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APULEYO

Las metamorfosis o El asno de oro

Ed. Gredos, Madrid 1978.

Introducción, traducción y notas de Lisardo Rubio Fernández.

CONTENIDO

Al principio de cada libro se hace un breve resumen del argumento, que


luego se explaya.

Libro I:

—Presentación del protagonista y presunto narrador (1).

—Lucio emprende el camino de Tesalia —va allí por cuestión de


negocios—, la tierra de la magia. Primeros relatos maravillosos, como
introducción al mundo de la hechicería (2-20).

—Llegada a Hipata: Lucio se aloja en casa de Milón (21-26). Lucio es del


ático Himeto, del istmo de Efirea y el espartano Ténaro. Allí aprendió griego.
De allí fue a Roma.

Relato que cuenta Aristómanes, con quien se encuentra Lucio camino de


Tesalia: En la ciudad de Hipata, la más grande de Tesalia, Aristómanes va a
unos baños y se encuentra con su amigo Sócrates. Este cuenta cómo fue robado
por unos salteadores al regresar de Macedonia, cómo conoció a la tabernera
Maroe, hechicera, y los prodigios de ésta: conversión de diferentes hombres en
castor, rana, borrego, condena a una mujer a un embarazo permanente. Deciden
lapidar a Maroe, pero impide que la gente salga de sus casas y transporta la casa
de uno a otra ciudad. Cuando duermen Aristómanes y Sócrates aparece Maroe
con su amiga Pantia y clavan a Sócrates una espada en el cuello, recogiendo su
sangre y quitándole el corazón. Aristómanes quiere suicidarse, pues sin duda le
echarán la culpa del crimen. Se ahorca, pero la cuerda se rompe y cae encima
de Sócrates, que se despierta con el ruido. Salen de camino y, cuando paran en
el campo para desayunar, Sócrates se acerca a un río para beber y se le abre la
herida de la garganta. Aristómanes lo entierra y marcha a vivir a Etolia, donde
contrae nuevo matrimonio. Aquí termina el relato.

Llegan a Hipata y se separan. Lucio se dirige a casa de Milón, "persona de


mucho dinero y ricas posesiones, pero de mala fe por su extrema avaricia y su
miserable tacañería".

Lucio lleva a Milón una carta de Demeas —de Corinto—.


Libro II:

—Primera salida de Lucio por la ciudad: encuentro casual con su aya


Birrena; advertencias que ésta le hace (1-5).

—Lucio conquista a Fotis, la sirvienta de su huésped Milón (6-7).

—Birrena invita a Lucio a cenar a su casa: historia de Telifrón; una velada


fúnebre (18-31).

—Grave incidente al regresar Lucio a casa de Milón: topa con tres


maleantes, a los que da muerte (32).

Se encuentra con Birrena, que lo lleva a su preciosa casa y le advierte sobre


las peligrosas mañas y los crímenes atractivos de Pánfila, la mujer de Milón; se
la tiene por hechicera de primer orden y maestra en toda clase de
encantamientos sepulcrales. Hace lo mismo que hacía Maroe. Esto a Lucio le
incrementa la curiosidad y atracción por la magia.

Lucio habla de un adivino caldeo, llamado Diófanes, y que le dijo que sería
el héroe de una gran historia, de una leyenda inverosímil, de una obra de varios
libros.

Lucio acude una noche a la lujosa cena que da Birrena en su casa. Relato
que cuenta Telifrón: Salió de Mileto para asistir a los juegos Olímpicos y llegó
a Larisa, ciudad de Tesalia. Como tenía poco dinero decide quedarse de
guardián de un cadáver —para que las brujas por la noche no lo mutilaran; si le
ocurría algo él debería reponerlo con sus propios miembros— por mil
sestercios. La vela sale bien y a la mañana siguiente le pagan lo establecido. Él
se pone a disposición de la viuda para prestarle más servicios, pero los amigos
de ésta lo echan de la casa, después de darle una paliza, por agorero.

Cuando llega el ataúd por las calles, un anciano, tío del joven muerto, acusa
a la viuda de ser la culpable de la muerte, con un envenenamiento, y ya todos
quieren matar a la mujer. Gracias a un egipcio llamado Zatclas, profeta de
primer orden, consiguen sacar de la muerte por un instante al joven para que
revele la verdad: dice que ha sido envenenado por su esposa; cuenta también
cómo Telifrón ha sido mutilado de orejas y nariz por las brujas, que le han
puesto otras de cera. Telifrón, al oír esto, se las toca y se le caen. De este modo
tiene que huir.

Termina el relato de Telifrón y todos se ríen. Birrena cuenta a Lucio que el


día siguiente se celebra el aniversario de la fundación de la ciudad, y que es
costumbre invocar al dios de la Risa con un ritual alegre y divertido.

Al regresar a casa, Lucio se encuentra con tres salteadores a los que mata.
Libro III:

—Lucio se ve apresado por homicida; solemne juicio público en el teatro


de Hipata; asiste toda la ciudad en pleno; las presuntas víctimas de Lucio son...
tres odres: Hipata celebraba, a expensas de Lucio, la fiesta del dios de la Risa
(1-14).

—La mujer de Milón es gran hechicera: Fotis introduce a Lucio en los


secretos de su arte (15-23).

—Una manipulación imprudente en el laboratorio de Pánfila convierte a


Lucio en asno (24-27).

—Unos bandoleros asaltan la casa de Milón y se llevan este asno con las
otras caballerías (28-29).

Fotis explica a Lucio lo de los pellejos: Pánfila había hecho conjuros con
unos pelos de cabra que ella pensaba que eran del joven Beocio, del que estaba
enamorada. Al echar al fuego los pelos, los pellejos empiezan a andar y a querer
entrar en la casa, para unirse a su pelo. En este momento llegó Lucio de la cena
y, pensando que eran ladrones, los mató.

Lucio pide a Fotis que le muestre a su señora cuando ésta se entrega a una
operación de magia. Un día observan a Pánfila: se desnuda, coge una caja y se
unta todo el cuerpo con la pomada que contenía; empiezan a salirle alas y se
convierte en buho. Lucio pide a Fotis que le convierta también en pájaro; ésta
le da una cajita, se unta, pero por una confusión se convierte en burro en vez de
pájaro. El remedio para recobrar la forma humana es masticar unas rosas, pero
ha de esperar al día siguiente. Aunque tenía la forma de asno, conserva la
sensibilidad de hombre.

Va a las cuadras de la casa. Llegan unos ladrones y se llevan todas las


riquezas de Milón. Para transportarlas cogen los asnos y el caballo de la cuadra.
Lucio, por lo tanto, marcha con ellos.

Libro IV:

—Viaje de Lucio —asno— hasta llegar a la cueva de los ladrones.


Descripción de la cueva (1-7). En la cueva hay una vieja que sirve a los
ladrones.

—Varios asaltos de los bandoleros (8-22).

—Captura de una doncella de ilustre familia que traen a la cueva como


rehén (23-27).
—Comienza el cuento de Psique: Un rey y una reina tenían tres hijas, las
tres muy hermosas, pero la menor, Psique, era una auténtica encarnación
humana de Venus. Los hombres abandonan los santuarios de Venus para ir a
contemplar a la Venus de carne y hueso. En venganza, la diosa, celosa, se
ensaña contra la doncella; ésta, cual estatua, es simplemente admirada, pero no
encuentra pretendientes y llora su soledad. El oráculo de Apolo manda al padre
exponer a su hija en un tálamo de muerte, sobre la elevada cumbre de una
montaña. La doncella obedece y acepta el sacrificio (28-35).

Palizas que propinan a Lucio por haber comido las verduras de una huerta.
Salen por la noche y se dirigen a la cueva de los ladrones; allí se bañan y cenan
y llega otro grupo de bandoleros que relatan sus atracos en las ciudades de
Beocia: Tebas —rico banquero llamado Crísero—: atraco frustrado; atraco a
casa de una vieja. Platea: con la piel de un oso, Trasileón se disfraza para entrar
en casa de Demócares, el más rico de la ciudad; lo llevan como si fuera un
regalo de Nicanor, amigo Tracio de Demócares: al principio todo resulta bien,
pero Trasileón termina muriendo; los demás escapan con el botín.

Termina el relato y se retiran a descansar. A la mañana siguiente aparecen


algunos ladrones con una mujer muy distinguida, capturada para pedir un
rescate. Ha sido secuestrada la misma noche de sus bodas y sueña que matan a
su marido. La vieja de la cueva cuenta a la niña una historia para distraerla.

Cuento de Cupido y Psique: Venus quiere vengarse y manda a su hijo


Cupido para hacer que Psique se enamore perdidamente del último de los
hombres, del ser más desgraciado del mundo en todos los aspectos. El padre de
Psique va a Mileto a consultar el oráculo de Apolo y pide un marido para su
hija. Apolo le dice que espere como yerno un monstruo cruel, que tiene alas y
vuela por el éter, y que coloque a su hija ataviada con ricas galas en un tálamo
fúnebre.

Psique se da cuenta de que la causante de su perdición ha sido Venus. Ya


en lo alto de la roca, Psique empieza a elevarse y es transportada por los aires
hasta un valle y se ve sentada en un lecho de césped florido.

Libro V:

Cupido se enamora de Psique y en alas del viento la baja de la cumbre


solitaria y, sin darse a conocer, se la lleva a un maravilloso palacio para hacerla
su esposa. Pasado algún tiempo recibe la visita de sus dos hermanas mayores;
Psique las manda cargadas de valiosos regalos. Nace la envidia en el corazón
de las dos hermanas, que intentan acabar con Psique aunque hayan de matarla.
Logran convencerla de que ha de dar muerte al monstruo que la ama o, al
menos, ha de identificar su personalidad —era condición de la felicidad de
Psique que no se arriesgara a contemplar el rostro de su esposo—; lo identifica,
en efecto, pero entonces Cupido se da a la fuga, según dice, para siempre.
Psique, irritada ante la maldad de sus hermanas, las engaña a su vez y las lleva
hacia un precipicio, donde ambas perecen despeñadas (1-31).

Entra Psique en el riquísimo palacio que ve en medio del bosque y oye la


voz de unos seres invisibles —sus doncellas—, que la invitan a bañarse y a
comer. Durante el banquete oye voces y músicas, pero sin ver a nadie. Por la
noche su marido misterioso la hace su esposa. Su marido una noche la previene
de sus hermanas y le dice que si las oye no les haga ningún caso; de lo contrario
se produciría la mayor de las desgracias.

Finalmente su marido accede a que reciba la visita de sus hermanas y les


regale todo lo que quiera, pero le recomienda que no ceda ante sus consejos y
que no intente ver el rostro de su marido. Después de la marcha de sus
hermanas, Cupido vuelve a dar recomendaciones a su mujer para que rechace
los consejos de sus hermanas y le comunica que van a tener un hijo, que será
un dios si sabe mantener el secreto. Las hermanas dicen que el marido es una
horrible serpiente que la devorará en cuanto haya nacido el hijo. Psique cae en
la trampa de sus hermanas. Le dicen que por la noche, con una lámpara, ilumine
el cuerpo de su marido y lo mate. Psique ilumina el cuerpo de su marido y ve al
mismo Amor, pero cae una gota de aceite; Cupido despierta y se marcha
volando.

Psique desesperada sale al campo y se encuentra con Pan, el dios rústico,


que tenía entre sus brazos a Eco, la diosa de las montañas, y éste le dice que
seque sus lágrimas y que invoque con humilde súplica a Cupido, el mayor de
los dioses, y se podrá reconciliar con él, ya que es joven, voluptuoso y sensible.

Psique llega a la casa de una de sus hermanas y le cuenta lo ocurrido, pero


se inventa que Cupido se ha divorciado de Psique y se quiere casar con ella. Va
a la consabida roca y se lanza, destrozándose su cuerpo en el despeñadero. Con
la otra hermana hace lo mismo.

Mientras Psique recorría el mundo en busca de Cupido, estaba éste


guardando cama por la quemadura en la habitación de su madre Venus. Venus
estaba en el mar y una gaviota le comunica lo ocurrido. Ésta se enfada porque
su hijo está enamorado de Psique, corre a su casa y riñe a Cupido por lo que ha
hecho.

Se encuentran Ceres y Juno con Venus y le preguntan el motivo de su


enfado y la calman diciéndole que su hijo ya es mayor y que le permita tener
amores. Esto lo hacen para congraciarse con Cupido, por temor a sus flechas.
Venus, sin hacerles caso, se va al mar.

Libro VI:
—Psique, en su desgracia, va por todo el mundo en busca del esposo
perdido. Invoca a Ceres, a Juno y a cuantas divinidades encuentra a su paso,
pero ninguna le socorre por no querer disgustar a Venus. Por último, se presenta
a la misma Venus: ésta la somete a duras pruebas por ver si se desespera y pone
fin a sus días, pero la piedad y bondad de la joven enternecen al cielo. Venus
acaba perdonándola y el Olimpo celebra con gran solemnidad la boda de Psique
y Cupido (1-24).

—Lucio y la doncella cautiva intentan escapar: en su huida topan con los


ladrones, que los vuelven a su cueva y deliberan sobre la venganza que han de
tomar (25-32).

Continúa el cuento: Psique pide a Ceres que la oculte en su santuario, pero


ésta se niega por la antigua amistad entre ella y Venus. Psique sigue andando y
llega a un templo consagrado a Juno, donde obtiene parecida respuesta a sus
súplicas. Venus, por su parte, decide ir al cielo, al palacio de Júpiter, y solicitar
los servicios de su hermano Mercurio. Manda a Mercurio a que pregone por
todo el mundo que se busca a Psique, prometiendo una recompensa al que la
encuentre: siete dulces besos de Venus y uno más con la punta de la lengua.
Psique se presenta en el palacio de Venus y ésta la entrega a sus esclavas
Inquietud y Tristeza para que la atormenten. Pruebas que le pone:

1. Mezcla semillas de diferentes plantas —trigo, cebada, lentejas,


habas...— y manda que las separe antes del anochecer. Aparecen una hormigas
y hacen ese trabajo;

2. Manda que le traiga un mechón de pelo de unas ovejas que se ven desde
el palacio. La Caña del río indica a Psique que espere al atardecer y encontrará
fácilmente pelo de las ovejas suelto por el suelo;

3. Manda que vaya a la cumbre de una montaña y coja en una jarrita agua
que nace allí. Aparece el águila de Júpiter y le coge el agua;

4. Le manda ir al Orco y pedir a Proserpina una crema de belleza, pues la


de Venus se ha gastado. Una torre dice a Psique que en Lacedemonia, ciudad
de Acaya, hay una caverna en el promontorio del Ténaro que conduce al
Infierno. Debe llevar en cada mano un pastel de harina de cebada amasado con
vino y miel y dos monedas en la boca. Le da muchas recomendaciones y la
última: que no abra la caja que le dé Proserpina, pues oculta un tesoro de divina
hermosura. Psique hace todo lo convenido y al salir a la luz del día abre la cajita,
de donde sale el Estigio y se queda como muerta. Acude Cupido, restablecido
de su herida, y despierta a Psique, mandándole llevar la caja a Venus.

Cupido se dirige al palacio de Júpiter y pide que apruebe su amor por


Psique. Júpiter lo hace y le pide que consiga para él el amor de alguna muchacha
hermosa de la tierra.
Júpiter manda a Mercurio que convoque a todos los dioses para una
asamblea en el Olimpo y señala una multa de diez mil sestercios para quien no
acuda. Decide hacer inmortal a Psique para que el matrimonio sea conforme al
derecho civil y se sirve un banquete nupcial con todos los dioses. Tienen una
hija, a la que llama Voluptuosidad.

Aquí acaba el relato de la vieja a la niña cautiva. Lucio decide escaparse,


pues ha oído decir a los ladrones que lo van a despeñar. Logra escaparse de la
vieja mientras los ladrones están ausentes y se lleva en el lomo a la niña. Van
huyendo, pero se encuentran de frente con los ladrones. Al regresar a la cueva
se encuentran a la vieja ahorcada y deciden matar al asno y encerrar en el cuerpo
de éste a la joven.

Libro VII:

—Para cubrir las bajas producidas en la compañía de los bandoleros, entra


un nuevo recluta de extraordinarias condiciones: se hace pasar por el famoso
Hemo, el terror de todas las provincias, pero en realidad es Tlepólemo, el
prometido de la cautiva, a quien logra liberar: la monta sobre el asno, la lleva a
su casa y se realiza la boda (1-13).

—La recién casada quiere recompensar debidamente los buenos servicios


del asno. Pero el guardián, un zagal sin entrañas, le impone las más duras
penalidades en lugar de la buena vida que era de esperar (14-28).

Al llegar el día llega un ladrón de la banda y les comunica que no teman


por el atraco realizado en casa de Milón de Hipata, pues se acusa a un tal Lucio,
hospedado allí y que la noche del robo desapareció misteriosamente, y ya se le
busca por todas partes. Lucio, al oír esto, reflexiona sobre lo caprichoso de la
Fortuna.

El ladrón que ha traído la noticia les muestra a un joven que ha encontrado


y al que le gustaría unirse al grupo. Es el célebre bandolero Hemo de Tracia,
que ha arrasado toda Macedonia. Hemo relata sus aventuras: su banda ataca una
taberna en la playa de Accio, donde estaba pasando la noche un procurador
imperial con su mujer, que se dirigían al destierro. Plotina, la mujer del
procurador, consigue el perdón para su marido y que el César se encargue del
exterminio de la banda, como así fue, por medio de destacamentos militares.
Hemo se salva disfrazándose de mujer.

Termina el relato y les entrega dos mil monedas de oro, como dote. Los
ladrones, por unanimidad, le confieren el mando. Dice Hemo que es mejor
vender a la joven que matarla y decide irse con diez hombres a asaltar un castillo
vecino. Regresan cargados de vino y comida y se dedica a emborracharlos a
todos. Hemo es realmente Tlepólemo, el prometido de la joven. Cuando están
todos los ladrones dormidos, los ata y se marchan llevándose el asno. Llegan en
triunfo a la ciudad y Tlepólemo, con el asno y otros ciudadanos, regresan a la
cueva, recogen todas las riquezas, que ponen a disposición del Estado, y
despeñan o decapitan a los dormidos ladrones.

Gracia, como se llama la joven, prodiga a Lucio toda clase de atenciones y


decide llevarlo al campo, como semental de raza, para dar muchas mulas de
cría. Pero en el campo sólo le esperan palos y trabajos: trabajo en el molino y
acarrear leña. El pastor que lo guiaba muere devorado por un oso.

Libro VIII:

—La felicidad de la joven ex-cautiva y de su heroico liberador dura poco:


un amigo celoso asesina traidoramente a Tlepólemo en una cacería (1-7).

—Venganza y muerte de la viuda (8-14).

—Desbandada de los servidores de Tlepólemo: huyen cargando sus enseres


a lomos del asno; trágicas peripecias del viaje (15-23).

—Por venta, el asno Lucio va a parar a manos de los sacerdotes de la diosa


Siria; lleva vida de mendigo con esta secta de sacerdotes mendigos (24-31).

Uno de los siervos de Gracia relata los trágicos sucesos que han ocurrido a
la familia de sus amos. Trasilo, joven de buena familia pero entregado al vicio,
se enamora de Gracia y decide matar a Tlepólemo. En una cacería se enfrentan
a un jabalí y Trasilo arroja una lanza al caballo de Tlepólemo; éste cae y es
desgarrado por el jabalí y, finalmente, atravesado por la lanza de Trasilo.

La viuda se consumía en la más profunda tristeza y amargura. Trasilo


propone matrimonio a Gracia, pero ésta no le hace caso y empieza a comprender
el crimen cometido. Cuando está durmiendo se le aparece su marido, que pone
en claro toda la escena del crimen. Gracia prepara la muerte de Trasilo; por la
noche le hace venir a su casa y la nodriza lo emborracha y lo duerme con una
droga soporífera. Acude Gracia y le quita los ojos con una aguja de pelo.
Después coge la espada de su marido y acude a la tumba, cuenta a todo el pueblo
el crimen y se clava la espada. Trasilo se mete también en la sepultura y se
condena a morir de hambre.

Termina el relato del siervo y deciden todos los campesinos escaparse, ante
la muerte de sus amos. Van andando por la noche y unos labradores los
confunden con bandoleros y los apedrean y les sueltan perros. Llegan a unas
praderas y paran para descansar. Allí un anciano les pide que socorran a su
nietecito que ha caído en un foso cubierto de zarzas. El más joven y robusto de
todos los siervos acude a salvar al niño; el joven tarda en regresar y lo
encuentran cuando lo está devorando un inmenso dragón. Huyen todos
despavoridos de aquel lugar. Llegan a una aldea, donde descansan toda la
noche. Lucio nos cuenta una historia allí ocurrida: un esclavo, casado con una
esclava de la misma casa, estaba perdidamente enamorado de una mujer libre.
Su mujer quemó el granero y se tiró de cabeza a un pozo llevándose detrás a un
hijo. El amo untó de miel al esclavo y lo ató a un árbol donde había un
hormiguero. Las hormigas lo mordisquearon hasta que acabaron con él.

Llegan por fin a una rica ciudad y deciden instalarse allí. Venden las
caballerías y Lucio es comprado por un sacerdote de la diosa Siria —Artagatis,
hermana de Cibeles—, llamado Filebo, por diecisiete denarios —estos
sacerdotes eran invertidos y afeminados y se dedicaban a la mendicidad por las
calles—.

Al día siguiente van los sacerdotes pintados y disfrazados, danzando y


saltando con puñales y hachas, cual bacantes, llegan a casa de un rico
propietario y se clavan a sí mismos los puñales en los brazos. Uno de ellos se
flagela brutalmente como castigo a una profanación sacrílega. Después recogen
las monedas y comida que la gente les da. Vagabundeando así saqueaban toda
la comarca.

En un lugar apartado, los sacerdotes propinan una paliza a Lucio. Llegan a


una rica ciudad y los acoge un rico señor devoto de la diosa. El cocinero de la
casa, al perder una pierna de ciervo por comérsela un perro, decide matar a
Lucio y servir su pierna en la comida.

Libro IX:

—Lucio escapa de dos inminentes peligros de muerte: una vez iba a morir
a manos de un cocinero; la segunda vez se sospechaba que tenía rabia (1-4).

—Historia de un marido burlado por su mujer (5-7).

—Arresto de los sacerdotes de la diosa Siria por robo (8-10).

—Lucio, puesto nuevamente en venta, va a parar a un molino (11-13).

—Historia de la molinera y de Filesitero: un amante muere asfixiado por


vapores de azufre en el secadero que le servía de escondite (14-30).

—Nueva venta de Lucio: lo compra un hortelano. Episodio de los tres


hermanos que aparecen en una reyerta (31-38).

—Pelea y triunfo del hortelano sobre un legionario. El asno, asomado a la


ventana, se delata y delata al hortelano escondido en la misma casa (39-42).

Al día siguiente sale Lucio de aquella casa con los sacerdotes y llegan a
una aldea, donde se hospedan en una posada. Allí conocen una historia, y nos
la cuenta Lucio: una vez llega un hombre pobre a su casa después del trabajo y
se la encuentra cerrada y atrancada. Llama y su mujer esconde al amante con el
que estaba en una tinaja vacía. Su marido iba a vender la tinaja por seis denarios,
pero la mujer la ha vendido por siete y está el comprador —el amante— dentro
de ella para examinarla. Termina la historia llevando el marido la tinaja al
domicilio del galán.

Los sacerdotes, para embaucar a la gente con sus profecías, elaboran una
nueva idea: dan una respuesta única a todas las consultas: "Por eso trabajan la
tierra los bueyes uncidos para que en el futuro surjan ricas mieses". Los
sacerdotes son cogidos en el robo de un cántaro de oro y encerrados en el
calabozo del lugar.

Lucio es puesto a la venta y lo compra un panadero por siete sestercios más


de lo que había costado a Filebo -17 denarios más 7 sestercios—. Lo lleva a
trabajar a un molino. Nos describe Lucio las condiciones deplorables en que
estaban los esclavos y animales que allí trabajaban. Lucio decide contarnos una
historia, "excepcionalmente bonita y picante", en la que formaba parte el
molinero que lo había comprado; dicho molinero estaba casado con una mujer,
la cual reunía todos los vicios y depravaciones. Esa mujer, además, odiaba a
Lucio. Tenía a su lado todo el día una vieja alcahueta que le ayudaba en sus
maldades. Un día cuenta a su ama una historia: un tal Bárbaro, decurión de la
ciudad, tiene una hermosa mujer, llamada Areté, encerrada en su casa. Un día
tuvo que hacer un viaje y dejó encomendada la guarda de su esposa al esclavo
Myrmex. Filesitero se enamora de la joven y compra al esclavo por diez
monedas de oro. Por la noche, cuando estaban juntos, aparece de improviso
Bárbaro. Filesitero huye, pero se le olvida calzarse, y a la mañana siguiente
Bárbaro ve bajo la cama unas sandalias desconocidas. Las coge y manda
prender a Myrmex, llevándolo al foro. Los ve Filesitero, se da cuenta de lo
ocurrido y acusa al esclavo de haberle robado las sandalias en el balneario. Así
todo sale bien y Bárbaro perdona a su esclavo. Aquí termina el relato de la vieja.

La mujer del molinero desea conocer a Filesitero y la vieja se lo va a


presentar. Esa noche cenaba su marido con un batanero vecino, y la mujer
prepara una cena de pontifical para Filesitero, todavía un chiquillo. Cuando
empezaban a cenar aparece de improviso el marido y Filesitero se esconde en
una artesa de madera. El molinero le cuenta la infidelidad de la mujer de su
amigo: la mujer del batanero esconde a su amante en una jaula donde se quema
azufre para blanquear los tejidos con los vapores. Allí empieza a ahogarse por
los vapores del azufre; el marido lo descubre y llevan al amante moribundo a la
calle, dejándolo allí; el molinero aconseja a la mujer que se ausente durante una
temporada y se vuelve a su casa. La mujer del molinero se escandaliza con el
relato. Lucio, indignado por esta actitud, desea descubrir al amante. Al pasar
junto a la artesa cuando lo llevan a beber, pisa los dedos de Filesitero, que
sobresalían un poco. Éste pega un grito y lo descubren. El molinero propone
que su mujer y él compartan por igual los favores del joven y se lleva a Filesitero
a su habitación, dejando a la mujer encerrada. Al día siguiente el molinero pega
con una vara al joven y lo echa a la calle. También repudia a su mujer.

La mujer descubre a una hechicera y le pide dos cosas: o que calme al


marido o que, por medio de algún fantasma, ponga fin a sus días. Prueban lo
primero y como no da resultado, deciden hacer lo segundo. Manda contra el
marido la sombra de una mujer muerta a mano armada. Esta mujer se mete en
la habitación con el molinero y allí lo cuelga de una viga. Al día, llegó
sollozando la hija del molinero, que estaba casada en una aldea cercana. Nadie
le había hablado de la catástrofe familiar, pero se le había aparecido su padre
en sueños y le había contado todo. A los ocho días se subastó la herencia.

Lucio es comprado por un hortelano por 50 sestercios. Transporta las


verduras. Viven miserablemente pues el amo es muy pobre. Una noche de
lluvia, acogen a un propietario de un pueblo vecino en la humilde casa y éste
les promete regalos. Un día se encaminan el hortelano y Lucio a casa de este
señor. Allí desayunan y ocurren hechos asombrosos: una gallina da a luz un
pollo ya formado, se abre el suelo y brota sangre, el vino de la bodega hierve,
de la boca de un perro salta una rana....

Todo el mundo está aterrorizado cuando llega un joven esclavo y cuenta lo


que ha sucedido recientemente; el dueño de la finca tenía tres hijos, muy
instruidos y honrados; estos jóvenes eran muy amigos de un hombre pobre. La
casa de este hombre lindaba con las propiedades de un joven rico y orgulloso,
el cual le hacía la vida imposible al vecino pobre: le robaba el ganado, le
pisoteaba las cosechas... Pide ayuda a todos sus amigos y, entre otros, acuden
los tres hermanos. Se produce un enfrentamiento verbal y el joven rico suelta
sus perros a todos los allí reunidos. El más pequeño de los hermanos muere
hecho trizas por los perros; los dos restantes atacan a pedradas al joven rico,
pero éste lanza su dardo y alcanza a uno del los dos hermanos. Lucha el hermano
que queda con el rico y vence el primero, pero, antes de que lo ataquen los
criados del rico, se corta la garganta. El padre de los jóvenes, al oír el relato, se
desespera y también se corta el cuello.

El hortelano y Lucio regresan a su casa y en el camino se encuentran con


un legionario arrogante que quiere llevarse el burro para acarrear los bártulos
de su jefe. Antes da un estacazo al hortelano en la cabeza, pero éste no le quiere
dar el burro. El soldado se excita y va a matar al hortelano, cuando éste,
agarrándolo por las rodillas, lo tira al suelo y le da puñetazos, mordiscos...
dejándolo medio muerto. Corren Lucio y su amo a la ciudad y se esconden en
casa de un amigo. El soldado recobra el sentido y llega a la ciudad. Unos amigos
del soldado se ponen a buscar a los culpables y un traidor delata el escondite
del hortelano. Acuden los magistrados, registran la casa y no encuentran nada.
Lucio se asoma para ver lo que pasa y es entonces cuando los descubren. Al
hortelano lo llevan a la cárcel para aplicarle la pena capital.
Libro X:

—Un crimen memorable: una madrastra, enamorada de su hijastro, intenta


envenenarlo porque se opone a sus pretensiones; por un capricho de la Fortuna,
consume la pócima el hijo menor del matrimonio; un senador, tan sabio como
prudente, descubre el crimen cuando ya se iba a condenar al hijo inocente (1-
12).

—Nueva venta de Lucio: lo compran dos hermanos, panadero el uno y


cocinero el otro. Lucio conoce ahora la vida regalada, pero un buen día se le
sorprende comiendo los más exquisitos manjares humanos: se descubren sus
facultades extraordinarias. Ha de exibirse en el teatro con una mujer depravada
(13-23).

—Los crímenes de esa mujer (24-28).

—El gran festival artístico en el teatro. Lucio se escapa cuando iba a llegar
el turno de su abominable actuación con la mujer condenada por criminal (29-
35).

El soldado que había sufrido la paliza se queda con el asno y van andando
hasta que llegan a una pequeña ciudad. Allí se hospedan en casa de un decurión.
A los pocos días se fraguó en aquella casa un horrendo crimen. Lucio nos lo
cuenta: el dueño de la casa tenía un hijo, muy culto y de ejemplar piedad y
modestia. El señor se había quedado viudo y contraído nuevas nupcias. La
nueva mujer le había dado otro hijo. La señora se enamora de su hijastro, pero
éste no corresponde a su amor y decide envenenarlo ayudada por un esclavo. El
hijo de la señora tiene sed; ve la copa con el vino envenenado y, sin sospechar
nada, se lo bebe y muere al instante. La mujer cuenta a su marido que el asesino
es su hijo mayor, que la había intentado violar y ella no se había dejado.
Después de las honras fúnebres el padre se dirige al foro y acusa a su hijo de
incesto y fraticidio. Sin hacer juicio, el senado decide lapidarlo en la plaza
pública. Algunos magistrados apuntan que no se puede condenar a nadie sin
oírlo y piden un examen imparcial de las razones alegadas. Empieza el juicio.
Se interroga al esclavo, que cuenta una mentira, acusando al joven de lo
ocurrido. Al oír esta declaración, todos consideran culpable al muchacho y
deciden condenarlo a muerte. Ya iban a recogerse las papeletas en una urna de
bronce —después de esta operación la sentencia era irrevocable— cuando se
levanta un senador de gran prestigio y reconocida moralidad, a parte de su
solvencia como médico, y revela la verdad del asunto: hacía unos días el esclavo
le había pedido una pócima venenosa; él se la vendió, pero hizo que el dinero
del pago lo metiera en una bolsa y la sellara con su anillo. Traen la bolsa y se
comprueba que ambos sellos coinciden. El senador sigue diciendo que lo que
vendió al esclavo era un soporífero, no un veneno, hecho con la mandrágora.
Acuden todos en masa a la sepultura del niño y descubren que se estaba
despertando del sueño. Se condena a la madrastra a destierro perpetuo y al
esclavo a morir en cruz.

El soldado amo de Lucio tiene que ir a Roma por orden de su tribuno y


vende a Lucio por once denarios a dos hermanos de la vecindad: eran dos
esclavos cuyo dueño era riquísimo. Uno era panadero y el otro cocinero.
Descubren un día a Lucio comiendo los manjares que ellos se preparaban; todos
ríen a carcajadas y el amo de la casa ofrece al asno un banquete dándole a beber
vino. El señor de la casa confía a Lucio a uno de sus libertos preferidos. Este
liberto enseña al asno a comportarse con modales humanos, cosa que hubiera
hecho aunque no le enseñaran: a acostarse a la mesa, a hablar con gestos...

Viaja con el señor, llamado Tiaso, hasta Corinto, su tierra natural y capital
de la provincia de Acaya. Allí todo el mundo quiere ver al asno y una señora
distinguida y de gran posición se enamora de Lucio, pasando unas noches con
él. El liberto cuenta todo al amo, que decide dar un espectáculo uniendo al asno
con una vil criatura, condenada a las bestias. Nos cuenta Lucio la historia de
esta mujer: esta mujer se había casado con un joven. Su suegro, es decir, el
padre del joven, tuvo que salir de viaje. Dijo a su mujer, que estaba encinta, que
si tenía una hija la matara. Nació una niña, pero la madre no la mató, sino que
la entregó a unos vecinos para que la cuidaran. Cuando ya era mayor la niña, la
madre reveló a su hijo —el marido de la mujer ahora condenada— el secreto.
Éste acogió a su hermana en su casa y le dio una espléndida dote para casarla
con un íntimo amigo suyo. La mujer del joven empieza a tener celos de la
hermana —pues no sabía del secreto— y acaba determinando matarla: roba el
anillo de su marido y manda a un esclavo que comunique a la hermana que el
joven la está esperando en la casa de campo y que vaya sola, y como prueba le
enseña el anillo. La hermana va allí y la mujer la hace desnudarse y la acribilla
a latigazos y para rematarla le clava entre las piernas un tizón al rojo vivo. El
hermano se ve profundamente afectado por esta muerte y enferma con mucha
fiebre. La mujer va a visitar a un médico conocido por su falta de escrúpulos y
le compra un veneno por cincuenta mil sestercios para matar a su marido. Le
ofrece el veneno con una medicina. Antes, la abominable mujerzuela obliga al
médico a que tome también él la medicina; el médico, desconcertado, la tiene
que tomar y acto seguido la toma el marido. El médico quiere marchar a su casa
para tomar el antídoto, pero la mujer no le deja. Al médico le da tiempo de
llegar a su casa y contar todo a su mujer y luego muere. Al poco tiempo muere
también el joven, entre los lamentos de su esposa. Unos días después se presenta
la viuda del médico en la casa de la mujer para cobrar el dinero prometido y la
mujer le pide que le dé un poco más de veneno. Esta mujer tenía una hija a la
que también decide matar para quedarse con toda la herencia. Sirve en un
banquete el veneno a la niña y a la mujer del médico. La niña muere antes y la
viuda del médico acude corriendo a casa del gobernador a narrar lo ocurrido.
Muere antes de terminar, pero se sonsaca a las esclavas la verdad y la peligrosa
víbora y sanguinaria mujer es condenada a las bestias. Aquí termina el relato de
Lucio.

Nos cuenta Lucio el espectáculo del teatro:

1. Jóvenes de ambos sexos danzando una pírrica griega. Desaparece el telón


y se ve el decorado de la escena: el monte Ida de madera, con árboles y una
fuente.

2. Un joven representaba a Paris guardando el ganado. Aparece Mercurio


y le entrega una manzana de oro. Luego aparece Juno, Minerva y Diana, con
sus atributos respectivos. Cástor y Pólux acompañan a Juno. Ésta promete a
Paris el imperio sobre toda Asia si le da el premio de la hermosura. Minerva va
acompañada con el Terror y el Pánico y promete a Paris hacerle un héroe ilustre
por sus trofeos de guerra. Venus va acompañada de cupidos, las Gracias, las
Horas; le promete a Paris una esposa encantadora. Paris concede a Venus la
manzana de oro. Hace Lucio una digresión, condenando la parcialidad de los
jueces, llamando a los magistrados borregos forenses y buitres con toga.
Ejemplifica juicios injustos: Áyax y Ulises, proceso de Sócrates... Juno y
Minerva se marchan muy enfadadas. Venus se queda bailando. Cae desde la
montaña una lluvia de azafrán diluido en vino que perfuma todo el teatro. La
montaña entonces desaparece hundiéndose en la tierra.

Un soldado sale corriendo en busca de la criminal mujer. Se prepara un


lujoso lecho para el acto. Lucio escapa, pues nadie lo vigilaba, y corre sin parar
hasta que llega a Cencreas, bañada por el mar Egeo y el golfo de Salónica. Allí
se tumba en una playa solitaria y se queda dormido.

Libro XI:

—Saludable descanso del asno después de su evasión. Sale la luna.


Ferviente plegaria de Lucio y consiguiente aparición de Isis (1-6).

—Fiesta de Isis. En la magna procesión, Lucio come las rosas que el sumo
sacerdote llevaba en la mano y recobra su condición de hombre (7-13).

—Agradecido, Lucio se pone al servicio de la diosa Isis y se hace iniciar


en sus sagrados misterios (14-25).

—Lucio sale para Roma: nuevas iniciaciones y entrada del héroe en el


colegio sacerdotal de la diosa (25-30).

En la playa Lucio invoca a la diosa Luna y se mete en el mar siete veces —


lo establecido por Pitágoras para cualquier rito— para purificarse. Reza un
"carmen sacrum" pidiendo a la diosa que le devuelva su forma humana. Lucio
se vuelve a dormir y se le aparece saliendo del mar una hermosísima figura
femenina, que Lucio nos describe. La diosa se presenta diciéndole que es la
divinidad única a quien venera todo el mundo bajo múltiples formas, variados
ritos y los más diversos nombres. Es la reina Isis, honrada por los egipcios, los
etíopes... Ha llegado porque se ha compadecido de las desgracias de Lucio. El
día que seguirá a esa noche es el 5 de marzo, en el que se inaugura el tráfico
marítimo después del invierno. En ese día se consagra una barca a Isis,
botándola en el mar. El sacerdote llevará una corona de rosas en el solemne
ritual. Las debe comer y al instante volverá a su forma humana. Le dice la diosa
que debe ocuparse a su servicio hasta que muera, en agradecimiento al favor
recibido.

Amanece un día claro y primaveral. Ve Lucio la solemne comitiva y los


disfraces que lleva la gente; detrás de esta alegre gente avanza la procesión de
la diosa protectora. Describe Lucio toda la procesión. Detrás de distintas
personas van los seis pontífices sagrados, y detrás de éstos marchan los distintos
dioses: Anubis, una vaca simbolizando a la diosa como madre universal, la cesta
de los misterios de la sublime religión, la imagen de la divinidad suprema
representada en una urna de oro puro de fondo esférico. Ve aparecen al final al
sacerdote de las rosas y éste se las acerca a la boca. Las come y al instante se
convierte en hombre. El pueblo adora a la divinidad por el prodigio realizado.
El sacerdote dice a Lucio que había caído en la esclavitud de la pasión y de una
desdichada curiosidad, y por eso sufrió todas las desgracias. Le dice que se
consagre al servicio de su religión, pues entonces sí que sentirá todas las
dulzuras de la libertad.

Llegan a la orilla del mar y el sumo sacerdote purifica la nave. Se hacen las
ofrendas votivas, se sueltan las amarras y la nave se aleja; todos marchan hacia
el templo. Allí, un escriba lee una serie de oraciones y, terminado el ritual, todos
regresan a sus casas.

La Fama corre al país de Lucio y todos sus parientes y amigos, al oír la


grata noticia, acuden a verlo cargados de regalos. Lucio alquila unas
habitaciones en el recinto del templo y la diosa se le aparece muchas veces
diciéndole que ya es hora de que se inicie en los ritos, pero él no acaba de
decidirse dado las dificultades de la regla, el rigor de la castidad y continencia...

Llegan a Hipata los servidores que allí había dejado y le devuelven su


caballo, que había pasado por diferentes manos. Ya estaba decidido y le pedía
al sacerdote la consagración y el poder iniciarse en los misterios de la sagrada
noche. El sumo pontífice le hace esperar, diciendo que es la diosa la que dispone
el momento para la consagración. De momento comienza Lucio a abstenerse de
alimentos impuros y profanos. Un día se le aparece la diosa por la noche y le
dice que ha llegado el momento, y designa a Mitra, el sumo pontífice, como
celebrante.

Se baña en la piscina; en el templo, el sacerdote le da unas instrucciones


secretas y le manda no comer durante diez días ninguna carne ni beber vino.
Transcurridos los diez días, van por la noche al templo y Lucio y el sacerdote
se introducen en el tabernáculo. Ve a los dioses del infierno y del cielo cara a
cara, y los adora. Lucio explica que no puede contar nada más, por tratarse de
cosas sagradas y misteriosas.

A la mañana siguiente sale revestido con doce túnicas sagradas y sube a


una tribuna de madera. Allí es contemplado por el pueblo. Después se celebra
un banquete con exquisitos manjares.

Lucio decide regresar a su patria y se despide de la imagen de la diosa y de


Mitra. A los pocos días de estar en su casa recibe una inspiración de la diosa
que le manda ir a Roma.

Llega a Roma y acude al templo de la diosa Isis, situado en el campo de


Marte. Allí descubre que le falta la iluminación que confieren los misterios del
gran dios, padre supremo de los dioses, Osiris, el Invencible. En sueños se le
aparece un sacerdote llamado Asinio Marcelo. Al día siguiente, Lucio lo
reconoce entre los demás Pastóforos —nombre que recibían los dioses de Isis—
. Este sacerdote era el que tenía que proceder a la consagración de Lucio. Reúne
el dinero necesario y se realiza la consagración de Lucio. Al poco tiempo,
nuevas órdenes de los dioses indican una nueva consagración. Dispone todos
los preparativos.

Unos días más tarde se le aparece a Lucio Osiris en persona, y le anima a


seguir con la carrera de abogado emprendida al llegar a Roma, y lo admite en
el colegio de sus Pastóforos. Así termina el relato de Lucio.

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