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Así puedes montarte un SSD portátil del tamaño


de un pendrive USB
Escrito por Alberto García 27 octubre, 2017 a las 1:00 pm

4-5 minutos

Los pendrives, o memorias USB, son realmente cómodos para


transportar información, y su precio ha ido cayendo en picado en la
última década. En la actualidad, podemos encontrar memorias USB
3.0 de 32 GB por 14 euros, o de 64 GB por 24 euros. ¿Y si pudieras
tener un SSD casi del mismo tamaño pero con 250 o 500 GB de
capacidad?. Te explicamos como.

Un SSD M.2 y una carcasa externa: la mejor


combinación para portabilidad y velocidad
La clave pasa por dos productos. El primero es un SSD en formato
M.2. El tamaño de estas unidades es muy reducido, y encontramos
algunos de medidas tan pequeñas como 3 centímetros. Las medidas
más comunes de este tipo de unidades SSD son 3 cm, 4,2 cm, 6 cm y
8 cm de largo, con un ancho todas de 2,2 cm.

El segundo dispositivo es una carcasa (conocida en inglés como


enclosure) en la cual podemos introducir estas unidades y usarlas
como dispositivo de almacenamiento externos, con una gran
velocidad de copia, un tamaño ligero y reducido, y un precio bastante
asequible. Hasta ahora, los más común eran carcasas para discos
duros de 3,5 pulgadas (la mayoría de las cuales necesitaban una
toma de alimentación), mientras que las de 2,5 pulgadas permitían
hacerse un disco duro externo portátil por un precio reducido si
teníamos alguna unidad de 2,5 pulgadas de algún portátil antiguo,
como esta que cuesta 9,82 euros.
Lo más interesante de este tipo de dispositivos es que no salen mucho
más caros si extrapolamos linealmente el precio que cuesta un
pendrive, aunque sí es superior a un disco duro externo porque los
discos duros son más baratos. Por ejemplo, podemos coger un SSD WD
Green de 240 GB en formato M.2 con unas medidas de 2280 (22 x 80
mm). Su precio es actualmente de 86 euros. Si tienes más
presupuesto, puedes subir a 525 GB por 152,9 euros o 1 TB por 300
euros.

Samsung ya tiene casi domados los Z-SSD: los SSD más


rápidos del mercado

Pendrive de 256 GB = 87 euros; SSD M.2 de


240 GB y carcasa = 102 euros, y cuatro
veces más rápido
En segundo lugar, necesitamos una carcasa. En Amazon encontramos
varias de estas carcasas, como esta de CSL por 13,85 euros para SSD
M.2 de cualquier tamaño, o esta de Eletrand por 11,99 euros para SSD
M.2 de 30 y 42 mm de largo para un tamaño todavía más reducido.
Cuando compremos una de estas carcasas, es muy importante que nos
�jemos en que tengan compatibilidad con UASP (USB Attached
SCSI Protocol), que ofrece velocidades de un 70% de lectura y un
40% de escritura superiores a otros USB 3.0.
Así, con una de estas carcasas, podemos tener velocidades de lectura
de 250 MB/s y de escritura de 200 MB/s. Estas velocidades son de
en torno a la mitad de la que obtendríamos si se enchufara a un
conector M.2 de una placa base de ordenador o portátil, pero sigue
siendo más rápido que el de un pendrive tradicional. Otras
carcasas como la de Startech (con conector USB Tipo C) alcanzan los
370 MB/s de lectura y 373 MB/s de escritura. Si quieres una
carcasa directamente con salida USB para no depender de cable, esta
KKmoon es una buena opción, aunque sólo compatible con SSD M.2
de 30 y 42 mm.

Una memoria USB de 256 GB, como la Sandisk Ultra Dual, cuesta
unos 87 euros, y tiene una velocidad de lectura de 123 MB/s y
escritura de 50 MB/s, por lo que la diferencia es muy sustancial. Con
sólo 14 euros más (86 del SSD y 14 de la carcasa), por 102 euros
podemos tener un SSD externo de 256 GB que duplique velocidades
de lectura y cuadruplique las de escritura de un pendrive. Si
quieres una unidad SSD externa que aproveche toda la velocidad y
ventajas que ofrecen puertos como el USB Tipo C, échale un ojo a los
nuevos Samsung T5, con capacidades de hasta 2 TB y velocidades de
540 MB/s.

Cómo cambiar el lector de DVD de tu portátil por un SSD

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