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Sexualidad en los perros: El macho y su

comportamiento
ENERO 19, 2012 4 COMENTARIOS

Aunque el apareamiento es una función natural, no siempre es tan sencillo como podría uno pensar.
A los perros inexpertos, sobre todo al macho, les es difícil muchas veces consumar el acto sexual.
Ciertamente, casi todos los machos montan con facilidad sobre la hembra y hacen los movimientos
del acto sexual, pero a veces no penetran en ella. En cambio, las perras nerviosas pueden hacer
difícil la copulación del macho.

No se están quietas en espera del macho y le dan dentelladas, con lo que no solamente hacen
difíciles las cosas, sino que lo desaniman. Estas son algunas de las complicaciones del
apareamiento.

El macho es más o menos activo sexualmente durante todo el año. Su interés por el sexo se
inicia cuando es cachorro. Hay animalitos de tres meses de edad que muestran interés sexual.
Se montan sobre la pierna del lector o sobre el lomo de sus compañeros de carnada. Estos actos
sexuales del cachorro no significan forzosamente que sea muy sexual o que su conducta sea
anormal. Eso sucederá más tarde, cuando sea maduro .y no pueda desahogar su energía sexual. El
interés por el sexo en temprana edad es una reacción instintiva. La Naturaleza prepara al cachorrillo
para su futuro papel de procreador.

Al madurar el perro, cada vez mostrará mayor interés sexual. El deseo de aparearse aumenta con
la edad.

El cachorro mostrará más interés en otros perros, tanto hembras como machos. Examinará
cuidadosamente sus órganos genitales y se montará sobre ellos, haciendo los movimientos del acto
sexual.

Casi siempre, este montarse y este simular el acto sexual no son más que una parodia. Por lo
general, el macho joven es demasiado inexperto para copular. Aunque no lo crea el lector, quizá
necesite que le ayuden para conseguir el apareamiento completo.
A menos que se reprima al macho, su creciente interés por el sexo puede meterlo en un aprieto. El
sexo y la comida son dos tópicos que seguramente iniciarán una pelea de perros. Hoy en día, casi
todos los perros están bien alimentados y no es frecuente que se peleen por el alimento.

Pero no sucede lo mismo con el sexo. Basta con que pase cerca una hembra en celo para que la
siga un numeroso cortejo de machos, desde cachorrillos hasta fogueados veteranos. La competición
por obtener sus favores se vuelve fiera y se inicia la pelea. Por lo general, el mejor luchador es el
único que se aparea o, por lo menos, es el primero en hacerlo.

Esta competición sexual entre los machos es otro de los planes de la naturaleza para perpetuar una
especie vigorosa. Los machos débiles e ineficaces quedan descartados en estas peleas. Sólo el
fuerte tiene la oportunidad de aparearse en las manadas de perros salvajes; los débiles tendrán que
contentarse con desempeñar el papel de espectadores.

Pero la supervivencia del mejor adaptado no es un problema entre los perros domésticos. Al lector
no le interesa que eliminen a su perro, ni quiere que lo lesionen. Y puede salir lesionado si se enfrenta
a canes más fuertes y sagaces para disputarles una hembra. Todo ello es una buena razón para
conservar al perro dentro de la casa.

El macho maduro común que recibe una dieta equilibrada y hace un ejercicio adecuado es capaz de
aparearse hasta los diez a doce años de edad. No deberá aparearse cuando tiene menos de un año
ni más de diez. El Club de Criadores de Perros de los Estados Unidos no acepta a ningún cachorro
en sus registros cuando el padre tiene menos de siete meses de edad o más de doce años. Es
preferible seguir el régimen de aparearlo cuando tenga más de un año y menos de diez.

Criptorquidismo
No es raro el criptorquidismo entre los perros. Es una anomalía en que los dos testículos no han
descendido del cuerpo del perro para entrar en el escroto. Los animales que tienen criptorquidismo
son estériles. No pueden reproducirse, pues los testículos que no han descendido se encuentran
atrofiados o los espermatozoides mueren o se inmovilizan por el calor del cuerpo.

Monorquidismo
De vez en cuando verá el lector un perro que no tiene más que un testículo que ha descendido. Estos
animales no son estériles. Pueden aparearse y producir crías, como el can que tiene dos testículos.
Pero es una anomalía. Los que estudian la genética creen que el monorquidismo es hereditario; en
consecuencia, si el lector tiene un perro con un solo testículo, no tendrá probabilidades de aparearlo
con una perra de raza pura. Es muy probable que una porción de la camada engendrada por él
herede la anomalía.
Sexualidad en los perros: La hembra y el
apareamiento
ENERO 18, 2012 SIN COMENTARIOS

La hembra, entra en celo dos veces al año. Como el cachorrillo, la hembra mostrará interés sexual
a temprana edad. Se entregará a juegos sexuales quizá montándose sobre sus compañeros de
carnada o examinando los órganos genitales de las hembras y de los machos. Más tarde, al madurar,
abandonará su comportamiento juvenil y seguirá una pauta rítmica en la que entrará en celo dos
veces al año. Limitará su interés sexual a esos periodos de celo.

El periodo de celo de la perra se divide en dos fases. Durante la primera fase, el lector adver-tirá
que se han hinchado la vulva y los genitales externos. La perra prestará atención a esta hinchazón
lamiéndose constantemente las partes. También puede estar ligeramente nerviosa e inquieta.
Su apetito variará de un día a otro, en realidad, al aumentar su ciclo de celo, puede dejar de comer
una o dos veces. Los machos se interesarán por la perra durante la primera fase, pero ella no les
hará caso. Lo más probable es que los desanime gruñéndoles o ,dándoles dentelladas.

No debe uno preocuparse pensando que los machos la pueden lastimar cuando se porta de esta
manera. Por fiera-mente que se resista a las insinuaciones de los ansiosos machos, éstos no se
desquitarán. Ningún macho ataca nunca a una hembra —esté o no en celo—, a menos que esté
furioso o tenga rabia. Es la ley de la manada, y ningún macho que esté en su sano juicio la viola
nunca.

Al terminar la primera semana después de que se hincha la vulva, empieza la segunda fase, la cual
se caracteriza por un flujo, que es de un color rojo brillante al principio, pero más tarde se vuelve
sonrosado (o incoloro), de cinco a nueve crías después de que se inicia. Con raras excepciones, la
perra se ocupará de asearse y de asear su cama.

Pero existe siempre la posibilidad de que manche los tapetes, las alfombras y los muebles. Es mejor
tenerla en un lugar que pueda limpiarse fácilmente durante los periodos de celo, sobre todo en la
fase del flujo. Hay cinturones higiénicos especiales para las perras, que pueden adquirirse en las
tiendas de animales caseros, pero irritan al animal y son más bien una molestia que una utilidad.
Hacia el final de la segunda fase, la perra se vuelve tí-mida y juguetona, y será solicita con todos los
machos. Pero todavía no está en condiciones de ser apareada. Sin embargo, hay el riesgo de que
algún macho entusiasta e impaciente la arrincone y la monte. Y como puede ocurrir la concepción,
es necesario tenerla confinada si no quiere uno que se aparee o si piensa uno aparearla con un
determinado perro.

El flujo cesa al principiar la tercera fase. La perra está entonces en condiciones de aparearse,
por lo general entre los nueve y los catorce días después de que se inicia el periodo de celo. La
concepción es más probable entre los doce y los catorce días, y se considera que las probabilidades
óptimas se encuentran entre los doce y los trece. Durante la tercera fase, la perra anima a todos los
machos y aceptará aparearse, haciendo a un lado la cola.
También en esta fase el lector deberá cuidar a la perra si no quiere que se aparee o si quiere evitar
que lo haga con un perro que no desee. El impulso de aparearse será muy fuerte en esta época, y
la hembra hará todo lo posible por salir de la casa.

La perra puede ser muy molesta cuando está en condiciones de aparearse. Puede ser arriesgado
sacarla a pasear con la correa, pues habrá necesidad de ciudarla constantemente de los machos,
los cuales no andarán muy lejos, ya que en seguida corre el rumor de que hay una perra en celo en
el vecindario. A
pesar de las precauciones del lector, puede ocurrir que un perro monte a la hembra antes de que el
dueño lo advierta. Y sesenta y tres días más tarde, será dueño de unos cachorrillos.

Las hembras jóvenes no deben aparearse antes de su segundo periodo de celo; a las razas grandes
se les debe permitir llegar al tercer periodo. Los San Bernardos y los Wolfhounds irlandeses son
ejemplos de las razas grandes a las que debe permitirse que alcancen el máximo crecimiento antes
de aparearlas, ya que éstas y otras razas grandes crecen con lentitud. El Club de Criadores de Perros
de los Estados Unidos no acepta en su registro a los cachorros nacidos de una perra que tenga
menos de ocho meses o más de doce años de edad. Pero aunque pueda reproducirse hasta los
doce años, es mejor dejar de aparearla cuando tiene siete u ocho años de edad.
Castración en la perra
Si el lector llega a la conclusión de que no quiere aparear a su perra, puede hacer que la castren. La
castración es una operación en que se extraen los ovarios de la perra, con lo cual se eliminan los
periodos de celo y la posibilidad de que haya concepción. Hecha por un veterinario competente, la
operación es sencilla.

La castración es una forma de control de la natalidad entre los canes. Cuando se toma en cuenta el
gran número de perros vagabundos y que nadie quiere en los Estados Unidos, hay que convenir en
que es necesaria alguna forma de control. Se han propuesto algunos razonamientos contra la
castración; algunos de ellos se basan en principios morales, otros en razones físicas. Varían desde
el razonamiento de que la castración es contraria a la Naturaleza hasta el de que hace gordo y torpe
al animal.
Refiriéndonos al razonamiento de que la castración es contraria a la Naturaleza, lo dejaremos a los
filósofos y moralistas. En cuanto al de que hace a la perra gorda y perezosa, no hay suficientes
pruebas para confirmarlo. La sobrealimentación y la falta de ejercicio harán gordas y perezosas tanto
a las perras castradas como a las no castradas.

La castración tiene algunas ventajas claras. Si se hace correctamente la operación, no habrá más
periodos de celo, ni más machos que ronden el patio, ni camadas de cachorros que nadie quiere
tener. En la mayoría de las poblaciones, la licencia para la perra castrada cuesta menos que para la
no castrada.

Además, en el caso de aquellas razas de perros nerviosos o que muerden fácilmene, la castración
de la hembra cuando tiene seis meses de edad suele reprimir esas tendencias. Por último, se cree
que las hembras castradas tienen menos tumores del pecho que las no castradas.

La castración tiene algunas desventajas. La principal es que no es posible aparear a la perra si el


lector cambia de parecer. Esto es algo que debe pensarse antes de llevar a la hembra al veterinario
y pedirle que la castre. Como la vida de un perro es relativamente corta —diez a doce años—,
posiblemente el lector quiera tener un cachorro nacido de la perra para criarlo después de que ésta
muera.

Otra desventaja de la castración consiste en que algunas perras padecen incontinencia urinaria,
aunque esto no les sucede a todas. Al crecer las hembras castradas, pierden el control de la vejiga
y orinan con frecuencia. Sin embargo, muchos de estos casos se han curado con hormonas.

Anticonceptivos orales
La ciencia veterinaria ha encontrado recientemente una alternativa de la castración. Es una pastilla
anticoncepcional para las perras, la cual promete ser un modo fácil de controlar los periodos de celo
de la hembra para quienes pueden comprarla.

El principio en que se basa el anticonceptivo oral es que contrarresta la acción de la hormona


femenina llamada estrógeno, la cual es muy activa durante el periodo de celo. Pero el anticonceptivo
oral tiene una gran desventaja, por lo menos en lo que se refiere al dueño común de un perro: hay
que dársela continuamente al animal. La pastilla anticoncepcional (también hay un líquido
anticoncepcional) debe darse al menos treinta días antes de que la hembra entre en celo, y hay que
seguirla dando mientras el lector quiera que no entre en celo. Si se deja de dar, la perra entrará en
celo de una semana a varios meses después.

El anticonceptivo oral puede ser costoso. La dosis depende del peso de la perra. Además, sólo
puede adquirirse con receta de un veterinario. Se calcula que el costo para una perra del tamaño de
un Cocker Spaniel es de veinte centavos de dólar al día. Si quisiera uno que no entrara en celo
durante un año, costaría aproximadamente setenta y tres dólares el anticonceptivo oral. Asimismo,
si el lector quisiera dejar de aparear a la perra a los ocho años de edad y que no entrara en celo por
el resto de sus días (y puede vivir hasta los doce o catorce años siendo capaz de reproducirse) , el
costo sería muy elevado.
La castración cuesta de veinticinco a cuarenta dólares, pero es permanente. La principal ventaja de
usar el anticonceptivo oral (si el lector no puede pagar) es que puede dejarse de dar la pastilla y
aparear a la hembra. Los animales que recibieron el anticonceptivo oral durante dos años pudieron
volver a entrar en celo y concebir después de suspender la medicación. Si el costo llega a bajar, el
anticonceptivo oral será ideal para el control de la natalidad de los perros.

El perro sexualmente frustrado

El perro sexualmente frustrado es un problema común en la ciudad y los suburbios, sobre todo en
las regiones donde la población canina es, en su mayoría, masculina. Esta segregación sexual
provoca el comportamiento anormal, como la agresividad y la homosexualidad (o su equivalente
canino). Además, los perros criados desde que son cachorros con íntimo apego a los seres humanos,
responderán muchas veces a ese apego con insinuaciones sexuales. Los perros caseros son los
más afectados por este comportamiento.

La mayor parte de las veces es el macho sexualmente frustrado, aunque también se afectan las
hembras (pero durante periodos más breves de tiempo a causa de la regulación ele sus periodos de
celo). Los machos frustrados se montan sobre la pierna de un niño o de un adulto e imitan los
movimientos del acto sexual. Dicho comportamiento puede ser embatazoso o peligroso.

Un macho frustrado y agresivo puede producir daño físico y mental en un niño. El ataque sexual de
un perro que, por lo demás, es manso, puede dejar aturdido y perturbado emocionalmente al niño.

Hay quienes dicen que los perros no necesitan aparearse para estar contentos. ¡Tonterías! El
mundo está lleno de perros y gentes sexualmente frustradas. Y es raro el perro doméstico que en
una u otra ocasión no se ha apoderado de la pierna de una persona para simular el acto sexual. El
impulso sexual es muy poderoso en el hombre y en la bestia.
Hay que oponerse a que el perro tenga estas manifestaciones sexuales. Esto no eliminará el
instinto sexual, naturalmente, pero evitará la turbación y un posible daño físico. Así, por ejemplo, un
gran danés sexualmente frustrado podría causar algún daño con su solo peso. Si es posible,
conviene apartarlo.
El ejercicio ayudará a desahogar parte de la energía y, por lo menos, reducirá su agresividad. En
muchos casos pueden servir las hormonas o la cirugía, pero no son 100 por ciento eficaces

El ciclo sexual de la perra y la llegada a


la pubertad
El celo: La llegada a la pubertad de la perra
La llegada de la pubertad en la hembra canina es acompañada de cambios fisiológicos y de
comportamiento que se manifiestas con el celo o sangrado vulvar, la edad de aparición varía, en
el caso de las perras pequeñas (yorshire, Caniche, maltés, etc.) es alrededor de los 6 - 7 meses,
en las grandes puede llegar hasta los 2 años.-

Ciclo sexual de la perra:

El período de celo suele presentarse dos veces al año, aunque en algunos casos el intervalo
puede acortarse o prolongarse, habiendo animales que ciclan una vez cada doce meses.

El ciclo sexual de la perra se divide en cuatro etapas: proestro, estro (estos dos constituyen el
celo), metaestro y anestro cada uno de estos periodos presenta características propias.

El proestro tiene una duración promedio de nueve días, hay pérdidas sanguinolentas por
vulva (no existe analogía con la menstruación en la mujer, ya que en el humano significa fin del
ciclo con derrumbe de la cubierta del útero, mientras que en la perra es comienzo del ciclo por
aumento del riego sanguíneo), los labios vulvares se agrandan y endurecen a medida que
avanzamos en el proestro van perdiendo turgencia.

Algunas perras tienden a orinar con mas frecuencia o en lugares en que no lo hacían
habitualmente, otras a escapar o insistir en sus paseos habituales.

Durante el periodo de celo la hembra atrae a los machos debido a que en el vestíbulo vaginal se
elaboran unas sustancias llamadas feromonas que estimulan los receptores químicos olfatorios
del macho, esta sustancias también pueden estimular a otras hembras con las que conviven y
comenzar a ciclar juntas. Si bien atrae a los machos, permite que la huelan pero no se deja servir.

El comienzo del estro o celo propiamente dicho lo marca la aceptación del macho por parte de la
hembra, la duración de esta etapa es variable 5 -10 días. El sangrado continua, aunque menos
intenso, vulva con mayor edema y mas blanda, si pasamos una mano sobre el lomo en la base de
la cola eleva los labios vulvares, postura característica de la aceptación, comienzo del período
fértil permite el servicio (uno o varios), pasado este momento volverá a rechazar al macho.
Todos estos cambios morfológicos y de conducta son debido a la acción de hormonas,
secretadas por los ovarios, estrógenos y progesterona . Durante el proestro crecen en los
ovarios, folículos (estructuras que contienen los óvulos) cuanto más crecen, más estrógenos
producen (secreción vaginal, aumento del tamaño de la vulva, conducta) llegando al final del
proestro estas hormonas alcanzan su máxima concentración, la progesterona comienza a
aumentar luego los estrógenos a descender, este descenso junto con el ascenso de la
progesterona permite la liberación de otra hormona: L.H. hormona luteinizante, (secretada por la
glándula hipófisis ubicada en la cavidad craneana) , comienzo del estro, la L.H. va a permitir la
liberación del óvulo del folículo (ovulación) aproximadamente 48 hs. posteriores a la secreción.
Ocurrida la ovulación se forma en el ovario el cuerpo lúteo productor de grandes cantidades
de progesterona.

El óvulo canino tiene la particularidad de que, tal cual es eliminado no puede ser fecundado
necesita madurar en un lapso de 48 hs.

Siguiendo con lo que observamos sintomatológicamente una perra servida en el día 11 de


comenzada la perdida y con un solo servicio quedara preñada. Sin embargo existen perras con
celos mas cortos o mas largos, también aquellas que a pesar de estar en el momento adecuado no
aceptan la monta o bien que la aceptación comienza varios días antes de la ovulación o que siguen
aceptando varios días después, con lo cual servicios muy tempranos o tardíos resultaron infértiles.

En el caso de las perras que no aceptan la monta es muy importante una correcta revisación de
genitales y aparato locomotor (miembros posteriores y columna) ya que pueden existir
impedimentos físicos para la copula, aunque también encontramos alteraciones en la
conducta, hembras muy mimadas/socializadas o que conviven con otros machos y se
vuelven selectivas.

Debido a todas estas características determinar el momento fértil solamente por la sintomatología
puede traer fallas en la concepción. Existen en la actualidad diferentes estudios: test o dosaje de
L.H., citología vaginal, test o dosaje de progesterona, que nos permite ubicar el momento mas
oportuno para realizar el servicio.
El servicio o acoplamiento en caninos
tiene varías etapas, comienza con juegos y participación activa del macho y la
hembra, olfateo y lamido de genitales, luego el macho monta y abraza la hembra, inicia
la búsqueda mediante movimientos de la pelvis, se produce finalmente la penetración, la misma
se logra sin erección ya que el pene presenta un hueso que confiere rigidez al mismo.

Una vez realizada la penetración, los movimientos copulatorios son mas intensos,
produciéndose la erección y abotonamiento.

Llegada esta etapa algunos machos desmontan y giran quedando ambas grupas enfrentadas,
otros permanecen montados sobre la perra como descansando durante un breve tiempo.

Durante los primeros minutos de esta fase en los que los perros desmontan enseguida o durante la
fase pasiva con el perro montado, se produce la eyaculación de la porción rica en
espermatozoides.

El resto del tiempo que dura el abotonamiento se produce la eyaculación de la porción


prostática que le da volumen al eyaculado. Los espermatozoides llegan rápido al lugar de
fecundación (trompas de Falopio), no importa entonces el tiempo de acoplamiento, ni el hecho que
la hembra orino después del servicio.

A los 10 días posteriores al servicio bajan los embriones juntos al útero y en la misma etapa de
desarrollo (aunque haya recibido varios servicios).

Ya estamos en la otra etapa del ciclo: metaestro, período que se inicia con la finalización del celo
y se mantiene durante todo el tiempo que dure el cuerpo lúteo, independientemente que haya
ocurrido o no gestación. La duración del metaestro es variable, 110 a 140 días, ocurren en él,
la nidación de los embriones gestación y lactación.

En el caso de las perras que no han sido servidas, debido al nivel de progesterona elevado,
pueden presentar síntomas de pseudogestación/seudopreñez/embarazo sicologico. La acción
que la progesterona produce sobre el útero para permitir albergar los cachorros también lo hace
susceptible a la instauración de patologías uterinas.
El último período que nos queda por mencionar es el anestro la
duración del mismo es variable y es el que va a condicionar a la perra para que presente uno o dos
ciclos por año, ya que los períodos anteriores tienen un tiempo promedio fijo. Es un período de
reposo sexual, no hay cambios hormonales, la hembra no presenta síntomas particulares ni
tampoco alteraciones en el comportamiento.

Muchas veces los propietarios preguntan cuándo es conveniente que su mascota tenga cachorros,
la edad adecuada para el primer servicio varía según la raza. Es así, que, en las razas pequeñas,
éste puede realizarse alrededor del año y en las grandes, es conveniente esperar hasta los dos
años y medio. Sin embargo, no hay que tener en cuenta sólo la edad, sino también el desarrollo
corporal y madurez adecuada para que la hembra pueda mantener la preñez, parto y
amamantamiento de sus cachorros.

Por otra parte, conviene tener en cuenta hasta cuándo servir una perra. Si bien las perras ciclan
toda su vida los últimos celos pueden ser sin manifestaciones externas o irregulares.

Sería apropiado no prolongar los servicios más allá de los siete años aunque, esto también
está muy relacionado con el estado del animal y sus antecedentes sanitarios y reproductivos.
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Factores que afectan el comportamiento sexual en los perros

Ambiente
Los perros machos son mas territoriales que las hembras y se ha sugerido que
cuando una hembra es dominante sobre un macho en particular, existen muchas
posibilidades de que el macho fracase en el apareamiento. La dominancia del macho
puede ser pronunciada en su territorio; por ende las hembras son llevadas al territorio
del macho para la copula.

Los humanos también influyen sobre la conducta sexual de los perros. Algunos
perros responden a la presencia del propietario, otros no. Algunos perros permiten la
asistencia del hombre durante el servicio; algunos machos actúan mejor si otro
macho está en el área. La respuesta es muy individual entre los perros y las perras, si
hemos sido observadores en el caso de perros callejeros, estos pueden copular en la
calle en donde transita gran cantidad de gente, sin embargo hay algunos que con la
simple presencia de una persona se inhiben.

Los ruidos, la iluminación, el tipo de piso (tracción) y otros factores ambientales


pueden influir el apareamiento.

Experiencia
Los perros machos adultos jóvenes pueden excitarse mucho frente a una perra en
celo e intentar montarla por la cabeza o por un lado antes de orientarse de manera
correcta: La inexperiencia puede redundar un fracaso para desmontar a la perra,
hasta que esta literalmente expele al macho de su lomo. Las perras que no ha sido
cruzadas anteriormente muestran una mayor tendencia al juego que las perras que
ya han sido cruzadas, por ende la conducta sexual, refleja respuestas innatas y
aprendidas. En un estudio realizado en perros de la raza Beagle se ha sugerido que
las perras muestran distintas preferencias por los machos de manera muy particular
durante el apareamiento, ya sea aceptado o rechazado activamente a un macho
especifico. Las preferencias permanecían durante varios ciclos y no se relacionaban
con afinidad social por los machos durante el anestro. El papel dominante no fue
consignado. los machos rara vez se mostraban exigentes si la hembra se mostraba
receptiva. Por consiguiente se considera que la hembra determina el éxito de la
copula cuando alguien elige un par de machos para el servicio. La evidencia de la
dominancia se basa sobre estudios de casos en los que otros factores pueden haber
influido en la conducta.

Comportamiento durante la cruza


Generalmente después de una exploración anogenital de la hembra y de juego e
intentos con una o más montas con empuje pélvico de parte del macho sigue la
cópula. La penetración copulatoria es más o menos el resultado de acierto y error del
empuje pélvico, ya que el macho puede montar a la hembra varias veces efectuando
el empuje pélvico antes de alcanzar la penetración, la hembra presenta una
respuesta positiva, tal como curvar los miembros traseros, desviar la cola y mover la
región genital externa; estas respuestas facilitan la penetración. Después de que se
da la penetración completa sigue un cambio dramático en el comportamiento del
perro, el cual empuja caudalmente con los miembros delanteros, la cola del macho se
encuentra plegada y con los miembros traseros da pequeños pasos junto con
pequeños movimientos de la pelvis, los pasos que da con los miembros traseros
llegan a ser tan bruscos que puede perder el equilibrio y caer. Este comportamiento
es denominado “reacción eyaculatoria intensa”, ye es durante esta reacción que la
fracción densa de semen es expulsada. La reacción eyaculatoria intensa dura de 15 a
30 segundos. En adición al comienzo de la eyaculación el pene se congestiona
dentro de la vagina, esto provoca que el macho y la hembra se “abotonen” uno con
otro, el bulbo del pene se congestiona a toda su capacidad y no puede ser sacado
fuera de la vagina.

La hembra generalmente permanece rígida durante la reacción eyaculatoria intensa,


pero puede tirar al macho antes de que este desmonte, volteándose o girando. Si
estos giros o el voltear da como resultado que el pené se salga de la vagina con el
bulbo parcialmente congestionado, entonces debe haber un desentumecimiento
completo antes de que intente una nueva monta. Tocando manualmente el canto de
la corona del glande, justo debajo del proceso uretral se facilita el
desentumecimiento. Este procedimiento es especialmente útil si el pené se
congestiona fuera de la vagina y fuera del escroto y el perro es incapaz de envainarlo
nuevamente ( se debe ser cuidadoso si se toca esta parte del glande ya que es muy
sensible).

También a veces la perra puede lamer la punta del pené estimulando el


desentumecimiento de éste lo cual hace posible la siguiente penetración.

Si la penetración ha sido exitosa, el macho se da vuelta levantando una pata sobre la


unión de tal manera que los animales quedan cola contra cola en una posición de
“candado genital”. Esta unión generalmente dura entre 10 y 30 minutos, pero puede
ser normal de 5 a 60 minutos. La eyaculación continúa durante este “abotonamiento”
pero es casi exclusivamente de fluido prostático.

La razón de esta posición es poco clara, se ha sugerido que éste comportamiento ha


sido retenido desde sus ancestros, los lobos y los perros salvajes, ya que la pareja
durante la cruza queda vulnerable a un ataque, así que esta posición coloca
“dentaduras” en ambos lados.

Sin embargo algunas razas como el Chow-Chow, el abotnoamiento rara vez se


presenta y los resultados de las cruzas generalmente son buenas.

Obviamente, se puede producir camadas con el uso de la inseminación artificial,


siendo innecesario el “abotonamiento” para la fertilización. Antiguamente se creía que
durante el “abotonamientos” , las contracciones de los músculos vaginales de la
hembra mantenían el cuerpo cavernoso del perro lleno ocluyendo el retorno venoso
del pene, ahora se sabe que el mantener el cuerpo cavernoso lleno es un reflejo
espinal. Este reflejo involucra la contracción de algunos músculos perianales que
ocluyen el retorno venoso y otros músculos bombean sangre para mantener el tono
vascular del pene. El botón es roto como resultado del desentumecimiento del bulbo
o del glande del pene cuando los reflejos espinales disminuyen. Toda esta secuencia
es una conducta esetereotipada de los cánideos.

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