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Tema I: Bioadaptación del organismo a la práctica deportiva.

 Estados funcionales propios del deportista.


o Relación entre la carga de entrenamiento y el estado
funcional del deportista. La evaluación de la
adaptación funcional

La práctica de actividades físicas de manera sistemática,


fundamentalmente aquellas que tiene como objetivo la preparación del
deportista para la participación en competencias, crea condiciones
regulares en el funcionamiento orgánico que se traducen en estados
funcionales totalmente diferenciados, que desde el punto de vista
fisiológico encierran gran importancia, toda vez que, tanto en el orden
individual como colectivamente, influyen de manera precisa en el
comportamiento del sujeto y, en muchos casos, condicionan el
rendimiento deportivo.

 Estado de pre – arranque

El resultado funcional que se identifica de esta manera aparece antes


de que se inicie la actividad física como tal y las variaciones
fisiológicas que lo caracterizan tienden, como regla, a crear una
mayor eficiencia en la respuesta del organismo a la tarea motora que
se debe cumplir.

En correspondencia con las características individuales, que se verán


a continuación, el estado funcional del organismo puede comenzar a
presentar modificaciones desde varios días antes de la competencia;
en otros casos 24 horas antes de la actividad competitiva y en un
gran número de ocasiones en los momentos preliminares.

 ¿Cuál es el mecanismo fisiológico que sustenta y genera estas


modificaciones en la actividad del organismo?

Por su naturaleza funcional las reacciones que tipifican y caracterizan


el estado de pre-arranque constituyen un proceso reflejo
condicionado.

Variaciones fisiológicas durante el estado de pre-arranque:

1. Aumenta la ventilación pulmonar y por tanto la frecuencia


respiratoria y el intercambio de gases.
2. Incremento de la frecuencia cardíaca y la fuerza de la
contracción incidiendo en el aumento de la circulación sanguínea.
3. Aumenta la temperatura corporal.
4. Enrojecimiento de la piel.
5. Incremento del metabolismo.
6. Varía el estado funcional del aparato motor.
La magnitud de las variaciones fisiológicas depende, básicamente, del
significado de la actividad en sí misma (competencia o entrenamiento)
y de las particularidades del deportista. En este contexto es posible
identificar dos tipos de reacciones reflejo-condicionadas: las
específicas y las no específicas.

Las reacciones específicas se relacionan directamente con el esfuerzo


que se avecina; mientras este sea más agotador, complejo y riguroso
más intensas serán las modificaciones del estado funcional que se
presentarán. Las reacciones no específicas no dependen del carácter
del esfuerzo físico que se debe realizar sino de la importancia o
significación de la competencia.

En cada caso concreto pueden predominar las reacciones de uno u


otro tipo sin embargo, mientras más elevado sea el número de
reacciones generadas por estímulos de carácter específico, más
favorables para el organismo serían las modificaciones funcionales
que se observen.

El destacado científico ruso A. C. Puni, por medio de observaciones


psicológicas, estableció tres tipos de manifestaciones de prearranque:
Prearranque:

a.- Normal O De Preparación Competitiva


b.- Exaltado
c.- Apático

Ante el prearranque normal o de preparación competitiva se observa


un incremento óptimo de la excitabilidad en el Sistema Nervioso
Central, acompañado del aumento de la movilidad de los procesos
corticales. Estas variaciones, que transcurren en el Sistema Nervioso
Central provocan, a su vez, cambios en el estado funcional del
aparato motor y en sistema vegetativo. Por los cambios en las
funciones orgánicas que genera, este tipo de prearranque es
considerado como el más favorable pues eleva la capacidad funcional
para enfrentar el esfuerzo que se avecina.

Es decir:

 Variaciones óptimas del estado funcional del sistema nervioso


central.
 Reacciones vegetativas y somáticas moderadas con un
incremento de la actividad de los sistemas respiratorio y
circulatorio y de la labilidad del aparato motor.

El estado de pre-arranque exaltado se caracteriza por un incremento


incontrolado de la excitación en el Sistema Nervioso Central lo que
provoca, al mismo tiempo, cambios desmesurados en todas las
funciones orgánicas. Esto trae como consecuencia que el deportista
pierda capacidad para diferenciar los estímulos propios de la
competencia y cometa un elevado número de errores, tanto en el
orden técnico como de carácter táctico. Además, este tipo de
reacciones pre-competitivas que elevan de manera tan significativa la
intensidad de los procesos metabólicos resulta, desde el punto de
vista energético, muy costoso.

Es decir:

 Variaciones bruscas en los procesos de excitación del sistema


nervioso central, disminuyendo la capacidad de diferenciar
estímulos.
 Incremento excepcional de las funciones vegetativas.

El estado de prearranque apático o inhibido presenta, como rasgo


característico, el predominio de los procesos de inhibición en el
Sistema Nervioso Central. Las variaciones funcionales son apenas
apreciables y en la mayoría de los casos de carácter negativo. Por
ejemplo, el nivel de glucosa en sangre tiende a ser inferior que en
condiciones normales.

Es decir:

 Inhibición de los procesos de excitación del sistema nervioso


central.
 Poca manifestación de los cambios somáticos y vegetativos.

Esta manifestación del pre-arranque puede manifestarse con una


considerable antelación a la actividad fundamental, también como
resultado de una espera prolongada para el inicio de la competencia o
como consecuencia de la pérdida de entrenamiento.

Métodos para reducir las manifestaciones del estado de prearranque:


 Charlas con el psicólogo y entrenador del equipo.
 Masajes de inhibición o estimulación según la manifestación del
prearranque.
 Un adecuado entrenamiento.
 Eliminar las largas esperas en las salas donde se celebrará la
competencia
 Calentamiento

-¿Qué características tiene el calentamiento?


-¿Cuál es la importancia del mismo?

 El calentamiento.-

Antes de la realización de la actividad física considerada como


principal se efectúan un conjunto de ejercicios preparatorios que
reciben el nombre de calentamiento, con el objetivo de lograr una
movilización, lo más completa posible, de las funciones orgánicas.
Esto quiere decir que los ejercicios contemplados dentro del programa
de calentamiento favorecen el proceso de adaptación inmediata que
acompaña a la actividad principal, pero no puede interpretarse esto
como la movilización de las funciones orgánicas hasta niveles
óptimos, adecuados a las características del trabajo fundamental.

- ¿En cuántas partes se divide el calentamiento?

El calentamiento consta de dos partes íntimamente relacionadas, la


primera de carácter general y la segunda de contenido especial. La
parte general permite la creación de un estado de elevada excitación
del Sistema Nervioso Central y del aparato motor, incrementa la
intensidad del metabolismo y la temperatura del cuerpo y se
acompaña de la movilización de las funciones que integran el
denominado sistema de suministro de oxígeno. La parte especial
persigue el aumento de la capacidad de trabajo en aquellos eslabones
del aparato motor, y de los componentes vegetativos que los aseguran
y complementan, que intervienen en la actividad fundamental.

La parte general del calentamiento puede ser prácticamente igual


para todos los deportes; la parte especial debe estar directamente
relacionada con las características de la actividad principal que debe
cumplir el deportista, tanto en la actividad competitiva como en el
proceso de entrenamiento, lo que quiere decir que los objetivos que la
integran deben cumplirse, en la medida de lo posible, en las
condiciones más próximas a la compleja situación de la competencia
o del entrenamiento.

Un calentamiento correctamente organizado permite un incremento


de la excitabilidad y de la labilidad de los centros nerviosos, lo cual
crea las condiciones óptimas para el aseguramiento de las relaciones
temporales necesarias para la activación de los hábitos motores ya
adquiridos en las difíciles condiciones de la actividad deportiva .Bajo
los efectos del calentamiento se incrementa la actividad enzimática, la
rapidez de las reacciones bioquímicas en los músculos así como la
excitabilidad y labilidad de los mismos.

-¿Qué importancia le conceden al calentamiento?

La importancia del calentamiento es particularmente grande ante


esfuerzos físicos que reclamen un incremento significativo del
consumo de oxígeno. Esto está determinado por la necesidad de
incrementar la actividad de los órganos de la respiración, del aparato
cardiovascular, por la salida de sangre de los reservorios, por la
redistribución de la sangre entre los órganos que deben intervenir en
la realización de la actividad principal y los que desempeñan
funciones secundarias, así como por el incremento de la temperatura
corporal. Además, el incremento de la temperatura disminuye la
viscosidad de los tejidos y protege al deportista de los traumas.

Los cambios funcionales provocados por los ejercicios que integran el


calentamiento no desaparecen inmediatamente después de concluido
éste; los ejercicios dejan huellas que garantizan la mejoría de la
capacidad de trabajo durante la actividad posterior. Por ejemplo, al
iniciarse el trabajo principal la ventilación pulmonar será mayor, a
pesar del intervalo de restablecimiento, que durante el trabajo
precedente.

Puede afirmarse, por tanto, que los efectos beneficiosos del


calentamiento no sólo se reflejan en el surgimiento de modificaciones
funcionales de corta duración, sino también en la conservación de los
procesos de huella por un tiempo relativamente extenso como vía
para asegurar el incremento de la capacidad de trabajo.

El tiempo óptimo de duración del calentamiento, y el intervalo de


restablecimiento entre su final y el inicio de la actividad fundamental,
se determinan por el tipo de actividad que se debe enfrentar, por el
nivel de entrenamiento del deportista, por las condiciones
ambientales, y por un elevado número de otros factores.

Como promedio, el calentamiento debe extenderse de 10 a 30


minutos. Es preciso que durante la realización de esta actividad
preparatoria aparezca la sudoración, lo que indica que los
mecanismos termorreguladores están listos para los altos
requerimientos que se presentan durante el trabajo fundamental.

Diversos trabajos de investigación han demostrado que el tiempo de


restablecimiento que media entre el fin del calentamiento y el inicio de
la actividad principal no debe sobrepasar los 5 minutos y como regla
se considera ideal un descanso de 3 minutos.

La calidad de trabajo a realizar durante el calentamiento debe ser


estrictamente individualizada. Para evitar la aparición de la fatiga
durante el calentamiento es recomendable no recargar aquellos
músculos que tendrán que participar en el trabajo principal y
propiciar la incorporación de los segmentos del organismo que
cumplirán acciones complementarias durante la actividad
fundamental.

 Proceso de adaptación inmediata o de entrada al trabajo.

Las variaciones provocadas por el pre-arranque, así como el


incremento del nivel funcional que producen los ejercicios
contemplados en el calentamiento, no pueden evitar que el organismo
demore un determinado tiempo en responder a las exigencias
derivadas del trabajo principal.
El incremento gradual de la capacidad de trabajo del organismo
durante la realización del esfuerzo físico principal se denomina
entrada al trabajo. Esta modificación funcional está condicionada por
el incremento de la actividad de los sistemas funcionales que
participan en el desarrollo del trabajo y se presentan en forma
gradual o progresiva.

La entrada al trabajo debe ser considerada como una manifestación


de las respuestas orgánicas ante un elevado nivel de actividad. Es
conocido que la capacidad de trabajo del organismo del atleta
presenta un incremento gradual durante la ejecución de los ejercicios
físicos. Por ejemplo, durante los saltos y lanzamientos, los resultados
más elevados se alcanzan, como regla después de varios intentos.
Esta regularidad se manifiesta con menor realce durante el trabajo de
larga duración, sin embargo, si no existe un planteamiento táctico
diferente, la velocidad de desplazamiento inicial es algo menor que en
los kilómetros siguientes.

Para que el proceso de entrada al trabajo se desarrolle


adecuadamente tiene gran importancia el surgimiento de un
dominante biológico específico, propio de una actividad determinada,
que garantice toda la coordinación necesaria de los procesos
Fisiológicos que aseguran la continuidad de la actividad. En éste
proceso tiene también gran importancia la regulación automática de
las funciones, ya que mientras más intensamente trabajen los
músculos con mayor intensidad se manifestarán los cambios en el
medio interno y más fuerte será la aferencia propioceptiva e
interoceptiva que, en forma refleja, regula la actividad del organismo.

El incremento de los impulsos aferentes modifica el estado funcional


de los centros correspondientes y garantiza una movilización más
completa de todas las posibilidades funcionales del organismo. Por lo
antes apuntado es que se afirma que el proceso de entrada al trabajo
es una manifestación de adaptación del organismo al nuevo nivel
metabólico que le impone el ejercicio físico.

No todos los sistemas funcionales se adaptan al esfuerzo en un


espacio de tiempo igual.

 El aparato motor, por ejemplo, que posee una elevada excitabilidad


y labilidad, entra al trabajo con un proceso de adaptación mucho
más rápido que las funciones vegetativas; sin embargo, incluso la
incorporación al trabajo de los músculos esqueléticos y el
incremento de su capacidad funcional demora un espacio de tiempo
determinado.
 De las funciones vegetativas el último en adaptarse al trabajo es el
sistema respiratorio, expresándose el fenómeno del heterocronismo.
La velocidad de desplazamiento de un corredor de 100 metros alcanza
su máxima expresión sólo a los 5-6 segundos de iniciado el esfuerzo;
este incremento relativamente lento de la velocidad depende, claro
está, de aspectos biomecánicos presentes en el acto de la arrancada y
del proceso de adaptación o entrada al trabajo del aparato motor.

A partir de esta conocida manifestación de heterocronismo, mientras


más rápidamente el organismo en su conjunto logre realizar los
ajustes fisiológicos para concluir el proceso de entrada al trabajo,
mayor será la productividad que desarrollarán los diferentes órganos
y sistemas de órganos durante el esfuerzo.

Ante la actividad deportiva, el período de entrada al trabajo puede


manifestarse de diferente manera dependiendo del carácter del
trabajo que se realice, del nivel de entrenamiento del atleta y de sus
particularidades individuales, así como del estado funcional el día de
la competencia o en el momento de la sesión de entrenamiento. En la
medida que el esfuerzo físico reclame la realización de ejercicios más
complicados el proceso de entrada al trabajo será más prolongado.

Cuando existen iguales condiciones, la entrada al trabajo transcurre


más rápidamente en los deportistas entrenados que en aquellos que
no lo están.

Al aumentar la intensidad del esfuerzo, dentro de la realización del


propio trabajo, pueden aparecer manifestaciones de adaptación al
nuevo nivel de exigencia funcional que se caracterizan por cumplirse
de una manera más rápida, ya que se producen tomando como base
una elevada actividad del organismo.

 Estado estable.

El estado estable aparece después de finalizada la etapa de entrada


al trabajo y se puede observar siempre que la actividad se extienda no
menos de 4-6 minutos. En este caso el consumo de oxígeno, cuyo
suministro es garantizado por la actividad de un conjunto de órganos
de la vida vegetativa, se estabiliza en un nivel relativamente
constante.

Pueden definirse dos tipos de estado estable: el real o verdadero y el


falso o aparente.

El primero surge cuando el trabajo que se realiza es de potencia


moderada; el segundo, cuando el trabajo es de gran potencia.

El estado estable real se caracteriza por una elevada coordinación de


las funciones vegetativas y motoras. En el medio interno el organismo
no presenta modificaciones significativas y muchos de los elementos
químicos encargados de suministrar la energía se resintetizan
totalmente durante el propio cumplimiento del trabajo.

Para que el estado estable real se manifieste, durante la realización de


un trabajo muy prolongado, es imprescindible la movilización de
todos los sistemas del organismo de manera tal que el suministro de
oxígeno alcance las magnitudes necesarias para la actividad en
cuestión y se mantengan en ese nivel.

Durante la realización de trabajos físicos prolongados en los


músculos esqueléticos prevalece la obtención de la energía por vía
aeróbica, lo que garantiza prácticamente la resíntesis completa del
glucógeno. El ácido láctico se acumula en el organismo en cantidades
mínimas y casi no se difunde en la sangre, lo que asegura la
conservación del equilibrio ácidobásico.

Para mantener el estado estable real tiene una gran importancia la


resíntesis de los compuestos macroenergéticos fosforilados. Durante
un trabajo extenso resulta de gran importancia la entrada en
funcionamiento de la resíntesis glicolítica de los compuestos ricos en
energía ya que la disminución de la fosforilación oxidativa dificulta el
surgimiento u mantenimiento del mismo.

En el caso del estado estable aparente puede observarse que las


exigencias que genera el aparato motor para la realización de la
actividad, manifestados en la demanda de oxígeno, no son resueltas
por los órganos de la vida vegetativa en toda la magnitud necesaria, lo
que se expresa en un suministro de oxígeno inferior a la demanda.

La necesidad de incrementar bruscamente el suministro de oxígeno a


los tejidos eleva también la exigencia de suministrar energía a los
órganos encargados de la circulación ya que, en estos casos, la
frecuencia cardiaca y el volumen minuto sanguíneo se ubican muy
próximos a sus niveles máximos. La falta de oxígeno en la sangre
permite que aumente la concentración de ácido láctico y aparezcan
desplazamientos considerables del pH hacia su exponente ácido.

Cuando el estado estable es aparente los órganos internos, aún


funcionando en un régimen próximo al límite, no pueden garantizar
un nivel de suministro de oxígeno que de respuesta a la demanda de
éste gas generado por el trabajo. Se hace referencia entonces a un
estado estable solo porque el consumo de oxígeno, empleado para
generar parte de la energía requerida por el esfuerzo físico que se está
realizando, al ir incrementándose gradualmente durante la entrada al
trabajo alcanza un nivel determinado que se mantiene por un espacio
de tiempo relativamente prolongado.
El trabajo realizado en condiciones de estado estable aparente
requiere de una gran tensión de las funciones motoras y de todos los
sistemas que las aseguran.

La estabilización de los procesos fisiológicos que se presentan ante la


repetición de un trabajo (por ejemplo, durante el recorrido repetido de
segmentos de distancias en las sesiones de entrenamiento) también
es, en alguna medida, un estado estable. En estos casos la frecuencia
cardiaca, la ventilación pulmonar, el consumo de oxígeno y otros
índices Fisiológicos crecen inicialmente con la realización de cada
repetición; posteriormente finaliza la etapa de entrada al trabajo y las
siguientes repeticiones del trabajo se efectúan con una constancia
relativa del nivel de las funciones.

-¿Cómo se puede alcanzar más rápidamente el estado estable?


-¿En todas las manifestaciones deportivas se alcanzará el estado
estable? Explique

 Punto muerto y segundo aire.

En la actualidad muchos autores incluyen este estado dentro del


estado estable y no como un estado independiente, como se
consideraba hasta hace algún tiempo.

Un trabajo intenso no puede extenderse por un tiempo excesivamente


largo; al cabo de varios minutos, incluso en el caso de un trabajo de
potencia máxima, luego de transcurrir algunos segundos, surgen en
el organismo ciertos cambios que obligan a interrumpir la actividad
muscular. Estas alteraciones están condicionadas por la falta de
correspondencia entre la actividad intensa del aparato motor y las
posibilidades funcionales del sistema vegetativo, debido a lo cual se
altera el metabolismo y se producen grandes modificaciones en el
medio interno del organismo.

Cuando se realizan trabajos de potencia moderada, que se


caracterizan por la aparición del estado estable, también puede surgir
falta de correspondencia entre la actividad del aparato motor y de los
órganos internos. Sin embargo, en estos casos, la falta de
correspondencia se pone de manifiesto de una manera menos
marcada y, debido a ello, puede ser superada la situación y
restablecerse la capacidad de trabajo.

Esta disminución temporal de la capacidad de trabajo se denomina


punto muerto y el estado que surge después que esta ha sido
superado es conocido como segundo aire.

El punto muerto y el segundo aire son estados que aparecen cuando


se realizan trabajos de gran potencia o de potencia moderada. Ante
una situación de punto muerto se incrementa bruscamente la
frecuencia respiratoria pero a costa de la profundidad de cada ciclo, lo
que afecta la ventilación pulmonar, la absorción de oxígeno y la
eliminación de CO2 se reduce. Esto trae como consecuencia el
incremento de la presión parcial de CO2 en la sangre y en el aire
alveolar lo que, a su vez, provoca el aumento de la frecuencia del
trabajo cardiaco, el incremento de la presión sanguínea y disminuye
el pH de la sangre; también aumenta bruscamente la diferencia
arterio-venosa.

Durante el estado de punto muerto se inicia la segregación de sudor,


que se incrementa con la aparición del segundo aire, lo que pone de
manifiesto el ajuste de los mecanismos de regulación térmica al nivel
necesario y desempeña un papel de importancia especial en el
sostenimiento de la capacidad de trabajo.

El mecanismo de surgimiento del punto muerto aún no ha podido ser


completamente esclarecido; por lo visto esta situación está
condicionada por una alteración temporal de la correspondencia entre
la actividad de los músculos esqueléticos y la de los órganos
encargados del suministro de oxígeno. Las variaciones desfavorables,
que aparecen en ese momento, afectan el estado de los centros
nerviosos e incrementan el desajuste en el trabajo de los sistemas
fisiológicos. La salida del punto muerto se corresponde con el
restablecimiento de las relaciones normales entre los procesos de
excitación e inhibición en el Sistema Nervioso Central.

La falta de correspondencia entre las funciones que realizan los


diferentes órganos y sistemas del organismo, que surge durante el
punto muerto, no siempre puede ser superada durante la realización
del propio trabajo. Ante tareas diferentes, por su duración y potencia,
el punto muerto puede aparecer en momentos diferentes. En una
carrera de 5-10 kilómetros se puede apreciar la aparición de este
estado entre el quinto y el sexto minutos luego de iniciado el esfuerzo.
Ante carreras de mayores distancias, el punto muerto se presenta
más tarde y, a veces, puede ser observado en varias ocasiones.

El tiempo necesario para su surgimiento, la duración y el grado de


manifestación del punto muerto depende de muchos factores, pero
son elementos fundamentales el nivel de entrenamiento del deportista
y la potencia del trabajo que se realiza.

El calentamiento disminuye la intensidad del punto muerto y permite


un surgimiento más rápido del segundo aire. La superación del punto
muerto exige una considerable fuerza de voluntad, por ello, durante el
entrenamiento, el deportista debe acostumbrarse a sentir las
sensaciones desagradables que aparecen al faltarle el oxígeno y
acumularse sustancias finales del metabolismo en el organismo.
El segundo aire está relacionado con el aumento de la ventilación
pulmonar. En este caso resultan particularmente efectivas las
acciones respiratorias profundas, que propician la expulsión de CO2
del organismo, lo que permite el restablecimiento del equilibrio ácido-
base.

La superación del punto muerto puede lograrse mediante la


disminución de la potencia de trabajo, sin embargo esto no es
recomendable hacerlo en condiciones de competencia ni propio
durante el entrenamiento, ya que el objetivo de este es, precisamente,
lograr la adaptación del hombre a una actividad física intensa que,
necesariamente, genera cambios considerables en el medio interno.

 El estado de fatiga.

Durante la actividad física puede surgir el estado de fatiga, que se


caracteriza por presentar complejas variaciones en las diversas
funciones del organismo. El grado de manifestación de estas
variaciones, incluyendo la sensación de cansancio, será mayor
mientras más intenso y extenso sea el trabajo realizado, es decir: “es
un estado del organismo que se alcanza como resultado de una
actividad muscular intensa y se caracteriza por una disminución
temporal de la capacidad de trabajo físico”.

Además, es necesario puntualizar que: “constituye un mecanismo


protector del SNC sobre el organismo, y no es un estado patológico”, o
sea, es “la alarma a los cambios bioquímicos y fisiológicos en los
tejidos muscular y nervioso, fundamentalmente a causa del esfuerzo
físico realizado, que para evitar daños en el organismo, se reduce
automáticamente la intensidad de la actividad muscular”. Por esta
razón, “en la practica deportiva se puede llegar a la fatiga a causa de
una actividad muscular intensa, no correspondiente con la capacidad
funcional de los músculos, sino a consecuencia de un proceso
complejo de reacciones protectoras del SNC”.

La fatiga muscular es definida habitualmente como la incapacidad del


músculo para mantener la fuerza o potencia esperada o requerida.
Las causas de la fatiga muscular son debidas a diferentes
alteraciones específicas dentro del propio músculo, entre las cuales
cabe destacar la debida a la deplección o agotamiento de substratos
energéticos (glucógeno muscular).

Debe interpretarse como estado de fatiga aquel que aparece en el


organismo como consecuencia del trabajo físico y que se expresa en la
afectación de las funciones motoras y vegetativas, en la coordinación
de estas, así como en la disminución de la capacidad de trabajo y la
aparición de la sensación de cansancio.
Por otra parte, se plantea que: “en algunos casos pueden distinguirse
síntomas de fatiga local (en grupos musculares) y en otros casos,
fatiga general (en todo el organismo), pero en ambos casos la causa
radica en el SNC, ya que las sensaciones están determinadas
objetivamente por los cambios en los sustratos y componentes
bioquímicos del tejido muscular y nervioso, debido al trabajo físico no
correspondiente a la capacidad funcional del organismo”.

Este estado tiene un carácter temporal y desaparece al cabo de cierto


tiempo, después de finalizado el trabajo. Las manifestaciones externas
de la fatiga son muy variadas y dependen del tipo de ejercicios
realizados, de las particularidades del medio en que se desarrolla la
actividad física y de las características del deportista.

-¿Qué manifestaciones externas se presentan durante el estado de


fatiga?

Las manifestaciones externas de la fatiga que aparecen con mayor


frecuencia son:

 La pérdida de la coordinación motriz,


 La disminución de la productividad del trabajo,
 Elevada frecuencia respiratoria,
 Secreción excesiva de sudor
 La aparición de manchas rojas en la piel.

Las manifestaciones externas antes indicadas están determinadas por


la disminución del trabajo de los órganos periféricos, así como por un
marcado desajuste en la coordinación de dichas funciones por parte
del Sistema Nervioso Central.

La disminución de la eficiencia de las funciones de los órganos


periféricos, que como ya se dijo ocurre por una insuficiente regulación
nerviosa, puede manifestarse de diferentes formas.

 Por una parte puede observarse la disminución de la actividad de


diversos órganos (por ejemplo, disminuyen el volumen minuto
sanguíneo, el volumen minuto respiratorio y el consumo de
oxígeno); por otra parte, se puede detectar un grado más elevado en
la movilización de los órganos periféricos que el realmente
necesario.

Todo ello redunda en una economía más baja en el trabajo de los


diversos sistemas de órganos, sobre todo si se calcula la energía
utilizada por cada kilogramo de peso corporal, o por cada metro de
distancia recorrido o por unidad de tiempo empleada.

Con el propósito de conservar la capacidad de trabajo de las


estructuras ejecutoras periféricas, el sistema nervioso puede cambiar
la forma de coordinación de su actividad: sustituir el trabajo de
algunos elementos musculares por otros, disminuir la profundidad de
los movimientos respiratorios, etc.

De acuerdo con el tipo de trabajo y el estado de las diferentes


funciones del organismo, es posible observar una combinación
variada de los indicadores de la fatiga. En unos casos se aprecia la
disminución de las funciones periféricas y el empeoramiento de su
coordinación por parte del Sistema Nervioso, una disminución
marcada de la productividad del trabajo y la aparición de la sensación
de cansancio. En otros casos puede presentarse solo uno o de estos
indicadores generales de fatiga. Sin considerar que la fatiga conduce
a una disminución temporal de la capacidad de trabajo, la misma
tiene una gran importancia biológica ya que es un indicador del
agotamiento parcial de las reservas energéticas del organismo.

La disminución de la actividad de los músculos esqueléticos, del


corazón, etc., siempre ocurre cuando aún existe una reserva de
sustancias energéticas de posible utilización. Ocurre así como
manifestación de la capacidad defensiva del organismo, ya que una
reducción brusca, tanto parcial como total de los componentes, puede
provocar el debilitamiento y en cierto casos, hasta la muerte de las
células del organismo. Estas reservas son empleadas por el hombre
en situaciones extremas, por ejemplo, en las aceleraciones finales.

Los estados emocionales pueden modificar sustancialmente la


influencia del Sistema Nervioso Central sobre los órganos y tejidos.
Las emociones positivas incrementan la influencia del sistema
simpático; las emociones negativas disminuyen dicha influencia y
reducen la capacidad de trabajo.

Cambios bioquímicos que caracterizan la fatiga:

a) Disminución de la concentración de ATP en las células nerviosas,


lo cual afecta la dinámica funcional de las neuronas y por tanto,
predominan los procesos de inhibición sobre los de excitación.
b) Alteración de la síntesis de acetil colina en las formaciones
sinápticas, lo cual trastorna la actividad del S.N.C. encaminada a
formar los impulsos locomotores y transmitirlos a los músculos.
c) Disminución de la velocidad de transformación de las señales
procedentes de los quimiorreceptores.
d) Desarrollo en los centros motores de una inhibición vinculada a
la formación del ácido ã amino butírico.
e) Inhibición de la actividad de las glándulas de secreción interna.
f) Disminución de la actividad enzimática (miosín-ATPasa,
citocromo-oxidasa, succíndehidrogenasa, lactato-dehidrogenasa,
etc.)
g) Alteración de la homeostasis (debido a que se incrementa la
velocidad de la glucólisis para mantener los niveles de ATP, por lo
cual aumenta el lactato y con ello la concentración del ión
hidrógeno, disminuyendo así el pH y esto provoca alteración en la
resíntesis de ATP, porque se desacopla la conjugación de los
procesos REDOX a la fosforilación en las mitocondrias).
h) Disminución de la concentración de creatín-fosfato y el glucógeno
muscular.
i) Se incrementa el catabolismo proteico, por lo que se observa un
aumento de los niveles de amoniaco y la urea sanguínea.
j) Aumentan los productos de oxidación incompleta (lactato,
cuerpos cetónicos, ADP, AMP, etc.)

Causas de la fatiga:

Las causas de la fatiga no están completamente claras, no obstante,


se puede resumir que depende de diversos factores, así como de las
condiciones en que se verifica el trabajo muscular y de las
particularidades individuales del sujeto, por lo que se puede plantear
que el origen es diverso:
 Disminución de las reservas energéticas.
 Disminución de actividad de las enzimas claves.
 Disminución de la integridad de algunas estructuras celulares
funcionales.
 Disminución de la regulación nerviosa-humoral.
 Otras causas posibles.

En correspondencia con estas causas se han plasmado varias teorías


que explican o intentan explicar el surgimiento de la fatiga.

Teorías que explican el surgimiento del estado de Fatiga:

 Teoría del agotamiento de las reservas energéticas: Planta que


las causas del surgimiento de la fatiga están dadas por el
agotamiento de las reservas energéticas de los músculos que se
encuentran en funcionamiento.

 Teoría del estrangulamiento: Plantea que la misma surge por la


falta creciente de dioxígeno, es decir un desajuste entre la
actividad de los sistemas de suministro de O 2, específicamente el
sistema respiratorio y la actividad osteomioarticular que se esta
realizando.

 Teoría de la obstrucción: Se basa en que los músculos se


atascan por los productos de desintegración de las sustancias
energéticas en el metabolismo, en el anaerobio: sustancias como
el ácido láctico, que además se acumula en los músculos con
gran cantidad de agua y hace que estos “pesen” y se torne más
lenta la actividad muscular, en el aerobio: amoniaco, cuerpos
cetónicos, etc.
 Teoría de la intoxicación: Se basa en la acumulación de toxinas,
es decir en venenos musculares que se forman en los músculos
trabajando.

 Teoría que relacionan la aparición de la fatiga con la


actividad del S.N.C: en paticular en la corteza de los grandes
hemisferios.

La fatiga también puede ser consecuencia de alteraciones a nivel del


sistema nervioso central, en lo que se ha denominado “fatiga central”.
De hecho, se sabe, desde hace tiempo, que los “factores psicológicos”
pueden afectar el rendimiento físico.

Podríamos definir la “fatiga central” como: “un tipo de fatiga asociada


a alteraciones específicas funcionales del Sistema Nervioso Central,
que no puede ser explicada de forma razonada por la existencia de
marcadores periféricos de fatiga muscular”.

La serotonina cerebral y la hipótesis de la “fatiga central”.


La hipótesis de la “fatiga central” sugiere que un aumento de los
niveles cerebrales de serotonina podría alterar las funciones del
sistema nervioso central durante el ejercicio prolongado y, como
resultado de ello, disminuir el rendimiento físico.

Hay abundante literatura científica que relaciona la serotonina


cerebral con respuestas psicológicas referentes al nivel de activación,
grado de letargia, somnolencia, cansancio o humor. Además, se ha
visto que los mecanismos que controlan la síntesis y el metabolismo
cerebral de la serotonina están influenciados por el ejercicio
prolongado.

Por otra parte, algunos de los principales síntomas del “síndrome de


sobreentrenamiento”, tales como la disminución del rendimiento físico
y/o las alteraciones del humor, se asemejan mucho a los efectos de la
serotonina a nivel cerebral.

Partiendo de la base de que el Triptófano es el aminoácido precursor


de la serotonina, el aumento de niveles cerebrales de serotonina se
produciría como consecuencia del aumento plasmático del cociente
Triptófano libre / aminoácidos ramificados (Triptófano libre / BCAA).

El Triptófano es el único aminoácido que circula en la sangre unido


en parte a la albúmina. Esta unión es reversible, de tal forma que
mientras una parte circula unida a la albúmina la otra circula de
forma libre (Triptófano libre). En condiciones normales existe un
equilibrio entre ambas fracciones.

La unión y transporte del Triptófano con la albúmina se produce a


través de un mecanismo específico que el Triptófano comparte con
otras sustancias, especialmente los ácidos grasos. Cuando el
aumento de las concentraciones plasmáticas de ácidos grasos es
significativo, éstos desplazan al Triptófano de su unión a la albúmina
y, en consecuencia, aumenta la concentración plasmática de
Triptófano libre.

Por otra parte, durante el ejercicio prolongado y en situaciones en las


que los depósitos de glucógeno están ya muy depleccionados, no sólo
existe un aumento de los niveles plasmáticos de ácidos grasos que
compiten con el Triptófano por su unión a la albúmina, sino que,
además, existe un aumento de la captación y oxidación muscular de
AMINOÁCIDOS RAMIFICADOS (BCAA), lo cual hace que disminuyan
sus concentraciones plasmáticas. El resultado final es un aumento
del cociente plasmático Triptófano libre / BCAA.

Tanto el Triptófano libre como los AMINOÁCIDOS RAMIFICADOS


(BCAA) atraviesan la barrera hematoencefálica utilizando de forma
competitiva la misma proteína transportadora. Por tanto, al aumentar
la fracción de Triptófano libre con respecto a la de AMINOÁCIDOS
RAMIFICADOS (BCAA)s, el primero tendría facilitado su transporte al
interior del Sistema Nervioso Central, con lo que aumentaría la
síntesis de serotonina.

Esto podría ocurrir durante el ejercicio prolongado si:

1) Aumenta la concentración plasmática de ácidos grasos libres, lo


cual desplazaría al Triptófano de su unión a la albúmina y
aumentaría la fracción de Triptófano libre.

2) Los AMINOÁCIDOS RAMIFICADOS (BCAA) son extraídos de la


sangre y oxidados por las fibras musculares activas para la obtención
de energía.

Se ha demostrado que ambas situaciones se dan en los ejercicios de


resistencia de larga duración, sobretodo en situaciones en que existe
una deplección muscular de glucógeno.

La teoría de la “fatiga central” implica un nexo de unión con la “fatiga


periférica”, ya que el aumento de las concentraciones de serotonina
en áreas específicas cerebrales, sería consecuencia de los
desequilibrios entre el Triptófano libre, y los AMINOÁCIDOS
RAMIFICADOS (BCAA)s, los cuales se producirían como consecuencia
del aumento de la movilización y oxidación de los ácidos grasos y
AMINOÁCIDOS RAMIFICADOS (BCAA)s, lo cual sería consecuencia, a
su vez, de la baja disponibilidad de glucógeno.

 La recuperación.
Como se ha explicado anteriormente, la realización de actividades
físicas, como regla, está acompañada por una disminución temporal
de la capacidad de trabajo; después de finalizar el esfuerzo, durante el
proceso de recuperación, las reservas energéticas se restablecen y
diversas funciones se estimulan. Todo ello no solo garantiza la
recuperación de la capacidad de trabajo sino que facilita su
incremento temporal.

El aumento de la capacidad de trabajo no depende solo de que, en el


proceso de entrenamiento, se planifiquen adecuadamente el volumen
y la intensidad de las cargas, sino también de la duración de los
intervalos de descanso entre las sesiones de ejercitación. En relación
con esto, al planificar los ejercicios de cada unidad de entrenamiento,
es preciso tomar en consideración las particularidades de los procesos
degenerativos.

Durante la ejecución de actividades físicas dichos procesos


transcurren solo parcialmente, tal es el caso de las reacciones
oxidativas que garantizan la resíntesis de las sustancias energéticas.
Sin embargo, durante el trabajo físico, los procesos de desasimilación
prevalecen sobre los procesos de asimilación y, solo cuando existe un
estado estable verdadero, aparece el equilibrio dinámico entre la
disociación de las sustancias químicas y su resíntesis.

La alteración del balance entre éstas reacciones se manifiesta con


mayor intensidad durante el trabajo, mientras mayor sea su potencia
y menos preparado se encuentre el organismo para enfrentarlo.

En el período que el organismo dedica a la recuperación son más


intensos los procesos de asimilación, lo que garantiza la reposición de
las reservas energéticas invertidas durante el trabajo. Inicialmente
estas reservas se restablecen hasta el nivel inicial, luego alcanzan,
durante cierto tiempo, su valor superior y seguidamente vuelve a
disminuir.

La recuperación, como proceso, se desarrolla en dos etapas; una, la


primera, calificada como temprana, que ocurre inmediatamente
después de finalizada la actividad y otras, la segunda, denominada
tardía, que puede extenderse varios días y ocurre como cuando se
aplican grandes cargas.

En correspondencia con la capacidad de trabajo de cada organismo,


durante el proceso de recuperación se observan las fases de
capacidad de trabajo disminuido y de capacidad de trabajo
aumentada.

La primera se observa inmediatamente después de finalizado el


trabajo, comienza entonces el restablecimiento de los valores de la
capacidad de trabajo hasta que sobrepasa los niveles iniciales,
alcanzando en ese momento la segunda fase. Al cabo de cierto tiempo
se produce un nuevo descenso hasta que se estabilizan los valores
iniciales.

La duración de las diversas fases de recuperación depende de las


particularidades del trabajo realizado (potencia, duración, estructura
de movimientos, etc.) y del grado de entrenamiento del deportista. La
reiteración de las cargas es conveniente que sea ubicada en la fase de
capacidad de trabajo aumentada, aprovechando que, en esas
condiciones, el organismo puede asimilar más fácilmente las cargas
de trabajo y su nivel de entrenamiento se incrementa con mayor
dificultad, no obstante, en una serie de casos, las cargas deben
aplicarse antes de que aparezca esta fase.

El trabajo que se realiza sin una recuperación plena propicia que el


organismo se adapte a las condiciones de un medio interno
cambiante.

Los intervalos de descanso prolongados entren cargas, disminuyen la


efectividad del entrenamiento, ya que la actividad física se realiza en
condiciones de capacidad de trabajo disminuida.

Al terminar los intervalos óptimos de descanso es indispensable tener


en cuenta la intensidad de los procesos de recuperación. El índice
más preciso en este sentido es el de la capacidad de trabajo, es decir,
el volumen de trabajo que puede ser realizado por el hombre en
determinadas condiciones.

Este método, sin embargo, está relacionado con el cumplimiento de


un trabajo intenso complementario y, por esta razón, no es
recomendable para la práctica deportiva. Resulta más cómodo, y
suficientemente informativo, analizar las particularidades de las
reacciones del organismo ante la aplicación de diferentes exámenes
(test) realizados antes del entrenamiento y después de finalizado este.
Entre ellos se puede citar la capacidad de los músculos para la
contracción y la relajación.

En la práctica deportiva se emplean diversos medios con el objetivo de


propiciar, y en algunos casos acelerar, el desarrollo del proceso de
recuperación. Dentro de ellos los de mayor aplicación son:

 el descanso activo, que se caracteriza por cambiar de actividad


física que se realiza. También son empleados, y reportan
considerables beneficios,
 el masaje,
 los tratamientos con agua,
 la adecuada alimentación con suplementos dietéticos y la
aplicación de estímulos de contraste térmico.
El proceso de recuperación transcurre en el hombre con más
intensidad cuando existen emociones positivas; sin embargo, cuando
aparece una excitación muy fuerte después del trabajo, esta influye
negativamente sobre la recuperación.

Dinámica de los procesos bioquímicos en el período de descanso


después del trabajo muscular.

- Al concluir el trabajo muscular se ponen de manifiesto toda una


serie de procesos compensadores a las alteraciones bioquímicas que
se verificaron en los músculos, fluidos y órganos durante la ejecución
del esfuerzo físico, los cuales se caracterizan por el predominio de los
procesos oxidativos aerobios, debido a que el organismo es capaz de
satisfacer sus necesidades oxigénicas y por tanto, se logran eliminar
gradualmente todos los productos de desecho que se acumularon.

En el período de descanso después del trabajo, los cambios o


alteraciones bioquímicas efectuadas en los músculos y otros órganos,
se eliminan poco a poco. Estas alteraciones fundamentales son las
relacionadas con el metabolismo energético, es decir, reducción del
contenido de los sustratos: Cr~P, glucógeno (tanto muscular como
hepático), lípidos, etc.

Durante la etapa de descanso posterior al trabajo que se conoce como


recuperación ocurren intensos procesos de fosforilación oxidativa a
nivel de la cadena respiratoria que aseguran la formación del ATP
necesario para garantizar el adecuado predominio de los procesos de
biosíntesis de todas las sustancias consumidas durante el esfuerzo.

El aumento del contenido de los productos del metabolismo


intracelular (ADP, AMP, H3PO4, ácido láctico, cuerpos cetónicos, etc.)
a consecuencia del trabajo provocan la intensificación de la actividad
hormonal que estimula a los procesos de oxidación en los tejidos,
después del trabajo, lo que contribuye a recuperar las reservas
intramusculares de sustancias energéticas y el resto de los
parámetros bioquímicos.

Tipos de recuperación: Según la tendencia general de las


variaciones bioquímicas acontecidas en el organismo, así
como el tiempo que demora en retornar al equilibrio normal
del mismo, se establecen dos tipos de procesos
recuperadores:

a) Recuperación urgente:
· Se extiende 0,5 - 1,5 hras después del trabajo.
· Eliminación de los productos de la degradación anaerobia
acumulados durante el ejercicio.
· Eliminar la deuda oxígeno.
b) Recuperación aplazada:

· Se extiende >2 – 3 horas en adelante después de concluir el trabajo.


· Intensificación del metabolismo plástico.
· Restauración del equilibrio iónico y endocrino.
· Se restablece por completo las reservas energéticas
· Se intensifica la síntesis de proteínas estructurales y funcionales.

Es importante destacar que no todas las sustancias se recuperan a la


misma velocidad, ni en el mismo tiempo, de modo general se observa
que finalizan en tiempos diferentes y por consiguiente se pone de
manifiesto el concepto del fenómeno de heterocrorismo (fenómeno de
recuperación de las diversas sustancias y procesos metabólicos
afectados por el esfuerzo físico, a diferentes velocidades y tiempos
cada uno, así tenemos que:

 Primeras: Deuda de O2 y [CrP] muscular


 Segundas: [Glucógeno] muscular y hepático
 Terceras: [Lípidos] y [Proteínas].

Supercompensación o Ley De Weigner.

De hecho, la periodicidad de los estímulos en el tiempo afecta las


reacciones del organismo, dando lugar a la SUPERCOMPÈNSACIÓN.

Se llama supercompensación al nivel más elevado de rendimiento que


el organismo alcanza tras un entrenamiento para adaptarse a futuras
cargas de trabajo, es decir, constituye un estado de mayor capacidad
de asimilación de la carga, que se presenta luego de efectuar un
estimulo (carga de entrenamiento). Siendo uno de los fenómenos
biológicos mas importantes, pues, es el producto de la combinación
de la intensidad de entrenamiento adecuada y una recuperación
suficiente; este estado de supercompensación se mantiene durante
dos o tres días.

Si se realiza un nuevo esfuerzo en esta fase de rendimiento


incrementado, se puede elevar más la capacidad de trabajo. La
acumulación de sucesivas supercompensaciones consiguen aumentar
el nivel de rendimiento del individuo y estabilizarlo, provocando
cambios permanentes en su organismo que le adaptan para su
actividad deportiva.
Se ha comprobado que la eficacia del entrenamiento deportivo, está
estrechamente ligada con la reposición o compensación de las
energías perdidas durante el esfuerzo. Esta compensación se conoce
como proceso de recuperación, precisamente a través del
entrenamiento se busca que el proceso de recuperación sea lo más
rápido posible, gracias a la facilidad de adaptación, como
consecuencia de una alteración de las capacidades orgánicas.

Por eso, la recuperación se basa en la gran capacidad del organismo


vivo en recuperar no solo las energías perdidas, sino también en
acumular potenciales de trabajo superiores al nivel en que se
encontraba antes del mismo, es decir, adaptarse a estímulos de más
alto nivel.

El proceso de recuperación se lleva a cabo durante el tiempo que


transcurre entre dos estímulos o esfuerzos. A este período se le ha
denominado “asimilación compensatoria”, exaltación, o período de
restauración ampliada. Esto ha venido también a considerarse como
el primer síntoma de adaptación al esfuerzo.

Este período de exaltación está estrechamente ligado con la carga


funcional, sabiendo además que los efectos que produce una
determinada actividad van desapareciendo poco a poco.
Según Ozolín (1977), la supercompensación obtenida después de una
sesión de entrenamiento se mantiene a lo sumo tres días. Cuanto
mayor sea el esfuerzo realizado, mayor es el tiempo de recuperación,
pero más durará también el estado de exaltación, o de restauración
ampliada.

A través de la supercompensación, el atleta puede conseguir metas


muy altas, pero solo se lograrán si el aumento de carga ha sido
racional y progresivo, y si se han tenido en cuenta los procesos de
recuperación, procesos que han de seguir los siguientes criterios:
después de un trabajo intenso vendrá un entrenamiento ligero, un
descanso activo; o un descanso total.

Todo ello en razón de:

 El tipo de esfuerzo realizado.


 El grado de entrenamiento del sujeto.
 La época de preparación donde se encuentre.

La adaptación a una actividad nueva es más grande y rápida al tener


muchos aspectos intactos sobre los que mejorar y al iniciar una
actividad nueva el entrenamiento produce rápidas mejoras, pero al
avanzar con el entrenamiento a lo largo del tiempo se va necesitando
hacer esfuerzos mucho más grandes para producir pequeñas mejoras.
Esto se debe a que se acerca el límite de la capacidad de adaptación
respecto a la actividad.

El límite en la capacidad de adaptación de un individuo respecto a


una actividad concreta es particular de cada persona y va depender
de su constitución, edad, genética, sexo, etc.

Cuando se permite una adecuada supercompensación al sistema


muscular; las fuentes energéticas y las proteínas musculares se ven
afectadas positivamente, originando o dando paso, a la anhelada
hipertrofia muscular, pues es, en este periodo de recuperación
cuando se presenta la resíntesis de proteínas musculares, con
acentuada velocidad.

Este fenómeno biológico lo explica muy bien la ley de Engelhardt: "a


toda acción de destrucción (carga de entrenamiento), corresponde
una reacción de síntesis (recuperación); al mismo nivel
(compensación) y, por encima de este (supercompensación)".

En otras palabras, para que el organismo produzca una mejora del


rendimiento físico (llámese hipertrofia, fuerza, resistencia, etc.) es
imprescindible que el organismo sea sometido frecuentemente a
cargas superiores, con el fin de que se produzca una fatiga, que
conlleve a una fase de recuperación y adaptación, la cual, a su vez,
conlleve al deportista a una cima superior de su capacidad máxima.

Así,

1. Supercompensación: tal y como hemos visto, tras la aplicación de


una carga en un entrenamiento y después de un descanso
adecuado, el organismo recupera el nivel inicial funcional previo y
lo supera. Si aplicamos los siguientes estímulos en la fase de
supercompensación, obtendremos un incremento del
rendimiento.

2. Supercompensación nula: si las cargas de entrenamiento se


aplican muy alejadas cada una de la siguiente, la
supercompensación obtenida se anula, quedando el organismo en
su nivel funcional inicial. En este caso el entrenamiento no
proporcionará un incremento del rendimiento del organismo.

3. Supercompensación negativa: si los descansos entre cargas no


son los apropiados, se produce un estado de agotamiento
funcional que deriva en una disminución del rendimiento. Los
estímulos aplicados no permiten que el organismo inicie la
supercompensación.
4. Supercompensación de efecto acumulado: se realiza un bloque de
trabajo con recuperaciones incompletas para posteriormente
posibilitar una recuperación más amplia.

En otras palabras, en el proceso de entrenamiento o de la práctica


del ejercicio físico (carga de entrenamiento), el individuo no obtiene
energía, “la gasta”, del mismo modo que consume sustancia (función
plástica) necesaria para la “construcción de estructuras”, y es en la
etapa de recuperación, a través de los procesos de síntesis y
generación de todos los substratos gastados durante la actividad,
cuando los restituye, de ahí la concepción de que la misma debe ser
consecuente al trabajo realizado, si tal equilibrio no se logra
paulatinamente se cae en sobreentrenamiento pero si la recuperación
es muy larga, se perderá dicho estimulo y el entrenamiento no tendrá
el efecto deseado.

Merece la pena destacar que las curvas de supercompensación no


siguen el mismo parámetro de velocidad en el tiempo, es decir,
algunas capacidades físicas pueden recuperarse, perderse, o
incrementarse más rápida o lentamente que otras.

 Es sabido que se necesita más tiempo para recuperarse después


de correr una maratón que una carrera de 100 metros.

 Luego de una lesión y trascurrido un período de recuperación


relativamente prolongado (uno a dos meses) un deportista
muestra un estado físico deteriorado, pero su técnica se
manifiesta intacta.

Por otro lado, la aplicación de cargas elevadas puede conducir a un


descenso en el rendimiento del atleta de manera pronunciada. Puede
ocurrir que el entrenador decida entrenar una o varias cualidades
físicas con un volumen y/o intensidad tan elevados que producirán
un stress muy importante en el atleta cuya consecuencia será una
disminución o estancamiento importante en sus marcas.

Lejos de ser un error de planificación, lo que se busca es conseguir


una supercompensación más importante que la que lograría con un
aumento más escalonado de las cargas de trabajo. Este caso se da
tanto en el corto como en el mediano o largo plazo. En un microciclo,
tres o cuatro fuertes sesiones de entrenamiento seguidas de dos días
de recuperación pueden hacer que el deportista se encuentre en
óptimas condiciones en la competencia.

En un mesociclo, una o dos semanas de entrenamiento intenso


seguidas de una semana suave lograrán que el deportista desarrolle
todo su potencial en una competencia importante. En un macrociclo,
dos o tres mesociclos de mejora de la fuerza máxima, podrán provocar
más adelante una mejora del sprint o de la saltabilidad.
En un ciclo olímpico, un deportista puede emplear dos años en la
mejora de la resistencia para luego buscar en los siguientes dos años
elevar de manera importante la intensidad del entrenamiento para
lograr sus mejores marcas.

 Ejemplos de Supercompensación.

Como se ha expresado, un estímulo determinado durante un tiempo


limitado, el organismo responde alcanzando una altura en su
capacidad de trabajo, posteriormente suspendemos el ejercicio para
que se produzca la recuperación.

Seguidamente, al volver a dar un estímulo igual al anterior vemos que


la duración del mismo puede ser mayor con lo que la capacidad de
trabajo se ve aumentada. La aplicación de un estímulo constante,
siempre que este sobrepase un umbral de excitación nos va a
proporcionar una elevación en la capacidad de trabajo. Cuando los
estímulos se suceden muy rápidamente, y no se concede el descanso,
se produce una fatiga con lo que la capacidad de trabajo se va
reduciendo.

La perfecta dosificación del entrenamiento es producto de la


coordinación entre el estímulo y la recuperación. Teniendo en cuenta
la edad, el sexo, el peso y el tipo de prueba deportiva. Si no existe el
principio de estimulación creciente no existe entrenamiento deportivo

El entrenamiento es eficaz cuando se permite la reposición de las


energías perdidas durante el esfuerzo. La recuperación es el periodo
de tiempo entre dos estímulos. Esta recuperación puede ser activa
(realizando ejercicios más suaves) o total (cesando la actividad física
por completo).

El tiempo de recuperación depende del tipo de ejercicio. A ejercicios


suaves, tiempos más cortos; y a fuertes intensidades, mayor
recuperación. Precisamente el entrenamiento busca acelerar los
procesos de recuperación del organismo. La recuperación se basa en
la gran capacidad del organismo vivo en recuperar no sólo las
energías perdidas sino en acumular potenciales de trabajo superiores
al nivel en que se encontrara antes.

El periodo que permite la recuperación se denomina “asimilación


compensatoria”.

El primer paso o síntoma de adaptación al esfuerzo es la reposición de


la energía perdida. Esta reposición supera los niveles de partida,
aumentando la capacidad de esfuerzo, Este proceso se denomina
restauración ampliada o exaltación.

El Periodo de exaltación o de asimilación está muy relacionado con el


tipo de ejercicio que se realiza, teniendo en cuenta que sus efectos
van desapareciendo progresivamente, siendo la supercompensación
mantenida, a lo sumo, tres días.

Según Ozolin el tiempo de restauración es de 12-24 horas para


ejercicios de agilidad, 24-48 horas para los ejercicios de fuerza de
grupos musculares grandes y de 24-86 horas para los que desarrollan
la resistencia especial. Si en los días siguientes no se realiza ningún
entrenamiento, la capacidad del organismo va disminuyendo
progresivamente hasta desaparecer.

Descansos demasiado breves ocasionan sobreentrenamiento al no


haber permitido la recuperación del organismo.

Especialistas proponen realizar 3-4 entrenamientos seguidos con una


carga de trabajo fuerte, sin días de descanso, llegando al final de ese
mini-periodo al agotamiento. Después pasa a entrenamientos más
suaves o descansos activos, con lo que el organismo responde con
una gran supercompensación. También se propone la realización de
semanas fuertes con semanas más suaves, en las que se produce una
hipercompensación.

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