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SQBRE
. r
, , 1/
ECONOMIA ,n~MESTICA
PARA EL USO DE 'LAS MADRES DE FAMII.IA,
DE LAil AMAS DE CASA 1 DE LAS ESCUEI.AS DE NIÑAS
POR LA 8EfioRA
---~~._--
BOGOTÁ
IlIIPRENTA DE GAlTAN.
1869,
ESTA OBRITA TIEI'IE P .RlYILEJIO.
•
TRATADO
SOBRE
,
ECONO~IÍA DOMESTICA.
-{¡-
-52-
Felipe casi son nuestros camaradas, i sus nom-
bres, sus acciones i ~us títulos se leen con dema-
siada- frecuencia en los periódicos, al paso que
teuo ]0 que pertenece a la, Rusia. nos es mas
desconocido, i apénas puede divisarse desde la
América meridional. En con:::ec1!lel~cia Uf: tan
poderosas consideraciones se aband01rarol'l los
trajes a la francesa, que desde luego fueron a
parar a una percha colocaua en un cuarto reti-
rado, que es lo mismo que decir, que quedaron
fuera de servicio. Adoptóse sin vacilar la vesti-
menta del gran Duqu e, i este triunfo de la Rusia
sobre la Francia, fué ventajoso al doctor Ale-
jandro.
Pocos dias Jespues, Slil amigo el célebre médi-
co H.... compró en su presencia dos bellos
cuadros que le aseguraron ser obras del famoso
Vásqu-ez. El doctor Alejandro ]e pregulltó:-
¿ Sabes positivamente que estas pintmas sean
tie aquel artista ?-No, ni me gustan los cua-
chos.-¿ 1 para qué los compras, .pues ?-Porque
quiero que de todo haya en mi gabinete. Deseo
que se venga a mi casa como a la de un conoce·
uor, de un anticuario, de un naturalista; i así es
que los bribones que saben cuál es mi manía,
me arrancan Jiariamente cuantiosas sumas en
cambio de libros, piedras, medallas, esqueletos,
manuscritos, retratos, caracoles, monedas, i mil
euriosiuades tan inútiles para mí como las leyes
de responsab-ilidad para los altos majistrados. To-
das estas baratijas me cuestan a veces mas de lo
que 1l1P. da el ejercicio de la profesion; pero,
amigo, esta es mi manía, i nosotros estamos en
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e·l mundo para darnos gt!sto. Yo aprendo o com-
pongo sobre cada uno de estos objetos Ilna his-
toria científica, que relato con gravedad a .los
curiosos que vienet;¡ a admirar mi museo . Espe-
ro q·ue esto me dará nombre i gloria, í tú COtl-
vendrás en qlle la glor.ia no~ podria pagarse jamas
demasiado cara.- Cierto, replicó e.l doctor., .pe.ro
como albricias de la hermosa adq.uisic.io;n que
vas a hacer, me debes afgllnas docenas de pes@s
para au~entar el capital de Jos pobres. Esto pa-
reció justo al señor H .•
De aní a algunos días, refirieado esta 1ocur.a a
su tia Sara, mujer de 67 años i que 1levaba una
vida mui sedentaria, esta le dijo :-N o cirtique-
rnos, sob.rinG mio; todos tenemos antojos i ma-
nías. Mira, yo acabo de comprar por cuatrocien-
tos pesos el hermoso caballo de don Isidoro. Sé
~ue no vafe tal'llo, pero es un animal soberbio,'¡
creo que pasan de mil personas las que en 'esta
eiudad me envidian esta propiedad.-¿ 1 usted
para qué le quiere ?'- Para aumi.rarle; i tú mis-
mo me has dicho que hacemos un buen uso
de la intelijeBcia admirando las bellas obras .de
Dios.-EL doclor se 'encoji6 de hombros al .oir
aq\Jella peregrina aplicacion de un pensam¡ent@
esacto,'¡ se contentó con pregunta-l' a su tia, si
podria .eonta·r con tm par de pesos para el foedo
de los pobres. La señora Sara los entregó C<JJ¡l
gusto, i pasó a la caballeriza a ejercitar djg.ua~
mente su intelijencia.
U 11 primo hermano del dGctGr, el respetable
eanónigG W .. ,le convidó a comer a su -casa..
Era este un hombre austero i penite.ntej per.())=
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no obstante, su mesa era servida con lujo í pro-
fusiono En ella se pusieron esquisitos vinos que,
probados apénas por el convidado, fueron entre-
gados al despensero de la casa que al punto los
repartió con los otros criados. No pudo mén?s
el moderado doctor de hacer notar aquel despIl-
farro a su PI imo, quien le Utjo: N o lo estrañes,
todos Jos dias se hace lo mismo, i rara vez suce-
ue que la botella que se descorcha hoi, vuelva a
servirse mañana. ¿ A cuánto ascenderá la suma
que usted gasta en vino semanalmente ? No lo.
sé con fijeza; pero no baja de cincuenta pesos
por mes·. Supongo, mi respetado primo, que d~
li:sta partida de seiscientos pesos anuales, querr ~
usted concederme e'l medio por ciento para m i
rondo de los pobres ,-En verdad que esto es jus-
to, Alejandro, i aNn algo mas, porque en mi mesa ~
hai un completo despilfarro que ya me parec-e
irremediable en casa .
Pocos djas des pues,. visitttndo el doctor a uno
de sus amigos íntimos, tavo lugar de hacer otras
observaeiones. En aquella casa se pagahaB ca-
torce maestros de idiomas, dibujo, bai~l', música "
lDotáni~a))eografía, matemáticas, i diversas labo-
res mUJerl}.es; todos estudiaban. La señora abue-
lía, ancian~ ya sexajenaria, apItendia botánica i
astronoIDla, apesar de que no podia soportar el
aire libre del campo, ni el sereno de la noche ::
u~~ señorita de 15 años estudiaba áljebl:a: los
l!l1~O~ se dedic.ab~n a t()d~ ; .i la cocinera, el por-
t~\o 1 ~emas SIrVIentes aSl~tl~n (aunque no sa-
luan IU leer), al aula de u.lIomas, por ser esta
!le tarde en horas bastante desocupadas. El ·ef.e
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de aquella familia era decidiuo por la educacion,
i queria jeneralizarla sin tino ni reflexion, como
suelen promoverse las reformas e innovaciones
en los con<Yresos de mi patria. El tren de libros,
instrumen~s músicos, globos, esferas, herbarios
telescopios i demas cosas necesarias para el es-
tudio de tan diversos ramos, era inmenso i cos-
toso. No sabia el paure de familIa el proverbio
comun que dice: "El que mucho abarca poco
aprieta." Suponia equivocadamente que, ~l em-
prender muchos estudios a la vez, era seguro
adquirir mucha ciencia, i que el dinero gastado
de esta suerte, era el mas bien empleado que
hubiese salido de sus arcas. El E1octor Alejandro
tuvo la inmensa paciencia de llevar aquella
cuenta, i de asistir a la mayor parte de las leccio-
nes, i deducido lo necesario en el ramo de ense-
ñanza, i aquello de que él veia que sacaba o
podia sacar provecho la estudiosa familia, que-
daba .sinembargo un sobrante bastante conside-
rable de gastos su pérfluos e indebidos, sobre el
cual cobró mouestamente su contribucion que
su amigo no pudo r-ehusar.
¿ Pero cuál fué su asombro al formar el cál-
culo de los desembolsos inütiles hechos por su
prima Adela en los juguetes, trajes i joyas des-
tinaJas al recreo i adorno de su primojénita So-
fía! No habia objeto alguno nece¡;;ario o cómodo
para el servicio personal, de que no estuviese
provista la ¡;;eñorita, i que, ademas, no se ha-
llase remedado en miniatura para la casa de mu-
ñecas que tenia en el estremo del jardin. Los
trajes de la niña estaban val·iados segun todas
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las muestras de las modistas estranjeras; sus jo-
yas eran finas, lujosas, encargadas ex profeso a
París, Nápoles, Amsterdam o Lóndres. Para cada
hora del dia habia diverso traje, para cada va-
l'iacion de la atmósfera, distintos usos, distintas
n.ecesidades i diferentes alimentos. El médico se
liallaba siempre a su cabecera, i recetaba diaria-
mente cordiales, espíritus, sales, panaceas i todo
10 que la ciencia podia sujerirle ; porque la chi-
ca sabia ya sentir ataques nerviosos, jaqueca,
convulsiones, inflamaciones, gastritis, histérico, i
en fin, todo lo que padecen, o creen padecer las
señoras grandes. Fuera de esto, todos los dias i
todas las noches se trabajaba para dañar su tersa
i blanca piel, aplicándole cuantos cosméticos
anuncian en los diarios todos los charlatanes
conocidos o improvisados de Francia. Semana
habia de gastar treinta o mas pesos en juguetes
de porcelana, cristal i dorada plata; i la chica;
altiva í viciada, envidiosa i ridícula, queria todo
cuanto veia, i no podia sufrit· que otra mujer,
grande o pequeña, la eclipsase en adornos, lujo, i
elegancia de moda. Así, este sér casi impercepti-
ble, inútil i desagradable para cualquier otro que
no fuese su padre i su madre, hacia invertir en
la satisfaccion de sus pueriles caprichos, i en el
adorno de su insignificante personita, un inmeo-
so capital que habria bastado para dar conve-
niencias i bienestar a cuatro o seis familias pru-
dentes i modestas. El doctor sacó su cuenta, i
quedó sorprendido de aquel esceS0 de despilfarro.
j Cuán caro paga Adela, esclamaba él, la corrup-
cion e infelicidad futuras de Sofía! j Cuántos
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gastos i tra~aj.o para perv~rtir un buen .nat~raI,
i parl),multIphcar las penalidades de la vIda.
1," Hizo algunas observaciones. moderadas a su
prima, quien defendia cada partIda como empl~~
da en objetos de primera necesidad para su hiJa
querida. Apeiar de que Adela era la fuente de
la fatuidad, el orgullo i la .necedad con que ha-
bia de nutrirse aquella niña, convino al fin en
que habia una suma harto crecida de gast~s inú-
tiles, por la cual pagó al doctor el medIO por
ciento convenido.
De la misma suerte, i analizando las limosnas
de su amigo Timoteo, encontró que daba una
cuantiosa suma a los holgazanes que pasan sus
dias en las esquinas, a las pobres vergonzantes
que lienen alegre tertulia, i trajes a la polka, a las
beatas i mojigatas ' que hormiguean en esta ciu-
dad, i que se emplean únicamente en rezar, co-
mer i charlar; i por último, que distribuia una
cantidad considerable de cuartillos i medios en-
tre ese enjambre inmundo de limosneros que
obstruyen las calles de esta ciudad, i que no tie-
nen otro oficio sino importun'a r al prójimo, otro
p}acer .s~no.la en.\briaguez, ni mas aspiraciones
SinO VIVir 1 monr entre SUS andrajos. Estas li-
mosnas mal dirijidas, i peor agradecidas, iban
consumiendo las cuantiosas rentas de Timoteo.
El doctor le hizo ver claramente, que procedia
ma~ i con sobra~a~ indiscrecion en un punto tan
del.lCado; le o?h~o a ser mas económico i equi-
tatIVO en la practica de sus obras de caridad i le
persuadió que no es justo distribuir el d¡'nero
entre holgazanes que ofrecen romerías, velacio-
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nes i misas, del bolsillo ajeno; i embusteras atre·
vidas que escriben diariamente seis u ocho cir-
culares, contando trájicas historias, i ponienuo a
contribucion los bolsillos de todas las jentes que
trabajan. Despues de haber manifestado a Timo-
teo muchas verdades sobre esta importante ma-
teria, cobró su derecho sobre las cantidades mal-
gastadas en el último año.
Pero en donde halló uno de los ramos mas
productivos para su fondo de caridad en favor de
los verdaderos pobres, fué en la sociedad de
jóvenes que se habia prestado a aquella idea.
Las diversiones con qu~ se recreaban eran
siempre costosas. Partidas de caza para las cua-
les se sostenian numerosas jaurías de perros, her·
mosos caballos, escopetas i demas enseres con-
cernientes a este pernicioso pasatiempo. Fuerte l
juego en que se perdian en una noche doscien-
tas o mas onzas de oro. Suntuosos bailes, en
los cuales bailar €fa la parte secundaria, siendo
el principal objeto, (como sucede ae¡ u í frecuente'
mente) embriagarse con licores fuertes i esqui-
sitos. Necias apuestas sobre corriJas de caballos,
riñas de gallos, i otras aun mas absurdas i estra-
vagantes; tales eran las diversiones en que aque-
llos jóvenes invertian su tiempo i su fortuna para
hacer un acopio de deshonor i miseria. El doc-
tor concurría a todos estos recreos de moda, i
llevaba la cuenta esacta i minuciosa de las sumas
desperdiciadas en tan culpable despilfarro. Su
fondo crecia rápidamente, como no podia dejar
de suceder teniendo su oríjen en los estrayíos i
las locuras de los hombres.
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A unque acostumbrado, a causa de estos gran-
des desórdenes, a apuntar gruesas partidas en
su libro, no por eso descuidaba los pequeños
~astos inútiles, hechos por personas que no po-
dian ser pródigas en cosas considerables.
En una casa se necesita un dedal para la cria-
da pequeña que está aprendiendo a coser. La
señora compra una docena, separa el que con-
viene, i da Jos sobrantes a las niñas para que
jueguen.-Un sujeto quiere obsequiar a un ami-
go con unos cigarros. Desde entónces se com-
pran cuantos cigarros se v\enen a ofrecer a la
puerta, para elejir los mejores, i como la señora
no los usa se dan a los criados.-Se recibe en
otra casa una bandeJa "de dulce de regalo: no
se toma sino un platito, i lo demas se abandona
a los gatos i loros, porque aquello fué regalo j . no
costó nada. -Es necesario vestir uua muñeca para
dar una recompensa a la niña que supo su lec-
cion j se corta el retazo precisamente de un traje
de lujo que está sin hacer, i que ya queda inutili-
zado, i por tanto el resto se reparte para pañuelos
i mangas de camisa a la mujer que carga el mer-
cado, a la aguadora, a la que vi ve en la tienda
inmediata.-Se necesita comprar cacao, azúcar,
maiz, legumbres j sale la señora i paga un peon
para que lleve a su casa un almud de maiz; des-
pues otra persona hace viaje espresamente a com-
prar el azúcar, otro individuo va "por el cacao, i
para cada tina de estas comisiones se pierde el
tiempo i se paga nuevo conductor.-En otra
parte se compran varias cargas de estera; mién-
tras buscan al esterero se colocan en el cuarto de
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los cu.ries; el ar~es~no, como es costumbre en I
esta tIerra , engan a 1 se hace esper ar por espacio
de dos o tres seman as conse cutiva s i pntre tanto ~
los anima litos hacen de las estera s 'los átomos de
Desca rtes. -Hiz o falta un cedaz o en otra casa '
no lo hai por lo pront o, i se destin a para esto u~
pañue lo de linon; pero como un pañue lo no es
cedaz o, al termi nar la cosa para que se necesitó
se le regala a la criada . Cinco dias uespu es vuel-
ve a ocurr ir que hace falta el mism o mueble;
nuevo apuro ; se habili ta la mang a de un traje
que se está cosiend,o; para repon erla se busca jé-
nero en la calle real, pero desgr aciad amen te se
ha acaba do en las tienda s i almac enes. La seño-
rita dueña del traje se impac ienta, pues le queria
para el domin go próxi mo. Es neces ario conte~
tarla, i mada ma Gautr on hace a la lijera un traje
caro, pero hermo so. Entón ces el que se ha da-
ñado se le acom oda a la hermanit:;t meno r, ha-
ciend o un notab le despe rdicio de tela. -Se pro-
yecta en otra parte semb rar flores, se c~mpran
con este objeto veinti cinco tazas no hal por el
mome nto ni buena tierra ni semil las. Van pa-
sanuo los dias, i la idea del jardin portat il se ol-
vida. Entre tanto el mico se suelta varias veces,
i de las veinti cinco tazas apéna s deja nueve en
estado de servir . La señor a orden a entón ces que
se regale n a algun aficionado a flores, pues seria
contra rio a la econo mía, dice ella grave mente ,
que el mico las rompi ese todas.
Estas i otras mil obser vacio nes sobre el mis-
mo asunto, pero de una infinita varied ad han
dado ocasion al docto r Aleja nuro para pon~r en
-' tll -
su libro los Ilolos IllI\ S l1I'iOSOR . El inlor s 1 ~ ha
h -ho dobJem I1to ot"n[o, i pO\' t dos porte ha-
lla Iluev os obj('los n qu é "pI; 'nI' An vijilon t i
útil ' 1lI'iOi~ idocl . Nado s I <:I:ICO pO, i trnbojand
nsiuuom nl ', ha visto '011 pln ' l' qu o ' 1 fl'ut d
sl trnhnj ha os '¡(itlo n AUS os p I'IIIIZO S . LI('gll,
))U S, I dia n <J1I s c umpl o un auo d< d
n<Ju len quo so formó e l ompro miso e ntro <' J,
IIUS omig'os i ont ' l'tulio s.
•
El do c tor los r 'UIl • a tod s, i I '8 di 'o: " O
"pros nto mi s u n[ns orrientllí/, j pronto os
"pr s ntar ' los illC·li cps qu h so orrid (\ o tn
"u vu stro dt'spilfill'l'o, poro 1lH', no con i neJo
" 1 oríjl'l) <l In r ' l1to t}u les 11\110i form do, OH
,. bondo 'il :in 'VIlIO n s us lwn Ji, ' ton·s. El api-
"tol paJ'll los pour R al nJl~n hoi a mil )1<'801.1 .
" E sto SUP0l1 0 el mal nso h . ' ho ti la ' uaJllio sn
"sunl a d • doscie ntos mil posos quo (' S 01 ('opilal
"quo hab is d('s pt'rdi indo en un nito, i dol quo
" yo h tomad o e l mNlio por cí 'nto ti nu stl'
"con v ·nio. Los contrilJUyc nt R COtnp l\ n voin-
"tidos Jiunilins, ; yo no pu ' uo pli sa r IjIJ In n-
"sual idnu haya l' ' unido :vlui pr cisnm enlo a la8
" In ' nos juic iosnH. As, pU OR, pod mas s upone
r
"que ntrc la -las ncom odada uo la AO 'iodad
"B Jl ti ntral1 . 'nte narcs d · indiviuuos qu ,
"proc di 'nuo como vosot ros,oo m t ti los mi s-
" mas <.l suc j rtos. Al l' In dinrRo stas , s infi-
"to el lJicn qu puc1i rn hu rso a la cias In •
"nes t rosa. ':,¡) cul ad cu(¡nln s son laHHumas qu Cl
" sn jnvi 1'ten Hi n tino, Bin conom iu, Rill ól'd n,
" ni huma nidad ; i 'wlnlll s son las miser ias I)u
« con (:110.8 pud;pr :lU nliyiante. J) VOfJotrOfl
-62-
H depende procuraros anualmente el inmens o
"placer de oir las bendiciones de los pobres, i
" de restituir a la sociedad una multitud de miem- "
" bros útiles que, a falta de oportunos socorros,
"perecerian en la indijencia, o se convertirian
"en criminales, impulsados ya por la miseria i
" la desesperacion, ya por el frio egoismo de las
" Jen
. t es rIcas.
.
" Todos vosotros anhelais ser felices, i yo os
:' aseguro que jamas lo lograreis haciendo tan
'mal uso de la fortuna con que el Eterno os ha
"favorecido. La justicia condena el abuso que
" hacemos de los dones de Dios; el ind ijente os
"pide un alivio, i la raza n debe sujeriros los
"medios prudentes i económicos que habeis de
(( emplear para dar este alivio acertada j oportu-
" namente; i Dios i vuestra conciencia os re-
"compensarán por el bien que hagais, i por el
el mal que eviteis. No olvideis jamas que el ór-
"den i la economía son fuentes inagotable s
"de goces, bienestar, honra i tranquilidad de
" espíritu."
....
CAPíTULO IlL-EcoNoMÍA DE JOYAS, VESTIDOS,
MUEBLES 1 PROVISIONES.
Il est plus aisé de réprimer la premiére Cantasle que
de satisfaire toutes ceJles qui la 8uivent.
L' orgueil, dit le bonhomme Richard, dinne de vani-
té, et soupe de mepris.-Mais aprés de tout a quoi sert
cette vanité de paroitre, ponr la quclle on se donne tan
de peine e l' on expose a de si granos dangers? Elle ne
peut ni nous couserver la san té, ni. adoucir nos souífran-
ces; et sans augmenter notre méri.te, elle nous rend l'
objet de l' envie, et accélere notre ruine.-FRANKLIN,
Es imposible escrihir sobre la economía sin
que haya mil repeticiones; mas nunca se repe -
-63-
tirá demasiado a las madres de familia, i a las
mujeres que gobiernan una casa, que deben ser
cuidadosas, aseadas, atentas a sus deberes, mi-
nuciosas en fin, en cuanto tiene relacion con el
órden i la economía doméstica. Cada uno de los
objetos l'l que debe estenderse la esmera<.la viji-
lancia de una ama de casa, está subdividido en
varios ramos pequeños, que aisladamente pare -
een insignificantes, pero que reunidos forman
un todo considerable que debe llamar la atencion
conservadora de una huena maure de familia .
Mujeres conozco que poseen joyas preciosas, i
que ni cuidan de guardarlas, ni tiE'nen un lugar
destinado para esto, sin atp.nde¡' a que un do-
méstico infiel, un tramposo desvergonzado que
se vende por amigo, o un ladran c¡ue se aprove-
cha de la primera oportunidad, puede arrebatar
estos objetos preciosos que representan una parte
considerable del caudal de la familia, i que pro-
bablemente se han adquirido con mucho trabajo
i fatiga . Por consiguiente, para guaruar las jo-
yas debe destinarse un escritorio, cofre, caja, o
c6moda con buena llave, la cual no andará en
mano de todos., Las alhajas <.le valor no han de
emplearse en adornar a los niños, sino en el caso
de poder colocar cerca de ellos un fiel vijilante ;
pues se sabe que los niños son traviesos, descui-
dados i fáciles de engañar, i es necedad entre-
garles lo que ellos no saben ni pueden apreciar.
Las señoras deberian abstenerse de usar sus
adornos preciosos en los viajes, pues mas de una
vez se ha visto que en las carreras a caballo, en
los peligros de un mal camino, o en las detesta-
-64-
bIes posadas de este pais, han desaparecido joyas
de considerable valor. Cuando una madre i sus
hijas entran a su casa de regreso de un espectá- .
culo público, no deben empezar a despojarse de
sus adornos en las piezas de la casa en que no
se acostumbra guardarlos, porque la menor ocu-
pacion o distraccioll produce olvido, i de este
resulta el desórden . Aquello que se quita de la
persona debe colocarse al punto en su lugar,
ya para evitar una pérdida o un daño causado
por un niño, ya para no perder el tiempo en bus-
car la cosa a la hora de guardarla, ya en fin,
para hacerse un hábito de órden que siempre es
útil i honroso. Parece una cosa impropia i necia
pedir prestadas joyas de valor para adornarse en
dias de Inocentes, Carnaval, o mojigangas pri-
vadas o públicas. Sinembargo, esto se practica
frecuentemente sin reflexionar que lo que ha
costado penas adquirir, lo que alguna vez puede
ser de inmensa utilidad, lo que se aprecia, no
debe arriesgarse sin motivos poderosos. Así, pues,
no temo acon sejar a toda clase de personas, que
ni pidan, ni den para estas fiestas bulliciosas las
alhajas que posean, porque un accidente cual-
quiera puede ocasionar un disgusto o una pér-
dida. No hace muchos años que para una novia
de campo solicitó su madre un collar i unos sar-
cilios de perlas de mucho valor. La jóven ostentó
con orgullo por todo el dia aquellos ricos i desu~
sados adornos, i por la lloche los dejó so bre un
taburete. Al dia siguiente tooo habia desapare-
cid? Sus padre~ .s,e arruinaron por pagar; el
reclen casado VIVIO largos años sospechado de
-65-
ladro n por sus suegros, j aun por su misma €s"
posa a qui en le c onstaba qu e so lamente é l habia
entrado en el d ormitorio; i la familia de la señora
que ció p res tad as las joyas la mortificó mil ve-
ces echánuole en ro stro su imprevis iva condes-
cendencia. A los tres años se trató d e r eedificar
la c as a e n g1l!! ba lli a s ur.:e dido ar¡ u(·lla r é rdida , i
se h a ll a ron las a llwj as en u na rato ne ra . Pero, no
s iemp re su o' de esto, po rq ue ra l a v cz . so n los
rat()nc ~ los q ue ro ban e t;(CJ ohj e tos . LI l'g:w ta m-
b icn c a so.' C l! qu e la p <,lJri:'za, o las PCl's t'cucio-
nes obl igan a un a familia que rué rica i ya solo
p osee sus joyas, a cm ) eüar o vend e r estas para
ocurrir a los ill di~pensables gas tos de subsiste n-
c ia i vesliuos. Entóllcés es una loc ura valerse de
c riad os ignorantes para que saquen a ve nd er
es tas cosas; i aun es peor depositarlas en casa
de personas d reputac ion duuosa, o de mal co-
fazon ; porq ue se ha visto frecuentemente en el
mundo, qu e a l llegar una familia arruinada al
punto de vender sus alh ajas , los mal os abu sa n, i
ceden muchas veces a la t e nt ac ion d e nega r un
depósito, o d e efe c tuar un cambio de piedras fal-
sas por finas, s ienuo comunes Jos casos en que
las personns de buen a fe han s ufriJo e l mi~mo
engaño qu e tanto aílijió a Jil Bias. En una paJa-
bra, se d ebe cuiJar de todo, pero d ob lem ente
de aquello cuya pérdida seria muí consi ,lera bJe,
i nos pr ivaria de un recurso para el uia de la
adve rsidad.
El cu idaJo Je la con se rvacjon ue los vestiJos
debe ser muí esmerado i minucioso, porque Slll
e llos no se puede vivir. Las personas ricas de -
5
- 6t)-
ben cuidar sus trajes de lujo, de la misma ma-
llero. i por los mismos motivos que he aconsejado
el cuidado de las alhajas preciosas. Un rico ves-
tido, como una joya de g ran precio, representa
un capital, i en los días tl e calamidad puede ser
un recurso. La señora que, estren a ndo un lujoso
traje, no evita el sentarse en el su elo, qu e se baña
las manos, o come alguna fruta sin cuidar de no
salpicar1\:' o man charle, qu e per mite al pe rrito i
al gato dormir sobre sus fa ldas, qu e al terminarse
la funcion, visita o ceremonia pa ra que lo hizo,
no se lo qui ta) sacude, dobla i guarda con esme-
ro , d eja conocer qu e no es aseada, económica
ni ~onsiderada con las personas qu e le han dado
aquel vestido, ni consigo misma, pues desfalca
así sus biene~ sin discr ecioll ni prudencia . Una
costosa saya no de be usars e para asistir a la misa
de si ete, que es la que ordinariamente oyeu las
señoras el! esta ciu ~ ad, ni para ir al mercado.
Nuestras igl esias son, en jeneral, poco aseadas,
i los lug i1 res en qu e se Ve nd en los víveres están
obstruiJos por una nubo de limosner0s, i por el
inmundo populachu que ll ena esta ciudad. Así
es que los vestidos que se lleven con fr ecuencia
a estos sitios u otros sem ejantes, serán tan mal·
tratados i sucios, que con dificultad podrán ser-
vir para concurrir cun decencia a reuniones mas
elegantes i escojidas. Los trajes qu e se <Tuardan
en perchas deben estar cuidauosamente t>cu bier-
tos con u~ gran lienzo para impedir que el polvo
los desmeJole. La menor arruga ha dl! destruirse
pronto para que no se haga imborrable i afee la
ropa. Las gorras, papalinas, flores i otros ador-
-67-
nos de esta especie deben ocupar un lugar desa-
hogado i limpio, como un armario o cómoda, i
nun ca ha de permitirse a las niñas, qu e al entrar
de la call e tiren descuidadamente estos objetos
sobre los asie ntos, o que arrojen su chal, som-
brilla i paño lon e ncima de l as gor ras~ plumas
i flores que hace n una parte tan vistosa de su
adorno. Es necesario no olvid a ¡' que cada cosa
debe ocupar un luga r fi jo , i que no alterando
este método, es mas fácil con se rvar las cosas
por medio del 6 rd en i el aseo. De lo contrario se
hall arán los encajes enreJados con las joyas, los
ramos ajados con la sombrilla, el traje sucio con
los z:\p atos, Orden i aseo debe ser la divisa de
la señora que gobierna una casa. Por 10 que
h ac e a las personas de m ed ian as conveniencias,
que no tien en cosas de lujo qu e cuidar, i a 138
pobres que apénas pueden procurarse 10 estric-
tamente necesario, creo que deben ten er pre ~ ente
que tes son dobl e mente obliga torios el aseo i el
órden, i que si no logran ser ricas VJr este me-
dio, lograrán a lo ménos conservar lo que poseen,
i presentarse en el mundo con ci erto aire de
bienestar i decencia que agrada a todos, i da
buena idea d e las person as, Siem pre q Ile a los
niños se les hace un vestido nuevo, debe cui-
darse de que no lo ensucien i manchen, a fin de
que pueda s(~rvjrles para ponérselo como nuevo
tres o cuatro di as festivos, o cuando se les lleva
a visita, j en aque ll as circunstancias en que se
acostumbra presentarse con mayor J ecencia. Es-
te cuidado no es difIcil, i frecuentemente basta
vencer la pereza que causa mudar de traje ántes
-68-
del fin del dia. Los vestidos cuyo lucimiento
se prolonga solo con no reducirlo s al uso diario
desde la primera vez, pu eden aun conservar-
se por much o ti em po e n bue n estado, aun
cuando sea n de colo re s poc o fi r mes , c on tal
de qu é se te nga el cui datlo de h ac e rl os lavar
con esmfll'O , sin qu e les dé el sol, ni los m a n-
che un mal jabo n o alg una c osa ác ida . Lo
mi sm o debe h acerse con las medias i paíl e los
de seda . Las lava nd<:'ras por lo jenNa l d up li ca n
los ga!>tus en ropa , pues mas sabe n destroza rla i
de&teñirla , q ue quitar le la m u ~re qu e es e l obj e to
con que la la ,-a n. P or consigu iente , es mui im-
portan te qu e las seDoras se pa n al g o s ob re el
arte de li mpiar i bl anq uea r la ropa, pa ra que
puedan dar c onse.ios e in :;lruccion es a s us la van-
d eras. Los niñ os acaban mucho ca lzado, porque
corri endo j brincantl o sin cesar, no puede du-
rarles la rgo tiempo •••• Es conv e ni e nte acOs-
tumbrarl os a ponerse dentro de s u casa el mas
usad o, para qne e n la !rora precisa de salir a
la call e, no r es ult e qu e todo e l qu e ti.en e n está
roto. La ropa de toda la familia, es peci alm ente
la de los chiquitos, J ebe componerse i r e men-
darse para que la nu e \'u dure por mas tiem-
po, r eg lJ lar i dec ente. Varias personas opinan
que es mas apreci a ble el tiempo que se invie r-
te en es te mo le:;t" tru,bajo, que la poquísima
economía que proporciona. Conv engo en que
hai cusas i personas que h ari an mal en emplear
el ti empo en r emendar, siéndol es fácil reponer
con nuevo, i habi endo tantos infelices a quienes
puede darse las ropas usadas. Pero, jeneralmente
-69-
hablando, es necesario dar algunas horas a esta
ocupacioll ; es bueno i útil que todas las niñas
aprendan a pedacear un par de medias con cu-
riosidad, a hacer un zurcido con esmero, a pegar
un remiendo con regularidad, en una palabra, a
saber presenta r una pieza de ropa vieja, com-
puesta de tal moJo, que nadi e conozca a primera
vista su estado. 1 dlgO que esto es prec iso, ya
porque a nadie le está g~rantida para siempre la
buen:-\ fortuna, i que la familia mas opulenta hoi
puede verse ii1tlijente mañana, ya porque un acci-
de nte casual puede hacer un roto, o \!na qUf>ma-
dura en un vestido nuevo, i la muj e r que sabe
manejar la aguja como se clehe, se halla en el
caso de remedi a r este daño de una manera sa tis-
factoria. POI' otra parte, de la clistribncion del
tiempo depende el hacer este trabajo sin invertir
en él largas horas, i sin quitarlas a ocupaciones
preferen tes. Cuando ha i var ias niñas pequeñas
qu e ya ap rendieron los pesp untes, Jcbladillos i
otrlls pUlltadas qne se u sa n para h ace r los yesti-
dos,!'e les d e be poner a coser en viejo par:¡, que
aprendan a componer sus trajes i los de los niños
peq ueños¡ i a acomodar rora para los pobres.
A(lemas del aseo i ht f'COnolllÍa , ret;ulta de esta
p ráct ica la ve lltaja de acostumbrarlas a Vf'nct'r In
pereza, tan comun en su edad, i a ser mas cuida-
dosas. Cuando saben que ellas nlismas hHn ue
pedacear sus medias, cojen sin r epugna n cia los
pequeños puntos, i evitan ciertos ju egos destruc-
tores, como el de COrrer sobre las esteras i los
patios i corredores empedrados o enladrillados
sin llevar puestos los zapatos. La muchacha qu~
-70-
remie nda sus trajes no retoza brusc amen te, ni
juega con el perro, ni hace.traves~ras. con fuego ,
ni se trepa a los árbole s, DI se olvIda .lamas de la
moder acion i compo stura que deben acom¡ 1añar
las accion es de una mu je r. Adem as, la aplica cion
a la costur a le propo~'('iona tambi en la ,-enta ja
de poder se presen tar en otra casa si 11 temor de
las crítica s de las niñas hábile s e instru idas en
las labore s de su sexo, i aun cuand o haya de qui-
tarse sus zapato s por la hum e dad o cualq uiera
otra causa , no tendrá que av~rgonzarse de que
le vean los dedos por los agujer os de la media ,
o qlle se noten los frunci dos o corcu sidus que
ha hecho , en vez de las costur as esme radas que
deben espera rse siemp re de mano de las mujer es.
En una palabr a, las niñas han de comp oner j
r emend ar sus vestid os de mane ra que cualq uiera i
pieza de pilos pueda sufrir e l exám en de una
hábil costur era, s in ¡¡tene rse jamas a que talo
cual pi eza es dpmas iatlo interio r para que pueda
pasar por ,otros 0jOS fuera de los de la madre i
la lavand era. Ell esto se padl'c e un error, i fre-
cuente mente circun sta ncias e inciue ntes cas,ua les
ponen de manifi es to la desidi a,· el desas eo, la
ne-:/i.i e ncia i el aband ono de las madre s i las hi-
jal'o De consig uiente , han de prosc ribirs e los cor-
cusido s provi~ionalt's, los hilach os en yez de
cordo nes o cintas , los agujer os en lugar de la
1
hembr a dpl broch e, i los frunci dos donde se han
desba ratauo los pliegu es de un traje. Con d Illis-
?1~ cuid~do se evitar án las manc has ue grasa ,
at.:ldo o .hc~res. Un traje manc hado equiv ale a
uno SUCIO, 1 de poco sirve almid onado i aplan -
-71-
charlo, porque siempre parecerá viejo ¡mugroso.
Conozco q ue es difícil enseñar a las niñas a
conservar ~us ropas con el aseo que pu eOf n tener
tas pers nas grandes; pero con pacie ncia, cons-
tanc:f\, buen ejemplq i vijilancia, por fin se logra
este objeto, ¡las rlluj eres es1án tan dispuestas
siempre para todos estos quehac eres, que es
¡odi culpab le la madre que deja prevalecer en
sus hijas 10S malos hábitos de abandono i negli-
3encia. C ont raidos estos en la n iñez, no se pue-
den vencer fácilmente en la j uventud, i )'0
conoz¡;o mllllituJ ¿e señoritas uecentes, presumi-
das, aseadas en apariencifl, i aun mui ricas, cu-
yos VE'Stidos están mal ísimamente cosidos, i cuya
ropa interior se halla atestacla de rf'mil'ndos mal
p\le ~to:) i de zurcidos L1ue no se atreverian a
dejar ver ni aun al hombre ménos atento a laR
obras de costura. Si a todo esto se agrega la con-
sideracion de que casi todas las mu jeres están
Hamadas a ser algun dia lsposns i madres, se
verá la neces idad que tirnen de aprender a ha-
cer con esmero toda suerte de costuras, CUClndo
se ve a un hombre con u na cam'sa mal cosida
i peo r rem en dada, cuando se ob~erva que su
cuello ('stá roto, su corbata sin dobladillar, su
chaleco sin botonl's, se le compadece po~que es
hombre solo, o po rq ue está auspnle de su familia.
j Qué vergüenza para las infinitas muj eres que
viven con sus esposos, sus hermanos, sus hijos,
quienes se presentan tan rotos i mal trazados
como los que no tienen mujer que cuide con
esmero dI) su ropa! 1 como para coser 110 se
necesita largo estudio, ni dispo¡:jci ones intelcc-
-72-
tuales, ni costosos ma estros, no hai mujer argona
que teniendo ojos i manos, esté dispen sada d~
:nber coser.
Aunque qlleda ya indicado que hai r eglas de
economía que observar para dar a lavar la ropa ,.
ail:'.! iré algunas observaciont's que pueden :,e~
útiles. En varias ca~as se da la ropa a lavar, 1
ll' q;o se almidona i aplancha sin haberla cosiJo
ánte,,:, lo que no es ac.'rtado, pues r esulta que aL
ponelse un yestido se le encuentra un r~ ~g o, o
Llt:~n broches, bolones, o cintas, por cuya e-ausa
es necesario repararle df'spuCS de haberle de!"do-
blado, i yo he yjsto mas de una vez df'scolg:ll~
de una percha seis o ~iete trajes, i por último
d eja r sin muda r a la niiia, por no hallarse uno
solo en estallo de servicio. En otras casas se u sa
mandar a una criada que cosa la ropa s u c ia, sin
coo.:iderar que ni aquello quedará bien hecho,.
ni es justo causal· esta mortificac io n a nadi e , ni
es dect'nte la operaeion. En otras parles se cose
la ropa despucs de almidnnada, i no creo necesa-
rio decir gue 110 l~ue , le quedar bien compuf'sta,
pues la dureza ¡las :Hl'ugas que fo rm a el nlIYii -
don no permiten arre;:l" l' un rerniendo, ni haCf'r
con 't'"mero una costura. Por último, l'oi casas
en gua [.e pPg'111 los bptone.: a los chalt>cos , i las
cintas a los trajes despuf's de aplanchados, i f' st a
prácticá ti en e el inconveniente de ajar la ropa .
El mejol· método es el de coserla cuando viene
del lavad ero, i así se sabrá que todo lo que está-
guardado en los baules , cómodas armarios i per-
chas se encuentra en comple to estado de servicio.
Para que touo esto se haga con facilidad i eco-
-73-
nomÍa de tiempo, es necesario que haya lugar
fijo para reunir la ropa sucia, otro para poner la
que viene rota del lavadero miéntras se le hacen
los repar os precisos, otro para acopiar la que se
vaya a lmid ona ndo, i finll lm ente que al entregarla
la aplanclladora, se distribuya i guarde con 6r-
den i as eo.
Para vestir a la familia se J ehe procurar que
Jos jénf:>fOS sean de buena ca lida d, porque no es
p reci:-:arnente e l poco precio el que hace la eco-
nomía de gastos. No han de comprarse piezas
enteras de tel as cuyo uso es pasajero, ni h ace rse
un acopio de ciertas cosas cnya forma varía se-
gun los caprichos de la moda, como gorras, som-
brerillos, }Jeinetas, pendientes, &.a Las telas de
lana guardadas con rJ oca prec aucion se apolillan.
L os trajes de lujo deben ser pocos, aun en tre las
fami lias ricas, porque como no se usan tod os Jos
día!", .<:e r¡ uedan mui pronto arrinconauos por su
forma i h echura, i e n un rico vestido no es so-
portable el atraso de la 1l10u a por las comodida-
des que hace suponer en quien lo ll eva. Se acos-
tumbra pagar a las modistas para que hagan es-
tos trajes, i yo no teml) aconsejar a l¡¡s señ ,.ras
que tt'nga n ti empo i hal>ilidaJ IJara pilo, que los
hagan por sí misrnal', pu es fu pra de la ventaja
d I" qUf' quedaHln trl c·jo!" arrpglados i cosidos, se
logrará la utiliuad de g uardar los sobrantes de
tela, forros, encaje, cintas i demas adornos que
pueden necesitarse i utiliz,a rse uespues, 1 si esto
digo con respecto a los trajes costosos, con ma-
yor razon cuando se trata de los vestidos de telas
,comunes, pues parece mal ocupar i pagar perao.
-74-
nas estrañas en coser jéneros 01 <linarios, hacien-
do mayor ¡:?;asto en pagar hech?ras, solamente
por la rl~ er il ostentacion de decir q~le t~do. 10
hace la maoista. M ucho mas poorla nnndJrse
sobre la economía j el órden relativo al solo
ram o de l vestiuo; pero n o creo nücesar io rlecir lo
todo, i su pongo que quien com ie nc e a pr oba r
las ventajas de la economia, no ha m e nester que
le s uji eran todo lo que puede i dehe hace r, pues
las cosas i circunstanci!ls se lo irán indicando
prog re.3i vamente.
El cuidado i la econom ía de los mu e bles es
tamuien in dispensable para ri cos i . pobres, i la
especie de d E:'spilfal'l'os que hai en este ramo
arruina a las fami lias mejor establf>cidas. En
ninguna casa debe hnber una acurnulacion de
muebles inútiles. Aun en las mas ri cas hahita-
ciones choca esta profusion de trastos que no
solamente es contrar ia a la f'('ono mí a , sino tam-
bien a la e legoneia. Pero no h ab lemos sino de
las per.>ünas i fam il ias que solo goza n una mo -
desta medianía, Estas harian un g asto im p ru-
dente alfombrando torlas las piezas de su casa ,
adornan do todas las habitac iones con láminas i
espejos ele cuerpo entero, i comprando mueoles
que ya no h ubiera donde colocat', o qu e se pu-
sieran si n di sce rnimiento e n lugarfs que no se
usa adornar con ellos . Sob re esto ya se ha indi-
cado algo en e l capitulo anterior. No debe per-
n.itirse a los niños, que jueguen en donde hai
cristales, uri!'el'os, arañas, láminas u otros objetos
que puede n quebrarse) i dañarse fácilmente. Es
desaseo dormito sobre los sofás, i ninguna persona
-75 -
urban a i bien educa da se permi te escup ir sobre
las alfom bras. SI se deja que los criado s sirvan
la comid a sobre una manc hada i sucia mesa,
dentro de poco ti empo no se sabrá cómo era su
superfici e, i será nec esario paga r al carpin tero
°
para que la limpie i barni ce, comp rar otra nue-
va. L a loza c¡u e no se fri ega con fl'ccuf'nci a i
esm ero, se perc u de, i no puede :wrvir se en dla
a pl-'rSOll aS asead as. Los canJe le roSl, cafete ras i
otros objeto s de metal que no se lim pia n diHria-
m e nte , pronto están empH ñados e inserv ibl es ; el
°
baul, cómo da, u otro mueb le c¡ue sin ser des-
tinado para ello, se emp lf'a en guard a r carne , o
cebol las, o cosas qu e dejan mal olor, se inutil iza
para su obj et o; i si se pierde la llave, o se des-
comp one la cerrad ura de algun o de eRtos mueb les,
no s irv e ya para lo que se hizo con tales sPgu-
ridad es, i las j entes a quien es perten ecpn es tos
trasto s dimin utos o dañad os, se espon p n a ser
roh adas por criado s infi eles, o por ladron es de
fuera, qu e siemp re están vijilan tes para aprov e-
char una ocasio no Por consig uiente , es econó mi-
co i prud ente hacer reparH r un daño cualq uiera
en l as cosas de nuest ro sérvic io diario , pues la
neg lije nci a sobre este punto suele ser causa de
grand es pérdi Jas. Yo he visto por la rgo tiemp o
en ci erta casa una m psa r üta, i dpst in ada para
coloc ar en ella la loza, babit>ndo suplid o el pié
con un punta l apoya do en la pared . U na cabra
hizo caer este punta l, i toda la loza se rompi ó,
despu es de lo cnal se llevó la mesa a casa del
carpin tero, que la comp uso por una peseta .
~n cuant o a las cosas de despe nsa que es-
-77-
de estos pequeños descuidos, de estos iqsignifi-
cantes desperdicios se orijinan al fin grantlcs pér-
diuas i es m ejo r evitar un ma l, que Ilorar lc cuan-
do y: es irrem ed iab le. N o falta rá ~ muje:e~.qu~
piensen qu e esta minuciosa atenclOn es Ill lllg na
de un ra ngo elevado, i quP ba!'ta saber l:1and~ r,
i teuer bu ellOS criados. Pero, ¿ con que eXlto
m and ará (Iui en no sabe uar un buen ejemp lo?
: Cómo i n~truirá a sus hijas i cr iaelas en e l a~eo,
la econom ía i los oficios caseros, quien no sabe
lo que posee, qui en ja mas h a c alculado e l va lor
ue las cosas, qui en no ha hi lvanau o un r emie nuo,
ni heoho nunca una ta za de :,jopa para un uesa-
yuno ? ¿ 1 cuales son los dorn ésti cos que puedan
inspirar tan ta confianza a la señora n eglijen te que
jam as se mo les ta en vi sitar su elespema i su
cocina ? Es c ierto que si por una semana so la
cayera una ele estas casas en manos de u na mu-
jer de buen gobierno , serian granu cs los abusos
qu e tendria que correj ir, mu chos los des órdenes
que habria de remediar, e inmensa la orgu llosa
ig norancia , la pereza vergo nzosa que tpndria
qu e compauece r. Gran parte de estos males se
evitarian ense ñando a las muj eres desde niñas
a llevar. la cuenta de su s gastos, a calcular, com-
para r i dirijir pur sí mis mas todo lo que tiene
relacion con e ll os . P n o esto no se practica casi
jamas, i aunque h a i varias que ll eva n sus libros,
es solamente por la for ma, i acaso por deslum·
brar a los maridos o a los padles, pu es en dichos
lib ros se apuntan las partiJas como las dictaron
el paj e i la cocinera, i cuando resulta un déficit
se remedia añadiendo un renglon de varios gas~
-76- . 77-
tán esclusivamente encomendadas a la señora de de estos pequeños descuidos, de estos iQsign~fi
casa, exijen mayor órden i aseo que las demas, cantes desperdicios se orijinan al fin gramlcs per-
ya porque están mas es puestas a ensuciarse, ya >r;<> didas, i es mejor evitar un mal, qu~ llora.rle cuan-
porque tocando inmediatamente .con lo que nos do ya es irrem ediab.le. ~o faltara? mUJ e ~e~.qu~
sin'e de alimento, requieren una limpi eza esme- piens('n que esta rnmUClOsa aten c lOn es It1Ul g na
rada c¡ue agrada a tod os los se ntidos i conserva de un ran o' o ele vado i qUf' b asla sab er mandar,
C" " •
la f' alu d, El tlesóruen en est e r a mo l1ace perder i tener bu enos cria uos . Pc' ro, ¿ c o n que extto
mucho ti em po, i ocasi ona gastos es ces ivos, Si mandar á (Jui e n no ~ ab e uar u n bue n eje m p lo 1
la piedra de mol er chocolate no se ti t ne con el ; Cóm o ill ~t rLl i rá a sus hijas i cr iada s en e l a ::;e o,
a se ~) i ~e p a racion debida de los detnas usos, re- ia economía i los ofici os case ros , q uie n n o sabe
sulta q Uf' una coci ne ra descuid ada muele en e lla lo que pose e, qui en ja mas h a ca lculauo e l valor
la sal, pi maiz , s,',a i no solamente hnrá perder lle las cosa s , qui en no ha hi lv a nauo un r e miendo,
mucho tietr. po en calentar agua para lavarla cada ni heoho nunca una taza de ti opa para un llesa.
vez que ~e npcesita, sino que por fin la inutiliza. yuno? ¿ 1 cu ales son los dom ésticos que puedan
Lo mi smo sucede con un almi n~ z, un cedazo, inspirar tanta confianza a la señora neg lij e nte que
una artesa de fr egar loza, i \'arias otras cosas jamas se mol esta en vi sita r su despema i su
que ha n de tene r su lugar i destino invariables. •
cocina? Es cierto que si por una semana sola
Cuan do se dejan las vasijas sucia s, los ratones cayera una de estas casas en manos de una mu-
las qui .:! bran, i si se amontonan trastos desasea- jer de buen gobierno, serian grand es los abusos
do s, se atrae n a t:'1\os bichos i sabandi jas que todo que tendria que correjir, much os los desórdenes
lo destruy en i dañan, i se hace m al g astar pi tiem- que habria de remediar, e inmensa la orgullosa
•
po asea ndo C(l n may or dificultad caJa cosa en el ignorancia, la pereza vergonzosa que tpndria
prt'ciso mom ento pn que se necesita. El cuid ado que compadecer. Gran parte de estos males se
de una señüra de casa que se empl ea en hacp.r evitarian enseñando a las mujeres desde niñas
sacudir i cubrir los suntuosos muebles de un •
a llevar. la cuenta de sus gal'tos, a calcu lar com-
!:alon, debe esl(' nderse hasta a los mas h umildes parar. i dirijir por sí mismas todo lo qu~ tiene -
trastos destinados para el servicio dOllléstico; i ~elaclO~ con ellos ..Prro. eslo no se practica casi
la pa ' rj jla, Jos fuelle s, el mortero i la escoba es- Jamas, 1 aunque hal vanas que llevan sus libros,
tán encomendados a su cuidado de la misma • es solamente P?r la forma, i acaso por deslum-
,
manera que las cómodas, sofás i tocadores. La ,.,
"AJJ
~rar a los mandos o a los padies, pues en dichos
buena ama de casa no desdeña ninO'uno de sus }¡bro~ s~ apunt~n la:; partidas como las dictaron
deberes, i se ocupa con placer de todos los deta- el paJ e 1 ~a cocll1era, i cuando resulta un déficit
lles de la economía doméstica, porque sabe que se remedIa añadiendo un renglon de varios gas~
-78-
tos, u otra frase semejante c¡ue iguala los gastos
hechos con la cantidad recibida para ellos. Esto \
no es disculpable, i en cierto modo debe prefe-
rirse la que no supo o no quiso llevar su cuenta,
i encargarse de esta parte de sus déberes, aJa
que aparentando esactituu i vijilancia, d eja que
los sirvientes roben al padre, o al esposo, patro-
cinando la mala fe de ellos con su falsa vijilan-
cia. La ig norancia ue las c iencias no ha de estra-
ñarse en las muj eres; e l q ue dt:lsconozcall las
artes de agrado es comUll, j no causa deshonor,
ni es oríjen directo de necesid ades; pe ro la total
ignorancia de las labores mujeriles, dt'1 gobierno
de la casa, i de los quehaceres i minuciosa eco-
nomía doméstica, admira, choca i produce me-
nosprecio en quien observa, i deberia llenar de
1..\
amargura i vergüenza a la que se encuentre en
este caso.
Pouria darse ya por concluido este pequeño
tratado sobre la economía doméstica; pero he
creido que no serian mal recibidas varias indica-
ciones qu e me sujieren la obser·vacion i la espe-
riencia. Téngase présente que escribo para las
mujeres a quienes no puede parece r inútil nin~
gUl10 de los cuidados interiores de la casa, n1
degradante el cumplimiento de estos sagrados
deberes, sobre toJo en Bogotá, en donde, jeneral-
mente hablando, no hai buena fe, no hai ase01
ni hai criados que sirvan co~no se desea.
El bacer por junto compra de víveres en cir-
cunstancias i épocas de bajos precios, solo es
bueno, como ya queda dicho, cuando hai lugares
a propósito para depositar las cosa~, i cuando
-79-
han de ser manejadas por una persona e~0~6.
mica i esperimentada. De otra suerte lo umco
que se logrará será gas tar por junto .. Si se ac~
pia, por ejemplo, mucho combust ibl e, I no se CUI-
da de su uistribucion, e n vez de lograr un aho-
rro, se habrá hecho un a pérJi Ja . Otros jéneros
no pu ede n comprarse en grandes cant id ades por-
que se dañan, como el jabon llamado comun-
mente de la ti erra. E l chocolate guarJa do donde
no se evapore I'U ar oma , puede durar largo tiem-
po, i se compone, a no se r que el clima sea cá-
lido i húmedo; pero e l que se muele con panela
en vez tle azúcar, se dalla pronto e n todas par-
tes. Los dulc es de almíbal' se conse rvan buenos
mas o méllos tiempo st-\gun la fruta de que están
hechos, i a cualquiera se le ocurre g ~~ta r prime-
ro los que están esp ues tos a agriarse. Los lico-
res espirituosos se guaruan años enteros, i su
calidad se mejora en proporcion del tiempo que
pasa ; i la leche apé nas puede soportarse al se-
gundo dia. Un acopio do huevos mui considera-
ble uonJ e no es mucho el consumo, seria des-
°
acertado porque s'e dañan, se van secanJo sin
podrirse, i entónces es necesario duplicar la can-
tidad ordinaria para cada cosa que va a h:1cerse.
Las fruta s i hortalizas son mejores frescas; i el
tabaco hecho cigarros es mas grato, segun dicen
los fum adores , cuando h a permanecido algun
tiempo guardado en donde no le dó el sol, ni el
aire, i cubierto con algunas hojas aromáticas Jel
gusto de los c,onsumiJores. De esta suelte se ve
que caJa cosa exije una ate ncion particular, i
que solo la esperiencia puede uarnos reglas para
-80-
esta clase de economías que están relacionaJas
frecuentemente con el clima en que se vive, con
los gustos de las personas, * j hasta c~n la for- l\
ma i situacion de la ca~a e n que se habita.
Es un ramo notable de econom ía el hacer
t od o CU <l nto se pueda df'ntro de la mi,.;rna C<lS~.
1\1. ,s e /1 Bogotá, donde no solnm ~.' ntc~ nu pueden
tenerse llJ u~h o .; cria dos, sin o que no h a i lo s pura-
m e nte l1t'cesariús para el c rv ici o de cada fami-
lia, es preciso que lllU ch>1s cosas se t ¡'aig:1 l1 de
otra parte , i en vil ria .· circu nstanc ias e s to e s 10
rna ' juicio n i económico, E l dJOcolatp, dulce,
alrni don i algunas otras cosas; ~e lograrán por lo
jell e ral lilas aseadas i baratas si se fulJ rican en la
casa; pe ro no 3 ,..¡ í e l pan, las vel s,lossalchicho'
n es, el jab nn &.a ; porque es tas cosas requi e ren
un tren, un director, brazos, tiempo ue que no \)
toJos pueden dispon er, i lo qlle es mas difícil,
una esperiencia i una práctica, que no s e aclq llie-
ren prontamente. Son pocas la s casas en que
~stas ocupaciones emprenJiJas por economía de-
Jen verdaderos ahorros i utilidades. Cuando tales
c?sas no hayan de hacerse pOtO una especulacion
bIen calculada, vale mas contentarse con vijilar
sobre el buen manejo) conserv ar con esmero lo
q~.e se tiene, i no permit ir que los criados, los
hIJOS, o los, t'straños destruyan o malgasten lo
que, proporc~ona comodidades a la familia. Una
~uJ:l' laborlO~a i cuida~losa, hace que su familia
Isfl ute de mil conven¡enCIUS, i evita millares
" lIai personas
leche agria i el pa~':t~r~US~~ de comer las carnes dnñadas, la
quieran. ' , ¡ S liS son cscepciones, i harán lo que
-81-
de disgustos a su marido. Por consiguiente, el
amor, este sentimiento dominante en el corazon
de una mujer que es madre i esposa, debe indu-
cirla a practicar virtudes que le son tan ven-
tajosas.
EplsonIO. -EI señor Albf'rto M, rico propie-
tari o i negociante, era padre de tle8 ~lijos, Adol-
fo, Luci a no .i Amelia. La natura leza habia dota-
do a estos tres séres de todas las perfecciones
físicas, de un claro entendimiento i de una índole
duke i dócil. Su madre, la señora Mariana, esta-
ba hechizada con aquellos preciosos frutos de sU
feliz matrimonio. Estaban aun en la infancia los
tres niños, cuando sus padres compraron una
hermosa casa i la adornaron con toda la profu-
sion i elegancia que permitia su inmenso caudal.
Se buscaron los maestros necesarios para la edu-
cacion de los niños, pero se les advirtió que
aquellas criaturas privilejiadas debian ser com-
placidas en todo, porque s us padres eran ri.
cos i podian hacerlo así. Adolfo manifestó de-
seo de aprender, i con efecto a los tres me-
ses sabia leer aunque mal, i relataba de memo-
ria cuanto el maestro íiueria que aprendiese.
Luciano, ménos aplicado i m HS pequeño, haci&.
perpetuas trav esuras, pero nadie SE> atrevia a
correjirlo. l"a niña mimada i caprichosa pasaba
los dias al lado de su madre pidiendo juguetes,
regando los enseres de la costura, i arrancando
con la punta de las tijeras .los pájaros i flores es-
tampados en la colgadura de la sala. Un dia que
Adolfo dió una larga i dificil leccion, su padre
le reg~ló en premio una primorosa pistola de
6
-82-
bolsillo . El nmo quiso probar su habilidad card
APÉNDICE.
,~,
PAR't.L1 PRIMERA.
DE LA PRODUCCION.
8
- H4 -,,:-
PARTE SE GtJND_<\ .
Educacloll..
AliD1.ento8.
M. Q.ué hará usted para proveer la casa coi}
economía- de alimentos i oe otras cosas preci-
sas ?-D. Me impondré de los precios del mer':
cado, i si fuere posible escojeré un abastecedor
en cada artículo.
M . Qué utilidad sacará usted de eso ?-D.
Evitnré en parte el fraude de los sirvientes com-
pradores. .
M. No es cony<,niente hacer algunas proví".:
siones ?-D . En ciertos ca!:os es hueno hacer al-
gunas provisi.unes de efectos que se escasean i
encarecen en ci ertas estacione;l; o se compr¡¡n
mas baratos tomándolos por mayor; pero no de-
bemos tomar en gran cantidad los que están es-
puestos a corromperse.
Debe usted ponel' su despensa a disposicion
de la cocinp.ra u otros sirvientes de poca confian-
za ?-D. No, señora, porque entónces me espon-
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uria a que las cosas se consumieran en mayor
c~tidad de la ne!Je~ar;a.
M. Qué pspecie de alimentos preferirá usted
para la familia ?-D. Los de mejor calidad i mas
sanos, consultando siempre el gusto de Ta fumilia
¡sus fac u J tad es.
M. En qué proporcion suministrará usted los
alimentos-D. En cantidad s uficiente para el nú·
mero de personas de que se componga la familia;
pero no con tanta abundancia que haya des·
perdicio.
M. Cuántas comidas deberá hncer ordinaria-
mente la .familia ?-D. Bastan dos en el dia, i
una lijera cena.
M. Qué sucede a las personas que comen mu-
cho i frecuentemente ?-D. Qué se debilitan sus
*ijestiones, i al fin contraen enfermedades que
les causan considprables gastos .
. M. Cómo sabrá usted lo que necesita una co·
cinera para preparar los alimentos ?-D. Instru-
y endome en el arte de cocina.
M. N o es impropio de una sEñorita disponer
lo que haya de hacer la co<'Ítiera e ir;speccionar
la cocina ?-D. No, señora: una persona de mi
sexo debe dirijir los oficios domésticos i Sabel"
euándo están bien o mal hechos para correjir los
defectos. De otro modo los sirvientes serian su-
periores en sus oficios al ama de la casa.
• VESTrDo •
......
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)1. Qué incon\enlente tienen los ga tos en
vajilla de plata u oro, diamante. i otras joyas 1
-D. Que la riqueza que se emplea en gasto
de o~tenlacion es improducti,a a í para el due-
ño como para la sociedad, pudiendo ser produc-
tiva para ámbos si e empleara en nn ramo de
indus ria.
l. Luego no deben hacerse esos gastos 1-
D. Pueden hacerlos al uu nas familias en pro por .
cion a su rentas, pagando de ese modo un tribu-
to a la cu:lura de la sociedad; pero las que ti e-
nen pequeños capitales procederan mejor e,¡":
tándolos.
FL