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AVANCE EN LA PROPUESTA

DE TESIS
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FRANCISCA REYES
DANIELA SILVA

19 DE MARZO DE 2018
En el presente documento, el equipo de tesistas conformado por las estudiantes
Francisca Reyes y Daniela Silva, esbozaran el tema de investigación a realizar el presente
año, denominado -de manera preliminar- “Cuerpo y moda en mujeres de talla grande en
Chile: Una aproximación a los significados que construyen colectivos, organizaciones o
comunidades virtuales respecto a ampliar y/o reivindicar la incorporación de mujeres de
talla grande en la moda en Chile”. A continuación, se expondrán planteamientos desde
diversos autores, lo cuales nos permitirán comprender la temática planteada en la teoría y
en la realidad chilena actual.

Desde los planteamientos de Bourdieu (2007) se comprende que en el espacio social


existe una relación constante entre las estructuras y los/as sujetos/as, generando de aquella
interacción espacios que entran en juego respecto a lo que acontece, posicionando miradas
respecto a la realidad que se inscriben en el entramado social y en las relaciones que en él
se desarrollan. De esta forma el autor señala,

todos los esquemas de percepción y de apreciación en los que el grupo deposita


sus estructuras fundamentales y los esquemas de expresión gracias a los cuales
les asegura un principio de objetivación y, por ende, un refuerzo, se interponen
desde el origen entre el individuo y su cuerpo: la aplicación de los esquemas
fundamentales al propio cuerpo, y en particular a las partes del cuerpo más
pertinentes desde el punto de vista de esos esquemas, sin duda es, debido a las
inversiones de las que el cuerpo es objeto, una de las ocasiones privilegiadas
de la incorporación de los esquemas (Bourdieu, 2007, p. 117).

De acuerdo a lo anterior, se comprende que el cuerpo se constituirá como un


producto social que el sujeto aprende e incorpora reconociendo los elementos que lo
engloban y significando cómo éstos se posicionan en las prácticas cotidianas o habitus. A
partir de ello, es posible advertir relaciones de poder entre aquellas disposiciones hacia el
cuerpo, reconociendo miradas contrarias en torno a lo que el orden social presupone,
planteando distanciamientos entre cuerpos legítimos e ilegítimos, entre normalidad y
anormalidad. Y, por tanto, no sólo produciendo una nominación material, sino también
simbólica sobre lo que ello respecta y significa. Desde este marco se comprende que el
cuerpo es construido y reconstruido socialmente de acuerdo a aquellos esquemas.

Por otra parte, desde los planteamientos de Foucault (2003) se considera el poder
como un elemento central, reconociendo que la sociedad con sus diversos dispositivos de
control e instituciones buscan la “normalización” de cuerpos y conductas, un
disciplinamiento social y por tanto relaciones de poder. De esta manera, el autor hace
referencia al cuerpo dócil, como aquel cuerpo manipulable, “que puede ser sometido, que
puede ser utilizado, que puede ser trasformado y perfeccionado” (Foucault, 2003, p. 125) y
por ende dominado, un cuerpo disciplinado producto de la cultura y de las fuerzas sociales
que ejercen presión sobre él, “a estos métodos que permiten el control minucioso de las
operaciones del cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y les imponen
una relación de docilidad-utilidad, es a lo que se puede llamar las "disciplinas"” (Foucault,
2002, p. 126).

Sin embargo, es necesario considerar que, si bien se plantea la docilidad, este cuerpo
también tiene la capacidad de generar transformaciones en aquel espacio que lo coarta,
pues para Foucault el poder representa relaciones de fuerzas, “aquellos en quienes el poder
ha invertido en sus cuerpos pueden, por consiguiente, derrocar a ese mismo poder
ofreciéndole resistencia o derrocándolo. Por ende, arguye que donde haya poder habrá
resistencia al mismo” (Entwistle, 2002, p. 5).

Ahora bien, desde la sociología del cuerpo se menciona la corporeidad humana


como fenómeno social, cultural y material simbólico, como objeto de representaciones,
imaginarios, símbolos y significados (Le Breton, 2002),

a través de corporeidad, el hombre hace que el mundo sea la medida de su


experiencia. Lo transforma en un tejido familiar y coherente, disponible para su
acción y permeable a su comprensión. Como emisor o receptor, el cuerpo
produce sentido continuamente y de este modo el hombre se inserta
activamente en un espacio social y cultural dado (Le Breton, 2002, p. 8).

Es por ello, que el cuerpo no puede ser visto como un pensamiento acabado, “no
es un dato evidente, sino el efecto de una elaboración social y cultural” (Le Breton, 2002,
p.28) considerando que habita e interactúa en contextos históricos, sociales y culturales
específicos. No obstante, esta ficción es culturalmente operante y viva, determina
etiquetas corporales, moldeados del cuerpo, inscripciones y apariencias corporales que
organizan la conformación del cuerpo y que pueden convertirse en índices para orientar
la mirada de un otro para ser clasificado bajo una etiqueta social, reconociendo el autor
que en la modernidad “únicamente el espesor de los otros suele ser el de su mirada: lo
que queda cuando las relaciones sociales se vuelven más distantes, más medidas” (Le
Breton, 2002, p. 83).

En este sentido, cabe comprender que la moda se presenta como una de las formas
culturales que moldea los cuerpos y que, por ende, contribuye a la normalización de los
mismos, “el actor individual y muy personal de vestirse es un acto de preparar el cuerpo
para el mundo social, hacerlo apropiado, aceptable, de hecho, hasta respetable y
posiblemente incluso deseable” (Entwistle, 2002, p.12). Sumado a ello, “las convenciones
del vestir pretenden transformar la carne en algo reconocible y significativo para una
cultura; es fácil que un cuerpo que no encaja, que transgrede dichos códigos culturales
provoque escándalo e indignación y que sea tratado con desprecio e incredulidad”
(Entwistle, 2002, p. 14).

De esta manera, la autora considera que el vestir y la moda corresponden a prácticas


socialmente construidas y contextualizadas, pero puestas en vigor por el individuo: “las
personas han de atender a su cuerpo cuando se están vistiendo y es una experiencia tan
íntima como social. Cuando nos vestimos, lo hacemos dentro de las limitaciones de una
cultura y de sus normas, expectativas sobre el cuerpo y lo que constituye un cuerpo vestido”
(Entwistle,2002, p. 17).

Por otro lado, Lipovetsky (1990), postula que la moda no debería ser caracterizada
como una manifestación de deseos vanidosos y distintivos, “sino que se convierte en una
institución excepcional, altamente problemática, una realidad sociohistórica característica
de Occidente y de la propia modernidad” (p. 11). El autor plantea el concepto de “moda
plena”, como un proceso que se expande a amplias facetas de la vida social, “no es tanto
un sector específico y periférico como una forma general que actúa en el todo social. Nos
hallamos inmersos en la moda; un poco en todas partes y cada vez más, se ejerce la triple
operación que la define como tal: lo efímero, la seducción y la diferenciación
marginal” (Lipovetsky, 1990, p. 175).

La moda plena considera entre sus facetas no solo el vestido y la ornamentación del
cuerpo, sino también objetos industriales, la cultura mediática y la publicidad (Radrigán y
Orellana, 2016). De esta manera “se considera que la moda es definitoria en tanto regula,
genera estandarizaciones y referentes corporales, como elementos que están implicados
en las formas de mirar y presentar nuestros cuerpos” (Radrigán & Orellana, 2016, p. 112),
prometiendo, a su vez, a cada individuo la exclusividad y la reafirmación de su individualidad
en vínculos de sincronía y discrepancia con sus dinámicas.

Ahora bien, refiriéndonos al tema de la investigación, cabe mencionar diversas


fuentes de información que, a la fecha, las estudiantes han consultado en torno a la
materia del cuerpo, la gordura y mujeres de talla grande en la moda en el contexto
nacional.

Uno de los libros revisados a destacar corresponde al configurado por las


investigadoras chilenas Radrigán y Orellana (2016), denominado Extremos del volumen.
Poderes y medialidades en torno a la obesidad y la anorexia, el cual, dentro de mucho de sus
planteamientos, postula que “los cánones de belleza pueden operar de un modo nefasto
sobre nuestros propios cuerpos, en cuanto invisibilizan la diversidad de corporalidades y la
mixtura a partir de la cual forman parte” (p. 62), estableciendo una normatividad de los
cuerpos consigna una carga simbólica que los determina y construye. De este modo, “el
criterio del talle delgado se impone para hombres y mujeres como norma, como canon de
belleza e incluso como código de vestir” (Radrigán & Orellana, 2016, p.97).

Las investigadoras, en sintonía con los postulados de Foucault, afirman que “es por
medio de la ropa que nos enfrentamos directamente a la brutalidad y complejidad de la
estandarización y de los patrones normativos, no debiera resultarnos extraño el hecho de
que la ropa sea un fértil medio para el disciplinamiento social” (Citado en Radrigán &
Orellana, 2016, p.113)
Así mismo, en uno de los apartados referentes a la moda y tallaje en cuerpos
gordos, se concluye que el despliegue de los mismos en lo público (en el mundo de la
moda, del espectáculo y medios masivos de comunicación) es una invitación a relacionarse
con ellos no cuando estos sean flacos, sino aceptando su condición actual de manera
favorable e integrándose a una serie de ámbitos censurados directa o indirectamente a
los volúmenes extremos (bailar, hacer ejercicio, usar bikini en la playa, ser sexualmente
activas, etc.). Junto a lo anterior, pueden desestabilizarse el sentido común y las narrativas
que son efecto de una estructura de poder y de significación social de los cuerpos,
sostenidas en visiones de supremacía y coacción fuertemente arraigadas en la sociedad
(Radrigán & Orellana, 2016).

Por otro lado, se hizo una revisión de un estudio realizado por las investigadoras
Energici, Acostab, Huaiquimillaa & Bórqueza (2016), llamado Feminización de la gordura:
estudio cualitativo en Santiago de Chile, el cual sostiene que existen escasos estudios
asociados a la gordura en Latinoamérica y Chile, presentando su artículo como una
profundización del estudio de los cuerpos gordos, afirmando “que la discriminación por el
tamaño del cuerpo es una forma de reproducir las desigualdades de género” (p. 1).

Las autoras de este estudio, proponen trabajar con la noción de gordura, en lugar
de obesidad, “para estudiar los significados asociados al cuerpo grande, sin partir del
postulado que este se constituye como una condición médica” (Energici et al., 2016, p.4).
En base a ello, se plantea que en la condena al cuerpo femenino gordo, se reproduce “una
norma social que desplaza a la mujer a un lugar secundario en un espectro que va desde la
espacialidad que ocupa, en cuanto debe usar poco espacio, hasta la preocupación femenina
por asuntos frívolos y triviales, como son el interés por la moda y la apariencia” (Citado en
Energici et al., 2016, p.3).

En los resultados del estudio se expone una feminización de la gordura expresada


en cuatro aspectos: una norma más severa para el peso de las mujeres, la gordura como un
aspecto de responsabilidad femenina, como asunto de condena/sanción moral, y
la imposición de que la mujer asuma y se preocupe por el tamaño de su cuerpo y de su
familia (Energici et al., 2016).

Sumado a lo anterior, se hizo una revisión de dos reportajes vinculados al cuerpo de


las mujeres chilenas, su relación con la moda y el tallaje. El primero de ellos corresponde al
elaborado por la periodista Muriel Alarcón para la plataforma virtual de Economía y
Negocios (2016), denominado La evolución del cuerpo de las chilenas, el cual hace una
revisión de las diversas normalizaciones en relación al cuerpo de las mujeres y la moda
desde la década del 60 en Chile, mediante el relato de diversas mujeres vinculadas al mundo
de la moda y espectáculo, e investigadoras del estudio del cuerpo en el país, evidenciando
la diversidad de corporalidades existentes en la actualidad que aún se encuentran
estigmatizados por la norma misma del cuerpo ideal.
El segundo reportaje revisado, corresponde al elaborado por la periodista de Canal
13, Carolina Urrejola, llamado #CualEsMiTalla: La verdad sobre las medidas de la ropa en
Chile ¿Debieran las tiendas ofrecer sus prendas en todos los tamaños para asegurarnos que,
más allá de nuestro peso, podemos vestirnos como queremos?, realización que muestra
cómo la industria del retail ofrece vestimenta que no se adapta al promedio del tallaje de
hombres y mujeres que viven en el país, relegando a las personas de talla grande de tener
acceso a ropa “linda” y “a la moda”. De esta manera se critica a las marcas y sus tallajes,
considerado que tienen responsabilidades en ofrecer una gama mucho más amplias de
talles donde se incluyan otras corporalidades.

Otra mirada respecto a los cuerpos se presenta en el artículo elaborado por Sossa
(2013), “Una aproximación desde la sociología del cuerpo a los movimientos social” para la
versión Nº 13 de la Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y
Sociedad, quien señala demandas y movimientos sociales respecto a la corporalidad.

Dicho autor comienza expresando que los movimientos sociales han experimentado
grandes cambios considerando que fenómenos como la globalización, la emergencia
nuevas estructuras sociales, uso de redes sociales, etc., han producido movimientos que
sobrepasan los límites “clásicos” con los que se entendía un movimiento social, pues éstos
nuevos movimientos no están necesariamente vinculados a sistemas sindicales o
corporaciones, sino que alzan su voz crítica respecto a demandas sociocultural y político,
compartiendo códigos, valores y creencias comunes con las cuales buscan ejercer focos de
resistencia y reivindicación hacia la normalización de cuerpos, género, raza y sexualidad. Es
decir, “los movimientos sociales de aquellos cuerpos-excluidos, cuerpos-ausentes, cuerpos-
discriminados, cuerpos constreñidos” (Sossa, 2013, p. 10) anhelan cambiar las relaciones de
poder y creencias dominantes sobre diferentes ámbitos de la vida social, reconociendo los
discursos patriarcales, ideológicos, homofóbicos, con violencia de género, etc., que están
presentes en el escenario social,

fruto de esto, es el surgimiento de movimientos que buscan defender y


promover los derechos de las personas, sus cuerpos, su sexualidad y sus
gustos. Estos grupos han insistido en exponer que los derechos humanos
contemplan al individuo en tanto ciudadano, más allá de la diversidad de las
conductas y los hábitos. Además, no sólo se protesta como una expresión de
inconformidad, sino que también este tipo de acción está orientada a
producir cambio (Sossa, 2013, p.18).

Relevando esta capacidad de acción, lucha y transformación, el autor posiciona al


cuerpo como un espacio político relevante, considerándolo como un terreno práctico y
colectivo, público y privado que refleja tanto la práctica de libertad y autodeterminación
humana, expresadas en prácticas de dominación, imposición de poder, control y violencia.
Desde este punto de vista, el reconocimiento de aquellos elementos nos permite entender
que “el sujeto no está descorporizado en su actuar y que nuestro cuerpo tiene
consecuencias y alcances simbólicos y políticos” (Sossa, 2013, p. 18).
Considerando el material bibliográfico que se ha expuesto -y que se continúa
profundizando-, el equipo de tesistas considera que, para el trabajo social, el estudio de
los cuerpos y la moda (o en la moda), permitiría profundizar respecto a cómo desde esta
materia emergen grupos o se movilizan personas que reivindican un cuerpo "fuera de la
normalidad" o de los cánones de belleza, como una forma de transgredir patrones
hegemónicos del cuerpo en favor de una transformación social. Bajo aquel interés, se ha
realizado un proceso investigativo respecto a agrupaciones, movimientos o campañas que
reivindiquen la moda en personas plus size o de talla grande, las cuales serán enunciadas
a continuación como sujetos posibles de investigación.

“Somos L”, corresponde a la primera agencia de modelaje plus size en Chile. Es


considerada “la primera comunidad en Latinoamérica, que trabaja por contrarrestar el
sobrepeso y baja autoestima en las mujeres de talla grande, utilizando el mundo de la moda
y medios de comunicación” (Somos L, 2018).
Contando con mas de 8.000 seguidores en Instagram y casi 5.000 en Facebook (los cuales
van en aumento), el fin que busca dicha comunidad es ampliar en concepto de belleza-
corporalidad y derribar aquellos estereotipos que de dichas categorías se desprenden; para
ello, realizan charlas, talleres, intervenciones en medios de comunicación, investigaciones
y participaciones en actividades de moda y publicidad.
Además de lo anterior, se dedica a informar y educar respecto a la superación personal,
considerando las preconcepciones respecto a ser mujer.

El Movimiento social y organización “La rebelión del cuerpo” se define como un


movimiento que pretende rebelarse contra los estereotipos de “ser mujer” y del prototipo
“de ideal” que se ha presentado como norma e imposición social. Respecto a lo
mencionado, realizan una crítica respecto a aquella construcción social de belleza,
reconociendo los mecanismos que utiliza la moda, industria de la belleza, publicidad y los
medios de comunicación para reproducir cánones pre definidos.
Complementando lo anterior, revelan testimonios respecto de temáticas vinculadas como
gordura, anorexia, autoimagen, tallaje, discursos sociales y superación de autoestima.
Dicha organización cuenta con más de 10.000 seguidores en Facebook y 38.200 en
Instagram.
Entre sus líneas de acción se encuentra la denuncia, educación, comunicación e
investigación.

Es necesario precisar que como equipo de estudiantes continuamos investigando


sobre la temática, sobre aspectos vinculantes y sobre colectivos que se relacionen con la
propuesta de tesis; reconociendo de esta forma el carácter reflexivo y recursivo que tiene
dicho proceso, pues comprendemos que la investigación se encuentra en construcción.
Sin embargo, de manera preliminar, consideramos que el interés por trabajar con dichas
organizaciones va enfocado en indagar respecto a cómo a aquellos grupos y sus
participantes significan esta amplitud o reivindicación de corporalidades de talla grandes
y la incorporación en el espacio de la moda.
Bibliografía

Alarcón, M. (16 de agosto de 2016). Reportaje: La evolución del cuerpo de las chilenas.
Economía y negocios. Recuperado de
http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=280363

Bourdieu, P. (2007). El sentido práctico. Madrid: Taurus.

Comunidad Somos L. (2015). Quiénes Somos: “Sentirnos bellas en nuestra piel es un


derecho”. Recuperado de http://somosl.cl/
Energici, M., Acostab, E., Huaiquimillaa, M. & Bórqueza, F. (2016). Feminización de la
gordura: estudio cualitativo en Santiago de Chile. Revista de Psicología Universidad de Chile,
25(2), 1-17. Recuperado de https://scielo.conicyt.cl/pdf/revpsicol/v25n2/art08.pdf

Entwistle, J. (2002). El cuerpo y la moda, una visión sociológica. Barcelona: Paidós.

Foucault, M. (2002). Vigilar y castigar. Argentina: Siglo veintiuno.

Le Breton, D. (2002). La sociología del cuerpo. Buenos Aires: Nueva Visión.

Lipovetsky, G. (1990). El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedades


modernas. Barcelona: Editorial Anagrama.

Movimiento social La rebelión del cuerpo (2018). Quienes somos. Recuperado de


http://larebeliondelcuerpo.org/somos/
Radrigán, V. & Orellana, T. (2016). Extremos del volumen. Poderes y medialidades en torno
a la obesidad y la anorexia. Santiago de Chile: Editorial Cuarto Propio

Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad Nº13: Sossa,


A: Una aproximación desde la sociología del cuerpo a los movimientos sociales (2013)

Sossa, A. (diciembre 2013 - marzo 2014). Una aproximación desde la sociología del cuerpo
a los movimientos sociales. Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones
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Urrejola, C. (06 de enero 2016). #CualEsMiTalla: La verdad sobre las medidas de la ropa
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