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CONFERENCIA 26:

TEORIA DE LA LIBIDO Y
NARCISISMO
En este material de 1916, Freud retoma
conceptos de "Introducción al narcisismo",
analizando situaciones normales (sueño,
situaciones de enfermedad orgánica) y
patológicas (neurosis narcisistas, demencia
precoz, paranoia, melancolía) a la luz del
narcisismo como modalidad de movilización de
la libido.

La represión puede hacer entrar en conflicto los


instintos del yo (o de autoconservación) con los
sexuales (o de la especie), donde estos últims son
derrotadas y obligados a buscar una satisfacción
compensatoria. La angustia está más relacionada con
esta no satisfacción de lo sexual que con la no
satisfacción del hambre o la sed (instintos de
autoconservación).
Mayormente, no interesa si los instintos del yo y de la
especie son o no dos tipos diferentes de energía,
aunque sí importa diferenciarlos conceptualmente.
La diferencia entre ambos se advierte claramente en
las neurosis de transferencia, la cual se reduce a un
conflicto entre ambos tipos de instinto. Tales neurosis
presentan también analogías con la demencia precoz
y con otras afecciones.
Abraham había advertido que lo típico de la demencia
precoz (un tipo de psicosis) consistía en la ausencia
de investidura libidinal sobre los objetos, la cual se
retraía sobre el yo y explicaba así, por ejemplo, las
manías de grandeza. Esto es correcto, pero
agreguemos que la libido que estaba depositada en
los objetos antes fue yoica (narcisismo primitivo);
posteriormente esta libido del yo se fijó en los
objetos, extendiéndose sobre ellos como los
seudópodos de la ameba.
El movimiento de la libido del yo a los objetos y
viceversa, permite explicar también conductas
normales como el sueño, el enamoramiento y
conductas relativas a enfermedades orgánicas.
Durante el dormir la libido retorna al yo, se
desconecta del mundo externo refugiándose
egoístamente en la vida intrauterina. El narcisismo
aparece como el complemento libidinal del egoísmo:
éste último implica un fin utilitario, mientras que el
primero, placer. En el altruísmo, en cambio, los
objetos no se subordinan a la libido, y no hay
búsqueda de satisfacción sexual, pero en el egoísmo
sí: el mundo externo de los objetos queda reducido a
los restos diurnos, subordinados a la realización de un
deseo.
En la enfermedad orgánica, los objetos del mundo son
descatectizados y la libido retorna al yo, y más
específicamente al órgano enfermo. También ocurre
esto en la hipocondría, aún cuando no haya aquí una
afección orgánica. Las diferencias entre la enfermedad
orgánica y la hipocondría son dos: primero, en la
hipocondría hay una fuerte fijación al narcisismo
primitivo verificándose una tendencia a retornar a él;
y segundo, en la hipocondría hay una dificultad para
recatectizar al objeto externo: aunque lo intenta una
y otra vez, no puede conseguirlo; a lo sumo,
recatectiza sólo su sombra, su representación verbal.
En cambio en la enfermedad orgánica, así como en el
sueño, una vez pasados tales estados, se vuelve
fácilmente a recatectizar los objetos.
Asimismo, debemos también diferenciar libido de
interés: la primera está relacionada con los instintos
sexuales, mientras que el segundo con los instintos de
conservación del yo.
La teoría de la libido surgió a partir del estudio de las
neurosis de transferencia y de las neurosis narcisistas.
Las primeras son más fáciles de analizar porque allí es
posible vencer resistencias, cosa que no ocurre en las
neurosis narcisistas. Estas últimas pueden, sí,
estudiarse a partir de lo que ocurre en las neurosis de
transferencia, en virtud de la analogía entre ambas en
lo concerniente a los movimientos de la libido.
La paranoia y la demencia precoz presentan también
rasgos similares. En la paranoia, si el enfermo se
siente perseguido es porque se juzga importante
debido a que la libido objetal fue retraída al yo. Se
trata de un narcisismo secundario, reedición del
narcisismo primitivo de la primera infancia, al igual
que en la demencia precoz.
Como el objeto persecutorio primero y original había
sido del mismo sexo, y era alguien por quien el
paciente sentía gran afecto, surge que la retiración de
la libido del mismo está vinculada con una represión
de tendencias homosexuales. El retorno de estas
tendencias generarán luego angustia (que no es una
angustia frente a un peligro real, es decir, no surge
del instinto de autoconservación sino del instinto
sexual). Freud cita un caso ilustrativo al respecto: el
del oficial que había reprimido un vínculo homosexual.
La elección homosexual de objeto facilita
grandemente el retorno al narcisismo cuando el sujeto
reprime su afecto por el objeto. Así, hay dos tipos de
elección de objeto: a) narcisista, donde el yo del
sujeto es reemplazado por otro yo muy similar, lo que
puede verse en la homosexualidad manifiesta; y b)
extensiva, donde son revestidas de libido aquellas
personas que fueron indispensables para la
satisfacción de las necesidades vitales del sujeto
(alimento, etc.).
La melancolía es otra afección narcisista, donde la
libido del objeto perdido es retirada de éste y retorna
al yo, produciéndose una identificación narcisista: el
objeto queda incorporado al yo, queda proyectado
sobre él como una sombra. De aquí los
autorreproches: el yo es quien recibe las agresiones y
venganzas que debían haber ido hacia el objeto
perdido. Con el suicidio, el melancólico suprime al
mismo tiempo su propio yo y el objeto a la vez amado
y odiado (ambivalencia).
El estudio de las afecciones narcisistas ha contribuído
también a aclarar el concepto de 'ideal del yo',
entendiéndose por éste último una reedición del
narcisismo primario infantil.

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