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HISTORIA DE LA ARQUITECTURA II Taller Arg. Bibiana Cicutti Pagina/30 _La revista mensual de Pagina/12 ANO 4 - N° 38 - SETIEMBRE 1993 CCL Lagénesis y las motivaciones detras dde una obra maestra suelen ser tan apasionantes como el milagro mis- ‘mo. En las paginas que siguen, Ho- mero Alsina Thevenet cuenta y refie- xxiona sobre las pistas y pautas socia- les que inspiraron el film Tiempos ‘modernos, arrancando a Chaplin de su ingenuo solipsismo estilo Charlie para enfrentaro, por primera vez, con Un.inequivoco signo de los tiempos ‘que se avecinaban el hombre y su re- Jacién con una méquina donde, ape- nas, se accede al rlativo consuelo de set un engranaje més en toda la historia. (1935) naci6 de Chaplin, pero” tam= bign de las cireunstan- cia, en mas de un senti- do, La depresién econémica era una rea- lidad nacional y mundial, manifestada en ‘pro obrero, huelgas,cierre de industias, ‘ybancos. Ese era el tema piblico del mo- mento y fue, desde luego, el tema de las muchas conversaciones de Chaplin con Personalidades europeas durante su via- ede 1931-1932, Ente elias figuré una en- trevista con Mahatma Gandhi, el lider hindi que intentaba eliminar ef dominio inglés de a India y que en 1931 se encon- traba en Londres. Alli, Gandhi hablo de cémo la maquinaria habia contribuido al dominio de Inglaterra; después Chaplin incluyé en Modera Times una sétira ala ‘mecanizacién del ser humano en ls gran- es Fabricas ‘La otra circunstancia fue la realidad del cine sonoro, que suponia nuevas ténicas, un rodaje mas cuidadoso y un guién pre vio mas preparado. Para enfrentar audaz- ‘mente estos riesgos, Chaplin mantuvo ‘mudo a su personaje (y también ala da- ma joven, Pavlette Goddard), aunque co- Jocé algunos didlogos minimos en figu- ras secundaria. Incorporé una partitura 55 ‘musical, que compuso él mismo coa la su- pervisiOn de Alfred Newman, y ademas luna canciéa final, conocida como Titina, cuya letra es una jerigonza de palabras inexistentes 0 tomadas de otros idiomas, Enlabios de Chaplin, era una burla al c- re sonaro. La noticia de que Chaplin estaba pro- duciendo un film con implicaciones so- ciales cre6 esperanzas y alarmas. Duran- te 1934 y 1985 seafirmé que ali se plan- tearia la lucha de clase, la tragedia del ‘pequetlo-burgués frente al capitalism, el mensaje revolucionario. No seria por der. to ol primer film de la época que tocara temas sociales, como lo demuestrantitu- los previos de la empresa Warner y por Jo menos dos del director King Vidor (Street Scene, Our Daily Bread). Pero prometia ser el mas militant de ellos, lo {que se realzaba por la importanciay di- fusion de su creador. Ante las alarmas, Chaplin declard: “Hay quienes siempre suribuyen significado social a mi obra. No lo tiene. Dejo esos temas para la plata- forma de los discursos. Entretener es mi primera consideracién”. Mas tard, cuan- do se enterd de que el film era prohibido cn a Italia fascsta y en la Alemania na- 21, agreg6: “Los dictadores parecen creer uel film es comunista, Es absolutamen- te falso. En vista de los recientes sucesos, ‘no me sorprende la prohibicién. Pero russtro nico propésito era divertir. Es s6l0 mi vig personaje Charlie en las ci ccunstancias de 1936. Como actor no ten= 80 objetivos politicos. El film comenab desde una idea abstract, un impulso por decir algo sobre la forma en que la vida ¢s manipulada y canalizada y en que los hombres se transforman en méquinas, Sa- bia que eso era'lo que yo queria hacer, antes de haber pensado ninguno de los de- talles”. La realidad del film despeja,efectiva- mente, la alarma capitalista sobre el ries- ‘20 de que all se preconizaralarevolucién, social. Pero al mismo tiempo deslusio- 16a quienes creyeron que, por lo menos en Modern Times, se presentarian las con- diciones reales de la vida en la sociedad de 1935. Buena parte del asunto se aeja de toda intenciéa social y se integra'con rnimeros cfmicos variades. Los episodios del principio presentan al vagabundo co- mo obrero en una fabrica, lo que le per- mite varias burlas Su obligacin de apre- tar continuamente una misma tuerca lo lleva, por ejemplo, a que cuando pierde os segundos (por rasearse la cabeza) atrasa I cedena de produccié y con eso provoce la confusién general. Después, Ia obsesidn por esa tuerca lo leva aapli car sus tenazas a los botones de as mu- {eres que pasan a su lado, en una especie de ballet delirante. Hay un momento en que es utilizado come benefciaio de una diabélica mAquina para comer, que po ne alimentos en su boca mediante brazos rmectnicos, hasta que enloquecen el apa rato y su vietima, Hay otro momento en ue su capataz (Chester Conklin) queda prisionero entre los rodillos y os engra- najes de una maquine tremenda, hastael punto de que hay que consular Ios pla- nos para poder sacarlo de ali, Pero és- tos son, en el fondo, chistes incidentales que no constituyen un alegato contra el capitalismo ni contra la industria, Apro vechan eémicamente ls posibilidades de una situacién; como en otros films Cha- plin aproveché las puertas de vaivén, las sillas plegables o el equilibrio sobre un alambre. Colocan, efectivamente, aun ser hhumano (muy especial) como victima de elementos fisicos (muy especiales tam- bin). En las palabras del critico Otis Fe. guson, lo que le ocurre al protagonista se debe ‘a su propio ingenuo desconcierto, a su travesura, a su absurda ineptitud y al constante apoyo de muy sorprenden- tes epincidencias. No podria mantener un trabajo ni librarse dela cércel en ningu- na parte del mundo, incluyendo la Union Soviética, si fuera fiel al personaje de Chapli ‘Lo que se transparenta de Modern Ti ‘es n0 es por cierto que Chaplin se opon- ga a la industria (sin fa cual no tendria siquiera una cdmara para filma) sino {ue ve el peligro de que el ser humano s6- Jo tenga una vida “‘manipulada y canali- zada’”, que lo convierta en otro engrana- je de la méquina, Como siempre fue un individualista, como siempre se opuso a Ja regimentacién y a la consigna, apro- vvech6 las complejas maquinarias mod nas para recordar que no hay que perder- seenellas. Quien quiera leer més en esas ‘escenas, también podria deducir que la Unién Soviética no seria un paraiso para ‘Chaplin ai para su personaje, Quizé la opinién mas ecuinime haya sido la de ‘Theodore Huff: “Aunque obviamente re- {eja la depresién y las confusiones dela época, paricularmente al principio, Cha- plin sigue iendo primero el artista y s6l0 incidentalmente el propagandista’”. Pu. do agregar, aiin, que ese artista cémico ALHARAAVAAATAARAAATARDAARAADADAARAAOAR A Modern Times (Tiempas modernos} Ficha técnica. Gulén y ir. Chale ‘Chaplin. Fot.: Rolle Totheroh era Morgan, Dec.: Chavis D. Hall y Russell ‘Spencer. Mis: Charlo Chapin, ‘orquestada por Allred Newman, Powel y David Raksin. Ficha artistica. Charle Chaplin (E1 abrero industia), Paulette Goddard (La pilluela), Henry Bergman (EI dueho del ate), Chester Conklin (E1 mecanico) ‘Alan Garcia (Presidente de Stee! Co}, Stanloy J. Sanford (Ei prosiivio}, Hank Mana (Ei prosicivio veeino de cold) Louis Natheaux (El érogadicto), Lieyd Ingraham (El director de la rca), Witted Lucas (Obrero), 2820 metros. 1995: Produeclén United Artists ‘dwar utiliza una dliberada ambigiledad, colo cando elementos equivocos para que otros entiendan lo que quieran. Hay un ‘momento en que el vagabundo recoge de la calle un trapo rojo que se ha caido de un camion, lo agit para lamar la aten- cién del camionero; justo entonces una manifestacin llega por la calle, el prota- ‘gonista queda al frente con un trapo ro: jo.enla mano y automaticamente es nom ‘ado lider revolucionario de una huel- ga. Los espectadores izquierdistas quisie ron entender una acusacién contra la po: Ticia, que detiene a cualquiera que leve ‘un banderin rojo; con similar suspicacia, cleritico francés Pierre Leprohon propo- ne ala inversa, que Chaplin se esté bur- Jando “de la credulidad de es0s pobres infelices que no sospechan que el que los eva y los gufa no s6lo ignora su presen- cia, sino que para colmo no sabe siquie- ra donde va...". Equivocos semejantes pueden apoyarse en una escena donde los cobreros declaran una huelga sin mayor ‘motivo, 0 en otra donde Charlie pisa un tablén y lanza involuntariamente up la drillo que va a chocar con la cabeza de un policia. Ver alegatos sociales en esos, episodios es ver demasiado La cities festej6 Modern Times en for ma variada. Pocos creyeron que contu- viera un alegato, pero casi todos celebra- ron que Chaplin tomara contacto con la realidad social cercana, que por cierto no ‘estaba ni siquiera aludida por otros 6 micos del momento, como los hermanos ‘Marx. Festejaron especialmente algunos ‘nimeros humoristicos, como el de la ma quina de comer, o una sesi6n de patinaje en las insalaciones de una gran tienda, ola hilarante escena del restaurante, don- 56 de Charlie es un eamarero que no cons gue llevar un patoasado hast un parro- uiano porque se lo impide una muche- dumbre de beilarines. La suma de esos rnimeros cémicos ralucia, sin embargo, una aber falta de unida en el conju to, Un delgado hilo argumental, enga cthado en coincidencias, enhebraba en un largometraje varios cortos que se podian lamar Charfot obrero, Charlot painador yy Charlot camarero, 0 chistes inidenta les como el zambullrse con entusiasmo en un arroyo que resulta tener unos po- 0s centimetros de agua. A le construe- in episbiica se apregaba, ene aso, la negativa a incorporar téenicas més avan- zadas, no ya por el empefo en mantener mudo a su personae, sino por el uso de letrerosintercalados (algunos eran ind les, otros eran rebuscados) y por la per- sistencia en mantener inmévil la e&mara, al servicio de su personae, como lo esta- ba haciendo desde 1915, sin un primer plano 0 un movimiento de bisqueda ‘Acerca de esa terquedad habria después otras evidencias En 1931 René Clair ralizd en Francia A nous la libeté, pare la productorain- ternacional Tobis, donde cuenta la hsto- ria de dos amigos que se evaden de apri- sida, Tanto en ésta como en una fébrica aparecen secuencias de trabajo en cade- na, con una connotacién de protesta de Clair hacia esa tarea mecanizada. Es per- fectamente posible que Chaplin hubiera visto A nous fa liberté (quiz en Fran- cia, 1931-1932) y que se basara en esa se- cuencias para consrur otra de Modern Times. Seria exagerado lamar “plagio” a.ese uso, pero en 1936 a empresa Tobis era alemana yrecbia Srdenes de Goeb- bes. Este orden iniciar un juicio por pla- io contra Chaplin, pero la inicatva no prosper6. El propio Cia, lamado a de- ciarar, dé contanca dela inmensa de a moral que sentia hacia Chaplin por su obra de veinte aftos. En 1985 Modern Times erepuso enc sitodo el mundo con enorme eto. A est altura la gene sabia muy bien lo que eran Jas huelgas ye paro, pero habia desapa- recido, en cambio, I idea de que el film pudiera ser un alegato socal. Funcions- ba como una rezopilacién de cortos de Caplin y vito @ una generacion que no os habia tenido 2 su see gy + Del bro Chaplin: todo sobre un mito (Ed Rial/Bruguera),

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