensa o premio determinados dones o “gracias”, puede ser vivir en el paraíso o una vida
eterna en “otro mundo” o en otro momento de su vida. A diferencia de las morales son heterónomas,
pues proceden de un agente externo al sujeto, ya sea de carácter divino (Dios) o por medio de un
representante de él, puede ser un sacerdote o alguien cercano a Dios (ángeles, santos, o enviados
de él, como los profetas). Dado que están sujetas a una sanción, son coercitivas, a diferencia de las
morales. Dependen de las creencias del ser humano y de quienes profesan (siguen fielmente)
determinada religión, la cual se basa en la Fe y dogmas (creencias que se asumen tal cual sin estar
sujetas a comprobación ni a discusión).

En todas las religiones y en las Iglesias hay jerarquías, niveles de autoridad. Las máximas
autoridades dirigen y establecen las normas o reglas de comportamiento y las sanciones o castigos
correspondientes. Las normas religiosas se registran en códigos o documentos sagrados, la Biblia en
el caso del catolicismo y el Corán en el islamismo, por citar algunos ejemplos. En algunas religiones,
como el islamismo, las normas religiosas adquieren un carácter jurídico, se incorporan a las leyes y a
los reglamentos que regulan la organización económica-política, a este tipo de estructuras sociales
se les denomina fundamentalistas. También puede ocurrir esta situación en formas de gobierno
Teocráticas (Teso significa Dios y chatos significa poder), a partir de lo cual las normas religiosas se
convierten en Leyes que gobiernan a los miembros de esos pueblos o países.

Al igual que las normas morales, tienen un carácter histórico-cultural, se relacionan directamente con
las costumbres, tradiciones, historia, lazos consanguíneos, prácticas sociales diversas que
caracterizan a un pueblo o una comunidad. Si observas con atención notarás las variantes que tienen
algunas prácticas católicas en diferentes lugares de nuestro país; en algunos se venera a Dios o los
santos de una manera y en otros cambian esos ritos; también notarás algunas variaciones de
acuerdo con ciertas épocas históricas. Sin embargo, existen ciertos aspectos esenciales en las
religiones que no pueden variar, eso lo determinan los dirigentes de las Iglesias de acuerdo con su
jerarquía.
Dentro de una misma religión puede haber diferentes Iglesias, las cuales pueden establecer algunas
variantes en cuanto a los ritos, formas de organización entre los creyentes y clérigos y algunas
creencias. Por ello algunos países, como el nuestro, han adoptado la laicidad, que quiere decir: no
intromisión o participación de las iglesias ni de las ideas religiosas en las decisiones políticas o
gubernamentales.

Aunque hay estrechas relaciones entre las normas morales, sociales, jurídicas y religiosas, es necesario
distinguir los ámbitos de acción de cada una de ellas; a partir de su especificidad, esto es, de aquello que las
identifica como tales.
Así, puede alguien ser sancionado jurídicamente o ser rechazado de algún grupo social, o incluso ser
excomulgado; pero sentirse bien moralmente porque actuó de acuerdo con su conciencia y valores morales.
Por el contrario, alguien puede cometer un acto moralmente malo y no recibir sanción alguna; sin embargo
sentirse moralmente mal, esto es, “remorderle la conciencia”. Esto se relaciona directamente con la libertad y
la responsabilidad moral, considerados dos problemas fundamentales dentro de la Ética y de la conducta
moral.

El problema de la libertad y la responsabilidad ha sido una preocupación constante para el ser humano,
han representado de los problemas más discutidos a lo largo de la historia. Esquemáticamente podemos
establecer dos posiciones contrarias entre sí, acerca de si el ser humano es libre o puede serlo: a)
determinismo y; b) indeterminismo.

a) Determinismo. Según esta corriente o perspectiva filosófica, el ser humano NO puede ser libre, pues
existen una serie de circunstancias y factores que se lo impiden; algunos de carácter natural y otros de tipo
social, de tal manera que no es posible el ejercicio de la libertad, ésta siempre se encuentra sujeta a
condiciones que la determinan. Entre los factores naturales argumentados por los simpatizantes de esta
posición se encuentran las limitaciones físicas, por ejemplo –dicen los deterministas- el ser humano no es
libre de dejar de comer, dormir o descansar, vivir en una atmósfera diferente a la de nuestro planeta, o volar
o vivir en el agua. Entre los factores sociales se encuentran las restricciones impuestas por las formas de
organización económica y política, hábitos, creencias, tradiciones y costumbres establecidas por la sociedad
y la cultura en la cual se desarrolla el sujeto, aún antes de su nacimiento estos aspectos condicionan y limitan
la libertad.

b) Indeterminismo. Los simpatizantes de esta corriente sostienen que el ser humano SÍ es libre y puede
luchar contra cualquier obstáculo, natural o social que se le oponga. En todo caso las limitaciones se deben a
que no puede haber una libertad absoluta, como tampoco hay verdades absolutas. Entre los argumentos o
razones que presentan se encuentran las siguientes: a diferencia de los animales el ser humano puede vivir
en diversos tipos de climas y zonas geográficas; puede también cambiar su forma de vida y alimentación (ser
carnívoro, herbívoro o vegetariano); modificar sus comportamientos de acuerdo con la cultura en la cual se
encuentre; modificar su naturaleza física (aumentar o reducir el volumen de su cuerpo, hacerlo más fuerte o
cambiar sus facciones físicas, incluso reconstruirlas según sus gustos y necesidades). Tiene también –
afirman los defensores del indeterminismo- la capacidad de adaptarse al medio ambiente, natural y social.
Es más, la libertad es parte de la esencia humana diría Juan Jacobo Rousseau, filósofo francés
representante del Liberalismo político en el siglo XVIII, autor de la obra: El Contrato Social, la cual fue
incluida en el “Índice de libros prohibidos” por la Iglesia católica, pues lo consideraban contrario a los
designios de Dios, pecaminoso, promotor de rebeldía y rebeliones sociales, contrario a la paz social.
Mucho se ha discutido, escrito e incluso derramado sangre en defensa de la libertad; sin embargo no se ha
llegado a un consenso o acuerdo acerca de una definición única y categórica. Sigue existiendo la duda de si
hay un determinismo hacia ella o se trata solamente de condiciones que permiten precisamente el ejercicio
de ella por parte de los miembros de una sociedad; pues si hablamos de una libertad absoluta de unos, hay
el riesgo que ésta atente contra la de los otros, de ahí la frase: “mi libertad llega hasta donde empieza la de
los demás”; o bien “nadie puede ejercer su libertad por sobre la de otra persona”. Por ello se habla de la
libertad como un problema y, evidentemente, depende de ideas o concepciones éticas, jurídicas, políticas,
religiosas, filosóficas e ideológicas.

Sería interesante que reflexionaras sobre este problema y lo discutieras con amigos o familiares ¿qué es la
libertad?, ¿por qué es tan importante para el ser humano?
Aquí solamente nos referiremos a ella como una necesidad, parte esencial del comportamiento y la
responsabilidad moral. Más adelante comentaremos que es precisamente uno de los elementos del acto
moral.

Si un sujeto no tiene libertad para decidir entre actuar de una manera u otra, no es responsable moral de su
acto. Se trata de una condición sine qua non, es decir indispensable, sin la cual no puede valorarse
moralmente un acto o un comportamiento.

Por ejemplo: si alguien no puede elegir entre frenar o atropellar a alguien, puede acusársele de imprudente o
descuidado, pero no de malvado; por el contrario si alguien pudo evitar el atropellamiento y libremente, por
voluntad propia decide hacerlo, entonces podemos afirmar su maldad.
Otro ejemplo a la inversa, si alguien hace una acción moralmente buena pero obligado por otra persona, por
ignorancia o involuntariamente, no libremente; entonces no podemos decir que es una persona moralmente
buena.

La responsabilidad significa responder por un acto, asumir las consecuencias de un comportamiento o de


una acción. La responsabilidad moral del sujeto, depende directamente de la libertad que haya tenido al
realizar el acto moral. Recuerda lo comentado acerca de la libertad. Hay una estrecha relación entre libertad
y responsabilidad. No se puede hablar de responsabilidad sin referirnos a la libertad de hacer o no hacer
algo.

Podemos decir que se trata de una relación directamente proporcional: a mayor libertad, mayor
responsabilidad. La responsabilidad la relacionan también algunas personas con el “uso de razón” o
capacidad de reflexión, por ejemplo cuando se refieren a los niños o alguien enfermo de sus capacidades
mentales; a este tipo de personas no se les puede responsabilizar de sus actos, pues carecen de capacidad
para decidir y elegir entre una acción y otra alternativa.

En el ámbito jurídico habrás oído hablar de responsable intelectual y responsable material de algún delito. El
responsable intelectual es quien planea el acto e induce a otros para que lo ejecuten, lo cual los hace
responsables materiales. Algo parecido puede ocurrir en el terreno moral, esto es, que una persona induzca
a otra(s) de alguna manera para actuar moralmente bien o moralmente mal, convirtiéndose en actor
intelectual y los otros en actores materiales. Este aspecto lo veremos en otro apartado más adelante.

Los elementos que participan del acto moral y la estructura de este tipo de comportamiento, representan uno
de los temas y problemas que enfrenta la Ética en su estudio de la moral. Podemos definir como acto moral
al comportamiento que se relaciona directamente con la maldad o la bondad, esto es, que puede causar un
daño o perjuicio a alguien; o bien, un beneficio en sentido moral. Así en la vida humana, en diversas prácticas
sociales podemos realizar actos de diferente tipo, entre ellos los de carácter moral.

Para comprender la estructura del acto moral, es necesario considerar los elementos que lo constituyen
como tal, según el maestro Gustavo Escobar, siguiendo las ideas del maestro Adolfo Sánchez Vázquez,
estos elementos pueden sintetizarse en los siguientes:

a) sujeto moral;
b) motivos e intenciones;
c) conciencia del fin que se persigue;
d) decisión;
e) elección;
f) medios;
g) resultados y
g) circunstancias.

a) Sujeto moral. Es todo ser humano con las capacidades necesarias y suficientes para ser considerado
moralmente responsable de sus actos y de su comportamiento. Así, un enfermo mental o un niño sin haber
desarrollado sus habilidades mentales para reflexionar y saber lo que hace o las consecuencias de sus actos,
no puede ser considerado un sujeto moral, esto es, responsable de sus actos.

b) Motivos e intenciones. Los móviles o razones que pueda tener el ser humano para actuar de tal o cual
manera condicionan la moralidad del acto, esto es: ser considerado moralmente malo o bueno; así como la
intención que condujo a actuar de una manera u otra. Este aspecto se relaciona también con la
intencionalidad de perjudicar o ayudar a alguien.

c) Conciencia. Puede definirse como la capacidad de estar en contacto con la realidad, saber lo que se está
haciendo. Una persona inconsciente es aquella que no piensa en lo que hace, no mide o piensa en las
consecuencias o implicaciones de sus actos.

d) Decisión. No basta pensar en actuar bien moralmente, es necesario tomar la decisión para ejecutar esa
acción, que a su vez se relaciona con la elección y la voluntad del sujeto.
e) Elección. Se refiere a la posibilidad de seleccionar entre dos o más alternativas, de acuerdo con la
considerada mejor moralmente. Se relaciona directamente con la libertad y la conciencia para elegir.

f) Medios. Son las formas, maneras o apoyos para conseguir los fines perseguidos. En ocasiones pueden
ser inadecuados, poco eficaces o moralmente malos. Alguien puede perjudicar a otras personas por querer
ayudar a un amigo, lo cual se consideraría moralmente malo.

g) Resultado. Puede definirse como los efectos en sí del acto realizado, las consecuencias y realización del
comportamiento moral. No bastan buenas intenciones o medios adecuados sino se logran las metas
pretendidas, beneficiar o perjudicar moralmente a alguien.

h) Circunstancias. Se refiere a todos aquellos factores, elementos y condiciones que están presentes en la
realización de un acto moral.
Es imposible separar cada uno de los elementos del acto moral, en realidad todos ellos se concatenan o
encadenan de manera indisoluble, tal vez pudiéramos agregar otros, pero éstos son considerados los más
relevantes.

En realidad, al momento de actuar el sujeto moral no se pone a reflexionar en cada uno de los elementos
comentados, esto se hace ya a partir de un análisis ético. Recuerda la diferencia entre Ética y moral.

Cada elemento puede dar pié a una reflexión, aquí se trata únicamente de identificarlos para una mejor
comprensión de la especificidad y complejidad del acto moral y, en consecuencia, la importancia del estudio
de la Ética, puesto que nos brinda el instrumental teórico necesario para analizar ese ámbito de la vida
humana denominado Moral y su relación la ideología como otro factor importante que influye en el
comportamiento moral.

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