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Por tanto, el agua subterránea que alimenta y satura acuif́ eros, que a su vez alimentan manantiales y rio ́ s
cuando no lluve, resulta de restarle a la que llueve, la escorrentía y la evaporación. La diferencia es, entonces,
el agua disponible en pozos y acuif́ eros que, como se verá, supone la alimentación de manantiales y rio ́ s
cuando no llueve. La zona de incorporación del agua desde la superficie del suelo en contacto con la
atmósfera hasta la parte superior del acuif́ ero y del pozo se describe bastante bien apoyándose en las tres
subzonas:
Subzona de evapotranspiración. Es la afectada por este fenómeno y, por lo tanto, su extensión depende de la
existencia de vegetación. Puede ir desde unos centímetros, si no existe, hasta varios metros.
Subzona capilar. Es la afectada por el ascenso del agua por capilaridad y va a depender de la granulometría del suelo
y del clima.
Subzonaintermedia.Entrelasdosanteriores,avecesinexistenteyavecesconvarios metros de grosor.
Sin embargo, hay acuif́ eros que no se recargan. Se llaman acuif́ eros fósiles y se forman cuando el clima de
una región se ha vuelto más árido, de manera que ya no hay lluvia que los recargue. En Libia y en California
hay acuif́ eros de este tipo, y es muy peligroso depender de ellos porque, cuando se agotan, la región se
queda sin agua; si la población crece, el problema puede ser difić il de resolver, tal y como se verá en el
capit́ ulo 7.
Como se irá viendo, la sobreexplotación y contaminación de los acuíferos suponen importantes impactos y
riesgos, tanto para la cantidad como para la calidad del agua. Por eso urge la gestión de forma sostenible del
agua de los acuíferos, para lo cual es esencial equilibrar las extracciones de agua con la capacidad de
recarga del acuífero.
Por ejemplo, pensemos en una zona de cultivo de regadío. Durante el invierno hay lluvia abundante, que no
es utilizada por las plantas, ya que no están creciendo y no transpiran. Como hemos visto, parte de esta agua
de la lluvia escurre por la superficie y parte se infiltra en el suelo, almacenándose en el suelo y en el acuif́ ero.
Conociendo la cantidad que se almacena cada año en el acuífero, podremos extraerla mediante bombeo para
riego en el verano, porque al invierno siguiente se volverá a recargar el acuif́ ero hasta su nivel original, al
almacenarse de nuevo el agua. De esta forma hay siempre agua disponible en el acuif́ ero para cuando hace
falta (época de riego), sin que se agote el acuífero o se creen problemas de sobreexplotación del agua. Ahora
bien, si durante el verano extraemos demasiada cantidad de agua y la lluvia no es capaz de reponerla en el
invierno, cada vez bajará más el nivel freático, el acuífero se agotará y lo estaremos gestionando de una
forma no sostenible. Por eso es importante tener presentes estos conceptos al abordar la eficiencia y el ahorro
de las aguas azules de riego agrícola.
Otro impacto ambiental cada vez más frecuente sobre los acuíferos es su contaminación, que no afecta a la
cantidad del agua pero sí altera de forma significativa y frecuente su calidad.
Modelamiento de agua
subterránea
En muchas partes del mundo los recursos hídricos subterráneos están bajo una amenaza
creciente debido a las demandas crecientes, el desperdicio en su uso y la contaminación. Para
enfrentar este desafío se debe implementar un buen planeamiento y prácticas de manejo
integrado.
Un factor clave en el manejo del agua subterránea es el modelamiento del régimen de flujo de
agua subterránea en la sub-superficie. Los modelos numéricos son una gran plataforma para
interpretar el flujo de agua subterránea y permite evaluar escenarios predictivos. Los modelos
de agua subterránea son utilizados para representar las condiciones actuales del régimen de
agua subterránea y simular el impacto en los recursos hídricos subterráneos de proyectos.
Se construyen modelos numéricos que proveen la información requerida para tomar decisiones
relacionadas con el manejo del agua subterránea y la remediación de acuíferos contaminados.
Los modelos numéricos sirven tanto para la simulación del régimen de flujo como transporte
advectivo de solutos.
El trabajo de modelamiento numérico de agua subterránea requiere una atención especial para
conceptualizar el dominio del modelo, seleccionar las condiciones de borde, asignar los
parámetros del modelo y calibrar el modelo. Existen diversos modelos numéricos de flujo de
agua subterránea que tienen la capacidad para la simulación del flujo saturado, de una sola fase
como el flujo no saturado multifase y para el transporte de especies químicas únicas y
múltiples. Los modelos numéricos actuales permiten la simulación de flujo de densidad
variable como es caso de la intrusión salina en acuíferos costeros.
La estructura modular de MODFLOW es un marco sólido para las simulación del régimen de
agua subterránea, su interacción son los sistemas de agua superficial, el transporte de solutos, el
flujo de densidad variable, el flujo en la zona no saturada, la compactación del sistema de
acuíferos y el hundimiento de la tierra, la estimación de parámetros, y la gestión de agua
subterránea.