El dominio propio es la capacidad de controlar a través de la voluntad nuestras emociones y

nuestra conducta, en vez de dejar que estas nos controlen a nosotros y dirijan nuestra vida.

Dominio propio es supeditar los deseos e impulsos a la razón, entendiendo que se obtendrán
mayores beneficios al retrasar la gratificación instantánea y orientar la conducta a través de
decisiones más conscientes que estén acorde a lo que conocemos y creemos.

Ej. Comer sano ahora con la creencia que esto nos permitirá tener salud incluso de aquí a 15 años
en comparación con la gratificación instantánea de comer comida chatarra que de seguro sabrá
deliciosa.
Trabajar en el control de conductas agresivas con la creencia que esto nos permitirá tener vínculos
más saludables con aquellos que nos rodean en comparación con la gratificación instantánea de
“descargar” esos impulsos agresivos en el momento en que ocurren.
Estudiar incluso cuando no tenemos deseos con la creencia que esto nos permitirá obtener
mejores resultados que la gratificación instantánea de la inacción.

(Dar ejemplo de Sprite: obedece a tu sed)

La gratificación instantánea es evitar a toda costa una frustración o satisfacer a toda costa un
deseo en el momento en que se genera. Es un comportamiento que demuestra una voluntad débil
pues no se es capaz de ignorar los deseos inmediatos con tal de buscar resultados más favorables
por el solo hecho de no poder ver resultados al instante.