Você está na página 1de 5

REPORTES DE LECTURA 1: “TREINTA AÑOS DE LA

ECONOMIA DE LA EDUCACIÓN”

ASIGNATURA
Economía de la Educación

NOMBRE DEL ALUMNO


Beatriz Elena Gómez Agudelo

NOMBRE DEL CATEDRÁTICO


Dr. Oscar Alonso Correa Páez

Febrero 24 de 2018
Ibagué – Tolima – Colombia
RENTABILIDAD DEL SABER

Mag. Beatriz Elena Gómez Agudelo


fps.jt2010@gmail.com

A simple vista Pedagogos y Economistas tienen objetos de estudio totalmente


diferenciados; empero, uno de los factores de investigación de los economistas ha
girado en torno a conocer las causas del crecimiento económico que durante
mucho tiempo ha estado basado en la tenencia de tierras, maquinaria y mano de
obra. Sin embargo, una parte del crecimiento es inexplicable y al parecer, desde
los economistas clásicos, está relacionado con el vínculo existente entre
educación y crecimiento económico; alrededor del cual florecen investigaciones
que darán lugar a una nueva disciplina: la teoría sobre la Economía de la
Educación. Entendida esta como:

"… el estudio de cómo los hombres y la sociedad eligen, con o sin


necesidad del uso de dinero, emplear recursos productivos
escasos para producir diversos tipos de formación, el desarrollo
de conocimientos, habilidades, carácter, etc. –especialmente por
medio de la educación formal- a través del tiempo para ser
distribuida entre las distintas personas y grupos en la sociedad."
Cohn y Geske (1990)

Esta teoría económica empezó a darle un papel importante a la educación en el


desarrollo económico de las sociedades. A comprender que tanto el Estado como
las familias destinan buena parte de sus recursos para invertir en educación. De
allí se desprende el tema de la llamada Teoría del Capital Humano; pues la
inversión empezó a realizarse en las personas y el saber a generar rentabilidad.
Este hecho influyó en economistas y políticos en quienes se despertó un interés
por temas de presupuesto educativo y todo lo relacionado con ello.

Sin embargo, a mediados de los años setenta surgen cuestionamientos que ponen
en entre dicho el costo/beneficio de la destinación de recursos al sector educativo
frente a la distribución del ingreso. Al parecer, condicionantes externos como el
tamaño de la empresa, las funciones, el género, las regiones, las ramas de la
actividad, la calidad de los estudios, la cualificación de los maestros, las
características innatas y de producción, dan lugar a un rendimiento diferenciado;
aspectos en que coinciden Eicher, J. C. (1984) y Morduchowicz, A. (2003) en sus
razonamientos. Sumado a lo anterior, la crisis del petróleo de 1973, añadió otras
condiciones políticas como limitar y racionalizar el gasto educativo, disminuir la
contratación de maestros, asignar salarios con relación a resultados. No obstante
algunas de estas políticas fueron desapareciendo.

Hacia los años noventa la preocupación giraba en torno a la globalización y la


competitividad hecho que trazó la nueva ruta de la educación basada ahora en la
demanda de los mercados, convirtiéndola en un factor importante para mejorar las
condiciones de vida de las personas.

Uno de los primeros en llamar la atención sobre el valor económico de la


educación fue Theodore Schultz, que junto con Becker, G. y Mincer, J. (1961), en
su teoría de Capital Humano, perciben los recursos que se destinan a la
educación como una forma de inversión con beneficios futuros tanto para el
individuo como para la sociedad, representados en mayor productividad y
rentabilidad.

Con todo esto, tanto economistas como expertos en educación plantean


objeciones concernientes a causales entre educación e ingresos, particularmente
en países en desarrollo. Alrededor de las cuales se tejen teorías como: Teoría del
filtro; plantea que “La educación no añade nada a las características productivas
de los individuos”; según la cual, es posible medir, filtrar y clasificar las
capacidades de los empleados minimizando costos al no tener que invertir en
educación. Teoría de la actitudes: “La educación aunque sea demasiado general
para preparar verdaderamente para un puesto de trabajo concreto, si hace al
individuo más abierto y adaptable” (Thurow, 1976). Teoría de segmentos de
mercado del trabajo: empleos de orden jerárquico superior con capacidades de
innovación, autonomía y poder de decisión; segmentos mal pagados con poca
cualificación. Coincidiendo todas en que la educación le da un valor agregado a
los procesos de productividad y aunque de alguna manera repercute en el ingreso
de los individuos y por ende en el mejoramiento de su calidad de vida, no deja de
ser un factor relativo respecto a las políticas de estado y de economía mundial que
son las que tienen poder de decisión.

Pese a esto, las nuevas investigaciones han sacado a flote algunas


preocupaciones relacionadas con el hecho de que la educación no es un bien
comercial y de alguna manera está al servicio de la instancia dominante, del
aparato productivo (Bowles, 1976; Gintis, 1971) como una forma de optimizar la
formación-empleo. Otra preocupación concierne a la escuela como instrumento de
igualdad de oportunidades funcionando sobre múltiples factores de inequidad
social, geográfica, racial, de género, etc. La maximización de la eficacia en la
utilización de los recursos que supone una elección entre cantidad y calidad de
educación; por último, la adaptación de la escuela a las necesidades de la
sociedad y la economía. Pero las preocupaciones más numerosas han girado en
torno a la disminución de costos y la financiación de la educación.

En los diferentes sistemas educativos y en especial en los países


latinoamericanos, establecer prelaciones para la inversión resulta un asunto
crucial. Dada la constante escasez de recursos para el sector, los interrogantes y
que suelen formularse giran, alrededor del financiamiento; es decir, a la fuente y
forma de obtención de recursos.

Básicamente, existen cinco fuentes posibles para financiar la educación: la


presupuestaria, los impuestos, la participación del sector privado, la concurrencia
de los distintos niveles de gobierno y la ayuda externa. Morduchowicz, A. (2003)

A manera de conclusión, puede afirmarse que la educación es un factor


determinante en el desarrollo económico de los países; sin embargo, la educación
no puede llevarse todos los méritos debido a aspectos condicionantes que
también influyen en la productividad y no necesariamente están relacionados con
lo educativo.

La educación genera costos principalmente a la sociedad que a través del Estado


como administrador del presupuesto, los impuestos y las ayudas externas,
garantiza el disfrute de este derecho fundamental. En segundo lugar, a las familias
que destinan parte de sus recursos a la inversión en educación de sus hijos
asumiendo en algunos casos endeudamientos financieros que se espera reviertan
en ingresos para una mejor calidad de vida de sus hijos.
Referencias Bibliográficas:

Eicher, C. (2003). Treinta años de la economía de la educación. Recuperado en:


https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2117903

Morduchowicz, A. (2003). Discusiones de economía de la educación. (1da. Ed.).


Buenos Aires. Argentina. Editorial Lozada S.A.

Você também pode gostar