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VIRGINIA ASPE ARMELLA

M.ª IDOYA ZORROZA


(EDITORAS)

FRANCISCO DE VITORIA
EN LA ESCUELA DE SALAMANCA
Y SU PROYECCIÓN EN NUEVA ESPAÑA

Introducción, texto crítico y traducción de


Paulino Castañeda Delgado,
José Carlos Martín de la Hoz
y Eduardo Fernández

EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA, S.A.


PAMPLONA
COLECCIÓN DE PENSAMIENTO MEDIEVAL Y RENACENTISTA
CONSEJO EDITORIAL
DIRECTOR
ÁNGEL LUIS GONZÁLEZ
SUBDIRECTORES
Mª JESÚS SOTO-BRUNA
JOSÉ A. GARCÍA CUADRADO
SECRETARIA
Mª IDOYA ZORROZA

CONSEJO CIENTÍFICO ASESOR


Enrique Alarcón (Universidad de Navarra)
Virginia Aspe (Universidad Panamericana, México)
Mauricio Beuchot (Universidad Nacional de México)
Stephen L. Brock (Pontifical University of the Holy Cross, Italia)
Jean Paul Coujou (Institute Catholique de Toulouse, Francia)
Costantino Esposito (Università degli Studi di Bari Aldo Moro, Italia)
José Ángel García Cuadrado (Universidad de Navarra)
Antonio Heredia Soriano (Universidad de Salamanca)
Mª Jesús Soto-Bruna (Universidad de Navarra)
Alice Ramos (St. John's University, New York, USA)

www.unav.es/pensamientoclasico

Nº 153
Virigina Aspe Armella / M.ª Idoya Zorroza (Eds.),
Francisco de Vitoria en la Escuela de Salamanca y su proyección en Nueva España

Proyecto “Las nociones de igualdad, libertad y justicia en pensa-


dores novohispanos: antecedentes y recepción”, SEP-CONACYT,
nº 128996 (2010-2014).

Proyecto “Bases antropológicas de ‘dominio, ‘uso’ y ‘propiedad’.


Proyecciones de la Escuela salmantina de los siglos XVI-XVII”,
MINECO, FFI2013-45191-P (2014-16).

Primera edición: Noviembre 2014

© 2014. Edición de Virginia Aspe Armella / M.ª Idoya Zorroza (Eds.)


© Ediciones Universidad de Navarra, S.A. (EUNSA)
© Plaza de los Sauces, 1 y 2. 31010 Barañáin (Navarra) - España
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ISBN: 978-84-313-3025-5
Depósito legal: NA 1.823-2014

Imprime: GRAFILIA, S.L. Boadilla del Monte (Madrid)


Printed in Spain - Impreso en España
ÍNDICE

Presentación ................................................................................................. 9
La transmisión de la filosofía greco-helénica en el Islam y la difusión e
influencia del pensamiento de Averroes (Ibn Rušd) en la Europa
medieval, Arturo Ponce Guadian ........................................................... 19
El aristotelismo de la primera etapa de la Universidad de Salamanca,
Virginia Aspe Armella ............................................................................ 47
La influencia del nominalismo en el pensamiento de Francisco de Vitoria,
María del Carmen Rovira Gaspar.......................................................... 61
Subjetividad. Un enfoque trascendental de Vitoria (1483-1546), Juan
Cruz Cruz................................................................................................ 71
La doctrina del derecho-facultad o potestad de Francisco de Vitoria,
Alejandro Guzmán Brito......................................................................... 91
Los derechos para todo hombre en Francisco de Vitoria, Alicia Catalina
Pliego Ramos .......................................................................................... 101
Francisco de Vitoria y Domingo de Soto: relación y comparación de sus
respuestas a un problemática común, María Idoya Zorroza .................. 113
Francisco de Vitoria y Luis de Molina. La filosofía del derecho como
tema fundamental de la Escuela de Salamanca, Luis Aarón J. Patiño
Palafox .................................................................................................... 131
Delimitación crítica a la ‘Escuela de Salamanca’ y su influencia en
Francisco Suárez, Amalia Xochitl López Molina.................................... 139
El espíritu vitoriano de Bartolomé de las Casas, Víctor Zorrilla Garza...... 149
La noción de alodial en Bartolomé de las Casas, Valeria López Vela......... 159
Vitoria y Sahagún: dos miradas sobre América, Sandra Anchondo Pavón. 169
Radicalización del republicanismo salmantino en México: de Fray
Alonso de la Veracruz a la independencia de México, Ambrosio
Velasco Gómez........................................................................................ 179
LA INFLUENCIA DEL NOMINALISMO
EN EL PENSAMIENTO DE FRANCISCO DE VITORIA
María del Carmen Rovira Gaspar

Francisco de Vitoria nació en la ciudad de Burgos en el año de 1483 y murió


en Salamanca en 1546.
Ofrezco una breve cronología de su vida académica y religiosa: en 1506 en-
tra a la Orden de los Frailes Dominicos O. P.; en 1507 era ya diácono. Entre
1507 y 1508 llega Vitoria a la ciudad de París y va al Colegio Dominico de San-
tiago; de 1509 a 1510 empieza el curso de Artes (Filosofía), al parecer en el Co-
legio de Coqueret donde impartía clases el teólogo español Juan de Celaya. Es-
tudia Teología en el Colegio de Santiago. No debe extrañarnos esta asistencia
simultánea a distintos colegios, ya que era costumbre que los jóvenes estudian-
tes asistieran a clase en diferentes colegios.
En estos años recibe las órdenes sacerdotales. En 1513 concluye los estudios
de Artes. En 1516 enseña Teología en el Colegio de los Dominicos como “Ba-
chiller Sentenciario”1 leyendo las Sentencias de Pedro Lombardo.
Entre 1517 a 1521 es ya “Bachiller Formado”2 en Teología. Debía asistir a
actos públicos académicos y participar en “disputas”.
En marzo de 1522 obtiene la licenciatura en Teología y en junio el doctora-
do. A finales de 1522 viaja a Flandes, visita la Universidad de Lovaina y las
ciudades de Brujas y Amberes. En 1523 los superiores de la orden le comunican
la necesidad de su regreso a España. Vitoria había permanecido en París
dieciséis años.

1
“Bachiller Sentenciario” era aquél “que habiendo manejado durante un año el texto bíblico,
se forma una opinión personal sobre los problemas teológicos exponiendo a los jóvenes estudian-
tes el manual de la época, el Liber Sententiarum de Pedro Lombardo (Maestro de las Senten-
cias)”; M. A. Sobrino Ordóñez, Incienso, imágenes, diezmos y otras cosas. Nociones fundamenta-
les de ética, dogma, legislación y ritual de la Iglesia Católica colonial en América Latina, t. I, p.
94 (obra inédita).
2
“Bachiller formado” era aquél “que después de enseñar dos años como Sentenciario y habien-
do acabado sus estudios pasaba algunos años en espera de la licenciatura (en el siglo XIV el tiem-
po era cuatro años), que lo encaminaba a la maestría”; M. A. Sobrino Ordóñez, Incienso, imáge-
nes, diezmos, p. 94.
62 María del Carmen Rovira Gaspar

Fue el general de la Orden Dominica en España, fray García de Loaisa quien


le ordena su regreso ofreciéndole la Cátedra de Teología en el Colegio de San
Gregorio de Valladolid3.
En el interés por el regreso de Vitoria existía un factor principal, el político.
Loaisa que era una autoridad en el plano religioso y en el político, advertía la
necesidad de que alguien tan preparado y actualizado como Vitoria estuviera
presente en dos hechos importantes: la celebración del Capítulo General de
1523, al cual asistiría el emperador Carlos V, y la del Capítulo Provincial de
1525. Por otra parte me inclino a pensar que no sólo estos motivos movían a
Loaisa para el regreso de Vitoria, sino también los problemas que se habían da-
do entre los consejeros, principalmente borgoñones de Carlos V y los españoles
“Grandes” y de estratos medios.
La Orden Dominica que se inclinaba a la necesaria injerencia de los teólogos
en general y en particular propios, a problemas de carácter político, necesitaba
de Vitoria. Por otra parte, el auge de la Universidad de Alcalá preocupaba a los
dominicos y por lo mismo veían la necesidad de que gente de su propia orden,
joven y preparados, desempeñaran la tarea de enseñanza en Teología y Filoso-
fía.
Aún cuando estaba impartiendo clases en Valladolid, Vitoria deseaba una cá-
tedra en la Universidad de Salamanca. Fray Pedro de León que impartía la cáte-
dra de Teología en dicha Universidad había fallecido. Se abrieron oposiciones,
Vitoria tuvo que enfrentarse en ellas a candidatos inteligentes y preparados tales
como Diego de Astudillo y el portugués Pedro Margallo. Vitoria resultó vence-
dor alcanzando la cátedra de Prima Teología el 21 de septiembre de 1536. La
impartió durante varios años. A propósito de ello escribe Fray Luis G. Alonso
Getino “ilustró la cátedra de prima de Salamanca, hízola clara y resplandeciente
que hasta entonces se ocupaba en tinieblas sepultando su luz, despertó los inge-
nios dormidos de los españoles… Reparador de la teología escolástica le llamó
un famoso sucesor suyo, el maestro Fray Domingo Bañes”4. Sin embargo, es ne-
cesario advertir que años más tarde Báñez critica una relección de Vitoria, pre-
cisamente por la modernidad y el enfoque que Vitoria daba en ella al problema
de la caridad.
En cuanto a la obra de Vitoria podemos decir que es muy extensa y por de-
más valiosa. Vitoria como se sabe no publicó nada en vida, se conoce su obra,
esto es, las relecciones que dictó en sus clases impartidas en Salamanca por los

3
García de Loaisa fue inquisidor general, obispo de Osma, arzobispo de Sevilla, Cardenal, y
en 1524 presidente del Consejo de Indias.
4
L. G. Alonso Getino, El maestro Fray Francisco de Vitoria. Su vida, su doctrina e influencia,
Publicaciones de la Asociación Francisco de Vitoria, Imprenta Católica, X, Madrid, 1930, pp.
435-436.
Influencia del nominalismo en Francisco de Vitoria 63

apuntes que tomaban sus alumnos. La primera edición de las relecciones de Vi-
toria fue la que realizó el editor Jacobo Boyer en la ciudad de Lyon en el año de
1557. Al parecer Boyer conoció a Vitoria, lo deducimos de sus palabras: “ópti-
mo y erudito varón Francisco de Vitoria, cuya memoria en grado sumo me re-
crea”, que aparece en la dedicatoria que de la obra de Vitoria hace Boyer al ar-
zobispo y supremo Inquisidor Francisco Valdés.
En el “Extracto del privilegio del Rey” puede leerse la siguiente afirmación,
“Boyer, librero de Salamanca”, de lo cual puede deducirse que Boyer debió vi-
sitar Salamanca varias veces e incluso permanecer por algún tiempo en dicha
ciudad. Fallecido Vitoria, se dedicó, según parece, a localizar y ponerse en
contacto con aquéllos que habían sido alumnos del célebre dominico y que por
lo mismo tenían los apuntes que de las Relecciones habían tomado en sus
clases, o bien, quizá, cabe la hipótesis de que el mismo Vitoria, a ruegos de
Boyer, le entregara sus manuscritos.
La segunda edición de las Relecciones fue la realizada por el padre Alfonso
Muñoz O. P., en el año de 1565, esto es, ocho años después de la edición de
Lyon.
Las Relecciones de Vitoria conocidas por todos los estudiosos de la filosofía,
del derecho y de la teología del siglo XVI en España y en América, vienen a
formar una valiosa obra.
Pasaré a tratar la que lleva por título Sobre el aumento de la caridad o Sobre
el aumento y disminución de la caridad. Asimismo, Vitoria realizó interesantes
comentarios a la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino (Prima Secundae
y Secunda Secundae), a los que también haré mención más adelante.
Los años de estudio en París, asistiendo a clases con distintos maestros que a
su vez planteaban y defendían diferentes posiciones en el espacio filosófico-teo-
lógico, fueron sumamente importantes y enriquecedores en la formación de Vi-
toria. Vitoria asistió entre otros colegios de París al de Monteagudo, donde
Maior fue director del mismo y maestro de Vitoria. Maior era un nominalista
moderado que indudablemente influyó en Vitoria. Puede afirmarse que entre
John Maior y Vitoria se dio una “relación intelectual”. Vitoria cita y coincide
con Maior en sus comentarios a la Secunda Secundae de Santo Tomás. Es nece-
sario recordar, en relación con Vitoria, al grupo de maestros nominales españo-
les en París, lo cual viene a confirmar la influencia del nominalismo entre los
teólogos y filósofos españoles que en esta época realizaban sus estudios en
distintos colegios de la capital francesa. Entre ellos uno de los más importantes
fue Jacobo Magnus de Toledo; el valenciano Andrés Limos; Fernando de Enci-
nas; Gerónimo Pardo († 1505), quien “estudió y enseñó en el Colegio de Mon-
taigu, donde fue amigo y quizá maestro de Juan Maior, Luis y Antonio Núñez
Coronel, el segundo, discípulo de Maior, el aragonés Gaspar Lax (1487-1560),
también discípulo del escocés (Maior); Juan Lorenzo de Celaya (1490-1558),
64 María del Carmen Rovira Gaspar

quien estudió en el Colegio de Monteagudo, siendo más tarde profesor del Cole-
gio de Coqueret, donde tuvo a Vitoria como alumno. De 1509 a 1510 Vitoria to-
mó con él el curso de Artes; Juan de Gelida (1496-1556) adquirió gran fama por
su erudición llegando a ser rector de la Universidad de Burdeos”5.
Villoslada se refiere al Colegio de Monteagudo como la Sede de la Escuela
“Hispano-escocesa” por haber coincidido en él simultáneamente maestros esco-
ceses y españoles.
Por otra parte no debe olvidarse la relación intelectual que se dio entre Vito-
ria y el nominal Jacobo Almain quien fue alumno de Maior. Al parecer Vitoria
asistió al acto de “vesperias” del también nominal Luis Ber de Basilea, una de
las cuestiones propuestas por éste fue “sobre el dominio natural, civil y eclesiás-
tico”. En este acto habló también Almain, el cual era partidario de la teoría con-
ciliar. Todo ello le abría a Vitoria nuevos horizontes en el campo de la teología
y de la filosofía. En 1510 se había publicado el libro de Almain Theologi Pari-
siense Moralia, del cual se hicieron varias reediciones; Vitoria leyó esta obra,
citándola en sus Reelecciones6. Al parecer éste fue el nominalista que más
influyó en algunos teólogos salmantinos del siglo XVI. Villoslada afirma que
Vitoria debió leer “apasionadamente” a Almain, y Beltrán de Heredia no duda
en afirmar que “Vitoria le debe a Almain no pocos elementos”.
Sin embargo, es necesario recordar que Vitoria se separó más tarde del
nominalismo por la influencia que ejerció sobre él uno de sus maestros que a su
vez había sido también nominalista, Fray Pedro Crokaert, conocido como el
doctor Bruxellensis. Crokaert había sido alumno de Maior uniéndose al grupo
nominalista moderado, sin embargo, abandonó estas ideas para aceptar la
corriente tomista planteando la necesidad de volver a la lectura de Santo Tomás
y junto con Vitoria editó la Secunda Secundae; obra que como veremos más
adelante comentó Vitoria. Sin embargo, en Vitoria siempre perduró la influencia
nominal.
Pero podemos preguntarnos: ¿qué fue lo que influyó, concretamente en
Vitoria, de la posición nominal? Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que
fueron varias ideas, entre ellas, el interés por la conducta moral del hombre, su
reivindicación y justificación, dejando a un lado las propuestas de valores abso-
lutos. La postura que Vitoria acepta y la que procura llevar a cabo al intentar ex-
plicar problemas de carácter moral-teológico, es recurriendo a la cuantificación
y por ende a la ciencia, afirmando que la intensidad de una forma de conducta
valiosa se verifica por adición de nuevos grados. En relación con este problema

5
G. Fraile, Historia de la Filosofía Española Desde la época romana hasta finales del siglo
XVII, vol. 1, edición revisada y ultimada por T. Urdanoz O.P., Biblioteca de Autores Cristianos,
Madrid, 1971, pp. 319 ss.
6
Alonso de la Veracruz en su obra El espejo de los cónyugues cita también a Almain.
Influencia del nominalismo en Francisco de Vitoria 65

veremos que Vitoria acepta de acuerdo con los nominales la importancia de lo


cuantitativo frente a lo cualitativo en relación con el problema moral del hom-
bre y concretamente, con los actos “remisos” y los actos “plenos”. En relación
con ello, la importancia de lo “singular” y de la “experiencia”. La aceptación, en
relación con los actos del hombre, del “concurso divino”, pero teniendo en
cuenta la voluntad y la libertad del sujeto. En el acto meritorio realizado por el
hombre era prioritario, según los nominales, principalmente, el “esfuerzo natu-
ral”, lo cual, acepta Vitoria. De acuerdo con esto, se disminuía en cierto modo,
el papel que juega en ello la gracia divina. Escoto y los nominales habían
planteado que la gracia podía borrar el pecado del alma del hombre.
Villoslada afirma que:
“En la doctrina de ciertos nominales quedan reducidos a un mínimo los
efectos del pecado original. Según Ockham el hombre caído puede, sin la
gracia, cumplir los mandamientos y amar a Dios sobre todas las cosas, como
autor de la naturaleza; puede por sus propias fuerzas prepararse próxima o
remotamente a la justificación7… Sin la gracia santificante es posible en
absoluto que el hombre sea grato a Dios”8.
Puede advertirse la dignificación de lo humano al interior de la doctrina no-
minal, la cual en este punto influyó, como veremos en páginas siguientes, en
Vitoria.
En relación con la Teología fue Maior el primero en plantear lo que él
mismo bautizó como Teología Positiva la cual se basaba, principalmente, en el
estudio y comentario del Antiguo y Nuevo Testamento, en el testimonio de los
Apóstoles, las epístolas de San Pablo y en toda la riqueza de la tradición
cristiana, alejándose de la exagerada “especulación a la que había llegado la
teología escolástica tradicional”. Además la teología debía auxiliarse de otras
ciencias como la geografía, la historia, etcétera.
La teología debía ser práctica, esto es, debía atender los problemas jurídico-
sociales, buscando una solución a ellos. No en vano y siguiendo esa idea,

7
Justificación: “Es el restablecimiento de la relación correcta (justa) entre Dios y el hombre.
Quien justifica es Dios, que es la misma justificación o perfección: él perdona, infunde en el
corazón del hombre la caridad, que es cierta amistad, amistad o gracia que transforma al hombre
haciéndolo semejante a él mismo. La justificación tiene lugar por medio de la alianza, la
conversión y la obra de la justicia”; Romanos, 3, 24-27.
El término justificación “se toma regularmente como renovación, en virtud de la cual se res-
tituye el pecador al estado de la gracia”. Justificación: “utilizado [el término] en forma absoluta se
refiere a un atributo divino, con que se significa que Dios es el dador de la gracia con que se justi-
fican las almas”; M. A. Sobrino Ordóñez, Incienso, imágenes, diezmos, vol. 1, p. 384.
8
R. García Villoslada, La Universidad de París durante los estudios de Francisco de Vitoria,
O.P. (1507-1522), Universidad Gregoriana, Roma, 1938, pp. 84-85.
66 María del Carmen Rovira Gaspar

Vitoria afirma en su Relección Sobre los Indios, Parte Primera, que en los gra-
ves asuntos de Indias que habían surgido en relación con la conquista de Amé-
rica, y los derechos de sus habitantes, era necesario, que en las muchas “cosas
dudosas” que se presentaban “hay que consultar a aquéllos constituidos para
ello por la iglesia… esto es a los teólogos… la discusión sobre los indios no co-
rresponde a los jurisconsultos”. Por otra parte es necesario señalar que los
nominales se dedicaron al ejercicio exagerado de la Dialéctica, lo cual los desa-
creditó en cierto modo. Maior la defendió ampliamente en las páginas de su
obra. Afortunadamente Vitoria se salvó de caer en el vicio dialéctico tan común
entre los nominales de la Universidad de París en el siglo XVI9.
Según mi opinión y con base en los estudios e investigaciones que he reali-
zado sobre el pensamiento filosófico-teológico-político de Francisco de Vitoria,
el “humanismo vitoriano” se encuentra en sus comentarios a la Secunda
Secundae de Santo Tomás de Aquino y en su Relección del aumento y dismiun-
ción de la caridad y no en la Relección sobre los indios, como generalmente se
ha venido señalando y afirmando.
En relación con lo que califico como “humanismo vitoriano” juzgo perti-
nente algunas aclaraciones.
En primer lugar cuando empleo el término “humanismo” no me refiero a lo
que se conoce como studio humanitatis, sino a aquel pensamiento que refle-
xiona sobre el hombre y su naturaleza, respetándola y procurando comprender
la complejidad de ella. Asimismo y para mayor abundancia, afirmo que estoy de
acuerdo con lo afirmado por Adolfo Sánchez Vázquez cuando afirma: “no exis-
te el Humanismo así con mayúsculas, en abstracto, sino los humanismos que
han surgido en situaciones históricas concretas. Es la realidad social en la que
surgen los distintos humanismos la que les impone su limitación […] pero cual-
quiera que sea la forma en que se manifieste históricamente el humanismo, éste
se presenta como una actitud filosófica que afirma el valor del hombre”10.
En segundo lugar esta Relección sobre la caridad a pesar del valor filosó-
fico-moral-teológico y humanista que ofrece en sus páginas, ha sido muy criti-
cada.
Con el fin de no extenderme demasiado citaré dos de estas críticas: una, la
del actual teólogo Teófilo Urdánoz O. P., quien en su Introducción a dicha re-
lección afirma: “es ya general la claudicación [de Vitoria] frente al nominalismo

9
Para más noticia y datos sobre el pensamiento del erudito dominico burgalés puede consultar-
se mi libro Francisco de Vitoria. España y América. El poder y el hombre, Colección Filosófica
de Nuestra América, Librero-Editor Miguel Ángel Porrúa, México, 2004.
10
A. Sánchez Vázquez, “Ética y política”, en Filosofía política contemporánea. Controversias
sobre civilización, imperio y cuidadanía, CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias
Sociales, Buenos Aires, 2003, p. 95.
Influencia del nominalismo en Francisco de Vitoria 67

[…] Vitoria se deja influenciar del excesivo virtuosismo nominalista en la argu-


mentación escolástica”11. Otra, la opinión del teólogo salmantino Domingo Bá-
ñez (1528-1604), quien calificó a esta relección de “inextricable”, esto es, en-
marañada, enredada.
Ambas opiniones, a pesar de la diferencia entre ellas, no de años, sino de si-
glos, se deben a la intransigencia y oposición teórica e ideológica a lo afirmado
por Vitoria.
En tercer lugar, es necesario aclarar cómo manejo y cómo debe entenderse
en esta exposición el concepto caridad. Indudablemente es de conocimiento ge-
neral que es una de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Cari-
dad, virtud teológica, es un don del amor de Dios dado al cristiano, pero el cris-
tiano debe merecerlo, de aquí que se hable del aumento o de la disminución de
la caridad en el cristiano, en el hombre, en el “caminante”, como bellamente
califica Vitoria al hombre, todo ser humano va “caminando”, por este mundo,
todo ser humano es un “caminante”.
Por último, en esta breve exposición de uno de los contenidos más intere-
santes del pensamiento de Vitoria sigo el método explicativo que acostumbro,
esto es, acompañar y fundamentar mis opiniones y críticas, si las hubiera, en el
texto preciso del autor que expongo, en sus palabras, en su discurso, evitando
así interpretaciones de carácter subjetivo, erróneas, ligeras o alegóricas.
Según nos informa Beltrán de Heredia y Teófilo Urdánoz, esta relección fue
dictada por Vitoria en la Universidad de Salamanca en el curso de 1533-1534,
pronunciada exactamente el 11 de abril de 1535, antes que la Relección sobre
los indios, así lo señala el manuscrito de Palencia. Anteriormente Vitoria había
realizado un comentario a la Secunda Secundae de Santo Tomás de Aquino, De
caritate (q. 24, a. 6) y en dicho comentario se encuentran las siguientes palabras
de Vitoria dirigidas a sus alumnos: “Además yo les prometo que en este año
(1534) sin duda haré una relección sobre esta materia [la de la caridad], es una
materia digna de ser tratada a fin de que sepamos de una vez de qué modo con-
viene actuar en relación a la caridad. Por ello, todas estas cosas las trataremos
en ese momento”.
Creo necesario advertir que esta relección fue ordenada por Vitoria en dos
partes, en la primera, la más extensa, plantea Vitoria el problema del aumento
de la caridad; en la segunda, sumamente breve, trata a causa de qué y por qué
disminuye la caridad.

11
Francisco de Vitoria, Del aumento y disminución de la caridad, en Obras de Francisco de
Vitoria. Relecciones teológicas, traducción e introducción de Teófilo Urdánoz, O.P., BAC, Ma-
drid, 1960, p. 938.
68 María del Carmen Rovira Gaspar

El problema central ya planteado por Vitoria en sus comentarios a la Secun-


da Secundae, De caritate, así como en la relección citada, es el siguiente: “la
caridad preexistente en el hombre ¿aumenta por actos simplemente remisos o se
necesitan para su aumento actos cada vez más intensos?”12.
Si se acepta que la caridad puede aumentar por distintos e independientes
actos remisos, se enfoca el problema en forma “cuantitativa”, ésta era la posi-
ción planteada y defendida por los nominales; por el contrario, la solución to-
mista planteaba que la caridad preexistente en el hombre sólo podía aumentar
por actos intensivos, esto es, aumentaría “cualitativamente”.
En síntesis el problema era el siguiente: ¿Cualquier acto realizado por el
hombre aumenta su virtud de caridad o solamente la aumentan aquellos actos
intensos? Al parecer, según el Doctor Angélico para que la caridad preexistente
aumente, debe realizar el hombre cada vez actos más intensos, más perfectos y
elevados, luego le concede una gran importancia, en relación al aumento de la
caridad, al carácter cualitativo de los actos; solamente así se logrará un aumento
intrínseco de la caridad, esto es, un aumento basado en la intensidad del acto, en
su esencial intensidad.
Debemos de tener presente que este problema del aumento y disminución de
la caridad, era estudiado en París por la mayoría de los teólogos; Vitoria, en
relación a ello, cita a Almain y a Gabriel Biel (nominales); a su vez, Juan Maior
lo trataba ampliamente en su In libros Sententiarum13.
Vitoria plantea el problema en términos claros, sin embargo, a momentos se
advierten en él ciertos titubeos, muy propios de su carácter y de la importancia
que el planteamiento teológico-ético-filosófico tenía.
Vitoria comienza refiriéndose a la opinión de los “modernos”, nominales,
sobre el aumento de la caridad, insistiendo que todos coincidían en opinar que
la caridad aumentaba en el hombre por medio de cualquier acto meritorio, “Así
opinan Gabriel (Biel) en 4, d. 17 y Almain en Moralibus en materia de caridad,
capítulo X, y […] todos los modernos opinan que la caridad aumenta por cual-
quier acto […] de tal modo que la remisión [remissio] del acto, no impide la
intensidad de la caridad, o el aumento de la caridad misma”14.

12
Remiso: acto dejado, relajado, flojo, suelto, suave, indolente. Intensivo: acto realizado con
intensidad, con gran devoción y amor a Dios.
13
Juan Maior, In libros Sententiarum, I, q. 99, d. 17, fol. LXIV y LXV (la traducción latín-
español de los textos empleados en este estudio la realizó la Dra. Carolina Ponce Hernández).
14
Francisco de Vitoria, Comentarios a la Secunda Secundae de Santo Tomás, t. II: De caritate
et prudentia. De Bello, edición preparada por el R. P. V. Beltrán de Heredia O.P., Biblioteca de
Teólogos Españoles, dirigida por los dominicos de las Provincias de España, Salamanca, 1932, q.
24, a. 6 (la traducción latín-español de los textos empleados en este estudio la realizó la Dra.
Carolina Ponce Hernández; se cita: De caritate, indicando cuestión, artículo).
Influencia del nominalismo en Francisco de Vitoria 69

Con estas palabras, además de comprometerse Vitoria estaba aceptando lo


dicho por los nominales.
Pasa Vitoria a señalar lo dicho por Santo Tomás en relación al aumento de la
caridad: “Santo Tomás claramente dice que la caridad no se intensifica ni au-
menta por actos iguales a ella en intensidad o por medio de actos remisos, sino
por medio de actos mayores y más intensos que la caridad anterior”15.
Sin embargo, añade “algunos que interpretan al pie de la letra a Santo Tomás
dicen […] que por medio de actos remisos multiplicados se intensifica la ca-
ridad. Ignoro si esto es verdad. Santo Tomás parece decir que no”.
Vitoria plantea la duda “¿y qué pasaría si no actuara intensamente sino remi-
samente hasta el final de su vida? ¿acaso entonces le serían premiados aquellos
actos remisos?”. Afirma: “Es ciertamente indigno de la bondad divina el que no
se conceda premio a un acto bueno, a un muy remiso, cuando se castiga cual-
quier acto malo por pequeño que sea”16. Estas palabras de Vitoria manifiestan
un profundo sentido crítico a la solución tomista.
Como puede advertirse, Vitoria está admitiendo propuestas y tesis nominales
al aceptar que no por la intensidad del acto sino por el mérito, esto es, por el
mérito que contienen en sí los propios actos del hombre, poseedores como tales
de un valor moral aunque pobres o pequeños en intensidad, pueden aumentar el
hábito que a su vez aumentará la caridad. Concede, de nuevo, una gran impar-
tancia a los actos del hombre en relación con el aumento de la caridad, en su co-
tidianidad, con todos los defectos, carencias y méritos de ser simplemente actos
humanos. Esto para mí es un auténtico humanismo. Éste es el planteamiento por
excelencia humanista que se encuentra en esta relección. Vitoria reconoce lo hu-
mano como tal y lo respeta con todos sus problemas, inquietudes, dudas, esto
es, admite que por medio de la suma de varios actos remisos puede aumentar la
caridad en el hombre. Éste es el gran humanismo vitoriano, el reconocimiento y
aceptación del hombre como tal, admitiendo que por sus actos remisos puede
llegar al amor de Dios.
Refiriéndose Vitoria a “los antiguos”, así se designaba entonces a los tomis-
tas, no sin cierto desprecio, afirma que fueron ellos los que plantearon que por
los actos remisos, “ni continuos ni repetidos se aumenta la caridad”.
Vitoria sigue en su posición y en relación con el artículo 6 comenta:
“Por ejemplo, ¿acaso cuando un hombre actúa primero fervientemente y lle-
ga a adquirir un hábito de caridad de cien pero después actúa remisamente,
entonces esos actos remisos aumentan la caridad? Parece que así es, porque
ese hombre es mejor que antes porque merece más fuerte a Dios, pero al

15
Francisco de Vitoria, De caritate, q. 24, a. 6.
16
Francisco de Vitoria, Del aumento y disminución de la caridad, p. 979.
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contrario todos dirán que ese hombre primero era un santo y después ya no
sino solamente un hombre bueno”17.
Indudablemente Vitoria frente a las propuestas teológico-morales tradicio-
nales está proponiendo no sólo un individualismo en relación con la entidad hu-
mana, valiosa por sí misma, sino un humanismo en el que se realiza una dignifi-
cación de los actos del hombre.
Sus palabras finales me parecen y son en verdad admirables: “confieso fi-
nalmente que me es más fácil decir cuál es lo falso en esta materia que cuál es
lo verdadero” y así concluye la primera parte de esta relección.
Con un gran sentido crítico admite “que no es cosa cierta sino muy dudosa
cómo aumenta la caridad”… y con gran sinceridad afirma: “Ni me satisface la
opinión de Santo Tomás, ni puedo contestar a todas las dificultades que de ella
se originan. […] Parece lo más probable que no todo acto aumenta la caridad
[…]. Podría defenderse con probabilidad que la caridad aumenta con cualquier
acto […] en proporción”18.
Me inclino a afirmar que estamos ante el gran Vitoria, que duda, que exa-
mina las distintas propuestas, que se abre sin ningún prejuicio a “los modernos”,
dándolos a conocer a sus alumnos de la Universidad de Salamanca. Es el Vitoria
que en medio de sus dudas abre camino en reconocimiento a lo humano como
tal, el que entiende al hombre en su problemática y a veces endeble naturaleza.
El humanismo planteado por Vitoria reconoce y acepta, como ningún teólogo de
su tiempo, al hombre, en su mismidad humana, como “caminante”, recordemos
que es la palabra de la que se vale para referirse al hombre que vive, sufre y pro-
cura la perfección aunque difícilmente pueda lograrla, y sin embargo, su cari-
dad puede aumentar por el conjunto y la suma de sus actos remisos, esencial-
mente humanos y ser el hombre reconocido por Dios.
Con todo respeto me permito afirmar que los que no comprendieron a Vito-
ria, y me parecen en sus opiniones algo confusos, fueron Domingo Báñez y ac-
tualmente Urdánoz, que en su postura de cierta intransigencia ante el nomina-
lismo no supieron valorar ni comprender en toda su profundidad el humanismo
de Vitoria.
Dra. María del Carmen Rovira Gaspar
Universidad Nacional Autónoma de México
govira@unam.mx

17
Francisco de Vitoria, De caritate, q. 24, a. 6.
18
Francisco de Vitoria, Del aumento y disminución de la caridad, p. 988.

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