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Logoterapia

Módulo III Los métodos de la logoterapia


ii | Índice

Índice 3.1 TERAPÉUTICA FRANKLIANA


La logoterapia: terapia específica de las neurosis noógenas. . . . . . . . . . . . 1
1

La técnica logoterapéutica y los instrumentos de la logoterapia . . . . . . . . . 6


Las neurosis y la terapéutica frankliana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

3.2 LOS MÉTODOS DE LA LOGOTERAPIA 27


Los grupos de neurosis según Viktor E. Frankl. . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
La curación de las neurosis de ansiedad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
Jaque al carácter neurótico obsesivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
Un poco de falta de amor: la histeria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
Salvación mediante renuncia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
Un esbozo multidimensional contra las adicciones. . . . . . . . . . . . . . . 39
Trastornos de la conducta alimentaria: un complejo problemático con dos raíces. . 42
Evitar las lesiones iatrógenas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
El acompañamiento de enfermos somatógenos / endógenos . . . . . . . . . . . 45
Incapacidades por trastornos somáticos graves. . . . . . . . . . . . . . . . . 45
Incapacidades por trastornos psicóticos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
La depresión endógena . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
La esquizofrenia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
Dominar los golpes del destino. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
Neurosis y depresiones noógenas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Salir del vacío existencial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
Cómo se generan los trastornos del sueño y las disfunciones sexuales. . . . . . . 55
Prevención y seguimiento. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
Sobre los valores de la vida. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
El sistema de valores personal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
El criterio de prioridad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
La transitoriedad de la vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
iii | Índice

3.3 LA SALUD MENTAL 62


Lo que subraya la logoterapia.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
La interpretación de la existencia personal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
La lucha contra la neurosis colectiva. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
Proporcionar alivio a los que sufren. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
La terapéutica de las neurosis noógenas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
El tratamiento de las neurosis psicógenas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
Hipocondríacos psicológicos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
Los límites de la desmistificación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74

3.4 MODIFICACIÓN DE ACTITUDES 75


Actitudes enfermizas.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
Los golpes del destino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
Modificación de actitudes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
Derreflexión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80

3.5 VALORES 81
Aclarando sus valores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
Hoja de selección. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
Tabla: fuentes de valores.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
Conflicto de valores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
Valores horizontales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89

Bibliografía 90
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3.1 TERAPÉUTICA FRANKLIANA

LA LOGOTERAPIA: TERAPIA ESPECÍFICA DE LAS NEUROSIS


NOÓGENAS
◊◊ Referencia: Pareja, G. (2001). Viktor E. Frankl. (2 ed.). México: Coyoacán. (Páginas 17-32).

La cultura occidental de la postguerra europea y


las sociedades del llamado Tercer Mundo presentan
preguntas y problemas, directamente relacionados
con el sentido de sus vidas, no sólo como individuos
sino como grupo y sociedad.
Los problemas planteados tienen una dimensión
filosófica, que no necesariamente se plantea en
terminología filosófica, sino dentro de un contexto
que expresa la búsqueda ansiosa y también angustiada
de respuestas, a las preguntas existenciales de la vida
cotidiana. La índole de estas preguntas también es
espiritual.
La presencia de estos problemas pide una
dilucidación cuidadosa. Un indicio de soledad, de
Í
vacío no es suficiente para afirmar la presencia de
N una neurosis. Hemos visto anteriormente que tanto
D las psicosis como los procesos psicóticos orgánicos,
I tienen un aspecto existencial que va paralelo a los aspectos de tipo constitucional y psicogénicos. Esos
C componentes repercuten en la libertad humana que está llamada a tomar una actitud ante el padecimiento,
es decir, ante esos factores constitucionales y psicológicos y ante la forma de existencia que ha adoptado la
E
2 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

persona. Por eso la perspectiva logoterapéutica indica que la atención integral de la persona ha de fijarse en los
aspectos médicos, psicológicos y existenciales.
La Logoterapia es un procedimiento específico para los problemas de tipo existencial y más concretamente
para las neurosis Noógenas que se desencadenan a partir de un problema existencial. En esta perspectiva
el término Logos hace referencia al sentido de la existencia y a la dimensión espiritual. En resumen: La
Logoterapia tiene presente en su horizonte de trabajo, no sólo la dimensión psicosomática, sino la naturaleza
existencial-espiritual del ser humano.

A. La logoterapia: el diagnóstico

El establecimiento del diagnóstico es el primer paso. Los


supuestos teóricos son: Los trastornos de tipo emocional
o padecimientos mentales tienen siempre sus aspectos
concomitantes de tipo físico, psicológico y espiritual. Esto quiere
decir que no hay padecimientos “químicamente puros”, es decir,
no hay neurosis psicogénicas, somatogénicas o noogénicas puras,
sino casos mixtos, dentro del contexto general de la situación.
El siguiente paso es establecer qué factor se presenta de modo
primario y la naturaleza de cada uno de los factores concomitantes.
Así tendremos que, si el factor primario es físico, psicológico
o espiritual, la resultante será: psicosis, neurosis psicógena o
neurosis noógena, respectivamente. El establecimiento de este
paso requiere la participación múltiple del médico, el psicólogo
y el logoterapeuta o analista existencial. De modo concreto, la
entrevista inicial tendrá como objetivo la ubicación del factor
primario del problema que se presenta y el recurrir cuando sea
necesario a la revisión médica general y especializada, como a
exámenes psicológicos. Una vez reunida esta información se
obtendrá el factor primario. Si el factor primario fuera noógeno,
éste se verá enriquecido por la información proporcionada por el
Í examen médico y psicológicos acompañantes.
N Desde este punto de vista, veamos que la Logoterapia no es un procedimiento que sustituya en ningún
D momento ni a la psicoterapia ni mucho menos a la necesaria información médica. De lo que se trata es
I presentar una imagen completa del ser humano que incluye en una Unidad a las dimensiones somática,
C psicológica, existencial-espiritual y, en esta última, toda la dimensión de tipo social-cultural. Supuesto lo
E anterior, la Logoterapia toca de modo explícito la dimensión existencial-espiritual manifestada en los sentidos
y valores y en la búsqueda de los mismos.
3 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

B. La logoterapia y la neurosis noógena

La Logoterapia con su método antropológico que es el Análisis Existencial, es la terapéutica específica de


la Frustración existencial, del Vacío existencial o de la frustración de la búsqueda de Sentido. Cuando estas
situaciones generales se presentan con rasgos sintomatológicos de tipo neurótico estamos en la puerta de una
neurosis noógena. Así como el procedimiento psicoanalítico freudiano ha dado la gran aportación de facilitar
que lo inconsciente se haga consciente, así la Logoterapia complementa el proceso ofreciendo que, lo espiritual
se haga presente en el horizonte humano, sea que esté a nivel inconsciente y entonces se concientiza o si ya
está presente, entonces se ha de promover su actuación efectiva.
Este hacerse consciente se refiere básicamente a darse cuenta de la propia libertad y de la propia
responsabilidad, como los fundamentos esenciales de la existencia humana. La responsabilidad de la existencia
se entiende en términos de significado, de significado de la vida humana. La problematicidad del sentido de
la vida es algo intrínsecamente humano y se manifiesta claramente con personas que presentan situaciones de
frustración o conflicto existencial. De este modo pues, la Logoterapia se aplica con todas aquellas personas o
grupos que presentan una problemática que se relaciona de maneras diferentes con el Sentido o significado.
Veamos pues que el logoterapeuta o analista existencial se verá ante temática tan profundamente humana
como el sentido de la vida concreta, el sentido de la muerte, del trabajo y de la comunidad humana, el sentido
del amor como encuentro humano, el sentido de las limitaciones humanas manifestadas en culpa, dolor y
muerte, el sentido de un Suprasentido o Supra- persona que pueda constituir el fin último de la vida humana,
etc.
Este orden de cuestiones nos lleva a recordar aquellas palabras de Albert Camus: “Hay un único y verdadero
problema, el problema de juzgar si la vida es o no es digna de ser vivida…”
Y desde un punto de vista sociológico el
fenómeno del vacío existencial, de los sentimientos
de un sin-sentido de vivir, se extiende, trasciende a
unos individuos, para convertirse en un fenómeno
de masas. Ya no son los sentimientos de inferioridad
o de la sola inadecuación sexual los que preocupan
a las sociedades modernas, sino la realidad de una
vida amenazada de naufragar en el sin-sentido.
Y la experiencia va mostrando que, no solamente
Í preocupa el sin-sentido como problema, sino que
N el crecimiento y desarrollo dentro de una vida de
D sentido o que se está llenando de sentido, es uno de
los intereses más apreciados modernamente.
I
C Profundizando, aún más, en este punto sociológico, podemos observar que —de modo contrario a algunas
objeciones planteadas al Análisis Existencial y a la Logoterapia— el fenómeno de la falta de sentido de la vida
E
no es un acontecimiento que tenga su asentamiento en determinada cultura con determinados antecedentes
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históricos, de clase social, de credo religioso y de organización política, de modo exclusivo. Este fenómeno
surge tanto en sociedades opulentas como en las sociedades dominadas, marginadas y empobrecidas y quizá
con mayor urgencia allí. El sin-sentido se hace presente en las sociedades permisivas como en las represoras
y totalitarias.

C. El modo de proceder del analista existencial o logoterapeuta

El énfasis logoterapéutico está puesto en la totalidad de la persona humana y ese sentido de totalidad se
ha de manifestar en todo el proceso. Hay momentos en que se puede y es necesario centrarse en un aspecto
particular, pero sin perder de vista la referencia inmediata a la unidad en totalidad del paciente como persona.
Este enfoque personal trata de evitar el énfasis
parcial en el uso de técnicas en el proceso. El exceso
de insistencia en la técnica, tiende a tecnificar al
logoterapeuta y a objetivar o cosificar a la persona
que acude. Esta pérdida de la dimensión humana es
un riesgo notable desde la visión existencial del ser
humano. Los resultados exitosos no son argumento
definitivo para aplicar las técnicas de modo
generalizado. Por la unicidad e irrepetibilidad de
cada ser humano es imprescindible ver que, ni una
persona funciona bien con todas las técnicas, ni todas
las técnicas se adecúan a una misma persona. De
modo semejante podemos decir de la relación entre
el logoterapeuta o analista existencial y la persona. Por eso, Frankl se refiere con frecuencia al proceso
logoterapéutico como una ecuación con dos incógnitas donde se manifiesta la unicidad e irrepetibilidad del
terapeuta y de la persona que acude: = x + y. De aquí que la psicoterapia y la Logoterapia puedan considerarse
como un arte y por ello piden un entrenamiento y una sensibilización especial para estar atentos a los matices
del fenómeno humano.
El logoterapeuta, en la relación, ha de mantener como un continuum la cercanía y calidez del encuentro,
por un lado, y la capacidad de mantener sus límites, en cuanto que es una relación humana que no está
Í desligada de bases científicas de estudio. Lo inconveniente sería enfatizar parcialmente o la sola cercanía o la
N sola distancia en la relación.
D No se ha de esperar de un logoterapeuta que ponga su capacidad de ayuda y servicio en una pura simpatía,
I ni en una inhibición de su interés humano, ni en acercarse únicamente como técnico.
C La entrevista logoterapéutica, además de las técnicas propias y específicas que tiene para cada caso,
E está abierta a emplear la aportación positiva de la riqueza psicoanalítica a nivel técnico como podrían ser:
los sueños y su análisis, la asociación libre, los mecanismos de defensa. Inclusive se puede admitir, en mi
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opinión, el valioso aporte de la importancia de los primeros cinco años de vida del ser humano. También la
noción de inconsciente es sumamente valiosa. Tanto algunos conceptos, como técnicas psicoanalíticas, son
compatibles con el trabajo logoterapéutico. En todo este contexto es necesario enfatizar que la diferencia de
ambos enfoques está en la valoración e interpretación que se hace de esos conceptos, porque ambos enfoques
responden a dos antropologías, donde sí hay diferencias fundamentales en una perspectiva dialéctica.
De igual modo, la logoterapia puede asumir elementos valiosos de la escuela conductual, de la escuela
de Psicología Humanista; de la Psicoterapia Centrada en la Persona, de la Gestalt, Bioenergética y del
Entrenamiento Autógeno de Schultz.
El entrenamiento logoterapéutico supone un horizonte cultural amplio que responda al momento
histórico. Ninguna temática humana ha de serle ajena o extraña al logoterapeuta, lo cual no quiere decir
que tenga conocimiento de todos los campos de la ciencia y el humanismo. Este entrenamiento ha de ser
abierto y flexible, para entrar en diálogo interdisciplinar con la medicina en sus diversas especialidades, con la
psicología y la psicoterapia en sus variadas formas y con la amplia problemática filosófica, teológica, educativa,
política, ética, axiológica.
Más específicamente el logoterapeuta cuidará de lo siguiente:
1. Ha de abstenerse de dar y mucho menos imponer una concepción del mundo y una
escala de valores que él haya hecho suya. Esto no quiere decir que le esté negado al
logoterapeuta manifestar cuáles sean sus valores. Más aún el logoterapeuta ha de estar
consciente que no es una meta deseable el crear una atmósfera totalmente ascéptica en
torno a la cosmovisión y los valores sino el saber entrar en una relación de apertura y
respeto.
2. La responsabilidad, en cuanto referida al paciente, es suya y el logoterapeuta no ha de
permitir que el paciente se la delegue.
3. El proceso de facilitación del logoterapeuta está enfocado a que el paciente descubra por sí
mismo los diversos significados y valores que están presentes en su existencia.
4. Para lograr el objetivo anterior, el ambiente humano de la relación ha de facilitar que
el paciente exprese las dimensiones de su situación, con el desahogo emocional que va
paralelo.
5. Los exámenes médico y psicológico se practicarán si son necesarios y se cuidará del modo
de dar los resultados a la persona, fijándose especialmente en no exagerar ni disminuir la
Í importancia del diagnóstico. Se evitarán frases como: “Es sólo una neurosis” o “es pura
N imaginación suya” o “no se preocupe, son sus nervios”.
D 6. El Análisis Existencial que realiza el logoterapeuta tiene una antropología que asume las
I dimensiones de unicidad, irrepetibilidad, libertad, responsabilidad del paciente, y siendo
C consecuentes con ello, se deduce que no es constructivo que el logoterapeuta adopte una
actitud directiva (salvo en casos especiales). Tampoco le está permitida forma alguna de
E
moralización y prédica. Si hay conductas incongruentes en la persona se procede a la
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confrontación que es algo muy diferente a la moralización.


7. La actitud de apertura y aceptación se fundamenta en que la responsabilidad para el cambio
es del paciente y se tiene confianza en esas capacidades de la persona. El paciente, por sí
mismo, ha de avanzar hacia el descubrimiento del sentido de su propia existencia.
8. El logoterapeuta se vale del Análisis Existencial para ayudar a que el horizonte de valores y
los factores que colaboran a descubrir el sentido, se evoquen si están soterrados, se amplíen
y se flexibilicen si son estrechos y rígidos, se vitalicen si están débiles y se confronten si
son incongruentes. Estos lineamientos generales del proceder del logoterapeuta, en su
encuentro con el paciente, no sólo ayudarán para que su misión profesional de ayuda sea
llevada a buen término, sino que colaborarán a que el mismo logoterapeuta ahonde en el
sentido último de su propia misión como ser humano. En esta misma dirección Viktor
Frankl, me dijo una vez que: “El sentido de mi vida es acompañar a los hombres y mujeres,
con quienes me he encontrado a lo largo del camino, en la búsqueda del sentido de sus
vidas”.

LA TÉCNICA LOGOTERAPÉUTICA Y LOS INSTRUMENTOS DE LA LOGOTERAPIA


A. La intención paradójica. (I. P.)

En 1929, cuando al joven Frankl le faltaba un año para terminar sus


estudios de medicina general en la Universidad y cuando contaba 24
de edad, situamos el origen de una técnica específica que él denominó:
Intención Paradójica (I.P.). Esta técnica nació como respuesta a la
casuística clínica que se presentaba con frecuencia en los Centros de
Ayuda para los jóvenes, localizados en diversos puntos de la ciudad de
Viena. En concreto, la aplicación práctica de esta técnica estuvo dirigida
a la neurosis de Angustia y a la neurosis Obsesivo-Compulsiva.
Tuvieron que transcurrir diez años, es decir, hasta 1939, para que la Intención Paradójica fuera presentada
en los ambientes médicos y psicoterapéuticos como un recurso terapéutico debidamente comprobado. Así
Í tenemos que, los resultados se ofrecieron a través de una publicación suiza, el mismo año del estallido de la
N Segunda guerra mundial. Este mismo tema de la Intención Paradójica fue anunciado un año antes, por Frankl,
D en su trabajo: “Zur Geistigen Problematik der Psychotherapie”.
I Los años transcurridos en los campos de concentración constituyeron para el Dr. Frankl la ocasión para
C corroborar sus hallazgos anteriores y crecer en nuevas intuiciones a partir de las crudas y dolorosas experiencias
E de miles de hombres y mujeres sometidos a prueba.
7 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Al terminar la guerra y estando ya Viktor Frankl al frente del


departamento de neuropsiquiatría de la Policlínica de la Facultad
de Medicina de la Universidad de Viena, aparece la primera
edición de su libro Arztliche Seelsorge. Wien: Franz Deuticke,
1946. (Psicoanálisis y Existencialismo. México: Fondo de Cultura
Económica, 1978), que es la reconstrucción del manuscrito que le
fue arrebatado en Auschwitz en 1944. En este libro, al tratar de
la neurosis de Angustia y de la neurosis Obsesivo-Compulsiva,
hace mención directa de la Intención Paradójica como el medio
terapéutico específico que, unido a la capacidad humana del humor,
permite a la persona afrontar su situación e incluso hacer aquello
que teme y le angustia, por vía paradójica. Así, frente a la Angustia
(Angst) y a la Obsesión-Compulsiva, se ubica el ser humano, se
presenta con un nuevo temple facilitado por la capacidad del humor.
La Intención Paradójica, como técnica Logoterapéutica,
se elaboró como una metodología específica y así lo demostró
Frankl en “Angst und Zwang” Acta Psychotherapeutica. Por
último esta técnica fue incorporada al sistema de la Logoterapia,
al ser designada como técnica específica en el tratamiento de los
problemas neuróticos de angustia y obsesión-compulsiva: “Theorie
und Therapie der Neurosen”. Wien: Urban und Schwarzenberg, 1956. (Teoría y Terapia de las Neurosis.
Madrid: Gredos, 1964).
La Intención Paradójica tiene un valor instrumental. Anteponer la técnica a la antropología logoterapéutica,
sería reducir al ser humano a la condición de mecanismo y aparato anímico.
La Intención Paradójica se deduce de la teoría de las neurosis. En el caso específico de la neurosis de
Angustia se ve que el paciente “por temor a la angustia se da a la fuga ante la angustia, más paradójicamente,
se queda en el mismo lugar”. (La angustia puede estar motivada por la fobia o temor a un colapso cardiaco,
cerebral, etc.)
En la neurosis Obsesivo-Compulsiva, el paciente tiene temor, miedo a la obsesión, y su miedo está
motivado por el recelo de que su actual padecimiento pueda ser causa y síntoma de una enfermedad mental
(psicotofobia). El paciente llega a temer que él sea capaz de matar, suicidarse o cometer un delito (crimino
fobia, suicidio fobia, homicidio fobia). En vez de intentar huir como la persona angustiada, la persona
Í obsesionada “lucha contra la obsesión”.
N En la neurosis Sexual, la persona se halla envuelta en una lucha por el placer (tipo de reacción neurótico
D sexual). Cuanto más se persigue el placer por sí mismo, como fin, más se escapa de las manos. El placer es
I efecto, consecuencia. Cuando forzadamente se busca el placer sexual, se asocia una reflexión forzada del acto
C sexual genital. Atención e intención excesivas, en este caso, son patógenas.
E La angustia de Expectación demuestra que, el temor realiza lo que teme y, al mismo tiempo, imposibilita
lo que se propone. El temor en la neurosis de Angustia y en la Obsesivo-Compulsiva, es hacia algo que se cree
8 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

ser anormal. En la neurosis Sexual se ve que, cuando el hombre y la mujer tienen la intención forzada para
alcanzar su eyaculación y orgasmo, respectivamente, lo que se representa es un deseo forzado de algo normal.
La Técnica de la Intención Paradójica vincula el deseo con algo normal y así trastorna el mecanismo
neurótico retroalimentador.

Se trata de desear precisamente lo que se teme. Aprender a sustituir el miedo por la intención —que es
paradójica— quita el fundamento al temor. La Intención Paradójica es específica para estados fóbicos, en la
angustia de expectación y en el fallo sexual (neurosis de Angustia y Obsesivo-Compulsiva).
La Intención Paradójica se comprende mejor si se le mantiene ligada de modo constante al fenómeno de
la ansiedad Anticipatoria (temor del temor). El temor del temor ofrece tres patrones patogénicos:
1. Patrón fóbico, caracterizado por la huida de.
2. Patrón obsesivo-compulsivo, tipificado por la lucha contra la obsesión y la compulsión.
3. Patrón neurótico-sexual, donde se nota la lucha por el placer.
Por otra parte, veamos que hay cuatro formas de dar respuesta a los problemas neuróticos:
1. Pasividad errónea (huir de).
2. Actividad errónea (luchar con).
3. Pasividad correcta (no lucha).
4. Actividad correcta (la meta es trascendente a la persona, está fuera de él o más allá de él).
El Procedimiento. La técnica de la IP no tiene relación con los métodos terapéuticos sugestivos o
persuasivos. No existe relación porque esta técnica no confirma al paciente en la convicción del “nada puede
ocurrirme” —propia de aquellos métodos— sino que facilita que el paciente, por sí mismo, desee el “que me
ocurra algo”... precisamente aquello que teme.
Í
La Intención Paradójica facilita que la persona pueda objetivar su neurosis y se distancie de ella —en
N cuanto su ser de persona en la dimensión espiritual— de la neurosis en cuanto afección de su ser psicofísico.
D Esta toma de distancia o ubicación, de la persona ante sí mismo y ante los síntomas, se realiza por la apelación
I que hace el terapeuta al Antagonismo Psiconoético facultativo (es decir, ante ese antagonismo que la persona
C puede ejercer por una decisión libre ante sí y ante sus síntomas). Así pues, se pone en movimiento la fuerza
resistente del espíritu humano, y por eso, la Logoterapia es la terapia que parte desde la dimensión existencial-
E
espiritual.
9 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Concretamente, el paciente ha de aprender a reírse de su angustia y esta actitud es posible por la capacidad
humana del humor y de hacer el propio ridículo. El facilitador ha de hacerle una demostración práctica al
paciente de qué puede decirse a sí mismo, y de que puede llegar a desear que sucedan las cosas que él teme,
reemplazando así, el temor patogénico por el deseo paradójico.
El humor tiene la capacidad de facilitar que la persona tome distancia de su padecimiento y se ubique
ante él. El humor, para Frankl, es, en cierta forma, un existencial humano, como la “preocupación” (Sorge) y el
“amor” (Liebendes Miteinandersein) lo son para Martín Heidegger y Ludwig Binswanger respectivamente.
Resultados. La técnica de la Intención Paradójica tiene una efectividad, independientemente de las bases
etiológicas del problema, es decir, es un método terapéutico dirigido a los síntomas pero que no se queda en
ellos, sino que los supera. En otras palabras, esta técnica mira hacia la actitud de la persona ante sí misma y ante
sus síntomas, ante su neurosis y sus manifestaciones. Esta actitud se decide libremente y es la manifestación
del espíritu humano ante la facticidad psicosomática.
La abundante casuística de Frankl y de sus colaboradores, que
data desde antes de la Segunda guerra mundial y que se incrementa
notablemente cada día, muestra que esta técnica tiene éxito, también, en
casos graves y de larga duración.
Los resultados clínicos de la investigación llevada a cabo por Frankl
en Viena, muestran que el 75% de las personas atendidas con esta técnica,
han ofrecido resultados positivos o han mejorado notablemente.
Aquí surgen, con todo, diferentes opiniones al respecto de la eficacia
de esta técnica. Todas ellas tienen como común denominador el señalar
la siguiente objeción: ¿La Intención Paradójica ataca realmente a la
etiología de la neurosis o se queda solamente en la sintomatología? El
procedimiento, basado primariamente en la actitud de la persona ante
sí misma y ante la sintomatología de su neurosis, puede considerarse en
primera instancia como una terapéutica sintomatológica y no etiológica.
Pero, curiosamente, este modo de proceder, que originalmente no se fija
en el origen o etiología neurótica, sí afecta a la misma raíz dado que el sistema logoterapéutico busca la
reubicación del ser humano en el mundo. Esta técnica es profunda porque no busca simples cambios de
conducta o de los patrones que la rigen sino que apunta a la “reorientación de la existencia”. Y esta tarea es
posible dada la capacidad de auto-trascendencia humana que se manifiesta en el autodistanciamiento respecto
de los síntomas neuróticos, es decir, el antagonismo psiconoético ante la facticidad psicosomática afectada.
Í
N Conclusión. La auténtica finalidad de la técnica de la Intención Paradójica es considerar que, si es cierto
D que la persona muchas veces no es libre de experimentar un padecimiento, sí es libre y, por ello, responsable
de tomar una actitud constructiva ante él. Para este fin crea una distancia entre lo humano en el enfermo y lo
I enfermo en el hombre, por la movilización del antagonismo psiconoético facultativo.
C
E
10 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

B. La derreflexión (d)

La Derreflexión, como técnica propia del sistema logoterapéutico, fue presentada por Viktor Frankl en su
libro: Arztliche Seelsorge. Wien Franz Deuticke, 1946. (Psicoanálisis y Existencialismo. México: FCE, 1978).
Una amplia casuística y posteriores desarrollos de esta técnica los encontramos en su artículo: The Pleasure
Principle and Sexual Neurosis. Internatonal Journal of Sexology. Una elaboración más completa y enriquecida
está en: Theorie und Therapie der Neurosen. (Teoría y Terapia de la Neurosis. Madrid: Gredos, 1964).
Sin embargo, es importante consultar la experiencia clínica de Viktor Frankl, plasmada en los cursos
prácticos ofrecidos a sus alumnos de medicina en la Policlínica de Viena, donde se exponen las líneas principales
de todo el sistema Analítico-Existencial y logoterapéutico, donde está presente la técnica de la Derreflexión.
La neurosis de Angustia lleva con frecuencia la angustia de expectación, a la que se le asocia una obsesión
de observación (producida por la angustia de expectación).
La obsesión de obsesión frustra todos los procesos automáticos, por ejemplo: dormir, deglutir, hablar,
respirar, escribir, pensar, crear, la capacidad orgásmica y eyaculatoria, etc.
Tener la expectación angustiosa de un insomnio ya lo produce de hecho. El querer dormir supone relajación
y la observación exagerada de no poder dormir frustra la posibilidad de hacerlo.
La neurosis obsesiva puede verse a nivel del conocimiento y a nivel de la decisión. A nivel del conocimiento,
se siente una insuficiencia cognoscitiva y se compensa con un exceso de conciencia. Entonces tenemos una
hiperreflexión u obsesión de observación. A nivel de la decisión, se da una “hiperacusia de la conciencia” hasta
llegar a una decisión “absolutamente justa”. La decisión absolutamente segura y el conocimiento absolutamente
seguro son los tropiezos de la obsesión.
El caso específico de la neurosis sexual muestra la
presencia de una reflexión forzada, o hiperreflexión, del
acto sexual mismo que impide su culminación, teniendo
así casos de impotencia masculina y frigidez femenina.
El exceso de intención, hiperintención, y el exceso de
atención, hiperatención, son patógenos y se afrontan
por medio de la Derreflexión. La raíz del conflicto es
la expectación angustiosa de un trastorno o fallo, error,
Í etc., que origina precisamente lo que se teme.
N La Intención Paradójica es la técnica apropiada para la angustia de expectación y la Derreflexión está
D indicada para la obsesión de observación. La Intención Paradójica ironiza la neurosis y la Derreflexión ignora
I los síntomas. La Derreflexión señala que al existir en la persona algo más que sus síntomas, es decir, su
C orientación trascendente que apunta hacia algo o hacia alguien distintos de sí mismo, se eliminan los síntomas
y la hiperreflexión.
E
11 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

La fundamentación de la Derreflexión está en la orientación existencial básica del ser humano: lo propio
es estar orientado hacia algo o hacia alguien, el tú, los otros, la comunidad, etc. El estar con alguien o con algo
diferente a mí posibilita que yo esté conmigo mismo.
Las técnicas logoterapéuticas mencionadas buscan un nuevo tipo de objetividad que pone en primer
plano, no los síntomas, sino un objeto que puede dar sentido y plenificar la propia existencia y hacerla digna
y deseable de ser vivida.
La estrategia logoterapéutica no enfatiza el análisis sintomático, como algo exclusivo, sino el desligar la
hiperintención e hiperatención de los síntomas. Se trata de facilitar una apertura autotrascendente al horizonte
de valor y sentido, que la persona ha de descubrir por sí misma. Podemos concluir con aquella expresión de
Karl Jaspers que dice que: “El no ser hombre o la falta de fundamento está en basarse sólo en sí mismo y que
el llegar a ser hombre se alcanza por el darse al otro”.
El Procedimiento. La hiperintención y la hiperatención —sea en casos de neurosis sexual donde a
cualquier precio se quiere llegar al orgasmo o a la eyaculación y demostrarse la potencia, o en otros casos de
obsesión de observación de funciones automáticas como: comer, respirar, deglutir, caminar, etc.—, son fuerzas
centrípetas que inhiben el funcionamiento humano y natural de la persona y le centran sobre sí misma y sobre
sus síntomas. Tenemos pues un círculo vicioso que hay que romper.

La ruptura que opera la Derreflexión está en introducir un punto, donde la fuerza se convierte en
centrífuga y canaliza toda la energía —antes gastada en una hiperatención e hiperintención— en una actitud
Í
trascendente o de entrega a algo o a alguien.
N
D En el caso específico de neurosis Sexual el procedimiento tiene que ver cuál es el tipo de demanda que
está actuando en la persona. Algunas personas se acercan a la relación sexual genital con la conciencia de que
I algo se demanda de ellos (demostrarse su virilidad y femineidad que se expresa en la capacidad de potencia y
C orgásmica). En otros casos es el compañero o compañera quien le exige a su contraparte un buen desarrollo
E sexual Hay situaciones en que la demanda surge de la misma situación y condición en que se da la relación, por
ejemplo: supongamos que el hombre tiene una relación extraconyugal y ella le exige, le demanda demostrarse
12 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

y demostrar a su pareja su capacidad de potencia.


La situación histórica contemporánea añade a las demandas anteriores el éxito genital como parte del
éxito social general del hombre y de la mujer. La desfiguración de la antropología genuinamente humana
puede desligar la sexualidad de la genitalidad y hacer de la segunda un fin en sí mismo.

C. Límites y contraindicaciones de la (I. P.) Y la (D)

Para comprender los límites y contraindicaciones de la I. P. y la D. es bueno recordar brevemente el


contexto general en el que nos hemos desenvuelto en las páginas precedentes. Comenzamos este desarrollo
tratando de establecer cuál es el pensamiento y la práctica clínica de Frankl respecto de las neurosis y psicosis.
Para lograr ese propósito vimos que la Logoterapia aborda el problema en cuestión partiendo de la dimensión
espiritual, lo cual no quiere decir desde “arriba” sino desde el punto en donde termina la explicación y la praxis
psicosomática. La Logoterapia al entrar en contacto con la persona que afronta el padecimiento ofrece su
apoyo a través de facilitar un Análisis Existencial concreto, por el cual la persona cobra conciencia de su ser
libre y de su ser responsable para tomar una actitud ante su sintomatología.
Al mismo tiempo hemos visto que los síntomas neuróticos tienen cuatro dimensiones interconectadas en
el ser humano pero diferentes entre sí.
La neurosis se presenta como:
1. El resultado de algo físico.
2. La expresión de algo psíquico.
3. Un medio dentro del campo de las fuerzas psicosociales.
4. Un modo de la existencia (como un modo de estar en el mundo).
Tradicionalmente han sido los esfuerzos médicos,
psicológicos y sociológicos los que han abordado la
problemática neurótica implícita en los números 1, 2
y 3. El Análisis Existencial y su aplicación práctica
que es la Logoterapia, han asumido la responsabilidad
Í de tratar la neurosis como un modo de la existencia
N (que incluye y presupone los puntos anteriores). La
neurosis es un modo de la existencia porque implica
D un modo de decisión espiritual. Y a la libertad del
I ser humano ante sí y ante él con sus síntomas, apela
C el Análisis Existencial y la Logoterapia. Pero esa
E libertad va disminuyendo según que la afección se da
en niveles más profundos como es lo psicológico y lo
13 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

somático. Cuando la afección llega al nivel fisiológico, cuando la neurosis se nos muestra en sus fundamentos
fisiológicos, la libertad existencial del ser humano ya no opera. Esos fundamentos se presentan como fatales.
En la dimensión psicológica hemos visto que los fundamentos psicológicos de la neurosis son los siguientes:
1. Constitucionales (disposición hereditaria)
2. Condicionales.
Los constitucionales comprenden las neuropatías y las psicopatías. Las neuropatías a su vez, conllevan dos
variantes:
1. La inestabilidad vegetativa.
2. La estigmatización endocrina —que están en la base de la etiología de las neurosis—.
Los fundamentos condicionales del origen de la neurosis pueden ser:
1. Una convalecencia luego de un padecimiento corporal grave.
2. La resonancia afectiva del organismo, después del impacto del miedo. Por ejemplo.
Los factores condicionales se presentan raras veces y suelen desencadenar la neurosis —que es algo
diferente a causarla—.
La expresión y medio para el fin que están presentes en las neurosis, son tomados por el Análisis Existencial
y la Logoterapia, como expresión directa y como medio para un fin que ha de ser no el admitir que la neurosis
sirve para desviar al ser humano de la misión de su vida, sino el tomar en las propias manos el ejercicio de la
libertad, que en este caso, será una libertad de superar los conflictos, para asumir una vez más la dirección de
la propia vida. Así pues, la vida en última instancia, puede tomarse de dos modos: el ser humano es vivido por
su vida o el ser humano vive su vida. Y vivir su vida es asumirla en su totalidad en libertad y responsabilidad.

Í
N
D
Dentro del contexto anteriormente aludido podemos ver que la Logoterapia y el Análisis Existencial no
I son la primera ni la última palabra, ni la única palabra en lo referido a sistemas psicoterapéuticos. Los límites
C del sistema son claros por su misma naturaleza. El Análisis Existencial y la Logoterapia más que sustitutos
E de la psicoterapia clásica son su complemento natural y exigido por la antropología que manejan. El sistema
frankliano no es específico para abordar las neurosis en sentido estricto, es decir, psicógeno, sino que es un
14 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

tratamiento específico para las neurosis Noógenas, desencadenadas desde lo espiritual del ser humano. Este
límite no se contrapone al hecho de que la Logoterapia también es un sólido apoyo para cualquier conflicto
neurótico, en cuanto pone en movimiento la fuerza del espíritu humano, que puede tomar libremente una
actitud ante la sintomatología y aún ante la fatalidad de las causas.

Enfermedad neurótica

Í
N
D
I
C
E
15 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

No se puede decir, tampoco, que exista una Logoterapia de las psicosis, una Logoterapia de la esquizofrenia,
pero sí se puede decir que hay una forma logoterapéutica de abordar a la persona que vive el padecimiento.
Está claramente establecido que la Logoterapia no ofrece aquí un tratamiento causal pero sí ofrece un apoyo
a través de la técnica de la Derreflexión. Para ello es importante ver las intervenciones logoterapéuticas
tenidas por Frankl con personas esquizofrénicas que están consignadas en: Frankl, V. E.: Fragments from the
Logotherapeutic Treatment of Four Cases.
Tomando pie de esta situación, se suele decir que el valor de la Logoterapia es muy reducido al no ser
una terapia causal que pueda manejarse con todo tipo de neurosis y especialmente las psicógenas (neurosis
genuina). Pero si consideramos la realidad psicoterapéutica ordinaria, encontramos que la psicoterapia
tradicional comienza con un tratamiento causal del problema y llega a la curación —que se manifiesta en la
desaparición de los síntomas—. Sin embargo, lo que parecería ser el final del camino sólo es el comienzo de la
etapa que lleva a lo total y plenamente humano. Esto lo podremos comprender más claramente si pensamos
en la labor de un cirujano plástico que atiende a una persona que ha experimentado una quemadura que le
deforma. Una vez practicada la intervención y alcanzado el éxito quirúrgico, queda todavía el trabajo y la
misión de reorientar la propia existencia. Dígase lo mismo en el caso de cirugía de amputación, ortopedia,
que también han de afrontar la situación en la perspectiva existencial, es decir, facilitar que el ser humano se
ubique ante sí, en el mundo, en la sociedad. Y lo que vale para el individuo se extiende al plano macrosocial.
Una contraindicación estricta es la de aplicar la Intención Paradójica (I. P.) en las situaciones de Depresión
Psicótica. Lo que sucede es que en esos casos se pueden confundir los sentimientos de culpa que manifiesta
la persona, con una auténtica culpa, lo cual puede originar una transformación entre efectos y causas que
fomenten en el paciente la tendencia al suicidio. Al ver que el paciente manifiesta sentimientos de culpa, lo
que se recomienda no es la Intención Paradójica sino la Derreflexión, que evita el ensimismamiento centrípeto.
Frankl evalúa las posibilidades de suicidio mediante una prueba directa:
“Conocida es la inminencia del peligro de suicidio,
precisamente en la etapa en que las depresiones endógenas
comienzan a ceder, y esto por la sencilla razón de que entonces
cede también la inhibición que al comienzo surgía en primer
plano. Se comprende así que, en un caso concreto, reviste
la máxima importancia el problema de descubrir si hay
intenciones suicidas y cuál es su magnitud. En este sentido,
creemos haber descubierto un camino que nos permite establecer
conclusiones al respecto: en primer lugar preguntamos al
paciente en cuestión si abriga la intención de suicidarse;
Í
en todos los casos —tanto en el caso de que diga la verdad,
N como cuando se trate de un mero disimulo de sus verdaderas
D intenciones suicidas— el paciente comenzará por responder
I negativamente a esta pregunta; entonces le presentamos una
C segunda, aunque pueda parecer brutalmente directa: por qué
motivo no se quiere quitar la vida. Y aquí se evidencia con
E
regularidad que aquél que realmente no tiene intención de
16 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

suicidarse nos responde al momento con una serie de razones y argumentos, todos encaminados a aconsejarle que no
deseche así su vida: consideración de su familia, seguridad de que su mal no es incurable, escrúpulos de orden religioso,
etc.; en cambio, aquél que ha disimulado sus reales intenciones de suicidarse revela, a nuestra segunda pregunta, que
no tiene por el momento ningún motivo que dar para ello, y que quiere (a lo que parece), adoptar más adelante algún
punto de vista respecto de una tentativa de suicidio”.
Nota. Hay una diferencia entre depresiones endógenas y depresiones psicógenas (reactivas). Las primeras
se despistan por algunas fases anteriores, por factores hereditarios, por la presencia de fluctuaciones del
ánimo en el mismo día (por ejemplo, la exacerbación matutina y la remisión vespertina), y por la tendencia a
formularse autorreproches. Estos autorreproches se pueden tratar psicoterapéuticamente, así como su sentido
de insuficiencia y el sentimiento general de no haber cumplido con obligaciones que supuestamente cree tener
y cree no haber cumplido.
La experiencia ha mostrado también que la Logoterapia, en cuanto técnica, tiene dos límites claramente
observables.
Primero. Hay cierto tipo de personas que muestran una incapacidad para asumir el contenido de sus
síntomas y para tomar una postura ante ellos o también muestran una gran dificultad para asumir la práctica
de las técnicas de Intención Paradójica y Derreflexión. En ese caso ha de remitirse la situación a otro tipo de
atención psicoterapéutica.
Segundo. La Intención Paradójica y la Derreflexión se exponen al paciente y éste sigue detenidamente
el conjunto de instrucciones, pero la problemática continúa intacta y esto hace pensar en la ineficacia de la
técnica. Cuando se presenta este caso es bueno examinar minuciosamente si la especificidad de la técnica
está adecuada a la especificidad del problema que se está abordando y en caso de inadecuación suspender su
aplicación.

Í
N
D
I
C
E
17 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

LAS NEUROSIS Y LA TERAPÉUTICA FRANKLIANA


◊◊ Referencia: Martínez, E. (2001). Acción y elección. Logoterapia. Colombia: Colectivo Aquí y Ahora. (Páginas 33-47)

Clasificación esquemática de las neurosis

Frankl realiza una clasificación de las neurosis con una visión coherente de su esquema antropológico y
a partir de la definición -por términos heurísticos- de las neurosis como enfermedades de origen psíquico o
psicógenas y pseudoneurosis como manifestaciones clínicas de neurosis pero de origen diferente al psicógeno.
(Cabe anotar que el prefijo pseudo se utiliza para efectos heurísticos, pero de igual forma se puede suprimir).
Neurosis orgánicas: son enfermedades causadas anímicamente afectando órganos físicos con sintomatología
somática.
Enfermedades psicosomáticas: son enfermedades somáticas desencadenadas desde lo anímico.
Enfermedades funcionales: son cuadros monosintomáticos causados
por trastornos funcionales generalmente del sistema vegetativo o
endocrino. A ellas pertenecen tres grupos: Basedowoide (Ej. Agorafobia),
Addisonoide (Ej. Despersonalización), Tetanoide (Ej. Claustrofobia).
Neurosis reactivas: en donde entran las neurosis de angustia, las
neurosis obsesivas y las neurosis sexuales. Este tipo de neurosis están
matizadas por la presencia de lo que Frankl denomina Angustia de
expectación.
Neurosis iatrogénicas: son denominadas según Frankl aquellas
enfermedades (preponderantemente neuróticas) en las que a posteriori
resulta que el momento patógeno fue instalado por el médico o el
psicoterapeuta.
Neurosis psicógenas: se refieren a aquellas neurosis en donde sus
causas y manifestaciones son enteramente psíquicas.
Í Neurosis noógenas: son consideradas aquellas neurosis en donde además de los síntomas neuróticos, se da
N la presencia del vacío existencial y cuya etiología parte de lo espiritual. Bazzi describe su etiología a partir de
D un conflicto de valores o de un déficit de finalidades y significados personales.
I La neurosis noógena es uno de los grandes aportes de la logoterapia, en cuyas investigaciones se ha logrado
C demostrar que por lo menos el 20% de las neurosis son noógenas. De igual forma el procedimiento terapéutico
para las mismas es la forma de logoterapia denominada específica.
E
18 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Neurosis colectivas: son neurosis en sentido paraclínico de etiología sociógena y manifestada en los
siguientes síntomas:
1. Actitud provisional ante la existencia: “No hay futuro”, se vive el día a día y se quiere todo
ya.
2. Postura fatalista ante la vida: “Ya ni modo”, no cree tener el control sobre el destino, sino
estar predestinado.
3. Pensamiento Colectivista: “Soy globalización”, renuncia a la libertad y responsabilidad de
su propia vida para ocultarse en la masa.
4. Fanatismo: “Poseo la verdad absoluta”, no reconoce al otro, lo único que le importa es su
propia opinión, que en realidad no es propia sino de otros.
Estas neurosis hacen parte de la patología del espíritu de la época y son manifestaciones de la carencia
de sentido y del nihilismo contemporáneo; de igual manera podemos incluir algunas otras manifestaciones
como las Neurosis dominicales y las Neurosis de paro, motivadas por el vacío que deja una vida guiada por la
voluntad de poder.
Dentro de la estructura logoterapéutica también encontramos la tríada neurótica de masas compuesta por
agresión, adicción y apatía contextualizada como síntomas que se expresan en un caldo de cultivo denominado
vacío existencial.

Terapéutica frankliana

La logoterapia es una psicoterapia adecuada al espíritu de los tiempos, pues intenta dar respuesta a los
males de la época. En varias de las conferencias dictadas por el fundador de esta escuela, se argumentaba
que cada época trae sus propias neurosis y que
está es una época de neurosis de índole espiritual,
refiriéndose con ello a que a diferencia de la época
vivida antes de la segunda guerra mundial, en donde
las neurosis eran interpretadas como represiones del
impulso sexual o producto de la ambición de poder
Í y sentimientos de inferioridad, o al mal desarrollo
N de los procesos de aprendizaje, hoy en día los
D pacientes se quejan de una sensación constante de
vacío, una frustración existencial que en palabras de
I
Elizabeth Lukas se manifiesta en el aburrimiento, la
C indiferencia, la sensación de falta de sentido, el vacío
E interior, la ausencia de metas, la apatía, el desaliento
y la insatisfacción ante la vida.
19 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

La logoterapia como una forma de psicoterapia, parte del hecho de que para ella se necesita aptitud, pero
también una buena formación que le permita entender que no toda técnica es aplicable a todo paciente y que
no todo terapeuta es capaz de tratar con base en cualquier método. Ante ello Víctor Frankl define la psicoterapia
como una igualdad con dos incógnitas ( = x + y) en la cual, una de las incógnitas es el momento irracional
no calculable del médico -o psicoterapeuta- y la otra la individualidad del enfermo.
Dentro y para la aplicación de la logoterapia y el análisis existencial, esta se configura como dos aspectos de
una misma estructura con cinco objetivos. El análisis existencial se refiere a: Una clarificación de la existencia
y una terapia de las neurosis colectivas, mientras que la Logoterapia se divide “simbólicamente” en:
♦♦ Logoterapia específica destinada al abordaje de las neurosis noógenas.
♦♦ Logoterapia no específica destinada al tratamiento complementario de las neurosis
psicógenas.
♦♦ Cura médica de almas como acompañamiento ante el sufrimiento ineludible e inevitable.

El Proceso Logoterapéutico

El proceso logoterapéutico tiene una estructura que se organiza de acuerdo a la fórmula = x + y


explicada con anterioridad; sin embargo, Elizabeth Lukas, una de las logoterapeutas más sobresalientes de la
actualidad, lo organiza de la siguiente forma:
1. Poner distancia entre el paciente y sus síntomas: Capacidad de autodistanciamiento y
antagonismo psiconoético utilizando diferentes técnicas logoterapéuticas (Intención
paradójica, Derreflexión, diálogo socrático, etc.)
2. Modificar actitudes: Ayudando al paciente a obtener nuevas perspectivas de ellos mismos
y de su realidad. Busca el cambio de la actitud enfermiza por una actitud sana. Al respecto
Víctor Frankl clasifica en el campo de las neurosis cuatro tipos de actitud: A. La pasividad
mala: Sumisión ante la enfermedad. B. La actividad mala: Lucha perdida para cambiar
algo. C. La pasividad justa: Disminuir, ignorar o ironizar el síntoma para restarle poder. D.
La actividad Justa: Enfrentarse con dignidad, elevarse por encima del síntoma y orientarse
Í al sentido.
N
3. Reducción de síntomas: Se da casi automáticamente tras la modificación de actitudes;
D refuerza el cambio.
I
4. Orientación hacia el sentido: Se esclarecen valores y se orienta hacia el sentido.
C
E
20 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Podría incluirse dentro de este proceso las metas principales del proceso logoterapéutico propuestas por
Guillermo Pareja Herrera:
1. Busca hacer consciente lo existencial-espiritual.
2. Descubrir en los padecimientos humanos la dimensión existencial-espiritual para la toma
de actitud frente a su situación personal.
3. No sólo busca lo enfermo, sino lo humano en la enfermedad.
4. Facilita la autoexploración de capacidades y posibilidades latentes.
5. Busca ubicarse en el contexto histórico-social que rodea al paciente.
6. Que la persona haga consciencia del asumir la responsabilidad de su propia existencia.
7. Y que dicha responsabilidad se da en términos de buscar y descubrir el sentido de su vida.
8. Que la persona descubra un horizonte amplio en donde pueda realizar valores.
9. Y el aprovechamiento de la ortología temporal.

El Rol del Logoterapeuta

El logoterapeuta debe tener una coherencia fiel al esquema antropológico que profesa y hacer parte del
proceso desarrollado por el consultante. Al respecto, Elizabeth Lukas argumenta unos principios -llamados
contradictorios- que dan los lineamientos del logoterapeuta:
1. El logoterapeuta debe ser pesimista y optimista a la vez; la Logoterapia toma al hombre
como debe ser, cree en el hombre. Sin embargo, debe ser lo suficientemente pesimista
como para no permanecer en las nubes del optimismo y desconocer lo patógeno.
2. El logoterapeuta tiene que investigar causas y olvidar causas; así como es importarte
encontrar variables, causas y contextos, también es importante saber ignorarlos cuando su
conocimiento hace más daño que beneficio.
3. El logoterapeuta debe comprender a personas que no han tenido nunca la posibilidad de
un desarrollo sano; pero tiene qué comprender también a personas que han tenido todas
Í las oportunidades y, sin embargo, no las han aprovechado.
N 4. El logoterapeuta debe poseer un sistema propio de valores; pero ha de respetar plenamente
D cualquier sistema ajeno.
I Adicional a los anteriores principios, Bazzi propone un quinto elemento:
C 5. El logoterapeuta tiene qué buscar y ampliar los puntos de encuentro con el paciente pero -en
E algunos casos- tiene qué tener también el valor de aceptar un choque con las actitudes o las
afirmaciones neuróticas del paciente asumiendo una función de antagonismo equilibrador.
21 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Es importante resaltar que el contexto del encuentro es parte del proceso logoterapéutico; dicho encuentro
debe entenderse como un contacto a distancia, a nivel emotivo-cognitivo, pues esto diferencia el amor del
trabajo profesional.

El Contexto Logoterapéutico del Encuentro

La logoterapia se desarrolla en un contexto


configurado por la principal técnica logoterapéutica:
El encuentro, en donde el pensamiento de Martín
Buber se refleja en sus propias palabras: La palabra
básica YO-TÚ sólo puede ser dicha con la totalidad
del ser. Pero la reunión y la fusión en orden al ser
entero nunca puedo realizarlas desde mí, aunque
nunca pueden darse sin mí. Yo llego a ser YO en el
TÚ; al llegar a ser YO, digo TÚ. Toda vida verdadera
es encuentro.
De igual forma Alejandro de Barbieri dice frente
al encuentro: El encuentro libera, el amor libera, el
valor muestra un campo de posibilidades imprevistas
para la persona. No cura el psicólogo, no cura la técnica. Lo que cura es la relación. El encuentro entre dos
personas, una dispuesta a ayudar y la otra dispuesta a ser ayudada.
En síntesis, el encuentro apela a la capacidad específicamente humana de la autotrascendencia que adquiere
un carácter dialógico al entrar en contacto con la dimensión del logos. Este encuentro se produce por gracia y
no por ley, no se busca, se devela y se hace evidente en la misma esencia del ser humano que lo remite a ir más
allá de sí mismo, hacia algo o alguien.
Mayor validez adquiere el encuentro en la afirmación de Frankl donde la psicoterapia de hoy necesita no
sólo capacitar al hombre para gozar o trabajar sino en cierto modo para sufrir. Al respecto justifica su posición
afirmando que el neurótico pertenece a aquella clase de hombres a quienes les falta coraje para sufrir, y es
precisamente esto, uno de los objetivos de la psicoterapia logoterapéutica: devolver al ser humano la capacidad
de sufrimiento que ha perdido a través del desarrollo de la modernización.

Í
N Técnicas Logoterapéuticas más importantes
D
I Dentro de las técnicas logoterapéuticas se encuentran metodologías y estrategias definidas para muy
C variadas formas de aplicación; para este aparte nos centraremos en las principales técnicas (Intención
E paradójica, derreflexión, modificación de actitudes, diálogo socrático y preguntas ingenuas) y mencionaremos
algunas otras metodologías propuestas.
22 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Vale la pena resaltar que para la aplicación de cualquier técnica psicoterapéutica la formula = x+y debe
tenerse en cuenta.

Intención paradójica

La intención paradójica hace parte de las técnicas logoterapéuticas denominadas no específicas y es uno
de los grandes aportes a la psicoterapia de las neurosis psicógenas, así como una de las técnicas de mayor
reconocimiento científico.
La Intención Paradójica empezó a ser utilizada por
Frankl desde 1929 y a partir de la utilización de la capacidad
específicamente humana del humor -que moviliza el auto
distanciamiento como aspecto fundamental de la Intención
Paradójica- se articuló en el esquema logoterapéutico. Dicha
Intención es definida como un procedimiento en donde se le
invita al paciente a desear precisamente aquello que teme.
El fin específico de la Intención Paradójica -dice Frankl-
consiste en ampliar el margen de la libertad -creando distancia
entre lo humano en el enfermo y lo enfermo en el hombre-, en una palabra: movilizando el antagonismo
psiconoético facultativo. Dicho fin se basa en la intención de romper el mecanismo de la angustia de
expectación definida por Frankl de la siguiente forma: Cualquier síntoma, en sí fugaz e inofensivo, causa el
temor fóbico de su repetición, este miedo refuerza el síntoma, y el síntoma, reforzado de esa manera, aumenta
finalmente, el temor del paciente o en el respectivo caso, el síntoma.
La aplicación de la técnica se da a través de fases definidas por Frankl y citadas por Bazzi:
1. Fase de clarificación y adquisición de seguridad: Con base en los diagnósticos y exclusión
de afecciones físicas se da vía libre a la aplicación de la técnica.
2. Fase de enseñanza: En ella se dan las instrucciones comportamentales y la tarea que debe
cumplir el paciente para la aplicación de la técnica.
3. Fase de aplicación del humor: En donde se asume una posición irónica frente al propio
miedo.
Í
La intención paradójica es especialmente recomendada para el trabajo de fobias y neurosis obsesivas-
N compulsivas; es decir, es recomendable en aquellas circunstancias en donde la angustia de expectativa juega
D un papel importante.
I
C
E
23 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Derreflexión

La Derreflexión es otra de las técnicas enmarcadas dentro de la llamada logoterapia no específica y a


diferencia de la Intención Paradójica que se basa en la capacidad de autodistanciamiento, la Derreflexión se
da a través de la autotrascendencia.
Ante la auto-observación y autorreflexión excesivas, surgen síntomas neuróticos para los que la
prescripción de una Derreflexión es conveniente; es decir, la Derreflexión intenta superar la hiperreflexión y la
hiperintención. A manera de ejemplo, podemos mencionar las neurosis sexuales en donde la hiperintención
por alcanzar el orgasmo, lo frustra.
Según Noblejas M. A. Mediante ella, el paciente aprende a ignorar los síntomas (o descentrarse de su
sufrimiento o preocupación egocéntrica) con lo que (al romperse la auto-observación y con ella la hiperreflexión
e hiperintención) el organismo recobra su funcionamiento habitual normal y su estabilidad.
Básicamente la Derreflexión vela por cortar la hiperreflexión e hiperintención y lograr dirigir la atención
del paciente a otro pensamiento u objeto. Al respecto Elizabeth Lukas argumenta dos problemas comunes
en la praxis:
1. No se puede contar con toda la colaboración del paciente en la aplicación de la técnica,
puesto que existen objetivos que no puede conocer por referirse a la manera como será
descentrado de sí mismo.
2. No siempre es fácil encontrar contenidos lo suficientemente valiosos como para descentrar
al paciente.
Por ello, la aplicación de la Derreflexión requiere de la creatividad del terapeuta y la coherencia con la
voluntad de sentido y la autotrascendencia del paciente. De igual forma -como lo recomienda Lukas- puede
utilizarse una variante de la Derreflexión en donde se trabaja en conjunto con el paciente de la siguiente forma:
a. Se le explica el mecanismo de la hiperreflexión y se engancha al paciente en la relación
terapéutica para luchar contra dicho mecanismo.
b. Le es propuesto al paciente la búsqueda de contenidos valiosos hacia donde pueda centrar
su atención (se busca un catálogo de alternativas).
c. Se motiva al paciente para que trabaje en la organización del catálogo hasta la próxima
Í sesión.
N d. Se le asigna al paciente la tarea de probar alguna de las alternativas de su catálogo en el
D momento de la hiperreflexión mal sana y organizar un continuo escalonado en donde se
I puede determinar cuál es la mejor alternativa del catálogo (en este momento ya lo estamos
C descentrando sin que él se entere).
E e. El tiempo de prueba de alternativas va solidificando la descentración.
24 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

f. Finalizado el cuadro de valoración de alternativas se le puede explicar que ya no es necesaria


la terapia y se le recomienda que en caso de pequeñas recaídas recurra a la alternativa que
mejor resultado le dio.
g. Consolidar el éxito alcanzado.

Modulación de actitudes

El cambio o modulación de actitudes intenta ampliar el horizonte


de valores y significados, otorgando nuevas perspectivas sobre el
paciente y su circunstancia vital actual.
Según Lukas la modulación de actitudes es terapéutica para
clientes que enfrentan un sufrimiento inevitable, debe capacitar al que
sufre por una situación inalterable, para ver valor en esa situación.
La modulación de la actitud es la corrección de actitudes insanas
para la salud, pues se considera que la actitud no está determinada por
nada y que depende del paciente. De esta forma es de gran utilidad
ante la tríada trágica: Sufrimiento, Culpa y Muerte, y ante aquello que
se ha vivido en el pasado y que hoy puede permanecer eterno.
Para la modulación de actitudes se requiere de la creatividad,
argumentación y oposición del logoterapeuta y de la ayuda de técnicas
como el diálogo socrático y las preguntas ingenuas.

Diálogo socrático

Es considerado como uno de los principales instrumentos logoterapéuticos para ayudar al paciente a
Í encontrar significado y podría interpretarse como una técnica de autodescubrimiento.
N
Para David Guttmann el diálogo socrático sirve a los siguientes fines:
D
I ♦♦ Ayuda al solicitante a ponerse en contacto con su inconsciente noético
C ♦♦ Le capacita para ser consciente de sus poderes internos que se hayan ocultos
E ♦♦ Le dirige a encontrar un significado en la vida
25 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

♦♦ Le capacita para revisar su experiencia pasada y prever el futuro


♦♦ Actualiza experiencias cumbres del pasado, que una vez fueron significativas para el
individuo.
♦♦ Proporciona oportunidades para que el solicitante reevalúe su situación presente, su poder
y capacidad para manejar los problemas a los que se enfrenta.
De igual forma Fabry organiza en cinco áreas la exploración del diálogo socrático:
1. Autodescubrimiento
2. Opciones de sentido
3. Unicidad: La persona es única e irrepetible frente a las opciones únicas e irrepetibles que
vive
4. Responsabilidad
5. Autotrascendencia.
Así mismo describe el procedimiento general del diálogo socrático de la siguiente forma:
a. Relajación: Utilizada si la persona está alterada, nerviosa, preocupada o abatida.
b. Primeras cuestiones: El diálogo inicial se centra en el presente de la persona que busca
ayuda y gradualmente se dirigen las cuestiones hacia lo que debería ser.
c. Recoger logoindicadores: Los reflejos y respuestas del logoterapeuta se refieren a los
logoindicadores recogidos.
d. Establecimiento y puesta en práctica de nuevas alternativas: Se transforman los
logoindicadores en propuestas de acción.

Preguntas ingenuas

Las preguntas ingenuas pueden considerarse como una variable del diálogo socrático, introducida por
Í Elizabeth Lukas; sin embargo, la utilización de la ironía y el sarcasmo no es nueva en la mayéutica socrática.
N Las preguntas ingenuas buscan utilizar la oposición del paciente o la defensividad del mismo, para
D alcanzar el insight; son preguntas formuladas en tono irónico y que pueden desarrollarse a partir de la aparente
aceptación de las actitudes insanas del paciente, provocando la oposición del mismo y la resignificación del
I
problema.
C
E
26 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Otras técnicas logoterapéuticas

Muchas otras técnicas logoterapéuticas han sido desarrolladas por logoterapistas de todo el mundo; entre
ellas podemos encontrar la logoancla en donde una experiencia llena de sentido del pasado se usa como ancla
en una situación presente; la técnica de la apelación a la dignidad humana en donde a través de la sugestión
se toma postura ante la existencia; el logoanálisis que es un proceso que estimula la creatividad del individuo
para analizar las propias experiencias vitales; etc.
Así como las anteriores técnicas, también existen diferentes tendencias que van desde la logoterapia
narrativa, la biblioterapia, la terapia familiar, la intervención en crisis, el trabajo social, la educación para la
responsabilidad, el trabajo con niños y la tanatología, hasta el desarrollo de programas y metodologías grupales
claras y definidas.
Dentro de los trabajos de orientación logoterapéutica a nivel grupal se destacan las
metodologías basadas en el concepto de Derreflexión y la visión antropológica Frankliana;
entre ellas encontramos variables como los grupos de derreflexión de Elizabeth Lukas; los
grupos renacer para padres que han perdido sus hijos de los esposos Berti; los círculos de
diálogo existencial de Arturo Luna; las escuelas de vida para padres que han perdido sus
hijos y los grupos para la autotrascendencia de Paco Bretones; los grupos de autoayuda
para alcohólicos desarrollados por Crumbaugh; los grupos compartidos de Fabry; los
grupos de la red existencial, cuentería, derreflexión, suprasentido y sentido desarrollados
por el autor; así como diversas metodologías de abordaje en drogodependencias.

◊◊ Material compilado para fines didácticos.

Í
N
D
I
C
E
27 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

3.2 LOS MÉTODOS DE LA LOGOTERAPIA


◊◊ Referencia: Lukas, E. (2003). Logoterapia. México: Paidós. (Páginas 117-249).

Los grupos de neurosis según Viktor E. Frankl

Al explicar la imagen logoterapéutica del hombre hemos conocido la


ontología dimensional de Viktor E. Frankl, según la cual el ser completo
de la persona está formado por las dimensiones somática y psíquica y,
además, por la dimensión noética, gracias a la cual la persona puede
elevarse por encima de sí misma. También hemos hablado de la forma
logoterapéutica de conversación, que posibilita un acompañamiento
vital orientado al sentido y a los valores sin que el terapeuta los imponga.
Sobre estos fundamentos se asienta la teoría de las neurosis de Frankl
que expondremos.
Los cinco grupos de neurosis contemplados por la logoterapia
son: las neurosis psicógenas, las (pseudo) neurosis somatógenas, las
enfermedades psicosomáticas, las neurosis reactivas y las neurosis
noógenas.
Las neurosis psicógenas son efectos mórbidos de lo psíquico en lo
somático y/o en lo psíquico; por lo tanto, sus causas se hallan en lo
Í psíquico. Con las (pseudo) neurosis somatógenas ocurre lo contrario:
son efectos mórbidos de lo somático en lo psíquico y, por lo tanto, sus
N
causas se encuentran en lo somático. Como son principalmente disfunciones de índole vegetativa y endocrina,
D también se pueden llamar «enfermedades funcionales».
I
El caso de las enfermedades psicosomáticas es más complicado. En ellas confluyen dos situaciones: una
C debilidad corporal o lesión previa y un estrés psicológico o un shock. En consecuencia, las enfermedades
E psicosomáticas son manifestaciones patológicas en lo somático desencadenadas por algo psíquico, con lo que
28 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

sus causas se hallan en lo somático y en lo psíquico. En cambio, las neurosis reactivas son efectos retroactivos
mórbidos en lo psíquico, pero cuyos factores desencadenantes pueden haber sido en su origen tanto somáticos
como psíquicos. Por consiguiente, sus causas se encuentran en lo somático o en lo psíquico. Una variante
especial de las neurosis reactivas son las «neurosis iatrógenas», desencadenadas (involuntariamente) por un
médico o terapeuta.
Finalmente, las neurosis noógenas se definen como los efectos mórbidos de frustraciones espirituales en lo
psíquico, y cuando provienen de un «vacío existencial» —de la crisis de sentido de una sociedad entera— son
también sociógenas. En las neurosis noógenas no existe inversión, es decir, no se da ningún efecto mórbido
de lo psíquico o somático en lo espiritual, porque, como ya sabemos, lo espiritual no puede enfermar, aunque
sí puede bloquearse por enfermedades y deficiencias en lo psicofísico, como ocurre en el caso de las psicosis.
Dejemos por un momento la clasificación logoterapéutica de las neurosis y pasemos a considerar los
métodos de la logoterapia para, posteriormente, elaborar las correspondencias válidas entre los cuadros de
trastornos mentales, por un lado, y los métodos terapéuticos aplicables, por el otro.
Los métodos logoterapéuticos son la «intención paradójica»,
la «desreflexión» y la «modulación de la actitud». Los dos primeros
conceptos pertenecen a Frankl, mientras que el tercero lo he acuñado
yo misma (1980). Buscaba un término que pudiera agrupar las
distintas técnicas de conversación y procedimientos de la logoterapia,
como el «diálogo socrático», el «método del denominador común» o
las «conversaciones de búsqueda de sentido», entre otros, y éste me
pareció el que mejor se ajustaba. El concepto «modulación de la
actitud» expresa bien la diferencia respecto a la «modificación de la
conducta», apuntada por la terapia conductista, porque hace referencia
al deseo central de la logoterapia: su objetivo no es modificar primero
el comportamiento, sino cambiar la actitud. Según la logoterapia,
una actitud interior modificada trae consigo, sin más esfuerzos, una
conducta modificada.
En todos estos casos, tanto en las neurosis psicógenas como en las
(pseudo) neurosis somatógenas, la logoterapia no actúa en el sentido
de una terapia específica, sino en el de una terapia no específica. En
tanto que no específica, no se centra tanto en el síntoma como en la
actitud del paciente frente al síntoma; y es que, con demasiada frecuencia, la actitud fallida es lo propiamente
Í patógeno. La logoterapia distingue aquí varios modelos de actitud e intenta provocar en el paciente un cambio
N de postura. Con otras palabras, la logoterapia es una verdadera terapia de cambio de actitud. (Frankl, 24)
D La intención principal de la logoterapia no se centra en investigar las causas de los trastornos mentales,
I sino en tratar éstas de la mejor manera posible, y por ello la calificaremos como una psicoterapia que no
C «destapa», sino que «descubre». Lo que quiere descubrir son las fuerzas sanas e íntegras que hay en la persona
y que —como un retrato fiel— conducen al logos. Una de estas fuentes de fuerza es la capacidad humana
E
de autodistanciamiento, para cuya consolidación se recurre a la intención paradójica. Otra es la capacidad
29 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

humana de autotrascendencia, para cuyo afianzamiento se utiliza la desreflexión.


El método de la intención paradójica establece una distancia con respecto a los factores desencadenantes
psicógenos y, de este modo, los desactiva. Estos factores desencadenantes son sobre todo expectativas negativas,
llamadas «angustias ante la expectativa», que tienen la fatal propiedad de permitir la entrada de lo esperado en
el sentido de una profecía de autocumplimiento.
El método de la desreflexión reduce el egocentrismo y la hiperreflexión. A este respecto, cabe destacar que
el fenómeno de la hiperreflexión, es decir, el mantenerse pegado mentalmente a un problema (muchas veces
superfluo) y el no poder deshacerse de preocupaciones en parte mínimas, está actualmente muy extendido
y exagera inútilmente muchas inconveniencias psíquicas. Si antes las personas psíquicamente lábiles
acostumbraban a reprimir sus problemas, últimamente tienden a hiperreflexionarlos, lo que no es menos
perjudicial. Podríamos incluso imaginar los fenómenos de la represión y la hiperreflexión como dos polos
situados en un mismo y único continuo, en cuya mitad estaría la consideración y el dominio adecuado de los
problemas:

Es lógico que, en el caso de la represión, haya intervenciones terapéuticas que intenten hacer consciente la
problemática, mientras que, en el caso de la hiperreflexión, haya métodos que acaben haciendo inconscientes
los fenómenos sobrestimados de la vida, como hace la desreflexión logoterapéutica.
No cabe duda de que la hiperreflexión está ligada a un egocentrismo profundo. Quien da vueltas
ininterrumpidamente a sus grandes y pequeños descontentos apenas llega a percibir otra cosa que no sea
a él mismo; se convierte en preso de su propio bienestar perturbado. Por tanto, si la intención paradójica se
ocupaba de la expectativa exageradamente angustiosa de lo negativo, la desreflexión tratará las observaciones
enfermizas y la sobrevaloración de lo negativo, aspectos ambos por los que el hombre moderno está seriamente
amenazado.
El método de la modulación de la actitud tiene dos aspectos esenciales dentro de su enorme abanico de
posibilidades. Como su propio nombre indica, su objetivo es ayudar al paciente a mejorar su actitud frente
a algo. Este «algo» no ha de ser necesariamente negativo, a pesar de que así lo suponga el afectado. Resulta
bastante raro pero, en determinadas circunstancias, también la actitud de una persona frente a algo positivo
Í es susceptible de mejora. Este algo positivo puede ser unas condiciones de vida opulentas, la terminación de
N unos estudios, los recursos económicos, las amistades, etc.; en cualquier caso, condiciones de vida a partir de las
D cuales debería construirse una existencia satisfactoria y llena de sentido si el afectado simplemente adoptara
la actitud correcta frente a ellas. Desgraciadamente, se conocen muchos casos en psicoterapia en los que, a
I pesar de la abundancia de recursos económicos, se lleva una existencia infeliz, sin ímpetu ni energía. Todo
C un ejército de gente malacostumbrada en países acomodados no valora la «buena vida», sino que se aferra a
E la futilidad en permanente crítica o quiere exprimir sin límites una vida más o menos confortable. En estos
casos, el método de la modulación de la actitud ayuda activando la «voluntad de sentido» que «palpita» en cada
30 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

alma —como hace el corazón en cada cuerpo— y posibilita un aprovechamiento profundamente satisfactorio
de la existencia.
Aún más complicado resulta conseguir una actitud interior positiva ante una circunstancia negativa.
Determinadas situaciones sólo se pueden modificar desarrollando una actitud nueva con respecto a ellas. Pero
también hay casos en los que bajo ningún concepto se cuestionará la circunstancia negativa, como sucede con
las enfermedades corporales graves, las parálisis, las amputaciones, las pérdidas dolorosas (de un familiar, por
ejemplo) o los problemas de culpabilidad. Sin embargo, cuando ya no se puede cambiar nada, siempre se está a
tiempo para elegir libremente la actitud frente a lo inmutable, y de dicha actitud volverá a depender la manera
de soportar esa circunstancia inalterable. Nadie debe romperse por el sufrimiento. Cada persona dispone
de un «poder de obstinación del espíritu» que le permite transformar un sufrimiento inevitable en un acto
humano, es decir, en un triunfo interior, tal como el propio Frankl experimentó durante sus amargas vivencias
en la guerra y, posteriormente, demostró con su mensaje de esperanza para todas las personas que sufren.
Unifiquemos ahora la clasificación logoterapéutica de las neurosis (incluyendo también las psicosis y las
depresiones) con los tres grandes grupos metodológicos de la logoterapia.
La intención paradójica se aplica en caso de neurosis psicógenas, concretamente neurosis de ansiedad y
obsesivo-compulsivas. La desreflexión también se utiliza para neurosis psicógenas, en el caso de disfunciones
sexuales psicógenas, y para neurosis psicosomáticas y trastornos del sueño. Por su parte, la modulación de la
actitud se divide en dos ramas de aplicación, según se aplique en caso de circunstancias negativas o positivas.
Ante lo negativo, la modulación de la actitud se emplea para tratar neurosis reactivas como la histeria, las
adicciones y los daños iatrógenos, así como para dominar el sufrimiento, dividido a su vez en sufrimiento
provocado por una enfermedad o por el destino. Ante lo positivo, la modulación de la actitud se aplica en
casos de neurosis y depresiones noógenas.

El origen de las neurosis de ansiedad

En los trastornos neuróticos se perfila un círculo vicioso en forma de


espiral en el que el enfermo se ve envuelto. En primer lugar, el afectado tiene
un concepto poco bueno de sí mismo (o de otras personas, o de la vida...).
Después vienen de alguna manera los errores y los fracasos. Entonces vuelve
a desconfiar de todo y su debilitada conciencia de sí mismo vuelve a llevarlo
al fracaso, y de ahí, directamente, a una disolución progresiva de la confianza
Í en sí mismo y de su confianza original. Ocurre como en los celos patológicos
N (una variedad de neurosis), que ahuyentan abiertamente al cónyuge amado, lo
D cual hace aumentar de nuevo los celos hasta la locura.
I En las neurosis de ansiedad, el círculo vicioso se forma del modo siguiente:
C Un suceso casual y desagradable, mayormente traumático, crea el temor a
que dicho incidente se repita en una situación parecida. Esta angustia ante
E
la expectativa deja tan inseguro al afectado, o le hace actuar de forma tan
31 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

forzada, que el suceso temido vuelve inmediatamente. Con ello ya se cierra el círculo, porque tras el retorno
del suceso («síntoma»), la angustia ante la expectativa aumenta a niveles altísimos (va creciendo hacia la
«fobia») y vuelve a producir el síntoma cada vez que aparece la situación ocupada por la angustia. El afectado,
preso en el círculo vicioso, piensa que sólo puede salvarse evitando la situación ocupada por la angustia, pero
ello lo entrega definitivamente a la neurosis de ansiedad, porque la angustia acostumbra a extenderse (a
generalizarse) a ámbitos de la vida no invadidos. Cuanto más evitemos las situaciones angustiosas, menos
capacidad de resistencia tendremos frente a nuestras angustias.

La curación de las neurosis de ansiedad

Acabamos de describir la grave situación del proceso cíclico de las neurosis


de ansiedad, donde el síntoma produce la fobia y la fobia fija el síntoma. Hemos
llegado a la conclusión de que hay que combatir y eliminar ante todo la angustia
ante la expectativa subyacente en la fobia, porque dicha angustia mantiene activo
el círculo vicioso y, además, impide el despliegue de la autotrascendencia de la
persona, dado que la obliga a pensar continuamente en lo temido. ¿Cómo se
puede eliminar la ansiedad en estos casos, al menos para aquellos momentos
que puedan resultar curativos? Un método óptimo para conseguirlo es la
intención paradójica, desarrollada por Viktor E. Frankl. Este método establece
un enfrentamiento en toda regla entre las dimensiones espiritual y psíquica de la persona, un diálogo entre
ambas. Se trata de «sobrevolar» la debilidad psíquica con unas alas espirituales, en concreto, deseando con
ansia que se produzca lo temido psíquicamente (emocionalmente) en un acto espiritual acrobático —de ahí
la paradoja—. El temor y el deseo se inhiben y se neutralizan mutuamente. Simplemente, es imposible, por
ejemplo, temer la llegada de la noche y, al mismo tiempo, desear con fervor que se haga por fin de noche.
Esto da como resultado una «inhibición recíproca»: el menos del temor y el más del deseo se neutralizan
mutuamente y dan como resultado cero.
Tan pronto como la intención paradójica paraliza la angustia ante la expectativa, el síntoma deja de
presentarse. A partir de entonces, el proceso cíclico cambia de sentido. Como el síntoma no se presenta, el
paciente recupera la valentía, tiene menos angustia y puede reírse con más facilidad de los sentimientos de
temor restantes... De nuevo, los síntomas dejan de aparecer, el paciente se muestra más seguro, ya no espera
Í que le ocurra nada malo, deja de evitar la situación ocupada por la angustia y, con el tiempo, puede volver a
moverse libre de trastornos.
N
D El arte de aplicar este método tan desconcertantemente sencillo como efectivo no es menos importante.
Hay que encontrar las fórmulas paradójicas correctas para cada paciente. Al más malhumorado habrá que
I
incitarlo para que esboce una mínima sonrisa, mientras que al mayor de los pusilánimes habrá que inducirlo a
C la proeza de entregarse al síntoma (tan idolatrado en la paradoja), y para ello se necesita mucho tacto. Nadie se
E ríe del paciente, sino que es él quien se ríe de sí mismo; se ríe, por así decirlo, de una «tontería» exagerada que
forma parte de su irritado mundo sentimental y que quiere asustarlo con predicciones catastróficas. Siguiendo
32 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

el lema «¡ningún poder para la tontería!», el paciente interpreta el papel de resignado: Ya tenemos aquí la
catástrofe anunciada! Tengo mucha curiosidad. ¡Por fin un poco de color en mi monótona vida! Pero ¿dónde
está la catástrofe? Hoy en día, no te puedes fiar de nadie, ni de tu propia angustia. También ella falta a su
palabra...».
Para acabar, analicemos una cuestión general: hemos visto que, al aplicar la intención paradójica, el paciente
supera su miedo irracional durante cierto tiempo, el suficiente para suprimir el síntoma. ¿Se trata, por tanto,
de un método de reducción de síntomas? Y si es así, ¿no se corre el riesgo de que se desarrollen síntomas
sustitutivos?
Si consideramos que un paciente puede
controlar su síntoma neurótico-ansioso (u obsesivo-
compulsivo) mediante la intención paradójica,
las manifestaciones posteriores del síntoma
desaparecerán. Esto confiere al paciente un impulso
mental que, a su vez, presenta manifestaciones
posteriores: aumento de confianza en sí mismo,
normalización profesional, estabilidad familiar, etc.
Todo esto puede contribuir a que, finalmente, se
superen las eventuales causas que, en su momento, hayan podido provocar la enfermedad (traumas vividos).
En cualquier caso, las posibilidades de éxito son más halagüeñas que si se intenta «elaborar el pasado» todavía
en la fase aguda de la enfermedad, durante la cual el paciente se encuentra tan triste y abatido. Por lo tanto,
la reducción del síntoma no sólo tiene la importancia de ser un «primer auxilio» psicoterapéutico para frenar
al instante las posteriores manifestaciones negativas de síntomas, sino que incluso puede revelarse como un
medio que, en determinadas circunstancias, contribuye a eliminar las causas de la enfermedad.
Al fin y al cabo, la intención paradójica es más que un tratamiento de síntomas. Sirviéndose del humor,
el paciente se eleva por encima de sí mismo y deja de someterse a sus impulsos psicofísicos. Se siente fuerte
porque demuestra valentía, «agarra el toro por los cuernos» y se encara consciente e intencionadamente a
la situación ocupada por el miedo. Todo ello introduce un crecimiento interior en el paciente que nunca
se conseguiría con un mero combate racional contra sus angustias. Su actitud frente a la vida se modifica
por completo y se recupera una parte de la confianza original. Esta confianza original constituye la mejor
protección contra cualquier desliz neurótico, dondequiera que se hallen sus raíces.

Í
N
Jaque al carácter neurótico obsesivo
D
I Así como el paciente con neurosis de ansiedad únicamente tiende, según la estructura de su carácter, a
C la inseguridad y a «quedarse atascado» en los pensamientos, en el caso del neurótico obsesivo-compulsivo
E estamos ante una predisposición de carácter «anancástico» que lo induce a la pedantería, al fanatismo por la
limpieza y a las ideas escrupulosas. Es propio del neurótico obsesivo aspirar al cien por cien en todo. Quiere
33 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

hacerlo todo a la perfección y no quiere ser culpable de ninguna desgracia, simplemente por no ser rechazado,
boicoteado o «condenado» por ninguna instancia. No pocas veces, la idea de un castigo divino acecha,
consciente o inconscientemente, en segundo plano. Todo ello conduce a un miedo exagerado y prepotente a
los errores, lo que se revela como el mayor error.
Tanto el neurótico ansioso como el neurótico obsesivo comparten las
características siguientes:
a. Una actitud negativa de esperanza frente a la vida.
b. Una angustia irracional (en la neurosis de ansiedad, angustia en
torno a uno mismo, y en la neurosis obsesiva, angustia de uno
mismo).
c. Una tendencia al enfurecimiento por cosas insignificantes.

El carácter anancástico es el caldo de cultivo donde puede, pero no debe, formarse una neurosis obsesiva.
La irrupción de la enfermedad dependerá esencialmente de la actitud del afectado frente a su predisposición
de carácter, y esta actitud es libre. En cualquier caso, una educación estricta, extremadamente correcta y
moralizante nunca es beneficiosa para alguien con una estructura de carácter anancástica y supone una
dificultad añadida en el esfuerzo para liberarse de los impulsos obsesivos. Cuando uno de los padres tiene un
carácter parecido, las taras innatas se juntan con las adquiridas.
La enfermedad declarada se manifiesta también en forma de círculo vicioso que deberá ser destruido
mediante el método de la intención paradójica. Al principio del proceso cíclico —como ocurre en la neurosis
de ansiedad—, se produce un suceso fatídico: la ocurrencia obsesivo-compulsiva. En la mayoría de los casos,
esta ocurrencia alberga una idea absurda referida a una acción horrible que el afectado podría llegar a perpetrar.
En un momento de obcecación o de pérdida del autocontrol, el neurótico obsesivo piensa que podría tirar
a su bebé por la ventana, clavarle un cuchillo a su vecina en el estómago, empujar a las personas que están
esperando en la parada del autobús para que las atropellen, etcétera.
El origen de estas ocurrencias es algo absolutamente desconocido. Ni siquiera sabemos cómo se producen
las ocurrencias en la vida sana. No sabemos de dónde saca un compositor sus melodías, ni tampoco cómo se
le ocurren a un inventor sus ideas ingeniosas. El neurótico obsesivo está predestinado a alimentar fantasías
extremadamente irreales y pesimistas sobre él y su forma de actuar. En principio, no se trata de fantasías
ajenas a la realidad, como en el caso del psicótico (quien, por ejemplo, cree ser el diablo en persona), sino
Í de catástrofes «perfectamente posibles» que él se imagina (por ejemplo, haber podido infectar a alguien con
N bacterias mortales por no tener las manos suficientemente limpias). Son, simplemente, fantasías de terror
D nacidas de un miedo extraordinario a la culpa y de una desconfianza excesiva hacia uno mismo.
I En cualquier caso, lo que sí sabemos es que las ocurrencias de la neurosis obsesiva no provienen de un
C deseo secreto. Seríamos muy injustos con el neurótico obsesivo si quisiéramos achacarle falsamente que anhela
aquello que teme (y rechaza, por ejemplo, al bebé o a la vecina). Su temor es real, de lo contrario, no podría
E
ni debería beneficiarse de la ayuda de la intención paradójica. Pensemos en lo peligroso que resultaría que
34 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

alguien que teme obsesivamente herir a otras personas recibiera el consejo de «perpetrar un gigantesco baño
de sangre» si detrás de esta obsesión anidara una intención asesina real. Pero éste no es el caso.
Pero volvamos al círculo vicioso. Si una persona que lleva la tara de esta predisposición de carácter
anancástica consigue no tomar en serio sus ocurrencias obsesivas, todo estará bajo control. Sin embargo, si a
pesar de la inverosimilitud de tales ideas, se deja llevar por ellas y las contempla como una amenaza que debe
tomar en serio, el proceso no irá bien. En este caso, la persona luchará contra la presunta amenaza intentando
impedirla a cualquier precio: dejará de tocar a su bebé, vaciará la casa de cuchillos, ya no utilizará el autobús,
se lavará las manos cien veces al día, etc., sólo por no infligir dolor a nadie. Pero como la «película de terror»
continúa, tales medidas preventivas tampoco le tranquilizarán. La persona empieza a controlar si hay algún
objeto punzante en la vivienda o si la vecina está sana y salva en su casa, medita durante horas acerca de los
caminos que ha tomado recientemente y si en ellos ha pasado por la parada de autobús, o si el jabón que ha
utilizado el mes pasado ha desinfectado realmente. El neurótico obsesivo busca de facto una seguridad al cien
por cien en un mundo donde nada es seguro al cien por cien.
Por lo tanto, el intento de asegurarse al cien por cien está condenado al fracaso, mientras que, con la
conducta de evitación, lo único que consigue el neurótico obsesivo es no vivir la evidencia de que sus absurdas
ocurrencias son, precisamente, absurdas (al ser altamente improbables). Si no tiene ningún cuchillo en casa, la
incertidumbre de si degollaría a alguien si tuviera un cuchillo a mano sería aún mayor. Efectivamente, el hecho
de quitar de en medio todos los cuchillos no le garantizan que, en un ataque de locura, no pudiera utilizar
cualquier otra «herramienta homicida». Así, la angustia ante lo temido estará a la orden del día a pesar de
que esa cosa temida (a diferencia de la reacción corporal vegetativa en la neurosis de ansiedad) nunca llegue.
Aquí se pone en práctica el deseo paradójico que, según el modelo demostrado, aspira a que «nada puede
merecer más la pena que llevar a cabo precisamente lo temido». Si se suprime el miedo neutralizado a través
del deseo paradójico, se suprimirá también el motivo para las ansias de seguridad y la conducta de evitación, y
el paciente podrá volver a enfrentarse al peligro, «dejar que éste vuelva», con lo cual experimentará que todo se
desarrolla de manera completamente inofensiva y que, en realidad, él es incapaz de hacer daño a una mosca y
menos aún hacer realidad sus horribles imaginaciones. Esto confiere al paciente la «miniseguridad» que tanto
necesita para, a pesar de su carácter escrupuloso, no dudar continuamente de sí mismo.
En las neurosis obsesivas se puede aplicar la intención paradójica
sin reservas. Se puede proponer al paciente que «lance a sus bebés por la
ventana describiendo una parábola lo más amplia posible», que «empale a
las vecinas una a una» o que «extermine a todo el barrio con sus bacterias»...
La única repercusión que esto puede tener en la realidad es que la pobre
Í persona atormentada se libere de su sufrimiento. Un neurótico obsesivo-
N compulsivo nunca hará lo que teme hacer, porque, debido a su carácter
D anancástico, tiende al perfeccionismo, quiere hacer bien todo lo que
pueda, absolutamente bien, y entonces se atasca en el problema de que,
I al final, ante un claro querer hacerlo bien, se plantean actos totalmente
C equivocados. Pero tan pronto como su angustia enfermiza retrocede bajo la
E protección de la intención paradójica, se restablece su inclinación al orden
y a la conducta correcta dentro de un marco normal y no habrá el menor
35 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

motivo para preocuparse por un posible desliz psicótico del paciente.


En la práctica, la intención paradójica consigue resultados curativos mucho más duraderos que la prescripción
sintomática. Yo lo atribuyo a que, al final, en la prescripción sintomática no se llega al conocimiento de que el
temido contenido de la angustia (la idea compulsiva) es inofensivo, con lo cual, tras el descenso de la fase de
cansancio terapéuticamente creada (desde el punto de vista del síntoma obsesivo), la angustia vuelve a crecer.
Ahora bien, aunque se haya conseguido «disolver» la neurosis obsesiva de un paciente con la ayuda de la
intención paradójica, la terapia aún no se podrá dar por concluida. La actitud fundamental del paciente de
antes con respecto a su predisposición de carácter todavía precisa más atención terapéutica. Decíamos que
el paciente obsesivo aspira a la perfección: repasa las facturas varias veces para ver si el total es correcto; al
salir de casa comprueba varias veces que los aparatos estén correctamente desconectados, etc. Lógicamente,
también busca al terapeuta ideal, quiere una curación perfecta. Pero como nada en la vida es perfecto y en
todas las cosas siempre queda un poso de imperfección, el paciente debe hacer un esfuerzo para congeniar con
lo incidental y lo provisional. Por así decirlo, debe comprender que:
[...] lo más razonable de todo es no querer ser demasiado razonable o tener que realizar alguna vez actos
discutibles, porque lo que quizá sí sería discutible es no actuar. (Frankl, 31)
Lo mismo se puede decir de la actitud del paciente respecto a sí mismo. Si incluimos sus ocasionales
ocurrencias absurdas en el cuadro clínico, deberemos convenir en que nunca estará completamente curado.
Las ideas compulsivas se le ocurrirán por momentos, pero si es capaz de identificarlas como tales y está
«espiritualmente presente» con la suficiente intensidad como para actuar paradójicamente, no se verá expuesto
a recaídas. Si, pasado algún tiempo, le importuna una nueva visión terrorífica, podrá volver a parodiarla y hacer
que se desvanezca. Este es el mejor modo de vida que puede conseguir. Tan sólo tiene que impedir que sus
ideas compulsivas vayan en aumento, porque éstas le volverían a enredar con suma rapidez en aquel proceso
cíclico neurótico del que con tanto esfuerzo ha conseguido salir. En suma, el paciente debería comprender
no sólo con la cabeza, sino como persona completa, que él no es el responsable de sus ocurrencias neurótico-
obsesivas, pero sí es responsable de cómo reacciona ante ellas. La duda forma parte de su predisposición, pero
no la actitud frente a la duda.

Un poco de falta de amor: la histeria


Í La explicación de la corrección de actitud necesaria en el neurótico obsesivo nos ha llevado del método de
N la intención paradójica al siguiente gran grupo metodológico de la logoterapia: la modulación de la actitud.
D Este método no consiste tanto en que el paciente «intente por primera vez» hacer algo que nunca se ha atrevido
o se atreverá a hacer, como en que «reflexione por primera vez» sobre algo que (todavía) no se ha reflexionado
I
de esta manera. Por lo tanto, lo que impulsa aquí el crecimiento interior no es tanto el distanciamiento de sí
C mismo como la configuración de sí mismo.
E
Mientras una neurosis resida en una circunstancia en cierto modo fatídica, se tratará —desde el punto de
36 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

vista logoterapéutico— de posibilitar al paciente la actitud correcta ante esta circunstancia. (Frankl, 33)
En el centro del diálogo «modulador de la actitud» se halla la actitud espiritual de una persona ante
circunstancias positivas o negativas que, o bien son inalterables, o bien hacen indispensable otra actitud para
su modificación, o bien albergan posibilidades de sentido que no se perciben. Por supuesto, sería un error creer
que el terapeuta quiere «modular» la postura de una persona frente a ella misma y al mundo exterior. Quien
tiene que modular algo es el paciente. Sin embargo, la tarea del terapeuta sí puede ser la de hacer entender al
paciente que su actitud debe cambiar.
Se podría decir que toda modulación de la actitud
conlleva otra actitud hacia el objetivo más sana, mejor,
más llena de valores éticos, más llena de esperanza.
Pero todo esto no son más que descripciones que no
tienen validez general y que sólo se hacen evidentes
en cada caso concreto. Por ejemplo, cuando un
paciente dice sobre él mismo: «Nunca consigo nada.
¡Soy un completo fracasado!», cualquiera se da
cuenta de que aquí no hay ninguna actitud óptima.
A grandes rasgos se podría expresar así: una actitud
psicohigiénicamente ventajosa está «a favor de la vida», o sea, al contrario que todo lo destructivo, peyorativo y
mortificante. O aún más preciso: las actitudes sanas proporcionan una elevada protección contra las afecciones
mentales, así como una capacidad de resistencia enorme en situaciones críticas (la protección no se refiere
a las afecciones endógenas, sino a la capacidad de resistencia en tales casos). Otra forma de verlo es que las
actitudes positivas aportan una consonancia con la conciencia de la persona.
Pasemos ahora a las neurosis reactivas, que se cuentan entre las más difíciles de todas y encuentran su
mayor desafío en la histeria. Por desgracia, la palabra «histeria» se ha convertido casi en un insulto y, debido
a ello, ha sido arrinconada por la psicoterapia. La expresión «neurosis de conversión» (en la sintomatología
corporal) también está anticuada. Ambas formas han sido sustituidas por los términos «trastorno disociativo» y
«trastorno somatomorfo», o bien se subordinan al concepto de trastorno histriónico (que llama la atención) de
la personalidad. Sin embargo, y para coincidir con la obra de Frankl, mantendremos aquí la palabra «histeria»
en su sentido clínico.
¿Cuáles son, por tanto, las cualidades de carácter del histérico? Si en el caso del neurótico ansioso nos
hemos referido a una insuficiencia del sentimiento de evidencia, en el caso del histérico podemos hablar de
una insuficiencia de la sensación ética. En la Edad Media, la creencia de que los histéricos estaban «poseídos
Í por el demonio» no era más que una descripción exagerada de un estado, pero contenía simbólicamente
N un ápice de verdad: en el histérico hay una cierta fascinación por el mal, una alegría por lo negativo, un
D impedimento para tolerar lo positivo.
I Esto significa que la curación y el dominio autónomo de los problemas de la vida no constituyen
C obligatoriamente el objetivo de un paciente de estas características; ése será el objetivo del terapeuta, quien
con sus iniciativas pro forma toma parte en el juego para hacer que el paciente finalice lo que él mismo ha
E
empezado. Pero si, un día, el terapeuta dice que el paciente ya no necesita más sesiones porque ya ha hecho
37 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

buenos progresos, puede obtener la siguiente respuesta-amenaza: «Si no me da pronto otra cita, recaeré. ¡Ya
lo verá!». En lugar de alegrarse por la estabilidad conseguida, el histérico se sacrificaría sin pensarlo sólo para
conservar la atención de su terapeuta. Y, en vez de estarle agradecido por su intervención, intenta chantajearlo
(he aquí la insuficiencia de la sensación ética).
Frankl enumeró los tres rasgos típicos del carácter histérico: falsedad, egoísmo enfermizo y naturaleza
calculadora.
Falsedad significa que las personas histéricas carecen profundamente de vivencias, hecho que las hace
ávidas de experiencias, llegando incluso a preferir una experiencia triste a ninguna. Estas personas apenas son
capaces de vivir una verdadera alegría, un verdadero amor, ni siquiera un verdadero dolor. Todo es una puesta
en escena para experimentar o conseguir algo; hasta los síntomas forman parte de la escenografía.
Egoísmo enfermizo significa que si hay que llevarse a alguien
por delante, se hace, incluso a uno mismo. Las personas histéricas
quieren manipular constantemente su entorno, ser el centro de
atención o vengarse de los demás por el desprecio que les profesan,
cuando la venganza sería su propia autodestrucción. Su capacidad
de compenetración con sus semejantes es nula.
Naturaleza calculadora significa que hacen mucho teatro,
gustan de las apariciones dramáticas y siempre denotan algo de
artificialidad. Piensan exclusivamente personalizando y nunca
de manera objetiva, y disfrutan con el triste placer de endosar
sentimientos de culpa al prójimo o de obligarle a asumir
determinados papeles (encaminados no pocas veces a la autolesión).
Es decir, mientras el problema esencial en las neurosis de
ansiedad y obsesivas reside en que el neurótico no quiere asumir
ningún riesgo y busca seguridad y protección a toda costa, llegando
a pagar precios demasiado altos, el problema básico del histérico
consiste en que no quiere renunciar a nada (o en creer que no
puede renunciar) y quiere conseguir la dedicación del prójimo
también a toda costa, pagando «precios» completamente desajustados.
Pero en la vida son necesarias ambas cosas, tanto el poder aceptar lo inseguro, porque no todo se puede
asegurar, como el poder soltarse y quedarse atrás, porque no todo se puede obtener por la fuerza. Así, en ambas
Í patologías de trastorno mental entran en juego momentos dictatoriales. La angustia y la idea compulsiva
N fuerzan al ansioso y al obsesivo, respectivamente, a demostrar conductas que no desean, mientras que el
D histérico, a través de sus síntomas («ataques»), fuerza a otras personas a demostrar conductas que no desean.
I
C
E
38 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Salvación mediante renuncia


Hemos dicho que el histérico debía desarrollar básicamente una disposición para asumir pequeñas
renuncias. Naturalmente, sólo lo hará si sabe para qué lo hace. Y este «para qué» también se le puede mostrar,
dado que existe una estrecha relación entre las pequeñas renuncias y los grandes sentidos en la vida. Sólo
mediante pequeñas renuncias se pueden satisfacer los grandes contenidos de sentido, y éstos posibilitan a su
vez, como un efecto secundario no perseguido, lo que conocemos con el nombre de felicidad. Y viceversa: las
muchas y pequeñas satisfacciones momentáneas que resultan de no querer renunciar dejan insatisfechos los
grandes sentidos, acarreando así el inevitable efecto secundario de la infelicidad.
Poder efectuar renuncias llenas de sentido es, por lo tanto, la clave de la felicidad, y en algunas enfermedades
como la histeria —así como en las problemáticas de la adicción o el desamparo—, es, además, la clave de la
salud. Un alcohólico que renuncia al siguiente vaso de vino está tan salvado como un criminal que renuncia a
su siguiente acto delictivo.
Pero lo que no es tarea del terapeuta es tomar parte en la escena montada por el paciente. Las personas
histéricas aman la terapia de larga duración porque en ella obtienen todo
lo que necesitan: están en el centro de atención y tienen un espectador
«incondicionalmente» comprensivo. Una vez que han roto con todo
su entorno, el terapeuta es la última persona que todavía permanece
intensamente entregada a ellas. Por ello, no sólo le dan dinero, sino también
todo aquello por lo que él muestre interés, empezando por las más espantosas
experiencias infantiles y acabando con los sueños o fantasías sexuales más
salvajes. Pero esto no soluciona el problema. Si un terapeuta registra que,
como persona que ayuda, no le toman en serio, que no consigue hacerse valer
con sus argumentos del papel positivo, del desplazamiento del tener al ser y
de la renuncia con sentido en aras de una realización de valores reales, debería
notar que él mismo está siendo utilizado como medio para un fin y que su
paciente está convirtiendo la terapia en una ocupación ociosa, por no decir
en un «sucedáneo del sentido». En tal caso, el terapeuta debería finalizar la
terapia. No se puede ayudar a todo el mundo, pero tampoco está permitido
hacer daño a nadie, y seguir el juego en una patología histérica supondría una lesión. En concreto, esto
significa que un mantenimiento persistente del comportamiento histérico por parte del paciente constituye
un motivo para cortar la terapia por parte del terapeuta. (Aquí nos adentramos en el terreno de la adicción a
la terapia», y nunca hay que poner la droga al alcance del adicto.)
Í
En repetidas ocasiones me he encontrado con que, justo antes de irme de vacaciones, ciertos pacientes
N míos sufren «ataques» y se sienten «mortalmente enfermos». Traducido en otras palabras, estos pacientes
D quieren decir: «¿Cómo te permites irte de vacaciones y no estar a mi disposición durante un tiempo?». Así, si
I me voy de vacaciones, tengo que hacerlo como mínimo preocupada y con mala conciencia. Ahora bien, admito
C que en mis maletas incluyo a veces algo de preocupación por alguno de mis pacientes, pero aún no me he ido
nunca con mala conciencia. El histérico es una persona discapacitada emocionalmente, de eso no hay duda,
E
pero puede responder de sus propios actos, y esto es precisamente lo que tiene que aprender.
39 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Un esbozo multidimensional contra las adicciones

El tema de las «neurosis reactivas» no se acaba con las perspectivas logoterapéuticas para la superación
de la histeria. En este tipo de neurosis se incluyen también las «neurosis iatrógenas» y las adicciones, cuya
problemática, a pesar de su tremenda complejidad, trataremos a grandes rasgos.
Toda adicción es, tanto por su génesis como por su capacidad de reacción a síntomas de abstinencia, una
patología interactiva en la que se hallan entretejidas las tres dimensiones del ser de la persona.

1. La dimensión somática
Las sustancias adictivas intervienen en el gobierno del
«bienestar» en el cerebro y lo trastornan masivamente. Cuanto
más se dispara artificialmente el «nivel de bienestar», más se
prolonga la siguiente fase profunda de malestar, la cual ya
no podrá ser equilibrada por el cerebro. Con la continuación
de la adicción, las resacas y los síntomas de abstinencia
adoptan formas cada vez más graves y al poco tiempo sólo se
pueden dominar readministrando la sustancia adictiva. Si tal
readministración no existe, la persona cae en un abismo, su
rendimiento disminuye y fracasa en todos los frentes. Si el
afectado se vuelve a enganchar a la sustancia adictiva (cuya
dosis deberá aumentar paulatinamente), cae en una dependencia mortal. Éstas son las alternativas que el
organismo ofrece, ninguna más.
Pero cuando la persona sale victoriosa del abismo de la dependencia, aún sigue durante mucho tiempo
presa de las garras de la adicción. El organismo del ex adicto reacciona a la sustancia adictiva de manera distinta
que el del no adicto. Cuando su organismo vuelve a entrar en contacto con la sustancia, «recuerda» el antiguo
modelo y hace empeorar inevitablemente el «nivel de bienestar», con la esperanza de que la readministración
vuelva a levantarlo. Esto hace arrodillarse hasta al más fuerte.
La consecuencia de ello es que el adicto tiene que evitar la sustancia adictiva durante toda la vida para
poder vivir con normalidad. Naturalmente, no siempre es posible. En la adicción a la comida, por ejemplo,
la evitación de por vida se refiere a las porciones de más y a las comidas entre horas que se salen de la
Í alimentación adecuada. También en la adicción a los medicamentos deben adoptarse compromisos en casos
N de patologías serias. Sin embargo, el «ex» siempre tiene que ser consciente de que, después de la patología
D adictiva, el mecanismo regulador de su sistema nervioso ya no será tan fuerte como lo era antes. El peligro de
recaída le acompañará durante toda la vida.
I
C
E
40 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

2. La dimensión psíquica

Todavía se discute la presencia de una predisposición constitucional en la propensión a la adicción. Distintas


voces están a favor en el caso del alcoholismo, como han podido apuntar investigadores de la Universidad de
Kansas bajo la dirección de D. Goodwin. Pero, al fin y al cabo, cada persona lleva consigo todo un abanico de
fuerzas de resistencia saludables. La situación es más crítica cuando en el plano psíquico hay puntos flacos
que hacen inclinar a la persona a reacciones inadecuadas. Tales reacciones integran entonces el peligroso
componente «reactivamente neurótico» que acostumbra a urdir círculos viciosos, como el que se genera entre
el malestar y la dependencia de la sustancia en el caso de las adicciones. Por ejemplo: la reacción de anular la
frustración con alcohol genera frustraciones aún más fuertes, etc.
Los puntos flacos psíquicos que contribuyen al establecimiento de
las patologías adictivas son, en su mayoría, hipersensibilidades. Somos
demasiado sensibles, incluso alérgicos: a las críticas, a las exigencias, a
cambios repentinos de planes y de lugares, a los desengaños y a las pérdidas...
Alérgicos a la vida con todas sus sorpresas. Creemos que no lo soportamos
y, para huir, nos enganchamos al mundo ficticio de las drogas, el juego y
los sueños. Por lo tanto, existen vínculos entre las adicciones y las alergias.
Ambas forman parte de las plagas de nuestro tiempo, aunque la mayoría de
alergias, no obstante, tiene un trasfondo somático consistente en un déficit
parcial del sistema inmunológico del propio cuerpo. En cualquier caso, en
la adicción, el trastorno psíquico se manifiesta más bien en el área del ocio (cuando disminuye el control
interior), mientras que en la alergia lo hace en el área del rendimiento (a causa de una capacidad de resistencia
demasiado baja).

3. La dimensión noética

Se han desarrollado distintas hipótesis acerca de la fenomenología de la autodestrucción que tiene lugar de
manera ostensible en la histeria, las patologías adictivas y la delincuencia. Freud hablaba de una «pulsión de
muerte» en la persona para explicar tanto las agresiones incomprensibles hacia el exterior (delincuencia) como
las no menos incomprensibles hacia el interior (adicción) y sus formas mixtas (histeria). Sin embargo, la idea
de «estar impulsado a la auto-destrucción» como argumentación general de la conducta fallida psicopática
Í resultaría algo primitiva. La esfera espiritual de la persona debe dar su beneplácito al respecto, de lo contrario,
N ninguna pulsión puede tener un poder tan inmenso. Pero ¿cuándo se ve espiritualmente conducida la persona
D al intento de renunciar a su vida? Es decir, ¡el nóos necesita al logos!: cuando la vida no tiene sentido, cuando
I el sentido incondicional de la vida no se reconoce como algo válido, cuando no se es consciente de ningún
motivo profundo para vivir. El beneplácito para la autodestrucción surge de la actitud espiritual que dice:
C «Nada tiene sentido».
E
Por tanto, la complejidad de la patología adictiva está formada por una constitución corporal de riesgo
41 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

(probablemente predispuesta y seguramente autogenerada), un componente reactivamente neurótico que


oscila entre la hipersensibilidad y la desmesura, y, con ello, un opresivo sentimiento de falta de sentido (o
incluso una neurosis noógena o depresión) que lleva al adicto a un punto en el que, simplemente, deja de
esforzarse porque ya no ve ningún sentido. El resto es pura autodestrucción.
En consecuencia, el esbozo terapéutico debe trazarse
de manera multidimensional. En lo tocante a la dimensión
somática, no hay mejor camino que la desintoxicación
bajo supervisión médica o el retiro de la sustancia con la
consiguiente e inevitable abstinencia. Los alcohólicos no
podrán volver a probar el alcohol, ni siquiera un trago; los
fumadores no podrán volver a encender un cigarrillo, etc. A
tenor de las incontables recaídas, merecería la pena debatir
sobre si esta estricta disciplina es realmente indispensable.
Para dar apoyo a la capacidad de resistencia, he
desarrollado un «entrenamiento sugestivo de la voluntad»
en casetes (Lukas, 37) que, escuchado en un estado de relajación, refuerza el convencimiento del paciente
para poder sacar de sí mismo las fuerzas necesarias para soportar la abstinencia. Este método se basa en las
fórmulas del entrenamiento autógeno y las amplía con las del autoconvencimiento de «ser dueño y señor en
la propia casa». Combinado con una confianza sana en Dios (una mirada al «dueño y señor de uno mismo»),
tiene un efecto tranquilizante sobre el alma excitada y compensa el mal estado mental que todavía persiste.
Afortunadamente, el deseo de la sustancia adictiva disminuye proporcionalmente con la duración del estado de
abstinencia. Sin embargo, la renuncia es dramáticamente difícil, especialmente cuando se extiende también a
la hipersensibilidad que, a su vez, también debe abandonarse, con lo cual se necesitan argumentos terapéuticos
concisos. Estos argumentos pueden ser semejantes a los que se aplican en los cuadros histéricos.
En el caso del «vacío existencial» («¿Por qué no dejar de beber/pincharse y morir?»), la tarea específicamente
logoterapéutica está claramente definida. En su núcleo figura el descubrimiento de una visión de sentido por
la cual merece la pena luchar por vivir, así como la regeneración y el incremento del sistema de valores del
enfermo. Consúltense a este respecto las depresiones y
neurosis noógenas para ver el procedimiento práctico.
El esbozo de una asistencia en las patologías
adictivas se culmina con el método de la desreflexión
(preferiblemente en grupos), que permite al ex adicto
Í sustraerse definitivamente de su concentración
N espiritual en la problemática de la adicción y dedicarse
D por completo a aquellos contenidos vitales que, en el
transcurso de las conversaciones para la búsqueda de
I un sentido, hayan sido reconocidos y afirmados como
C «los suyos».
E
42 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Trastornos de la conducta alimentaria: un complejo problemático con dos raíces

Quien haya trabajado intensamente con pacientes


histéricos y adictos, conocerá la alegría que supone
cada caso de curación y los límites con los que se
tropieza en esta clase de enfermos. Sólo entonces se
puede apreciar en su justa medida el júbilo en caso
de éxito y lo limitadas que son las fronteras en el
caso de trastornos mixtos, fruto de la combinación
de histeria y adicción, como es el caso de la anorexia.
El pronóstico siempre es malo, porque la renuncia
aquí es doble.
La anorexia se inicia prácticamente siempre en
sus «raíces histéricas». En la fase de la adolescencia,
las muchachas descubren cómo pueden manipular,
castigar, chantajear, escandalizar y, en cualquier
situación, conseguir lo que ellas «inicien (todo un
placer caído del cielo para una púber). Solo con hacer
huelga de hambre, cosa que sin duda les parece oportuna para conseguir una figura esbelta, obtienen un poder
inmediato sobre sus familiares con el que nunca se habrían permitido soñar. El padre autoritario tiene que
reprimir sus comentarios sobre los estudios echados a perder y reza de rodillas para que su hijita se coma un
platito de sopa. La madre, que siempre había estado ocupada, desatiende las labores de la casa y a los otros hijos,
y habla durante horas con su cada vez más delgada hija... ¿Qué más se puede pedir? Se van convirtiendo en las
personas más importantes, en torno a las cuales gira toda la familia, cuyos deseos se cumplen al momento, cuyo
capricho de tragarse o 110 un bocado genera todo un «circo» a su alrededor. Y se pueden vengar de manera
exquisita de todos y cada uno de los «pecados» paternos o de lo que ellas consideren como tales en su etapa
de cambio. ¿Qué persona con inclinaciones histéricas y carácter inmaduro puede resistirse ante tal seducción?
Pero esta persona se desploma con los demás en la fosa que ella misma ha cavado para ellos: la raíz de la
adicción la atrapa. El ayuno prolongado tiene consecuencias somáticas y psíquicas. Psíquicas en tanto que,
tras el tiempo de hambre atroz, irrumpe un período de bienestar eufórico que es ya la expresión de señales
falsas del cerebro. Los centros del hambre, de la saciedad y los hormonales están alterados, las proporciones
del cuerpo ya no se perciben correctamente, la llegada de la comida se vive como un agobio desagradable y
Í
una «agilidad» y una fuerza (momentánea) nunca imaginadas se extienden por el organismo, el cual se vuelve
N adicto a ellas. Los biólogos interpretan estas señales nerviosas, agradables pero falsas, como un indulto que
D otorga la naturaleza a los seres vivos que se están muriendo de hambre para ahorrarles dolores y ofrecerles las
I últimas fuerzas que puedan quedar para la búsqueda de alimento.
C Las muchachas, que se encuentran deliciosamente ágiles y fuertes, no se dan la menor cuenta de que
E deben deshacerse de esta valiosa herramienta de poder y presión, ni tampoco se pueden imaginar que se
hallan al borde de la muerte. Boicotean los intentos de alimentación artificial en las clínicas y se deleitan con
43 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

el desamparo manifiesto de médicos y padres. Cuando, finalmente, se desmoronan, ya es demasiado tarde para
rescatarlas.
Hablemos ahora de la doble renuncia, ese camino escarpado que conduce a la curación. Se trataría de una
renuncia a los medios de poder y al sentimiento de euforia. La primera renuncia se puede introducir mediante
una separación de la familia, siempre que la dramaturgia histérica no continúe en la residencia o el piso de
estudiantes. De vez en cuando, los intercambios educativos, los viajes o los contactos sociales nuevos también
contribuyen a abrir oportunidades. La segunda renuncia se puede proponer a través de un compromiso y un
interés particulares, siempre que todavía queden fuerzas. Si una chica quiere destacar en el deporte, pero se
hunde tras una hora de entrenamiento, se animará a comer (en contra de su voluntad). Si quiere hacer de
monitora de un grupo de peregrinos durante las vacaciones, pero no le dejan por falta de peso suficiente, se
acostumbrará a un par de kilos de más. Se trata, por lo menos, de destellos de esperanza. Una «existencia para
algo o para alguien», tal como Frankl describió la capacidad humana de autotrascendencia, podría arrancar a
las anoréxicas de los brazos de la muerte.
Pero de este modo no retornan automáticamente a la vida normal, porque los centros del hambre y de
la saciedad alterados en el cerebro no se recuperan o, en cualquier caso, no lo hacen rápidamente. Antes, las
anoréxicas deberán pasar unos años comiendo como un despertador, es decir, poniéndose algo en el plato
por la mañana, al mediodía y por la noche y comerlo sin tener ganas o sin experimentar ningún tipo de
satisfacción. La regulación hormonal también exigirá un elevado esfuerzo para estabilizarse.
Algo mejor lo tienen los pacientes que padecen ataques de
sobrealimentación y vómitos (bulimia). En general, las dos raíces
patológicas antes citadas no se dan en este cuadro. Los pacientes
sólo son «débiles» en la renuncia y quieren tenerlo todo a la vez:
una esbeltez atractiva y una alimentación ilimitada. Entonces se
inventan la misma solución que los ricos y apoltronados romanos de
la antigüedad: comer lo que el cuerpo aguante y vomitarlo después.
Ello genera una costumbre desagradable de la que es tan difícil salirse
como de morderse las uñas o retorcerse el cabello. Las encías se
inflaman a causa de los jugos gástricos que regurgitan al vomitar y
los eventuales compañeros se mantienen a distancia. De no ser así,
el malestar no es muy elevado, a no ser que se utilicen productos
laxantes, los cuales pueden ser perjudiciales.
Quien de verdad desee acabar con la bulimia, deberá empezar renunciando al vómito. Si entonces aumenta
Í de peso y no le gusta, deberá reducir su alimentación. A una de mis pacientes le dije que colgara un cartel en el
N lavabo que dijera: «Vomito porque quiero seguir enferma». Antes de cada vómito tenía que mirar el cartel. «Si
D la frase es correcta, ¡vomite! —le ordené—. Si no, abandone el lavabo inmediatamente.» En la siguiente sesión,
confesó que la frase le irritaba mientras ejecutaba su hábito, porque, efectivamente, no quería permanecer
I enferma. «Usted decide cada vez entre la salud y la enfermedad. Piénselo cada vez que se meta el dedo en la
C boca», le aconsejé. Todavía pasaron unas semanas de lucha interna, pero la paciente salió victoriosa y descolgó
E el cartel...
44 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Una chispa de amor y perdón hacia los padres sofocaría la anorexia desde su origen. Una pizca de lástima
por los que se mueren de hambre en este mundo atajaría la bulimia. Un soplo de agradecimiento al Creador
por un cuerpo sano podría hacer arrancar de cuajo dos raíces patológicas al mismo tiempo.

Evitar las lesiones iatrógenas

¿Cómo puede llegar a formarse un cuadro tan particular como la neurosis iatrógena, desencadenada por
una conducta terapéutica fallida? El punto de partida es la ya mencionada propensión de los amenazados por
una neurosis a mostrarse inseguros con facilidad. El resultado es una alta necesidad de apoyo y, a menudo, una
cierta creencia de autoridad que, a pesar de que hoy en día está en retroceso, pone al descubierto la misma
«falta de ego» en relación con su influenciabilidad y la falta de opinión personal. Es como un cable eléctrico
cuyo aislante es tan fino que el propio alambre queda al descubierto en ciertos puntos. Por aquí se introduce
la apreciación descuidada y desafortunada del médico o terapeuta, quien puede esconder una concepción del
hombre algo dudosa, a lo cual el neurótico reacciona y se produce el «cortocircuito».
Ya conocemos la regla fundamental del procedimiento terapéutico: “Hay que prestar ayuda, pero no eximir
de responsabilidad”.
En el caso de lesión iatrógena sucede lo contrario: el paciente no encuentra ninguna ayuda pero sí una
posibilidad para declinar su responsabilidad, lo cual conduce su evolución por derroteros nocivos. Según
la logoterapia, los pacientes que son conducidos por el tratamiento psicoterapéutico a capitular, directa o
indirectamente, ante sus conflictos y complejos inconscientes y regalar su libertad espiritual y su responsabilidad,
sufren serios daños iatrógenos. Con el fin de evitarlos, he confeccionado una lista de los seis errores terapéuticos
más frecuentes para que el especialista pueda ponerse a salvo de estos «escollos iatrógenos» y el paciente pueda
abrir los ojos y ver que tiene derecho a que le «ayuden a curarse», pero no a que le den una excusa basada en
la dinámica de las pulsiones para cada travesura cometida. He aquí la lista:

Errores terapéuticos más frecuentes:


1. Demostrar más interés por los trastornos del paciente que por sus áreas vitales intactas.
2. Tomarse trágicamente los sucesos «fatídicos» de la vida del paciente.
3. Emitir pronósticos negativos que no sirvan para advertir.
Í
4. Comunicar un diagnóstico sin explicar su significado práctico.
N
D 5. Permanecer en silencio en el momento equivocado.
I 6. Hacer interpretaciones imprudentes y emitir hipótesis sin garantías.
C
E
45 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

El acompañamiento de enfermos somatógenos / endógenos

Estamos tratando el tema de la «modulación de la actitud respecto a lo negativo» y hemos hablado del
tratamiento terapéutico de neurosis reactivas con la ayuda de cuadros clínicos de histeria, adicción y lesiones
iatrógenas. A continuación, después de un breve comentario acerca de las (pseudo) neurosis somatógenas,
nos centraremos en un apartado todavía más serio: el acompañamiento terapéutico de apoyo a pacientes que
padecen enfermedades corporales graves o psicosis. Su sufrimiento es su somatogénesis, es decir, la génesis de
la enfermedad en la dimensión somática de la persona.
Las (pseudo) neurosis somatógenas, que Frankl definió como disfunciones y diferenció claramente de las
psicosis, ocasionan en el área psíquica ciertos estados de angustia y malestar. Dependiendo de la etiología,
se hará necesaria la correspondiente medicación para eliminar las causas somáticas y, simultáneamente, los
efectos psíquicos. Lo importante es que la patología se reconozca ante todo como somatógena, de lo que
se deduce que el tratamiento logoterapéutico sólo se podrá practicar en una terapia mixta psicosomática.
Desconocer el origen somático de estos trastornos y proponer solamente conversación terapéutica supondría
un craso error médico.
Si ahora dejamos de lado momentáneamente las neurosis y nos ocupamos de las enfermedades somáticas es
porque pasamos de una dolencia corregible (la mayoría de las veces) a una dolencia inevitable. En logoterapia
se presta mucha atención al homo patiens, al destino inevitable de la persona doliente. Ayudarla y consolarla
es tarea de la «cura de almas médica» —tal como la llamó Frankl—, cuyo objetivo consiste en proporcionar a
la persona enferma o necesitada (en el plano inmanente) un apoyo espiritual que la preserve del malestar. Se
puede combinar perfectamente con la cura de almas religiosa, que remite al plano trascendente.

Incapacidades por trastornos somáticos graves

Las operaciones de cáncer, amputaciones o parálisis, entre otras, son catástrofes que hacen temblar todo
el pasado y el futuro de una persona. El ser efímero advierte duramente su transitoriedad y se espanta ante la
muerte. Sin embargo, el organismo del enfermo o discapacitado físico aún es capaz de mantener las funciones
vitales si el estrés afectivo que le sobreviene, y que debilita su estado inmunológico, todavía es leve. Con un
Í buen estado de ánimo, la persona posee el máximo de defensas contra la creciente caída de fuerzas que se
puede producir en su situación. Las madres presienten instintivamente estas situaciones y, por ejemplo, leen a
N sus hijos enfermos cuentos entretenidos para mantenerlos de buen humor. Sin embargo, en la edad adulta, el
D estado afectivo sólo será en principio positivo si el enfermo experimenta su existencia como llena de sentido
I a pesar de la enfermedad. Para ayudarle a que lo consiga, la cura de almas médica de Frankl se ocupa de la
C «percepción espiritual» del enfermo: ¿qué percibe esencialmente el enfermo?
E Todo enfermo grave o discapacitado físico tiene un espacio libre perdido (por ejemplo, ya no puede
46 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

caminar) y un espacio libre todavía disponible (por ejemplo, puede desplazarse en silla de ruedas). El decide
en lo más profundo de su ser cuál de los dos espacios se encuentra en el centro de su «percepción espiritual».
Si es el espacio perdido, estará triste, se sentirá injustamente castigado, se comparará con los sanos, lo cual le
pondrá aún más triste y no tardará en considerar todo esfuerzo un sinsentido, porque creerá que nada podrá
devolverle lo perdido. Si, por el contrario, en el centro de su «percepción espiritual» se halla lo que tiene a su
disposición, se alegrará y se mostrará abierto para hacer de ello un uso lleno de sentido.
Pero para que un enfermo abra su «percepción
espiritual» hacia el espacio disponible, deberá
renunciar a una hipótesis que, por desgracia,
comparten muchas personas y que dice: «Eso no
va conmigo». En realidad, no hay ningún derecho a
nada, ni a una vida sana, ni prolongada, ni agradable.
Al contrario, la vida es un enfrentamiento constante
con los hechos del ser, y la vida humana, entendida
como la que se distingue por su dimensión espiritual,
significa dar respuesta a cada uno de esos hechos. Un
enfermo grave debe dar respuesta a su enfermedad,
como un discapacitado físico a su incapacidad... Y
la mejor respuesta la puede descubrir cada uno en el
espacio libre que todavía conserva. Por eso hay personas que viajan o juegan al fútbol en silla de ruedas: porque
ofrecen respuestas heroicas a su destino y contemplan su espacio libre. En cambio, otras se quedan en casa
dándole vueltas a su exclusión del deporte.
La propia vida es la que plantea preguntas al hombre. El no tiene que preguntar, él es más bien el
preguntado, el que tiene que responder a la vida, el que tiene que hacerse responsable de ella. (Frankl, 46)
En el acompañamiento a enfermos graves y discapacitados físicos podemos aplicar las reglas siguientes:

1. El paciente debe abandonar la hipótesis del derecho, porque a menudo suele ser más
persistente de lo que se piensa.
2. Desviar la «percepción espiritual» del paciente hacia el espacio libre aún disponible, porque
suele ser mayor de lo que se piensa.
3. Indicar las posibilidades de sentido en el espacio libre, porque allí suele haber más de lo
Í
que se piensa.
N
D
I Si los tres pasos funcionan, el enfermo volverá a albergar esperanzas. Quizás no la esperanza de curarse,
C pero sí, al menos, la de poder llevar, a pesar de la enfermedad, una vida llena de sentido durante el tiempo que
le queda. Esta esperanza mejora su estado afectivo y, con él, su estado inmunológico.
E
47 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Incapacidades por trastornos psicóticos

Las psicosis son patologías psíquicas graves con base


somatógena («endógena») que también restringen de manera
considerable el espacio libre de los enfermos. Por un lado,
éstos se hallan presos de la espada de Damocles de la tara
hereditaria que cuelga sobre las cabezas de generaciones. Por
otro lado, la enfermedad puede declararse repentinamente, con
o sin factores desencadenantes (como el estrés o los cambios
hormonales), y sin posibilidad de impedirlo. A todo ello se
añade el peligro de recurrencias progresivas de fases mórbidas
que perjudican seriamente la personalidad. Por último, existe
también el peligro (principalmente en la esquizofrenia) de que
la patología progrese hasta la desintegración de la personalidad
y la enajenación mental total.
Además, existe una enorme diferencia con respecto a una patología puramente corporal. En el enfermo
somático o discapacitado, las dimensiones noética y psíquica pueden responder al unísono. Así, como hemos
mencionado antes, si este enfermo tiene una esperanza de sentido en su vida, su estado psíquico también será
bueno. Sin embargo, en el enfermo psicótico, las dimensiones noética y psíquica han de «desacoplarse» por
completo. En ese caso, todavía se pueden tener esperanzas en lo espiritual, aunque el duelo en lo psíquico es
inamovible, como ocurre, por ejemplo, en la depresión endógena; y esto es muy difícil de superar.
Por consiguiente, la modulación de la actitud en las psicosis se desarrolla a partir de una regla número 1
distinta. No hay que modificar la hipótesis del derecho, sino que hay que aflojar la unión psique-espíritu para
que el paciente, como persona espiritual, no se entregue por completo a los «espejismos» de su psique. Aquí,
el antagonismo noo-psíquico adquiere relevancia terapéutica.
A continuación, explicaremos las posibilidades de las modulaciones de la actitud —es decir, del «tratamiento
de la actitud en lo que ha quedado sano»— en las dos formas psicóticas más frecuentes: la depresión endógena
y la esquizofrenia.

Í La depresión endógena
N
D
Los «espejismos» en la depresión endógena consisten en tristeza sin motivos, rigidez mental, angustias
I
de futuro sin contenido, pasividad, quejas improcedentes hacia uno mismo y, en general, la impresión de no
C estar nunca a la altura de las exigencias cotidianas. Este engaño emocional se genera a través de una carencia
E transitoria de neurotransmisores en las sinapsis de las células cerebrales que impide la transmisión de impulsos
48 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

nerviosos importantes. Esta carencia se manifiesta en mayor medida por las mañanas, cuando el flujo de
neurotransmisores apenas puede «ponerse en marcha» tras el «declive nocturno». Por ello, las curas que evitan
este «declive», como la de abstinencia del sueño, entre otras, registran resultados de curación bastante buenos.
Los antidepresivos son inevitables dependiendo de la gravedad de la enfermedad. Además, el paciente
puede aprender a identificar sus «espejismos» como tales y distanciarse espiritualmente de ellos un poco. Esto
no reduce la tristeza, pero corrige la actitud hacia ella y hacia la dolencia (que es cíclicamente recurrente).
Frankl se sirvió en sus libros de una analogía según la cual la tristeza sin motivos de la depresión endógena
altera la visión del horizonte de sentido de la vida igual que una nube impide ver el sol y, por consiguiente,
se puede y se debe esperar, con la misma tranquilidad, a que la nube psíquica se disipe, con la confianza
puesta en que la luz de una existencia llena de valores vuelva a brillar con la misma intensidad que antes. Un
paciente que se decide a adoptar esta actitud soporta mucho mejor las fases depresivas, porque se mantiene
espiritualmente alejado de su oscuro remolino. Y aunque, desde su tristeza, no confíe nunca en que llegarán
tiempos más sanos, en su interior centellea una chispa que sueña desde la luz.

La esquizofrenia

Los «espejismos» en la esquizofrenia consisten


en ideas delirantes, estimaciones erróneas de la
realidad, sentimientos de cambio de identidad, ideas
de persecución y, en general, la impresión de ser
antes objeto (por ejemplo, de influencias externas)
que sujeto. Este engaño cognitivo está provocado por
trastornos en el metabolismo de las células del cerebro
por una contracción de las membranas que dificulta
a las células nerviosas la excreción de residuos. En
la esquizofrenia, la propensión a la contracción de
membranas es hereditaria, a diferencia de en la
paranoia senil y la demencia senil, en las que está
causada por concreciones, y que también puede ser
virulenta en personas jóvenes.
Í Un suministro oportuno de narcolépticos es indispensable para frenar la evolución de la enfermedad.
N Desgraciadamente, el enfermo es incapaz de identificar sus «espejismos» porque carece de la comprensión de
D la enfermedad. Debido a ello, la última oportunidad que le queda es corregir la actitud dentro del espejismo.
El terapeuta debe introducirse en el ideario irreal del enfermo para desactivar todo lo que pueda serle dañino,
I
porque incluso en este mundo deformado de ideas delirantes existe un margen de maniobra espiritual. De esta
C manera, el enfermo podrá atacar a sus supuestos enemigos o bien perdonarlos generosamente; por supuesto,
E se abogará por el perdón. El enfermo también podrá divulgar a los cuatro vientos sus locas ideas o bien
considerarlas como un secreto íntimo entre él y su médico; naturalmente, se favorecerá el mantenerlas en
49 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

secreto.
Con ello no se cambia nada desde el punto de vista médico, pero, en la práctica, estas modulaciones de la
actitud permiten al enfermo llevar una vida discreta y casi normal en el entorno habitual.
Por lo tanto, las tres reglas para el trato con pacientes psicóticos son las siguientes:
1. Identificar o evitar el espejismo y desactivar el engaño adoptando actitudes positivas dentro
de éste.
2. Alentar al paciente para que aguante con paciencia las malas fases y desviar su atención
hacia las buenas épocas.
3. En las buenas épocas, indicar las posibilidades de sentido, las cuales podrían incluso llegar
a eclipsar de algún modo las malas fases.
Si se consigue dar los tres pasos, los episodios depresivos o la pérdida (parcial) de realidad no se eliminarán,
pero el paciente se encontrará con más fuerzas para aceptar su vida. Como ya hemos dicho, la cura de almas
médica es una propuesta complementaria a la administración de fármacos.

Dominar los golpes del destino

La imagen del homo patiens no se completa sólo con las patologías


corporales y psicóticas. Hay golpes del destino que no consisten en una
enfermedad, sino en una pérdida; en una pérdida de valores, para ser más
exactos. Ejemplos de ello son la ruptura de una amistad, la separación
matrimonial, el fallecimiento de un ser querido, el final de una carrera
profesional, los desengaños, los errores irreparables, las pérdidas materiales,
etc. Todos estos factores acarrean frustraciones espirituales porque, como
ya sabemos, los sistemas de valores están anclados en la dimensión noética.
Sin embargo, las frustraciones espirituales tienen sus efectos en lo psíquico
y lo somático; efectos tales como una aflicción tan grande (depresión
psicorreactiva) que quita las ganas de comer (reacción psicosomática). La
frustración espiritual aporta el motivo para la aflicción, y la aflicción es un
Í estado emocional que influye a su vez en el proceso alimentario, es decir,
N en lo corporal.
D Hagamos aquí una pequeña digresión para explicar la diferencia existente entre motivos y causas. Las
I causas no son lo mismo que los motivos. Cuando cortamos una cebolla, lloramos. Las lágrimas tienen una
C causa, pero nosotros no tenemos ningún motivo para llorar. Y cuando estamos tristes y nos tomamos un
E whisky, estaremos menos tristes y el whisky será la causa de ello. Pero el motivo por el que estamos tristes no
se elimina con el alcohol. (Frankl, 49)
50 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Respecto al procedimiento práctico en la aplicación del método de la modulación de la actitud, recurriré a


los cuatro puntos de partida citados en la cura de almas médica de Frankl y los explicaré brevemente bajo los
epígrafes «Mostrar el valor», «Mostrar el sentido», «Mostrar el resto» y «Mostrar perspectivas».

1. Mostrar el valor. Lo que yo denomino «mostrar el valor» consiste simplemente en indicar


que una actitud positiva y recta frente a un destino negativo es una actividad humana
sublime. Con sólo indicar que ya es mucho mantenerse firme en una mala situación
y que esto es realmente digno de reconocimiento, ya se aporta consuelo y alivio. Este
reconocimiento va más allá del simple aliento o de la pura compasión. Expresa una
consideración honesta y verdadera hacia las capacidades de un espíritu humano que es
capaz de transformar el suplicio en triunfo.
2. Mostrar el sentido. «Mostrar el sentido» significa indicar algo bueno o lleno de sentido
que, a pesar de todo, todavía se halla en el sufrimiento del enfermo. Este punto deberá
manejarse con cautela, porque este «algo bueno a pesar de todo» podría ser descubierto
antes por el no interesado que por la propia persona afectada.
3. Mostrar el resto. «Mostrar el resto»
consiste en indicar las oportunidades
positivas de la vida existentes en cada
momento y que no estén afectadas por
el sufrimiento. Son oportunidades que
el dolor actual no debe arrastrar. Se trata
de «salvar el resto» sin querer sustituir
lo perdido. También aquí será necesario
proceder con mucho tacto. Por ejemplo,
a una madre que llora la muerte de un
hijo no se la puede consolar diciéndole que aún le quedan dos hijos, pero es del todo
aconsejable desviar cuidadosamente su atención al hecho de que sus otros dos hijos la
necesitan —ahora, tras el trauma sufrido en la familia, más que nunca— y que por ello no
debe atrincherarse en su aflicción.
4. Mostrar perspectivas. El homo patiens avanza directamente siguiendo perspectivas
filosóficas o teológicas desde las cuales se haría comprensible su dolor. Sin embargo, deben
seguirse con moderación, porque un golpe del destino no es, en principio, comprensible».
Í
En todo caso, junto con el enfermo se pueden ponderar perspectivas que hagan ver la
N situación con otra luz —más suave—. Éstas son algunas reflexiones que la logofilosofía»
D propone al respecto.
I
C
E
51 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Neurosis y depresiones noógenas

Las consideraciones de los capítulos anteriores giraban en torno al dominio de destinos dolorosos. Sin
embargo, debemos familiarizarnos con la idea de que los estados melancólicos también pueden aparecer
en circunstancias de la vida marcadamente «alegres». La mejor muestra de ello son las depresiones y las
neurosis noógenas que florecieron claramente en la última época de bienestar en los países industrializados de
Occidente (excepción hecha de los conflictos morales, propios también de estas sociedades). De esta manera,
en nuestro paseo por las patologías somatógenas y endógenas, volvemos a encontrarnos en el centro de la
teoría frankliana de las neurosis. Ésta es la definición original de la problemática noógena:
En aquellos casos en los que un problema espiritual, un conflicto moral o bien una crisis existencial dan
lugar a la correspondiente neurosis, hablaremos de neurosis noógena. (Frankl, 52)
Mientras la logoterapia representa una forma terapéutica no específica en las neurosis psicógenas y una
terapia únicamente de apoyo en las enfermedades somatógenas y endógenas, en el caso de las neurosis noógenas
constituye «la forma terapéutica específica», porque las neurosis procedentes de lo espiritual requieren,
precisamente, una terapia desde lo espiritual. Frankl también describió estas neurosis como «frustraciones
existenciales devenidas patógenas», pero añadiendo siempre que un malestar espiritual no es patógeno en
sí mismo y que no se debe interpretar como algo patológico (el espíritu no puede enfermar), sino más bien
como una fuente de energía creativa. Todo malestar espiritual alberga la voluntad de modificar una anomalía,
asemejándose así a una señal de alarma que prepara el impulso para las correcciones. Sin embargo, en la
neurosis noógena, la frustración existencial se asocia a una «afección psicosomática» que exagera el malestar e
impide el impulso corrector: el descontento que debería inducir a algo satisfactorio se ve influido por sí mismo
y se concreta en la enfermedad.
Normalmente, entre la enfermedad mental y el estado de urgencia espiritual existe, según Frankl, una relación
de exclusividad. Es decir, desde el punto de vista de un diagnóstico diferencial, debe distinguirse claramente
cuándo una depresión es un síntoma mórbido de tipo endógeno (debido a una falta de neurotransmisores) o
de tipo reactivo (debido una experiencia dolorosa), y cuándo es la expresión de una vivacidad espiritual que
indica que el hombre adulto busca algo más que el «pan y circo» del antiguo Imperio Romano, es decir, algo
más que dinero y disfrute.
¡Pero, en realidad, bajo las condiciones sociales actuales, el «hombre en busca
de sentido» sólo se frustra! Ello obedece a que la sociedad o estado del bienestar
está en disposición de satisfacer prácticamente todas las necesidades, o lo que es
Í
lo mismo, todas las necesidades están creadas por la sociedad de consumo. Sólo
N una necesidad se sustrae a ella, y es la necesidad de sentido del ser humano o,
D como yo la llamo, la «voluntad de sentido» del hombre. Es decir, la necesidad
I latente en lo más profundo de la persona de encontrar un sentido en la vida
C (o, mejor dicho, en cada situación de la vida), de ir hacia él y de satisfacerlo.
(Frankl, 53)
E
El estado de urgencia espiritual puede desembocar en una enfermedad
52 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

mental si la persona malinterpreta las señales procedentes de su fuero interno, si no halla ninguna respuesta o
sólo encuentra respuestas erróneas a sus preguntas existenciales más importantes, si no siente para qué está en
el mundo, si no relaciona ningún sentido con su existencia y si le oprime el sentimiento de indiferencia ante
la pertenencia o no a este mundo. Los síntomas son distintos en función de la edad.
El neurótico ansioso quiere huir de su angustia, el histérico desea obtener poder, consideración y amor, y el
homo patiens llora la pérdida de sus valores y espacios libres. En cambio, al neurótico noógeno no le importa
realmente nada. Exceptuando a aquellos pacientes interesados en un problema espiritual distinto, por ejemplo,
la duda de conciencia, al neurótico noógeno se le reconoce por su desinterés por sí mismo y el mundo; para él,
«todo lo que existe merece la ruina».
Como sucede en cualquier neurosis, las señales de «inseguridad» e «hiperreflexión» también toman
parte en las neurosis noógenas. Frankl explicó la inseguridad del hombre avanzado moderno a través de la
pérdida progresiva de las «instrucciones instintivas» naturales y las «instrucciones normativas» tradicionales:
ya no aparecen apoyos orientadores ni «dentro» ni «fuera». De nuevo, la tendencia del hombre moderno a la
hiperreflexión es el resultado de un alivio repentino de las urgencias vitales y sociales (disponibilidad de bienes
materiales, reducción del horario laboral, seguridad social, etc.), así como de la tecnificación y automatización
de un gran número de actividades, fomentando así el atascamiento mental en el «para qué vivir o seguir
viviendo».
Los efectos peligrosos de las neurosis y depresiones noógenas son dos:
1. Negligencia ante las oportunidades positivas de la vida.
Por ejemplo, un exceso de libertad ofrece la oportunidad
de realizar acciones llenas de sentido, pero tal oportunidad
no se obtiene en el «vacío existencial». Esta situación se
acentúa en problemas como la «neurosis dominical», la
«crisis del pensionista» o el «síndrome del nido vacío».
2. Habituación a los actos fallidos. No se pone ningún
reparo espiritual a los excesos de ira irrefrenables, a las
perversiones sexuales, al impulso por el consumo de
drogas, las sectas, el pasotismo, etc. ¿Para qué? Si todo se
consagra a la decadencia o merece desaparecer, ¿por qué
seguir luchando?
De esta manera, en la problemática noógena —como acostumbra a suceder en las neurosis— aparecen
Í los trazos del círculo vicioso: las negligencias y los actos fallidos originan falta de esperanza y angustia ante el
N futuro, las cuales elevan el malestar espiritual a lo insoportable.
D La problemática noógena es muy frecuente entre los clientes de las consultas médicas y psicológicas. Los
I pacientes no saben exactamente lo que tienen, sólo saben que tienen algo. Están de mal humor y se muestran
C poco colaboradores. En la variante neurótica, el hecho de «adolecer de una vida sin sentido» (Frankl) les
incita a una búsqueda incansable de experiencias y sensaciones placenteras, lo que les depara frustraciones
E
aún más fuertes. En la variante depresiva no existe ningún tipo de aliciente (en el sentido behaviorista) para
53 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

ellos, ningún objetivo que merezca la pena. Los pacientes se muestran incapaces de valorar o apreciar cosas
como la propia salud y se indignan cuando tienen que adoptar compromisos con algo o con alguien. Pero esta
indignación no proviene de ningún egoísmo enfermizo, sino de una resignación por los ideales abandonados.
Como vemos, la neurosis o la depresión noógena no se basa, a diferencia de la tragedia de los golpes del
destino, en una pérdida de valores —que el enfermo lamentaría—, sino en la pérdida de una percepción de valores
oportuna. Sólo el grupo de pacientes cuya problemática se remonta a colisiones de valores y ambivalencias (a
conflictos morales, corno dice Frankl) dispone de representaciones de valores que, simplemente, no se pueden
hacer realidad en grupo o simultáneamente y respecto a las cuales existe una falta de percepción de prioridades
de valores. Además, la persona que ya no percibe absolutamente ningún valor o tarea con sentido en su vida,
ve cómo se marchita en ella la más elevada de las aptitudes humanas: la capacidad de autotrascendencia. Es
decir, le faltará aquello a lo que ella podría y debería trascender por encima de sí misma, y ello genera una
permanente puesta en duda de toda su existencia.

Salir del vacío existencial

¿Cómo se puede liberar a las personas del «vacío existencial»? La logoterapia ve en las neurosis y
depresiones noógenas una de las pocas indicaciones para dilucidar extensamente el pasado de una persona.
Naturalmente, no para barrer los fallos y los fracasos de su vida, sino para plantearse una cuestión: ¿cuál ha
sido la mejor época del paciente? ¿Cuándo le pareció la vida llena de sentido en todos sus aspectos? ¿Qué
sucedió entonces, qué proyectos se había marcado, cuáles
eran sus principales preocupaciones? El paciente se somete
a un «análisis existencial» (Frankl) que lo examina «hacia su
capacidad personal de ser responsable» e indaga contenidos
colmados de sentido en su existencia ante los cuales todavía
tenga contraído un compromiso. Por ejemplo, una persona que
nace con dotes musicales es responsable de hacerlas florecer
de manera constructiva; una persona que ha disfrutado de una
educación multidisciplinar es responsable de sacar partido de
sus conocimientos; o una persona que ha experimentado el
amor y la bondad del prójimo es responsable de transmitir lo
que le han dado.

Í Al indagar «legados» positivos en el pasado y estructuras de sentido antiguas, emergen puntos de conexión
con el presente que permiten al paciente reanimar unos contenidos que, como le son familiares y él está
N mentalmente unido a ellos, tienen una buena oportunidad para ascender al grado de «contenidos vitales».
D
Otra posibilidad terapéutica es la búsqueda de modelos. El terapeuta pide al paciente que piense en qué
I
personas, a su parecer, llevan o han llevado una vida llena de sentido. En general, será capaz citar algunos
C nombres, aunque se trate de ídolos legendarios como Albert Schweitzer o la Madre Teresa. A continuación,
E se discutirá sobre el motivo por el que el paciente atribuye tal abundancia de sentido a la vida de las personas
citadas. ¿Qué es o era lo singular de sus estilos de vida? ¿Podría el paciente hacer lo mismo? ¿Qué se lo impide?
54 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

En la búsqueda de modelos adecuados aflora, prácticamente siempre, la conexión entre suerte y entrega, es
decir, el hecho banal de que la suerte no significa que las cosas le vayan bien a uno, sino que uno es bueno
para algo. Resulta interesante comprobar que los enfermos adivinan esta conexión con suma precisión, lo que
demuestra que el primitivo conocimiento humano del logos no muere, ni siquiera en el «vacío existencial».
De aquí se pasa a la búsqueda de personas para las cuales el paciente podría ser importante, personas que
podrían necesitarlo, porque el «vacío existencial» también es un vacío social: nadie llama a su puerta. ¿Es que
no hay suficientes personas ahí fuera, al otro lado de la puerta, que podrían necesitar a alguien? ¿Cómo sería
este alguien que podría serles útil? ¿Qué cosas emanaría de su personalidad, cómo se comportaría, qué debería
hacer? Un «retrato robot» de este alguien puede hacer que el paciente empiece a identificarse con él.
Aquí se pueden poner en práctica técnicas de imaginación destinadas a despertar visiones en el paciente.
Éste, por así decirlo, abre en el sueño la puerta de su celda neurótico-depresiva, sale de ella y mira alrededor.
¿Qué ve en el mundo exterior? Si es algo agradable, ¿no será simplemente un sentido en la vida? Si es algo
desagradable, ¿no será simplemente una llamada para emprender una revisión? Tratar al enfermo noógeno
significa sacarlo de la indiferencia. No hay que ofrecerle un trozo de mundo íntegro, sino un pedazo que hay
que curar. Si acepta el encargo, se curará a sí mismo.
Otra posibilidad terapéutica es el «entrenamiento de sensibilización de sentido». Ante las pequeñas
decisiones cotidianas (y también ante las grandes, sólo que éstas vendrán después), el paciente deberá
acostumbrarse a sacar el siguiente cuestionario de cinco puntos y responderlo:
1. ¿Cuál es mi problema? El problema no debe ser impreciso ni incomprensible, sino que ha
de estar relacionado con una situación concreta para poder adoptar una actitud espiritual
frente a él. Si el problema aparece con claridad, el área no problemática también dejará ver
sus contornos claramente, lo cual siempre resultará consolador.
2. ¿Dónde está mi espacio libre? El problema ligado a la situación concreta se debe localizar
en el ámbito de lo fatídico, porque está absorbido por la historia. Es posible modificarlo y,
sin embargo, hay partes inevitables surgidas de su génesis. El objetivo es desviar la atención
de éstas y orientarse hacia el campo de acción libre no mencionado por el problema.
3. ¿Qué opciones tengo? En el campo de acción libre hay opciones. La siguiente tarea
consiste en agruparlas mentalmente —sin entrar todavía en valoraciones—. Esta actividad
se convierte en un ejercicio de fantasía lleno de sorpresas. A veces, las posibilidades que
existen más allá de lo usual y de las que no somos conscientes resultan ser fenomenales.
4. ¿Hay alguna que tenga más sentido que las otras? Aquí se invita al «órgano de sentido»
Í
conciencia a «jugar a detectives». La conciencia debe descubrir qué es lo que hay, aunque
N esté escondido: la opción de mayor sentido. No se tendrá en cuenta si aporta placer o no,
D pero sí las consecuencias imaginables para todos los afectados.
I 5. ¡Quiero hacer realidad esa opción! El paciente lleva a cabo a solas el último paso
C del entrenamiento. Nadie puede ayudarle; lo único que se puede hacer es pedirle
E encarecidamente que lo haga. Es su fiat, su «hágase» lo que él mismo ha descubierto, su
decisión para el sentido.
55 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Cómo se generan los trastornos del sueño y las disfunciones sexuales

Hasta ahora hemos tratado dos de los tres grupos metodológicos de la logoterapia: el trato de la persona
consigo misma (en la intención paradójica) y la actitud de la persona con respecto a algo que le concierne (en
la modulación de la actitud). Pero el individuo no sólo está capacitado para enfrentarse a sí mismo desde una
cierta distancia y adoptar una actitud frente a él y a los demás, sino que también puede ver mucho más allá de
sí mismo, incluso pasarse a sí mismo por alto, porque está enfrentado espiritualmente con algo que va más allá
de la propia persona. Desde el punto de vista terapéutico, esto supone la posibilidad de dejar para más tarde
el propio yo, junto con todas sus debilidades e insuficiencias, por amor a un valor ideal cuya satisfacción hace
madurar al individuo más allá de sus propias debilidades. Sobre esta base se edifica el método logoterapéutico
de la desreflexión.
La desreflexión fue desarrollada por Viktor E. Frankl ya en los primeros años posteriores a la Segunda
Guerra Mundial sólo como método terapéutico individual para trastornos del sueño y disfunciones sexuales
de origen psicógeno. Con el tiempo, hemos sabido que el mecanismo nocivo de la hiperreflexión, que se anula
mediante la desreflexión, puede referirse tanto a un síntoma individual como, en general, a todo lo que tenga
que ver con el sí mismo. Los factores desencadenantes pueden existir o no. A continuación, presentamos
cuatro descripciones de sendos cuadros sintomáticos provocados por la hiperreflexión.

1. Trastornos psicógenos del sueño


La posibilidad de eliminar un trastorno del
sueño se reduce al aumentar la atención que presta
el paciente al trastorno. Si una persona está despierta
por la noche en la cama y piensa continuamente en
cómo le gustaría quedarse dormida y, sin embargo,
no puede, su «automatismo de conciliación del
sueño» se bloquea. A ello se añade rápidamente
una hiperintención, es decir, una voluntad
desesperada de quedarse dormido de una vez, que
acaba manteniendo la vigilia. El insomne se pone
nervioso, mira continuamente el reloj, se imagina las
consecuencias de su falta de sueño al día siguiente y
Í da vueltas sin parar a su problema, lo cual le impide
N inexorablemente quedarse dormido.
D De nuevo estamos ante la formación de un proceso cíclico neurótico: cuanto peor se duerme, más fuerte es
I la hiperreflexión y la hiperintención con respecto al problema del sueño, y más se agrava también el problema.
C
E
56 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

2. Disfunciones sexuales psicógenas


El acto sexual no tolera ningún tipo de hiperreflexión o
hiperintención; ambas imposibilitan la consumación del acto
o el orgasmo. La sexualidad humana requiere una entrega a la
pareja y, con ello, también una concentración en la pareja. Un
hombre que durante el juego amoroso está controlando si tendrá
o no una erección suficiente, o una mujer que en el transcurso
del acto íntimo está pendiente de si experimentará o no una
resonancia corporal, no consiguen disfrutar del sexo. De la
misma manera que el amor no se puede obligar, el coito logrado,
como expresión corporal del amor entre un hombre y una mujer,
tampoco se puede forzar.
Las consecuencias de una búsqueda forzada de placer son
impotencia psicógena, frigidez, inseguridad en los roles sexuales,
etc., lo que se traduce, en cada encuentro sexual, en una conducta
convulsiva a través de la cual se va perfilando el trastorno.

3. Actitudes vitales fundamentales alteradas (con factores desencadenantes)


Imaginemos a una persona que ha finalizado sus estudios
y no encuentra ningún puesto de trabajo relacionado con
su profesión. En adelante, ya no muestra interés por nada,
habla únicamente de lo que habría ocurrido si hubiera podido
trabajar en su oficio y hace responsables al estado y a la
sociedad de su situación, pero no hace nada para cambiarla.
Esta persona se encalla continuamente en sus preocupaciones,
con lo cual bloquea la búsqueda de salidas y posibilidades de
solución, así como su propia flexibilidad. El desempleado
mantiene el statu quo de la misma manera que el insomne
mantiene su vigilia.
Í Lo sorprendente es que el «desencadenante de la
N hiperreflexión» no tiene por qué ser en ningún caso un golpe
D del destino, como es el inmerecido desempleo. Las pequeñas
I cosas cotidianas también pueden convertirse en el principio de una espiral de ocurrencias que obligue al
individuo a ensimismarse de manera enfermiza.
C
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4. Actitudes vitales fundamentales alteradas (sin factores desencadenantes)


En los mecanismos de hiperreflexión no siempre encontramos
factores desencadenantes. Existe una hiperreflexión «espontánea»
del bienestar que impide un verdadero bienestar. Hay personas que,
nada más despertar, ya piensan que quizás han dormido mal o han
tenido pesadillas. Cuando se dirigen al trabajo, intentan comprender
por qué tienen ganas de trabajar y, cuanto más cavilan, menos ganas
tienen. Mientras trabajan, registran todas y cada una de las palabras
descuidadas que salen de los compañeros y clientes y meditan sobre si
éstos quieren insultarles, y así sucesivamente. Se trata de personas que
están continuamente preocupadas por saber si les va bien, lo cual hace
que les vaya mal las veinticuatro horas del día. Esta actitud deteriora la
sencilla despreocupación de vivir y reduce el mundo exterior a un reflejo
del estado de ánimo de estas personas.
El problema de estas egocéntricas actitudes vitales fundamentales, acentuadas por hiperreflexiones, es su
relevancia psicosomática, ya que producen una tensión constante que despierta enfermedades latentes.

Una receta contra el egocentrismo

El método de la desreflexión consiste en levantar una «señal de stop», destinada a frenar de manera
inmediata la hiperreflexión patógena del paciente, y una «señal de desvío» que indique una nueva dirección a
sus pensamientos, una dirección encaminada al mundo exterior y no egocéntrica, sino centrada en el sentido.
La «señal de stop» es una especie de prohibición: hay que ignorar. Naturalmente,
se trata de ignorar algo despreciable y, por tanto, no se reprimen contenidos ante
los que uno se encare con valentía. Por su parte, la «señal de desvío» es una especie
de mandamiento: no hay que ignorar. La conjunción de ambas señales genera una
corrección de la atención.
Recordemos: con la intención paradójica, el paciente corrige su expectativa
angustiosa; con la modulación de actitud, la actitud negativa y, con la desreflexión, la
Í atención mal dirigida. Estas tres «fes de erratas» —la espera, la actitud y la atención— son actos espirituales
N que representan el enfrentamiento de la persona con el mundo en el que vive. La espera se refiere a lo que
D afluye del mundo hacia la persona; la actitud, a lo que irradia la persona al mundo; y la atención, a la parte del
I mundo que «pertenece» a la persona porque ésta está espiritualmente «con aquélla».
C
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Prevención y seguimiento

Hemos hablado de la imagen logoterapéutica del hombre, basada en el axioma de la «libertad de la


voluntad», y también hemos visto las distintas ramas de esta ciencia médica orientada al conocimiento de la
motivación más primitiva del ser humano: la «voluntad de sentido». Pero todavía nos falta tratar el axioma del
incondicional «sentido de la vida», sobre el cual se fundamenta la visión logoterapéutica del mundo y que es
un elemento imprescindible en la prevención de crisis y el seguimiento de pacientes.
Los índices de recaídas en personas que han padecido un trastorno mental alcanzan niveles alarmantemente
elevados. Debido a ello, hay que encontrar los medios necesarios para estabilizar a los pacientes de tal manera
que puedan y quieran hacer su vida desde la responsabilidad hacia ellos mismos, sin recaer de nuevo en su
sintomatología patológica al más mínimo suceso desagradable que se presente. Un cuidado preventivo de este
género no deberá basarse en la enfermedad superada, sus causas y su desarrollo, sino en aquello que «protege»,
es decir, en una filosofía vital positiva que proporcione al antiguo enfermo un «apoyo en lo espiritual».
Los elevados índices de recaídas en psicoterapia
están relacionados con la estructura de carácter
neurótico de muchos pacientes. Dicha estructura
propende a poner en marcha mecanismos de
exageración e intensificación, a quedarse pegada en
lo irrelevante, a tomar lo accesorio por la vía trágica
y a reaccionar convulsivamente ante acontecimientos
que no merecen tal agitación. La excitabilidad, tanto
en lo psíquico como en lo vegetativo, genera problemas
en vez de resolverlos. ¿Qué podemos deducir de todo
para prevenir la recaída? Una advertencia: si con las
personas con antecedentes neuróticos se habla sin
parar sobre sus problemas, se quedarán mentalmente
atascadas en ellos y no registrarán que los problemas
forman parte de la vida cotidiana y representan desafíos al espíritu humano antes que obstáculos insalvables
con los que hay que tropezar forzosamente. La única alternativa son conversaciones que permitan a estas
Í personas comprender lo libres que son en realidad y lo mucho que pueden conseguir si, en contra de sus ideas
N de impotencia, renuncian a un poco de comodidad, incluidas las «ventajas» de estar enfermo.
D
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59 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Sobre los valores de la vida

Seguidamente presentamos una selección comentada de algunos de los temas que se utilizan no sólo en
el «círculo de meditación logoterapéutica», sino también para el «trabajo de formación existencial» (Theodor
Rütter), los «seminarios de aprendizaje de la vida» y las conversaciones de supervisión.

La pregunta sobre el sentido del sufrimiento


Hay que admitir que el sentido de un sufrimiento nunca es manifiesto; en todo caso, lo es con posterioridad
al momento en que se produce. Sin embargo, un sufrimiento podría tener un sentido que se escapara de
cualquier entendimiento humano. Viktor E. Frankl recurrió a una deducción analógica entre el mundo animal
y el mundo humano para explicar la relación entre éste y un hipotético «más allá».
Siguiendo esta idea, de vez en cuando explico a los participantes en mis terapias de grupo la anécdota de
un gato que vivía en nuestra casa y al que habíamos cogido mucho cariño. Un día, un matrimonio conocido
nuestro nos hizo una visita y trajo a un enorme bulldog cuya diversión
preferida era cazar felinos. Debido a ello, mientras duró la visita encerramos
a nuestro gato en una habitación contigua, donde se pasó toda la tarde
maullando desesperadamente. El animal no podía comprender por qué había
sido excluido y nosotros no podíamos hacerle entender el «sentido de su
sufrimiento», que no era otro que el de no ser destrozado de un bocado en el
pescuezo. ¿Por qué no podíamos explicarle el sentido de su exclusión? No era
porque no existiera tal sentido, sino porque el gatito no habría comprendido
la más clara de nuestras explicaciones. Al finalizar este relato, pregunto a los
participantes si son capaces de imaginarse que también nosotros, los seres humanos, nos encontramos de
vez en cuando en la situación del gato, arañando una puerta cerrada y sin comprender el motivo de nuestra
exclusión de los placeres de la vida. ¿No es posible que en nosotros también haya escondido un sentido
superior que no se manifiesta ante nuestro entendimiento?
Los participantes acogen positivamente esta metáfora y, a menudo, aportan ejemplos de vivencias propias
de los que se deduce que un suceso de sus vidas, en un principio doloroso, ha tenido posteriormente un sentido
que en un primer momento no veían. Estas reflexiones ayudan a cargar con valentía la cruz que cada uno lleva
a sus espaldas.
Í
N El sistema de valores personal
D
I En el círculo de meditación se averigua aquello que los participantes consideran sus valores más elevados y,
C al mismo tiempo, se hace constar que algunos sistemas de valores son muy ricos, mientras que otros no van más
E allá de un único y gran valor, como el trabajo o la educación de los hijos. También se trata la cuestión de que lo
segundo es peligroso, porque cuando un único «valor máximo» se pierde, el afectado cae inmediatamente en el
60 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

vacío de valores. Frankl descubrió muy sabiamente que detrás de todo malestar hay una idolatría. Siempre que
se da una validez absoluta a algo, es decir, siempre que se sobrevalora de forma exclusiva, su pérdida arrastra
a las personas al malestar.
Por consiguiente, quien haga constar que su sistema de valores es demasiado exclusivo, es invitado a
considerar un aumento de la variedad de sus valores. En estos casos, los componentes del grupo se pueden
presentar mutuamente propuestas para ampliar el sistema de valores, con lo cual cada participante se aprovecha
de la creatividad de los demás.

El criterio de prioridad

Desde el punto de vista de la psicohigiene, pasar por alto el criterio de prioridad significa «nivel de alarma
II» o, incluso, «nivel de alarma I». «Nivel de alarma II» quiere decir que hay un peligro para el propio bienestar
mental (a causa de la exclusividad del sistema propio de valores, de la idolatría), o que hay un peligro para
el bienestar de la familia (por no respetar el criterio de prioridad). «Nivel de alarma I» significa que ambos
momentos de peligro son simultáneos (tanto la exclusividad de la satisfacción del sentido propio como el
desprecio del criterio de prioridad), o que ya no existe ninguna orientación hacia un sentido. El «nivel de
alarma II» se considera «crítico», mientras que el «nivel de alarma I» marca una situación de alto peligro para
el estado mental.

La transitoriedad de la vida

Cuando los miembros del grupo han perfeccionado su sistema personal de valores, lo han ampliado,
lo han hecho compatible con la familia, se han sometido al «sentido del momento» y han hecho examen
de conciencia, entonces añora inevitablemente la pregunta de si la transitoriedad de la vida no apagará su
capacidad de tener valores. Por ello, al finalizar el círculo de meditación hay que plantear la asociación de ideas
logoterapéutica según la cual la capacidad de la vida para tener valores no depende de la duración de la propia
vida, sino de su calidad. Frankl comparaba la vida con una película que se está rodando y cuya calidad tampoco
Í depende de su metraje. Por ejemplo, una película de viajes que se limita a mostrar durante dos horas una
camioneta avanzando por carreteras polvorientas estará menos conseguida que otro filme que haya captado
N
las vistas más bonitas del territorio por el que se ha viajado.
D
I Esta comparación del paso de la vida con una película también sirve para comprender que la vida —
como una película— sólo se acaba y se completa con su final. Entonces, cada una de sus escenas quedará
C irrevocablemente expuesta a la luz, plasmada en el celuloide del pasado, donde ya nada podrá ser modificado
E ni falseado. Lo que estuvo mal seguirá estando mal, y lo que estuvo bien seguirá estando bien.
61 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Con la metáfora de la filmoteca del pasado donde se almacenan las películas de las vidas humanas concluidas,
la persona creyente también puede imaginarse al archivero, esa instancia que conoce todas las películas y se
sabe hasta la más mínima escena. Entonces, el hecho de «ser consciente» en vida sería reemplazado por el de
«ser conocido» en la muerte.
Pero la metáfora del rodaje de la película comentada anteriormente también resulta muy sugestiva para los
no creyentes, porque expresa visualmente el punto en el que se encuentra la persona. Siempre nos hallamos
en la frontera entre la parte expuesta de la película de nuestra vida y la parte no expuesta; dejamos atrás la
abundancia de actos, experiencias y sufrimientos, y tenemos delante el vacío de posibilidades que están por
nacer. Y de nosotros depende, esencialmente, lo que se plasmará para siempre en la siguiente imagen, qué
escena nacerá en el pasado y formará eternamente parte de nuestra vida, incluso cuando ésta ya haya acabado
hace tiempo. Por supuesto, ya nada se podrá extraer del pasado y el azar será muchas veces el director. Sin
embargo, en los momentos en que nosotros podamos, por así decirlo, llevar la cámara, la escena que rodemos
será nuestra obra, la obra de nuestra vida. Frankl apuntaba a este respecto que, en la muerte, la persona ya no
tiene vida, sino que es su propia vida. El hombre se convierte entonces en su vida completa y acabada y, por
lo tanto, él también es su propio cielo o su propio infierno, dependiendo de lo que haya hecho con su vida.
No cabe duda de que estas consideraciones son importantes, pero no menos importante es la situación de
los pacientes mentalmente trastornados y de las personas que se confían a nosotros, los terapeutas, para que les
ayudemos a extraer lo mejor de sus vidas. No podemos prometer a estos pacientes que sus vidas serán siempre
alegres y agradables, pero sí podemos asegurarles que la vida se puede dominar, y no sólo eso, sino que también
merece la pena dominarla —a pesar de las preocupaciones y los fracasos, y a pesar de su transitoriedad—.
Por encima de todo, estar vivo es un regalo formidable, una gracia que nos ha sido concedida... Y si nuestros
pacientes perciben esto en nuestras palabras, pienso que ya están de algún modo salvados.

◊◊ Material compilado para fines didácticos.

Í
N
D
I
C
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62 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

3.3 ◊◊
LA SALUD MENTAL
Referencia: Fabry, J. (1992). La búsqueda de significado. México: FCE (Páginas 198-220).

Me acusan de simplificar las cosas... Son ellos quienes lo complican todo.


◊◊ Dr. Eric Berne

Una vez que se cuestionan los valores y las normas pierden su


carácter preciso y objetivo, el hombre se siente perdido. Sin tradiciones
que lo guíen, el individuo necesita buscar otras bases sobre las cuales
fundar sus decisiones. Su casa ya no está construida sobre roca o, en
todo caso, la roca ya no es lo que solía ser antes. Los físicos descubrieron
que la roca está constituida principalmente por espacio vacío y girantes
electrones. Y los astrónomos nos informan que la roca que llamamos
nuestro hogar no es sino un punto diminuto inserto en un universo
en expansión. Los filósofos, por su parte, afirman que el mundo del
pensamiento avanza con tanta rapidez que deja atrás a la roca. El
individuo ha quedado abandonado a sus propios recursos.
Pero afortunadamente las ciencias, las mismas que contribuyeron considerablemente a minar la confianza
del hombre en los valores tradicionales, pueden ayudarlo ahora a realizar una nueva valoración de sí mismo.
¿Qué fuerzas motivan al hombre? ¿Pueden ser dominadas? ¿En qué medida y en qué áreas? ¿Se siente
culpable el hombre de actos que escapan a su control y, por otra parte, se niega a aceptar la responsabilidad de
Í actos que quedan dentro de su gobierno? ¿Qué clase de criatura es el hombre? ¿Cuál es su comportamiento
“normal”? ¿Cuándo está sano y cuándo enfermo mentalmente? ¿Cómo puede el terapeuta prevenir y curar
N su enfermedad mental? ¿Cuál es la función del terapeuta en este periodo de transición? ¿Debe mostrarle al
D paciente el camino fácil y ayudarlo a adaptarse a los valores cambiantes de nuestro tiempo o, por el contrario,
I debe reorientarlo para que descubra nuevas normas y nuevos sitios donde atar su cuerda, es decir, nuevos
C puntos de apoyo desde los cuales pueda escalar posteriormente mayores alturas?
E
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Lo que subraya la logoterapia

La logoterapia no pretende haber descubierto las respuestas a estas interrogantes ni es el único método de
tratamiento que intenta dar con las respuestas. Se mueve, sin embargo, en una dirección definida: rechaza la
adaptación y apunta hacia la responsabilidad individual. Coloca el acento en la salud y no en la enfermedad
mental, en el hombre en su totalidad y no exclusivamente en su psique, en su libertad y no en sus limitaciones,
en los valores que ejercen atracción sobre él y no en los instintos que lo impulsan, en las tareas del futuro y no
en los traumas del pasado.
Que las ideas de Frankl lograron introducirse en la corriente de las ideas avanzadas en los Estados Unidos
quedó de manifiesto en un simposio celebrado en 1965 en San Luis, Missouri, sobre “La misión (de la
psiquiatría) en la próxima década” y patrocinado por la Asociación Psiquiátrica Norteamericana. El moderador
Howard P. Rome, psiquiatra de la Clínica Mayo advirtió sobre la revolución que tiene lugar en el campo de la
psiquiatría en esta “era de revolucionarios”. Houston Smith, profesor de filosofía del Instituto de Tecnología
de Massachusetts, señaló a la crisis de valores del hombre como una de las principales razones de la necesidad
de introducir cambios en la psiquiatría, Observó que la transformación que sufren las costumbres en el curso
de su vida priva al individuo de bases objetivas para fundar sus valores y lo obliga a formular, en la subjetividad
de su existencia cotidiana, sus propias normas morales.
Los nuevos objetivos de la terapéutica fueron esbozados por Nevitt Sanford, en su calidad de director del
Instituto para el Estudio de los Problemas Humanos de la Universidad de Stanford. La psiquiatría, dijo, no
debe contentarse exclusivamente con la curación de las enfermedades mentales: debe contribuir también a su
prevención. Debe fortalecer al individuo para que esté cada vez más capacitado para enfrentarse a las tensiones
de la vida moderna. La psiquiatría debe considerar a la persona en su totalidad y regirse por “un concepto de
aquello en que deseamos que se conviertan las personas... y de aquello en que deben convertirse. Debe tomar
en consideración el valor del desarrollo individual en relación a los demás valores” y estar atenta a todos los
esfuerzos realizados en otros campos para mejorar a nuestros ciudadanos. La terapéutica preventiva, añadió
Houston Smith, debe ser algo más que un “vigilante” en espera de los primeros síntomas para prescribir
a tiempo el tratamiento adecuado. Debe investigar qué sectores de la
población se encuentran particularmente propensos a sufrir trastornos
mentales y bajo qué condiciones, dónde residen los mayores peligros y
dónde las tensiones previsibles. Mencionó el caso de los Cuerpos de
Paz como un ejemplo de la forma en que pueden utilizarse los recursos
de la psiquiatría de manera preventiva para prever y tratar los trastornos
Í
emocionales a los que están expuestos los voluntarios, no sólo al cumplir
N sus misiones en el extranjero, sino también al reintegrarse a su propia
D cultura.
I La logoterapia responde a muchas de estas amenazas a la salud mental en esta era de transición y responde
C a ellas tanto en un nivel filosófico como médico. No puede existir tratamiento sin su propia concepción de la
E naturaleza del hombre. Este ha sido el caso de todas las doctrinas terapéuticas más importantes, incluyendo a
la del propio Freud, como señalara uno de sus más eminentes discípulos, Paul Schilder. A menudo la filosofía
64 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

implícita en la terapéutica es más importante que ella misma.


Lo anterior se confirma de un modo sorprendente
en el caso del psicoanálisis. Sigmund Freud, un
médico, se propuso descubrir métodos para curar
las enfermedades de la mente. No obstante, una
generación después de la muerte de Freud, sus
descubrimientos no sólo revolucionaron la medicina,
sino, al menos en los Estados Unidos, prácticamente
todos los aspectos de la vida humana (educación,
formación política, actividades recreativas, relaciones
conyugales, leyes, sistema penitenciario, creación y
crítica literarias, mercadotecnia). De hecho puede afirmarse con razón que la influencia de Freud en cada uno
de estos campos excede en mucho a la que ejerce dentro del terreno específico de la medicina. Más personas
son inducidas a comprar determinados artículos, a elegir determinados candidatos políticos y a escribir y
leer determinados libros mediante la aplicación de los descubrimientos de Freud que las curadas mediante
el psicoanálisis. En efecto, la aportación de Freud a la comprensión de nuestro yo saludable y nuestras
relaciones con los demás (padres, cónyuges, hijos, votantes, clientes, alumnos, empleados) es impresionante.
Su contribución a la curación de los enfermos es más modesta si se le compara con los avances realizados en
otras áreas de la medicina durante el mismo periodo (por ejemplo, con los progresos realizados en el campo
de los antibióticos o con las nuevas técnicas de cirugía). Sorprende comprobar que la aportación de Freud a la
salud mental reside principalmente en campos ajenos a la medicina y descansa esencialmente en su visión del
hombre. Bajo la influencia de Freud el hombre cobró conciencia de la existencia de las fuerzas internas que
motivan sus actos, emociones y pensamientos. Esta conciencia le ayuda a preservar y restaurar su salud mental.
Otras corrientes terapéuticas han venido a ampliar la comprensión que tiene el hombre de sí mismo
al fijar su atención en áreas tan diversas como su voluntad de poder, su influencia como individuo dentro
de la sociedad, sus raíces religiosas y su afán de sentido. Todas estas escuelas terapéuticas contribuyen a la
salud mental al menos tanto por la filosofía de la vida que las informa como por la aplicación de sus técnicas
médicas. Lo mismo puede afirmarse de la logoterapia. De hecho, Frankl era tan consciente de la importancia
de una Weltanschauung que, después de doctorarse en medicina, desarrollar su logoterapia y someterla a
prueba existencialmente en un mundo que padecía crisis económica, campos de exterminio y la desesperación
de la posguerra, regresó a estudiar a la Universidad de Viena para doctorarse en filosofía.
De los cinco aspectos de la logoterapia que Frankl considera aportaciones a la salud mental, tres pertenecen
al campo de la filosofía y los dos restantes de un modo más estricto al de la medicina. Los tres aspectos
Í
filosóficos están relacionados con la interpretación de la existencia personal, la lucha contra la neurosis
N colectiva y la misión de proporcionar alivio a los enfermos incurables. Los dos aspectos médicos se refieren al
D tratamiento de las neurosis originadas específicamente en el nous del hombre (su espíritu) y al tratamiento de
I neurosis de distinta naturaleza para las cuales la logoterapia demostró su eficacia.
C
E
65 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

La interpretación de la existencia personal

La logoterapia contribuye a la salud mental mediante su interpretación de la existencia personal, una


interpretación que, no obstante, no es suministrada por el terapeuta. Frankl concibe la función desempeñada
por el logoterapeuta distinta a la del pintor que nos ofrece “el mundo tal como él lo ve” y similar, más bien, a
la del oculista que ayuda al paciente a “ver el mundo tal cual es”.
Este esfuerzo encaminado a ayudar al hombre a ver el mundo (incluyéndose a sí mismo) tal cual es, tiene
su antecedente en Sócrates, que aconsejaba el “conócete a ti mismo”, y en Jesús, que sabía que la verdad podía
liberarnos. Freud fue más específico al afirmar que el conocimiento de nosotros mismos debía incluir la verdad
oculta en nuestro inconsciente, y fue más allá todavía al definir al núcleo del yo como “un id oscuro” regido
por el principio del placer. Frankl hace hincapié en el nous en lugar de en la psique y sitúa el núcleo del yo
en la voluntad de sentido. Mediante este cambio la logoterapia intenta contrarrestar las recientes tendencias
en la psiquiatría que despojan al hombre de su dimensión humana y amenazan con reducirlo a una cosa, a un
producto de las fuerzas que residen en su interior y en su medio.
El reduccionismo parte de la afirmación hecha por los biólogos de que el hombre es una especie de
computadora, del descubrimiento realizado por el psicoanálisis de que el hombre es un campo de batalla
donde se enfrentan el id, el ego y el superego y de la tesis sostenida por los sociólogos de que el hombre
es el resultado de su medio. Para Frankl todas estas afirmaciones son válidas: el hombre, en efecto, es una
computadora, un campo de batalla donde se enfrentan fuerzas psicológicas y el resultado de su ambiente.
Pero también es algo infinitamente superior. El reduccionismo se vuelve peligroso cuando induce al hombre a
creer que no es nada sino una computadora, un campo de batalla y un mero resultado, cuando pasa por alto su
dimensión humana y lo reduce a un nivel infrahumano. Frankl define al reduccionismo como un nuevo tipo
de nihilismo: la creencia, no en la “nada”, sino en el “nada sino”.
Para la salud mental de una persona es importante que conserve la firme convicción de que en su interior
alberga fenómenos y motivaciones auténticos. Debe confiar, por ejemplo, en su capacidad para experimentar
el amor genuino que surge de su dimensión humana y que no es simplemente una reacción formativa de su
parte para ocultar su agresividad o “nada” sino una sublimación del sexo. Debe creerse dueña de una conciencia
auténtica que no se reduce a un simple resultado del castigo paterno. El hombre debe convencerse una vez
más de que el amor, la conciencia, el arte, la religión y su anhelo de verdad y sentido son fenómenos auténticos
y no meras sublimaciones, represiones y mecanismos de defensa. No obstante, el reduccionismo se propaga
considerablemente entre quienes se han formado una noción superficial de la psicología mediante libros,
Í artículos y películas destinados al consumo popular y —lo peor— es aun fomentado por algunos psicoanalistas
N de la escuela ortodoxa. A este respecto cita Frankl a Lawrence J. Hatterer, psiquiatra de Nueva York, quien
D dice que “más de un artista abandona el consultorio del psiquiatra indignado por sus interpretaciones en el
sentido de que escribía porque le complacía sentirse víctima de la injusticia o porque era un sadomasoquista;
I que practicaba la danza porque deseaba seducir sexualmente a su público, o que pintaba para superar el
C adiestramiento estricto de sus evacuaciones, al que fuera sometido durante su infancia, embadurnando al azar
E la tela con pintura”.
66 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Pero si con mucha frecuencia los psiquiatras caen en la trampa del reduccionismo, el hombre común
y corriente no tiene dificultad alguna para aceptar la interpretación de la existencia personal que hace la
logoterapia, ya que concuerda con lo que le dicta su propia experiencia cotidiana: el anhelo del hombre por
alcanzar el sentido, la belleza y el amor es un fenómeno auténticamente humano.

La lucha contra la neurosis colectiva

La logoterapia aplica también su filosofía para combatir ciertas “neurosis


colectivas” de nuestro tiempo. En realidad, para Frankl es cuestionable que la
angustia de nuestra época sea mayor que la que existió en las épocas de las grandes
migraciones, la peste negra, la persecución de la brujería y demás periodos de
tensión. No obstante, si de alguna manera puede hablarse de una neurosis colectiva
como causa fundamental de la sensación generalizada de absurdo que priva en
la actualidad, esta neurosis se manifestaría por cuatro síntomas, señalados en
The Doctor and the Soul y analizados con mayor detalle en Psychotherapy and
Existentialism.
En resumen, se trata de vivir la existencia en forma provisional y fatalista, de
someterse al pensamiento colectivo y al fanatismo. La actitud de vivir la existencia
en forma provisional, de vivir la vida al día, obedece al temor a una guerra nuclear, que impide a las personas
comprometerse en relaciones significativas y establecer compromisos duraderos y fomenta, en cambio, el
rápido “uso” de las personas y la persecución de fines y metas a corto plazo tales como placeres superficiales.
El fatalismo niega la libertad del individuo para tomar decisiones responsables y, en consecuencia, éste se
considera a sí mismo como un producto de circunstancias externas y condicionamientos internos que escapan
a su gobierno. El pensamiento colectivo priva a la persona de sus posibilidades de elección en cuanto lo induce
a aceptar como propias las decisiones de la mayoría. El fanatismo, finalmente, no sólo induce al individuo
a aceptar como suyas las decisiones tomadas por los demás, sino a aceptar también regirse por ellas. “El
fanático”, dice Frankl, “no posee una opinión: es la opinión la que lo posee a él.”
Frankl observa que la actitud de vivir la existencia en forma provisional y el fatalismo son más frecuentes
en los sistemas democráticos, mientras que el sometimiento al pensamiento colectivo y el fanatismo prevalece
especialmente en los estados totalitarios. En su totalidad, los cuatro síntomas obedecen a una resistencia a
Í aceptar la responsabilidad personal y fomentan el vacío existencial. La persona no podrá encontrarle sentido
N a su existencia mientras crea que no vale la pena buscarlo, piense que es imposible encontrarlo o acepte los
D sentidos ajenos como propios. La logoterapia combate esta actitud pesimista con su insistencia en que la vida
de toda persona tiene sentido y que de ella depende descubrirlo.
I
C
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67 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Proporcionar alivio a los que sufren

La tercera área donde la visión del mundo de la logoterapia produce resultados positivos es la de los
conflictos existenciales, especialmente en los casos de sufrimiento inevitable. Este aspecto es analizado
también en The Doctor and the Soul, donde se exponen los principios rectores de la logoterapia y su aplicación
a lo que Frankl denomina “el ministerio médico, esa tierra de nadie a medio camino entre la medicina y la
religión”. Proporcionar alivio a los que sufren fue siempre la misión tanto del sacerdote como del médico. En
la actualidad resulta más difícil que nunca determinar si el alivio para la persona que sufre debe provenir del
campo de la religión o del de la medicina. Frankl aboga por una cooperación entre el sacerdote y el psiquiatra,
a pesar de que los propósitos que ambos persiguen son distintos: “El fin que persigue el sacerdote es la salvación
del alma; al fin que persigue el psiquiatra es la salud mental.” O bien, como lo expresa Frankl en la introducción
de The Doctor and the Soul:
“La meta de la psicoterapia es curar el alma, contribuir a su salud. La finalidad de la religión es algo esencialmente
diferente: salvar el alma. Pero los efectos derivados de la religión son eminentemente psicohigiénicos. La religión
le proporciona el hombre un ancla espiritual, una seguridad que no podría encontrar en otra parte. No obstante,
para sorpresa nuestra, la psicoterapia puede producir efectos derivados análogos imprevistos. Pues aunque entre los
propósitos del psicoterapeuta no está el de despertar la fe religiosa de su paciente, en ciertos casos afortunados éste recobra
su capacidad de fe”
La contribución de la logoterapia al alivio
de quienes sufren existencialmente, y sobre todo
de aquellos que sufren sin esperanza, fue muy
importante. Frankl demostró que el sentido de la
vida no puede medirse en función de los años vividos
(como tampoco podría estimarse la importancia
de un libro por el número de sus páginas). Que la
existencia puede cobrar sentido retroactivamente
para la persona incluso en sus últimas horas de vida
y, lo que es todavía más importante, que el sentido
más profundo de la existencia, el sentido último,
puede revelarse a menudo en situaciones en que no
se dispone de ninguna ayuda, cuando la existencia quedó reducida a sus aspectos más esenciales.
Í Pero, además de estas aportaciones de la logoterapia al alivio de quienes sufren, y a las que nos referimos
N en repetidas ocasiones, es preciso mencionar otro aspecto: la relación entre el médico y el paciente. Todo
D paciente —el homo patiens, para aludir al título de uno de los libros de Frankl— es por definición un ser que
sufre y, como tal, merecedor no sólo de la competencia técnica del médico, sino asimismo de su comprensión y
I compasión. Uno de mis recuerdos de infancia es el gran alivio que experimentaba mi abuela cuando consultaba
C al médico de la familia una vez a la semana, por la atención con que éste escuchaba sus quejas. En la actualidad
E estoy agradecido por el magnífico examen multifásico que se me practica anualmente en el hospital donde,
por espacio de tres horas, paso de enfermera en enfermera y de aparato en aparato siguiendo las veinte fases
68 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

anotadas en una lista mientras se me pide contestar 150 preguntas en tarjetas que posteriormente serán
procesadas por una computadora. Pero aunque sé que soy objeto de una atención médica incomparablemente
superior a la que se proporcionaba a mi abuela, no dejo de sentir que algo se ha perdido con el “progreso”.
Que la ausencia de este algo se percibe también en mucha de la psicoterapia que se aplica actualmente, se
refleja en gran parte de las preguntas por escrito que recibe Frankl después de sus conferencias. Muchas
de ellas se refieren al trato impersonal que reciben los pacientes de sus médicos. “¿Por qué el psiquiatra
norteamericano nunca aconseja ni orienta a su paciente?”, dice una pregunta típica. “Se limita a escuchar, fría
y silenciosamente.” El logoterapeuta, por el contrario, es un compañero que participa en el esfuerzo común
por encontrar un alivio. No se limita a sostener frente al paciente un espejo donde éste pueda contemplar su
pasado. Lo que hace es analizar la situación actual del paciente con el fin de reorientarlo hacia un mundo de
sentidos por realizar. Gerald F. Kreyche, profesor de filosofía de la Universidad De Paul, conjeturaba que “los
intentos increíbles por deshumanizar al hombre en los campos de Auschwitz y Dachau llevaron a Frankl a
dar un primer paso en dirección a una humanización de la psiquiatría por medio de la logoterapia”. Abraham
Maslow, en su libro Religions, Valúes, and Peak Experiences, señala que la relación yo-tú que se da entre el
psicoterapeuta existencial y su paciente es algo que el analista del tipo “espejo’’ es incapaz de establecer. “En
la actualidad,” dice Maslow, ‘”hasta los mismos psicoanalistas ortodoxos estarían dispuestos a reconocer que
la atención, el interés y el amor desinteresado del analista por su paciente son imprescindibles para que la
terapéutica tenga efecto.”
Con todo, esta relación entre el médico y el paciente no basta. Como lo explica el propio Frankl en
Psychotherapy and Existentialism, la logoterapia va un paso más adelante y amplía esta relación bilateral para
dar cabida a un tercer “participante”: el sentido. El médico ayuda al paciente a abrir la puerta que conduce
al sentido. En el Congreso Internacional de Psicoterapia celebrado en Barcelona (España), Frankl señaló en
su intervención que la logoterapia, más que un psicoanálisis, es un tratamiento en sentido estricto. Más que
un ontoanálisis, es decir, que un análisis del ser, es, como su nombre lo indica, “logo”-terapia, terapéutica
mediante el sentido.

La terapéutica de las neurosis noógenas

Como tratamiento médico la logoterapia es indicada específicamente en casos de neurosis noógenas,


es decir, neurosis arraigadas en la dimensión humana del nous. Los aspectos filosóficos de este tipo de
Í enfermedades, que con frecuencia tienen su origen en conflictos de valores o de conciencia, ya fueron discutidos
con anterioridad. El análisis de sus aspectos médicos queda fuera de los propósitos y alcances de este libro.
N
D No obstante, es necesario señalar ciertos puntos de interés general. El primero, antes mencionado, es la
tesis de la logoterapia de que la enfermedad mental puede originarse en el organismo del paciente (causada,
I
por ejemplo, por el funcionamiento anormal de una glándula), en su psique (causada, por ejemplo, por algún
C trauma sufrido durante su infancia) o en su nous (causada, tal vez, por un conflicto de valores). Por lo tanto,
E el psiquiatra está obligado a establecer su diagnóstico sobre la base de la totalidad de la persona del paciente.
En épocas anteriores a Freud se creía que todas las enfermedades eran provocadas por factores físicos. Los
69 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

descubrimientos realizados por Freud, por su parte, indujeron a muchos analistas a sospechar que en la psique
residía el origen único de todos los trastornos mentales. Frankl se cuida mucho de no caer en una trampa
semejante y sostener que todas las enfermedades mentales tienen su origen en el nous. En consecuencia,
el primer paso que debe darse es localizar el área en la cual se originó la enfermedad. La logoterapia por sí
sola no podría curar una neurosis provocada por una deficiencia química en el organismo, como tampoco
el psicoanálisis podría curar una neurosis de tipo existencial. Edwin G. Boring, profesor de psicología de
Harvard, describe el fracaso del psicoanálisis en el tratamiento de su propio caso de neurosis existencial
en un artículo titulado: “¿Tuvo éxito el análisis en este caso?” Se sentía deprimido porque le parecía que
su competencia profesional comenzaba a disminuir y el futuro se le presentaba como algo “completamente
intolerable”. Se sometió, como paciente, a 168 sesiones de psicoanálisis sin experimentar ninguna mejoría. El
análisis no podía ayudarlo porque su depresión no era el resultado de algo que hubiese acontecido en el pasado
sino más bien de la angustia existencial que padecía por ese tiempo.
Frankl conoce casos en los cuales las tres dimensiones
del paciente —su cuerpo, su psique y su nous— se
hallan implicadas en una neurosis. Uno de estos
pacientes, una maestra de escuela, sufría de profundas
depresiones. Se diagnosticó que sus depresiones eran
provocadas por un trastorno de tipo orgánico y se le
prescribió una droga indicada para casos semejantes
al suyo. Pero su depresión tenía también una causa
psicológica: se deprimía por causa de sus depresiones.
Así, su estado no era sino una reacción psicológica
a lo que originalmente había sido una deficiencia
orgánica. En sesiones terapéuticas posteriores se le
recomendó que evitara pensar en su enfermedad pues sus pensamientos enfermizos podrían, comprensible
pero indebidamente, intensificar su estado de ánimo sombrío. Frankl le sugirió que dejara pasar la depresión a
través de su persona tal como la nube pasa frente al sol: aunque de momento no podamos percibirlo, el sol no
deja de existir tras la nube que lo oculta. Este método terapéutico, además de liberar muchas de las represiones
de la paciente, reveló también su angustia existencial: el pobre concepto que se había formado de sí misma
como una persona a quien el destino condenó irremisiblemente a sufrir depresiones recurrentes. En esta fase
lo indicado era aplicar logoterapia en el sentido estricto de la palabra. Frankl logró convencerla de que lo
decisivo es la actitud que adopta la persona frente a su destino inalterable y que, en su caso, sus depresiones
representaban para ella un desafío. A la correspondía decidir si organizaba su vida a pesar de los obstáculos que
habían surgido en su camino. Con el transcurso del tiempo la paciente, no obstante sus depresiones, aprendió
Í
a ver su vida plena de misiones personales por cumplir. Ciertamente, sus depresiones representaban para ella
N una labor adicional: la tarea de aprender a vivir con ellas, de vencerlas en lugar de dejar que la aniquilaran. La
D paciente vivió en lo sucesivo una vida “más responsable y más significativa de la llevada antes del tratamiento.”
I Más tarde le escribió a Frankl: “Jamás fui humana hasta que usted logró hacer de mí un ser humano.” Lo que
C trajo a la memoria de Frankl la frase de Goethe: “Si aceptamos a las personas como son, únicamente las haremos
peores de lo que son. Si las tratamos como si fuesen lo que debieran ser, las ayudaremos a convertirse en lo que son capaces
E
de llegar a ser.” Frankl considera esta frase como “la máxima más apropiada para cualquier tipo de tratamiento”.
70 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Algunas veces se acusa a la logoterapia de ser “demasiado prescriptiva”, de dictarle al paciente lo que
debe hacer y en lo que debe creer. No obstante, Frankl no se cansa de repetir que el sentido es algo que el
paciente debe descubrir por sí mismo y que nadie puede trasmitirle, mucho menos el terapeuta. En tono de
broma observó en una ocasión que nadie esperaría que el psicoanálisis freudiano (enfocado al sexo) concertara
uniones matrimoniales, del mismo modo que nadie esperaría que la psicología individual (enfocada al poder)
hiciera las funciones de una agencia de colocaciones. De igual manera, la logoterapia (orientada al sentido) no
podría ofrecerle sentido al paciente. Como hace notar Frankl, la logoterapia amplía la visión del paciente con
objeto de que cobre conciencia de toda la gama de sus potencialidades significativas y del hecho de que la vida
jamás deja de tener sentido para nadie, literalmente, ni siquiera en presencia de la muerte.

El tratamiento de las neurosis psicógenas

Pero si la logoterapia se recomienda especialmente en los casos de neurosis noógenas, también demuestra
su eficacia en los casos de neurosis psicógenas (las originadas en la psique del paciente). Las dos técnicas
indicadas para estos casos, elaboradas por Frankl y aplicadas generalmente por el logoterapeuta, son la
intención paradójica y la desreflexión.
La intención paradójica se aplica en los casos de pacientes que sufren de algún tipo de fobia o neurosis
compulsiva. Se vale de lo que Frankl llama “la facultad exclusivamente humana de autodistanciamiento” que
le permite al hombre salir de sí mismo, contemplarse desde fuera, enfrentarse e incluso reírse de sí mismo.
Esa capacidad de autodistanciamiento se manifiesta no sólo en el “poder desafiante del espíritu humano”, sino
también en su sentido del humor. Podría decirse que mientras la intención paradójica le permite al paciente
reírse de su neurosis, la desreflexión le permite ignorar sus síntomas.
La desreflexión es útil en aquellos pacientes que muestran una
tendencia compulsiva a reflexionar demasiado sobre sí mismos, como
sucede en la mayoría de los casos de neurosis sexual. Se sirve de otra
facultad humana, la que Frankl llama “la facultad de autotrascendencia”,
que permite olvidarse de sí mismo y proyectarse hacia otros seres
humanos y hacia los sentidos.
Conforme a la definición dada por Frankl en un simposio sobre
Í logoterapia celebrado en Londres, y publicada en 1966 en el American
Journal of Psychotherapy, mediante la intención paradójica “se insta
N al paciente a hacer, o a desear que suceda, aquello mismo que teme”.
D El objeto de este método tan drástico de curación es romper el círculo
I vicioso que se crea como resultado de la angustia anticipatoria. En el
C paciente, por determinada razón, se desarrolla un temor (a los espacios
E abiertos, por ejemplo). Siempre que se aproxima a un espacio abierto se
siente invadido por el temor no sólo de ese espacio abierto en particular,
71 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

sino asimismo de su propio temor y, específicamente, de las posibles consecuencias de su temor (un colapso,
un ataque de apoplejía, un ataque cardíaco). La intención paradójica tiene por objeto romper ese patrón de
conducta, aunque sólo sea por un momento, con el fin de que el paciente logre verse a sí mismo no como
una víctima indefensa, sino como el amo de su propio destino. Este momento, el punto crítico y dramático
de la enfermedad del paciente, es el que presenta mayores dificultades tanto para que el paciente se atreva a
enfrentarlo como para que el médico lo propicie. Es aquí donde interviene el sentido del humor. Por ejemplo,
el logoterapeuta puede decirle al paciente: “Salga usted inmediatamente a la calle y sufra un ataque cardíaco
¿Por qué no hacerlo? Es temprano aún, tiene tiempo suficiente para sufrir tres ataques al corazón y de paso un
ligero ataque de apoplejía”. Si el paciente sonríe, se habrá ganado la primera batalla. Como observa Gordon
W. Allport, de la Universidad de Harvard, “el neurótico que aprende a reírse de sí mismo es posible que esté en
camino de su autocontrol, quizás de su curación”. En ciertos casos el paciente se decidirá a intentar el método de
la intención paradójica porque comprenderá que nada tiene que perder. En otros casos le suplicará al médico
que no lo envíe a la calle. Pero en cualquiera de los casos es probable que, al regresar, se sienta aliviado —aun
cuando inicialmente esté convencido del fracaso del método. El médico, por supuesto, sólo podrá enviar a
la calle al paciente fóbico después de haber practicado un cuidadoso diagnóstico. Mientras el paciente crea
realmente que padece algún trastorno cardíaco, el médico debe abstenerse de aplicar el método de la intención
paradójica. Primero tendrá que convencerlo plenamente de que su angustia es de naturaleza neurótica.
El método de la intención paradójica se practica actualmente en clínicas de Europa, América, África y
Japón. Hans O. Gerz, director clínico del Connecticut Valley Hospital, informa de un estudio de 6 años de
duración realizado con 51 pacientes, de los cuales 90 % sanaron o mejoraron notablemente tras la aplicación
de esta técnica terapéutica. El tiempo de recuperación fue breve. Pacientes cuya enfermedad databa de varios
años sanaron por lo general en un año y los casos agudos reaccionaron favorablemente en cuatro a doce
sesiones. A los pacientes se les recomendó que continuasen utilizando la técnica por su cuenta hasta que, en
palabras en Gerz, “la intención paradójica suprimió los síntomas”.
La brevedad de la terapéutica así como el hecho de enfocar la atención a la supresión de los síntomas y
no al descubrimiento de las causas, fueron recibidos con escepticismo en algunos círculos psiquiátricos -un
escepticismo infundado-, como pueden demostrarlo treinta años de experiencia. En la actualidad la mayoría
de los psiquiatras reconocen que la larga duración de un tratamiento no equivale necesariamente a resultados
permanentes y se demostró que el temor a que los síntomas suprimidos reaparezcan posteriormente carece de
fundamento. La atención preferente que muchos psiquiatras conceden a las causas sobre los síntomas indujo
al desaparecido William Menninger a observar que no era absolutamente necesario conocer la causa de un
incendio para extinguirlo.
Mediante la desreflexión, la segunda de las dos técnicas principales utilizadas por los logoterapeutas, el
Í
paciente aprende a desviar la atención de los síntomas de su neurosis y a enfocarla por el contrario, en otros
N seres humanos con quiénes relacionarse y en sentidos qué realizar. En opinión de Frankl, 90 % de los casos de
D impotencia y frigidez son provocados por la forma en que el paciente concentra su atención en sí mismo, en
I su falta de potencia o en su incapacidad para experimentar el orgasmo.
C También en estos casos se forma un círculo vicioso que es preciso romper sin que importe mucho saber
E cómo se inició este patrón de conducta. El primer fracaso puede deberse a factores físicos, psicológicos o
incluso al azar, el segundo puede ocurrir si el paciente se observa angustiosamente a sí mismo en espera de que
72 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

se repita el mismo hecho. Después del tercer fracaso el paciente está plenamente convencido de que sufre una
grave anormalidad. La desreflexión rompe este círculo vicioso al desviar la atención del paciente de sí mismo
y enfocarla nuevamente en su pareja. La impotencia puede presentarse en el individuo que observa su propio
desempeño durante el acto sexual y teme fracasar. La frigidez, por otra parte, a menudo no es sino el resultado
de la angustia con que la mujer se observa a sí misma en espera de su orgasmo.

Hipocondríacos psicológicos

La desreflexión, en cuanto desvía la atención del paciente de su persona es, en cierto sentido, el método
opuesto al utilizado por el psicoanalista ortodoxo, quien le pide al paciente que se concentre en sí mismo.
Hace apenas dos generaciones Freud se enfrentaba a una situación completamente distinta a la que se
enfrenta el psiquiatra en nuestros días. Freud tenía que convencer al público y a la profesión médica de
que las enfermedades podían ser provocadas vía la psique en personas biológicamente sanas. Actualmente
Frankl tiene que convencer tanto al público como a la profesión médica de que las enfermedades pueden
ser provocadas vía el nous en personas biológica y psicológicamente sanas. Pero tuvo tanto éxito Freud en
convencer a sus contemporáneos de que todas las neurosis se originaban en la psique que muchas personas
creen padecer trastornos psicológicos cuando en realidad sólo están frustradas noológicamente o son víctimas
de su vacío y angustia existenciales. Por otra parte, hay quienes juzgan enfermos a aquellos con quienes no
pueden establecer relaciones satisfactorias o están en desacuerdo.
En cierta forma, fue el mismo Freud quien sentó las bases de la opinión generalizada de que “todos estamos
un poco locos”, ya que sus obras están saturadas de afirmaciones en este sentido. “Toda persona normal”, escribía
en Collected Papers, “sólo es normal en un sentido relativo: su ego guarda semejanzas con el del psicótico en uno
o en otro aspecto.” 0 bien, como observa en An Outline of Psychoanalysis, “difícilmente encontraríamos un
estado reconocido generalmente como normal en el cual no fuese posible demostrar la existencia de rasgos neuróticos”.
Esta tesis fue recogida por sus principales seguidores, incluso por aquellos que modificaron sus teorías en
muchos de sus aspectos. Erich Fromm, en El miedo a la libertad, sostiene que “los
fenómenos que observamos en la persona neurótica no son en principio diferentes
de los que encontramos en la persona normal”’. La imaginación popular, nutrida
en los medios masivos de información, exageró y deformó estas afirmaciones en
el sentido de que todos haríamos bien en ejercer una constante vigilancia sobre
nosotros mismos si no deseábamos ser poseídos por algún mal secreto. Frankl
pone el ejemplo de la película The Snake Pit (El foso de las serpientes, producción
Í literal) para señalar la posibilidad de que despertara sentimientos de angustia en
N una mujer perfectamente sana que, después de verla, pudo preguntarse: “Mi madre,
D cuando me amamantaba, ¿no me habrá hecho esperar también? Y mi padre, ¿no
habrá roto también mi muñeca? ¿Sufrí acaso rechazos similares a los que sufrió la
I
protagonista de la película? Por supuesto no lo recuerdo, pero tampoco la mujer de
C la película recordaba estos incidentes de su infancia hasta que no afloraron a su conciencia mediante el análisis.”
E Y así, por este camino, a esa espectadora hipotética pudo haber comenzado a preocuparle la posibilidad de
que ella también fuese a parar algún día al foso de las serpientes de la locura. Y su angustia pudo iniciar un
73 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

círculo vicioso de temor que con el tiempo pudo convertirse en una verdadera fobia. La preocupación excesiva
por conservar la estabilidad mental, al igual que la preocupación excesiva por alcanzar la felicidad o conciliar
el sueño, sólo producirá resultados opuestos a los deseados: una preocupación exagerada por la salud puede
degenerar en una hipocondría que, ciertamente, es una enfermedad.
Como consecuencia de esta lógica mal aplicada, vivimos
actualmente en una sociedad de hipocondríacos psicológicos donde
todo el mundo va por la vida con el oído atento a lo que acontece
en su propio inconsciente y en el inconsciente de quienes lo rodean
con la intención de descubrir las “verdaderas” motivaciones de sus
actos, emociones y pensamientos. Los lectores de Man´s Search for
Meaning con frecuencia expresan su alivio cuando se les asegura que
el sufrimiento, incluso el experimentado durante la infancia, no tiene
que provocar necesariamente “complejos” o neurosis. Una estudiante
de Alabama escribió a Frankl una carta donde le relataba su infancia
desdichada (sus padres estaban divorciados y ella pasó su niñez recluida en internados y campamentos de
veraneo), y hacía el siguiente comentario: “He sufrido más a causa de la idea de que pudiese padecer ciertos
complejos que por haberlos padecido realmente. Con todo, no cambiaría mis experiencias por nada del mundo
pues creo que, en general, me hicieron mucho bien.” Posteriormente escribió diciendo que había dado a
leer un libro de Frankl a su hermana, quien había sido educada por una tía anciana y sufría sentimientos de
rechazo: “Logró realizarse como artista y creo que su libro le ayudará, como me ayudó a mí, a liberarse de los
complejos que en su imaginación debe padecer.”
No obstante, muchas personas no sólo sucumben a los complejos que según ellos “deben padecer” como
resultado de sus experiencias infantiles, sino que también se dedican a observar a los demás en busca de
síntomas de las neurosis que en su opinión “deben padecer”. Un consejero matrimonial decía que la primera
recomendación que se sentía inclinado a hacer a la mayoría de las parejas que acudían a él en busca de
orientación era la siguiente: “¡Dejen de analizarse el uno al otro!” Muchas personas son enviadas al psiquiatra
o al consejero por causas que poco tienen que ver con su salud mental (niños con bajo rendimiento en la
escuela, trabajadores “causantes de problemas” y madres de hijos ilegítimos). Leonard J. Duhl, director de la
Sección de Servicios Profesionales del Instituto Nacional de la Salud Mental, declaró que estaba “cansado de
ver la enorme cantidad de problemas depositada en nosotros los psiquiatras… La ‘delincuencia’, por ejemplo,
es calificada como un problema de salud mental” cuando, agregó, en realidad era un problema social que debió
ser solucionado mediante la reforma urbana, mayores oportunidades de trabajo, educación y otros medios
que nada tenían que ver con la psicología. Uno de los más declarados críticos de este punto de vista (“todo
Í el mundo debe recurrir al psiquiatra”) es Thomas S. Szasz, profesor de psiquiatría del Centro Médico de la
N Universidad Estatal de Nueva York, quien observó en una ocasión que muchos pacientes acuden al psiquiatra
D con “enfermedades mentales” que en última instancia se reducen a problemas vitales. En tales casos, decía
Szasz, el médico no tiene nada que diagnosticar y lo único que puede hacer es determinar si la persona está
I enferma o simplemente está confundida, es diferente a los demás, es obstinada o se siente infeliz.
C
Pero en algunos psiquiatras están tan arraigadas las doctrinas ortodoxas de Freud que creen descubrir
E
enfermedades en toda conducta que se aparta de lo normal. Una niña de seis años de pronto se negó a hablar
74 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

en clase. El psiquiatra de la escuela, después de investigar su forma de hablar, de comer y demás “hábitos
orales”, se entusiasmo tanto con su descubrimiento de este “caso singular” que recomendó análisis. El padre de
la niña se opuso alegando que su hija se comportaba normalmente en los demás aspectos de su vida cotidiana.
La niña fue trasladada a otro grupo donde no tuvo ninguna dificultad para expresarse. Más tarde se aclaró
que la niña era tímida y que la maestra y algunos de sus condiscípulos se burlaban de ella, hecho que había
motivado su aislamiento. El psiquiatra de la escuela predijo que su “problema profundamente arraigado”, de
no ser resuelto mediante el análisis, habría de resurgir más tarde con otros síntomas. Actualmente, catorce
años después, la niña es una mujer casada y una persona perfectamente integrada a la realidad y a su ambiente.

Los límites de la desmistificación

En 1967 la Compañía Editorial Austríaca de Ciencia, Arte y Educación publicó el libro From Freud to
Frankl, escrito por Karl Dienelt, donde se analiza la influencia que la gran variedad de escuelas psiquiátricas
europeas y norteamericanas ejercen sobre la salud mental y la educación. En los últimos sesenta años la
comprensión que tiene el hombre de la salud mental avanzó de la era victoriana a la espacial. Freud y sus
discípulos juzgaron necesario dejar penetrar luz y aire fresco al sótano del inconsciente Victoriano y arrojar
fuera la basura acumulada con el fin de descubrir los tesoros de la verdad. Señalaron los motivos ocultos,
inconfesables y a menudo no muy nobles que inducían al hombre a actuar de la manera como lo hacía y
destacaron los horribles impulsos que motivan sus pensamientos y sus actos. Evidentemente, fue saludable
liberar lo reprimido y desenmascarar lo oculto, y Gordon W. Allport reconoció el gran mérito de Freud por
haberse “especializado precisamente en esos motivos que no deben tomarse en su valor visible”. Sin embargo,
en la actualidad, sesenta años más tarde, la denuncia y la eliminación de los motivos falsos no representa ya el
problema principal. El problema consiste ahora en impedir que el hombre renuncie, junto con la falsedad, a los
tesoros de la verdad que Freud se propuso descubrir. El mismo Freud fue en ocasiones demasiado lejos en esta
desmistificación. En sus Collected Papers, por ejemplo, define al amor paterno como “el simple resurgimiento
del narcisismo paterno” y a la amistad como “una sublimación de actitudes homosexuales”. No obstante, era
consciente de los extremos a los que se podía llegar en la búsqueda de motivos ocultos. Se dice que en una
ocasión, al iniciar una conferencia, levantó en alto su puro y advirtió a su auditorio: “Recuerden, en ciertos
casos un puro también puede ser un puro y nada más que un puro.”
Frankl y sus contemporáneos no están ya interesados en arrancar las máscaras victorianas que antaño
servían para guardar las apariencias. Lo que les interesa ahora es descubrir el verdadero rostro del hombre
oculto tras esas máscaras. Como dice Frankl en Man´s Search for Meaning: “El proceso de desmistificación,
Í de arrancar las máscaras, debe detenerse tan pronto nos encontremos con lo que es auténtico y genuino
N en el hombre, como su deseo de vivir una existencia lo más significativa posible. Si no se detiene en ese
D punto, el hombre que desmistifica no hace sino poner al descubierto su verdadera intención de despreciar las
aspiraciones espirituales de los demás,” La salud mental en la era espacial exige una visión del hombre tal cual
I
es y tal como podría llegar a ser en el universo en expansión de las potencialidades humanas.
C
E
◊◊ Material compilado para fines didácticos.
75 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

3.4 ◊◊
MODIFICACIÓN DE ACTITUDES
Referencia: Fabry, J. (2001). Señales del camino hacia el sentido. México: Lag. (Páginas 71-79).

Todos enfrentamos problemas, pesares y dolores. Sin


embargo, mientras cierta dificultad puede destrozar a una
persona, a otra le puede pasar inadvertida y para una tercera
convertirse en un reto. Lo importante no es tanto lo difícil de
la situación, sino la posición que se asume ante ella. De hecho,
a veces es una actitud enfermiza y no la dificultad lo que causa
la angustia. Una manifestación dramáticamente expresada de
cambio de actitud, es la de un cuadripléjico de 17 años que se
rompió el cuello en un accidente de buceo: “me rompí el cuello, no
me rompí yo”. Después de un periodo de desesperación, el chico
regresó a la preparatoria y luego ingresó a la Universidad donde
estudió psicología. Ahora está haciendo el doctorado y piensa dedicar su vida como psicólogo a ayudar a otros
cuadripléjicos.
La modificación de actitudes nos conduce a no considerarnos como víctimas desamparadas de los
accidentes, los genes, el medio ambiente, la sociedad o el pasado, y permite que nos veamos asumiendo el
control de la situación en la medida de lo posible, dentro de los límites de las circunstancias. En la modificación
de actitudes el énfasis está en el potencial para cada situación, tal como se describe en estos principios rectores:
♦♦ Las alternativas son posibles.
♦♦ Los patrones de conducta pueden cambiarse.
Í
♦♦ Podemos encontrar sentido en cualquier situación.
N
D ♦♦ La vida tiene sentido bajo cualquier circunstancia.
I ♦♦ En cualquier situación puede encontrarse algo positivo.
C ♦♦ Las oportunidades pueden encontrarse incluso en los errores, en los fracasos, en las
E enfermedades y en las pérdidas irrecuperables.
76 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

La atención está dirigida hacia las metas, los propósitos, las tareas, los valores, la libertad de elección
y la responsabilidad, no hacia la satisfacción de los instintos (como en psicoanálisis) o hacia los procesos
mecánicos (como en la terapia de la conducta). El foco de atención está lejos de las puertas que permanecen
cerradas. Se dirige más bien hacia las que están abiertas o pueden abrirse.

EJERCICIO:
Dibuje una imagen de usted en un cuarto con muchas puertas. ¿Cuáles están cerradas para siempre?
Etiquételas con palabras o símbolos. Ahora rotule también las que aún no están cerradas. ¿Qué se necesita
para abrirlas? ¿Cuál sería el primer paso para abrir cada una de esas puertas que no están cerradas?
APLICACIONES: La modificación de actitudes es aplicable principalmente en dos áreas importantes:
1. Para cambiar una actitud enfermiza hacia la vida.
2. Para descubrir una actitud nueva y significativa en situaciones adversas que no pueden cambiarse.

Actitudes enfermizas

Este tipo de actitudes está ligado siempre con el negativismo, la resignación, la desesperación, el
estancamiento, la indiferencia y los vaticinios desfavorables sobre el logro de las ambiciones propias. Las
actitudes enfermizas pueden ser provocadas por comentarios casuales. Una madre, por ejemplo, puede decir:
“Con este hijo sólo tengo problemas. Es de mi primer matrimonio, su padre no era bueno y el muchacho se parece cada
vez más a él”. Esta actitud negativa hacia su exmarido es suficiente para convertir a su hijo en un problema. La
desafortunada postura de la madre paraliza al muchacho dejándolo en una situación sin salida, y poniendo en
movimiento un círculo vicioso: genera una retroalimentación en el chico, que desarrollará problemas reales de
conducta, mismos que confirmarán la creencia de la madre de que es problemático.
Otro ejemplo de actitud no saludable, puede verse en un hombre
joven que después de ser despedido de dos trabajos consecutivamente,
dice desesperado: “No soy competente. Mis hermanos y hermanas han
Í tenido éxito, pero yo soy un fracaso”. Su sentimiento de derrota bloquea
cualquier esfuerzo de su voluntad y sólo un vigoroso ejercicio de
N
aquélla puede liberarlo del dilema.
D
I Un tercer ejemplo es el de una esposa que se queja: “Es inútil que
hable con mi esposo, él no me entiende”. Esta actitud impide recomenzar
C una comunicación entre la mujer y su marido.
E
La modificación de actitudes reorienta la atención hacia nuevos pensamientos e ideas, hacia posturas
77 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

positivas y psicológicamente saludables. Esto casi siempre se logra a través del diálogo socrático. Cuando
un individuo tiene una actitud enfermiza hacia la vida, el diálogo puede proporcionarle información, ayuda
práctica o una perspectiva positiva.

INFORMACIÓN
A la madre que culpaba a su exesposo de los problemas de su hijo, se le dijo que tal conducta estaba
influenciada por los padres, pero no en la forma que ella imaginaba. Las características, los talentos y
tendencias pueden heredarse, pero no como buenas o malas cualidades. Les toca a los padres moldear las dotes
naturales del niño en una conducta aceptable. Se le aclaró que el proceder indeseable del muchacho no estaba
predeterminado por su padre, y que era responsabilidad de ella guiar el desarrollo de su hijo. Su atención se
trasladó de una área sobre la que no tenía control (las características heredadas del chico) a una sobre la que
sí lo tema (la conducta de su hijo). Esto cambió su percepción negativa de que “el muchacho fracasaría”, a la
expectativa de que el “chico saldría adelante”.

AYUDA PRÁCTICA
Al joven que se consideraba a sí mismo un fracaso después de dos derrotas, se le dio información mediante
ayuda práctica. Se le dijo: “Cada persona tiene talentos en algunas áreas, no en todas; vamos a averiguar
mediante unas pruebas en cuáles residen tus talentos, en alguna encontrarás tu lugar. Cuando sepas esto,
podrás concentrar tu energía en encontrar trabajo en el campo en que consideres que no puedes fallar”. Esta
perspectiva reavivó su ánimo y confianza. Otra vez, la atención se trasladó hacia áreas positivas y promisorias.

ENLISTAR LO POSITIVO
A la esposa que afirmó que su esposo no la entendía, se le animó
a hacer una lista de las cualidades de él y se sorprendió por todo lo
que se le ocurrió: “No es jugador, no toma, juega con los niños, no
es despilfarrador...”. Echando una ojeada a la lista, dijo: “En cierta
forma puedo estar contenta de tener un marido así. Por supuesto que
es imposible vivir con él, pero cuando veo cómo son otros esposos
me puedo sentir agradecida”. Esta nueva posición proporcionó los
fundamentos para el asesoramiento a la pareja.

Í Una actitud es sana si nos dirige hacia metas que son significativas
N para nosotros, o si al menos deja abierto el camino hacia ellas; nos
ayudará a salir de las crisis y lo que es igualmente importante, a prevenirlas. Una actitud sana conduce a una
D visión afirmativa de la vida y de la naturaleza humana, cosa que la convierte en una buena medicina preventiva.
I
C
E
78 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Los golpes del destino

Cuando los golpes del destino producen


situaciones irremediables que carecen de sentido,
la modificación de actitudes es el medio principal
de ayuda. Estos lances de la suerte son percibidos
siempre como carentes de sentido y con toda
razón: el fallecimiento de un ser amado, la pérdida
permanente de la salud o los efectos de una catástrofe,
no pueden repararse, ni tienen sentido en sí mismos,
pero las puertas están aún abiertas y la modificación
de actitudes nos ayudará a encontrar el sentido de
ellas.
Las personas que sufren por esta causa no pueden ser curadas en un sentido médico, pero sí pueden ser
reconfortadas. Muchos de estos golpes no son originados por una enfermedad, sino por la pérdida de un valor.
Esto se experimenta cuando una amistad se rompe, un matrimonio fracasa, una persona cercana muere, una
carrera profesional se trunca; cuando se sufre una gran decepción, se tiene una culpa imperdonable, o una
pérdida material cuantiosa.
Cuando alguien se encuentra en una situación carente de sentido que debe ser aceptada, se requiere de
ingenio para poder ayudarlo a encontrar una actitud significativa. Frankl cita el ejemplo de un anciano médico
que, tres años después de la muerte de su esposa, no podía superar la depresión. En un diálogo socrático Frankl
le preguntó qué habría pasado si él hubiera muerto antes que su esposa. El anciano respondió que hubiera sido
insoportable para ella. Frankl sugirió que el sufrimiento quizá era el precio que el médico tema que pagar para
evitárselo a su esposa. Por primera vez este paciente vio un posible sentido a su dolor. Y su cambio de actitud
le abrió el camino para que empezara a encontrarlo en su condición de viudo.
Una mujer, cuyo marido se divorció de ella, estaba desolada. Su vida entera estaba centrada en él. Durante
una de sus noches de insomnio se levantó, se vistió y salió a caminar al parque cercano. Repentinamente sintió
como si le quitaran un peso de encima. Respiró profundamente el frío de la noche, percibió el silencio y se dio
cuenta de que esa era una experiencia que nunca había vivido durante sus quince años de matrimonio. Tomó
conciencia de que muchas se le presentarían en adelante. Su atención se trasladó de lo que había perdido a lo
que podía ganar.
Í
Un cambio de actitud muy común se expresa en una proposición que se ha convertido en un cliché. Many,
N una madre cuya hija estaba por casarse, se sentía triste y se consolaba a sí misma con valentía: “No estoy
D perdiendo una hija, estoy ganando un yerno.” Susan Schaub, una estudiante del Instituto de Logoterapia,
I llama a este cambio de actitud “reorganizar el mobiliario de la mente”.
C Alguien que sufre una pérdida, puede inspirarse en la experiencia de otras personas. Las vidas de Franklin,
E Roosevelt y Hellen Keller, por ejemplo, infunden entusiasmo a quien padece una discapacidad similar y esta
persona, a su vez, puede encontrar sentido al proporcionar su propia experiencia a otros.
79 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Cuando se le dijo a un paciente del pabellón de cancerosos que le quedaba un tiempo limitado de vida, éste
le comentó a su médico: “Si usted piensa que voy a desperdiciar los últimos meses de mi vida, está equivocado”.
Entonces fue de cama en cama y habló a otros que, como él, eran enfermos incurables, los apoyó y se ayudó a
sí mismo comprometiéndose en una actividad que consideraba significativa.
Un adolescente expresaba: “Acabamos de enterrar al abuelo.
Padeció por meses una enfermedad muy dolorosa pero cuando lo
visitábamos él nos animaba a nosotros. Nos dio a los jóvenes un
gran regalo: nos enseñó cómo morir con dignidad”. Este muchacho
confirmó la aseveración de Frankl, de que los valores de actitud
proporcionan un importante camino hacia el sentido. Que se
pueda encontrar el sentido mediante experiencias propias es
fácil de apreciar. Lo menos obvio, incluso ignorado en psicología,
es la tercera área enlistada por Frankl: Se puede encontrar
el sentido según la forma en que se afronte un sufrimiento
inevitable, pues hay la posibilidad de hacer una elección importante: cuestionarnos por qué tal tragedia nos
sucedió —una pregunta que no tiene respuesta y que por lo tanto conduce a la desesperación— o después de
un período de aflicción, aceptar lo inevitable y preguntamos qué podemos hacer ahora en la dolorosa situación
en que nos encontramos, para la que sí pueden encontrarse respuestas que conducen a la esperanza.
He aquí algunas preguntas que cada uno puede formularse para lograr el cambio de la desesperación a la
esperanza:
♦♦ ¿Quién en esta situación necesita mi ayuda?
♦♦ ¿Hay alguien cuyo dolor yo pueda mitigar?
♦♦ ¿Cuál es el asunto más importante en el que puedo emplear mi tiempo?
♦♦ ¿Qué puedo hacer aún, que beneficie a alguien?
♦♦ ¿A quién amo y deseo proteger en esta situación?
♦♦ ¿A quién puedo dar mi apoyo?
♦♦ ¿Hay asuntos inconclusos con alguna persona que debo resolver?
♦♦ ¿Qué tipo de saber o conocimiento poseo que pueda beneficiar a otros?
♦♦ ¿Hay algo de mi dolor o experiencia que pueda compartir en beneficio de otros?
Í
N ♦♦ ¿Qué me queda todavía que pueda yo amar más profundamente?
D ♦♦ ¿Cuál es el primer paso que debo dar para asumir mi nueva actitud?
I La atención se traslada de lo que se ha perdido a lo que todavía se tiene, de lo que está enfermo a lo que
C aún está sano, del área del destino a la de la libertad.
E
Un químicamente dependiente del alcohol no tiene la libertad sobre su dependencia, pero después de una
80 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

desintoxicación, es libre de decidir tomar o no esa primera y decisiva copa.


Una persona que sufre de depresión endógena (de origen biológico que viene y va sin razón aparente), no
tiene la libertad de luchar contra un ataque que llega inevitablemente (excepto tomando un medicamento que
disminuya la intensidad de la depresión), pero sí es libre de llevar una vida significativa durante los períodos
de normalidad entre las depresiones.
Las personas mayores no tienen libertad sobre las inevitables consecuencias de la vejez: disminución
del oído, deterioro de la visión, pérdida de amigos que mueren, jubilación forzosa y debilidad, pero sí la
tienen de usar lo que han acumulado en sus vidas, incluyendo experiencia y sabiduría. Un diálogo socrático
puede ayudarlas a considerar actividades significativas y experiencias para las que nunca tuvieron tiempo.
Puede parecer que en algunos aspectos la modificación de actitudes se traslapa con la derreflexión, pero las
aplicaciones de los dos métodos tienen claras diferencias, mismas que establece la doctora Lukas y que se
resumen como sigue:

MODIFICACIÓN DE ACTITUDES

♦♦ La meta es corregir una actitud enfermiza ante un problema sobre el que no se tiene
control (mal incurable, muerte de alguien cercano).
♦♦ El resultado esperado es el crecimiento interno mediante la transformación de uno mismo.
♦♦ El enfoque es ayudar a las personas a tener una perspectiva que las haga capaces de
considerar algo conocido con una nueva luz, a aceptar el destino con una nueva actitud,
a buscar el sentido de la situación presente, a transformar el sufrimiento inevitable en un
triunfo humano, a motivar al individuo hacia el ánimo y la dignidad.

DERREFLEXIÓN

♦♦ La meta es reducir la hiperreflexión no saludable sobre un problema que está autoinducido


por hiperreflexión o hiperintención (como el insomnio y la disfunción sexual).
♦♦ El resultado esperado es un crecimiento interno que se consigue olvidándose de uno mismo.
Í ♦♦ El enfoque es ayudar a las personas a encontrar algo nuevo que reduzca el significado de lo
N conocido, a vencer el egocentrismo para alcanzar a los demás y las causas significativas, a
D buscar sentido más allá de la situación presente, a eliminar el sufrimiento evitable a través
I de la autotrascendencia, a motivar a la gente hacia el compromiso y las tareas.
C
E ◊◊ Material compilado para fines didácticos.
81 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

3.5 ◊◊
VALORES
Referencia: Fabry, J. (2001). Señales del camino hacia el sentido. México: Lag. (Páginas 153-164).

LOS VALORES son los semáforos en su camino a través de la vida.


Dicen “alto”, “ceda el paso” y “sentido contrario”. Advierten que sigue
una “curva pronunciada”, o “niños cruzando”, o que el piso es “resbaloso
cuando está húmedo”. Los valores como las señales del camino, son
útiles, aun como protectores de la vida y generalmente se obedecen
automáticamente. Frankl llama a los valores “Sentidos universales” —
lo que la gente en condiciones normales ha encontrado que constituye
respuestas con sentido—. Los valores hacen innecesario decidir qué
tiene sentido en una situación específica. Simplemente se siguen las
“señales del camino” establecidas por los padres, los maestros, los líderes
religiosos o laicos, el gobierno, la gente importante, la sociedad.
Pero esta comodidad tiene un precio. Los valores pueden contradecirse entre sí. Los de sus padres pueden
decir: “nada de sexo antes del matrimonio”. Alguna gente diría: “es tonto esperar hasta el matrimonio”, o
aún “el matrimonio es tonto”. Se pueden escuchar afirmaciones contradictorias de valor, acerca del lugar
de la mujer en el hogar y en el trabajo, de tener hijos, sobre el aborto, la homosexualidad, una carrera, la
participación en la comunidad y en asuntos cívicos.
Es posible también que la propia conciencia envíe mensajes
contradictorios en alguna situación poco usual. Por ejemplo, usted
lleva al hospital a su esposa, que va a dar a luz, y yendo por un camino
sin tráfico, puede pasarse deliberadamente una señal de alto, detenerse
Í ante la luz verde del semáforo si un anciano atraviesa la calle cojeando.
N El artista que se niega a hacerse cargo del negocio de su padre, está
tomando en cuenta sus valores por encima de los de su padre. El
D hombre que se acuesta enfrente de un tren que lleva armas nucleares,
I está expresando sus propios valores y manifiesta su desacuerdo con
C los de la sociedad. El hombre que se niega a pagar impuestos porque
E censura la forma como se gasta su dinero (Henry Thoreau, por ejemplo,
no quería que su dinero se gastara para sostener la esclavitud) actúa de
82 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

acuerdo con sus valores y se opone a los de su gobierno.


Los individuos que siguen los dictados de su conciencia, más que acatar los valores de la familia, sociedad
o gobierno, deben aceptar las consecuencias de sus decisiones. El artista que se niega a hacer negocio, puede
tener que vivir en la pobreza. El hombre que se acuesta enfrente de un tren, puede resultar arrollado, herido o
muerto. Thoreau pasó un tiempo en la cárcel por negarse a pagar impuestos.
También existen riesgos psicológicos de ser atrapados entre valores en conflictos. El más extenso de tales
riesgos es lo que Frankl llama la neurosis “noogénica”, que se origina en la dimensión noética o espiritual, en
donde tiene lugar la toma de decisiones. Una neurosis noogénica es el resultado de dos valores que señalan
en direcciones diferentes. La cura logoterapéutica para una neurosis noogénica (que puede causar depresión
y enfermedades psicosomáticas), consiste en decidir cuál de los dos valores en conflicto tiene sentido para el
individuo. Para la decisión correcta, necesita explorar tres cosas:
1. ¿Cuál de los valores es mayor en su propia jerarquía de valores?
2. ¿De dónde procede cada uno de esos valores?
3. ¿Cuál de los valores en conflicto es consistente con lo que le dice su conciencia?
Las respuestas a esas preguntas no indican que algunos valores son mejores o peores en un sentido moral;
tampoco le dicen que es mejor o peor según provengan de una fuente externa, o de su propio interno, pero
le muestran que es saludable saber de dónde vienen sus valores y si surgen de una fuente externa, si está de
acuerdo con ellos. Acatar valores externos puede tener consecuencias indeseables, si no se da cuenta de que
está reprimiendo sus propios valores —que está haciendo algo porque siente que “debería” hacerlo, sin tomar
en cuenta que está albergando ese “debería”, originado por un olvidado consejo que permanece dormido en
su inconsciente—. Esos conflictos de valor y conciencia pueden conducir a males psicológicos y físicos, que
necesitan ser aclarados y resueltos.

ACLARANDO SUS VALORES

Parte 1: Lista de valores. A continuación una lista de 20 valores. Examínelos y marque cinco que son los
más importantes para usted, y cinco que considera los menos importantes.
Para mí, un valor elevado es:

Í ♦♦ Ser rico.
N ♦♦ Tener amistades duraderas.
D ♦♦ Tener relaciones sexuales.
I
♦♦ Tener un nombre de prestigio.
C
E ♦♦ Ser recordado favorablemente después de muerto.
♦♦ Disfrutar un amor romántico.
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♦♦ Ser un gran líder del pueblo.


♦♦ Estar saludable.
♦♦ Ser un héroe o heroína.
♦♦ Servir y ser útil a la gente.
♦♦ Ser famoso.
♦♦ Ser físicamente fuerte (hombres) bella (mujeres).
♦♦ Ser un genio intelectual.
♦♦ Encontrar aventuras y nuevas experiencias.
♦♦ Ser feliz.
♦♦ Comprender el misterio de la vida.
♦♦ Alcanzar metas de índole religiosa.
♦♦ Gozar paz mental.
♦♦ Lograr aceptación y un lugar en la sociedad.
♦♦ Conquistar una identidad personal.

Parte 2: La jerarquía de sus valores. La página que sigue, es una hoja de selección. Los números se refieren
a los valores listados en la parte 1 (1= ser rico, 2= tener amistades durables y así sucesivamente). Las columnas
le dan la oportunidad de comparar cada valor con los demás. En cada par listado, circule el que considere más
importante de los dos.
Por ejemplo, en la primera columna, la primera línea le pide escoger entre 1 y 2, entre la riqueza y la
amistad. Si considera que ser rico es más importante que tener amistades durables, circule el número 1; si la
amistad es esencial, circule el 2. Haga esta comparación y selección en cada par de todas las columnas. Éstas
se van haciendo cada vez más cortas porque algunos valores ya se han comparado en las anteriores. La última
contiene solamente un par (19, lograr aceptación social y un lugar en la sociedad, contra 20, conquistar una
identidad personal).
Prosiga con la lista ya completa; sume los 1 circulados y coloque el total en la casilla debajo del primer
Í
pilar, donde los encontrará todos. No es el caso de los demás números. Por ejemplo, el 11 puede encontrarlo
N circulado en su columna, pero también en las previas. Súmelos todos y anote el total en la casilla de la columna
D correspondiente (lo que indica cómo valora la fama). Cuando llegue al último pilar, tiene que revisar los
I anteriores para encontrar todos los números 20. Cuando haya terminado, anote el total debajo de la columna
C correspondiente.
E
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HOJA DE SELECCIÓN

Í
N
D Observe ahora las veinte casillas en la hoja de selección. Indican la jerarquía de sus valores. ¿Cómo se
I compara esto con la estimación preliminar de la Parte 1?
C ¿Qué le causa sorpresa en esta evaluación? ¿Cuáles son los cinco valores más altos y los cinco más bajos
E en la Parte 2? ¿Coinciden con la evaluación de la Parte 1? Esta jerarquización, ¿le da alguna imagen de su yo
interno? ¿Hay algo que quisiera cambiar? ¿Qué tendría que cambiar en su forma de vida o en sus hábitos, a
85 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

fin de reflejar una modificación en la jerarquía de sus valores? ¿Está preparado para realizar tal cambio, o está
satisfecho con su actual forma de vida o hábitos? Puede utilizarse cualquiera de estas preguntas para iniciar
un diálogo socrático.

Parte 3: ¿De dónde provienen sus valores? Los veinte valores de la tabla uno y siete posibles fuentes de
ellos, aparecen listadas en la siguiente tabla. Junto a cada valor, indique con una señal cuál cree que es la o las
fuentes de cada uno de los valores marcados.
Esta lista también puede utilizarse para iniciar un diálogo socrático. ¿Qué le sorprende acerca de sus
respuestas? ¿Cómo se siente cuando se percata de que a menudo (o rara vez) sigue los valores de su padre o de
su madre? ¿O qué comúnmente (o raras veces) sigue sus propios valores? ¿Qué su selección, con frecuencia (o
de vez en cuando) coincide con un valor que tiene su origen en fuentes externas? ¿Le gustaría cambiar? ¿En
qué sentido? ¿Qué tendría que hacer para lograr ciertos cambios? ¿Qué le impide realizarlos?
Lo importante para su salud mental, es no tanto un cambio en la jerarquía de sus valores, como la
conciencia de que tal jerarquía de valores es según cómo y de dónde provienen éstos. Mucha gente va por
la vida con inconscientes y molestos “deberías”. Estos originan sentimientos de culpa y problemas que no
pueden superarse sino hasta que el individuo identifica claramente su conflicto de valores y está en capacidad
de hacer algo al respecto. Recuerde que un conflicto de valores puede, pero no necesariamente conduce a
problemas —que está dentro de sus facultades resolverlos.

TABLA: FUENTES DE VALORES

Fuentes
a. Uno mismo.
b. La madre.
c. El padre.
d. La religión.
Í e. La sociedad.
N
f. Las amistades.
D
I g. La educación.
C
E
86 |  Logoterapia. Módulo III Los métodos de la logoterapia.

Junto a cada valor marcado, indique con la o las fuentes.


♦♦ Ser rico.
♦♦ Tener amistades duraderas.
♦♦ Tener relaciones sexuales.
♦♦ Tener un nombre de prestigio.
♦♦ Ser recordado favorablemente después de muerto.
♦♦ Disfrutar de un amor romántico.
♦♦ Ser un gran líder del pueblo.
♦♦ Estar saludable.
♦♦ Ser un héroe o heroína.
♦♦ Servir y ser de utilidad a la gente.
♦♦ Ser famoso.
♦♦ Ser físicamente fuerte (hombres), bella (mujeres).
♦♦ Ser un genio intelectual.
♦♦ Tener aventuras y nuevas experiencias.
♦♦ Ser feliz.
♦♦ Comprender el misterio de la vida.
♦♦ Alcanzar metas de índole religiosa.
♦♦ Gozar de paz mental.
♦♦ Lograr aceptación y un lugar en la sociedad.
♦♦ Conquistar una identidad personal.

EJERCICIO:
Í Los valores se expresan en actividades y experiencias. Conforme la persona pasa por ellas, las dificultades
N surgen de los conflictos entre sus propios valores y los que lleva dentro de sí (a menudo de manera inconsciente)
D y que provienen de sus padres. En el siguiente ejercicio explora esta colisión con cierta profundidad. Lea
cuidadosamente su contenido. Desarróllelo.
I
C
E
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CONFLICTO DE VALORES

Í
N
D
I
C
E
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EJERCICIO:
Liste las facetas de su vida en las que encuentra satisfacción, y haga un diagrama que muestre la forma
como llenan el círculo de su vida. Por ejemplo:

♦♦ ¿En qué forma esas experiencias y actividades satisfacen su vida?


♦♦ ¿En dónde y qué tanto se traslapan?
♦♦ ¿Cómo percibe usted la magnitud relativa (la importancia) de cada una de esas áreas?
♦♦ ¿Cómo llenaría usted los espacios vacíos?
♦♦ ¿Qué áreas le gustaría reducir, eliminar, ampliar, agregar? Dibuje otro diagrama de su vida
en la forma en que lo habría hecho diez años antes.
♦♦ ¿Lo considera mejor? ¿Peor? ¿Es lo mismo?
♦♦ ¿Qué puede hacer para modificar el diagrama en la forma en que quisiera usted que fuera?
♦♦ ¿Cuál sería el primer paso a dar en el sentido de lograr el cambio?

EJERCICIO:
♦♦ ¿Qué tiene usted que hacer durante la próxima semana (mes, año)?
♦♦ ¿Qué quiere hacer durante ese tiempo?
♦♦ ¿Qué beneficios obtiene de lo que usted quiere hacer? Suponga que pudiera sustituir algo
que quiere hacer por lo que tiene que hacer.
♦♦ ¿Cómo cambiaría su vida?
♦♦ Escriba cinco de las experiencias más significativas en su vida.
♦♦ ¿Por qué son destacables?
♦♦ ¿Por qué son valiosas?
♦♦ ¿Qué valores representan?
Í ♦♦ En su momento, ¿fueron positivas o negativas?
N
♦♦ La evaluación que hace de ellas, ¿ha cambiado en alguna forma? ¿Qué ha aprendido de
D ellas?
I
♦♦ Todos estos ejercicios proporcionan material para discusión. Otros temas que pueden ser
C también productivos se sugieren enseguida:
E
♦♦ Mencione dos valores importantes para usted, y que son contradictorios entre sí.
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♦♦ Recuerde alguna ocasión en la que haya adoptado una posición a favor de lo que realmente
creía.
♦♦ Haga memoria de algún incidente en el que usted fue criticado por algo que hizo o dijo.
¿Cómo se sintió? ¿Cómo reaccionó?
♦♦ ¿Qué cualidades busca en sus amigos?
♦♦ ¿Cuál es la cualidad propia que ha descubierto últimamente?
♦♦ Nombre a personas que hayan ejercido influencia en usted. ¿Qué razones explican eso?
♦♦ ¿Qué es lo mejor que sucedió durante el año pasado entre usted y un amigo (miembro de
su familia, jefe, profesor)?

VALORES HORIZONTALES

El logoterapeuta checo Stanislav Kratochvil, describe dos orientaciones extremas de los valores: una es
piramidal, la otra horizontal. En la estructura piramidal, un valor está en la cima y es dominante, mientras
que otros son menos importantes. El hombre que vive sólo para su carrera, la mujer que vive sólo para su
familia, tienen una orientación piramidal de sus valores. El hombre está satisfecho con su trabajo, la mujer
con su familia. Pero, ¿qué pasará cuando la carrera del individuo termine al jubilarse, cuando la familia de la
mujer cambie, cuando los niños crezcan y abandonen el hogar, cuando un divorcio o la muerte, rompa los
lazos familiares?
Cada una de estas personas ha vivido alrededor de un núcleo central único. Pero corren el riesgo de perderlo.
Cuando eso sucede, la estructura de valores en su vida se colapsa, y ésta parece vacía. En estas condiciones, es
difícil para alguien con una estructura piramidal de valores, encontrar nuevas áreas de satisfacción. Tal unidad
repentina puede conducir a enfermedades y a una muerte prematura.
El individuo con una orientación horizontal de valores, tiene varias áreas de ellos que coexisten de manera
paralela unos con otros —carrera, familia, amistades, pasatiempos, actividades creativas, intereses especiales,
fe—. Si un valor se pierde, muchos permanecen. El hombre cuya carrera termina, la mujer cuyos lazos familiares
se colapsan en una crisis de edad adulta, puede encontrar sentido en actividades que representan otros valores
de importancia similar. Los valores horizontales son un seguro contra una vida vacía.
La mayor parte de la gente conserva su orientación de valores, en algún punto intermedio entre los dos
Í extremos. Es recomendable recurrir a una terapia preventiva que permita ampliar el círculo de intereses durante
N las primeras etapas de la vida, especialmente si usted parece haber adoptado una orientación piramidal de
D valores. Reorientarlos horizontalmente lo ayudará para percibir posibilidades más amplias de sentido, y lo
I pondrá en guardia para evitar el desarrollo de barreras espirituales.
C
E ◊◊ Material compilado para fines didácticos.
BIBLIOGRAFÍA

Pareja, G. (2001). Viktor E. Frankl. (2 ed.). México: Coyoacán.

Längle, A. (2000). Viktor Frankl. Una biografía. España: Herder.

Vidal, P. (1995). Encuéntrale sentido a tu vida. México: Panorama.

Fabry, J. (1992). La búsqueda de significado. México: FCE.

Frankl, V. (1994). El hombre doliente. España: Herder.

◊◊ Material compilado por Amalia Osorio Vigil

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